Partida Rol por web

Es la misma puerta por la que desaparecieron hace un rato tus compañeros. No debería quedarles demasiado, aunque tampoco es que e importe. Este par de minutos sin que nadie te importune son casi un alivio.

Aunque tratas de enfocar aún más tu audición, sientes que las voces siguen estando en el límite de lo que puedes oír, aún con tus implantes.

Atrapas apenas unas pocas palabras más.

 _{... Avisar ... encargarán ...} 

Entonces, sonidos de pasos. Al menos dos personas están caminando hacia tu dirección. Reconoces que es Alex quien habla - ... acompañarle hasta la salida. Llama a los otros para que se adelanten, yo me encargaré de custodiar hasta entonces. - Su voz parece segura. Están a punto de girar en la esquina **

Amadeus miro a Arthur -Yo le espero aqui doctor, de todas formas no podriamos volver por separado- sonrio apaciblemente. -No tenga prisa por favor, puedo esperar el tiempo que usted requiera-. Amadeus se dirigio hacia uno de los enfermeros de la recepcion -Si no les supone una molestia, esperare al doctor Blackwood en la sala de espera-. Se sento en uno de los asientos y saco pequeño pad personal.

- Dado que los humanos son entes biológicos y la medicina es una ciencia aplicada de mi especialidad, al menos de una de ellas, sí, creo estar capacitado para realizar una ecografía y leer sus resultados. Tal vez no para una operació a corazón abierto que requiere más técnica que conocimiento teórico. Pero para un proceso rutinario como este, sí.- Contesto seriamente a aquel hombre, que estaba comenzando a irritarme. Agradezco que la enfermera evite continuar con la discusión y se dirija ahora hacia la mujer, y no puedo evitar sonreir ante la respuesta de ésta. 

- Bien señora, estoy detrás de usted. - Sonrío ante la mujer embarazada y la enfermera haciéndoles un gesto para que pasen delante, que yo las seguiría. - Muy bien señor Jaggerjaques, espereme aquí, saldré en cuanto hayamos terminado. - Añadí como despedida a mi compañero antes de seguir a la enfermera al interior de la Estación Médica.

No sonaba bien, fuera la que fuera lo que había pasado, estaba claro que ahora venían a por mi y a poner a buen recaudo a la señora Enma, por lo que me di la vuelta y camine aprisa en dirección a donde estaba ella y mirar a través de su ventana, también abrí comunicación.

-Bueno Enma, parece que mi tiempo aquí se ha terminado, por lo que escucho vienen a buscarme, Alex y alguien mas, por favor no olvide de lo que hemos hablado, necesito ese permiso para ver un mapa anterior y las grabaciones anteriores de las cámaras de seguridad de pasillo.-Hablaba repitiendo lo anterior y aceleradamente , por lo que no estaba seguro si ella me entendía bien.

-Supongo que ahora le explicaran que ha pasado, yo no he tenido esa suerte-Le sonreí a aquella mujer una vez mas y mire la entrada expectante y sin saber muy bien la razón, active la Visión calorífica, supongo que para encontrar alguna anomalía en los que pudieran llegar o simplemente los nervios me jugaron una mala pasada.

No me llamó la atención la conversación sobre la biología, ni lo más mínimo. Aunque si el doctor se encargaba del asunto de aquella mujer y cerrar la boca al hombre que era un auténtico pesado, me bastaba. Vi como el político se sentó en una silla y empezó a toquetear un pad, así que seguramente los demás se marcharían dejándonos casi a solas.

Yo preferí seguir perdido en mis pensamientos un poco más, cada vez más relajado y tranquilo. Necesitaba descansar un poco de tanto ir y venir por el Búnquer, dando vueltas como un idiota. Yendo allá donde me necesitaben. Ya se sabe como es el trabajo de uno. 

Me tomaría un pequeño descanso de unos minutos, si es que no surgía nada por el momento. Relajé más mi cuerpo y dejé pasar el tiempo. Por lo pronto, mi expresión recobraba a la normal, normal para mí quería decir. Ruda y distante, pero con color.

Pocos pueden presumir de una vista tan exaustiva como la tuya. Tu visión calorífica te muestra  varios puntos difusos de calor en los extremos del recinto en el que estás, bajo el suelo. Algunas veces has visto restos parecidos en las cercanías de la zona de Cuarentena. ¿Estarán haciendo algún tipo de limpieza o desinfección?

