Partida Rol por web

Sí, Dios decía que había que perdonar pero aún le dolía la rodilla.

Intentó pensar en positivo. No le habían matado. Y tampoco le habían dicho que se largara de allí. Por el momento.

- Gra... gracias - balbuceó cuando le devolvieron sus escasas pertenencias. Miró frente a frente a la chica, perdonándola con los ojos por el trato recibido.

Estaba seguro de que Satán campaba por aquel grupo. Demasiada ira. Demasiado miedo. Había que encontrarle y extirparle.

Purificación.

Negó con la cabeza cuando le preguntaron por la ciudad o la carretera. Apenas sabía dónde se encontraba y era incapaz de localizar el norte. Seis horas más y hubiera perecido de no haber encontrado al grupo. Era un cero a la izquierda. Debía continuar con un perfil bajo para no llamar la atención. Y el grupo no debía dividirse.

Necesitaba algo. Una señal. Una ayuda divina.

Padre, no soy digno de la misión encomendada. Necesito ayuda. Mándame una señal, ¡te lo imploro!

En ese momento sonó la radio. Era una mera cacofonía de sonidos pero voces humanas indudablemente.

¡Gracias Señor! Tu siervo te lo agradece.

Sí, Dios decía que había que perdonar pero aún le dolía la rodilla.

Intentó pensar en positivo. No le habían matado. Y tampoco le habían dicho que se largara de allí. Por el momento.

- Gra... gracias - balbuceó cuando le devolvieron sus escasas pertenencias. Miró frente a frente a la chica, perdonándola con los ojos por el trato recibido.

Negó con la cabeza cuando le preguntaron por la ciudad o la carretera. Apenas sabía dónde se encontraba y era incapaz de localizar el norte. Seis horas más y hubiera perecido de no haber encontrado al grupo. Era un cero a la izquierda.

En ese momento sonó la radio. Era una mera cacofonía de sonidos pero voces humanas indudablemente.

Después del show el cura quedó liberado. Con un gesto de disculpa yo también le ofrecí mi cantimplora para calmar su sed, así este imprevisto gasto de agua quedaría compartido y no lo asumiría solo Roan. 

Roan...estaba dispuesto a irse por su cuenta, y parecía que hablaba en serio. Había tratado de romper el grupo tentando a los jóvenes para que le siguieran, pero no parecía haber tenido mucho éxito. Los chicos por su parte habían tardado un parpadeo en aprovechar el momento para ponerse a fumar hierba. Que dos de nuestros tiradores continuaran el camino fumados era malo. El grupo hacía aguas, pero es que nosotros tampoco dábamos ejemplo. Era el momento de intentar reparar el daño y dejar las cosas claras. 

- ¡Teniente! - creí importante dirigirme a Roan por su rango en aquel momento - ¡Espera!, cálmate por favor. Tenemos que hablar, los 4 - dije mientras me acercaba hacia él con largos pasos - Escúchame Roan, solo te pido que me escuches. Después puedes hacer lo que creas conveniente, que lo respetaré. 

Miré también hacia donde estaban Tom y Keira. 

- ¡Cabo, Sargento!, venid. No os lo pido como superior, os lo pido como compañe...

En ese momento comenzó a sonar el walkie de Larry. Nuestra reunión se tendría que posponer, ahora había que actuar rápido e investigar la señal. El chico no terminaba de sintonizar lo que parecía una conversación entre dos personas. 

- ¡Larry, pásame el walkie! 

Jack se acercó y agarró el walkie de Larry, puesto que Claire todavía ni lo había sacado, y empezó a mover el dial intentando aclarar la señal, pero no lo consiguió. Un par de veces pareció que estaba cerca de lograrlo... pero ya fuese por las montañas, los árboles o el puto sol, la señal volvió a perderse.

Eso sí, los walkies de esa clase no tenían tanto alcanza. fuese quien fuese, no podía estar a más de un par de kilómetros, y dado que la señal se había aclarado más al dirigirlo siguiendo el camino, parecía claro que era hacia allí a donde debían dirigirse, si querían encontrar su origen.

La tensión seguía yendo en aumento, y el plan de Roan no parecía un mal plan, pero entonces sonaron los walkies de Larry y también el mío. Me giré corriendo hacia él, extrañada, y también sin saber muy bien qué hacer, sobre todo porque todo el mundo empezó a decir que lo cogiéramos, que habláramos...

Larry fue más rápido, pero no consiguió nada, pero al menos captó una señal.

-Son... varios. Hay dos grupos, ¿verdad? ¡Joder, hay más gente por aquí! -dije en voz alta, excitada por el descubrimiento.

