Partida Rol por web

Zach no puede creer lo que ve. Los están trayendo uno por uno y ahora, encima, lanzan el cuerpo del pobre Donnie como si fuese un maldito saco, al suelo. Está muerto, muerto.

Aparto la mirada y retengo las ganas de llorar que me entran, porque esto no se puede soportar. Entonces, Roan reacciona. Empieza a desatarnos; primero el sargento, luego Larry, y después...

Llega el puto tío ese trayendo al cura. Ese cura no nos ha servido para nada, pero ahí está, mientras que Donnie ya no respira. Maldito sea. Malditos sean todos ellos.

El médico gana enteros enfrentándose a él, pero a mí eso no me basta. No le ha dado tiempo a desatarnos a todos, pero está distraído y yo estoy cansado de todo, así que no me voy a quedar quieto. Cuando mira a Roan y se pone a hablar con él, me levanto sigilosamente, y me lanzo con la cabeza por delante a toda velocidad.

Roan, que tenía boca calentita, no se cortó:

-Vaya..para no durar ni un día según tu...aquí estoy meses después... y sabes lo mejor, he matado seguramente a muchísima más gente que tú, pero todavía tengo ciertos escrúpulos- dijo justo antes del ataque de Zach

Jonas no se esperaba el ataque de Zach, pero no le costó demasiado reaccionar. En cuanto el joven llegó hasta donde estaba, simplemente se echó a un lado y le golpeó sobre la cabeza.

Zach cayó al suelo de bruces, inconsciente, y no volvió a moverse. Jonas lo observó, como si aquello fuese un juego.

-Vaya, vaya, vaya. El jovencito es un valiente. Dudo que se atreva a intentarlo de nuevo -dijo en voz alta, sin apartar la vista de él

No podía asimilar lo que estaba pasando. Estaba cerca de la puerta cuando esos salvajes entraron arrastrando el cuerpo sin vida de Donnie. Me quedé mirándolo con los ojos muy abiertos durante el poco rato que tardaron en volver esos hijos de puta, esta vez con John. 

A diferencia de ayer en el hospital, hoy nuestros enemigos eran humanos como nosotros, haciendo gala de lo peor de nuestra especie. Me dolía profundamente haber sido engañado, y me dolía aún más darme cuenta de lo profundamente estúpido, ¡¡estúpido!!, que era y lo poco capacitado que estaba no ya para liderar ningún grupo, sino directamente para sobrevivir en un mundo que premiaba la astucia más retorcida y amoral.  

Mientras Roan se encaraba con ese hijo de perra, Zach arremetió a la desesperada. Sin éxito. Como un resorte, sin pensar demasiado, yo también actué. Quería matar a ese hijo de puta. Así que de un salto, intenté propinarle una patada por detrás en el cuello. 

Para deleite de Jonas, aquel joven teniente que parecía recién salido de la academia, se levantó para intentar darle una patada.

Ni siquiera llegó a tocarle. 

Al levantar la pierna, se cayó de espaldas, quedándose dolorido, en el suelo, mientras pensaba que había hecho el idiota. Al menos aquel chico, Zach, había conseguido llegar hasta él pero en su caso, ni tan siquiera eso.

Había demostrado que era un completo inútil.

-JAJAJAJAJAJAJA ¿y éste es el Teniente que os va a llevar a la ciudad? Me alegra haberos encontrado. Así, al menos alguno de vosotros tendrá una oportunidad de salir de esto con vida.

Esta gente eran unos sádicos además de unos cabronazos. Se les veía que disfrutaban con la situación. Trajeron al chico, Donnie, con un disparo en la nuca... ejecutado por la espalda como un perro. Estaba claro que con esta gente no se podría negociar, estábamos todos condenados a ser puré para niños. Roan me desató las manos, estiré un poco los brazos y volví a colocarlos en la espalda al ver aparecer otra vez al tipejo este. Traía al cura, al parecer no eran muy creyentes en el lugar.

En este momento, todo fue una sucesión de acciones. Zach se lanza de cabeza hacia el guardia, pero es derribado fácilmente. El teniente intenta darle una patada, pero se cae hacia atrás. Veo una oportunidad aquí... ahora mismo me está dando la espalda el malnacido.

-"¡Roan, Larry, vamos!"

Salgo corriendo hacia él e intento agarrarle por detrás del cuello y reducirle. Si mis dos compañeros me siguen quizás tengamos una oportunidad de acabar con él.

