Partida Rol por web

Nekrhatag había preferido permanecer al margen de cualquier conversación en cuanto vio aparecer a Perséfone, lo que logró tornar su cadavérico rostro en una mueca de asco. Incluso las llamas que ardían en el interior de las cuencas vacías de sus ojos parecían haberse crecido por el odio, mirando a aquella zorra con el más profundo de los rencores. La muerta viviente era odio y repulsión en estado puro y parecía que, en cualquier momento, se iba a lanzar sobre el cuello de la ninfa.

- Ten cuidado con los huesos viejos, perra -contestó, escupiendo a los pies de la mujer- Pueden resultar muy indigestos, así que sigue comiendo tus flores si no quieres que se te empiecen a notar las arrugas.

Dicho esto, la liche pasa de largo al lado de ella, encaminándose hacia el telar tras dirigirle una última y desafiante mirada por encima del hombro.

- Y deja de decir que estos son tus dominios, imbécil. Hace años que deberías de haber cruzado el Estigia para pudrirte con los demás. Ya no eres nadie, Perséfone.

La diosa sonríe y luego declara.

Dime algo lich tus helados huesos, aún sienten el calor de alguien?
Al menos sienten a alguien alguna vez?
Mi cuerpo aún caliente se regocija con las caricias de mi señor y en ese momento todo a mi alrededor florece.

Perséfone podía decir lo que quería, en este lugar era inmortal e invencible.

De todas formas siempre es lindo escuchar las voces de los muertos suenan tan... tan... muertas. Jijijijijijiji... Rió tapándose la boca suavemente con su mano derecha.

Akin se inclinó ante Perséfone, solícito, poniendo una rodilla en tierra y hablándole .

- Mi señora. Nunca fui un gran estudiante, pero creo recordar que sois, o fuísteis, amiga de Artemisa, a quien rindo pleitesía y que en su momento me ofreció el infinito honor de aceptarme como súdbito suyo, algo sumamente infrecuente en un varón. De hecho, gracias a ella encontré la mayor felicidad que ser alguno puede encontrar, el amor verdadero e incondicional de una ninfa, quien había sido acólita suya y a quien tuvo a bien liberar de sus obligaciones para que pudiese convertirse en mi esposa. En honor a esa amistad con Artemisa permitidme que me dirija a vos con toda la humildad del mundo y os ofrezca mis servicios para lo que necesitéis en cuanto haya acabado con mi actual misión. Permitidme añadir, aunque soy muy consciente de que el elogio de un mortal a una diosa no tiene más valor que el de un gusano que se arrastra por el suelo, que jamás pensé que viniendo al inframundo tuviese la oportunidad de ver una belleza de tal magnitud, y que tan sólo por ello la batalla con el cancerbero y todos los problemas que el viaje nos traerá habrán merecido la pena.

- Me preguntáis por nuestra misión, la mía en concreto es buscar un modo de liberar al fantasma de la guerra, pues ése ha sido el precio que nos ha puesto para ayudarnos en la larga y terrible guerra que se avecina. Guerra que puede alterar el equilibrio y superpoblar este mundo, con el barquero trayendo a demasiada gente que no debería venir por ahora. Todos hemos de pasar por aquí tarde o temprano, pero no es bueno para nadie que se pase demasiado pronto. Sois una diosa de la primavera que vive largo tiempo en el inframundo, vos mejor que nadie entenderéis lo deseable que es mantener el equilibrio entre la vida y la muerte.

- Soy consciente de que no soy nadie para pedir el favor de una diosa, y todo el fervor que pueda ofreceros no son sin dura moneda alguna para pagar una simple mirada vuestra, pero soy consciente que si hay alguien capaz de ayudarnos sois vos, mi señora. Quisiera encontrar el hilo suelto del telar que representa al fantasma de la guerra y volver a unirlo al mundo, para que sea vivo o muerto, pero que tenga un lugar en el telar y no ajeno a él, que pertenezca al reino de vuestro señor, o al reino de mi señora, pero que deje de ser una hebra suelta. Perdonadme el atrevimiento de pediros algo mi señora, mi vida es vuestra si es que os he ofendido.

