Partida Rol por web

Observa como se llevan a su hermano aunque sabe que con Anatolius y Talios estará bien y que no dejarán que le suceda nada. Se acerca a su tío y espera a que tenga un momento de atención. Tiene que hablar algo con él. Sabe que él será el mejor para hacer llegar el mensaje a los demás.

Se inclina en confidencia.

El gigante se giró disimuladamente al joven guerrero diciendo en voz baja:

-Has dicho la verdad Ischyros, pero aquí no hay cabida para la verdad, si queremos salir de esta de la mejor forma posible más nos vale no tener más altercados así, espero que lo entiendas... -murmuró esperando que eso serenase el indomable espíritu del miceno.

Tras ello se quedó a la espera de lo que hacían los guardias y se dispuso a coordinarse con ellos y con su hermano para hacer las guardias pertinentes.

-Tío... Atreo dice que debemos escapar esta noche.

Mantiene la voz baja, para que solo él escuche.

-Mañana será tarde. Se lo han comunicado los dioses. 

Saco mi brazo de debajo de ella con delicadeza para que no se despierte y me siento en la cama sintiendo la brisa fresca de la noche en la piel. Giro la cabeza y me quedo unos segundos más observándola antes de marcharme. ¿Qué haré ahora? ya he llegado hasta aquí, pero el futuro sigue en un niebla imposible de disipar. ¿Estoy esperando que los dioses me den una señal clara o ya me la han dado y no he tenido la suficiente perspicacia para verla? Ya he conseguido aquello que me propuse que cayera en mis brazos para poder llevarla con promesas de escapada hasta los brazos de aquel rey, pero... ¿de verdad la quiero raptar, y si la raptamos, la quiero entregar?

Me levanto de la cama y apoyo ambas manos en el marco de la ventana, todavía estoy desnudo pero no noto el frío, pues aun tengo el cuerpo caliente tras una intensa noche. Una noche que ha sido mucho más de lo que esperaba. La princesa tiene carácter, belleza y espíritu, nunca aspiraré a algo mejor. ¿Este será mi sacrificio? sacudo la cabeza y me visto de forma rápida, casi como si llamaran a las armas, porque el enemigo lo tenemos aporreando las puertas. Tengo que alejarme de esta mujer, aquí, delante de ella, con su cuerpo perfilado por la luna, no puedo pensar con claridad. Le doy un beso en la mejilla y aspiro su aroma, mezcla de flor y sudor una vez más.

Salgo por la ventana para volver a mi cuarto con la cabeza hecha un lío.

Como imaginé, al Rey Karsten no le sientan bien mis palabras mas el desgraciado no es capaz de reconocer nada. Se hace el ofendido y utiliza mi sinceridad como arma contra los míos. Me dispongo a responderle cuando lo hace Spyridon, bajando el perfil de lo que digo. No me extraña, hace mucho que el viejo general demostró ser un hombre que se vale de artimañas para conseguir lo que desea.

Pero conseguí dos cosas: El rey reconoció públicamente que Spyridon es nuestro líder y, gracias a las palabras de Spyridon, el pueblo sabe que llegamos en pleno día y nos presentamos, desmintiendo la versión del Rey. Puede que no le crean a él más que a su gobernante, pero la semilla de la verdad se ha plantado y hay quienes no la ignorarán.

De todas formas, el rey no queda conforme y les pregunta qué hacer conmigo. Mi tío intenta sacrificarse por mí, a lo que me niego enérgicamente cuando Spyridon habla. Le miro sin expresión alguna cuando indica que es la muerte la que debería ser mi pena y finalmente que se me destierre. El Rey acepta y se me designan unos aposentos para ser retenido hasta que finalicen los festejos.

Sonrío satisfecho y le cierro un ojo a Hypatia antes de irme, escoltado por los hermanos atenienses. Miro al Rey fijamente mientras mantengo la sonrisa en mi rostro. Decido no decir nada más, pero no por miedo a su ira ni por no empeorar las cosas, sino porque ya he conseguido lo que necesitaba. Las verdades han sido dichas y la justicia encontrará su camino.

