Partida Rol por web

Oigo como el corazón me late en los oídos por lo que apenas noto el impacto de la bala que ha pasado cerca de matarme. Me ahogo, pues mi cuerpo no responde a lo que le estoy exigiendo ahora mismo. 

Sólo después de unos segundos logro ponerme en pie con suficiente firmeza como para echar a correr sin tropezar. Mi cuerpo está entumecido por el dolor y la acumulación de tensión. Pues aunque mi mente tenga una respuesta instintiva de huída, mi cuerpo ha tomado la opción de quedarse paralizado ante el miedo.

Miedo e impotencia es lo que siento por mi y por los míos mientras intento correr hacia cualquier lugar que me proporcione cobertura o una vía de escape.

Mierda!!, porqué no habíamos pensado en esto?, eso era lo que tenía Gray en la cabeza a parte de un pitido en los odios que la mortificaban. No dudó ni un segundo en obedecer las ordenes de Red y se dispuso a salir, comprobó rápidamente que su arma estuviera ok y con un movimiento rápido pasó al asiento del copiloto para salir por aquel lugar y poder disparar al soldado del callejón resguardada detrás de la tanqueta.

Hacer frente a dos soldados perfectamente adiestrados bien puede tacharse de una completa locura, pero desde que iniciaron esta pesadilla, la locura parece ser la única constante en sus vidas. Se han enfrentado a grandes peligros y lo que es más importante, han logrado sobrevivir hasta ahora. Así que tras trazar un plan de acción, ambos se disponen a lanzarse al combate.

El sonido metálico de la compuerta al abrirse, atrae la atención de los soldados, quienes se encogen sobresaltados por la lluvia de proyectiles que comienzan a llover por el callejón, golpeando contra ladrillos y contenedores por igual. Aprovechando ese momento, que apenas dura unos instantes, Gray salte del vehículo y dejándose caer al suelo, dispare por debajo del vehículo contra uno de los soldados.

Un quejido de dolor es arrancando de tan odiado enemigo, cuando los proyectiles le impactan en el pecho haciendo que casi pierda el equilibrio. Apretando los dientes, soporta el dolor y todo gracias, a que el chaleco ha logrado absorber el impacto casi por completo, dejando tan solo sus costillas magulladas.

Pero aquel no es el primer disparo que recibe, su estilo de vida, tan emocionante como peligroso, lo han llevado a combatir en algunos de los peores lugares de la tierra. Tras haber recibido disparos en más de una ocasión, sabe que lo mejor que puede hacer es devolver el fuego a la vez que despeja su mente del dolor.

Apretando el gatillo sin preocuparse de absolutamente nada más, lanza una lluvia de plomo sobre la torreta. Las balas silban sobre la cabeza de Red o chocan salvajemente contra el blindaje del vehículo. Aunque por suerte, ninguna logra acertarlo.

Pero él no es el único en devolver el fuego, pues su compañero y pese al esquivo y pequeño blanco que representa Red, realiza un único pero perfecto disparo, que alcanza en el brazo al gorgonita. El dolor lo atraviesa con una sacudida brutal, que le hace casi caer al interior del vehículo. La sangre, su propia sangre, está ahora por todas partes. El dolor es tan agudo, que de no ser por su prodigiosa resistencia habría caído inconsciente en el acto. Pese a ello, su visión se encuentra nublada y la rápida perdida de sangre lo arrastran a un aciago final si no recibe atención médica en las próximas horas.

Emprendiendo una rápida huida, Lady Violet trata de alejarse cuanto pueda de sus enemigos. Es tan solo cuando avanza unos pocos pasos cuando se percata que la explosión proviene del lugar donde se encontraban Red y Gray. ¿Habrán sido ellos también emboscados? De ser así...¿Qué significa esa explosión?

Por mucho que la duela, ahora no es momento de preocuparse por sus amigos y compañeros. Si no logra escapar o ponerse a salvo, de nada les servirá a sus amigos, así que la mejor forma de ayudarles es ayudándose primero a sí misma. Por ello corre tan rápido como puede, pero la falta de práctica, unido al pesado equipo de los Z-corps la hacen avanzar más despacio de lo que desearía.

Volviendo la vista apenas un instante, trata de comprobar si el soldado la persigue, pero para su sorpresa no es así. Puede que su maniobra lo haya engañado o al menos eso es lo que logra pensar durante unos pocos segundos, antes de que un gran estruendo la haga darse cuenta de su error.

