Partida Rol por web

Sus pensamientos estaban fijos en un único objetivo: Sobrevivir. El que para lograrlo tenía que acabar con la vida de alguien mas era algo secundario, al menos en esos instantes. Quizás su propia mente había apagado algún tipo de interruptor para hacer aquella tarea más sencilla, más llevadera. Vivir un día más y quizás arrepentirse o vivir con las consecuencias. El que le estuviera lloviendo metralla ayudaba a este estado de aislamiento que le permitía apuntar y sembrar destrucción.

Reeeeeed matalooo!

El grito de Gray le hizo apuntar hacia su objetivo, justo cuanto este intentaba arrojar esa granada. No solo podría matarle a él si caía dentro, sino también a Silver y posiblemente a Gray. Otro disparo ensordecedor de su escopeta, apuntando al centro del soldado enemigo, sabiendo que solo necesitaba darle para evitar que arrojara la granada y matarle con su propio explosivo. Un pensamiento frio y atroz, pero que surgió con mucha facilidad en esos momentos.

El grito de Gray resuena por el callejón dotando a los músculos de Red, de una nueva energía. Alzándose de nuevo en la torre, apunta su escopeta en dirección al soldado. Sus ojos contemplan con horror cómo la anilla de la granada traza un arco en el aire antes de caer y rebotar sobre el suelo.

Todo depende únicamente de un disparo, si falla, la granada causará estragos en el vehículo y puede que incluso, se cobre la vida de alguno de los gorgonitas. Con el sudor deslizándose sobre su rostro, siente que todo sucede tan sumamente despacio, que durante unos instantes no está seguro de poder apuntar a tiempo.

La detonación de su propia arma lo pilla totalmente por sorpresa, pues no está seguro de haber apretado el gatillo. ¿Se habrá adelantado? ¿Habrá fallado el disparo? Con un nudo en la garganta y el corazón desbocado sabe que ahora tan solo le queda vivir con las consecuencias de su acción.

El grito o más bien, el alarido de dolor que sigue al disparo, le hace recuperar parte de la conciencia y contemplar cómo el soldado cae al suelo malherido. Con el rostro deformado en una mueca de dolor y la sangre tiñendo el uniforme, se retuerce en el suelo tratando de alcanzar la granada que con el disparo, se ha escurrido de entre sus manos.

La propia sangre que cubre sus manos impide que pueda aferrar con fuerza el pequeño objeto y en sus ojos se puede observar el miedo de aquellos que saben que la muerte acude a sus puertas.

La explosión resulta ensordecedora por el efecto del eco en el callejón y el vehículo recibe pequeños fragmentos de metralla que pese a no causarle daño alguno, le otorga ahora una aspecto más imponente (al menos si fuese usado para filmar una escena de acción para alguna gran película)

Trozos de carne y sangre salpican tanto el callejón como el vehículo, pero todos están ilesos, al menos los gorgonitas. El efecto de la granada no ha dejado demasiado ni del soldado que trató de lanzar el explosivo, ni de su otro compañero.

Con un suave gruñido, el cuerpo de Silver se agita y comienza a moverse lenta y pesadamente. Reincorporándose sobre el asiento, emite otro gruñido emitiendo a su vez, un nuevo gruñido. Sus ojos, inyectados en sangre se agitan de un lado a otro tratando de hacerse a la oscuridad que reina dentro del vehículo.

-grrrr...

El gruñido, esta vez mucho más claro y fuerte, recuerda mucho al que emiten algunos de los Zetas con los que se han encontrado. Poniéndose en pie tambaleándose, permanece inmóvil unos instantes, antes de avanzar hacia donde se encuentra Red.

El pequeño pero astuto e inteligente miembro de los gorgonitas está tan sumamente cerca de Red que si no hace nada pronto, llegará hasta él y entonces...¿qué es lo que pasará?

El virus está mutando, cambiando y adaptándose. No hace falta ser un genio ni un experto en medicina para llegar a esa conclusión. Hasta ahora los Zetas eran rivales peligrosos, rápidos pero estúpidos. El enemigo al que se enfrenta ahora Lady Violet, dispone de la suficiente inteligencia como para acecharla entre las sombras y una fuerza y velocidad que superan con creces a las de cualquier otro Zeta que hayan conocido. Su piel blanca, sus ojos negros como la noche y su gran mandíbula plagada de varias hileras de afilados dientes, le otorgan un aspecto terrorífico.