Avanzo tranquilamente junto con Anatolius y Talios, además de aquella "escolta" Doria que me han asignado. Cuando llegamos al lugar al que me llevan, veo que es una habitación muy poco ostentosa pero no es una mazmorra. Podré descansar tranquilamente y recuperar las fuerzas gastadas durante las competencias. Esperaré en clama el momento apropiado para largarnos de esta maldita ciudad.

Cuando Anatolius me habla, le respondo en susurros:

 - "Así lo haré. Los dioses le han dicho a Atreo que no duerma hoy."

Después Talios me habla y le respondo negando con la cabeza:

 - "Siempre hay lugar para la verdad en la boca de los valientes y los justos. Conseguiremos nuestro objetivo y los dioses sabrán que, a pesar de empuñar la verdad, lo logramos. Es mucho mayor mérito que la victoria a base de tretas."

Pero este no es ni el lugar ni el momento para hablar de filosofía y de ética. Es momento de que nos preparemos para huir de aquí y yo planeo hacer aquello. Ya tenemos todo lo que deseamos y, mientras las celebraciones no concluyan, tendremos suficiente distensión en el ambiente para lograrlo. Mi encierro solo ha de servir para este sitio sea el foco de atención de sus guardias, dando más libertad al resto del grupo.

Asiento ante las palabras de mi sobrina como si de algún asunto banal se tratase, y entre sonrisas para evitar que alguien viese lo acuciante de sus palabras, y como me habían turbado, respondo.

- De ser así, tu hermano nos ha complicado mucho las cosas. Señalo a Spyridon con la muchacha de Asine que ha decidido conocer. - Esperemos que se afiance en su honor y no mancille hoy a la joven, en sus habitaciones Spyridon es abordable, al otro lado del palacio un dolor de cabeza ... suficiente tendremos con encontrar a Ebalo, de seguro ese chico no acudirá al cuarto esta noche. 

.-Entonces te dejamos para que descanses y nosotros volvemos con el resto que no creo que tarden mucho en retirarse a descansar.-digo mientras le estrecho el brazo a modo de despedida y le indico a mi hermano de irnos. 

En el camino de vuelta:-Lamento haberte separado de esa muchacha con la que estabas hablando pero te quería preguntar que había pasado mientras yo estaba ausente por que he visto a casi todos emparejados, incluso Hypatia con un viejo. Karsten se le ha ocurrido alguna genialidad y por eso Ischyros saltó como saltó?

La oscuridad aun envuelve los alrededores, pero la oscuridad ya está cerca, y Ebalo lo sabía. Haidee se movió ligeramente y empezaba a despertar tras el beso del espartano. No habría tiempo para despedidas, y todo sería más confuso, por ello Ebalo optó por partir de inmediato. Se acercó entonces a la ventana para partir por el mismo lugar por el que había ingresado al castillo. Pero entonces se topó con una sorpresa, la Acrópolis entera estaba en caos.

Justo bajo la ventana, había dos patrullas de guardias de cuatro guerreros cada una recorriendo los alrededores del castillo, y otras tantas en las inmediaciones. Desde lo alto se podían ver muchas antorchas, y aunque el dorio no era un estadista, podía asegura que al menos hasta donde sus ojos le dejaban ver, había unos doscientos soldados dorios desplegados. De los cuales, cerca de la mitad marchaban hacia los aposentos donde sus compañeros descansaban, claramente sus intensiones no eran buenas.

En ese momento la puerta del dormitorio se abrió súbitamente, cosa que Haidee había asegurado no pasaría.

─  Haidee, ponte de pie de prisa, hay intrusos en el castillo, tu padre nos ordena ─ la mujer tras la puerta miraba aterrada a Ebalo, quien por suerte estaba ya vestido. Por sus elegantes vestimentas y joyas, era claro que se trataba de la escurridiza esposa actual del rey Karsten, la reina de Asine.

Haidee despertó casi al instante ante el tronar de la puerta y las palabras de su madrastra. La mirada y desnudes de la princesa le confesaron todo de inmediato a la reina, más aún cuando la princesa, sintiendo que la reina le había descubierto, miró a Ebalo con cierta complicidad, como buscando su ayuda. Y si la princesa esperaba que Ebalo confesara en ese momento su amor y de algún modo conseguir el perdón del rey, la reina no habría de darles tal oportunidad.

