Partida Rol por web

   Finalmente el grupo se decidió a cruzar tras la cortina. Jake abrió la puerta que ocultaba el paso hacia las catacumbas seguido por los que muy probablemente serían sus nuevos compañeros de negocios. Aldar pudo sentir como una corriente de aire fresco salió a su encuentro, aquella ciudad parecía tener sus propios secretos bajo tierra en forma de túneles laberínticos.

   El enano cerraba la marcha no sin pocas dificultades, el alcohol le seguía golpeando duro pero al menos la brisa fresca y el estar rodeado de roca le ayudó a sentirse algo más cómodo.

  El trío de aventureros podía sentirse afortunado de tener a un guía capaz de seguir el camino en medio de aquella penumbra pues de no haber sido así podrían haber acabados perdidos por días en semejante lugar.

  Tras la caminata llegaron a una estancia que se ensanchaba y bien iluminada por varias lamparas sujetas a las paredes llegando incluso a tener un par de bancos empotrados a cada lado. Aquí fue donde Jake y Asdra se detuvieron para observar a sus acompañantes. Parecía que la puerta frente a la que se encontraban debía de dar al sitio en el que se encontraba su patrón.

Jake se paró ante la puerta y se giró a los demás.

Hemos llegado, aguardad aquí un segundo mientras aviso de vuestra presencia a mi patrón. Asdra espera aquí con ellos.

Jake no quería que Asdra entrara con él, era el favor que había pedido y no quería que fuese un punto que pudieran jugar en su contra.

Después llamó a la puerta y esperó a que alguien apareciera

La llegada a los túneles es sorprendente, aunque me hace sentir incómodo. Los túneles no me gustan, no tengo alma de enano, no son mi hábitat. Al igual que los elfos entre los que me he criado -uno sólo, en realidad-, me siento más cómodo en la espesura o en campo abierto.

Sin embargo, la corriente de aire fresco mitiga en parte mi incomodidad, así como el hecho de ver a ese Jake caminar con tanta seguridad por estos intrincados corredores.

Finalmente, llegamos a una sala que parece el recibidor del lugar al que nos dirigimos. Jake nos pide que esperemos, dejando a Asdra con nosotros en un movimiento que no comprendo y que me hace enarxar una ceja observando a nuestra acompañante. Asiento a Jake y me dispongo a esperar que se nos de acceso.

  Acababan de llegar al punto de encuentro pero parecía que aún quedaba algo por hacer, en un momento Jake se acercó a la puerta para llamar a su patrón. Para su sorpresa la puerta se abrió antes de que la llegara a tocar como si le invitase a entrar. Sin pensárselo dos veces cruzó el umbral de la puerta dejando a solas a sus compañeros. La puerta se cerró suavemente justo después.

  La joven parecía haberse percatado de la mirada extrañada del explorador y trató de calmarlo de algún modo. 

    -No os preocupéis Aldar, este es uno de los despachos de Heinrich, simplemente ha ido a anunciaros para que podáis hablar directamente con él sin problemas, pues al parecer nuestro patrón quiere acordar personalmente con ustedes como cerrar las condiciones del trato, no creo que tarde mucho en haceros pasar.-

    Su patrón parecía haberse mantenido en la misma posición desde que lo dejo para ir a buscar a los mercenarios, los únicos cambios apreciables de la sala venían de la mesa donde ahora faltaba el extraño artefacto que les tendría que servir de llave y los mapas que antes observaba ahora se encontraban plegados. Por su parte Heinricho buscó el contacto visual directo con su subordinado en cuanto sintió que este cruzaba la puerta.

    -¿Y bien? Os ha surgido alguna clase de problema o has logrado que te sigan hasta aquí sin hacer preguntas, Jake.-

Jake miró a Heinrich mientras cambiaba de de peso sobre el otro pie. No sabía como se tomaría las noticias que le traía.