Pequeños trozos de hueso y restos de sangre reseca adornan sus dientes, mostrando los grandes atracones que se ha dado con todos los incautos que han sido cazados por esa maldita cosa.

A sabiendas de que Red no tuvo mucha suerte tras efectuar varios disparos a bocajarro contra aquella cosa, Lady Violet decide usar una táctica diferente. Sabe que en una lucha cuerpo a cuerpo tiene las de perder, el virus ha dotado de una fuerza y resistencia casi inhumanas a esa cosa, por lo que lo mejor que puede hacer, es tratar de escapar de allí.

Tomando una de las granadas de agente gris de su cinturón, la libera de la anilla y arroja al interior del oscuro pozo que da forma a las fauces de la bestia. La criatura, sorprendida, retrocede cerrando y abriendo las mandíbulas con fuerza arrolladora. Una nueve de humo gris comienza a emerger de su boca, mientras gruñe y emite extraños sonidos que bien pueden ser de dolor o furia, quizás incluso de ambas.

El agente gris se expande con rapidez, en especial cuando la criatura escupe la granada al suelo. La maniobra de la gorgonita no ha logrado destruir a la criatura, pero sí dotarla del tiempo suficiente como para poder tratar de escapar.

El humo no la permite ver demasiado bien, pero logra distinguir dos figuras que se acercan por el final de la calle. No están demasiado lejos y avanzan cubriéndose el uno al otro. Portan uniformes militares y si aún no la han descubierto, será gracias al humo del agente gris. Pero solo será cuestión de tiempo que distingan su figura o que el zeta de con ella.

El soldado se encuentra sobre el tejado de una pequeña casa unifamiliar de tres alturas. Lo más seguro es que haya accedido al tejado desde el interior de la vivienda. Trepar por la fachada no sería práctico ni sencillo. Así que el camino más rápido es atravesar un pequeño jardín (El cual contiene los restos de una ventana de la segunda plata, dando la sensación de que algo o alguien la hubiese atravesado hasta caer al jardín) Una puerta abierta en la parte trasera de la casa, da acceso a una cocina. Una vez dentro, puede comprobar que la casa no es especialmente grande y subir por las escaleras a los pisos superiores resulta fácil y sencillo.

Tras subir el último tramo de escaleras, llega al ático. El lugar está cubierto de polvo y de diversas cosas cubiertas con sábanas. Una gran ventana se encuentra abierta y al asomarse, puede ver allí en pie al soldado.

Con el rifle de Lady Violet entre las manos, centra su atención a aquello que está observando a través de la mira del arma. Su dedo se desliza suavemente hacia el gatillo. Sea quién sea su objetivo, blue sabe que se le agota el tiempo y es precisamente eso lo que le impulsa a actuar con mayor rapidez cometiendo un pequeño desliz.

Al tratar de acceder al tejado, emite un pequeño golpe que pone en alerta al soldado. Armado aún con el rifle de francotirador, se vuelve hacia Blue con el arma preparada para disparar. A esa distancia (apenas unos pocos pasos de distancia) fallar sería algo impensable y duda mucho que pueda lograr sobrevivir a un disparo de semejante arma.

-No deberías de estar aquí. ¿Por qué no estás apoyando a tus compañeros?

Blue tiene la sensación de estar ante alguien adiestrado en las fuerzas especiales. Un extraño escalofrío recorre su cuerpo al descubrir que el más mínimo fallo, puede suponer su muerte.

Veo imposible enfrentarme a ese monstruo. Es demasiado resistente y fuerte para mí en estos momentos. Sólo me queda una opción, huir...

Gracias a la granada de agente gris, logro ganar cierta ventaja y una cortina de humo cubre mi retirada.

El humo pronto se me envuelve, es denso y un par de figuras que no logro reconocer aún, se acercan a mi posición. Puede ser que se trate de Gray y Red... O puede que no.

Tomo las precauciones necesarias, desviándome un poco de su trayectoria y escondiéndome bajo un vehículo cercano.

