Partida Rol por web

Escuchar a Diana hablar con las voz de Salara casi hace que Moussa termine por los suelos llorando de la risa. La escena le recordó a cuando uno inhala helio para tener una voz tremendamente aguda. Pero dejando eso a un lado, no estaba muy seguro de que aquellas hubiesen sido las palabras de Salara, aunque tampoco es que guardase muchos recuerdos de aquel momento. Así que lo más seguro es que se hubiese equivocado y que Diana tuviese razón. Bueno, aquella tampoco había sido la primera vez que Moussa retorcía un poco las cosas para conseguir tener razón.

El resto de la conversación se mantuvo en silencio escuchando a sus compañeros. Aunque tomó algunas notas mentales, por ejemplo tendría que hablar con Rudy seriamente sobre lo de decir cosas como: Popo de Rana. Un tío que lanzaba rayos por los ojos y atravesaba planchas de acero con sus puños, tenía que decir cosas más molonas que eso. Quedaría fatal que alguien que se hace llamar Cráter suelte algo así cuando está peleando con un supervillano.

Tras la conversación con la telepata con cara de pocos amigos y la tía pálida, fueron directos al gimnasio donde les aguardaba buitreman. Al verlo, Moussa no pudo evitar soltar un resoplido.   -El viejo tacaño...Chisssttt   -Gruñó entre dientes. Como no le apetecía hacerle mucho caso, se puso de los últimos en la cola. La idea de ponerse a correr o a lanzar objetos no le entusiasmaba lo más mínimo, pero entonces Diana le dio una gran idea al ver como usaba su cuerpo elástico para lanzar el balón.

"¡Ey! El viejo ha creado un vacío legal en toda esta mierda, así que pienso aprovecharlo. Va a enterarse el carcamal este"

Abriéndose paso en la fila, se dispuso a ser el tercero en superar las pruebas. Tras tomar su balón, realizó algunos estiramientos sencillos, más que nada para darse mayor protagonismo, no realmente por necesidad.

-Ahora me toca a mi, vais a ver lo que el gran Moussa puede hacer.  

Con una macabra sonrisa en los labios, Moussa se preparó para hacer una de las suyas. Lo primero que hizo fue posar el pie sobre el balón, crujirse los nudillos de las manos y observar bien la otra punta del gimnasio. Se chupó un dedo y lo alzó para medir el viento (Algo sin sentido en el interior de un gimnasio y en especial, porque no tenía ni idea de cómo se medía el viento, pero en las pelis lo hacían y quedaba guay).

-¡Allá voy!     -Dos portales se formaron, uno justo bajo el balón y un segundo en el mismo punto, pero en lo más alto del gimnasio. Por lo que al pisar el balón, este cruzó el portal y reapareció justo arriba del todo. La gravedad pronto lo reclamó iniciando así un rápido descenso hacia el suelo. En ese momento, Moussa echó el puño hacia atrás y se dispuso a fingir que lo golpeaba al llegar a su altura.   -¡Super puño atómicoooooo!     -En realidad lo que hizo fue teleportarlo al otro lado del gimnasio, permitiendo que mantuviese la misma velocidad que había adquirido al caer desde lo alto. Por lo que el balón salió disparado hasta chocar contra la pared.    -Muajajaja ¿¡Quién es el amo!?  Colocando las manos en jarras, alzó la vista mientras lanzaba aquella carcajada.    -¿Ahora qué decías de una prueba de velocidad?  -Indicó desafiante, mientras se teletransportaba al punto opuesto del gimnasio junto con César.    -Chupado...

Al acabar todo el tema de los telépatas, me quedé con un sabor de boca agridulce. Había conocido a una mujer X y no era ni de las más famosas. Sería muy buena en lo suyo, pero vaya...

Fui a mi habitación y rápidamente me puse el mono, pues tocaba Educación Física. Esta vez dejaría la capa en la maleta, pero pronto la añadiría al uniforme.

