Partida Rol por web

Para poder alcanzar a Gray, Silver debe de hacer un gran esfuerzo. La muchacha, pequeña pero escurridiza se desliza con gran velocidad aprovechando cada cobertura que encuentra en su camino. Ambos se ven obligados a dar un pequeño rodeo para mantenerse alejados de los Zetas. Por lo que dejan atrás a Red, Blue y Lady Violet con sus respectivos problemas. Aunque si ellos logran cumplir con su objetivo, dispondrán de un medio de transporte y habrán cortado la retirada del equipo enemigo. Por no mencionar de la posibilidad de tenderles una emboscada.

La tanqueta se alza por fin a escasos metros de ellos. Gray, quién bien podría haber optado por un nombre como Shadow, se desliza con una maestría propia de un maestro ninja. Silver en cambio, se desplaza de una forma mucho más torpe.

Desde su posición tras uno coche, Gray puede ver que en la tanqueta hay dos soldados. Uno en el asiento del piloto y otro a su lado. Ambos parece tensos e impacientes, a la par que rudos y acostumbrados a una vida militar.

Gray y Silver van tomando posiciones poca a poco, primero avanza Gray marcando el camino y después Silver la sigue. Pero el genio del grupo se tropieza al pasar tras un cubo de basura y cae sobre él, creando un buen alboroto. Los soldados por supuesto, no tardan en percibir su presencia y con una maestría solo propia de la práctica, ambos saltan del vehículo alzando sus armas.

Con las manos en alto, Silver se incorpora a la vez que alza la voz para hacerse oír.

-¡Gracias a Dios que el ejército aún está aquí! ¡Mi unidad ha sido masacrada por esas cosas! Yo solo era estudiante de medicina, quería salvar vidas, pero ahora todos...todos ellos están muertos! ¡MUERTOS! ¡POR FAVOR, AYUDADME!

Con pasos torpes y temblando como un conejillo, Silver camina hacia ellos casi al borde del llanto. Los soldados, con las armas aún apuntando a Silver, comprueban los alrededores vacilantes.

-Mi líder, Gray, era quién conducía a nuestro equipo, ojalá...

No hay tiempo de más palabras, las miradas que los soldados cruzan con Silver es la señal que el Gorgonita necesita para actuar. Está seguro de que han creído su historia, pero eso no parece importarles. En lo que a ellos respecta, Silver es el enemigo y por tanto, merece un balazo en la cabeza. Con lo que ninguno de los dos soldados cuentan es con la voltereta que Silver realiza hacia un lado a la vez que desenfunda su pistola con rapidez y precisión. Su vida ahora depende de Gray, ella será la primera en disparar, el factor sorpresa está de su parte,  solo tiene que saber a cual de los dos soldados debe hacerlo. Pues Silver tan solo tendrá tiempo para efectuar un único disparo y si ambos aciertan al mismo enemigo, el otro freirá al genio del grupo con su fusil de asalto.

La puerta cede ante el disparo de mi arma corta. No hay tiempo que perder o eso quiero creer. Creer que es mejor para todos ponerme relativamente en riesgo a costa de un bien mayor para la misión y para mis compañeros.

Blue se marcha a toda velocidad despejando así la entrada de zetas, bueno, no de todos. Uno de ellos ha escuchado el disparo que acabo de efectuar pese al ruido de la moto rugiendo.

Tomo aire y apunto tal y como me han enseñado en OneWorld. Cuando de pronto la puerta que hay a mis espaldas es aporreada por otro infectado, haciendo que pierda la concentración momentáneamente y el zeta se me eche prácticamente encima...

Disparo directamente a la cabeza para deshacerme de él con seguridad, aprovecho la corta distancia que nos separa para asegurar el tiro, deseando que esa ansia de sangre y carne que le impele a atacarme sea su perdición...

El camino hacia la tanqueta no estaba resultando demasiado complicado. Aunque Gray sufría a cada paso que daba su compañero y no podía evitar aguantar la respiración cada vez que Silver tenía que llegar a su posición. Sus maneras era torpes y la tensión que soportaba en cada paso que daba lo hacían más torpe aun.

