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El imperio tras el Imperio.

Templo de Juno Moneta.

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23/02/2009, 14:02
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Hace mucho tiempo los Galos intentaron conquistar Roma. Se acercaron al amparo de la noche, cuando el sonido de sus pasos era acallado por los ronquidos de la plebe. Lo que no tuvieron en cuenta es que en aquellos momentos Juno, la celosa esposa de Júpiter, permanecía atenta a cuanto pasaba y viendo que la desgracia se acercaba a la ciudad, ordenó a las ocas sagradas de su templo dar la voz de alarma. Sus graznidos alertaron a los centinelas que tras desenvainar sus espadas consiguieron repeler a la horda bárbara. Desde entonces se la llama Moneta, “la que avisa”, pues por Roma vela.

 

Al amparo de su templo, ad Monetam, se encuentra la primera fábrica de moneda. Curioso este objeto con el que puede ser comprado todo lo que quieras.

 

- Escena de ambientación.

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23/02/2009, 14:28
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La Familia.

 

Estructura.

La familia romana fue el tipo ideal de estructura de parentela patriarcal, sobre el que se fundamentó la sociedad romana. La finalidad de la familia era asegurarse la descendencia. Hasta tal punto era importante la descendencia que aquellas familias que no habían logrado tenerla o que esta sobreviviera buscaban entre sus amigos aquellos que tenían demasiados hijos para que, por medio de la adopción, uno de ellos pasase a formar parte de la propia familia (el mismo Octavio era hijo adoptivo de Julio César).

 

La familia se integraba por le matrimonio (hombre y mujer), los hijos de estos, los sirvientes (libres o esclavos), la casa y todo lo que contenía. La máxima autoridad dentro de la familia era el marido (pater familias) y a él estaban sometidos todos los demás.

Los juristas romanos dividieron la familia en dos categorías: sui iuris, que eran aquellos que no estaban sometidos a ninguna autoridad (principalmente el padre de familia); y los alieni iuris, que eran todos los sometidos a la autoridad de otro dentro de la familia, quienes a su vez se dividían en cuatro clases: aquellos sobre los que se ejercía la dominica potestas, autoridad del amo sobre el esclavo; patria potestas o autoridad del padre sobre los hijos; el manus, autoridad del marido sobre la mujer y, por último, el mancipum, que es la autoridad de un hombre libre sobre otro. El marido tenía todos estos derechos, sin embargo la mujer, que en determinadas ocasiones podía convertirse en mater familias, solo disponía de la dominica potestas.

 

Tradicionalmente la ley concedía al padre de familia el derecho de vida o muerte sobre los integrantes de su familia. Podía vender a sus hijos como esclavos, podía abandonar a sus hijos en caso de que fueran deformes y a sus hijas si ya estaba criando una. La familia la formaba según sus deseos estando capacitado para admitir en ella a quien creyese conveniente y tenía el derecho de casar a sus hijos e hijas. Eso sí, el padre de familia estaba obligado a mantener a la familia aportando al hogar todo lo que fuera necesario, asegurar la continuidad de la familia (es decir, descendencia) y a cumplir las ceremonias religiosas. La ley también preveía la pérdida de la patria potestas sobre sus hijos si incumplía sus obligaciones, por ejemplo tras vender a un hijo como esclavo por tercera vez.

 

La mujer cuando se casa pasa a integrarse plenamente en la familia del marido. Era, por tanto, la rama paterna la que daba el nombre a los hijos.

 

El matrimonio.

Con el matrimonio la mujer que estaba bajo la potestad del padre pasaba a estar bajo la del marido. Era la señora de la casa y era libre de salir y participar en muchas actividades junto a su marido.

 

Para que un matrimonio fuera válido se debían dar varias condiciones: la pubertad de ambos contrayentes, que los dos estuviesen de acuerdo en los esponsales, que el padre de familia hubiera dado su consentimiento y poseer el derecho de connubium, o derecho a contraer nupcias, para lo que era necesario ser ciudadano romano.

 

Había ciertos impedimentos a la hora de formar matrimonio que paso de contar por aquí. No creo que ninguno de por aquí quiera casarse con su tutor o los hijos de este, o con su hermano…

 

Dentro del matrimonio ad manus, que era en los que la mujer quedaba bajo la autoridad total o parcial del marido, existían varios tipos de matrimonio según las condiciones en las que se realizaba este y que determinaba los derechos y deberes del padre de familia. Uno peculiar era el usus que se producía cuando una pareja había vivido durante al menos durante un año sin haberse separado nunca durante más de tres noches consecutivas.

 

Luego estaba el sine manus cuya finalidad era que la familia pudiera adquirir hijos sin que la mujer pasara a formar parte de la familia de su marido, que permanecía bajo la potestad del padre. Este tipo de matrimonio era frecuente entre las mujeres que querían conservar su propio patrimonio sin que el marido interviniese en la administración de los bienes, aunque para la gestión era necesario el nombramiento de un tutor que podía ser, si quería la mujer, el propio marido.

 

Este último tipo de matrimonio fue muy infrecuente por lo que poco a poco fue desapareciendo la obligación de que debiera mediar un tutor para la administración de los bienes. Con Augusto las mujeres que tenían más de tres hijos podían prescindir de él.

 

Las etapas de la vida.

Hombre y mujer tenían unos papeles asignados en la vida de Roma y raramente se salían de ellos. La función de la mujer como se ha visto antes era el matrimonio y asegurar la descendencia (la continuidad de la familia), y la del hombre servir al Estado.