En otros tiempos en los que no tenía mis poderes, este momento me hubiese aterrado. Siempre fui muy patoso y más bien flojucho. Siempre me ahogaba y no podía acabar los ejercicios. Con mis poderes por fin podía ser sobresalir en esta clase, y muchos menos tenerle miedo. Incluso ese mono me habría quedado treméndamente mal. Antes, me hubiese quedado grande, era un tirillas. Ahora lo rellenaba con fuertes músculos.

En cuanto llegamos al gimnasio, pasó por mi cabeza una de mis preocupaciones. Tenía miedo que la gente se riera de mí, necesitaba asegurarme que no quedaba de forma grotesca. Moussa haría un chiste, Aitor a lo mejor se quedaría cortado y a las chicas ni de coña se lo preguntaría.

-Eh, Iván. -dije mientras le tocaba el hombro.- Mira. -dije mirando hacia mi cintura.- ¿Crees que se me marca...? Ya sabes.

Halcón Nocturno estaba allí. Para mi desilusión, no llevaba su traje de superhéreo. Hubiese sido super guay.

Después de Moussa, me dirigí a donde había dicho Richmond-senpai. Ahí estaba el balón medicinal que tiraríamos Juno, Marina y yo. Pero no fue tan fácil.

La sensación fue como cuando coges un bote que pensabas que estaba lleno pero en realidad no, y parece que se va a ir volando. Pues eso al revés. Fui a cogerlo, pensando que podría perfectamente. Pero esa cosa pesaba muchísimo. Podía con ella, obviamente, pero no estaba acostumbrado a que me costara.

-¡¿De qué demonios está hecho esto?! -pregunté poniéndomela sobre el hombro.

Con un poco de carrerilla intenté tirar la bola lo más lejos que pude, pero para mi pesar, no llegó ni a la linea que delimitaba el aprobado.

-¡¿PERO QUÉ?! ¡Oye, dire, si hubiese sido un balón normal habría atravesado la pared con el balón! -dije mientras me ponía un poco rojo.- No es justo. Po-podría haber...  -me callé. Bueno, en realidad seguía refunfuñando un poco en voz baja, claramente decepcionado. 

La primera en lanzar el balón fue Diana. Richmond observó en silencio como la muchacha aprovechaba la capacidad elástica de su cuerpo para catapultar el balón a más distancia.

- Interesante – murmuró -. No había pensado en eso…

Alzó un momento la voz.

- Ms. Justice, le exigiré una distancia mínima más alta por emplear ese método. Pero bien pensado.

Quizá sus palabras desconcentraron a la muchacha, porque en el último momento su mano resbaló y el lanzamiento resultó algo… penoso. Quizá debería haberlo intentado sin usar sus poderes…

La siguiente fue Sara. Tomó el balón estándar y lo levantó sobre su cabeza, imitando la técnica de lanzamiento de los futbolistas. Richmond observó con atención cómo la alicantina flexionaba los brazos y catapultaba el balón en un arco perfecto.

- Un lanzamiento excelente – la felicitó. Richmond admiraba a los estudiantes que lograban buenas marcas sin la ayuda de un poder.

Y a continuación… Moussa. Su estrategia fue, sin duda, creativa. Pero el senegalés no había usado en ningún momento su fuerza física. Negó levemente con la cabeza.

- Ha conseguido lanzar el balón al otro lado del gimnasio, Atajo. Pero diría que no le ha costado mucho esfuerzo.

Su tono estaba exento de reproche.

- Quizá a la próxima quiera lanzar el balón que usan sus compañeros más aventajados – dijo mientras señalaba con un gesto a Rudy, que se disponía a hacer el lanzamiento con el balón especial de media tonelada.

El colombiano cargó con el pesado esférico hasta el punto desde el que debía lanzarlo. Pesaba mucho menos de lo que podía cargar si se dedicaba a ello. Pero aun así era complicado lanzar algo que pesaba tanto.

Cráter lanzó el balón con todas sus fuerzas, pero no era lo mismo que lanzar a un droide de Ratchet. El balón se alzó en el aire, pero al momento cayó en picado contra el suelo, haciendo retumbar el gimnasio entero.

