Partida Rol por web

Se quedó un rato meditando sobre lo que acababa de ver. Dos chicos, también desconocidos, habían sido llamados a ese castillo. Y aparecía una sombra misteriosa, se oía un trueno y de repente todo se acababa.

- ¿No te parece curioso que sucediera también en un día de tormenta? - su tono de voz era pausado, como si el hilo que unía sus pensamientos con sus palabras fuera tan delicado que si se precipitaba, se rompería, y un torrente de verborrea paranoica se apoderaría de la conversación -. Es como la última de las casualidades, demasiado similar a todo esto - sin más, se fue hacia la cama y empezó a guardar todas sus posesiones "de mano" que antes había desparramado por ahí. Recogió su bolsa y sujetó a Frankie por la cintura -. ¿Alguien había traído un portátil, verdad? - su voz, hasta ahora calmada, pasó a ser apremiante -. Vamos a ver si podemos pasar el vídeo y pausar la imagen de la sombra. Y si podemos averiguar algo sobre la fecha, quizás al pasarlo al ordenador podamos ver cuándo se grabó.

Estaba asustada, muy asustada. Pero oh, Dios, esto es tan genial... Es la primera vez que estoy en presencia de fantasmas de verdad, aunque sean increíblemente vengativos, crueles o asesinos. Como tenga pruebas voy a spamear a todo el mundo con la información. Que se jodan, por llamarme la pirada de los fantasmas.

Los planteamientos de Abie son como las semillas de la duda que poco a poco van creciendo. Cada vez es más obvio que existen demasiadas casualidades que pueden finalmente no ser fruto del más puro azar, sino de un plan. Y tenemos que...

- Tenemos que averiguar qué está pasando -digo como si pensara en voz alta- Creo que los chicos que estaban sentados delante de nosotras en la mesa del salón tenían un portátil, ¿no? Si no recuerdo mal, claro -digo pensativa mientras me guardo ambos teléfonos en sendos bolsillos del pantalón- Pero démonos prisa, no le queda mucha batería. ¿Dónde se alojan? No lo vi -digo poniéndome en pie y dirigiéndome a la puerta. Me detengo y me giro hacia mi compañera- Mejor nos llevamos las "pruebas", ¿qué te parece? -digo señalando los libros y Frankie, dispuesta a llevar tanto una cosa como la otra.

- Sí, ahora que lo dices era Nick. Por la batería no creo que tengamos problema, podemos copiarlo todo en una tarjeta de memoria extraíble, seguro que el portátil de Nick las acepta por el tema de la fotografía. Y creo que están justo en la habitación de al lado - ya estaba en la puerta, con Frankie y su bolsa, esperando a que su compañera cogiera los libros y el móvil. Tomó de nuevo la grabadora -. "Tenemos la primera prueba, clasificada como prueba A, que consta de una grabación del móvil hallado en nuestra habitación en la que Alex Castelor y otra chica se presentan a la cámara justo antes de que aparezca una sombra en el pasillo, se asusten y tiraran el móvil. Después, es como si el móvil no se hubiera utilizado para nada más".

Abie no supo muy bien por qué. Quizás el mero hecho de ir recordando las cosas que habían sucecido para grabarlas la hizo mirar a las fotos una vez más. Una mirada rápida y después, tras una primera impresión una más exhaustiva.

¿Qué era aquello? Aquella mancha casi borrosa de antes había tomado forma. En la fotografía que hizo a la mesa y la sala del comedor había algo que no andaba bien. En una esquina... alguien con una túnica parecida a la de los monjes y con la capucha tapando su cara observaba el lugar. ¿Había estado ahí todo el tiempo de la cena? Juraría que no. Era la esquina más visible para Abie y para Irina. ¿Cómo no habrían podido verlo?

En una búsqueda más minuciosa de las demás fotos se fijó que en todos lados, aquella persona o ser estaba presente, observándoles.

Un goteo interminable cae una y otra vez sobre la sien de Temperance que termina por despertar entre un ligero dolor de cabeza y un gran sentido de la desorientación. ¿Qué había ocurrido? Lo último que recordaba es que quería entrar en el castillo Escarlata.