Atravesando una de las ventanas de la casa, el soldado salta al exterior a tan solo unos pocos metros de distancia de Lady Violet. La máscara de gas que porta, unido a su uniforme y la espectacularidad de la escena, harían que fuese algo digno de ver en el cine. Pero allí, en la vida real, tan solo la ayudan a sufrir un mayor terror pues sabe que sus enemigos no la dejarán ir con vida.

-¿Donde vas, cerdita? Es la hora de la matanza, no me hagas correr más...

Su voz, deformada por la máscara de gas, resuena amenazante e inquietante. La única ventaja que parece poseer Lady Violet, es el hecho de que al atravesar la ventana, ha quedado algo desequilibrado y se está poniendo en pie para continuar la persecución.

La adrenalina le hizo no penar mucho en las consecuencias, en lo que podría llegar a pasarles si algo salía mal. Pero lo cierto es que no tenían muchas otra opciones teniendo el vehículo dañado y profesionales listos para matarles. Pero incluso toda esa adrenalina fluyendo por sus venas no fue suficiente para prepararle para el disparo de bala que le dio de forma excepcional. A Red nunca le habían disparado, no estaba preparado para ese intenso dolor que parecía quemarle el brazo y paralizaba sus sentidos. De no ser por su terquedad y físico, habría sucumbido al dolor. Aun así, estaba lejos de estar en buen estado, notaba la sangre caliente cayendo por su brazo, pero al bajar la mirada, notò que no tenia nada. Fue mas la impresion del tremendo golpe que el daño en si. Tenia el brazo entumecido, pero poco a poco comenzaba a sentirlo normal. ¡Y Violet habia recibido un disparo en pleno pecho! 

Recuperado de la sorpresa, debia continuar disparando para que Gray no recibiera todo el fuego de esos tipos, no iba a dejarla sola, ella confiaba en él. Ya habia visto lo que eran capaces esos tipos, asi que no podia darles un segundo de descanso. Usó la metralleta lo mejor que pudo, esperado darle al mas cercano y volver a su escondite. Una bala azarosa podria arrancarle la cabeza, pero debia correr el riezgo.

Ese asesino ha dejado de parecer un hombre real, para convertirse en una especie de pesadilla encarnada. No puedo dejar que el miedo se apodere de mí. He superado cosas muy duras desde que todo se fue a la mierda y un hombre no me va a acobardar. Se que estoy acorralada, como una liebre asustada que sólo busca esconderse en su madriguera. 

¡¡¡NO!!! - sale de mi garganta en un grito amenazador, sin saber muy bien como ni porqué ya tengo la pistola en mi mano. Como un acto reflejo después de las amenazas y el entrenamiento recibido, disparo mi arma una y otra vez contra ese hombre como si se tratara de un zeta insaciable, incansable...

No se muy bien que acaba de suceder, pero he vaciado prácticamente el cargador de la pistola contra su pecho... Durante unos segundos me quedo congelada igual que pasó después de haber usado mi rifle contra aquellos hombres del reverendo que llevaban mujeres secuestradas. Pero en esta ocasión es distinto... no hay una mira de por medio, no hay cientos de metros de distancia... él está justo frente a mí y si esto no ha acabado con todo, voy a morir... 

Gray maldice en voz alta mientras dispara, los soldados están igual de preparados que ellos por lo que va a ser complicado terminar con alguno. Tiene que alcanzar algúna zona del cuerpo que esté al descubierto y desde su posición no va a ser fácil. Así que intenta cambiar de lugar para tener mejor angulo de tiro pero antes echa un vistazo rápido a las azoteas de los edificio, no quiere ninguna sorpresa y necesita saber si su compañera está cerca para ayudarlos.

La escena se torna realmente tensa y bien podría estar sacada de una película de acción. El eco de los disparos resuena por el callejón otorgando a la escena un toque de mayor tensión y adrenalina. El cemento, los ladrillos e incluso los contenedores de basura reciben una lluvia de proyectiles provocando que pequeños trozos salten por doquier.

Todo sucede tan sumamente rápido que apenas tienen tiempo de pensar que sus vidas pueden acabarse en un mero instante. Lo único que ahora pueden hacer es apretar el gatillo de sus armas y dejar que las balas vuelen contra sus enemigos, mientras rezan para ser ellos los últimos en mantenerse en pie.

Red, con el brazo aún dolorido pero intacto, tarda unos segundos en descubrir que no está herido. No está seguro de lo que ha sentido, pues juraría estar desangrándose, pero no tiene rastro de herida alguna aunque seguramente tendrá el brazo dolorido durante las siguientes horas. Pese a ello, no tiene tiempo para lamentarse y asomándose una vez más, abre fuego vaciando el cargador del arma de Silver.