Casi habían superado todos los obstáculos que se interponían entre la tanqueta y ellos, sólo les quedaba el último tramo y sucedió lo que no debía de suceder; para Gray todo parecía ir a cámara lenta... el tropiezo de su compañero, la caída . Mierda!! Escuchó una sarta de sandeces salían de la boca de Silver, ¿pero qué hace?, como no se calle le van a disparar.

Desde su posición, Gray podía ver a dos soldados fuera del vehículo. No tenían mucho tiempo para pensar, así que susurro a su compañero por el comunicador. – Dispara al de la derecha... ya!!--

Sujetó fuertemente su arma, centro su mirada en el soldado de la izquierda y disparó. Una gran angustia se apoderó de ella, disparar a los zetas no le causaba ningún problema pero aquellos objetivos no eran seres sin conciencia hambrientos de sangre, eran supervivientes como ella..

Si la mujer que era hace unas semanas se topase de narices con quién es hoy día, es más que probable que le resultase imposible reconocerse. Que lejanos parecen los tiempos en los que la mera visión de un Zeta suponía un duro revés para su cordura. Pero en cambio ahora, Lady Violet, es alguien completamente diferente.

Alzando el antebrazo izquierdo, permite que el Zeta muerda con saña la protección de su traje. Distraído con su ataque, la criatura ni se inmuta cuando Violet coloca el cañón de su arma en su frente y permite que una lluvia de proyectiles destrocen su cráneo.

Fuese quién fuese ese pobre diablo, ahora por fin podrá encontrar la paz. Su cuerpo no volverá a levantarse aunque mucho se teme que de celebrarse aún funerales, ese tendría que ser a tapa cerrada.

¿En qué momento su mente se ha endurecido a hasta tal punto de no sentir nada? ¿Será que quizás simplemente se ha roto por dentro y por ello ya no siente nada por acabar con un Zeta? Durante el adiestramiento trataron de inculcarles la idea de que los Zetas no tienen salvación, que están muertos y que todo lo que había de humanos en ellos se ha esfumado para siempre. ¿Habrá aceptado por fin esa verdad?

La respuesta simplemente no importa, están allí por un claro objetivo y la acción de Blue ha despejado el vestíbulo de Zetas. Claro que ahora le toca a él lidiar con aquella horda. pero ella tiene sus propios problemas, los golpes contra la puerta continúan y si quiere hacerse con el sistema de seguridad, deberá de acabar con quién esté allí dentro.

Las palabras de Gray se pierden en medio de aquel momento de tensión. No hay tiempo para pensar, simplemente para actuar y Silver ya tiene seleccionado su blanco. Ahora tan solo la dama fortuna puede decidir si Gray y él han logrado compenetrarse a la perfección o si por el contrario, la espada de Damocles caerá sobre el genio del grupo.

Los disparos de Gray y Silver se producen prácticamente a la par. Todo sucede tan sumamente rápido que durante unos instantes Gray no está segura de lo que ha sucedido. Pero entonces ve como los cuerpos de ambos soldados se desploman sin vida sobre el asfalto.

Pasando una mano sobre la frente para limpiarse el sudor, Silver se vuelve sonriente hacia Gray. La cosa ha salido bastante bien dada la situación o al menos eso cree. Pero el ruido que provocó Silver al caer contra el contenedor y el sonido de los propios disparos han atraído la atención de un enemigo no deseado. Surgiendo de la nada, un Zeta se abalanza sobre Silver desde la espalda sin darle tiempo a reaccionar. La criatura ha emergido de entre unos coches chamuscados que se encuentran cruzados en medio de la carretera. El zeta debía de estar atrapado entre los vehículos, pero al tener por fin una presa tan cerca, ha logrado liberarse.

Su aspecto es tan terrorífico como repugnante. Gran parte de su piel se ha derretido y lo que en otro tiempo debió de ser un traje de motorista o algo similar, se ha fundido sobre su cuerpo. La criatura ha sufrido serios daños, pero su gran tamaño la ha mantenido entera.

Un grito de dolor emerge de la garganta de Silver cuando el Zeta clava sus dientes en su cuello.

