Partida Rol por web

El Liceo: Escuela de Superhéroes

Capítulo 1: Bienvenidos al Liceo

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12/02/2016, 10:43
Rudy Vergara

Vaya, al final parecía que era el que tenía los poderes más simples y brutos. Me sentía como un Hulk entre Visiones. Pero bueno, esperaba heredar algún día el vuelo o los rayos X de Hiperión.

Los demás poderes me parecieron mega guays, pero el que más me chocó fue el de Diana. Podía convertirse en quien quisiera… Pero claro… ¿Su poder le permitía transformar la ropa? ¿O en realidad estaba desnuda y la ropa que llevaba era parte de su piel? Interesante. Muy interesante.

El viaje fue bastante guay, intenté hablar y mantener conversaciones con los demás. Tenía la esperanza de que en cualquier momento le salieran al bus un par de alas y unos cohetes, pero nunca pasó.

Al llegar, el General Profesor Bosch, nos asigno el número cuatro a los ocho que estuvimos más juntos en el bus. Teníamos que ir a donde estaba un grupo de senpais esperándonos, cada uno con un número.

Sorpresa. El nuestro no estaba, el único que faltaba. Miré al cielo a ver si veía una lolita voladora con el número cuatro, pero no hubo suerte.

Sara dijo nosequé de un timbre, a lo que Moussa le contestó con un comentario sobre esclavos negros y se fue. No entendí nada.

-¿Y si le preguntamos a los senpais donde está el nuestro?-pregunté para aliviar un poco la tensión que se había creado. Fui adonde estaban y se lo pregunté a un senpai.

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12/02/2016, 12:48
Aitor Zumalacárregui

A punto estuvo de elogiar sus capacidades a Moussa, el joven el poder de teleportación (pues para él había resultado el más interesante de los poderes demostrados, el resto ya los podría intentar replicar de una u otra manera, pero la teleportación *todavía* se le escapaba) cuando el sr. Bosch llamó a la calma. Le hubiera gustado comentarle las maravillosas posibilidades que su poder ofrecía en temas como el transporte, la puesta en funcionamiento de satélites o incluso el viaje interestelar, pero al genio vasco le pareció mejor retirarse a su asiento justo a Gina, su robot. Ya tendrían tiempo de debatir esas cosas cuando llegaran al instituto.

Durante el viaje Aitor comenzó explicándole paciente y sistemáticamente a Víctor el funcionamiento de su móvil (tratando de que no sólo aprendiera de memoria, sino que dejara que su intuición y el entorno de menús más o menos visuales le guiaran hacia sus objetivos, porque ese era el nuevo camino que se estaba marcando en todos los “ingenios electrónicos”; la “infinita” variedad de éstos lo exigía y las nuevas pantallas y capacidades táctiles lo permitían). Cuando lo vio saturado le dijo que tratara de asimilar esa información y que, ante cualquier duda, le consultara en ese mismo momento. A él le iría bien y a Aitor no le importaba ser interrumpido gracias a su capacidad de concentración (o de prestar atención a más de una cosa a la vez, especialmente si no precisaban mucho esfuerzo mental).

Más tarde se dedicó a realizar algunos ejercicios de Robótica y plasmó en código fuente unas cuantas cosas que quería implementar en el programa que sería su trabajo de fin de carrera de Ingeniería informática. Quería ir cerrando ciclos.

Y al fin llegaron al Liceo. Un interesante edificio y unas más interesantes personas en él. Al parecer debía haber 5 líneas, a juzgar por los veteranos que habían acudido a recibirles. O no. Su línea estaba huérfana de veterano.

Fantástico, ahora una pérdida de tiempo.

Por supuesto, sin pararse a pensar que podía estar pasando algo, que podía ser incluso una prueba, Moussa se lanzó a la exploración. Seguramente se debía a su condición de teleportador, debía llevarlo en la sangre, de una u otra manera. Dado que era evidente que no iba a ser convencido de lo contrario y que es mucho más pedagógico que aprendan de sus propios errores a ahorrárselos, dejé que el conflictivo adolescente marchara sin alzar un dedo para impedirlo.

-Voy a llamar a secretaría para informar e informarme. Sí, señor Vergara, usted podría preguntar a los otros veteranos, por si supieran algo -afirmó.

Dicho y hecho, Aitor, armado con su Tablet, investigó durante unos segundos para, a continuación, llamar con su móvil.