El Teniente intentó recuperar la señal, pero finalmente, pareció perderla del todo. Si él no había podido hacerlo, yo ni siquiera tenía una oportunidad, pero eso no importaba.

-Tenemos que intentar encontrarlos. Puede que tengan comida, o una radio con la que comunicarnos con la ciudad. 

Yo misma tampoco me creía mucho eso, pero había conseguido recuperar un poco de la esperanza que había perdido tras la muerte de Eve. Eso, y el hablar de mi madre, que podía estar viva (lo esperaba, más bien) en la ciudad, habían avivado de nuevo mi mente.

-¡Venga, joder, hay que darse prisa! ¡Teniente, lo siento mucho, pero hay que encontrar a esa gente!

Claire metía prisa y con razón, aunque no podíamos ir a lo loco porque desconocíamos como nos recibirían. 

- No deben estar muy lejos, ¡vamos! - y comencé a trotar para marcar el ritmo en la dirección que creíamos que era la correcta. 

Al final, todo lo que estábamos discutiendo se quedó un poco en nada, al escuchar los walkies, y aunque fuera de mala manera, esa conversación.

Claire se muestra sorprendida; yo también.

-Tienen que estar cerca. Los walkies no llegan muy lejos, ¿verdad? -comento, mirando en todas direcciones.

No me olvido del plan de Roan, así que antes de ponerme en marcha, le digo lo que pienso.

-Oye, tío. Lo que has dicho me parece bien, pero de qué nos sirve toda la tecnología del mundo si llegamos tarde. La ciudad no está tan lejos y si encontramos a esta gente, a lo mejor incluso pueden ayudarnos.

Y por fin, ese teniente parece tomar la delantera. Se nota que es un novato, pero al menos tiene buen ánimo. Coge sus prismáticos y mira un momento, aunque desde donde estamos, seguramente no consiga nada.

-Venga, Teniente. Yo me apunto. Hay que encontrarlos. Y deje ya los prismáticos. Estamos demasiado metidos en el bosque. Hay que encontrar un claro.

Roan se sorprendió que captaran una señal tan cerca, todavía estaban lejos de la ciudad pero si es cierto que empezaba a haber carreteras y otras edificaciones como pequeñas granjas o pueblos o gasolineras.

Curiosamente Roan hizo algo que nunca había hecho. Se quito el brazalete que lo identificaba como medico, un brazalete rojo con una cruz blanca dentro de un circulo... para cualquier militar todavía era reconocible como medico por las mochilas tan características que estos portaban, pero para alguien profano ahora mismo Roan era un teniente a secas:

-Jack, hablaremos luego pero... es un equipo de gente organizada, bien comunicada que estaba dando un informe a su superior o a su base.. no son aficionados y están buscando algo. Hay que proceder con cautela, vosotros tres deberíais proceder primero..hasta yo debería ir pero no quiero mas roces con vosotros ni que digáis que os pongo en peligro,soy consciente que me falta experiencia en estos procedimientos-Roan no lo decía en tono provocativo, realmente no quería no mas líos con los demás militares, al menos hasta que resolvieran la cuestión de dividirse.

-Y por favor Jack, tienen un infectado, no digas que soy médico ni mucho menos que tengo conocimiento prohibido que da a una especie de cura o enloquecerán - tal vez Jack no había sido consciente lo que harían otros grupos con componentes mordidos si llegan a saber que existe una mínima esperanza de cura..pero las cosas se podrían poner feas.

Los demás pensaban que tal vez sacarían algo bueno ese encuentro..Roan lo dudaba

Me detuve un momento para mirar por los prismáticos y no pude ver nada con tanto árbol. Me preocupaba que nos dirigiéramos hacia una trampa, no porque la conversación que captamos insinuara ningún peligro, sino porque formaran parte de un grupo más grande que controlara el perímetro. Y no estábamos lejos de su posición. 

Al detenerme Roan me alcanzó y caminamos juntos. 

- No te preocupes, no diré nada. Y me parece bien lo que dices, nos adelantaremos nosotros. La idea es proceder con toda la cautela posible, no sabemos como reaccionarán con nosotros, cuantos son ni si están mejor equipados. 

Volví la mirada hacia Roan y le dí una amistosa palmada en el hombro. Asegurándome de que Keira y Tom no pudieran escucharnos, le dije: 

- Oye Roan, quiero disculparme personalmente contigo. No esperes que lo hagan Tom ni Keira, los conozco desde hace tiempo y tienen un carácter...complicado. Lo digo por experiencia propia, pero son buenos soldados y no podríamos tener mejores compañeros en una situación como esta. Lo que sí agradeceríamos todos es que no hubiera secretos, ayudaría a que te aceptaran más rápido. Y ah, olvídate de mi rango. Y del tuyo. En este contexto a nadie le importa una mierda la medallita que tengamos colgada en el pecho. Tenemos que mantenernos unidos actuando todos como iguales. 