Ajeno totalmente a todo lo que pasaba más lejos de esos enormes dientes que intentan devorarle, Red resiste lo mejor que puede. Apoyó su antebrazo bajo el cuello de la criatura, intentando mantener su poderosa mandíbula lejos de él. No tiene mucho tiempo para ningún plan rebuscado, solo puede intentar sacar su pistola y disparar a la cabeza del zeta. Eso de ver la vida pasar frente a sus ojos justo antes de la muerte son tonterías o quizás el ex bombero había pasado por esa experiencia tantas veces que sencillamente evitaba esa “repetición”. Tampoco estaba pensando en la muerte, sino en acabar con su enemigo. El instinto de supervivencia le impulsaba a seguir luchando, sin preocuparse de otra cosa que no fuera salir de esa situación. Quizás si pensara en su posible final, su cuerpo se paralizase y le diera la oportunidad al zeta de saciarse con su carne.

Su mano rebuscó en su cintura, cerrándose en la empuñadura del arma. ¿Por qué todo se volvía tan lento? Los detalles de la mandíbula del zeta eran terriblemente claros, como si los viera a través de una poderosa cámara. El movimiento que debía hacer era sencillo en teoría, pero teniendo que luchar contra esa cosa, evitar sus ataques y apuntar, complicaban todo. Ni siquiera estaba oyendo lo que decían en el comunicador, sintiendo un pitido en los oídos provocado por su propio corazón.

El sonido de los disparos de las dos armas sonaron prácticamente a la vez, activando un resorte que puso a Gray en modo    “sorpresa”. Los cuerpos de los soldados en el suelo y la tanqueta a su disposición... no lo podía creer, su compañero no falló el disparo. Parecía que sus plan estaba saliendo a la perfección. Era demasiado bueno para ser verdad, así que miró a su alrededor para cerciorarse de que todo iba bien y que no tenía ningún enemigo cerca.

El grito de Silver sacó de su ensimismamiento a Gray. Al girar lo que vio la dejó inmóvil . El ataque del zeta la tomó por sorpresa ...– aguaantaa!!-- Gray recorrió rápidamente la distancia que la separaban de su compañero – mierda!! han mordido a Silver!!--sin saber si sus compañeros la habían oído por el comunicador siguió adelante y disparó sin ningún remordimiento a aquel ser. Sólo esperaba no herir a Silver con su disparo, sabía que las posibilidades de sobrevivir eran pocas. La suerte de su compañero dependía de su destreza con la pistola y de lo rápido que pudiera trasladarlo a un lugar seguro donde tratar esa infección antes que se convirtiera en uno de ellos.

El chasquido que producen las fauces del Zeta al cerrarse una y otra vez, unido a la aterradora imagen que supone tenerlo a escasos centímetros de la cara, provocan que Red sienta el corazón a punto de estallar. Reptando inútilmente para alejarse de él, toma su pistola dispuesto a vender cara su propia vida.

El zeta, dotado de una gran fuerza y lo que es peor, imbuido por un subidón de adrenalina (al menos eso es lo que le parece a Red) se abalanza sobra él una y otra vez, agitando los brazos con furia salvaje. Contenerlo requiere hasta la última pizca de la fuerza de Red, aún así, logra desenfundar su pistola y efectuar un disparo.

Pese a que se encuentran tan sumamente cerca uno del otro, apuntar no resulta fácil, pues la criatura se agita y se mueve con tanta violencia, que resulta hasta desconcertante que algo sea capaz de mostrar semejante deseo por acabar con una vida.

¡BANG!

El disparo se produce cuando la criatura, abriendo sus fauces al máximo, se dispone a lanzar su ataque final. Tal vez fuesen los nervios o puede que incluso su instinto de supervivencia, pero en el último instante justo antes de disparar, Red mueve su brazo para situarlo entre él y las fauces de la bestia.

El disparo se pierde y él logra sentir la caricia de aquella doble hilera de dientes sobre su piel. Pero la protección del traje logra evitar que sufra daños mayores. De no ser por el equipamiento de los Z-corps y su propia constitución, es más que probable que aquella criatura  ahora estuviese dándose un festín con el brazo de Red.