- Sin duda es muy fuerte, Cráter – comentó Richmond mientras apuntaba el resultado -. Pero debe aprender a controlar su propia fuerza.

A Rudy le siguió Marina. Que usó el mismo balón que él. La fuerza de la muchacha era menor que la de Cráter, pero parecía tener un mejor control de ésta pues logró un lanzamiento bastante aceptable.

Juno, la chica tranquila del Grupo 5, le indicó al director que no iba a usar su poder para pasar aquella prueba. Tomó uno de los balones normales y lo lanzó lo más fuerte que pudo, logrando un aprobado raspadillo.

Égida, la tímida chica azul, logró una marca bastante buena. Se sorprendió incluso a sí misma de lo lejos que había lanzado el balón.

Aitor, que no disponía de mucha fuerza física, calculó mentalmente el ángulo perfecto para maximizar la fuerza de su lanzamiento, logrando una marca bastante aceptable para un chico como él.

El resto de lanzamientos fueron los típicos de estudiantes de secundaria. Las diferencias entre habilidad y fuerza de los estudiantes se hicieron patentes en el basto rango de distancias alcanzadas en sus lanzamientos. Pero más allá de los lanzamientos de Moussa, Marina – que había usado el balón pesado - y Égida, nadie logró una marca fuera de lo normal.

- Bien, pasemos a la siguiente prueba.

Richmond sacó un cronómetro de su bolsillo y marcó la distancia que debían recorrer los estudiantes.

Una Paloma apareció de pronto, pitando alegremente y flotando por el gimnasio. Se situó al lado del director.

- Me ayudará cuando las velocidades sean demasiado altas – comentó.

El director miró a Moussa.

- Atajo. Si también vas a usar tu poder en esta prueba… deberías hacerla junto a Misil.

Como había comentado antes Richmond, la prueba de velocidad se hacía de dos en dos.

- ¡Nice! – dijo de pronto el chico del Grupo 5 al que aún no conocían.

Parecía ser que era un estudiante de intercambio de Estados Unidos. Era extremadamente rápido, pero le costaba controlar su dirección y velocidad cuando ya estaba corriendo.

Misil se situó en el punto de salida y miró a Moussa con una media sonrisa en el rostro.

El director había evitado confrontarse con Moussa, pero estaba bastante claro que la fuerza no era el punto fuerte del joven. El resto de participantes, unos le fue mejor y a otros peor, pero la prueba no determinaba demasiado. Lo siguiente era una prueba de velocidad, así que Sara se concentró un momento para hacer crecer las alas a su espalda y las desplegó. Eran grises, pero aún así reflejaban de una forma hermosa la luz.

Sara miró a Diana y le sonrió, tratando de provocarla un poco.

- ¿Una carrera de alas, Diana?

Le había parecido que sería una competición bastante igualada, dado que el modo de propulsión era el mismo. Habían varias cosas similares entre ellas dos y esta era una de ellas. Claro que la chica tampoco quería que aquello desencadenara en un mal rollo, así que apartó sus propios pensamientos sobre el codazo. No iba a dejar que eso dominara su mente. Pero el reto ya había sido lanzado y esperó que su compañera aceptara.

Hécate confirmó las sospechas de Iván, que estaban contándole eso como pequeño caramelo de información, hacerles sentir integrados, antes de volverlos a sentar en el banquillo. No, ni siquiera en el banquillo, estaban en las gradas mirando el partido, y eso si conseguían ablandarle el corazón a los profesores. Pero a pesar de eso, ya es donde Iván se imaginaba que iba a estar. No le supuso un bajón, ya se había resignado a (o alegrado de) quedarse fuera de la acción. Simplemente fue a acabar de comer y a prepararse para la siguiente clase.

¡Y vaya con la siguiente clase! Educación física. La clase en la que Iván no tendría que hacer prácticamente nada. ¿Qué pruebas podían ponerle que no superase automáticamente simplemente por volar? Fuera quien fuese el profesor, podía prepararse para ponerle un diez con matrícula de honor y lanzamiento de cohetes y fuegos artificiales en su honor, como poco.