Mi respiración es agitada. No logro saber si he despistado al mutante y tampoco si esas figuras son hostiles o no.

Una vez pasen de largo de mi escondite, intentaré reconocerles. Si son mercenarios los dejaré a merced del zeta mutado sin ningún remordimiento...

Sin saber cómo, su disparo da en el blanco, momento en el que ve con toda claridad como la granada escapa de la mano del soldado. Casi parece que todo se produce en cámara lenta y que tarda una eternidad en ocultarse detrás de la protección del vehículo. La explosión le deja aturdido unos instantes, oyendo luego como trozos de carne y metal caían por el costado… Sintió como todo su cuerpo empezaba a relajarse, como la adrenalina comenzaría a diluirse. Entonces oyó a Silver.

-¡Silver!- la enorme sonrisa de alivio en su rostro fue muriendo lentamente, al ver su rostro, oír sus gruñidos y el cómo avanzaba hacia él. Sin perder tiempo, apoyó su pesada bota en su pecho, aplastándolo contra el asiento-. Silver. Háblame. Di algo- apuntó con su escopeta al rostro, sin poder evitar que las lágrimas comenzaran a surcar su rostro-. Por favor viejo. No me hagas esto…

¿Sería capaz de apretar el gatillo? Ahora mismo solo estaba pendiente de los labios de su compañero, esperando que dijera algo, lo que fuera, para comprobar que no estaba infectado. De reojo observó su muñequera, esperando poder ver si la cifra era mayor de la última vez. ¡Él se estaba recuperando! No podía haber sucumbido a la infección. ¿Verdad?

Atrás quedan los gruñidos de odio y furia que emite el terrible zeta de piel nívea. El agente gris, extendiéndose rápidamente crea una fina capa de humo que si bien no logra imitar el uso de una granada de humo, en un caso desesperado como aquel, bien puede servirla para obtener una pequeña ventaja y quizás con suerte, salir con vida de allí.

La situación no mejora en absoluto al percatarse que al final del callejón, dos figuras fuertemente armadas avanzan en su dirección. Ambos visten uniformes de los Z-Corps, pero resulta imposible saber si se trata o no de sus compañeros.

Cauta, no duda en lanzarse bajo un destartalado camión de reparto, que en su momento parece que fue usado para aplastar a cuantos zetas pudiese, hasta que finalmente, chocó al perder el control.

El escondite no es agradable, los restos podridos de uno o varios cuerpos la hacen compañía, pero dada su actual situación, aquello es mejor que nada. Por suerte, la máscara la impide captar el hedor de la podredumbre que la rodea y hace que sea más fácil permanecer allí quieta.

Los Z-corps, al ver el humo buscan lugares desde los cuales pueden obtener cierta cobertura (no demasiada dada la falta de elementos capaces de resistir un disparo y permanecer con las armas preparadas para abrir fuego sobre cualquier cosa que se mueva.

Tras Lady Violet, la criatura se agita enfurecida ajena a los efectos del agente gris. Su piel o más bien sus venas, no se han vuelto del tono grisáceo propio de los zetas que sucumben a sus efectos. A su vez, sus movimientos continúan siendo rápidos y ágiles, propios de un gran depredador que impaciente, busca a su presa.

Los pies, descalzos y de uñas negras y duras como el acero, quedan a la altura del rostro de Lady Violet cuando avanza a su lado. Ladeando la cabeza de un lado a otro, olfatea el aire tratando de localizar a su presa y entonces, el callejón se llena con los sonidos de los disparos provenientes de armas automáticas. El zeta, rugiendo una vez más cual bestia salvaje, se lanza impulsado por sus poderosas piernas, en una carrera frenética hacia aquellos Z-corps que han abierto fuego contra él.

Aquel es el momento de Violet para huir o tratar de ayudar a esos dos compañeros. ¿Serán Gray y Red?

Desde su posición Gray pudo ver como caía el segundo soldado por el disparo de su compañero, una ligera sonrisa apareció en su rosto pero no le duró mucho, sin darle tiempo a maldecir al explosión la tomó por sorpresa. Tardó unos segundos en recuperarse, la tanqueta la había protegido. Así que se incorporó y echo un vistazo con la tranquilidad que le otorgaba el saber que todos sus enemigos estaban muertos.