"Joder, Pequeñín..." pensé para mis adentros al ver el cadáver de Donnie al ser arrastrado por dos de los hombres. Donnie no me caía bien. Siempre lo había considerado un happy flower no muy avispado, pero joder, no se merecía morir así. Asesinado por aquellos cabrones.

Poco después, traían también al sacerdote y, una vez que los hombres abandonaron el granero, Roan comenzó a quitarnos las ataduras. Mientras lo hacía, me pregunté por qué a él no lo había atado en el granero, cuando lo más probable es que acabara desatándonos. ¿Sería una prueba de lealtad por parte de nuestros captores? No es que me importara mucho, siempre que Roan se pusiera de nuestro lado.

Zach había intentado atacar a aquel tipejo, Jonas, aunque sin mucho éxito. Aunque el peor fue Brannigan, quien se cayó de espaldas antes de que pudiera alcanzar a su oponente. Puse los ojos en blanco. ¿De verdad aquel hombre era militar? Escucho al sargento gritar mi nombre mientras veo cómo echa a correr hacia Jonas para agarrarlo por detrás y reducirlo. Rápidamente echo a correr hacia nuestro captor, con la esperanza de que si le atacamos entre tres no tendrá oportunidad alguna contra nosotros.

John observó como uno tras otro todos los intentos por hacer algo fracasaron por falta de organización.

Quizás si hubieran saltado todos a la vez... pero de uno en uno es un suicidio.

No hizo ni siquiera un amago por saltar contra aquel tipo junto con el militar y el chico. No haría sino estorbar y no estaba en condiciones, ni físicas ni mentales, para intentarlo siquiera. Llevaba días sin comer y bebiendo lo mínimo y sólo había pegado tres tragos a la cantimplora. Le dolía la cabeza y estaba deshidratado. Ni mucho menos iba a enfrentarse a un hombre más joven, más fuerte...

y con más armas.

Permaneció a la espera de los acontecimientos. Si fuera posible que su ayuda decidiera algo no dudaría. Pero mientras lo mejor que podía hacer era observar.

Aprovechando que su captor estaría distraído con la que se le venía encima John echó un vistazo por la habitación buscando algo que, de ser necesario, pudiera ser utilizado como garrote o arma contundente. Siempre era mejor dejar KO de un sólo golpe y pedir perdón después.

Incluso Staci parecía haber sido fuerte, la chica más sensible de las que allí estábamos. Junto a mí, entre mis brazos, sintiendo su rostro contra mi hombro llorando la pérdida de su amigo. Pero aún así se mantuvo fuerte. La miré un instante y asentí con firmeza, viendo que estaba bien y no tenía que preocuparme porque fuera a cometer alguna locura en aquel momento.

- Pensaremos en Donnie más tarde, cielo, ahora debemos centrarnos en los que todavía podemos encontrar para salir de aquí - le dije a la chica, algo angustiada yo también - Sigue siendo igual de fuerte, también nosotras te necesitamos a ti.

Éramos un jodido equipo, estábamos allí juntas y conseguiríamos salir de allí juntas. Les demostraríamos a estos imbéciles psicópatas que se habían metido con la gente equivocada. Así que cuando empezamos a mirar y vi aquella casa con las ventanas tapiadas, supe que era nuestro objetivo. Hubiera lo que hubiese debía ser importante, lo suficiente como para estar custodiado y querer mantenerlo. Así que era nuestra mejor baza.

- Vosotras sois dos y ellos son dos, pero jugamos con la ventaja de que no saben donde estamos - dije a Tessa y a Claire, las que iban armadas. Yo no seguía siendo más que un jodido estorbo en ese momento - Tenéis que intentar cogerles por la espalda, sin que os vean. En cuanto les encañonéis soltarán sus armas y si no... quitad el seguro a vuestras armas y no apartéis el dedo del gatillo. Si hacen cualquier gesto para apuntaros, disparad, sin pensarlo. ¿Me habéis entendido? No dudéis u os matarán - miré entonces de nuevo a Staci - Nosotras haremos de cebo, cuando estéis cerca de ellos, nos mostraremos para que se centren en nosotras y así vosotras dos podréis cogerles desprevenidos. No pensarán que dos mujeres, encima con una puta coja, vayan a intentar nada.