La gota cae una y otra vez al tiempo que Temperance abre los ojos. Se encuentra en una estancia no excesivamente cálida. Está en el suelo sobre una alfombra frente a una chimenea encendida y tan solo hay una cama con las sábanas hechas un revoltijo. Al menos es lo que alcanza a ver desde su posición.

Al parecer ha logrado entrar al castillo.

Mientras recogía sus cosas, había echado un vistazo distraído a las fotos esparcidas sobre la colcha. Algo llamó su atención, ¿pero el qué? Sin hacerle más caso, se había dirigido hacia la puerta y realizado aquella grabación cuando de repente cayó en la cuenta.

- Mierda.

Se precipitó sobre la cama, recogiendo todas las fotos y pasándolas de forma frenética, apenas deteniéndose un segundo en cada una. ¿Qué era aquello? Aquella mancha casi borrosa en la que antes apenas había reparado había tomado forma. En la fotografía que hizo a la mesa y la sala del comedor había algo que no andaba bien. En una esquina... alguien con una túnica parecida a la de los monjes y con la capucha tapando su cara observaba el lugar. ¿Había estado ahí todo el tiempo de la cena? Hubiera reparado en él, era aún más llamativo que Sir Gawain y cien veces más espeluznante el hecho de que alguien les estuviera observando sin moverse ni intervenir. Además, era la esquina más visible para Abie y para Irina. ¿Cómo no habrían podido verlo?

Y ahí estaba, en todas las fotos, en cada una de ellas, observando. Inclusive las que se había hecho con Frankie. Reprimió un escalofrío antes de alcanzarle las fotos a Irina.

- Mira - empezó a señalarle su aparición en todas las fotos rápidamente, inconsciente de que la chica casi no tenía tiempo para ver lo que le mostraba -. ¡Está en todas partes! Y es cien por cien real, seguro que también es la sombra del vídeo, ¡es la prueba definitiva de que hay fantasmas! Y seguro que sigue aquí con nosotras, en cualquier rincón - empezó a extender los brazos ante sí, casi esperando notar una presencia fría, un aura malvada o cualquier cosa -. Tenemos que enseñárselo a los demás.

Mierda, mierda, mierda y más mierda. No he traído nada para ahuyentar fantasmas, sólo para detectarlos. ¿Y sí tengo que echarlos o morir? Oh, joder. Volvió a mirar una de las fotos, la que estaba ella con Frankie, totalmente dividida entre cierta sensación apremiante de pánico y una emoción desbrodante. Oh, vaya, mi primer fantasma es un monje...¿Cuál será su historia?

En efecto, era relajante.

Crono terminó de desnudarse y se metió en la bañera en silencio. Sí, quizá necesitara ese baño. No "alteró" el agua con sales ni nada de lo que había por su alrededor. Tan sólo agua pura lamería su piel, agua tibia. Sin decir ni una palabra todavía, comenzó a mirar el techo, sintiendo como su cuerpo perdía peso gracias a Arquímedes. El agua contrarrestaba a la gravedad con una fuerza prop...

Deja de pensar en eso.

Su mente cambió de dirección, miró a Nick, y cómo había reaccionado tan bien al ver su cicatriz. De nuevo, y como tantas otras veces, sin siquiera pensar en ello, su mano derecha acarició la piel marcada por la operación. ¿Cuanto tiempo hacía ya? ¿Cuatro años? Parecía como si fuera ayer...

Gotitas de agua furtiva resbalaban por la porcelana como queriendo escapar de un peligro que habitaba en los bordes de la bañera, encontrando la seguridad cuando entraban en el resto del líquido elemento. Pequeñas perlas brillantes...

Hay cosas que no tienen una explicación lógica, cosas que incluso transcienden la realidad y la razón, y los sueños casi siempre son el mecanismo más sutil que tienen las energías para manifestarse e incluir en la vida de las personas, y así le había pasado a Temperance, que cuando se vio imposibilitada de escribir, su mente comenzó a recrear estos sueños misteriosos,  de castillos de caras que desaparecían al despertar. No sabía si estos sueños habían extinguido  su habilidad de escribir, o eran otra cosa, y como es un mujer que no se destaca por ser una persona pesimista - a menos que este en esos ciclos autodestructivos en los que a veces caes- prefirió tomar la segunda opción, el misterio, la magia, pero no una magia de hadas y linda, sino una magia oscura, esos hilos invisibles que vuelven la vida irónicamente cruel y perfecta.