El cómo todo puede cambiar en cuestión de segundos resulta de lo más alarmante. Hace apenas unos segundos, ambos estaban felices y contentos por haber logrado abatir a los soldados. Pero surgido de la nada, aquel maldito Zeta ha logrado sorprender a Silver y ahora yace en el suelo, con un zeta sobre él.

Lanzando mil maldiciones, Silver trata de resistirse al enemigo que amenaza con devorarlo. Gray, siempre rápida a la hora de actuar, salta como un resorte y antes ni tan siquiera pensarlo se encuentra junto a su compañero. Colocando el cañón de su pistola sobre la frente del Zeta, el cual alza la mirada con la sangre aún caliente de Silver goteando de entre sus dientes, la gruñe como un bestia salvaje.

Gray es rápida en impartir justicia y sin dudar ni un ápice, aprieta el gatillo salpicando el asfalto con los sesos del Zeta. Un pitido emerge del activímetro de Silver. La pulsera que hasta hace poco mostraba en un hermoso tono verde esperanza un porcentaje de 0%, ahora señala en el color de la sangre un nuevo porcentaje, 40%.

Lanzando una maldición, Silver se incorpora mientra trata de contener la sangre que emana de su cuello.

-¡Maldita puta mierda!

Con aquella maldición entre los dientes, se pone en pie mientras observa los alrededores en busca de más posibles enemigos.

-Parece despejado. ¡Joder! ¡Esto duele como mil demonios! Es como si estuviese ardiendo por dentro. Vamos, será mejor meternos en el vehículo e ir a buscar al resto. Parece que necesitan ayuda también. ¿Sabes conducir? Creo que será mejor que me vende esto antes de que se infecte aún más.

Silver contempla su propio activímetro y chasquea la lengua preocupado. Según los estudios de One World, los Z-corps disponen de cierta resistencia natural al virus. Si el porcentaje no llega a superar el 49% pueden reponerse a él, pero si lo supera lo que les espera es una bala en la cabeza.

-Gracias, Gray. Parece que eres mi trébol de cuatro hojas, me has salvado la vida dos veces  seguidas.

Viendo que la puerta que tengo frente a mi está bloqueada por un zeta que no deja de empujar hacia afuera, decido tomarme unos segundos y preparar mi rifle. Se que no es la mejor opción para esta distancia, pero he de ganar cierto margen para que el Zeta reciba un disparo y eso me permita abrir la puerta y terminar el trabajo con un arma corta.

Con eso en mente, acerco el cañón a la puerta, lo suficiente como para no tener margen de error en el disparo. La punta del arma queda a la altura del pecho para asegurar más el tiro. Sabiendo que apenas tendré un par de segundos de ventaja después de que se efectúe el impacto, me aseguro de tener la pistola a mano.

- !!PAMMM!!

Disparo contra la puerta haciendo saltar astillas de madera en todas direcciones. Y sin permitirme el tiempo necesario para saber si mi plan ha surtido efecto, me cuelgo el rifle a la espalda y empujo la puerta hacia el interior pistola en mano, esperando encontrarme una menor resistencia al hacerlo... 

- Vamos... tengo que acceder a esa sala para poner las cosas a nuestro favor. - pienso mientras empujo la puerta.

-Fallé- pensó sintiendo un escalofrío en la nuca, bajando hacia todo su enorme cuerpo. Estando tan cerca, el disparo no alcanzó a la frenética criatura. Al ver como esta abría sus mandíbulas y las cerraba sobre su brazo, la imagen del sujeto sin cabeza acudió a su mente. Sintió la presión en su carne, el sacudón buscando desgarrar, esperó el dolor y el cálido reguero de su sangre… Pero eso no ocurrió. Milagrosamente, su brazo seguía en su lugar, incluso ni siquiera había logrado penetrar el traje. De haber estado “de civil”, habría muerto hace mucho tiempo. Los Z-Corp les debían sus vidas a quien quiera que creara esos trajes.

Una segunda oportunidad, debía aprovecharla, pues no podía contar con que el traje o su cuerpo soportaran otro ataque como aquel. Ya con su arma en la mano, volvió a alzarla, apuntando a la cabeza del zeta. 