Joder, cómo odiaba esto. No me importaba arriesgar mi vida, lo había hecho tantas veces antes, pero no podía dejar de pensar en ellas. No podía evitar pensar en la pobre Staci, en Tessa, pero sobre todo en Claire. Quería volver junto a ella momentos antes, volver a abrazarla y besar sus labios, quedarnos en aquella orilla para siempre. ¿Cómo podía hacerme sentir así?, tan jodidamente débil e indefensa, la acababa de conocer y en cambio sentía que la necesitaba, darle un sentido a todo lo que estábamos pasando. 

Me separé un instante de Staci y me acerqué a ella, notando un nudo en la garganta y como se llenaban los ojos de lágrimas. Intentando apretar la mandíbula, enfadada conmigo y con todos. Entonces tomé su mano, y la miré tan solo un instante, antes de acercar mis labios a su oído y susurrarle.

- Eres una jodida imbécil - pronuncié solo para nosotras, notando como caían varias lágrimas con mi rostro - Has hecho que te necesite conmigo, así que ahora no se te ocurra dejarme sola.

Pegué mi rostro junto al suyo un instante, como una suave caricia, y después me alejé evitándole la mirada.

La clave en aquellos momentos parecía estar en aquella casa tan bien protegida. Debíamos entrar en ella, costara lo que costara, pero al mirar hacia atrás y ver el equipo que conformábamos... joder, no quería perder a nadie. No podía olvidar el cuerpo de Donnie siendo arrastrado y no deseaba que le ocurriese lo mismo a Tessa, Staci... ni a Keira.

Keira tomó el mando de la situación. Era lo que necesitábamos, sin duda.

No tardó en idear un plan, aprovechando que siendo cuatro, podíamos dividirnos. A Tessa y a mí nos tocaría encargarnos de ellos, mientras Keira y Staci, hacían de cebo.

En cuanto les encañonéis soltarán sus armas y si no... quitad el seguro a vuestras armas y no apartéis el dedo del gatillo. Si hacen cualquier gesto para apuntaros, disparad, sin pensarlo. ¿Me habéis entendido? No dudéis u os matarán.

-Entendido -respondí, sin el menor atisbo de duda. Ya estaba harta de servir de blanco, así que no dudaría.

Miré el arma y a Tessa. Asentí y me dispuse a marcharme, pero no iba a hacerlo sin antes volverme a mirar a Keira, como la otra vez, antes de separarnos. Ella había hecho lo mismo y sus ojos estaban a punto de estallar en un mar de lágrimas. ¿En qué nos habíamos convertido? Hasta entonces, éramos solo un par de zorras malhumoradas y ahora... ahora no podíamos estar separadas ni dos minutos sin sufrir una agonía perpetua.

Keira cogió mi mano y acercó sus labios a mi oído.

- Eres una jodida imbécil. Has hecho que te necesite conmigo, así que ahora no se te ocurra dejarme sola.

Su rostro se adhirió al mío, haciendo que se fundieran en uno solo. Sus lágrimas se deslizaron tanto por sus mejillas como por las mías y el palpitar de su corazón, pareció latir al mismo ritmo y con la misma fuerza que el mío. A mí me parecía que iba a escaparse de mi pecho, como aquella frase que había leído una vez en Moby Dick:

"Si su pecho hubiese sido un cañon, habria disparado su corazón también sobre ella"

Pero Keira no era mi ballena blanca; no era todo lo que odiaba, sino todo lo que amaba. Se había transformado para mí, al igual que sucedía con una polilla, en una hermosa mariposa de colores intensos que atravesaban mis pupilas para adentrarse en los lugares de mi mente en los cuales se descargaban mis emociones y por vez primera en tanto, tantísimo tiempo, fui capaz de experimentarlas, de sentir que existían y que no habían desaparecido como yo pensaba.

Encontrar a Keira había sido encontrarme a mí misma. A través de sus ojos, de sus caricias, de sus rudas formas, había conseguido hallar la salida del laberinto en el que yo misma me había encerrado en la existencia que llevaba así que era mi salvadora, y mucho más que una mano en mis caderas o una explosión de placer.

Era parte de mí, igual que lo eran mis recuerdos y mis esperanzas, y además, había moldeado el pasado que guardaba en mi memoria, endulzándolo, dándole un aroma que deseaba volver a respirar y disfrutar, y el futuro en el cual pensaba.