Pues bien, con la idea de ese castillo en su mente, carcomiendo sus ansias, y transformándose en una nueva adicción como el café y ver series de detectives, comenzó a buscar castillos, fotos, estudiar el asunto a ver si aquel sitio era real, más bien par confirmar lo que sentía, hasta que dio con la fotografía, aunque fue más por ayuda de su madre que le mostraba una fotos de su abuela Clarisa, una intrépida mujer feminista que una de las fotos aparecía delante de un castillo como el de sus sueños. Temperance preguntó de que se  trataba y su madre le dijo que no sabía, la escritora tomó la foto y vio la fecha 1952, y tenía una dedicatoria, "para mi querida Clarisa, vuelve pronto". También salía la ciudad al lado del año.

Al día siguiente emprendió el viaje, era un lugar apartado, demasiado para su desgracia, pero aún así lo hizo, se sentía en medio de uno de sus propios misterios, y que ella era  Charlotte Point, su heroína en sus libros de misterior. Manejó largas horas hasta dar con el poblado, de ahi, y con la foto en mano, se fue preguntando por el castillo hasta que le dieron indicaciones pero le sugirieron no ir... era peligroso...

Temperance no escuchó recomendación alguna, su objetivo estaba demasiado claro, y su corazón saltaba en su pecho, bom bom bom...  como una locomotora a todo vapor, estaba a punto de descubrir el significado de esos sueños, incluso si estos le causaban miedo. Sólo un loco va detrás de esos sueños que son más bien pesadillas, y Temperance era una de estas dementes que ahora estaba delante de aquel castillo. Su parte racional le dijo que seguramente conocía el lugar por la misma fotografía que tenia, que en algún momento la vio, y ahora la recordaba eso no explicaba porque en algunos de esos sueños se encontraba en dependencias interiores.

La escritora llamó dos veces, y buscó algún timbre, pero no lo encontró, necesitaba entrar así que rodeo  reja, en busca de algún lugar en  donde colarse, hasta que encontró uno en donde un árbol le ayudaba a subir, incluso la misma hierba. Temperance se trepó,  con cuidado, y tuvo que guardar valor para dejarse caer, contando mentalmente hasta tres y saltar. Afoturnadamente la hojarazca alivianó la caída, y la chica se fue caminando sigilosa hasta las ventanas para dentro,  debiéndose empinar para poder ver; no había nadie y la escasa luz no ayudaba en nada.. Siguió caminando y escuchó un click... y su cuerpo cayó en una trampa, si apenas alcanzó a gritar...

Sintió el calor de la habitación, fue lo primero que sintió, más bien sólo en su espalda, y luego el agua cayendo en su corinilla y deslizándose por su frente. Mareada aún, abrió un ojo, y luego el otro,intentando saber en donde estaba, las cosas se hacían un poco confusas hasta que se recordó trepando la muralla y luego cayendo en un agujero negro... ¿en donde estaba? Se pregunto y se puso de pie para ver la estancia. ¿cómo había llegado hasta ahi?. Fue hasta la ventana y vio el mismo escenario que contemplara de camino al castillo. ¡Estaba dentro!. Se asustó y buscó su celular en el morral, no había señal, ni de telefono ni de internet...

- mierda...-murmuro guardando el ahora caro pisapapeles, y volvió a mirar a su alrededor,- así que esta es la cueva del conejo...- murmuró la chica, tensa y con sus sentidos en alerta, si la atrapaban, la acusarían de allanamiento de morada o robo, pero..¿que le decía que ya no sabían que estaba ahí?. Tocó su corazón, estaba mil por mil y fue hacia la puerta para hacer girar suavemente el pomo, sólo quería saber si no estaba encerrada.

Estoy recogiendo los libros cuando Abie casi me atropella. Parece como si se hubiese dado cuenta de algo, repentinamente.

- ¿Eh? -le sigo con la mirada. Va repasando todas las fotos que había hecho antes en el salón. Tras eso, viene hacia mí, intentando enseñármelas, y aunque al principio no veía a lo que se refería no tardo mucho más en darme cuenta de ello- No puede ser, Abie... Allí no había nadie así. Ni cuando te hiciste la foto con Frankie. Tú lo sabes... -mi cara muestra la expresión más serena del mundo, aunque la realidad y lo que sale en esas fotografías chocan estrepitosamente en mi mente mayormente racional.

