Partida Rol por web

Evonne había contemplado la escena con el corazón latiendo desenfrenadamente, temiendo por la seguridad de su amiga que se hallaba demasiado cerca del filo de las espadas. Cuando Bastien cayó muerto, al fin, suspiró y salió de entre la multitud para acudir junto a Lady Marion. Se abstuvo de abrazarla pues la vida del caballero corría un destino peor, pero respecto a eso la Vidente poco podía hacer.

La Leanhaum se arrodilló junto a Marjolaine y le tendió una mano amiga.

-No os preocupéis. Todo ha acabado ya. Vuestro hermano se repondrá enseguida.

Mientras se llevaban a Aster para atenderlo y la Condesa Oscura se alejaba acompañada de sus hombres, Marjolaine se volvió hacia Axelle ajena a las muestras de apoyo de los demás y le acarició la mejilla.

-Venid conmigo, querida, necesitáis que alguien os vea ese corte.

La miraba con enorme gratitud y alivio, pero no durante mucho tiempo. La Baronesa se giró y siguió a su hermano y a quienes le curarían no sin antes darle un puntapié a la mano de Bastien, crispada en el suelo.

Evonne entornó los ojos hacia la Baronesa que tan descaradamente había obviado su presencia. Se irguió como si no hubiese ocurrido nada y apartó la mirada del repulsivo cadáver que yacía a escasos metros de ella. Era horrible, no sólo eso sino todo en general; la situación, el Condado y sus cortesanos. Empezaba a creer de verdad que todo aquel lugar era como una manzana podrida y maloliente que encontraría su destino en la destrucción de la misma.

Con disgusto y todavía sobrecogida por la batalla, echó un breve vistazo alrededor y se encaminó hacia la puerta de nuevo. No había nada interesante allí. Al menos al que pudiera robarle un poco de atención.

La Baronesa seguía en el suelo; sólo se había apartado para permitir que se llevasen a Aster. Miró a su alrededor, aturdida, y vio a Lady Evonne dirigiéndose a la salida. Extendió una mano suplicante hacia su amiga.

-Evonne -llamó.

De refilón Evonne escuchó su nombre entre la multitud. Divisó a Marion en el suelo, desolada. ¿Es que Lothar no iba a cuidadla tras lo que había arriesgado saliendo frente a las espadas?

- Oh, querida... -dijo cogiéndole la mano y ayudándola a ponerse en pie.- Habéis hecho lo correcto. Alguien tenía que intervenir.

Le pasó el brazo por los hombros de forma protectora y esperó a que ella decidiese a dónde ir, aunque no deseaba especialmente acercarse al Conde.

Se refugió en el hombro de Evonne y permitió que la consolase, agradecida de tener una amiga que la ayudase a sobrellevar su turbación. Cuando se sintió mejor se volvió hacia el cuerpo de Sir Bastien.

-Tengo que ocuparme de él. Soy su señora. Habrá preguntas, la policía... Dios bendito, ¿cómo ha podido permitir algo así? -Marion dio un pequeño respingo, como si la hubieran pillado haciendo algo malo, y un mohín, como si en el fondo no le importara. Volvió la mirada hacia Evonne, despertándose, y se aflojó un poco de su abrazo-. Oh. Tened cuidado. Aster me ha... estoy un poco sucia. Esto es terrible.

Lothar permaneció impertérrito ante la marcha de Sarianne y de sus seguidores. Sólo cuando se esfumó varió su postura. Ordenó a los criados que se ocupasen de llevar el cuerpo de Sir Bastien adentro y de limpiar el suelo. Evitó a Jorggen y se acercó a Lady Marion y a Lady Evonne. Seguía igual de blanco que antes, pero lucía más decidido.

-Marion, ve a lavarte, por lo que más quieras -dijo al ver sus manos tintadas de sangre-. Te necesito. -Pareció dudar un instante y terminó decidiendo-. A vos también, Evonne.

Apretó con fuerza el brazo de Evonne y negó con la cabeza.

-Voy a ocuparme de los hombres de Bastien. Y de él. Mi señor, solicito que sean trasladados a Hoja de Hiedra hasta... Hasta que se decida algo. Ahora quisiera ir a asegurarme de que tratan el cuerpo de mi vasallo con... dignidad.

-Sí, serán trasladados como quieras. Pero, ¿no me has oído? Hay cosas más importantes que el cuerpo de Bastien y me gustaría tratarlas en privado -insistió Lothar con tono severo. Hacía mucho tiempo que no endurecía tanto la voz cuando hablaba con ella.

-Mi señor -dijo el sidhe desde una distancia prudencial-. ¿Puedo sugeriros que...?

-¡No quiero oír impertinencias! -cortó Lothar taladrando a su consejero con los ojos-. ¿No he sido suficientemente claro? Ahora no, Jorggen. No tengo tiempo para tonterías.

El Liam se arrugó ante la ira de su señor y, tras asentir, volvió al castillo.

Marion tuvo que tocarse la cara para asegurarse de que no se le estaban llenando los ojos de lágrimas, y al hacerlo se manchó las mejillas de sangre. Evonne, que la conocía bien, podía adivinar que estaba tentada de provocar el temperamento Gwydion de Lothar. La había visto hacerlo otras veces, en ocasiones sólo para demostrar que podía. Sin embargo, después de un rápido vistazo alrededor se desinfló y dejó caer los brazos a los lados del cuerpo.