Mientras su rostro acariciaba al mío, estuve segura.

La quiero. ¿Estaré loca? No, supongo que solo estoy enamorada.

-No lo haré. Te lo prometo -le dije, intentando concentrar en aquella promesa todo lo que sentía por ella.

El momento terminó y yo solo pude cerrar los ojos y disfrutar de su proximidad durante unos pocos segundos, antes de que se alejara para iniciar nuestro ataque. Tuve que contenerme para no correr a abrazarla, encerrarla entre mis brazos y suplicarle que no se alejara. Tuve que decirle a mi corazón que aguantase el dolor, porque aún no podía detenerme para cuidar de él.

Tuve que dejar que volviese a sangrar, mientras miraba como se alejaba, sin hacer nada para evitarlo. Después, me giré hacia Tess.

-Vamos. Hay que acabar con esos cabrones.

Bueno, al final tenemos una oportunidad, porque hay algo allí que merece la pena proteger, así que vamos a ir por ello. Claire y yo tenemos las armas, y Keira está herida, así que seremos nosotras quienes intentemos reducirlos mientras le prestan toda su atención a Staci y Keira.

Espero que no les pase nada. Cada vez me cae mejor la cabo. Parece mucho más humana ahora que... ha liberado lo que siente por Claire. Es una escena demasiado emotiva para mí, y me da un poco de envidia, pero también me alegro por las dos.

Cuando al final nos separamos las cuatro para hacer lo nuestro, miro a Claire.

-¿Te ha dado fuerte eh? -la miro sonriéndole -. Me alegro, Claire. De verdad. Venga, vamos a machacarlos.

Roan aprovechó la charla para distraer a Jonas lo bastante como que Tom hiciera algo... los dos traperos-vaqueros fallaron miserablemente, aunque no tanto como Jack: a los ojos de Roan, Jack era un hombre bueno que su vida y genética jamás acompañarían a sus intenciones.

Se lamentó por el espectáculo y se lanzó contra Jonas intentando golpearle en la cara para que no reaccionara con facilidad y posteriormente Roan luchó por el arma de Jonas*.

-delante de tus hijos...- dijo el médico mientras forcejeaba, sin que nadie supiera muy bien a que se refería, aunque Jonas tal vez podía adivinarlo.

Lo último que se esperaba Jonas era un ataque en masa contra él. Seguramente, el hecho de que casi todos estuvieran atados, que hubiese mucho niñato entre aquel grupo y la certeza de que él era más rápido que cualquiera, le impidió ver la posibilidad, real, de que varios de ellos aprovecharan su distracción.

Tom y Larry se lanzaron contra él, echándolo al suelo, al mismo tiempo que Roan agarraba su arma y se la arrebataba sin demasiado esfuerzo, quitándole la sonrisa con aquella frase que él sabía perfectamente lo que significaba.

Entonces, el gesto de Jonas se transformó en rabia y desde el suelo, os habló a todos.

-Estáis muertos. Pensábamos daros a alguno la oportunidad de quedaros aquí con nosotros, con vida, pero ahora, moriréis todos, a no ser que me deis ahora mismo ese arma y volváis a vuestro sitio. Es la única oportunidad que tendréis. Si alguno es inteligente, me la devolverá ahora y salvará su vida.

Estaba en el suelo, boca arriba, con los ojos apretados. Me había dado un buen golpe en la cabeza al caer casi de espaldas, y ahora esperaba un segundo impacto, esta vez de un disparo. Al levantarme rápido para atacar a Jonas perdí el equilibrio por llevar aún las manos atadas, o tal vez me resbalé. No lo sé, todo pasó demasiado rápido. Había vuelto a quedar como un puto inútil. 

Pero ese disparo no se produjo. Al abrir los ojos vi a los demás reducir a ese trozo de mierda. Traté de levantarme aún con las manos a la espalda y caminé furioso hacia ese tal Jonas. A medida que lo escuchaba más sentía como la tensión se me iba disparando, me ardía la cara. 

Al llegar hacia él le dí una patada en la cara y me tiré encima suya.

- Dime que no has matado a nadie más, hijo de puta. 

- Dime que nadie más ha muerto, hijo-de-PUTA. 

- Habla cabrón, HABLA CABRÓN. 

Cada frase la intercalaba con un cabezazo en su rostro, sin importarme demasiado que yo también comenzará a sangrar. Estaba fuera de mi.