El callejón se había convertido en un matadero de serie B, un revoltijo de carne y sangre lo cubría todo. Respiró aliviada, podían haber sido ellos. Si...en ese momento lo tenía claro les acompañaba la suerte.

La voz de Red la hizo girar la cabeza y mirar al interior de la tanqueta. Podía ver dos siluetas a contraluz. --Mierda!! Silver?-- Abrió la puerta del copiloto y se asomó para comprobar como se encontraba-– Silver!! Te encuentras mejor?--

La gran fuerza física de Red, unido a la falta de músculo de Silver, convierte la hazaña del bombero en una tarea realmente sencilla. Aplastando el pecho de Silver con la bota, lo hace sentar de nuevo y logra mantenerlo ahí quieto sin que apenas ofrezca resistencia. Un quejido de dolor o sorpresa es cuanto emite Silver ante la maniobra de Red, después, con movimientos lentos y torpes, se quita la máscara como buenamente puede.

-a...gu...a...

Los labios resecos y agrietados, el tono pálido de su piel y las ojeras que cubren sus ojos no son buena señal. Pero sigue siendo humano, quizás por eso, al sentirse un poco más aliviado red puede por fin fijarse en el activímetro de su compañero.

39%

El porcentaje pese a estar aún muy alto, ha disminuido. Su cuerpo parece estar venciendo al virus, aunque no sin haberle pasado factura. Siente la boca tan reseca, que apenas es capaz de articular palabra alguna. Sus ojos, antaño llenos de inteligencia, parecen ahora confusos y distraídos. Ha despertado de su sopor, pero puede que necesite unos pocos minutos para recuperarse por completo.

El sonido de disparos, llega hasta ellos. Se producen en la lejanía y desde luego, no van contra ellos. Pero una cosa está clara, hay alguien más ahí fuera usando armas de fuego.

Silver, tras tomar pequeños sorbos de la cantimplora, se toma unos instantes para recuperarse. Poca a poco su mente parece volver a la normalidad gracias al agua que cae por su garganta.

-¿Qué ha pasado? Esos hombres no eran z-corps, no de los buenos, tenemos que salir de aquí. ¿Donde está la jefa y Blue?

Sonrió abiertamente al oírle decir esa simple palabra, momento en el que apartó su pie de su pecho y le ayudó a incorporarse para darle de beber agua. Miró con una leve preocupación a Gray, pero ella estaba a salvo, suspiró aliviado y le guiñó el ojo.

-Lo hiciste genial compañera- habían sobrevivido por unas enormes dosis de suerte y tenacidad, así que se pudo relajar medio segundo. Sentía el cuerpo adolorido, pero sería por la tensión de enfrentar una inminente muerte-. No tenemos noticias de Blue, Violet se quedó vigilando el campamento. Tuvimos que dejarles a la vip o morir en el enfrentamiento. Mientras estabas inconsciente nos atacaron dos de los soldados que la tenían de rehén en su momento y- alzó la vista, aguzando el oído cuando a lo lejos se oyeron detonaciones-. Quizás sean ellos atacando el campamento de esos Z cops falsos… Podemos usar eso en nuestro beneficio- le tendió su metralleta a Silver-. Tuve que usarla. Le gasté el cargador. Además de beber, come algo- recargó su escopeta-. Tenemos que contactar con Violet y reagruparnos. Ya deben saber nuestra posición… Déjenme ver si puedo arreglar la tanqueta.

La energía de Red pareció inagotable o quizás no quería quedarse quieto y pensar que acaban de matar a dos seres humanos. Incluso tuvo que apartar un trozo sanguinolento para poder ver el motor y comprobar el daño. Su estrategia era no pensar, al menos no en eso, actuar, proteger y sobrevivir.

La situación era de máxima alerta. Había conseguido librarme de ese monstruo de pura casualidad y ahora no quería volver a verme expuesta ante tal amenaza. Sin saber todavía si se trata de Gray y Red, trago saliva y deseo no equivocarme cuando salgo arrastrándome por el otro extremo en busca de la entrada del edificio. Sin mi arma de gran calibre sólo sería un estorbo para ellos (en caso de ser mis compañeros).

Si se trataba del grupo de Z-Corps corruptos... A nadie le desearía una muerte a manos del zeta blanco, pero eran ellos o yo.