El dire era el profe de educación física. Qué pintoresco. De alguna forma, hacía que le intimidase menos. Si el director fuese el profesor de ciencia, o de historia, a Iván se le subirían los pendientes reales al gaznate solo de pensar en ir a su clase, pero ¿Que tan malo podía ser si enseñaba EF?

Lo primero era lanzar un balón medicinal. Vale. Eso no se lo esperaba… A lo mejor volando podía lanzarlo de más arriba y ayudarse a ganar un poco de distancia... ¿Quizá? Se acercó a su balón cuando le tocó el turno, flotando como siempre a ras de suelo e intentó levantarlo.

Para su sorpresa, no pudo. El balón pesaba más de lo que esperaba, y no pudo siquiera moverlo sin plantar en el suelo las piernas. Lo levantó por encima de su cabeza en cuanto pudo hacer algo de palanca con ellas, pero tan rápido que tuvo que retroceder un par de pasos intentando recuperar el equilibrio, colocando su centro de masas bajo la pelota, para que no le tirase. Se recompuso como pudo y se preparó para tirar, un lanzamiento por encima de la cabeza como había visto hacer a algunos de sus compañeros.

Y… Si lo que querían era que aplastase a un bicho en el suelo a metro y medio de él con un ataque en picado… Lo había conseguido. Ahora bien si había que tirarla lejos… Más bien no.

- Exijo que esto sea al mejor de tres, o algo… - dijo, levantando la mano para que le escuchara el profesor – Que patético…

Aquello de la educación física… Le había descolocado del todo. ¿Dónde estaban las pruebas facilonas con las que había soñado? Recordaba cuando le mandaban dar vueltas al gimnasio, o saltar el plinton, o trepar por la cuerda. Le acaban de pedir que hiciera la única cosa por la que no podía aprovechar su vuelo innato. ¡Que injusto!

Pero la siguiente prueba lo arreglaría todo. La siguiente era correr. ¡Esa! ¡Esa sí que se le daría bien! Aunque el dire compensase el hecho de que volaba exigiéndole más, volar se le daba realmente bien (o eso creía el). Esta prueba estaría chupada.

Ahora ¿Junto a quien competir? Sara le pidió a Diana que fuera su compañera, y eso le dejaba sin más voladores en el grupo 4. Le apetecía mucho aquella prueba, pero tampoco quería humillar a la gente que no tenía ningún poder que le permitiera correr más, o volar. Igual que no querría competir en una carrera contra Moussa… Así que tuvo que buscar en el grupo 5.

Abeja Reina volaba, y sería una compañera apacible, ese tipo de alas no podrían crear mucha ráfaga de viento. Pero también estaba Tramuntana… La rubia a reacción. Su forma de volar, por lo que había descubierto aquella mañana, creaba una gran dosis de turbulencias… Pero ahora que estaban ante un profesor no podría atacarle por la espalda con una ráfaga…

Cuando porfin se decidió, se acercó a las chicas, haciéndole una reverencia a Abeja Reina cuando pasaba por su lado – “Su majestad” – le murmuró, risueño, y se plantó frente a Tramuntana. ¿Cómo se llamaría? Ese apodo sonaba muy catalán.

- Vols descobrir quí dels dos es mes ràpid? Vent o Tramuntana? Sense fer trampes aquest cop eh!

Con los brazos cruzados a la altura del pecho y enarcando una ceja, Moussa escuchó las palabras del director. Estaba seguro que antes o después buitreman le jugaría alguna mala pasada. Aunque estaba seguro que no sería nada peor que la deuda que le había dejado. ¡Maldito viejo tacaño!

-He usado mi mejor músculo, es decir, mi cerebro, bro. Por eso no me ha costado nada lanzarlo al otro lado del gimnasio. Mola ¿Eh?