- Sí, se las enseñaremos. Vamos, trae las fotografías y deja lo demás. Tenemos que buscar al resto, ¡pero ya! -digo mientras abro la puerta de la habitación y empezar a aporrear las puertas de las habitaciones contiguas, esperando a Abie. Miro acusatoriamente cada rincón de nuestra habitación. Si hay alguien que se está haciendo el gracioso, no sabe que no habrá rincón en la Tierra donde pueda esconderese de la ira de una rusa. Y si es de origen paranormal... lo dejo en manos de mi compañera.

Justo cuando Gabriel, Jennifer y Jessica terminaban de decidirse a ir a visitar las otras habitaciones, la puerta de su habitación suena con urgencia varias veces.

La puerta, que no cierra bien, se abre al quinto poderoso golpe de Irina que junto a su compañera parecen tener algún tipo de problema.

Justo cuando Temperance tocó el pomo de la puerta y tiró de ella comprobó con alivio que esta abría perfectamente.

No obstante, el alivio le duró poco porque justo frente a ella una figura la miraba con ojos caídos. Se trataba de un hombre muy mayor con traje de sirviente que tenía un manojo de llaves en la zona de la cadera y llevaba una lámpara de vela en su mano derecha.

No tardó en hablarle y lo hizo con más urgencia de la que Temperance habría esperado:

- Sígame señorita Brunswick, aquí no está segura.- mira hacia el fondo del pasillo lentamente y clava la vista en un punto oscuro.- El tiempo se acaba y debemos reunir a los demás invitados.

No esperó su respuesta y comenzó a caminar por el pasillo en dirección contraria a donde clavó la mirada segundos antes.

Menuda relajación...

El olor de las sales a flores... el vaporcillo que desprende el agua caliente... las caricias del líquido en vuestro cuerpo... la luminosidad de las más de veinte velas...

Ciertamente es un lugar donde desearíais quedaros toda la noche, olvidando los problemas y las intrigas.

Os quedaríais ahí todo el tiempo. O al menos hasta que el agua terminase por enfriarse.

No obstante y de pronto, quedais completamente a oscuras. ¡Las numerosas velas se han apagado a la vez y no hubo ningún tipo de corriente!

Ahora estais en oscuridad total y ni siquiera alcanzais a veros a vosotros mismos. Solo una pequeña rendija indica dónde está la puerta.

Oscuridad total y un sentido de desprotección es con lo que contais ahora.

Abro la primera puerta que me da el venazo de aporrear y, aunque me cuesta, finalmente la abro. Al hacerlo, miro a sus inquilinos con una mirada de preocupación o temor a pesar de la serenidad de mi semblante. Voy cargada con unos libros de biología, patología, etc. Permanezco unos pocos segundos en silencio, mirándoles, aunque me parecen eternos pues algo parece bloquear mis palabras. Finalmente el tapón desaparece y digo:

- Hay algo que teneis que saber -digo en voz inusualmente baja. Entro en la habitación y espero a que Abie entre para cerrar la puerta apresuradamente, como si quisiera dejar algo fuera.

Estaba ya a la altura de la puerta con las botellas de whiski en las manos cuando la entrada de las dos chicas casi hizo que se me cayeran al suelo. Me recompuse como pude y las dejé pasar. -Caray chicas, justamente ibamos a salir hacia vuestras dependencias para ver si queríais que nos conociéramos mejor. -comenté esbozando una sonrisa mientras alzaba las botellas. 

Pero al ver el esqueleto y su semblante serio mi sonrisa desapareció para ser sustituida por una expresión de desconcierto. -¿Qué ha pasado?

Me encuentro en la bañera pensando en mis cosas. El tema del castillo ha dejado de importarme tanto. Estaba divagando sobre lo que iba a hacer una vez terminado el doctorado. Los historiadores no tenemos muchas salidas profesionales, la verdad, pero eso no le preocupaba. Había decidido que iba a hacer un viaje por todo Europa con el dinero que tenía ahorrado. Quería hacerlo antes de ponerse a trabajar en lo que de verdad le apasionaba, la arqueología. Quería encontrar, clasificar y descubrir objetos antiguos en excavaciones. Tenía pensado echar curriculums a varias empresas, porque había demasiada gente para muy pocas plazas. Con un poco de suerte, sus estudios y su personalidad segura y alegre le conseguirían un trabajo.