Ryo se acerco, a Persefone e hizo una pequeña reverencia en señal de respeto, no se veía a una diosa todos los dias, y aunque ella sirviera a Hécate, Persefone era una diosa y se merecía su respeto.

Señora, el motivo que me ha traido aqui es el que ha relatado akin, pero a parte he venido para haceros unas preguntas, si es que vos sois tan amable de contestarlas. ¿ Que sabéis de Elara y de lo que le ha sucedido a Hécate ?. - Ryo estaba impaciente, quería saber que le decía Persefone al respecto. Se obligo a calmarse, le ayudo el gran dominio que tenía de si misma, debido a los años de meditación en el templo

Perséfone se acercó a Akin, quien pudo sentir de cerca una sensación de vida extrema, es difícil describirlo pero una luz lo rodeo, llenándolo de tranquilidad y a su vez sentía cada parte de su cuerpo más vida que nunca.
Akin sonrió.

Akin... Un elogio de un mortal a un dios es lo que nos hace lo que somos, cada uno de ustedes es importante para nosotros.
Vienen con un bardo, tal vez él puede encontrarlo deberás saber tú y todos los tuyos que hay cosas que escapan a los dioses, cosas en la naturaleza que son como así decirlo... sentidas por los mortales.
No, no se cual es el hilo, no se como es que las cosas funcionan mal pero si soy consciente que algo más sucede aquí, en realidad ni yo ni mi señor Hades podemos ver el futuro y nuestra misión es clara, tal vez otros dioses manejen otras variables.
Hace tiempo aquí las parcas lo decidían todo, pero algo pasó, una mujer apareció y las convirtió en arpiás con cuerpos de arañas acusándolas de tocar el destino del universo o más bien, de las criaturas del mismo.
A partir de allí ella sólo tejen y cortan allí donde debe ser, creo que como si fueran mandadas por algo que ni ellas conocen.
No quiero mezclar las cosas pero hasta me ha hecho creer que el destino no existe, no marcado por los dioses, allí donde cortan es porque ha sido una decisión de un una criatura, es raro, no quiero meterme, pero si les diré que allí está el gran telar y creo que es donde deben ir.
Mi amo los espera.

Allí miró a Ryo.

Ah Ryo, no me he olvidado de tus preguntas.
Elara...
Bueno ella ha sido quien ha... digamos, ha transforado a Cloto, Láquesis y Átropos en esas criaturas tejedoras sin mente.
No se que le ha sucedido a Hecate, lo lamento, pero...

Calla por un momento.

Si se alguna relación ha tenido con la bruja (Elara) el dios de dioses seguro no habrá estado muy contento.
He dicho que no puedo ver más allá de lo que hay ahora, dejo el futuro en sus manos, de este lado, al menos nosotros dos... Nos mantendremos al margen.
Es por allí.

La diosa señaló el portal.

El clérigo se siente algo tonto ante todo aquel discurso, lo suyo nunca ha sido el desenredar intrincadas tramas, por el contrario, si algo le ha abierto camino en la vida es su empuje y voluntad. Tranquilo espera al desarrollo de aquellos acontecimientos que si bien importantes, ninguno de su particular interés...

Agradecido por la curación de Akden, Dominic se realjó un poco más. Aun así no desactivó sus defensas, estaban en territorio enemigo y no debían bajar la guardía. A pesar de lo que dijera la hermosa diosa.
No le gustaban demasiado estos dioses. Solían ser orgullosos y prepotentes. Aunque Persefone parecía querer ayudarles sinceramente.
Dirigió su mirada hacía donde indicaba la diosa, pero no se veía nada en la distancia.

Gracias. has sido muy amable, mi señora.  -Dijo haciendo una ligerqa reverencia a modo de respeto. 
Ryo se sentía algo decepcionada, no había pensado que una diosa no pudiera ayudarla ¿ Como era posible que ella misma supiera mas que persefone? Estaba claro que algo no iba bien. en ese momento fué consciente de que si quería conseguir algo solo podía contar con ella, y por hécate que llegaría hasta el origen de este lio

Dominic observa como sus compañeros empiezan a pasar por el portal, así que este se encoge de hombros saluda con la cabeza a la diosa y también lo atraviesa.