Con sumo cuidado y tomando las precauciones necesarias regreso al edificio e intento subir a ese apartamento donde me espera mi rifle.

Al ver que estaba todo “ok” dentro de la tanqueta, sonrió y resopló a la vez. Sabía que lo había hecho bien, pero le gustaba escucharlo de boca de su compañero, le parecía que era como una doble victoria .– Por supuesto... no hay otra-- volvió a sonreír y entro en el vehículo. Se acercó a Silver-- y tu sin enterarte de nada...estamos en la mierda, así lo resumiría yo.--Buscó su telescopio y tomó la posición de Red en la torreta mientras  que arreglaba el vehículo. Intentó buscar a Lady Violet tenía que andar cerca. Y aquellos disparos que se escuchaban a lo lejos no la dejaban relajarse del todo, por lo que se dedicó a vigilar mientras Red estaba ocupado.

Silver, evidentemente preocupado por lo que acaban de contarle, permanece en silencio mientras devora una de las raciones de supervivencia. Trata de pensar con claridad, pero su mente aún está demasiado nublada como para poder lograrlo. Así que trata de recuperar el control mediante un sencillo ejercicio de respiración.

Mientras tanto, Red echa un vistazo al motor de la tanqueta en busca del fallo que la impide moverse. Una avería grave podría dejarlos sin transporte y tampoco es que sobre las piezas de repuesto en medio de aquel maldito apocalipsis, así que más les vale que no sea nada que no pueda reparar con lo que tiene entre sus manos. La suerte, les sonríe tímidamente y con un par de ajustes, logra hacer que el motor vuelva a rugir. 

Lady Violet, retrocediendo entre sus pasos, se aleja de la zona de humo y el sonido de disparos. Entrar en la casa a por su arma va a volverse algo un poco más complicado si desea dejar atrás la amenaza del terrible Zeta. Pero sin duda vale la pena con tal de seguir con vida. Mientras retrocede, escucha el sonido de un motor al arrancar.

Gray, quién adopta la posición de vigía mientras Red repara el transporte, usa su periscopio para observar los alrededores. El sonido de disparos o más bien, de largas ráfagas la hacen saber que no muy lejos de donde están, se está librando algún tipo de batalla. Desde la torreta no tiene una visibilidad clara, así que se desplaza por la zona para tratar de descubrir qué es lo que sucede en las cercanías.

Aunque no logra verla, el periscopio marca algo que se mueve en la lejanía. La imagen se amplía automáticamente y puede ver a Lady Violet avanzando a buen ritmo, mientras tratar de buscar cobertura. Con una señal de Gray, Lady Violet logra reencontrarse con su equipo. Todos están más o menos bien, al menos en apariencia. Aunque Lady Violet está manchada de barro y algún que otro pequeño cristal permanece sobre su uniforme.

El sonido de disparos cesa y un gran silencio se extiende por la ciudad.

Me ha pillado, y solo me consuela que por lo menos les estoy ganando tiempo, ¿pero a qué precio? El tipo es ágil eso no me queda duda, por suerte no cometí el error de llegar con el cuchillo presto en la mano o ahora mismo sería pasto de los zombis.

Antes mientras ascendía vi una ventana rota, podría ser un infectado arrojándose libremente, pero probablemente fuera él arrojando a un infectado atrapado en la casa. Debe tener unas condiciones físicas buenas, probablemente similar a las mías, sólo que él tiene la ventaja del rifle y yo no.

 -No deberías de estar aquí. ¿Por qué no estás apoyando a tus compañeros?

No puedo darme mucho tiempo a pensar, si tardo demasiado la cosa se va a tocer. Si me ve dudar la cagaremos. 

Debo asumir el mando y hacerle ver que estoy por encima o la jodimos.

-No hay tiempo para esto, se acerca un grupo, y no me preguntes de dónde demonios ha salido que pronto nos dejará cercados en la casa. Tenemos que cambiar de lugar de tiro, ya. Coge tus cosas y bajemos.

Si logro que me obedezca, si logro que por un instante me de la espalda... le clavaré el machete y acabaré con su vida. Debo hacerlo, por qué ellos no representan los valores que defendemos en nada. Y por qué mi equipo está en peligro.

