Partida Rol por web

 Entendiendo lo que me explicaba, examiné las armas, buscando alguna espada y daga de gran calidad, que sirviera para perforar a la perfección cualquier tipo de armadura...

Respondiendo a la petición de Conor, el herrero y su ayudante os muestran sus mejores artículos. Son armas de calidad y belleza (según los estándares de Nordheim). Mientras conversáis con ellos, os recomiendan un tugurio cercano. La tasca de Kjell, donde por poco dinero podéis probar una cerveza de calidad aceptable y comer algo de carne.

- El local no tiene nombre, aunque algunos la conocen como “La Zorra de las Nieves”, en alusión a Inger, la gorda mujer del tabernero, que es bastante ligera de cascos. Y si váis no sería prudente que hagáis mención al nombre “popular” del sitio, ya que a Kjell no le hace gracia que le recuerden que es un cornudo.- Ríe el herrero

-También os recomiendo la casa de baños, dónde podéis quitaros la mugre del camino y usar la sauna de piedras calientes. Así os aliviaréis de la fatiga. El piso de arriba de la casa de baños tiene habitaciones donde alojarse durante la noche, y si estáis muy interesados podéis solicitar otra clase de servicios, ya me entendéis...- Sonríe mientras hace un gesto con sus manos imitando dos pechos enormes.

 - Gracias por la información amigo... - Le respondí agradecido. Una cerveza y una comida caliente es lo que me pide el cuerpo a gritos. Luego un buen baño y otros servicios de la casa de baños será más que bien venidos.

-Si, ya que tenemos que hacer tiempo hasta mañana, que por lo menos que sea lo mejor posible.

Y señalo hacia la mencionada tasca. 

-luego cuando tengamos el gaznate bien hidratado, podemos ir a la casa de baños a "descansar"

-De nada, espero que vuestra estancia sea agradable- Se despide - Y si vuestros negocios en la ciudad salen bien y ganáis dinero, acordaos de Geir el herrero y volved por aquí para adquirir algun artículo de mi tienda. Si es preciso os haré alguna rebaja en el precio, todo es hablarlo.

Cae la noche cuando os marcháis en dirección al garito de Kjell. Las tiendas del mercado empiezan a recoger y los transeúntes poco a poco se van retirando. Camináis un par de calles en la dirección que os indicó el herrero. Entonces llegáis al callejón donde se ubica el local. Esta calle está ahora desierta, pero podéis oír el ruido que sale de la taberna.

Entonces oís unos pasos detrás vuestra que parecen apresurar la marcha. Os giráis y véis a tres figuras encapuchadas que sacan unas dagas.

 - Mierda, sabía que era mala idea entregar las armas... - Susurré a mis compañeros, sin dejar de mirar a los asaltantes, malencarado.

Maldita sea, los putos problemas no se acaban nunca...

Un poco bastante harto de todo lo sucedido en la entrada, Kellen no pudo contenerse

-A ver, hijos de una puta vanir, teneis dos opciones, ir a jugar a las navajitas con las zorras de vuestras hermanas, o que os parta el puto cuello en breve-

Se puso en posición de pelea, es cierto que los atacantes llevaban dagas, pero Kellen tenía sus puños de piedra, su cara rabiosa delataba las ganas que tenía de ver sangre.

-Knut, ve  a la taberna a pedira ayuda, Connor y yo nos las arreglaremos-
 

Mientras Kellen pronuncia esas palabras, otra figura encapuchada entra en la calle siguiendo a los demás.

- ¿Vanires...? Muy agudo guerrero.

Y surgiendo de entre las sombras se detiene a varios metros por detrás de los tres asaltantes. Entonces se quita la capucha, enseñando su cara marcada por una enorme cicatriz y sus cabellos rojizos. Y os señala con el dedo mientras su cara expresa una mueca de odio y desprecio.

- Rorik, quiere el cuerno y sus cabezas. ¡Acabad con esos cerdos sacrílegos!¡Matadlos a todos!

Un escalofrío recorre tu espina dorsal y notas una fuerte punzada en la boca de tu estómago. Esa cara..., esa cicatriz..., ya la habías visto antes.

Por unos segundos te paraliza el recuerdo doloroso de tu poblado atacado cinco años atrás, devastado, en llamas, y tus vecinos, amigos y familiares masacrados. Y esa cara con esa cicatriz, jamás la olvidarás, te persigue en tus pesadillas.

¡ESA CARA ES LA DEL HOMBRE QUE TIENES DELANTE!

-¡¿Marcharme y perderme la diversión?!, ¡aún no he bebido tanto!

Con una pérfida sonrisa saco mi escudo dispuesto a partírselo en la cabeza al primer vanir que se me acerque.

 Miro al hombre de la cicatriz con puro odio, mientras grito:

 - ¡TÚ!. ¡TÚ LOS MATÁSTES A TODOS!

-JAJAJA- bramó con el rostro cubierto por una mueca de furia

-no creí que los tuvieseis tan bien puestos, será bonito arrancaros la piel antes de cenar, putos cerdos vanires-

-Connor!; Knut!, acabad con ese bastardo! yo me encargaré de estos tres mierdas inútiles!-

Cogió aire con sus pulmones, para luego exhalar su potente grito de batalla, con suerte, alguien los escucharía, pero al menos, aquellos Vanires sentirían el miedo estremecedor en sus carnes.

-YAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARGGGGGGGGHHHHHHHHHH-

Y se lanzó contra la chusma vanir.

Cogidos por sorpresa e intimidados, el primero de aquellos vanires recibió un tremebundo puñetazo en la nariz, la cual se hundió hasta que el hueso llegó al cerebro, matándolo al instante.

El segundo intentó reaccionar, pero Kellen, curtido en estas lides, le agarró del rostro y la cabeza, y le partió el cuello como a un conejo.

El tercero si tuvo tiempo a lanzarle una estocada al cimmerio, con aquella daga, pero fué inutil, Kellen le atrapó la mano, y utilizó su fuerza superior para partirle el codo, y usar su extremidad ahora inútil contra él, hincándole su propia daga en el cuello-

-je je je je, ¿mataperros? je je je, ahora sí- rió enloquecido

El poderoso grito de Kellen aterroriza a los vanires, y un velo de sangre nubla la vista del cimmerio mientras con sus manos desnudas siembra una cosecha de cuerpos sobre la nieve.

Algunos parroquianos de la taberna empiezan a correr a asomarse a la puerta, atraídos por el escándalo de la calle.

El que daba las órdenes desde atrás, al ver la escena, sin dudar se vuelve a poner la capucha y se gira para correr volviendo sobre sus pasos hacia el mercado.

-¡No huyas, perro!, - grito al tiempo que comienzo a perseguir al tuerto camino del mercado.

 Sin perder el tiempo, al igual que Knut, corro detrás del hombre de la cicatriz, dispuesto a reunirle con sus jodidos dioses esta noche...

El asesino gira  en la esquina, mientras lo seguís como los galgos a la liebre. Llega a la calle que desemboca en la plaza del mercado y va volcando puestos, cestas, barriles y otros artículos para que os bloqueen el paso y entorpezcan vuestra marcha. Luego se desliza como una serpiente engrasada entre los transeúntes que se van retirando del mercado.

Conor salta y esquiva sin problemas los obstáculos y sigue persiguiendo al vanir por el mercado.

Knut decide usar la fuerza bruta y se abre paso a empujones.