Notas de juego

De nuevo aseguro 10 en la TR, 24 de tecnología, para buscar la información que necesito en la web del Liceo, o bien adentrarme en los sistemas internos del instituto, lo que sea necesario. Llamaré a Secretaría o, en su defecto, al señor Bosch, del que, ahora que lo pienso, debo tener fácil acceso a su tablet… A las malas le mandaría un mensaje a su tablet :-)

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13/02/2016, 00:21
Iván Auriol

Iván no pudo contener una sonrisa cuando vio a Moussa teleportarse de un lado a otro, y mucho menos contener las carcajadas cuando apareció boca abajo. ¡Ese sí que era un poder guay! Bueno, vale, no lo cambiaría por su vuelo, pero aun así. ¿Hasta dónde podía llegar? ¿Podía ir a sitios que no conociera? ¿Podía llevar a otra gente consigo?

Preguntas que no llegaría a hacer, no al menos entonces, porque el señor Bosch apareció, echándole un rapapolvo a todo el mundo indiscriminadamente. ¿Contenerse? ¿De qué? ¿De ser quiénes eran? ¿Podía acaso él contenerse de respirar? Además, la chica de azul y el robot habían estado allí esperándole a la vista de todos. ¿Qué importaba que les vieran ahora? Aquello le tocó la moral, no el hecho de que les pidiera que no usaran poderes… podía entender el asunto de la seguridad del autobús, pero no que tuvieran que ocultarse…

Aun así no se dejó agriar el día, se sentó cerca de Aitor, que le estuvo enseñando muy diligentemente a manejar el teléfono, mientras iba robándole alguna que otra ojeada al paisaje que se desplazaba más allá de la ventana. No llegó a ver cómo el vehículo traspasaba la montaña, simplemente, y hubiera pensado simplemente que se habían metido en un túnel si no hubiera escuchado las exclamaciones de algunos compañeros.

Finalmente llegaron al Liceo en sí, y aquello era realmente un centro de meta-humanos. Había gente volando, gente verde, gente con escamas, grande, pequeña, terrible, hermosa, etc. Y lo mejor es que ninguno de ellos estaría tan loco como un sidhe. Perfecto.

Cogió su número, y acto seguido la mochila del maletero y se dirigió hacia su encargado. Solo que… no había encargado. Nadie sujetaba el número 4. Se reunió con sus compañeros, y se levantó un par de metros sobre el suelo para buscarlo, dando una vuelta de trescientos sesenta grados. Nada.

Iván sacó el teléfono y siguió cotilleando las opciones que Aitor le había explicado para hacer tiempo mientras esperaban, así que no se dio cuenta realmente de que Moussa se iba hasta que le pasó por al lado.

- “Se va.”

Anunció. Ya todo el mundo lo sabía, cierto, pero no pudo evitar decirlo, algo sorprendido. Nadie tenía intención de detenerlo, y Rudy dijo algo sobre preguntarle a un tal Sinpa, lo cual hizo que Iván estuviera  todavía mucho más confuso.

Se quedó mirando al a espalda de Moussa, intentando decidir entre quedarse allí como debía, ir a convencerle para que volviera, o irse con él. Si fuera otra situación, otra circunstancia… se habría ido el también, aprovechando la excusa del superior ausente. Pero siendo el primer día, el día oficialmente más laxo de todos, en el que realmente solo les iban a enseñar la escuela y tal… Le pareció mejor quedarse. Ya tendría tiempo de hacer campana.

Cuando volvió a prestar atención a sus alrededores, Rudy se había ido a hablar con uno de los superiores. Iván supuso que era el tal “Sinpa” y que por alguna razón Rudy lo conocía de antes. Además Aitor iba a hacer uno de sus “hackeos”. No había mucho más que hacer así que esperó sentado sobre su mochila junto al resto, de vez en cuando echando una ojeada hacia donde Moussa se alejaba.

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13/02/2016, 01:17
Narrador

Moussa anduvo tranquilamente frente a la entrada del Liceo hasta que llegó a doblar la esquina. Junto al edificio principal había lo que parecía ser un gran jardín que se extendía unos veinte metros, a partir de los cuales comenzaba el frondoso bosque de montaña. Había algunos setos cortados de manera regular en forma de esferas. Un camino de piedra serpenteaba hasta llegar a una fuente, la rodeaba y luego seguía adelante. Había algún que otro banco. Más allá del jardín pudo distinguir lo que parecía una cancha de baloncesto. Parecía estar vacía.

En uno de los bancos estaban sentados dos adolescentes, un chico y una chica. Debían de tener uno o dos años más que Moussa. Llevaban ropa de calle, no esos horteras uniformes de la escuela. Estaban hablando, aunque el chico se veía nervioso.

Detrás de sí, desde la entrada del Liceo, Moussa pudo escuchar una risa por encima del parloteo general. Aquella voz grave pero atractiva era extrañamente perturbadora.