Casi todos en el Liceo tenían nombres que hacían referencia a la mitología y cosas por el estilo, pero él en cambio tenía un nombre que le definía a la perfección. De hecho usaba su poder hasta para hacer sus necesidades sin tener que ir al baño. Así que no podían esperar de él que se pusiese a lanzar balones con sus brazos flacuchos. Si había varios caminos para llegar al mismo destino, Moussa siempre usaría el más rápido y cómodo para él.

Lo que le sorprendió fue el rollo ese de echar una carrera contra otro estudiante. Al haberse pasado el día anterior llevando a sus compañeros de un lado a otro, pensó que la prueba era llevar a otro estudiante.

-Ahhhhh, vale, vale. ¿Quieres una carrera, no? Pensé que tenía que llevar a otro conmigo. Fallo mío...   -Indicó mientras devolvía a César junto al resto de estudiantes, para acto seguido, ponerse junto a Misil.   -¿Nice? ¡Nice tú! Ahora verás...   -El dominio de Moussa sobre idiomas era bastante limitado, por lo que para variar, se había tomado las palabras de Misil como un insulto. Por lo que nada más les dieron la señal de empezar, Moussa se dejó caer por uno de sus portales dispuesto a aparecer en la otra punta del gimnasio.

Tras el desastroso intento de lanzar el balón, lo que le siguió fue un ¿elogio? por parte del Director/Profesor... eso hizo que la joven metamorfa se animara un poco tras el bajón anterior. Diana sentía que, aunque hubiera sido una buena idea, la ejecución había sido pésima y no le había permitido lucirse todo lo que debiera.

Cuando comenzó la siguiente prueba, rápidamente Sara se acercó a retarla a una carrera volando, y aunque en un principio la chica pensaba usar otro método de movimiento, decidió aceptar el reto.

- Claro... porqué no.- Peor de lo que le había salido la anterior prueba no podría ser... así que decidió no declinar la oferta.

Caminó hacia la línea de salida mientras en su espalda crecían dos preciosas alas blancas emplumadas completamente naturales, se colocó a la espera de la señal para comenzar con la carrera, y en cuanto se dio la salida, la chica voló. Y si... la chica volaba bastante más rápido de lo que podía llegar a parecer, pasó de largo de donde se encontraba Sara, y giró un poco la cabeza para sonreirle.

1-1

Primera carrera - Atajo vs. Misil

- ¿Estás lista?

“¡Bip bop bip bip!”

- En sus marcas… listos… ¡YA!

Moussa abrió el portal para dejarse caer por él. Podía viajar al instante entre dos puntos, ¿qué podía hacer ese tal “Misil” para competir contra él?

“¡BOOOOM!”

Un estallido recorrió el gimnasio entero, generando una onda expansiva que hizo volar por el aire cualquier objeto ligero que no estuviese atado al suelo.

Misil, con el característico sonido que indicaba que había entrado en velocidad supersónica, se propulsó hacia el frente dejando tras de sí una estela rojiza.

No solo se movía increíblemente rápido, sino que había reaccionado también milésimas de segundo antes que Moussa. En el momento en el que Atajo aparecía en la meta, Misil ya había pasado corriendo un segundo antes.

El muchacho americano no pudo disfrutar de su victoria al instante pues, como ya sabían todos, tenía problemas para controlar su velocidad una vez había comenzado su carrera. Trató de frenar tras ganar la carrera, pero acabó estampándose contra la pared del gimnasio.

Rebotó contra el muro y cayó de espaldas varios metros más allá. Los miembros del Grupo 5 no parecían muy preocupados por su estado. De hecho, el propio Misil se puso a reír una vez hubieron pasado unos segundos.

- Habéis logrado un excelente tiempo los dos – declaró el director -. Pero tienes que aprender a frenar, Misil.

La Paloma había tenido que calcular el tiempo de carrera, pues habían ido tan rápido los dos que era difícil de calcular con un cronómetro y reflejos humanos.

- Debe de sentar como el culo perder una supercarrera de estas, ¿eh? – comentó Fantasma.