─ Guardias, Guardias ─ gritó la reina ─ uno de los intrusos intenta secuestrar a la princesa, rápido ─. No obstante, más rápida que los guardias fue la reacción de la princesa, quien levantándose desnuda de la cama, se abalanzó sobre su distraída madre empujándola fuera de la habitación, y cerrando esta con sus pocas fuerzas.

─ Márchate rápido, empuja la cama, bajo ella hay un pasadizo escondido que da a los laberintos bajo la ciudad. Justo al bajar deberías encontrar un mapa para salir de la Acrópolis. Hay solo tres salidas, una da a la ciudad, otra da a los acantilados sobre el puerto y la ultima a los acantilados hacia el oeste. Ten cuidado con no confundirte y llegar a otra zona del palacio o hacia la fortaleza militar de la Acrópolis. Si quieres ir con tus amigos, ve hacia el puerto, si me amas, huye hacia el oeste y búscame más adelante, cuando sepamos que está pasando ─ la princesa le lanzó entonces un beso al campeón Dorio, esperando que este reaccionase rápido y se marchase, pues bajo las ordenes de la reina, los guardias no dudarían en tumbar la puerta.

­Dejando atrás a Ischyros en su poco modesta prisión, los hermanos jonios, Anatolius y Talios regresaron al centro de la Acrópolis para continuar con los festejos, y el trascurso conversaron sobre lo acontecido y sus opiniones al respecto.

Para aquellos momentos Mentor regresó a los hombros de Anatolius empezó a cantarle en susurros, causando cierta intriga en Talios quien le observaba.

Mentor te habla y te dice que ha recibido un mensaje urgente de la diosa Atenas desde el Olimpo, se ha derramado sangre esta noche, sangre divina. Los dioses están en guerra, y todo el universo habrá de sufrir los estragos de esta guerra. Atena le ha pedido que les advierta que pronto perderán toda comunicación con los Dioses, y aunque sus bendiciones aun moren en ustedes, es probable que estén solos por un largo tiempo. ─ Zeus ha aprisionado a la diosa Hera ─ concluyó Mentor con su mensaje.

La noche transcurría de momento sin sobre saltos y una vez el rey se hubo marchado los festejos se tranquilizaron y todo pudo continuar con normalidad. Pasada cerca de una hora, Anatolius y Talios regresaron al lugar, conversando intensamente entre ellos, tal como si muchos problemas revolotearan en sus mentes.

Para aquellas alturas el general Spyridon daba por concluida su cita de aquella noche con la doncella que había elegido, y se aproximó entonces al general Theron quien cuidaba de su sobrina Hypatia. Tentativamente habrían de partir ya a sus aposentos para descansar de aquella larga e intensa noche.

Akintos también se encontraba allí esperando al general Spyridon para acompañarle, como el fiel escudero que era. A su vez Lykaios y Dareios se encontraban aún en la fiesta, ambos cortejando a doncellas de las que el rey les había ofrecido. Para aquellas alturas, claramente el joven Dareios ya estaba sumamente borracho y empezaba a llamar la atención.

Suponían todos que Ifianasa se había marchado a los aposentos que el rey Karsten les había concedido, pero realmente no podían asegurarlo, por ello, dejando de lado el tema de Ischyros, no tenían idea de donde estaban Ebalo y Atreo.

Atreo ascendió por el camino de la derecha comprobando que ambos caminos conducían a un largo pasillo en el segundo piso del palacio. De momento no había guardias, pero avanzando en silencio, y aun amparado por la oscuridad, Atreo pudo comprobar la presencia de más guardias.

Tras la partida de Anatolius y Talios, no pasa mucho tiempo antes de que uno de los guardias que custodian tu puerta la habrá para darte un aviso. – Basura micena, tienes visita – al momento media docena de guardias sumamente armados entran a la pequeña habitación, y seguido de ellos, entre al rey mismo, quien te observa sin mostrar ninguna señal de porque está allí.