Notas de juego

De momento estás separado del resto de tus compañeros. Si te sigues aventurando tú solo escribe sólo para mí.

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13/02/2016, 01:22
Señor Bosch

A Aitor no le costó encontrar el número personal del Señor Bosch. Marcó su número y esperó.

De pronto sonó un tono de espera, una pieza de música clásica. ¿El invierno de Vivaldi quizá?

- ¿Diga? – se escuchó la voz de Bosch, algo distorsionada.

Aitor le informó de la situación en la que se encontraban.

- ¿Qué la señorita Bebi no se encuentra ahí? Imposible. Es una de nuestras estudiantes más responsables. Ella tiene que estar ahí. Un momento… ¿Cómo ha conseguido mi número personal?

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13/02/2016, 01:23
Averno

Rudy se acercó al grupo de alumnos de nuevo ingreso. No se habían dispuesto en filas, más bien estaban apelotonados frente a los veteranos.

Le costó un poco abrirse camino entre ellos, pero finalmente llegó frente al chico verde de los cuernos. Por su aspecto era de los más mayores que había allí. Sostenía la cartulina con el número uno. Cuando vio a Rudy lo miró de arriba abajo.

- ¿Tú eres de mi grupo? – preguntó – No puede ser, yo ya tengo a mis ochos novatos.

Su voz era grave y resultaba perturbadoramente atractiva.

- Espera, ¿eres del grupo cuatro?

El chico se puso a reír. Mucho. Demasiado. Incluso se le saltaban las lágrimas. Los novatos allí reunidos lo miraron con estupefacción.

- ¿En serio estáis ahí plantados porque no la podéis ver? – señaló a los compañeros de Rudy que se habían quedado atrás – Esto se lo voy a recordar toda la vida – dijo, aunque pareció que iba dirigido a sí mismo.

Miró hacia su izquierda y alzó la voz.

- ¡Gata Lunar, Enanita! ¡Tus novatos no pueden encontrarte! ¡Dile a Cuarzo que te eche una mano!

La chica de la piel mineral se agachó unos instantes. Al levantarse llevaba sobre sus hombros a una pequeña figura. Definitivamente no era humana. ¿Qué mediría, ochenta centímetros a lo sumo? No era de extrañar que, completamente superada en altura por todo el mundo, hubiese pasado desapercibida a primera vista. Su apariencia, acorde con su nombre, era en cierta manera felina.

Llevaba entre sus manitas la cartulina con el número cuatro. Lo que debían ser sus mejillas parecían estar teñidas de un tono verde oscuro. Miraba al suelo, avergonzada.

 

 

Notas de juego

Moussa se ha ido un poco lejos.

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13/02/2016, 10:30
Sara Carrión

De verdad eran un poco cegatos por no haber visto a esa cosita linda con el número cuatro, pero el comportamiento del chico demonio le pareció un poco exagerado. No estaba bien reírse así. Moussa también había aportado su granito de arena, tratándola de esclavista otra vez. Como hasta ahora, se había largado sin darle tiempo a responder. No se iba a pelear con él, porque era un crío y un liante, pero por lo menos tratar de explicarse.

- Este chico no me quiere entender. Retuerce las cosas.

Comentaba refiriéndose a Moussa. Había disconformidad en sus palabras, pero no una enemistad, o por lo menos, aún no. Volvió a prestar atención a Gata Lunar. Cuando el chico verde empezó a hablar casi pensó que sí que les iba a instruir una chica invisible, pero era más bien pequeñita y parecía que huidiza. Aún así no desconfió, porque si era una instructora se lo tenía que haber ganado. Tenía que tener alguna cosa buena que la hubiera hecho destacar. Salvo que fuera un asunto de voluntariado.

- Hola, cielo. Somos tu grupo. Yo me llamo Sara y esta chica se llama Marina. Se comunica escribiendo en el móvil.

Seguramente Gata Lunar era una alien, y sabría su idioma, pero, ¿sabría leer? Sara miró a Marina amistosamente, esperando que no le importunara que le hubiera presentado.

- No hagas caso a este joven tan impetuoso. - Añadió refiriéndose al verdoso. - Vamos a ser los mejores de la promoción, porque somos los que tenemos más potencial.

Añadió después con una sonrisa, queriendo darle ánimos a la alienígena, porque se veía a la legua que ella también era novata. De paso, a lo mejor lograba picar al otro tutor.

 

 

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13/02/2016, 13:42
Rudy Vergara

Me quedé embobado mirando esos ojos tan rojos y bonitos del chico de los cuernos. Como podía ser que alguien verde y con cuernos me pareciera tan atractivo. No entendía por qué me sonrojé, papá no lo permitiría.