- ¿Ya te vas? ¿Con tanta prisa? - Pregunta la anciana, momentáneamente desolada antes de recuperar la sonrisa - Cuídate entonces mucho, encanto. Espero verte pronto. ¿Estarás en la fiesta del aniversario del lanzamiento?

Pero Alex y Nadia llegan a la habitación. Como habías calculado, apenas has tenido un suspiro para despedirte. 

El rostro de él, aunque algo tenso, muestra resolución, mientras que a ella se la ve algo más afectada. La muchacha de broncínea piel se acerca a ti.

- Utolsó, me temo que debo acompañarte al exterior. ¿Vienes con migo, por favor?

No son muchos los pasillos que separan el área de maternidad de la recepción, sin embargo, te sientes momentáneamente desconcertado. No recuerdas que el camino que están siguiendo sea el habitual, aunque lo cierto es que recuerdas que este nivel es fácilmente modulable. Las áreas y pasillos pueden recomponerse para adaptarse a las necesidades de cada momento. 

Las paredes de cada sección son translúcidas, por lo que es visible cuales están entendidas, y por lo tanto ocupadas, y cuales no. Aparentemente hay más ocupadas que de costumbre.

Al llegar a maternidad, las luces se encienden para recibirles. durante los últimos años se ha tratado de fomentar la natalidad con campañas, pero por lo que ves, han obtenido más bien un escaso resultado. ¿Qué será de la estación sin niños? ¿Qué futuro les espera? Incluso la definición de la identidad humana está en tela de juicio por el habitual uso de androides y consciencias proyectadas. 

En el interior, unas pocas sillas somo semi-sala de espera, y tras una mampara, la zona de exploración. 

Echas in vistazo y reconoces todo lo que necesitas para una sencilla ecografía. No es extraño que alguien como esta mujer tenga reparo con el manejo de una máquina sobre algo delicado, pero no dejará de llamarte la atención. 

 Al percibir movimiento, un oro-robot se activa en la mesa.

 - Hola. Estoy aquí para ayudarte. ¿Quieres ser mi amigo?

 Al verlo, la mujer tuerce el gesto.

 - Por favor, alejen a esa cosa. Es siniestra

 Si no fuera imposible, jurarías que el pequeño juguete ha bajado la mirada compungido. Hacen maravillas con la simulación emocional.

El enfermero que queda tras la barra comienza a hacer el gesto de sentarse, pero una mirada del hombre que lo ha estado agrediendo verbalmente durante un buen rato hace que el primero se enerve nuevamente, quedando e pie y tieso.

Como si esta reacción fuese suficiente para satisfacer su ego, el hombre orgulloso hace un gesto con la barbilla y se aleja un par de pasos, encarándose esta vez al amante de la tranquilidad Frederick. Toma asiento justo frente a éste.

- Aún no he recibido ninguna explicación de porqué a usted se le atendió antes que a nosotros. ¿Qué razón podría ser más importante que atender un embarazo, tan necesario para la continuidad de nuestra estación?

Si es tan amable, querría saberlo.

-Bueno, haré el esfuerzo Enma.-Fueron las palabras a su ultima pregunta antes de despedirme de ella, levantarme del asiento y mirar a los celadores.

-Claro Nadia.-Respondí de la forma mas amable posible pero su mirada y en parte la de Alex me obligaban a seguir preguntando.-¿Puedo saber el porque de la alarma de hace unos momentos? No parecéis tranquilos que digamos.

No, por lo visto no podían dejarme tranquilo unos minutos, si no era uno, era la otra incordiando. Miré de mala manera al hombre que había interrumpido mi por desgracia breve paz. Me había pedido “amablemente” una razón. Quizás estuviese tan aburrido que ahora se dedicaría a tocar la moral a la gente cercana.

Una mirada férrea dando a entender que mi humor no pasaba por su mejor momento precisamente me dispuse a contestar. Sí quería una respuesta la tendría. – Tenía que contestar una llamada. Una llamada de mi jefe, un miembro del consejo. ¿Es o no suficientemente importante señor-me-meto-en-donde-no-me-llaman? – En ningún momento dije que fuese educado, es más, decir que fui borde es quedarse corto, muy corto. De esa forma se daría cuenta que si insistiese no saldría muy bien parado.

La mejor manera de actuar contra personajes molestos. Ese sujeto había estado líandola, montando una escena al personal, y ahora me venía pidiendo explicaciones como si su causa fuese lo más importante del mundo. - ¿Y a que ahora no quiere saber el motivo? - Le pregunté sarcástico, una pregunta mordaz y retórica. Le hice señas con una mirada tan característica de las mías de tipo duro de que se sentase lejos de mí. Es lo que tiene haber visto demasiado, pierdes la capacidad de aguantar gilipolleces.