Las respuestas de Jhon me parecieron aceptables. Me relajé y lo mismo hizo Keira.

Mientras Roan explicaba su plan al grupo de adolescentes los walkies empezaron a sonar. Habían captado una señal y al parecer estaba cerca, muy cerca. Hubo un silencio sepulcral y tod@s dirijimos la mirada hacia Larry y Claire. Larry intentó comunicarse con 'la otra gente' pero no consiguió coger bien la frecuencia, después lo intentó el teniente con escaso resultado.

Lo que sí había sacado en claro de lo poco que escuché es que eran dos grupos: en el primero hablaba una mujer que parecía que era la que estaba al mando y le decía al segundo grupo que volvieran. Y en el segundo había un tal 'Al' que dirigía a este grupo de búsqueda, porque estaban buscando a alguien o algo, en el cuál había un infectado. Un grupo de otro estaban a una hora de camino y nosotros posiblemente estábamos en el medio.

El teniente ordenó avanzar en busca de esta gente. Yo veía peligroso no tomar medidas; avanzar a lo loco sin mandar antes a uno o dos de nosotros que se adelantaran para encontrar y observar a esta gente. No sabíamos nada de ellos y parecían que era un grupo numeroso y con recursos.

-"Bien Jhon, parece que tu Dios no te va a dar ni un minuto de respiro. Si tiene fuerzas, síganos y trate de no quedarse atrás. Si necesita ayuda no dude en pedirla. Vamos."

Me puse de los primeros, aunque me alejé unos metros al flanco derecho. Indiqué a Keira que hiciera lo mismo pero en el flanco izquierdo. Así tendríamos algo más de visión de esas dos partes y cubriríamos los flancos ante cualquier imprevisto. Los tenientes iban en cabeza dialogando.

-Vaya dos zoquetes me han tocado para ser el final del mundo. Puta suerte la mía...

Hecho una mirada atrás y veo la cara de preocupación y cansancio de los demás, aunque también detecto convicción en sus miradas.

-Espero de corazón que no todo se haya ido a la mierda y puedan encontrar a sus familiares. Por lo menos esa idea, esa esperanza, les dará fuerzas para seguir adelante...

Empujados por lo que habíais captado, os pusisteis en marcha, cada uno con diferente nivel de motivación e interés. Unos porque podía significar la salvación; otros, porque anhelabais tener más contacto con otras personas, y también había quien simplemente veía una oportunidad que no podía dejarse atrás, para conseguir información, alimentos, un vehículo, o cualquier otra cosa.

Lo importante es que reanudasteis la marcha a buen ritmo, incluyendo el andrajoso que se os había unido y del cual no sabíais casi nada.

Después de caminar durante un rato, llegasteis a una zona elevada y visteis lo que parecía ser una granja o grupo de casas. Quizás la señal viniese de allí o no, pero desde luego, parecía haber movimiento. Estabais lejos, eso sí. Al menos media hora de camino. Pero había gente... y no tenían aspecto de zombies.

Parece un sitio normal -dije en voz alta, mirando a los que tenía a mi alrededor -. Es... como si no sucediese nada malo.

Y es que desde aquella distancia, aunque apenas podía distinguirse algo, parecían gente normal, haciendo cosas normales, como andando, acarreando cosas o algo parecido.

Resultaba bastante increíble, teniendo en cuenta cómo estaban las cosas.

¿Eso es bueno, no? Quiero decir, que si allí están bien... es posible que puedan ayudarnos, que tengan comida, e incluso una radio.

Sí, de repente estaba excepcionalmente optimista, o es que simplemente, había despertado de mi pequeño letargo y veía aquello como una oportunidad. Seguramente, la última, de sentirme... normal.

Dos cantimploras eran mejor que una así que tomó la que le ofrecía el teniente y echó un trago largo aunque no lo suficiente como para quedar demasiado mal.

Al menos había buenos samaritanos entre aquellos pecadores. Quizás alguno tuviera salvación después de todo.

Después quedó en un segundo plano mientras esperaba que alguien descifrara el mensaje del walkie-talkie. Él por su parte se había hecho una idea de aquella conversación y la cosa no pintaba nada bien. Pero ahora era el último mono de aquel grupo y prefería callar.