Luego reaccioné y miré al ser que cogía Cuarzo-senpai (Esta también molaba un montón con su piel recubierta de mineral rosa). La que sostenía el cartel con el número cuatro era una  cosita blanca super mona.

-Oooh. ¿Gata Lunar? ¿Eres un alien… de verdad? ¿Vienes de la luna? –dije muy entusiasmado. Los primeros senpais que veía y los tres eran super raros y alucinantes.- Quiero decir… Lo siento. Soy Rudy Vergara, me ha tocado el cuatro.

Hice una seña a los demás para que se acercaran a donde estaba junto a Sara y Marina.

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13/02/2016, 22:05
Diana Castelló

Cuando el autobús llegó, Diana se quedó embobada un rato mirando a los paisajes y a la propia academia... todo aquello le parecía alucinante, le encantaba el hecho de estar en aquel lugar, y precisamente por eso se perdió todo el tema de Moussa y Sara y la búsqueda del alumno con el número cuatro.

Cuando llegó a donde se encontraban sus compañeros, o los que parecía que serían sus compañeros, no pudo evitar soltar un sonoro ¡OOOOOOOOOH! al ver aquella preciosidad que les había tocado como veterana, ¿podría ser más mona? Diana, definitivamente, creía que no. Aquella criatura era de lo más adorable, y a Diana le encantaba que fuera su veterana.

- ¿Gata lunar?, encantada. Mi nombre de Diana, un gusto conocerte ¿Qué toca hacer ahora?.- Preguntó sin esperar mucho, le había encantado conocer a aquel nuevo sujeto, pero estaba ansiosa por conocer más de su nuevo hogar.

Notas de juego

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14/02/2016, 15:51
Moussa Dakar
Sólo para el director

Tal y como era de esperar, solo Moussa se había atrevido a investigar los alrededores. No era algo extraño, ya que el ser humano tiende a mostrar cierto recelo contra todo aquello que le resulta ajeno y desconocido. Por desgracia Moussa rara vez se para a pensar las cosas, prefiere que su instinto le guíe y descubrir cosas nuevas. Tal vez sea el hecho de no pertenecer a ningún lugar lo que le empuje en cierta manera a descubrir nuevos caminos que recorrer o simplemente, la idea de molestar a Bosch sea tan sumamente seductora, que por eso mismo se ha separado del grupo y ha salido a explorar en solitario.

El Liceo resulta ser mucho más grande de lo que podía imaginarse en un primer momento. ¡Si hasta tienen un bosque! Aquello era genial, en la ciudad no solía haber muchas posibilidades de adentrarse en la naturaleza y la idea de encontrar algo que nadie más haya visto en mucho, mucho tiempo, siempre le ha resultado atractiva. Quién sabe, quizás acabaría siendo una especie de Daniel Jackson, encontrando artefactos perdidos en la historia. Sí, era una idea absurda y más encontrándose donde se encontraban, pero Moussa no era el más brillante de los alumnos, pero sí uno de los más imaginativos.

La cancha de baloncesto atrae su mirada rápidamente, por desgracia no hay nadie jugando. Una verdadera lástima, ya que la idea de jugar un partido le atraía enormemente. Pero ya tendrá tiempo de ello en otro momento. El jardín, la fuente, los setos...resulta algo bonito, pero no es precisamente algo que le atraiga mucho. Además, parece que hay un chaval un poco mayor que él intentando ligarse a una chica. La idea de romperles el momento resulta muy atractiva, de hecho empieza a pensar como poder fastidiarles, cuando una risa parece alzarse por encima de todo el barullo que ha dejado a sus espaldas. El sonido de aquella risa, pese a resultar de lo más perturbadora, resulta de lo más hipnótica.

La idea de descubrir la identidad de aquella persona se le antoja mucho más apetecible que la opción de molestar a unos tortolitos. Así que concentrándose durante unos instantes para canalizar mejor el dominio de su poder, se teletransporta a lo alto del tejado del edificio. Desde las alturas espera poder ver mejor los alrededores y dar con la figura que porta aquella extraña risa. Quizás incluso, pueda ver al resto de su grupo.

 

 

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15/02/2016, 11:29
Aitor Zumalacárregui

Aitor asistió atónito a la “aparición” de la veterana con la cartulina del número 4, incluso arqueó una ceja. No se lo esperaba, pero reaccionó rápidamente volviendo a poner su habitual “cara de palo”.

Automáticamente devolvió la atención a la conversación que ya tenía en marcha a través del móvil.

-Lamento haberle molestado, señor Bosch, no habíamos podido ver a la señorita Bebi por el gentío y sus características físicas. Está aquí, falsa alarma. Y respecto a su número… digamos que si necesita por la razón que sea el número de teléfono de algún alumno, ya sabe a quién recurrir. Gracias por su atención, señor Bosch, que pase un buen día.