Su lluvia  de proyectiles recorren el callejón de norte a sur logrando impactar a ambos enemigos. El primero de ellos, aquel al que Gray había logrado herir, recibe un nuevo impacto en el chaleco, pero una vez más, aprieta los dientes y se mantiene firme. Su compañero, aquel que casi logra acabar con la vida de Red no tiene tanta suerte y recibe un impacto en el abdomen que logra penetrar el blindaje.

Con un grito de dolor cae al suelo herido, pero con fuerzas suficientes como para apretar el gatillo una vez más. La falta de concentración por el dolor, ayudan a que los proyectiles pasen sobre la cabeza de Red sin causarle herida alguna. Por lo que al menos por el momento, la lucha se decanta en favor de los gorgonitas.

Dominada por los nervios pero dotada con un fuerte espíritu de supervivencia, Gray vuelve a abrir fuego. Una vez más su puntería demuestra ser ejemplar logrando impactar al mismo enemigo que anteriormente había alcanzado. Pero mucho se lamenta al comprobar que los proyectiles tan útiles para no atraer la atención de los muertos, resultan un tanto ineficaces contra objetivos con blindaje, por lo que su disparo tan solo logra magullar de nuevo las costillas del soldado.

Revisando los alrededores en busca de posibles enemigos, no logra ver más armas en su contra, claro que con las balas lloviendo a su alrededor, no es que pueda disfrutar demasiado tiempo como para comprobar el perímetro...

Lady Violete...ese es su nombre ahora y lo más importante, es en quién debe de convertirse para poder soportar todo lo que está cayendo sobre ella. Aunque realmente...¿Recuerda cual era su verdadero nombre? Cada día que pasa apretar el gatillo se torna más y más sencillo. ¿Será capaz de dormir sin ver los rostros de aquellos a los que a matado a sangre fría? ¿Será capaz de soportar vivir como una asesina?

Todas aquellas preguntas cruzan su mente mientras sostiene en alto el arma y contempla el cuerpo sin vida que yace a sus pies. El cuerpo inmóvil y cubierto de sangre del hombre...no, del animal que pretendía matarla debería hacerla sentir algo, pero de alguna forma, su mente se ha protegido de toda aquella mierda y quizás eso sea lo más aterrador, la incapacidad para sentir nada salvo un profundo desprecio hacia el hombre que quería jugar con ella y asesinarla con frialdad.

Su enemigo ha pecado de arrogancia y eso le ha costado la vida, pero ahora debe de moverse con rapidez antes de que compañero logre alcanzarla. Pues duda que el silencioso ejecutor que pretendía cortarla el cuello sea tan necio como su compañero, de hecho el no verlo por ningún lado resulta de lo más alarmante.

El sonido no muy lejano de armas de fuego disparando, la hacen darse cuenta de que no es la única en peligro. La explosión y ahora los disparos significa que sus compañeros no están en buena posición. ¿Lograrán ellos salir con vida de aquella emboscada?

Disparó todo lo que pudo, hasta oír el clic cuando el percutor no encontró casquillo al cual destinar su rabia. Se agachó una vez más, tomando su escopeta, sabiendo que era menos útil en la situación actual, pero también poderosa contra el que estaba cerca. Le parecía ventajoso en vez de intentar buscar cargadores en Silver. Ya ni siquiera oía nada, por los disparos que volaban hacia él y la misma destrucción que intentaba esparcir entre esos tipos.

Disparó sobre el tipo más cercano, pero el humo de las detonaciones le impidió ver si le había dado. Solo saltaron por el aire partes del muro y ladrillo rojizo, pero no supo si halló carne. Aún tenía la granada incendiaria, pero había tantos disparos cruzados, que sería una temeridad lanzarla. Fácilmente podría caer en un lugar “incomodo”.

Gray no está muy contenta con su puntería no era capaz de acertar en el lugar correcto, sus balas parecían de mantequilla y esos tipos de hormigón armado. Respira y resopla, tiene que concentrase un poco más. Mueve su cabeza de lado a lado intentando relajar un poco los músculos del cuello que están un poco engarrotado y cambia de objetivo.-- no te muevas... no quiero fallar---

Comienzo a correr para salir de ese lugar antes de que me encuentre el otro mercenario. En ese momento me pasan varias cosas por la mente ¿Cómo nos han encontrado con tanta facilidad? ¿Nos habrán rastreado gracias al OWpad o quizá por el Activimetro? La cuestión es que era demasiado sospechoso.