Sin problemas, había una elfa, druida, que prefirió seguir su camino, pero el resto están aquí para escuchar de qué trata el trabajo. Están dispuestos a aceptar el doble de lo que les prometió mi desafortunado predecesor más equipamiento adecuado para viajar a las montañas. Conmigo vienen un explorador, un hechicero y un enano. He dejado que fueses tú el que trataras directamente el asunto con ellos, aunque si lo prefieres puedo encargarme.

  -No, está bien así, prefiero que no hayan mal entendidos, hazles pasar y espera fuera con Asdra, en breve llegará Nimble para ocuparse del resto y daros instrucciones de lo que resta por hacer.- Y tras sus palabras Heinrich desvió la mirada de Jake para leer algún pasaje de uno de los libros sobre su mesa.

Jake asintió y se dio la vuelta para buscar a los demás.

Estaba contrariado porque a él también le vendría bien conocer más cosas de la misión pero suponía que Heinrich tendría sus motivos para excluirle de la reunión.

No tardó mucho en volver a salir Jake por la misma puerta para encontrarse de nuevo con el grupo.

Bien, el patrón os recibirá ahora mismo. Pasad.

Jake se hizo a un lado.

Asdra, tú y yo esperaremos aquí.

Las palabras de Asdra no mitigan la intriga, si no intranquilidad, que me provoca la situación. Tanto secretismo, tanta parafernalia, y estos movimientos tan extraños, tan sólo para encargarnos un trabajo.

Cosas de ciudad.

Me encojo de hombros y no respondo a Asdra, fingiendo una tranquilidad que no es tal. Entonces sale Jake de nuevo, invitándonos a pasar. Miro a mis dos acompañantes, esperando que estén listos para cualquier eventualidad, y me dirijo a la puerta para internarme en el despacho.

Me toma desprevenido la presencia de catacumbas con acceso desde la ciudad, camino siguiendo al guía mientras paso mis manos por la rocas naturales y también sobre las talladas evaluando su calidad y/o antigüedad....me siento como en casa y la caminata parece haber bajado un poco el nivel de borrachera en mí.

-Hic, pues vamos a revisar las condiciones, Sniff- digo sorbiendo fuertemente por la nariz y asegurando que mi hacha esté dispuesta para cualquier cosa.

Con paso despreocupado y un tanto confiado doy mis pasos siguiendo a Aldar

  Finalmente iban a ver a quien quería enviarles a un nuevo trabajo sin haberles pagado aún el anterior y aquello ocurriría en cuanto pasaran a puerta.

  La sala estaba apenas iluminada, aún así nada más entrar se percataros de las paredes cubiertas de estantería repletas de libros y de una mesa en el fondo de la habitación tras la que se encontraba un hombre observándolos con cierta curiosidad, aunque para Aldar aquella mirada era más similar a la de un animal salvaje que la de un hombre de negocios. En cuanto la puerta se cerró tras el trío su anfitrión paso a saludarles.

  -Bien, me alegra ver que finalmente hayáis aceptado el venir a escuchar lo que tengo que ofreceros. Tras la desafortunada expedición que realizasteis con mi anterior asociado Longbert he podido ver que sois unos hombres capaces pese a las perdidas de dos de las caravanas, ya que unos cualquieras no habrían logrado sobrevivir a los ataques de los que fuisteis presas.

   No me gustan los rodeos así que iré al grano, quiero que ahora trabajéis con mi otro asociado, Jake, el será mi portavoz, y junto con él partiréis a la Montaña del Colmillo Roto a modo de escolta para haceros con algo para mi. Si aceptáis de inmediato os pagaré lo que se os debe por vuestro anterior trabajo así como daros lo que podáis necesitar para el viaje y a la vuelta os pagaré dieciocho piezas de oro a cada uno de vosotros. ¿Estáis conformes?-

  Pronto atravesaron la plaza mayor de Saduj, pese al interés inicial del chico por seguir anunciado el espectáculo nocturno, aquello pasó a un segundo plano ante las interesante historias de la druida haciendo que pronto se olvidase del resto. Por el contrario Zafira pudo observar todo tipo de puestos ambulantes, frutas de temporada, forjas portátiles, telares y hasta puestos de golosinas y juguetes estaban esparcidos por doquier mientras juglares y trovadores buscaban atraer al público que paseaba por la zona.