Y colgó. Al señor Bosch. Sin pestañear. Se guardó el móvil y se añadió a las presentaciones.

-Aitor Zumalacárregui, grupo 4. Nos lo ha asignado el señor Bosch. Le recomiendo que la próxima vez se posicione en alto para hacerse más visible, tal vez trepando a otro compañero. En cualquier caso, encantado.

Ya sólo faltaba que les condujera a sus habitaciones para acomodarse y hacernos una visita guiada para conocer el recinto. A continuación vendrían las clases.

Me vendría bien un mapa y un horario de clases. Y algunos correos electrónicos. Y, como supongo que las habitaciones serán a compartir con otro alumno, tampoco me iría mal coincidir con alguien responsable y/o ordenado. En fin, ya veremos.

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15/02/2016, 23:31
Salara

Grupo 4

Los jóvenes se acercaron a la pequeña criatura. Ésta bajó de los hombros de su compañera, la chica de la piel mineral. Las dos veteranas se miraron un instante. La chica mineral asintió con la cabeza y llamó a su grupo, el tres.

Parecía ser que los otros novatos ya habían hablado algo con sus veteranos y comenzaban a abandonar la entrada del Liceo, internándose en el edificio principal.

- H-hola chicos – saludó, su voz era casi inaudible -. La-lamento mucho que no me hayáis visto antes. Yo… yo estaba s-sosteniendo el número y e-entonces vinieron los chicos y me pensaba que habría a-alguien de mi grupo y… - estrujó la cartulina entre sus manitas -. Y quedé como pe-perdida en medio de la multitud. Lo… lo siento.

Miró a Sara con sus grandes ojos, pero rápidamente desvió la mirada.

- No os p-preocupéis por lo que ha dicho Averno. Él… él sólo estaba bromeando… Quiero decir… nos llevamos bien…

Teníais la sensación de que si pudiera sudar lo estaría haciendo, pero no estabais familiarizados con su fisiología.

- Sí, soy una extraterrestre – respondió a Rudy, algo más animada -. No, no soy de la Luna. Mi planeta natal se llama Iluvia, está muy lejos de aquí. Aunque tiene un satélite como el vuestro. La verdad es que es un planeta muy…

Iba a seguir hablando, pero se dio cuenta de que otros de sus novatos estaban presentándose.

- Oh vaya… Yo… seré como vuestra… Mentora – le dijo a Diana.

Entonces su mirada conectó finalmente con la de Aitor. Y aquello fue… extraño. Estuvo unos segundos mirando al genio vasco. Luego le respondió.

- S-sí… tienes razón. Debería asegurarme de ser… más visible… sí.

Estrujó de nuevo la cartulina.

- B-bueno, parece que estamos todos – declaró cuando César se acercó finalmente al grupo, haciendo un vago gesto con la cabeza -. M-mi nombre es Salara Bebi, pero aquí me llaman Gata Lunar. Como bien habéis supuesto no soy de este planeta. Soy como… una estudiante de intercambio… eso… - carraspeó -. Y-y bueno… Esta es una tradición de la escuela. Vosotros, en vuestro primer año, formaréis equipo. E-en este caso el número cuatro. Eso significa que trabajaréis juntos en algunas de las clases, s-sobretodo en las prácticas en la Sala del Peligro. Yo, como estudiante veterana, seré vuestra mentora y os ayudaré en todo lo que necesitéis.

Parecía que a medida que tomaba carrerilla Salara se atascaba menos a la hora de hablar.

- En vuestro primer día yo os enseñaré las instalaciones. Será como una especie de visita guiada – hizo una mueca que parecía una sonrisa – Primero iremos a que os instaléis en vuestras habitaciones. Son dobles, así que tendréis que compartirlas. Normalmente los componentes del mismo equipo comparten habitación – ladeó la cabecita, en un gesto que resultó ser bastante cuco -. Yo en mi primer año compartí habitación con Cuarzo, ahora somos grandes amigas. Ya veréis que bien os llevaréis con vuestro compañero de cuarto.

Salara, cada vez más lanzada, se dispuso a comenzar la visita. Pero antes de mover un solo piececito miró a sus novatos de nuevo.

- ¿Dónde está el octavo? Deberíais ser ocho, ¿no? P-pero sólo sois siete.

La confianza que había conseguido a lo largo de su discurso se desmoronó.

- ¿Q-quién fa-fa-falta?

A César se le escapó una risita.

Notas de juego

Puede que una tirada de Perception os ayude a encontrar a Moussa, si es que lo intentáis.