Acompaño tranquilamente a la enfermera y a la futura madre. Me pregunto, mientras tanto, por qué hoy está tan lleno el pabellón médico y por qué falta tanta ayuda. ¿A caso sería que el resultado del desastre en el laboratorio había provocado tantísimos heridos? ¿O había ocurrido algo más en el bunker exactamente a la misma vez? Por lo que sabía en el laboratorio solo había dos personas involucradas ¿Qué había pasado entonces? Con estos pensamientos funestos me adentro en la sala de exploraciones.

Continúo preguntándome por qué la mujer había rechazado la exploración computerizada, dado que la tecnología actual era bastante segura. Sin embargo su reacción ante el oso animatrónico definitivamente muestra una fobia hacia la tecnología y lo mecánico. No podía culparla después de lo ocurrido con el "Dios máquina" pero tampoco es que todo lo mecánico fuera malvado, como no todo lo humano lo era.

- Hoy no amiguito, no te preocupes que estará bien. - Digo al oso mientras lo cojo con cuidado y lo alejo de la paciente, despositándolo con delicadeza en la repisa más cercana.

A continuación me acerco a la paciente y trato de tranquilizarla. - Por favor, respire hondo y relajese, voy a comenzar. Es un proceso rutinario y no invasivo así que no hay nada que temer. - Después de estas palabras miro a la enfermera para indicarle que me asistiera en lo que pudiera durante el proceso.

La enfermera asiente con una sonrisa. Aunque no lo haya dicho en voz alta, estás seguro de que te agradece enormemente que te hayas presentado voluntario para llevar a cabo la exploración. 

Aunque recuerdas un procedimiento sencillo como éste, agradeces que la enfermera te acerque diligentemente los materiales que vas necesitando, el gel y el equipo de ecografía, así como encender el monitor para que puedas ir revisando y capturando las imágenes planas que quieras, además de generar una imagen 3D. No es que no pudieras hacerlo, pero conocer el entorno y estar acostumbrado a todo el proceso como algo rutinario es un plus.

Cuando la enfermera coloca una de las pantallas para que la mujer contraria pueda ver lo mismo que tu, ésta se alegra.

- Gracias doctor ¿Y voy a poder ver ea vez la ecografía? ¡Qué alegría! la doctora hasta ahora no me había dejado. Decía que era mejor para mantener la magia de la evolución. 

En un mes y medio salgo de cuentas ¿sabe usted?

Te extraña lo que te cuenta la mujer. Por lo general, el feto ya está formado a partir del quinto mes de embarazo. ¿Habrá alguna otra razón? Tu intuición de médico te lleva a examinar ante de comenzar la ficha médica de la paciente, y te lleva una desagradable sorpresa. 

Los datos médicos están bloqueados con una contraseña de su doctora habitual. Si le dedicaras algo de tiempo, estás seguro de que podrías saltarte ese bloqueo, pero te llevaría tiempo, y no puedes tener esperando eternamente  la paciente. Así que se te abren varias opciones ¿Hacerla esperar o no? y en caso de no hacerlo ¿Le mostrarás la ecografía, tal como establece el protocolo?

Nadia niega, visiblemente perturbada. 

- Si te soy franca... yo tampoco entiendo lo que acaba de pasar. Lo siento, Utolsó. Me gustaría.. pero... pero no lo entiendo. Y tampoco puedo hablar de ello. 

So... solo puedo esperar que de algún modo se solucione.  No sé cómo. Yo... 

Ella se lleva una mano a los ojos y sacude ligeramente la cabeza, tratando de sonreír un momento después sin dejar de andar - Debo parecerte ahora una tonta... Asustarme por nada. Por favor no pienses en ello. bastante tienes con tu trabajo. 

Y por cierto ¿Has tenido suerte hablando con Enma?

Un tanto confundido por sus palabras pues no dijo absolutamente nada, decidí no insistir mas con ella, sea lo que fuera lo que había sucedido le había afectado por lo que claramente era algo importante o por lo menos impactante y eso alimentaba mas mi curiosidad.

Palmee ligeramente su espalda para transmitirle mi calma y conteste como buenamente pude a Nadia.
-Pues la verdad... Es que no estoy seguro, con la alarma y el no saber la razón, me ha dejado poco tiempo para confirmar si realmente me ha dado el permiso que necesito.-Hablaba sin tapujos, tal vez ser sincero con ella me serviría para que ella fuera sincera conmigo.