Segunda carrera - Estigia vs. Ms. Justice

Las dos compañeras del Grupo 4 se dispusieron una junto a la otra, preparadas para competir con sus alas en aquella carrera.

- En sus marcas… listas… ¡YA!

Tras la señal del Director, las dos muchachas emprendieron el vuelo. Recorrieron el aire a gran velocidad. Las dos eran igual de rápidas al principio, pero con el paso de los segundos las fuertes alas de Diana se impusieron. La metamorfa ganó la carrera por unos segundos, equilibrando el marcador entre las dos.

- Bien hecho, señoritas. Estoy deseando poner a prueba su maniobrabilidad en los campos de obstáculos aéreos… - comentó Richmond mientras apuntaba los resultados en su portafolio.

Tercera carrera - Vent. vs. Tramuntana

Tramuntana aceptó el reto de Iván, y se dispuso en la línea de salida con ese andar chulesco que tenía. Todos notaron como el viento se arremolinaba entorno a ella, emitiendo un extraño pero musical sonido.

- En sus marcas… listos… ¡YA!

El vendaval que impulsó a Tramuntana después de la señal desestabilizó un poco a Iván, que tardó unas milésimas de segundo más en salir. Tramuntana, impulsada por su furioso viento, ganó distancia rápidamente y ganó la carrera sobradamente.

El tiempo de Iván fue algo malo, teniendo en cuenta que podía volar a gran velocidad.

- Bien hecho, Tramuntana. Pero para la próxima contrólese o haga la carrera sola.

De nuevo, como cuando había hablado con Moussa, el tono del Director no era de reproche. ¿En qué demonios pensaba?

- Me temo que su vendaval ha perjudicado la marca de su compañero.

Y aun así no le ofreció a Iván una segunda oportunidad. Tramuntana se cruzó de brazos y volvió con su grupo, enfurruñada. Las palabras del director habían agriado su victoria. ¡Si ni siquiera lo había hecho a propósito!

Cuarta carrera - Cráter vs. Zenitram

Los dos compañeros del Grupo 4 se pusieron uno junto al otro en la marca de salida. Ninguno de ellos disponía de algún tipo de velocidad aumentada. Bueno, Rudy podía saltar más que una persona normal, pero no estaba seguro de que pudiese usar eso en aquella carrera.

- En sus marcas… listos… ¡YA!

Aquella fue la primera carrera “normal” de la clase. Aunque Cráter ganó por poco, ambos adolescentes obtuvieron unas marcas bastante usuales para chicos de su edad.

Richmond les felicitó con un leve asentimiento de cabeza.

El resto de carreras se realizaron sin incidentes. Abeja Reina probó que era bastante rápida volando, también se lo habría puesto difícil a Iván en una carrera. César demostró ser bastante ágil, logrando un tiempo excelente sin hacer uso de poder alguno.

Juno se tropezó durante la carrera, y estuvo unos segundos tirada en el suelo antes de levantarse. Sonrió como si nada hubiese pasado y la finalizó.

- Bien, para la prueba de resistencia, ya sabéis. Debéis dar vueltas a la pista durante 15 minutos. Si queréis volar… por mí bien. La Paloma y yo calcularemos vuestro desempeño.

Parecía bastante útil tener la asistencia de aquellos simpáticos drones, sobretodo a la hora de controlar a dieciséis adolescentes.

- Misil, tú… no hace falta que corras al máximo de velocidad… O vas a tener un accidente en cada curva… - advirtió el Director.

Luego se dirigió a todos los estudiantes.

- Cuando estéis trabajando, rescatando inocentes o defendiéndolos de algún villano, la situación puede prolongarse de forma inesperada. En estos momentos es cuando debéis aguantar lo máximo posible antes de llegar a vuestro límite. Demostradme lo que podéis hacer.

Aunque la prueba parecía algo bastante típico para un instituto, los discursos de Richmond le daban cierto matiz superheroico. 

Después de la decepcionante prueba de fuerza, todo podía ir hacia arriba. Al menos nadie se rió de mí. ¡A ver quien podía tirar un balón de 500kg!