  Aquello resultaba llamativo a la par que muy ruidoso lo que incomodaba y divertía a la druida casi por partes iguales. Sin embargo, su destino estaba lejos de aquel lugar y al cabo de un rato la feria también quedó atrás como lo habían hecho los suburbios. Bordearon las calles ricas, pues el chiquillo sabía que seguramente tendrían problemas con los guardias si le veían a en las cercanías de aquellos lugares con su aspecto actual. Y finalmente llegaron al muro exterior de la casa del noble local. Un par de guardias vigilaban la entrada principal y otro par más paseaba por el perímetro.

 En cuanto el muchacho recibió la paga extra miró complacido a Zafira, quizás no había contado grandes aventuras, pero el oír historias de lugares tan extraños para un chico que no conocía otro lugar que no fuera Saduj había sido algo casi mágico. Antes de darse la vuelta para regresar se despidió de la druida:

-Muchas gracias por sus historias, está es la casa de nuestro noble, aunque no se si podrá recibiros ahora mismo, de todos modos tened cuidado con los guardias, pueden ser algo hoscos con las gentes de fuera que no pertenezca a la clase noble.-

Gracias. Nos vemos por ahí chamaco.  No te metas en cosas malas.

Zafira se adelantó hacia los guardias.  Caminó tranquila, mostrando no ser una amenaza.  Cuando estuvo cerca habló. 

Buenos días señores.  Soy Zafira, del cónclave de druidas de los bosques de la Sierra.  Busco audiencia.  ¿Podría hablar con el mayordomo, o el secretario del alcalde?  

Como dije, busco amablemente audiencia.  -dijo con respeto pero claridad. 

  Al ver acercarse a una extraña los guardias instintivamente cruzaron sus alabardas en señal de que no iban a permitir pasar a Zafira por las buenas. En cuanto está se detuvo poco a poco las armas se relajaron mientras ella hablaba, aunque cuando su breve discurso finalizó y vieron sus intenciones de volver a intentar acercarse las armas se cruzaron de nuevo sin mediar palabra alguna con la portavoz de los druidas. En aquel momento un acorde de laúd desvió la atención del trío por un momento haciendo que las miradas pasaran a centrarse en un trovador que acababa de aparecer en la escena.

  Se trataba de un joven con sombrero de ala ancha y ropas de cuero con varios instrumentos a la espalda, aunque en aquel momento el que importaba era el laúd que hacía sonar entre sus manos con bastante habilidad. Cuando la agradable melodía cesó arqueo una ceja y con un dedo subió levemente su sombrero para dejar ver con mayor claridad su rostro.

-Qué tiempos tan oscuros estos que vivimos en los que dos honrados caballeros no pueden ni dignarse en responder amablemente a una bienintencionada druida por culpa del miedo generado por la desconfianza...- Dejó que su tono de voz se atenuase poco a poco mientras retomaba su música y avanzaba poco a poco en dirección a Zafira.

  Los tres mercenarios abandonaron la habitación para irse a ver con Heinrich, al parecer lo único que les quedaba por hacer a Jake y a Asdra era esperar hasta que recibieran una respuesta. La joven parecía haberse adaptado algo mejor de lo que cabría esperar a la nueva dinámica, aunque iba a tener que volverse más astuta y perder el miedo para no causar problemas en el futuro. Aquellos minutos se estaban empezando a hacer demasiado largos hasta que unos pasos desde el fondo del pasillo por el que habían llegado comenzaron a aproximarse.