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15/02/2016, 23:34
Narrador

Aitor

El momento en que Salara lo miró a los ojos fue algo… indescriptible. Aitor, incapaz de controlar su don más reciente, sintió como una poderosa fuerza tiraba de su mente y la fundía con la de la alienígena.

Se preparó para lo peor. Seguramente aquella gente estaba preparada para resistir los poderes mentales, aquello iba a doler.

Pero no dolió.

Salara le dejó entrar. Y el vasco pudo oír retazos de una conversación, voces dentro de la cabeza de Bebi. Una femenina, era la de la alienígena. Otra masculina, completamente desconocida para Aitor.

“Ha sido terrible, no me han visto y Juanjo se ha reído de mí.”

“No será para tanto, sabes que él es así. Además, esos novatos han tenido mucha suerte.”

“No digas tonterías. He quedado fatal delante de ellos…”

“Seguro que te los metes en el bolsillo. ¿Nos vemos luego, Gatita…?”

La conversación se cortó de pronto y Aitor pudo notar instintivamente cierto rubor en Salara.

[color=#9A2EFE]~ Entrar en las mentes de los demás sin su permiso es de mala educación.[/color]

Dentro de su mente sus palabras se escucharon con una claridad atronadora, en contraposición con la verdadera voz de Gata Lunar.

[color=#9A2EFE]~ No quiero tener que resistirme y hacerte daño. Por favor, sal de mi mente ~[/color] pidió, con firmeza. No parecía ser consciente de la poca capacidad de Aitor para controlar su propio poder.

Al mismo tiempo Salara siguió con su discurso. La conexión telepática entre Aitor y Salara y la conversación física estaban sucediendo simultáneamente.

Notas de juego

Hasta nuevo aviso estás conectado con la mente de Salara, aunque parece ser capaz de impedirte acceder a sus pensamientos superficiales.

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15/02/2016, 23:35
Narrador

Moussa

Una sensación de ingravidez invadió a Moussa cuando se teletransportó. Hacía un momento se encontraba en el jardín lateral y tras unos instantes se hallaba en el tejado del edificio principal del Liceo.

Desde allí la vista era… privilegiada. Se encontraba en una de las “torres” centrales del edificio principal, que se alzaban por encima de las alas laterales. Moussa pudo ver casi la totalidad del complejo del Liceo. Además del edificio principal, con un amplio patio interior, estaban los jardines laterales, la cancha de baloncesto, el campo de atletismo, la piscina, y algunos pequeños edificios que acababan de dar esa sensación de campus a la escuela. Más allá de los terrenos del Liceo se extendía la Sierra de Collserola en todo su esplendor, un parque natural de montaña justo al lado de Barcelona. El Liceo se encontraba situado de manera que no se podía ver la ciudad.

No es que estuvieran en medio de ninguna parte. ¿Cómo no se enteraban los barceloneses de que tenían al lado de casa una escuela para superhéroes?

Moussa podía ver la entrada del Liceo, donde los grupos de estudiantes novatos comenzaban a movilizarse. Aún podía escuchar aquella voz atractiva, pero ya no reía. Le pareció que provenía del chico de la piel verde y cuernos, uno de los veteranos, que siempre que hablaba lo hacía en voz alta, como si todo formase parte de un espectáculo.

Vio también a sus compañeros de grupo, estaban reunidos frente a una diminuta figura que parecía estar hablándoles. Desde aquella distancia Moussa no podía escuchar siquiera el sonido de su voz.

De pronto la pequeña criatura pareció ponerse nerviosa, miraba a los componentes de su grupo como buscando algo. O a alguien.

Notas de juego

¡Eres libre de hacer lo que quieras!

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16/02/2016, 00:58
Moussa Dakar
Sólo para el director

Alzando una mano, se protege del sol para poder tener una perspectiva mejor de la zona. La verdad es que el lugar no estaba del todo mal. La piscina y la cancha de baloncesto le habían conquistado, así que más tarde probaría suerte de nuevo para ver si alguien se animaba a echar un partido. Aunque dudaba mucho que alguno de su clase se apuntase, tenían pinta de ser tremendamente aburridos.

Tras evaluar la zona, se percata que aquella extraña voz proviene del gigante de piel verde y cuernos. Aquello era una verdadera lástima, pues esperaba que fuese en realidad un villano dispuesto a retrasar más aún las clases. Pero bueno, aquello habría sido tener demasiada suerte.

Sentándose en el borde de la torre y con los pies colgando al vacío, observa con curiosidad a su grupo. Es entonces cuando se da cuenta de que algo pequeño se ha unido a ellos. No está muy seguro de qué o quién es, aunque se le parece a un pokemon. ¿Sería el alumno de curso superior que tenía que guiarlos en su primer día?