Tendré que preguntarle mas tarde a IVI si tengo los permisos necesarios.

- Normalmente, hasta en estos ratos de descanso, Enma se mantiene activa desde la terminal interior - trata de darte ánimos - Seguro que te habrá escuchado - Siempre es muy maja, y lo que tenías que pedirle era importante.

Sonríe, algo más tranquila. Pensar en otras cosas la ayuda, evidentemente.

La lástima es que el trayecto es corto, y junto llegan ya nuevamente a la puerta que da acceso a la sala de entrada. 

Allí puedes ver a Frederick sentado y mirando con expresión amenazadora al hombre que un rato antes esperara impaciente junto a la mujer embarazada, la cual no está. Tampoco está una de las enfermeras que dejaron aquí en la recepción, aunque la sala de espera tiene un ocupante más, al que reconoces como Amadeus, trasteando en su iPad mientras ignora deliberadamente la discusión que debe estar teniendo lugar entre los dos hombres. Tampoco ves al Sr. Grend por ninguna parte.

El acompañante de la mujer embarazada pierde varias décimas de segundo tras la respuesta de Frederick, momento en el que Amadeus podría haber intervenido, pero llevado quizás por la prudencia, guarda silencio mientras observa la escena.

En este momento, las puertas de los pasillos se abren, dejando pasar a Utolsó, acompañado de una morena enfermera, quien va hacia su otro compañero tras la barra  de información para cruzar unas palabras con éste en tono bajo. 

Cuando el hombre orgulloso recupera al fin la compostura, su tono indica que no las tiene todas con sigo - Es usted un hombre muy maleducado - Le dice a Frederick, por suya expresión, un comentario como ese le resbala como si fuera agua sobre aceite - Bien que podría haber informado de una circunstancia como esa, en lugar de guardar silencio como si guardase alguna clase de... alguna clase de... secreto, o como si solo fuese un aprovechado.

Además de insufrible, aquel hombre estaba demostrando tener menos neuronas de las que aparenta. No debe gustarle que otro diga la última palabra.

Casi en ese momento, el ascensor se abre, dejando pasar a Paul Davis, un conocido teniente del Búnker, acompañado de dos de los hombres de las áreas superiores de defensa. Tras dar un repaso a la sala, se dirige directamente hacia Utolsó.

- Creo que ha encargado usted una visita guiada ¿Correcto? - sonríe de forma algo socarrona, cruzándose de brazos frente a él - Quizás quiera que alguien más de su confianza lo acompañe. Lo guiaremos en el descenso, pero estamos escasos de personal como para permanecer a su lado mientras trabaja, y regresa a su área más tarde.

Me quedé mirando al molesto hombre con un grandioso don de tocar la moral como una mosca. Su comentario sobre mi educación me traía sin cuidado. Podría tener razón o no, la verdad es que me daba exactamente igual, solamente quería perderle de vista y seguir con lo mío. Por una parte me sorprendía que yo tendría que darles explicaciones a ese tipo.

"Joder, ni que fuese mi jefe" Pensé molesto

- Ajá, ¿y desde cuándo es usted alguien para tener que informar de lo que yo haga o deje de hacer? - Remarqué la palabra usted con bastaje jocosidad. No dejé lugar a dudas de que mi pregunta estaba cargada de sarcasmo mientras mis ojos seguían clavados en los de él de forma algo chulesca.

A la escena, parece que se apuntaron más espectadores, Utolsó, y el, creo, teniente Davis si la memoria no me falla, no presté mucha atención la verdad, además del político, que parecía estar en su mundo.

Por un momento pensé en unirme al experto en redes, y largarme de la sala de enfermería, ya que en teoría había terminado todo lo que tenía que hacer allí, y de paso, perder de vista a aquel pesado que no se daba por aludido. - Tengo mejores cosas que hacer que estar aquí perdiendo el tiempo. - Dije cortando la conversación el susodicho mientras me fui directo a Utolsó y al teniente cansado de esperar.

- Me apunto. - Dije como respuesta al mencionar que necesitaba acompañante. - Además, tengo que hablar contigo cuando tengamos algún hueco. - Comenté al experto en redes. Desde luego la sutileza no era lo mío, quizás así podría hablar con alguien con más de una neurona. O si tendría dos, que una de ellas no estuviese haciendo huelga.