 

Hasta aproximadamente los siete años no había distinción de sexos, eran infans. A partir de esta edad para la mujer se abren tres etapas en la vida en función de la capacidad reproductora pero sin poner límites de edad: las jóvenes aptas para procrear pero que aun no se han casado recibían el nombre de puella o virgo; las ya casadas en función de que ya fueran madre o no se llamaban uxor (esposa) o matrona (madre de familia); finalmente cuando la mujer había cumplido el ciclo reproductivo recibía el nombre de anus.

 

En el caso de los varones si que estaban más delimitados los grupos de edades. Entre los 7 y 17 años recibían el nombre de puer, que era la etapa de formación académica; adulescens entre los 17 y los 30 también una etapa de formación, pero en este caso sobre todo cívica y militar; juvenil entre los 30 y 46 es la etapa de plenitud física, el momento de poner en práctica todo lo aprendido durante etapas anteriores; senior, entre los 46 y los 60, el Estado cuenta más con su experiencia sobretodo para guiar a los jóvenes inexpertos; senex, entre los 60 y los 80, la etapa de servicio al Estado a finalizado para solo recurrir a ellos en ocasiones excepcionales cuando lo que cuenta es la sabiduría que proporciona los años de experiencia y el haber vivido anteriormente situaciones difíciles; finalmente estaban los aetate provectus que eran aquellos que superaban los 80 años y que eran, naturalmente, una minoría.

 

La división, sobre todo en el caso de los varones, era una división pensada para los ciudadanos romanos de pleno derecho que eran los que podían entrar al servicio del Estado, aunque se aplicaba a todos los habitantes fueran romanos o no.

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23/02/2009, 14:31
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La educación.

El proceso educativo de los niños romanos variaba en función de las posibilidades económicas de las familias. Las de mayor poder financiero recurrían a los servicios de un preceptor, la mayoría de origen griego, que buscaban entre los esclavos o los prisioneros de guerra. 
 

La primera fase de educación siempre correspondía a la madre, pero a partir de los siete años era misión del preceptor encargarse de la educación del joven, enseñándole las primeras letras si es que no las había aprendido y, posteriormente, todo aquello que le sería de utilidad en la vida futura, haciendo especial hincapié en la literatura, gramática y oratoria. El preceptor no solo se encargaba de la educación de los hijos del pater familias sino que también lo hacía del resto de los niños que habitaban en la casa, fuera cual fuera su condición. 
 

Si quitamos la primera etapa (hasta los siete años) en la que se confía el cuidado del niño a la madre, cuando la educación pasa a depender del padre se pueden diferenciar tres etapas que no recorrían todos los jóvenes: ludus literarius o grado elemental, entre los 7 y 11 años; grammatici schola o grado medio, entre los 11 y los 17 años y la rethoris schola, o grado superior entre los 17 y 20 años. 
 

En el grado elemental impartido por el ludimagister el niño estudiaba la lengua latina y los primeros rudimentos del griego y aprendía fundamentalmente a leer, escribir, literatura y recibía unas primeras enseñanzas de taquigrafía y aritmética, además de ejercitar su memoria copiando y memorizando diferentes listas, primero de palabras y luego de frases. 
 

Al segundo nivel de la educación no accedían todos los jóvenes romanos y tras la escuela elemental solo continuaban los estudios un grupo restringido de niños, hijos normalmente de las clases pudientes. Este segundo grado estaba basado fundamentalmente en la enseñanza de la literatura latina y de la gramática y también recibían nociones de Física, Historia, Geografía y Astronomía. 
 

Finalmente era el rethor el encargado de impartir el último nivel de la enseñanza, que estaba destinado al aprendizaje de la oratoria, arte que tuvo un importante papel en la vida romana. 
 

De este sistema destinado principalmente a los varones no estaba excluida la mujer, aunque solo a lo que se refiere en el grado elemental, pues la costumbre de casarse jóvenes impedía que accediesen al grado medio o superior. Aunque existían excepciones, sobre todo entre miembros de la alta aristocracia. 
 

Como he dicho más arriba, también los esclavos tenían acceso a la educación. Sus dueños se veían impulsados a favorecerla principalmente por motivos económicos, dado que un esclavo culto podía ser vendido mucho mejor y por más dinero. Por eso los esclavos nacidos en la casa participaban de la misma educación que sus jóvenes amos, al menos en la primera fase de su vida, hecho que también iba en beneficio del hijo “pudiente” que se beneficiaba de la competencia natural que surgía entre todos los que estaban siendo educados en el hogar. 
 

Enseñanza pública.
Como no todas las familias podían contratar los servicios de los preceptores la escuela pública tuvo un papel muy importante en la educación de los jóvenes romanos. En las escuelas elementales los niños aprendían a leer, escribir y a hacer cuentas, conocimientos considerados básicos por los romanos. 
 

También había escuelas públicas en las que se impartía el grado secundario aunque aparecieron más tarde y en menor número. De todas formas estos centros recibieron poco apoyo del Estado pues las familias pudientes preferían educar a sus hijos en la casa bajo la tutela de los preceptores, que era la forma tradicional de educación. 
 

No existía un local o edificio específico destinado a ser utilizado como escuela y al principio el maestro enseñaba al aire libre, cualquier lugar era bueno para ello. El maestro no recibía un sueldo preestablecido por su labor, sino que las familias de los jóvenes que estaban siendo educados por él les hacían esporádicas donaciones para cubrir mínimamente sus necesidades.