La sonrisa de Moussa se ensancha ampliamente mientras piensa toda clase de travesuras, pero la verdad es que al final la pequeña criatura le da algo de pena. Si no se presenta ante ello o ella, seguramente haga que se ponga nervioso o nerviosa y puede que acabe metido en algún lío. Si fuese un profesor, seguramente haría un calvo desde lo alto de la torre. Pero al ser un alumno, decide apiadarse de él.

Así que poniéndose en pie, se aleja del borde y tomando carrerilla, se dispone a saltar al vacío. La intención es la de teleportarse cuando esté cerca de tocar el suelo, pero de pronto la idea de que su poder falle se clava en sus entrañas como un cuchillo y frenando en seco, queda justo al borde de la torre. Tan solo agitando los brazos logra recuperar el equilibrio y alejarse del vacío, cayendo de culo en el tejado.

-Pufff casi me mato, será mejor que deje estas mierdas para cuando domine mejor mi poder. Habría sido muy triste morir estampado contra el suelo o peor aún, ser rescatado por alguno superbaby. Chisssttt Será mejor regresar a la cola antes de que el pokemon se meta en jaleos por mi culpa.

Concentrándose una vez más, se teletransporta tras la criatura con las manos en los bolsillos a la vez que se inclina sobre ella/ello y le grita: -¡¡¡BUUUUUUUU!!!

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16/02/2016, 10:05
Aitor Zumalacárregui

A la inversa de lo que le pasaba a la alienígena, Aitor mostraba su lado más inseguro a nivel mental, con ese nuevo poder incontrolado suyo.

~Yo, esto, lo siento. No-no puedo controlarlo. No sé cómo manejarme con la telepatía. Es la primera vez que tengo una conversación mental. Estoy confuso. No sé cómo salir. Y sé que duele que te expulsen, ya me ha pasado. Acabo con unos dolores de cabeza terribles. Por favor, discúlpame. No sé. Yo… ¿sabrías indicarme cómo hacerlo? Estoy… estoy bastante desorientado.

La conversación mental estaba bañada de pesar, de sentimiento de angustia y malestar, de la cara emocional que nunca revelaba en público, escudado en su cara de palo, en su supuesta frialdad. Pero por debajo de aquella máscara había un universo emocional atiborrado de pensamientos, de ética, de empatía, de reflexiones, de filosofía y poesías. Un mundo abrumador, siempre a punto de desbordarse. Era muy complicado mantenerlo todo en su sitio. En el mundo “real” Aitor lo conseguía, pero en el interior de su cabecita de adolescente…

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16/02/2016, 13:50
Sara Carrión

La mentora era una alienígena simpática y eso era importante, pues ayudaría a que la gente colaborara entre sí. El grupo parecía muy interesante, salvo por el detalle de Moussa, que iba a ser conflictivo. ¿Cómo podrían lograr que colaborara?

Sara miró alrededor tratando de localizar al pequeño. Tenía que conseguir cambiar su opinión acerca de ella. Intentar que se sintiera a gusto con el grupo. Pensó que eso se podía conseguir en los entrenamientos en aquellas salas especiales que decían tener, de peligro controlado.

Gata había visto algo extraño en el joven Aitor, pero ella no tenía ni idea de qué podía ser. Luego estaba el tema de Mineral y Averno, que habían seguido con sus asuntos, pero había notado que Rudy estaba bastante interesado en ellos.

- Moussa tiene poderes de teleportación y ha aprovechado para alejarse. Es poco colaborativo.

Aquello era irrefutable.

- Iván, ójala pudieras dormir a la gente.

No sabía porqué, asociaba los poderes de las hadas con dormir a otras personas.

- Tiradas (1)

Notas de juego

He tirado percepción (ahora sí).

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16/02/2016, 21:07
Rudy Vergara

¿De qué iba Aitor? Primero me trataba con condescendencia, como si me diese permiso para hacer algo, y ahora trataba así a nuestra veterana… Noté como se encendía un fuego en mi interior.

Tendré que darle un par de bofetadas a este chico…. Intenté relajarme. Note una punzada de dolor en las manos.  Bajé la mirada y vi que tenía heridas producidas por mis propias uñas. Era el resultado de apretar los puños con demasiada fuerza.

 Me había perdido casi toda la cháchara. Recordaba cosas salteadas de lo que habían ido diciendo. Me enganché en la conversación cuando Bebi-Senpai hablaba de lo que haríamos hoy.

-¿Están asignadas ya las habitaciones?-pregunté a la veterana.