Casi sin aliento regreso a la tanqueta junto al resto del equipo. No puedo permitirme regresar a por mi rifle ahora. No cuando esa criatura albina siga merodeando por los alrededores.

- Ponedme al corriente de lo que ha pasado. Las comunicaciones se cortaron¹ y de repente me encontraba sola mientras vigilaba la base donde retenían a Keisa. Uno de esos mercenarios que encontramos en el campus dio de alguna forma conmigo y me tendió una emboscada acompañado de un segundo. Conseguí escapar por poco, pero perdí mi rifle telescópico en la huida. Por si fuera poco de regreso me tope cara a cara con uno de esos zeta mutados... Creo que se trataba de ese amigo tuyo Red, el de la piel blanca y varias filas de dientes ¿Qué como lo se? Porque le vi hasta la campanilla cuando fue a morderme, justo antes de que le metiera, no se ni como... una grabada de agente gris por la boca. - en ese momento detuve mi explicación. Quizá estaba hablando de forma demasiado atropellada pero ¿cómo no iba a hacerlo si desde que me había marchado mi vida había corrido peligro una vez tras otra y sin tregua alguna?

- Por cierto, sospecho que pueden rastrear donde estamos a través de nuestro OWpad o quizá desde el activimetro... Silver - le pregunto viendo que parece haberse recuperado ligeramente de aquellas fiebres por mordedura. - ¿Podrías comprobar que no estemos siendo monitorizados vía GPS o similar? - le pregunto tendiéndole mi OWPad, mi activímetro y de paso mirando su porcentaje sin que se de cuenta.

Sus manos se movieron por sobre los daños más graves en el motor de la tanqueta, arreglando lo que pudo y emparchando lo que no. Duraría, al menos arrancaría y no recalentaría dejándoles vendidos. Soltó un suspiro y del dio un suave golpe de consuelo, esperaba que les salvara la vida varias veces más.

-¡Violet!- verla aparecer le dio un gran alivio, aunque su atropellado relato le hizo arrugar el ceño-. Fuimos atacados por esos mismos soldados, dos- tragó salvia y miró hacia el callejón al lado de la tanqueta, el cual estaba tapizado de agujeros de bala, sangre, carne y cadáveres irreconocibles-. Acabamos con ellos, Silver parece estar algo mejor y la tanqueta esta lista para ponerse en marcha. Oímos disparos a lo lejos, no sé si fueron tuyos o de los de la base. Esto nos atrasó mucho. Las comunicaciones se cortaron justo antes del ataque, creo que fueron ellos los que lo hicieron- apretó los labios al saber que esa horrible cosa les estaba siguiendo-. Ese Zeta es cosa seria. Sabe cuándo atacar y cuando huir… En verdad da escalofríos.

Tendrían que reportar su presencia cuanto antes, pues era una nueva especie a tener en cuenta que pondría en jaque a cualquier equipo. Este en particular tenía un gusto por ese equipo en particular. Revisó su escopeta, su pistola y se dispuso a hacer lo que sea necesario para continuar con esa misión.

El silencio les invade durante unos largos segundos durante los cuales, Blue no está seguro de si su arriesgada estratagema tendrá efecto. En caso de no ser así, mucho se teme que no tendrá muchas posibilidades de sobrevivir a un disparo desde esa distancia. Es una apuesta cuya moneda está en el aire y donde se juega el todo por el todo.

-Adelante.

Relajando la postura, baja el arma y asiente con la cabeza. Pero algo en el instinto de Blue le susurra o más bien le grita, de que el más mínimo desliz puede costarle la vida. El hombre que está ante él no es solo un soldado, por la forma en la que porta su equipo, se mueve y analiza todo a su alrededor, le hace sospechar de que está ante un asesino cualificado entrenado por el gobierno al que juró proteger.

-¿Cuantos son y de qué equipo disponen?

Colocando el rifle de francotirador a la espalda, desenfunda su pistola y un cuchillo, preparado para hacer frente a cualquier tipo de enemigo. La elección de esas armas, indican a Blue de que es alguien experto en el combate cercano y que posee una gran puntería, pues no le preocupa demasiado el que sus enemigos puedan ir protegidos con chalecos.

