Partida Rol por web

Decidís avanzar hacia la zona de la entrada principal, siguiendo la verja y dejando el agujero atrás. Pilas de neumáticos podridos y trozos de metal retorcido se amontonan a una altura superior, casi el doble, a la vuestra como si fueran bloques de construcción infantiles. Centinelas silenciosos en este cementerio de metal y óxido. Varios tipos de piezas metálicas y otros cacharros pueden verse aquí y allá. Pasados un par de minutos escucháis claramente que unos perros comienzan a ladrar. Los ladridos se escuchan lejanos y amortiguados por los muros de desperdicios. Después de algunos minutos más podéis ver la zona de la entrada principal. En el lado contrario al que os encontráis, del lado contrario de la puerta, hay tres grandes perreras, pero no hay ni rastro de los perros. Os miráis casi al instante una vez descubiertas las jaulas, habrá que estar preparados.

Una inquietud te recorre el cuerpo. Te pone nerviosa. Como si alguien te observara. Puedes oír ruidos ruidos metálicos hacia la zona central del vertedero, como si algo se moviera por allá. Definitivamente no son las ratas esta vez. Es un ruido claramente lejano y el ruido que hacen éstas no lo podrías oír desde tan lejos.

Me acerco mucho a Jules, como una dama asustada en busca de protección, y le susurro - Creo que alguien nos observa- me giro un poco, como si estuviese buscando protección y miro hacia atrás, para inspeccionar. Vuelvo a susurrar, intentando hablar rápido, pero lo justo para que se me entienda sin emitir un sonido demasiado alto. -me parece que lo que se escucha hacia el centro del recinto son los perros. Algo ha debido atraerlos hacia allí. Qué quieres hacer?-

Echo un ojo a la chatarra que tengo más cerca en busca de alguna barra, utensilio cortante o similar que pueda usar para defenderme de ser necesario.

Echas un rápido vistazo y lo más apropiado que encuentras es una barra de hierro, de algo más de un centímetro de diámetro y un metro de largo, es bastante contundente y pesa bastante. Si consigues acertarle a alguien* con esto lo dejarás seco. También ves algunos trozos de metal, oxidados y puntiagudos, podrían utilizarse a modo de puñal, pero corres el riesgo de cortarte tú misma las manos al empuñarlos ya que no tienen una empuñadura apropiada. Tendrás que valorar el riesgo de usarlos.

¿Quieres coger la palanca, el trozo de metal oxidado o ambos? La palanca la tienes que llevar con ambas manos, con lo que el trozo oxidado tendrías que guardarlo y usarlo eventualmente más adelante.

Vale, esto se complica.

Observo las perreras para ver si las puertas han sido forzadas (o reventadas) o solo las han abierto con la llave.

Vic, cuando vengan los perros lo primero que tenemos que hacer es subirnos a un puesto alto. Les será más dificil llegar a nosotros y tendremos la ventaja de la altura...

Señalo una pila que puede parecer medianamente estable.

Saco el cuchillo que llevo escondido en una funda del tobillo y lo escondo con un giro de muñeca en el antebrazo.

Después me quito la chaqueta y me la enrollo en el antebrazo izquierdo (el brazo torpe. Jules es diestro...)

Les voy a dar donde morder...

Sigamos adelante, pero creo que es mejor ir pegados a los montones, para tener algo más de cobertura y poder escondernos por si vienen los perros.

Me agacho y me dirijo hacia la pila que he señalado antes a Victoria, siempre con Victoria cerca.

Después de meditar las opciones unos segundos, decido guardarme, con cuidado, el trozo de metal en el bolsillo de la chaqueta. Para casos extremos. Cojo la barra y se la muestro a Jules. No tanto para darle seguridad de que podré defenderme, como para que cuando vaya a utilizarla, si se da el caso, se aparte de la trayectoria. Seguro que recuerda lo de mi zapato "matando" arañas.

Asiento con mucha más decisión de la que siento a su propuesta. Aunque miro el montón de escombros con cierta reticencia.

Vale! Te sigo!

Mientras andamos agudizo mi oído al máximo.

Miro a Victoria blandiendo el trozo de hierro, y me recuerda a uno de esos calendarios donde se ve a una chica anunciando productos de ferreteria... Pero parece que Vic sí que sabe como utilizarlas

Comenzáis a seguir el perímetro del vertedero. El paisaje no cambia demasiado y las ratas, que podéis escuchar claramente por todas partes continúan sus labores sin prestaros atención. Hay unos ruidos metálicos que vienen de la parte central del vertedero. La zona del perímetro está tranquila. Lleváis ya algunos minutos caminando y aún no habéis visto nada extraño, si seguís bordeando el perímetro pronto llegaréis a la puerta trasera que han utilizado Gil y Nos para entrar.

Seguir por el perímetro parece no llevar a ningún sitio interesante, así que decidís avanzar lentamente y con cuidado hacia la zona central del vertedero. Manteniendo la alerta en todo momento, intentáis avanzar haciendo el menor ruido posible. Jules camina con el brazo que tiene envuelto por delante.

Los ruidos metálicos de la zona central del vertedero y la sensación de desasosiego que te producen van en aumento. Ahora que estáis avanzando hacia la zona central esos sonidos metálicos toman más presencia y sientes como si os rodearan. Quizá sea el repicar de los residuos apilados, pero no puedes evitar ponerte nerviosa.

Todo parece tranquilo a tu alrededor, salvo Victoria. Tu avanzas delante de ella, pero por el rabillo del ojo puedes ver cómo no para de mover la cabeza hacia los lados y su respiración se vuelve poco a poco más frenética.

Bueno, yo creo que si subimos a algún sitio lo mismo tiramos una pila de escombros y nos hacemos daño nosotros mismos. Yo seguiría por donde vamos y dejaría los escombros como defensa contra los perros.
Quiero terminar con esto cuanto antes, no te parece?

Os dirigís lentamente y vigilando a cada paso que dais hacia la zona central. A cada bifurcación os asomáis lentamente para observar primero antes de seguir avanzando. De repente, junto a una esquina, un pinchazo os recorre la espalda. Hay ruido de pasos al otro lado, que se detienen justo en cuanto os percatáis de su presencia. Vosotros detenéis la marcha también. Agudizáis el oído, os parece escuchar susurros, pero podría ser perfectamente el silbido le viento al pasar entre las moles de deshechos.

Con unos gestos Jules le indica a Victoria que va a intentar escudriñar entre los escombros. Victoria parece que se encuentra paralizada de terror. Se quita el sombrero y se acerca lentamente. No sería la primera vez que le pillan acechando en una esquina porque le ven el ala del sombrero. No consigue ver nada al principio, más que una gran sombra moverse. Se inclina un poco más hacia adelante y de repente…

…se encuentra nariz con nariz con el enorme Nos. Ambos respiran aliviados.