Que nervios. Molaría estar en la habitación con Iván, tal vez me podría hacer un hechizo para poder volar yo también (Total, sí mamá podía, ¿Por qué yo no?). O tal vez con César, si tenían en cuenta que éramos un piroquinético (no sé si el chico controlaba bien sus poderes) y que yo había formado un cráter, a lo mejor nos habían preparado una habitación a prueba de superadolescentes torpes.

Luego, Sara soltó algo de Iván induciendo siestas. Esta muchacha debía soltar cualquier cosa que se le pasaba por la cabeza. Sara-chan me parecía muy curiosa. También algo siniestra con todo el tema de las almas en pena, pero interesante a fin de cuentas. Ah, también era muy guapa.

Busqué a Moussa. Intenté forzar mis ojos a ver si, por casualidad, aparecía una supervisión telescópica o algo por el estilo, pero no surtió efecto. ¿Por qué mamá tenía poderes para todo y yo no? Tendría que usar mis ojos corrientes, antes de que saliera la visión atómica sin querer.

- Tiradas (1)
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17/02/2016, 19:38
Iván Auriol

Iván no se levantó de su improvisado asiento – su mochila de gimnasio – aunque sí que tuvo la decencia de guardar el teléfono cuando por fin descubrieron la ubicación de su mentora. Era la cosita más pequeña que Iván había visto nunca, fuera de los pixies, claro. De alguna forma, le pareció que levantarse era contraproducente en esta situación, ya que haría más patente la diferencia de tamaño y podía resultar intimidante para la pobre, que parecía bastante más tímida de lo que se esperaba que alguien con ese aspecto y sin ni un hilo de ropa sería.

Una de las primeras cosas que confirmó es que era una extraterrestre, a lo que Iván no podía dar crédito. ¿No eran los extraterrestres seres del tamaño de niños, grises, cabezones, con ojos como de insecto, sin ni un solo pelo en el cuerpo y dedos más largos que un día sin pan? Al menos todas las historias de marcianos que había leído o escuchado en la radio hacían referencia a una descripción semejante… Pero bueno, se forzó a tragarse su sorpresa y aceptar la realidad como era. Él era el primero que tenía que andar explicando por qué las hadas no son como en los cuentos. Lección numero 1) Los marcianos no son como en los cuentos.

Parecía que hoy tocaba un paseo por la escuela, tal y como la mayoría habían predicho, así que sería un día ligerito. El otro tema del día sería repartir habitaciones. A Iván le daba un poco igual con cuál de sus compañeros le tocase. Imaginó que las chicas estaban descartadas, y de entre los chicos… sí, había tenido mayor interacción con Aitor que con ningún otro, pero aquello no quería decir que no le pudieran caer bien el resto. Era bastante amigable en ese sentido y no tenía miedo a compartir habitación. Sabía que como poco podía conseguir una relación cordial con prácticamente cualquiera. Incluso el súper-defensivo y fuera de tono Moussa.

Moussa que, finalmente, brillaba por su ausencia. Habían dejado que se perdiera de vista, entre una cosa y otra. Iván se retorció un poco en el asiento, buscando a Moussa donde lo había visto la última vez, y siguiendo con la vista todos los posibles caminos que había podido tomar. Lo que no eran precisamente pocos, y menos para alguien que podía teleportarse.

Sara le distrajo con un comentario. ¿Dormir a la gente?

- Supongo que puedo. O podré. – admitió, acumulando una pequeña cantidad de sus poderes en su palma, creando una esfera blanca iridiscente – En el futuro, quizá. Pero no lo habría usado con él. Es libre de hacer lo que quiera. Ahora bien, - le sonrió a Sara - si no puedes dormir por las noches yo te tomo como conejillo de indias cuando quieras.

Sacudió la mano, dispersando sus energías. No había probado nunca de dormir a nadie. Se le antojaba complicado, y ya tenía demasiadas complicaciones en la cabeza. Pero supuso que precisamente esas cosas sería lo que le harían aprender allí. A manejar sus poderes, tomar las riendas. Cerró el puño con intensidad, emocionado.

- ¿Y tú que haces? – le preguntó a ¿Salada? – Quiero decir, aparte de ser marciana.

- Tiradas (1)
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17/02/2016, 22:37
Sara Carrión

Intentaba todavía localizar a Moussa, pero escuchó algunas palabras del resto, como las de Rudy preguntando por las habitaciones.

- El número de chicos y chicas es impar. Espero que lo hayan tenido en cuenta, o va a ser muy embarazoso.

Eso, en realidad, tenía que significar que alguna de ellas tendría que compartir habitación con una chica de otro grupo. Quizá la joven azul. Pero era más divertido plantearlo así.

Aitor, mientras tanto, colgaba a Albert, y ella sonrió pensando que el caballero iba a terminar harto de ellos.