Tomarlo por sorpresa no será sencillo, se mueve con rapidez pero con cautela. Si desea colocarse a su espalda y aprovechar un momento de debilidad para acabar con él, deberá de realizar algún tipo de distracción o engaño. Por supuesto siempre está la opción de enfrascarse directamente en un combate directo con el...

Mientras hablan, el sonido de disparos llega hasta ellos desde una posición no muy lejana, seguido de gritos de puro dolor. Después, todo se sumerge por completo en el más absoluto de los silencios.

Libre de su máscara, para evitar así la sensación de ahogo que siente, se toma su tiempo para recuperarse. Su mente, poca a poco, comienza a aclararse y a recuperar su ritmo habitual. No le agrada lo más mínimo lo que está sucediendo, pero se alegra volver a ver con vida a la jefa.

Tras recibir la explicación de lo que está sucediendo, desecha la Tablet de Lady Violet y busca la suya. Tras apenas un par de minutos trabajando en ella, frunce el ceño con cierta preocupación. Aquello no le gusta lo más mínimo.

-Estaban usando los OWpad para rastrearnos, aunque ya no podrán volver a hacerlo. Esto es más grave de lo que imaginaba...debemos ponernos en marcha cuanto antes.

Usando sus grandes dotes para los ordenadores, logra abrir un canal de comunicación con alguien desconocido. No está usando los sistemas habituales que One World les ha proporcionado. Más bien parece estar usando algún tipo de chat en la Darknet.

-Cuando empezó el virus, hubo un gran revuelvo en las altas esferas. Hay quienes veían esto como una oportunidad, pero Bryan Clark, presidente y fundador de One World se negó a ello. Desde el inicio ha estado muy presente en los medios de comunicación e incluso, en el senado para tratar de contener el virus. Sus esfuerzos es lo que permitió que se creasen los Z-corps, no es que sea la mejor defensa del mundo, pero es un avance para contener lo que está pasando.

Silver ha logrado dejar a un lado todo ese toque friki tan propio de él, para centrarse en lo que realmente importa, compartiendo con sus compañeros todo lo que sabe o al menos, una parte de ello.

-Oficialmente, Bryan Clark se encuentra recluido en una de sus casas, guiando a los z-corps en sus misiones. Pero la verdad es que ha desaparecido y ahora son otros los que están dirigiendo la compañía. Me temo que ahora hay dos tipos de z-corps, los que se han alistado para tratar de hacer el mundo un lugar más seguro y los que trabajan para esos hombres y mujeres sin escrúpulos que lo único que desean es sacar tajada de todo esto. He enviado un mensaje a un grupo bien organizado de los nuestros, tienen contactos en las altas esferas, entre aquellos que eran afines a las ideas de Byan Clark. Quizás puedan ayudarnos o guiarnos para saber qué está pasando exactamente.

Mientras aguarda, cambia de pantalla en su tablet para fijarse en algo que le llama poderosamente la atención.

-Quienes nos han atacado no estaban rastreando a Blue, pero según esto, está en movimiento no muy lejos de aquí.

Mostrando el mapa de la zona, les marca un punto. Se trata de la casa en la que Lady Violet se ocultó con para tener una mayor visibilidad del taller mecánico.

--Blue!! Blue está cerca?... vamos a buscarlo!! no sé que estamos esperando. Tenemos a ese grupo de soldados y a esa cosa- zombie detrás de nosotros, cuantos más seamos mejor.--No había prestado mucha atención a las noticias que estaban dando sus compañeros, esos disparos que sonaron a lo lejos la tenían preocupada por lo que se retiró un poco del vehículo para buscar con su telescopio el origen de todo aquello. Cada vez que miraba por ese artilugio se le iluminaba la cara y una sonrisa tonta aparecía en su rostro. Pero alguna palabra suelta llego hasta sus oídos y esto hizo que volviera con el grupo. En más de una ocasión se había dado cuenta que tenía un oído selectivo, nada más escuchar Blue y piel blanca su atención cambió de objetivo.

No podía decir que no se alegraba de ver a Lady Violet pero en aquel momento había unas cuantas cosas más que llamaban poderosamente su atención y que la distraían por lo que no celebró demasiado la llegada de su compañera solo la miró a los ojos y sonrió.