Aunque tuviese los ojos cerrados, mis ojos detectan el cambio de luminosidad en el ambiente y abro los ojos. Pero como si no lo hubiera hecho, porque no veo absolutamente nada. Me asusto un poco y salgo apresuradamente de la bañera, mojando todo el suelo. Es demasiada coincidencia que todas las belas se hayan apagado a la vez! -Crono?-pregunto. Voy a ciegas, con las manos delante, intentando dar con la silla donde había dejado mis cosas. Tras unos segundos doy con ellas y opto por ponerme la toalla a la cintura, coger las demás cosas e ir a abrir la puerta. 

Veo la fina rendija de luz que sale por la puerta. Me acerco despacio, midiendo cada paso para no caerme, puesto que no veo nada, y abro la puerta.

-Me parece bien que salgamos de la habitación a conocer a los demás  invitados. Cuando nos disponemos a salir, se nota como intenta abrir la puerta, el corazón me palpitaba a 100 pulsaciones por ahora, no me esperaba nada ya, después de la noche que tuvimos que si vicho, o sombras, no sabía ya que iba aparecer…

Cuando se abre la puerta y eran Irina y Abie me quede un poco loca al ver Abie con un esqueleto que era un poco más alta que ella, me asalte. ¡Ostia que susto! Pero si es un esqueleto de mentira, sonreí con una sonrisa un poco calmada. Y mire a Irina que dijo que teníamos que saber algo, eso sonaba a algo raro. Le dije con un poco preocupada. –Que tenemos que saber, ¿Ha ocurrido algo?
 

Sus dedos sólo deseaban ver si la puerta estaba abierta y al comprobarlo, la abrió lentamente para mirar a todos lados y buscar la salida más pronta, pero ya se daba cuenta que su presencia ya había sido notada,sino estaría en el patio, o  en alguna fosa, de ahí que no fuese del todo una sorpresa ver a ese hombre ahí, de pie, con ese porte inglés que marcaba todo su fisonomía y su cara vetusta de gruesas cejas. Abrió la puerta por completo y quedó con el aliento contenido viendo como se justificaría, pero el hombre no le pregunto ni recriminó su presencia, sino que al contrario, parecía saber que debía despertar y peor aún sabía su nombre!. Temp dio un paso hacia delante y se giró recordando el agua que caía en su cara ¿de donde habían salido esas  gotas?.

- ¿como sabe mi nombre?...¿qué invitados? ¿que peligro? - preguntó atropelladamente, ya poniéndose al lado del hombre, con su mano en la cabeza y buscando en su bolso su identificación, estaba todo lo que había traído - yo sólo... estaba viendo el castillo y caí... ¿me puede decir que sucede? - le pregunta aún sin bajar la alarma, pero sin alzar la voz, ese hombre sabia que hacía ahí y le mencionó que había peligro... y si era como en su sueño, claro que lo habia....

La fuerza con la que Irina entra en la habitación me sobresalta. Algo que, por supuesto, no ayuda al cóctel de whisky en el que me he convertido en los últimos minutos. No sé si me sorprende más su forma de aparecer en la habitación, que vaya cargada de libros o que se quede callada mirándonos como una tonta.

Finalmente entran las dos, pero siguen calladas. Pongo los ojos en blanco y me acerco hasta Gabriel para arrebatarle la botella de las manos. No sé lo que me van a decir, pero sus caras ya me demuestran que no me va a gustar nada. Me siento en la cama y le doy un buen trago al alcohol. - Cuando quieran, señoritas.

- Buenooo... por dónde empezar...- miró a Irina. Vaya, su seguridad de hace un momento era en parte fachada... Igual que la serenidad que reflejaba ella mientras hablaba, incluida la diversión despreocupada de su tono -. Bien, el caso es que cuando hemos entrado en la habitación, se ha oído un ruido proveniente del armario y cuando lo hemos abierto, ha salido todo esto - saludó con el esqueleto que llevaba y señaló con el brazo de éste todo lo que portaba Irina -. Uno de los libros tenía un número de contacto de un tal Alex Castelor así que hemos decidido llamar y... - pasó su mirada uno por uno, aumentando el suspense. Tengo que ser idiota para estar disfrutando con esto, de verdad -. Hemos oído cómo sonaba el móvil, debajo de nuestra cama - se acercó a su compañera y le cogió el móvil de las manos a Irina antes de mostrárselo a los otros tres -. Con este maravilloso vídeo amateur - y le dio al play.