Por otro lado sabía bien que mis compañeros podían estar en un aprieto igual o peor que el mío. Por desgracia eso debería esperar...

Intentando dar la vuelta a la manzana y acceder de nuevo al edificio de viviendas donde perdí mi rifle, pienso en crear un señuelo.

Mi intención es recuperar mi arma y dejar allí mi Owpad y el activimetro, en la misma habitación por la que me tiraron pprbla ventana.

Si realmente lo están usando para rastrearme creerán que he vuelto de regreso a por mi arma y tener una situación ventajosa desde la ventana rota. Por el contrario mi idea es esconderme la planta súper a esa y aguardar. Si los cachivaches de One World están siendo rastreados podré conseguir una ventaja frente a mi perseguidor...

Durante gran parte de su vida, se ha dedicado a tratar de salvar a otros, pero ahora se ve obligado a usar armas de fuego contra otros seres humanos. Poco importa que aquello vaya en contra de su naturaleza, su buen corazón seguramente llore durante semanas por tener que llegar a tales extremos. Pero si no lucha, si permite que sus enemigos venzan, no será solo su vida la que se pierda, sino la de sus propias compañeras. Por ello, tomando una vez más la pesada arma que eligió como compañera de viaje, vuelve a asomarse y realiza un disparo contra uno de los soldados.

La tensión del momento, la adrenalina que recorre su cuerpo y para qué negarlo, el propio miedo a la muerte provocan que su disparo sea demasiado precipitado e impacte a pocos pasos de distancia de uno de los soldados. Quién pese al aturdimiento que sufre, no duda en abrir fuego una vez más.

Una lluvia de proyectiles, que sustituyen la precisión por cantidad, golpean el vehículo provocando que pequeñas marcas comiencen a aparecer a lo largo del chasis del vehículo. Por suerte para Red, la combinación de circunstancias y posiciones le ayudan a salir una vez más, indemne.

Gray, decidida a cambiar la situación del combate, cambia de cargador pasando a una munición mucho más letal pero a su vez, llamativa. Desde su posición actual no dispone de un blanco claro, por lo que en lugar de dedicarse a realizar disparos precisos, simplemente aprieta el gatillo y deja que las balas cubran el callejón.

Varios proyectiles se pierden impactando por el escenario, pero dos de ellos logran alcanzar a uno de los soldados. El primer disparo le alcanza en el chaleco, provocando que su cuerpo caiga hacia atrás. El segundo le impacta directamente en la cabeza. Lo que la munición explosiva deja a su paso, es un amasijo de carne, hueso y sangre que nadie sería capaz de reconocer jamás.

El último de los soldados en pie, maldice su suerte. Llegados a ese punto, duda que pueda salir con vida, pero que se lleven su alma de inmediato si no va a morir tratando de llevarse a esos malditos Z-corps con él.

Poniéndose en pie como buenamente puede, libera de su anilla una de sus granadas y con un grito de guerra, se prepara para lanzarse contra el vehículo y por tanto, contra los gorgonitas. Red dispone de un único disparo antes de que llegue a ellos y entonces, todo estalle por los aires.

Con una idea clara de cual debe ser su siguiente paso, Lady Violet traza un rápido plan para tratar no solo de recuperar su arma, sino de tratar de cazar a su vez, al depredador que casi la corta la garganta. Uno de sus enemigos cometió el error de subestimarla, pero mucho se teme que el otro soldado no será así. Acaba de entrar en un juego del gato y el ratón donde el más astuto será quién se alce con la victoria, solo espera ser ella esa persona.

Tan centrada está en evitar que el asesino de con ella, que no se percata de la sombra que se desliza tras ella hasta que es demasiado tarde. Algo en su interior se agita cuando siente cómo el cabello de la nuca se la eriza. No está segura de qué puede tratarse, pero un miedo primigenio despierta en ella obligándose a mirar por encima del hombro.

Unos ojos completamente negros, enmarcados en un rostro blanco como la nieve se encuentra demasiado cerca de ella. Pero no es su aspecto inhumano lo que la aterra, sino su gran mandíbula, abierta hasta unos límites imposibles para un ser humano lo que la aterra. Pues si eso no fuese suficiente, tres hileras de afilados dientes la muestran un mundo de dolor que se arroja sobre ella.