De camino a reunirnos con el resto, Mentor sobrevoló nuestras dos cabezas y se posó en mi hombro y empezó a decirme lo que había ocurrido en el Olimpo, mi semblante cambió cuando termino de hablar y solo podía decir una cosa en ese momento mientras mi cerebro procesaba todo aquello:-Que cagarro.- La cara de Talios también era de intriga al ver a Mentor:-Luego junto al resto te comento lo que ha dicho. Vamos-fue lo que le dije.

Cuando llegamos al centro de la Acrópolis vi a Spyridon y Theron escoltando a Hypatia, Akintos detrás de los tres y Dareios y Lykaios un poco más atrás:-Y el resto?-pregunté al faltar Ifianasa, Atreo y Ebalo:-No importa ya se lo diré cuando los veamos. Tenemos problemas muy serios. En el Olimpo se ha derramado sangre, sangre divina. Atenea le ha dicho a Mentor que por ahora estamos solos pero que aun conservaremos nuestras bendiciones. Hera es prisionera de Zeus.-fue lo que dije a modo de resumen de lo ocurrido en los cielos:-Esta guerra entre dioses tendrá repercusiones en todas partes así que sugiero largarnos lo más pronto posible.-concluí.

Las palabras que Anatolius nos transmitía de parte de Mentor, eran similares a las que mi sobrina me había narrado tan solo una hora antes. Y con estas aciagas palabras, llegábamos a una situación obvia, tendríamos que escaparnos en esta noche. 

- De actuar así, es mi plan de huir al amparo del subterfugio, el único viable. Niego con la cabeza. - Todos los preparativos tendrán que ser minuciosos, a resguardo de los sirvientes y de los guardias que protegen "nuestro palacio". Golpeo el puño sobre la palma de mi mano. - Mal día para que mi sobrino, atrajese mas guardias a nuestros aposentos ... preferiría no hacerlo, pero de ser necesario, deberemos acabar con ellos sin miramientos. Meso mi barba antes de continuar. - Encontrar al resto de nuestra compañía es lo primordial, creo que tanto Anatolius como Talios, podrán moverse mejor por los pasillos de palacio para buscar a nuestros compañeros perdidos, vuestra ascendencia y los logros durante las competencias os hacen celebridades para estas gentes. Señalo a los cojines, donde los y las jóvenes de Asine están mas cercanos. - Un paseo furtivo por los pasillos de palacio, puede ser visto como un simple escarceo, mas que como una amenaza. 

Spyridon escuchó las palabras de Anatolius con preocupación.

- Hemos de aguantar el tipo. Nos ha costado mucho llegar hasta aquí como para perderlo todo, ya sea por una salida de tono como con Ischyros como por escapar suprepticiamente en mitad de la noche.

- Mantengámonos alerta, pero no tomemos iniciativas que luego tengamos que lamentar. Falta la carrera de cuádrigas, hagámosla y terminarán los festejos. Si todo va bien, pediremos que el Rey nos entregue a su hija para escoltarla a nuestra patria y casarse con nuestro rey. - El propio general no pudo evitar hacer un mal gesto ante la perspectiva.

- Paso a paso. Una vez liberemos a tu padre cumpliendo nuestro trato ya daremos el siguiente paso.

- ¿Tenemos ya barco pensado para irnos?

- Spyridon escuche las palabras de mi sobrino Atreo, así como las de Mentor, igual deberíamos plantearnos que es la última noche que tenemos para retirarnos, mas tarde sería un error. Hago un gesto con la mano. - Se que tripulaciones son las mas proclives a ser sobornadas, pero no es defiar, aunque los dioses nos indicaron que nuestra retirada debería ser realizada por mar. 

Asiente a las palabras de su tío.

-Debemos confiar en las palabras de los dioses. Quizá mañana sea demasiado tarde. Debemos iniciar el plan para huir de este sitio lo más pronto posible. Debemos advertir a los demás y que estén atentos.

Aunque sabe que su opinión no cuenta tanto como contaría la de los dos generales o los demás hombres de la compañía.