Alex y una chica salen en primera plana como si él estuviera sosteniendo el móvil y enfocando a ambos. Parecen sonrientes y divertirse. Por el fondo puedes observar que se trata de la habitación que compartís vosotras dos. El mismo armario y la puerta abierta dando al pasillo junto con la chimenea encendida.

Alex:- ¡Y aquí os presento a Alyson! ¡Estudia Ciencias ambientales y el destino nos ha unido aquí!

Alyson:- Exagerado eres, pero si ni te conozco aún...

Alex:- Admite que fue amor a primera vista y la cama es de matrimonio...- alza las cejas dos veces mirando a la cámara y guiñando un ojo mientras la chica ríe divertida.- Va a ser una excursión inolvidable. Venga, saluda a la cámara Aly.

La chica levanta una mano para saludar mientras él no aguanta y le da un beso en la mejilla. Entonces desde tu posición puedes observar una especie de sombra. Algo ha pasado por el pasillo y al momento todas las luces se apagan al sonido de un trueno enorme. Los chicos se asustan y el móvil cae al suelo.

- ¿Precioso, verdad? - musitó con una ironía que camuflaba a la perfección el cosquilleo del pánico que intentaba someterla -. El caso es que pensábamos ir en busca de Nick para analizar esa sombra desde el portátil cuando, ¡oh, sorpresa! ¡La situación se ha vuelto aún más extraña! - si su frase fuera un gusano y lo pincharan con un palo estaba claro que expulsaría un sarcasmo venenoso hasta quedarse seco como una pasa. Les pasó las fotos -. Son las que he estado haciendo durante todo el rato. Recordad que las he hecho con una polaroid, seguro que habéis visto alguna foto cuando se revelaba, no tiene ni truco ni cartón.

En todas y cada una de las fotos había una sombra encapuchada con pinta de monje. En el comedor, en un rincón perfectamente visible. En la habitación de ellas, incluso en una foto que se había hecho a sí misma con el esqueleto, estaba en todas partes. Por si a caso, sacó la cámara y realizó una nueva foto hacia sus compañeros, a ver si la misteriosa figura estaba ahí.

- Al principio no estaba, ha aparecido hace poco.

La actitud de las dos chicas está empezando a ponerme nerviosa, algo qué, por lo general, siempre antecede al enfado. Respiro intentando tranquilizarme y ser paciente (algo que nunca se me ha dado especialmente bien) y, por fin, empiezan a hablar y sacan el video.

Me levanto de un salto y me acerco a los demás. Ya es hora de que esto se ponga interesante. Mientras espero que lo enciendan me percato de la tensión que siento en el estómago. Me gustaría decir que se trata del alcohol, pero estaría mintiéndome. Desde que habíamos llegado a ese dichoso castillo había algo que no me gustaba de él.

Veo el video en silencio. Cuando acaba, me mantengo callada un rato más, tan alucinada que ni siquiera soy capaz de mantener la boca cerrada. - Vamos, que no somos los primeros.... - me digo. Pero, ¿qué quiere decir eso? ¿Qué le pasó a los chicos del video? ¿Volvieron a su casa o nunca llegaron a hacerlo? Y, ¿por qué ese móvil estaba en su habitación?

Nerviosa, me separo del resto del grupo y empiezo a andar nerviosa a través de la habitación. Esto no me gusta, no me gusta nada. Cuando Abie retoma la palabra me giro hacia ellos poniendo las manos en jarra, atenta a cada palabra que sale de la boca de la pelirroja.  El grado de curiosidad (e incertidumbre) aumenta cuando saca las fotografías. - Vale, esto ya se pasa de castaño oscuro. - digo claramente molesta. - Voto porque nos pongamos enserio a descubrir qué está pasando. Estoy harta de esperar a que decida pronunciarse el tío raro ese que se cree de la Edad Media. Y si esto se pone feo, marchar de aquí - concluyo para mi.