Hasta ahora ha conocido varias versiones del virus, pero jamás algo tan monstruoso como aquella cosa. Su piel es gruesa y áspera, de un color tan blanco que casi resulta hasta doloroso contemplarlo. La sangre reseca que cubre su cuerpo, hace resaltar aún más la tonalidad de su piel. En su rostro, clavados como pequeños trofeos, Lady Violet puede ver las postas de una escopeta que inútilmente, han tratado de acabar con su vida.

Dotado de una fuerza, velocidad, astucia y ferocidad mayor que la de cualquier otro zeta, esa maldita cosa ha logrado no solo pillarla por sorpresa, sino lanzarla una emboscada perfecta. Aguardando en su escondite hasta que ha pasado por su lado, el zeta se ha mantenido en completo silencio como un depredador definitivo. Ahora se arroja sobre Lady Violet usando la fuerza arrolladora de su cuerpo para empujarla contra una de las paredes y aprisionarla con sus poderosos brazos.

Mostrando el averno de oscuridad y muerte que guarda en sus fauces, el zeta se dispone a arrancarla la cabeza de un solo mordisco. Si no logra liberarse de la presa, mucho se teme que su viaje termina ahí.

Mis compañeros, mis hermanos, me creen muerto, desaparecido y finiquitado. Ni yo mismo sé como he podido lograr infiltrarme, y es que tuve un golpe de suerte, pero lo cierto es que podría ser simplemente una muestra más de crueldad por parte del universo hacia mi persona... ver como estos traidores pretenden acabar con los gorgonitas y no poder hacer nada por evitarlo.

Una parte de mi siente curiosidad por este grupo, especialmente porqué alguien debe estar dándole ordenes a estos perros, y siento un gran interés por saber quién. 

No sé si son traidores o simplemente falsos z-corps, lo que añade preocupación hacia el destino de la chica. Sin embargo, aunque conservo mi pistola con el silenciador, no anulará el ruido del todo, salvo que encuentre zonas insonorizadas o con demasiado ruido para que un par de disparos pase inadvertido.

Sin embargo, lo primero es lo primero... mientras los demás están distraidos con sus propios quehaceres, me acerco oculto en mi tapadera por detrás al que maneja las tablets para ver si localizo una forma para enlentecer o revertir su labor. Quizás observando entienda que debo hacer.

Pero si no es el caso, trataré de asfixiarlo silenciosamente rodeándolo con mis brazos por detrás, hasta dejarlo inconsciente y me lo llevaré a algún sitio donde pueda interrogarle.

Desde un primer momento queda completamente claro que aquellos Z-corps saben lo que se hacen. La posición del centro de mando, así como la forma en la que todos se reparten por el taller y actúan, los revela como verdaderos soldados que lejos quedan de ser meros Z-corps reclutados entre civiles.

Tomar al experto en seguridad informática por sorpresa no será un problema, pues se mantiene centrado en sus sistemas. Pero no existe opción alguna de eliminarlo sin alertar al resto, quizás si actúa con la suficiente discreción apuntándolo con el arma, pueda lograr algo. Aunque aquello se trata de una apuesta de todo o nada, pues si alguien lo descubre no podrá hacer frente a tantos soldados a la vez.

Tratando de trazar un plan de acción, se acerca hasta su objetivo con la firme intención de dificultad sus tareas. El cómo hacerlo es algo que se le escapa por el momento. Tan distraído está en su objetivo, que no puede evitar sobresaltarse al escuchar una explosión que resuena en el exterior pero en la lejanía.

-Malditos bastardos...   -Suelta el hacker con cierto tono burlón.    -Esos cabrones ya han empezado el ataque, se han adelantado.

El pétreo rostro del líder de aquella unidad tan solo muestra en su mirada la furia de que los soldados no cumplan con sus órdenes. El ataque debería de haberse realizado al cabo de cinco minutos, pero ansiosos por vengarse de los Gorgonitas, paece que se han adelantado.

-Señor, recibo una transmisión del equipo beta. Parece que tienen dificultades, esos cerdos de los Z-corps parecen ser más duro de lo esperado. Solicitan refuerzos.

Aquello es la gota que colma la paciencia del hombre de piel azabache. Odia la incompetencia y más aún, que no se sigan las órdenes. Una vez acaben con los gorgonitas, harán valer su autoridad de una forma completamente contundente.

-Deberíamos dejar que se maten entre ellos, pero no podemos permitir que escapen con vida. Preparar el paquete para ser transportado. Quiero dos equipos de tres soldados, acudir a apoyar al equipo beta. ¡Moveos!

