Partida Rol por web

Al abrir la cerradura la puerta se ha quedado entreabierta. Es necesario empujarla para abrirla del todo. Parece que lleva tiempo sin usarse y opone cierta resistencia. Al abrirla emite un ruido metálico, agudo y chirriante. Podéis escuchar los ladridos de unos perros en la lejanía, amortiguados por los muros de desperdicios que se acumulan ante vosotros.

Delante vuestro tenéis una senda que se abre camino hacia la zona central del vertedero. Pilas de neumáticos podridos y trozos de metal retorcido se amontonan a una altura superior a la vuestra, casi el doble, como si fueran bloques de construcción infantiles. Centinelas silenciosos en este cementerio de metal y óxido. Varios tipos de piezas metálicas y otros cacharros pueden verse aquí y allá.

Al escuchar ladridos de perros Gilbert se imagina siendo perseguido por una jauría de perros salvajes, con espumarajos rabiosos colgando de sus hocicos. No le apetece nada encontrarse la puerta de huida bloqueada, así que le propone el siguiente plan a Nos
Nos, amigo, crees que podrías mover alguno de esos pesados lo-que-sea señala con su mano a las montañas de chatarra y plantarlo delante de la puerta, no vaya ser que se cierre cuando intentamos salir por piernas de este sitio.
Ya que se ha arrancado a hablar prosigue
Y luego vamos a echar un vistazo, amigo

Después de unos momentos de duda el gigantón se pone en movimiento, como poseído, con los ojos en blanco y como si unos hilos invisibles controlaran sus movimientos. Antes de nada garabatea una nota y se la pasa a Gil

COMO DESEES

Acto seguido coge una barra de metal y, apoyándola entre la pared y la puerta a ras de suelo, impide que la puerta se cierre. De esta manera la puerta no se cerrará por sí sola pero será fácil desplazar la barra y permitir que la puerta se cierre. Esto servirá para bloquear la salida tras vosotros de manera fácil.

Viendo que Nos ha bloqueado la puerta, ya no queda más que ir por la senda a investigar. Gilbert avanza pasito a paso, intentando no hacer ruido y cuidándose mucho de que no le sorprenda nadie ni nada que estuviese agazapado entre pilas de chatarra. Se cuida más aun de que Nos no se despiste y se vaya por ahí. Si así fuese Gilbert correría detrás de los pasos del simio gigante. Vale, siendo sincero, Gilbert orbita alrededor de Nos y no se separa más de tres o cuatro metros porque está un poco asustado.

Comenzáis vuestra andanza hacia la zona central del vertedero. Los únicos ruidos que podéis sentir ahora son los de las ratas, a izquierda y derecha. Pilas de deshechos se acumulan a ambos lados del camino. Las montañas delimitan una senda principal y a los lados, aquí y allá, se abren camino otras sendas secundarias. Algo os llama la atención, pero no sabéis determinar qué es. Es algo extraño, que no cuadra. ¿Qué podría ser?

Algunas de las pilas de escombros son suficientemente altas y estables como para poder trepar por ellas y echar un vistazo. El vertedero es grande y aún estáis alejados de la zona central.

Nnnn.... Nnnnn... la voz de Gilbert no se atreve a salir de la garganta. Está tan asustada como el cuerpo emisor. Por algún motivo algo no cuadra en la escena y Gilbert no sabe determinar qué es. Eso en otras circunstancias representaría un reto para él, algo a desentrañar, pero en estas circunstancias le da bastante miedo. Nnnnn.... ¡Nos! Por fin ha salido el hilo de voz que tenía atragantado. Nos, amigo, algo no me da buena espina. ¿Te parece si paramos un momento y nos subimos a esas pilas de chatarra a ver si desde allí arriba se ve algo interesante? A mi no se me da mal, voy a subir, ¿qué dices, amigo, me cubres?
Esperando ver un asentimiento silencioso, GIlbert se encarama a una de esas pilas de chatarra con mucho cuidado de evitar que se derrumbe y no hace ruido.

Despacito y pasito a pasito Gil escala por una de las montañas de deshechos. Al llegar a la cima puede ver que el paisaje que tiene por delante no se diferencia mucho de lo que tiene alrededor. Montañas de deshechos serpentean por el lugar, dejando sendas entre ellas por las que se puede transitar. La zona central del vertedero parece estar más despejada y las pilas de deshechos se amontonan en circulo formando una especie de plaza central. No queda muy lejos de donde estáis. Gil puede hacerse una idea bastante clara de cómo llegar hasta allí. Hay un par de bifurcaciones de camino pero ha tomado como referencia algunos objetos voluminosos, como un gigantesco engranaje y una pila de farolas.

Después de hacerse un mapa mental Gilbert baja con mucho cuidado de no arrugarse el traje. Aun tiene la intención de tomarse una copa en Linda´s con un par de bellas señoritas para arreglar el día.
¡Vamos amigo, ya sé donde está el centro de este estercolero! dice jovialmente mientras palmea la espalda de Nos.
Así que allí van, camino a la plaza central, pero antes de llegar Gilbert quiere ir pasito a paso, comprobando cada esquina, no vaya a ser que descubra a algún rufián que les quiera tender una emboscada.

Os dirigís lentamente y vigilando a cada paso que dais hacia la zona central. A cada bifurcación os asomáis lentamente para observar primero antes de seguir avanzando. De repente, junto a una esquina, un pinchazo os recorre la espalda. Hay ruido de pasos al otro lado, que se detienen justo en cuanto os percatáis de su presencia. Vosotros detenéis la marcha también. Agudizáis el oído, os parece escuchar susurros, pero podría ser perfectamente el silbido le viento al pasar entre las moles de deshechos.

Gil le susurra a Nos que se acerque a la esquina y se asome, con un gesto le indica que el vigilará la retaguardia. El plan tiene obvios fallos estratégicos, desde el punto de vista del éxito de la misión, claro. Desde el punto de vista de Gil, cuanto más lejos del peligro mejor. Nos sigue como ido y no pone reparos en acercarse a la esquina. Lentamente intenta escudriñar a través del montón de escombros. Da un pequeño respingo en cuanto ve algo moverse al otro lado del muro de escombros.
Se inclina un poco más hacia adelante y de repente…

…se encuentra nariz con nariz con el enorme Jules, que lleva la gabardina enrollada en un brazo y por delante a modo de defensa. Ambos respiran aliviados.