Apuntó lo mejor que pudo, tratando de tener en cuenta el movimiento de la criatura y a que podría ser más inteligente que la demás, notando que le iba a disparar. Todo esto fue pensado en el instante que levantaba el arma y apuntaba, para jalar el gatillo a continuación. Sin duda no era lo mismo practicar contra un blanco en el entrenamiento a hacerlo en medio de un ataque, cualquier distracción o duda era fatal. No te enseñan eso, pero te lo advierten, solo los que sobreviven aprenden la verdadera lección.

Gray mira apesadumbrada hacia Silver al escuchar el activímetro, puede que le quede poco antes de convertirse en uno de esos seres, sólo puede respirar aliviada... podía haber sido ella pero por suerte este no ha sido el día de convertirse en zeta.

Entra en la tanqueta y busca algo que le pueda servir de vendaje a su compañero y lo apremia para que entre al vehículo no tienen tiempo que perder..-- No te preocupes sé conducir, espero que esto sea igual que un coche—

Lady Violet sabe que cada segundo cuenta, por lo que decide atajar la situación de la forma más efectiva posible. Empuñando su su rifle de precisión, apunta hacia el lugar donde cree que estará el pecho del Zeta. El disparo provoca una lluvia de astillas y polvo, que hace que la puerta salga disparada hacia atrás. Chocando con violencia contra algo, lo más seguro que el zeta que hay al otro lado, termina de forma abrupta su recorrido quedando parcialmente abierta.

Con un movimiento aprendido durante los entrenamientos, deja el rifle de nuevo situado a su espalda y desenfunda la pistola. La puerta cede ahora con facilidad ante su empuje, mostrando un lugar oscuro donde tan solo alcanza a ver una silueta tambaleándose a escasos pasos de ella. La criatura se mueve lentamente de un lado a otro, resbalando con el charco de sangre que se ha formado bajo sus pies. Los intestinos se le escapan a través de la herida que muestra en el abdomen y que sin duda, dificultan sus movimientos. Eso sin duda ayuda a la líder de los gorgonitas, pues lo tiene más fácil para alzar su pistola y poder librarse de él. Pero las cosas nunca son sencillas para los Z-corps.

Un gruñido proveniente de la oscuridad de la sala es lo que logra ponerla en sobre aviso, tratando de cambiar de objetivo en el último momento, ve como un guardia de seguridad, cuyo brazo ha sido mordido por un zeta, se abalanza sobre ella. Nada queda el hombre que fue en vida, ahora es tan solo un cuerpo más dominado por el implacable virus que amenaza con engullir todo el país.

Lady Violet puede tratar ahora de alcanzarlo antes de que se la eche encima. Pero deberá de realizar un movimiento tan sumamente rápido, que su puntería se verá afectada.

Ajeno a lo que acontece con sus compañeros, Red, trata por todos los medios acabar con aquella criatura que amenaza con devorarlo vivo. Alzando una vez más su arma, apunta directamente a la cabeza del zeta con la intención de que sus sesos se esparzan por el césped.

El disparo es perfecto, pero el cráneo de aquella cosa es mucho más resistente de lo esperado y pese a que la bala choca con fuerza contra él y le hace echar la cabeza hacia atrás, salvo un desgarro en la frente, no muestra mayores daños. Sea lo que sea aquel depredador se están enfrentando a un ser mil veces más peligroso que cualquier otro zeta con el que se hayan enfrentado.

Con un nuevo rugido, el zeta abre sus fauces mostrando a Red el abismo de muerte que le espera. Por suerte para él, la protección del traje logra resistir una vez más al embiste de la criatura. Si logra salir con vida de allí, las marcas que quedarán en la protección del brazo serán dignas de una gran historia...eso claro, si logra sobrevivir...

Surgiendo de detrás de la furgoneta, Red puede ver a Blue acercándose con su fusil preparado. Su atención se divide entre el zeta que está sobre Red y sobre algo que parece seguirlo. Si en os próximos asaltos no logran acabar con el zeta blanco, más zetas llegarán hasta allí entonces sí que la muerte les alcanzará.