Uno de los soldados golpea el hombro de Blue a la vez que la hace un gesto con la cabeza para que lo siga. Junto a ellos se les une otro soldado más. Tras abrir la puerta del taller, sale con las armas preparadas para hacer frente a cualquier posible enemigo. En el exterior, el sonido de los disparos les llega desde la lejanía. Frente a ellos, sobre el tejado de una de las casas, pueden ver a uno de los soldados que se encontraban en la universidad. Entre sus manos porta el arma de Lady Violet y se encuentra observando algo que sucede en un callejón cercano.

Otros tres soldados, desplegándose con gran habilidad, se dirigen hacia el lugar del cual provienen los disparos y de donde sin duda, se ha escuchado la explosión. Avanzan rápidos cubriéndose unos a otros, preparados para abrir fuego y abatir así a los Gorgonitas.

Tras Blue, la puerta del taller vuelve a cerrarse. Momento en el que uno de los soldados que lo acompañan, aprovecha para comunicarse con quién está sobre el tejado.

-¿Cuál es la situación?

La respuesta del soldado no se hace esperar, todo ello mientras mantiene la mirada clavada sobre el callejón.

-Gallo ha caído, subestimó a la líder de los gorgonitas. Pero no creo que sobreviva mucho más, un zeta la ha localizado y está a punto de devorarla.    -Con un gesto, les indica el callejón al que está observando.   -El virus ha evolucionado, esa cosa es nueva. Dejad que elimine a su presa y después eliminarlo para tomar una muestra. Los de arriba querrán poner sus manos sobre esa cosa.

En un momento en el que ni por asomo podía esperar algo así, una zeta mutado se me echa encima, habiendo salido de la nada.

- ¿Cómo no me he dado cuenta?- Es lo único que pasa por mi cabeza mientras se abalanza sobre mí y de nuevo, es el instinto de supervivencia el que me hace actuar de forma casi automática.

Ya había estado apunto de gastarla en el dormitorio de aquella niña, desde donde me apostaba para cubrir la base de los Z-Corps traidores. Por suerte antes de pensar en ello está en mi mano y se la lanzó dentro de esa bocaza enorme llena de hileras de afiliados dientes.

Gray respiró tranquila al ver como le estallaba la cabeza a aquel tipo. Lo vio todo a cámara lenta, igual que en esos documentales que proyectaban en clase de ciencias... si, parecia que había transcurrido años de eso, pero no hacía tanto tiempo. Cierto era que no fue bonito de ver pero en una situación como en la que se encontraban era lo que tenía que hacer. Pocos días antes le hubiese resultado difícil apretar el gatillo siendo un igual el objetivo de sus disparos pero ahora no tenía ninguna duda... esto era a vida o muerte y no tenía ninguna duda sobre quien tenía que vivir.

Se incorporó por unos segundos y se sentó con la espalda sobre la llanta del vehículo para comprobar su arma, aquel cambio de cargador había sido fructífero así que decidió dejarlo. Después de respirar profundamente un par de veces como si tomara aire para afrontar una inmersión, volvió a tirarse al suelo de aquel lugar. Solo quedaba uno y esperaba que Red pudiera acabar con él. Había escuchado los disparos de su compañero, sin duda estaba en mejor posición que ella. Pero algo en la reacción desesperada de aquel soldado hizo que Gray temiera lo peor—Reeeeeed matalooo!--

La situación se torna cada vez más difícil y al final no he podido rescatar a la muchacha ni advertirles a tiempo, sin poder detenerme ni unos instantes a planear algo, me siento arrastrado por los acontecimientos con pura improvisación.

Se me hace terrible pensar que no voy a poder salvar a todos, pero me queda el consuelo de que quizás aún pueda salvar a algunos gorgonitas. Siguiendo a mis dos "compañeros" para ir al encuentro, mi paso se aminora sutilmente dejando que ellos vayan delante.

Cuando me aseguro de que nadie me mira, empiezo a deslizarme en dirección al soldado del tejado. Ese es el que maneja la caza. Si logro abatirlo, podré darles una ventaja a los Gorgonitas, y además, si uso la emisora que tiene asignada, quizás pueda desinformar a los grupos de asalto para darles ventaja a mis compañeros.

Trato de acercarme tan rápido pueda sin llamar la atención para abatirlo en silencio, con el machete presto para salir de la funda en cuando lo tenga a mi alcance. Seguramente el soldado tuvo que trepar por alguna parte, quizás una escalera de incendios. Lo averiguaré.