-Muy bien -consintió, con la voz vacía de emoción y siguiendo a Jorggen con la mirada.

Lothar condujo a las dos sidhes a una sala en la que pudieran estar a solas. El mobiliario era más humilde de lo habitual, pero indiferente para lo que se iba a tratar. El Gwydion cerró la puerta antes de dar rienda suelta a sus preocupaciones. Siempre que se inflamaba de ira un aura similar a una tormenta se cernía sobre él. Su cabello se encrespaba y sus ojos relampagueaban. E, innegablemente, se volvía más hermoso, como si regresara a su verdadero ser.

-Primero Bastien... Después Aster, fracasando donde más lo necesitaba... Me cuesta creer que fuera capaz de desenvolverse en el juicio, pero... ¡Ya veo de qué sirve el fanfarroneo! Axelle... ¡Axelle! ha tenido que acabar lo que él no ha podido y nos ha traído deshonor a todos. Y Ardelis... ¡La gente de Sarianne está podrida hasta la raíz! ¡Fingirse una Gwydion! Voy a investigar esto hasta el fondo y voy a ocuparme de que reciba el castigo apropiado. -Hablaba más consigo mismo que con las dos mujeres y a juzgar por el modo de crispar los puños, estaba haciendo verdaderos esfuerzos por mantener su ira a raya-. Pero... Sarianne me ha insultado. Va a empezar algo que no va a poder deshacer y ni los Reyes van a poder detenerlo. Si quiere guerra, ¡guerra tendrá!

Lothar posó su mirada sobre Marion y espiró por la nariz.

-¿Estás herida? -preguntó, acercándose y alargando una mano hacia la mejilla llena de sangre.

Marion se había sentado encima del primer mueble que había encontrado y seguía con la mirada a Lothar sin escucharle realmente. No iba a explotar delante de Evonne, así que permitió que su prometido examinara su mejilla.

-Es de Aster -aclaró-. Lothar, ¿qué importa Sarianne? Bastien está muerto. Un sidhe. El Invierno está un poco más cerca, y el Periodo Oscuro va a empezar antes de que nos demos cuenta. Apacíguala antes de Samhain y después ya veremos.

Lady Evonne aceptó la "invitación" con aparente indiferencia. Hubiera ido de cualquiera de las formas junto a Marion de no ser por el estado iracundo en el que se hallaba el Conde. Ni siquiera su prometida parecía dispuesta a llevarle la contraria. Al llegar a la sala escuchó con atención sin soltar una de las suaves manos de la Eiluned, e incluso cuando Lothar se acercó, se negó a apartarse.

-Es cierto, el Juicio no se resolvió como se esperaba. Pero ya está hecho, y no fue culpa de Serriane. Considero que deberíais abordar todo el tema de sus vasallos con calma y premeditación.

También podía dejarse llevar por su furia y montar un escándalo como el de hacía unos minutos. Sería todo diversión para los cortesanos.

-¿Apaciguarla? -Lothar miró a Marion con incredulidad-. ¿Cómo pretendes que haga eso? ¿Debo decirle que no importa que la Canciller de su amante mienta acerca de su Casa? ¡Oh, aguarda! Un sidhe ha muerto y el Invierno se acerca. ¿No es acaso lo mismo que violar a una Baronesa y causarle una depresión que la obligue a estar alejada del gobierno? ¿O saquear a su propia amante hasta que la lleva a las drogas y la autodestrucción? Parece que olvidas los agravios de Sir Bastien. ¿Debo olvidarlos yo también para tener a Sarianne contenta?

Le dio un cariñoso apretón en la mano a Evonne antes de soltarla para buscar las de Lothar.

-No, debes calmarte, porque Sarianne va a usar el temperamento de tu Casa contra ti. Ya lo ha hecho. Le pedirás a Quent que se ocupe del asunto de Ardelis personalmente, porque es un asunto de su baronía. Si no descubren a Ardelis de inmediato, sabrás a quién es leal de verdad Lord Quent. Sir Earil y Evonne están capacitados más que de sobra para decirte la Casa real de cualquiera que despierte tus sospechas, y además le puedes preguntar a Axelle qué sabe ella de de Ardelis.

-He jugado según las reglas impuestas por Sir Bastien -dijo Lothar mirando hacia el suelo-. Sarianne fue la que permitió el juicio por combate en primer lugar. Fue él quien insistió en usar armas reales. Y fue Axelle quien le atacó a traición. La Corte Oscura, la de Sarianne. Ésa es la culpable. No yo. Esta no es ninguna conspiración en su contra. Pero lo dirá y repetirá hasta que se haga verdad. ¡Maldita sea mil veces!

El gesto de Marion se crispó, y soltó a Lothar.

-Evonne, déjanos, por favor -pidió en voz baja.

Evonne, que ya se había dado cuenta por dónde iba la cosa, agradeció la petición de Marion para que se fuese. Asintió dedicándole una leve sonrisa y abandonó la estancia para dejar a la pareja a solas, arreglando sus asuntos. Y los del Condado.