Partida Rol por web

Alzó una ceja al escuchar las palabras de la mujer. - ¡Mira tu por dónde! ¡Queremos lo mismo! Vamos, todos somos supervivientes a fin de cuentas. - No era capaz de mantener la calma y sus palabras se impregnaron en seguida de nerviosismo y algo de miedo tal vez. - No quiero pelear. No quiero malgastar peleas en una estupidez como esta habiendo una amenaza peor ahí fuera... - Soltó un pequeño suspiro mientras bajaba su mirada hacia el suelo y mordía su labio inferior. Estaba pensando en cómo evitarlo a toda costa pero tampoco debía permitir que ella se llevase todo lo de allí. Si bien era cierto que él aún tenía algunos suministros necesitaba más para aguantar más tiempo. - ¿Y si trabajamos juntos? - Sabía que eso no la convencería en absoluto. Sonaba a que se quería aprovechar de su bondad. - Llevo demasiado tiempo sólo como para ahora ponerme a pelear con el primer ser humano que me encuentre. - Sí, es vivir o morir, supervivencia, pero no quiero enfrentarme con nadie. Prefiero aliarme, tener a alguien que me ayude. Joder, habiendo esas cosas pululando con total tranquilidad es lo mejor... - Pensó para sus adentros.

-  Acabo de llegar, aún no sé qué hay aquí... - Comentó haciendo ligera presión contra la barra. El miedo no se iría de su cuerpo hasta que ella mostrase no tener intenciones agresivas. Por el momento parecía que pensaba como él y prefería evitar gastar las balas pero ante el desconocimiento prefería actuar con cautela y más aún si la chica llevaba un arma, cosa que tampoco sabía. Caminaba a ciegas. 

El silencio me rodea, mis pensamientos van gritando en mi mente, estoy cabreada, y sola, en medio de toda esta mierda. Esperaba encontrar más de los míos, y al menos despejarme un poco, esperaba encontrar a alguien, alguien que me aparte del vacío, alguien que hable, y al menos poder escuchar el sonido de mi voz, alguien que me entretenga, necesito dejar de pensar, y de recordar ¡Estoy harta!

Cuando encuentro el lugar, supuesto refugio, supuesto vestigio de humanidad, supuesto lugar de encuentro, vacío, y muerto, me entran ganas de gritar en medio de toda esta quietud. Sujeto con fuerza el cuchillo que llevo en la mano, frunzo el ceño, mis mandíbulas se tensan. Ya no voy a volver atrás, volver supone enfrentarme a la jodida realidad de que he vuelto a por él, a buscar a alguien que me ha dejado tirada, volver sobre mis pasos e internarme en el bosque supone asumir que no puedo seguir sin él, y sí que puedo. ¡Sí que puedo!

Camino, en dirección a algún edificio, quiero comprobar que todo está tan muerto como parece, y de paso, ver si puedo rapiñar algo que comer, o algo útil para el camino.

Nada más percibir aquel movimiento, se tiró al suelo instintivamente, como había aprendido en afganistán años atras, cuando empezaban los tiros.

Esperó unos minutos por si volvía a ver algo, y comenzó a reptar por el suelo, lenta y sigilosamente, como una serpiente.

Maldita sea, seguro que el pueblo está lleno de malditos aliens.

Pero no había más opciones, si no quería sufrir una hipotermina.

Como era de esperar de una ciudad pequeña la oficina del Sheriff también lo es, se trata de un edificio de una única planta no demasiado grande, la puerta está cerrada pero parece que no está cerrada con ninguna clase de llave, las dos ventanas que tiene en la parte delantera están abiertas, a los laterales hay dos ventanas en cada lateral, siendo las de la parte de la izquierda con barrotes lo que dejaba claro que eran celdas.

Justo frente al edificio había dos todo terrenos aparcados con los colores y las serigrafías que indicaban que eran coches de policía. Fue en ese momento que escucha algo, el entrenado oído del ex detective le indica que hay alguien cerca, apenas puede distinguirlo bien pero parece que está cerca de los vehículos.

Como era de esperar de una ciudad pequeña la oficina del Sheriff también lo es, se trata de un edificio de una única planta no demasiado grande, la puerta está cerrada pero parece que no está cerrada con ninguna clase de llave, las dos ventanas que tiene en la parte delantera están abiertas, a los laterales hay dos ventanas en cada lateral, siendo las de la parte de la izquierda con barrotes lo que dejaba claro que eran celdas.

James se acerca a los coches y con cautela se esconde cuando se da cuenta de algo, allí frente a la puerta hay un hombre bastante grande y con el pelo blanco que observaba la comisaria pero que aunque no le ha visto parece que sí que le ha escuchado y mira en su dirección.

Brian se acerca a la puerta de atrás y con cuidado manipula la cerradura, el sonido de la puerta abriéndose le resulta familiar y agradable, realmente había sido muy sencillo, estaba claro que su suposición era correcta. Al abrir la puerta se da cuenta que entra en una cocina normal y corriente, de las típicas americanas.

El lugar esta desierto, pero está en perfecto estado, sobre la mesa hay algunas frutas ya pasadas y en la encimera los restos de haber estado preparando alguna comida. De la cocina salen dos puertas, una que lleva a lo que parece ser el salón y otra que condice a unas escaleras que llevan a la siguiente planta.