Una vez en el interior de la tanqueta, Silver se deja caer en el asiento del copiloto mientras mantiene un pañuelo teñido de sangre sobre la herida de su cuello. Gray rebusca en el interior del vehículo, pero no necesita demasiado tiempo para dar con un botiquín.

-¿Sabes? Parece que has nacido para esto. Eres como una terminator pero con una aptitud más rebelde.

Ahora les vendría de perlas la ayuda de Blue, pero hasta que el médico del grupo pueda examinarlo, tendrá que valerse por sí mismo. Así que lo primero que hace es desinfectar la herida y tomarse un antibiótico. Después, tras limpiar bien la herida, se coloca un improvisado vendaje.

-Con esto debería de bastar. ¿Cuál es el plan ahora? ¿Vamos a por el resto o esperamos aquí y les tendemos la emboscada? Red parecía estar en apuros, pero Blue iba para apoyarlo. Seguro que están bien...¿No?

Mientras Silver se recompone, Gray revisa los controles de la tanqueta. No es un vehículo que esté acostumbrada a conducir, pero durante su entrenamiento en los Z-corps, Lunes, la permitió conducir uno muy similar durante unas prácticas. Así que no tarda en hacerse con los controles del vehículo.

Ahora que están más calmados, pueden ver a una gran cantidad de zetas saliendo de la universidad y en la lejanía, a Blue junto a una de las furgonetas que los soldados habían usado para parapetarse. Los zetas persiguen a Blue y pese a que este les saca ventaja, es probable que logren alcanzarlo.

Lo siguiente que ven es a Red tirado en el suelo, con un zeta de gran tamaño sobre él. Su piel del color de la nieve y su cuerpo musculoso les hace darse cuenta de que no se trata de un zeta normal y corriente. Aunque lo más terrorífico de todo es el inmenso tamaño de su boca, capaz de abrirse hasta unos límites imposibles más propios de un personaje de terror de un videojuego, que de un ser humano. Sea lo que sea aquella cosa, el virus lo ha mutado hasta tal punto, que ahora se alza como una bestia capaz de arrancar una cabeza de un solo mordisco.

-¡La hostia! ¿¡Has visto eso!? Hay que ir a ayudarles. ¿Crees que esta cosa servirá para aplastar zetas?

El disparo de rifle consigue abrirme rápidamente un acceso al interior de la sala. La puerta, astillada por el impacto vence hacía atrás y aprovecho esa oportunidad para guardar el arma de larga distancia que a cortas distancias puede ser más un estorbo que una ayuda y saco la pistola dispuesta a rematar al zeta...

Cuando de pronto una segunda amenaza me sorprende.

- Joder...- mascullo para mí.

Para bien o para mal apunto sin pensármelo dos veces y le descerrajo una ráfaga más por miedo a que se me eche encima que por cualquier otra razón.

- ¡¡¡PA-PA-PAMMM!!!

Esa cosa pareciera salida del mismísimo infierno, una verdadera pesadilla para los Z-Corp y los sobrevivientes en general. Era una sola, pero le tenía contra las cuerdas desde que puso un ojo en él. No quería imaginar si atacaban un par de ellas. Su disparo apenas arañó su cráneo, demostrando que el arma n era suficientemente poderosa para atravesarlo. Pero no tenía otra cosa, solo ese arma y la inesperada ayuda de Blue… quien venía acompañado de algunos zetas con toda seguridad.

-Ya, quítate de mí- el bombero intentaba por todos los medios superar físicamente a ese engendro, pero ni toda su fuerza lograría empujarlo. Esta vez, apuntó a la cabeza, pero intentando darle en el blancuzco ojo. Con suerte la bala llegaría al cerebro.

Durante toda esa misión, había intentado ser discreto, pero ahora mismo habría querido haber cargado la pistola con balas normales, quizás así lograría atravesar el blindaje de ese zeta… Claro que era muy tarde para arrepentimientos. Ni siquiera tenían conocimientos de esa mutación. Se consoló un poco al pensar en que, si no sobrevivía, sus compañeros esparcirían la información que pudiera salvar otras vidas.