Bueno, pues ahí vamos de nuevo. A saber donde aparecemos ahora y con quién tenemos que lidiar.

Muchos de ustedes habían cruzado quien sabe cuantos portales en los últimos días, sin embargo ninguno puede evitar el reflejo de cerrar los ojos cuando pasan a través de uno. Es un instante, solo uno muy pequeño en donde en un pestañar atraviesan quien sabe cuantos lugares.
Cuando abren los ojos no pueden dejar de maravillarse frente a lo que está delante suyo…
Una gran caverna, vaya a saber donde terminará en las alturas y en su profundidad, pero es no la haría particular.
Montones de hilos se entrelazaban allí y allá formando algo así como lo que se podría llamar una telaraña, pero no era el nombre adecuado para aquellos hilos multicolores que resplandecían con luz propia dando a todo el lugar una tenue iluminación, a eso se le podía llamar El Gran Telar, que en realidad ese era su nombre.
Tres arpías con ocho patas de araña se movían de aquí allá a velocidades vertiginosas, tejiendo y cortan allí donde se posaban.
Pese a todo eso, había alguien allí que hasta se podía decir que opacaba aquel lugar, Hades, si, el dios de los muertos estaba allí, parado contemplando el telar y a aquellas tres arpías moviéndose en él.

Bienvenidos restauradores del equilibrio.

Dijo sin darse la vuelta.
Hades tenía una larga barba color negra y portaba una espada larga más allá de poseer algún tipo de armadura que no cubría todo su cuerpo. Más allá de eso, su presencia no les daba temor, un aura tranquila lo rodeaba.

Allí está, en algún lugar está el error, pero no se donde.

Gunter dio unos pasos hacia adelante, no miraba a Hades ni a las tres arpías-araña, su vista estaba clavada en el telar.
Hacia allí avanzó...

Es... es maravilloso!!! Veo la músicaaaaaa...

El bardo parecía hipnotizado por aquella obras, sus ojos estaban cristalinos y reflejaban los colores de la gran cantidad de hilos.
Hades no hizo nada, por lo cual Gunter llegó hasta donde podía tocar los hilos, allí pasó su mano derecha acariciando el telar como si se trataran de cuerdas de un laud.
Una melodía hermosa surgió de aquel telar.
Allí el bardo se dio la vuelta y los miró a todos y sentenció.

Es verdad, está desafinado.

El clérigo apenas podía creer lo que veía, en el poco tiempo que tenia en aquel mundo ya era capaz de ver a un dios, sus multiples preguntas se agolpaban en su mente, el origen de su poder, el origen del poder de los dioses, como era que podían deambular por el mundo y como ellos podían deambular por el mundo de ellos...

Akin sonrió.

Lo de hablar con dioses empezaba a ser casi rutinario. Por alguna razón no sentía la necesidad de expresarel a Hades la misma devoción que a la diosa.

Aquel era el momento de Gunter.

Otro portal y otro dios más. Esto se estaba volviendo una costumbre. A Dominic ya le daba lo mismo, pero no le hacía gracia estar en el inframundo. Tenía la sensación de que si no se marchaban rápido de allí se quedarían para siempre.

Simplemente se quedó mirando como el bardo se acercaba al telar y acariciaba las cuerdas.

Ryo se sentía algo abrumada. El destino había tomado un extraño camino,  dio gracias a Hécate por poner los medios a su alcance para poder servirla como ella se merecía, y haciendo gala de toda su ceremoniosa y cultivada educación  presentó sus respetos a Hares.

Si, hemos venido a recuperar el equilibrio, y así mientras nuestro compañero el gran Gunter lengua de plata se hace cargo del telar, quizás usted  con su gran sabiduría me podría ayudar a resolver algunas cuestiones que son importantes para restaurar el equilibrio.

Todo parece indicar que Elara ha tenido algo que ver en esto, sabe algo al respecto? También me gustaría saber que le ha sucedido a Hécate. – Ryo estaba nerviosa, no estaba acostumbrada a hablar con dioses, y Hares imponía