La chica camina con precaución hacia los edificios de la ciudad, con cuidado camina tratando de no llamar la atención de nadie por si hubiese alguien en la ciudad. Segun camina le parece escuchar un pequeño sonido aunque no esta segura

El hombre se esconde y se da cuenta que hay una persona caminando con precaución por allí, se trata de una chica que parece que se acerca a los edificios aunque sin saber realmente a donde va.

Intento ocultarme entre los coches y ver que hace.

Doug se detuvo. Se volvió hacia el sonido, y escruto con detenimiento. Su mano reacciono por costumbre, buscando el mango de la pistola. Sintió el frio metal en la palma mientras el arma se deslizaba fuera de la funda.

 - Sal de ahí con las manos en alto si no quieres que te vuele la puta jeta. - Escupió las palabras como habría hecho con un yonqui o un macarra de tres al cuarto.

El olor a comida en descomposición le llegó inesperadamente, y Brian arrugó la nariz al entrar en la cocina. Reprimiendo una expresión de disgusto - el antiguo Brian habría tirado todo eso de inmediato - echó un vistazo a las alacenas de la cocina: si sus habitantes se habían marchado tan apresuradamente, habrían dejado latas de conservas y agua, justo lo que él necesitaba. Si los encontraba, los dejaría preparados y echaría un vistazo al salón en busca de algo de utilidad antes de ascender a la segunda planta.

Kane se quedó paralizado en mitad del suelo. ¿Que hacía ahí una chica, y encima tan guapa?.

Pensó miles de cosas en ese momento, de las cuales no sería capaz de llevar a cabo ni siquiera la mitad.

La siguió con la mirada hasta que la joven se perdió en la ciudad, el seguiría su camino. Cuando estuvo seguro de que estaba solo, continuó avanzando hasta llegar a la iglesia. 

Sophie se quedó mirando fijamente al hombre mientras no paraba de decir cosas. Se veía que estaba nervioso. Aterrorizado. Sin duda casi más que ella. Para el ella era la amenaza. Eso o era un traidor mentiroso que estaba con esos cabrones. En estos tiempos nunca se sabía.

Sin embargo algo le rondaba la cabeza. Trabajar juntos. Sin duda era una idea tentadora. Se llevaría menos pero sería más fácil. Además dentro de ella algo chirriaba con la posibilidad de quedarse todas las cosas ella y no dejar nada para un superviviente que quizás estaba pero que ella. ¿Realmente se quería convertir en esa clase de persona, en la que ve sombras en todas partes y no es capaz de ayudar al prójimo por miedo?

Sophie dejó ir un suspiro. -Mierda. Saco la mano de su espalda y se relajó. -No voy a poder centrarme en buscar si tengo que estar preocupada de mis espaldas y de ti. Pasó un dedo por encima de una mesa, dejando un rastro en el polvo. -¿La mitad para ti y la otra para mi? Pero te aviso, no intentes joderme. Estas últimas palabras cayeron con su propio peso. Estaban cargadas de resentimiento y peligrosidad.

Quizás había escogido mal y todo acabaría allí, pero al menos no había dejado de ser quien era realmente.

Soltó un suspiro de alivio al escuchar las palabras de la chica y comenzó a tranquilizarse poco a poco.-  Gracias... - Dijo en un tono bajo de voz mientras, tras bajar la mirada, volvía a subirla hacia la chica. No parecía mala persona, únicamente quería sobrevivir. Esa era la impresión que le daba a Deivid. ¿Podría culpar a alguien de querer vivir? - Mi nombre es Deivid, Deivid O'Brien. - Se presentó mientras se despegaba un poco de la barra. Aún permanecía alerta por si acaso. Sí, no parecía que en cualquier momento fuese a disparar pero aún así debía mantenerse alerta. Aunque ella le pareciese de confianza nunca se podía saber si se trataba de una sensación falsa. 

Tras decir esto rodeó con paso lento la barra para ponerse a buscar cosas ahí detrás, atento por si la mujer le replicaba algo y evitar discusiones absurdas. 

Mientras se ocultaba James escucha como el hombre grita mientras saca su arma:

- Sal de ahí con las manos en alto si no quieres que te vuele la puta jeta

El hombre parecía bastante serio diciéndolo y que lo decía en serio

Douglas escucha unos sonidos no está totalmente seguro, pero parece que el hombre está tratando de ocultarse

La chica se queda unos segundos parada, le había parecido escuchar algo, pero tras unos momentos continua, no estaba muy convencida, pero no encuentra nada, por lo que decide continuar con su investigación de la ciudad, camina con precaución hacia el motel. El motel no es demasiado grande, es un edificio de dos plantas, con forma de U, cuenta con una recepción, un cuarto de lavadoras y 6 habitaciones en cada una de las plantas, además de un almacén en al parte superior. En la zona central que forma como un pequeño patio hay un par de camionetas aparcadas.

Tras examinar un poco la cocina pudo descubrir algunas cosas que le serian de utilidad, había agua embotellada para al menso 3 días y comida enlatada para 7 días lo cual era bastante. Con cuidado y precaución camino hacia le salón. El lugar era en cierta forma como era de esperar, un espacio amplio con algunos sofás y aparentemente cómodo, la televisión estaba apagada y todo estaba en perfecto estado salvo por un detalle, había unas pequeñas marcas de uñas en la mesita de madera que había en el salón, sobre ella algunos libros y revistas no demasiado interesantes.

En uno de los laterales se encontraba la escalera que daba acceso al segundo piso, una pequeña entrada con recibidor y una puerta que conducía al aseo.