Siguió al grupo durante la silenciosa marcha luchando por no quedarse atrás. Además prefería estar guarecido en el centro bien escoltado por los militares. Y quería acercarse a los jóvenes. Tendían a ser más propensos al pecado y a la corrupción y a ser los más necesitados de consuelo y ayuda religiosa. Aunque no fueran nada receptivos a todo lo que pudiera oler a religión.

- Hola - acertó a decir a los jóvenes cuando estuvo cerca. - Mi nombre es John pero también podéis llamarme Patrick - comentó. Como saludo era una mierda pero quería seguir aparentando ser menos listo de lo que era. Por un lado estaba la humildad de la que tanto hablaba Jesús pero también estaba el hecho de que siendo tonto le sería más fácil integrarse sin que le vigilaran demasiado. Y John quería poder tener cierta libertad.

Por lo que pueda pasar... Dios proveerá.

Y lo hizo. Tras un tiempo indeterminado pero que le pareció más de media hora llegaron al final del bosque. O por lo menos ya se podía ver porque a otra media hora de distancia había un pequeño caserío con gente.

No sabía como les recibirían pero visto lo visto no pensaba que fuera a ser muy distinto de su experiencia reciente. Después de todo eran un grupo numeroso con muchas bocas que alimentar. Y no estaban las cosas como para repartir comida, no.

Dos cantimploras eran mejor que una así que tomó la que le ofrecía el teniente y echó un trago largo aunque no lo suficiente como para quedar demasiado mal.

Después quedó en un segundo plano mientras esperaba que alguien descifrara el mensaje del walkie-talkie. Él por su parte se había hecho una idea de aquella conversación y la cosa no pintaba nada bien. Pero ahora era el último mono de aquel grupo y prefería callar.

Siguió al grupo durante la silenciosa marcha luchando por no quedarse atrás. Además prefería estar guarecido en el centro bien escoltado por los militares.

- Hola - acertó a decir a los jóvenes cuando estuvo cerca. - Mi nombre es John pero también podéis llamarme Patrick - comentó. Como saludo era una mierda pero estaba bastante nervioso y la gente joven no era precisamente su especialidad tras todos aquellos años en el seminario.

Dios proveerá.

Y lo hizo. Tras un tiempo indeterminado pero que le pareció más de media hora llegaron al final del bosque. O por lo menos ya se podía ver porque a otra media hora de distancia había un pequeño caserío con gente.

No sabía como les recibirían pero visto lo visto no pensaba que fuera a ser muy distinto de su experiencia reciente. Después de todo eran un grupo numeroso con muchas bocas que alimentar. Y no estaban las cosas como para repartir comida, no.

Caminé junto al resto tras haber escuchado aquella señal de radio, vigilando uno de los flancos con la escopeta entre mis manos. Puede que para algunos aquello fuera una oportunidad de encontrar algo de paz, de encontrar a otros supervivientes como nosotros, pero yo no pensaba fiarme hasta que no lo viera con mis putos ojos. El mundo siempre había sido un nido de víboras y la situación actual no había hecho más que sacar lo peor de nosotros. Así que el rollo pacífico se lo dejaría a Roan, pues yo pensaba empuñar mi arma y apuntar a cualquiera que estuviera en nuestro camino.

Cuando al fin llegamos a unas casas, nos quedamos contemplando lo que parecía un pequeño campamento poco fortificado, con gente haciendo sus tareas diarias. No parecía haber mordedores alrededor y seguramente la distancia de los pueblos y ciudades cercanas lo había convertido en un buen lugar sin demasiada gente. Pero no teníamos ni idea de quien coño eran.

– No podemos fiarnos, Claire. Quizá no sean nuestros enemigos… pero ponte en su lugar. ¿Acaso dejarías que unos extraños armados amenazasen tu vida? – le pregunté frunciendo el ceño, mirando de nuevo al campamento – Lo mejor será que no nos vean, ocultarnos entre los árboles y acercarnos para ver sus defensas. Según el mensaje de la radio algunos de ellos irán armados, aunque tenemos tiempo para actuar antes de que el segundo grupo llegue si estaban a horas de distancia.

Miré entonces al resto del grupo, fijándome quizá en Jack más que en el resto. Pero estamos todos aquí, por lo que en parte era una decisión de todo.

– Mi voto es que antes de presentarnos intentemos averiguar un poco más de ellos, al menos ver de cuantas armas disponen por si hay que reducirlos y mostrarles que no somos una amenaza antes de que nos cosan a balazos – comenté, mientras tenía una rodilla en el suelo y me ocultaba tras un árbol para no estar a la vista – Yo no pienso dar la cara de buenas, pero joder, si alguien quiere hacerlo no se lo voy a impedir.