Apuntando a la nueva amenaza tan rápido como puede, Lady Violet simplemente aprieta el gatillo y permite que los proyectiles salgan disparados contra su enemigo. Los dos primeros disparos hacen blanco en el pecho del Zeta, produciendo un asqueroso sonido cuando los proyectiles atraviesan sus costillas. El tercer proyectil le alcanza en el brazo izquierdo, provocando que el miembro pierda fuerza al menos, por el momento.

Pese a ello, la criatura no duda lanzarse sobre la líder de los gorgonitas. Dominado por el ansía, choca contra el otro zeta que  hay en la estancia y resbalando con su sangre y vísceras, cae al suelo de rodillas a los pies de Lady Violet. Ambas criaturas se dificultan la una a la otra el avance y ninguna muestra signos de querer ceder. Eso la otorga un breve respiro, pero sabe que debe de acabar con ellos antes de que sea demasiado tarde.

Como si todo pasase a cámara lenta, puede ver cómo el guardia de seguridad trata de incorporarse con movimientos torpes. Su brazo izquierdo sigue dañado y no logra ponerse de pie con facilidad. El otro zeta, aquel al que ha disparado con su rifle de precisión, trata de alcanzarla de forma torpe pasando por encima de su compañero.

Trozos de carne y sangre saltan cuando el disparo de Red, golpea el cráneo del infectado. Durante un breve instante la euforia despierta en el Z-corps, pero eso es antes de comprobar para su disgusto que el disparo apenas ha causado una herida superficial. Aquella cosa posee un esqueleto tan sumamente duro que su cráneo parece a prueba de balas.

Una vez más, las fauces de aquella criatura que de alguna forma le recuerda a un tiburón, se cierran sobre su antebrazo. La protección que su traje le ofrece se encuentra ya al borde del colapso. No está seguro de que aguante mucho más, pero por suerte para el antiguo bombero, por el momento aguanta.

-¡Red!

Con un grito de aviso, Blue le arroja la escopeta, la cual se desliza sobre el césped hasta alcanzar la mano del bombero. Dada la situación en la que se encuentra Red, Blue no puede arriesgarse a disparar. El más mínimo fallo puede suponer acertar a su compañero. Así que en una arriesgada jugada, decide devolverle el arma e hincar una rodilla en el suelo, para tratar de retrasar a los zetas que se acercan con ráfagas cortas y apuntadas a las piernas.

Sentir el frío acero de la escopeta otorga una nueva sensación de esperanza a Red, pues allá donde la pistola ha fallado, es posible que la escopeta presente una solución mucho más definitiva.

Gray miró algo extrañada a Silver—tío...no sé cómo puedes plantearme esa pregunta, aplastaría a unos cuantos zetas sin pensarlo—Puso en marcha rápidamente el vehículo. Sabía que Red estaba en problemas... todos estaban en problemas, algunos más que otros y en ese momento Gray se alegró de estar dentro del vehículo militar.

Lo que veían delante de ellos era algo nuevo. Desde su posición podían ver a una extraña mutación que intentaba terminar con el bombero. Gray no estaba segura que era aquello que veía. Sabía que había mutaciones pero ese ser no se parecía a ningún otro infectado-- qué mierda es esa?-- dijo mirando por unos segundos a Silver--, lo aplastaría con la tanqueta pero está muy cerca de Red ...y Blue, no sé si podría esquivarlo... Qué hago?-- Gray tenía sólo una cosa clara... no quería bajar de la tanqueta...,pero si todo se torcía no tendría más remedio que hacerlo. En ese momento gritó por el comunicador del casco-- Red intenta quitarte esa cosa de encima, intentaré aplastarlo si logras alejarte de él—acto seguido miro a su copiloto—cómo te encuentras, crees puedes subir a la torreta con un arma? Necesitan cobertura-- mientras esperaba una respuesta de Silver buscó en el salpicadero del vehículo, quería encender los focos o sirena o megáfonos, tal vez así lograra llamar la atención de aquella mutación y darle a su compañero unos segundo para alejarse de la trayectoria del la tanqueta.