La siguiente prueba era de velocidad. La verdad que mis poderes no influían mucho en ella. Tal vez si me concentraba mucho podía darle más fuerza a mis piernas, pero no estaba preparado para ello. Lo mío era destruir robots y recibir los golpes, no huir de ellos. 

Las demás carreras habían sido alucinantes. Misil era un tío cool, sobretodo al ver que se reía de sí mismo al no poder frenar. Luego estuvo la pelea de gatitas voladoras. Vale, Rudy, pensar eso ha sido raro hasta para tí. Ejem, eso. Muy guays.

Al menos a mí me tocó con Aitor, que no parecía muy en forma. Guau, menos mal que no es deportista. Si no lo tendría todo el chico. Listo, en forma y...

Tres. Dos. Uno. ¡Pi!

Y salí corriendo para mi sorpresa, Aitor corría a la misma velocidad que yo. Seguramente por lo canijo que estaba. Incluso seguro que se adoptó alguna postura más aerodinámica.

Al final llegué antes que Zenitram, pero por poco. No me molestaba tanto como lo del balón, al menos aquí habíamos corrido lo mismo. Si hubiese heredado el vuelo seguramente habría competido con Vent o con algún otro volador. Eso habría sido más interesante que ver a dos frikis correr.

Luego seguía la prueba de resistencia. Esta no me asustaba tanto, muy pocas veces me había sorprendido respirando con dificultad desde que recibí mis poderes. Bueno, cuando salió el season finale de Boku no Baby Academia. Ahí el corazón se me aceleró a mil por hora. 

En cuanto nos lo indicó, abrí la marcha. Corrí durante los quince minutos a plena potencia, en un sprint continuo. Aquí al menos me tenía que lucir. Esperaba que no se lo tomaran a mal mis compañeros. Así que opté por animarles un poco.

-¡Vamos, chicos! ¡Lo vamos a conseguir! -dije intentando no sonar muy pedante.

Solo pretendía no parecer el típico chulo que quiere dejar mal a los demás. Solo quería... Destacar un poco. Recibir algo de reconocimiento del gran Halcón Nocturno. 

Corrí y corrí. Perdí la cuenta de las vueltas que había dado. Pero estaba contento, esta prueba seguro que la había aprobado.

Sucedían algunas cosas curiosas, la mayoría debido a que el comportamiento del director no era muy claro. No entendía porqué había molestado a Tramontana de esa manera.

Claro que en ese momento elaboró una teoría consistente en que el director podía haber sido abducido y sustituido por el doctor Ratchet. Quizá por eso existía tanto interés en anular a los telépatas. Ya el señor Bosch había demostrado no ser un supervillano, pero Richmond no lo había hecho, así que tenía una nueva presa.

Respecto a Diana, no le había pasado por alto su sonrisa final. Ella se la había devuelto. Semejaba una sonrisa inocente, la de ella, pero era muy inoportuna. Parecía que la intentaba provocar. Quizá fuera ese el motivo del codazo, provocarla. Quizá quería hacer que perdiera el control, pero eso no lo iba a conseguir. No se pondría a pelear con ella como si fuera una chiquilla. Simplemente se comportaría con naturalidad y sólo con eso saldría ganando. Ella era mas inteligente y más poderosa que Diana, así que el tiempo le daría la razón.

Al terminar la carrera hizo desaparecer las alas.

- De acuerdo, ahora la última prueba.

Sara estaba preparada para iniciar la carrera. Quince minutos eran pocos, pero enseguida se vió que la estrategia de algunos era correr a toda velocidad. La joven apretó también desde el principio, pero Rudy parecía Terminator y mantener su ritmo era imposible. No había forma de correr a su lado, así que perdió terreno, aunque pensó que si descendía el ritmo quedaría mal ante los demás y eso le proporcionó energías, u optimizó las suyas. El hecho es que tampoco iba a ser fácil seguirla a ella, pues parecía plenamente concentrada en quedar en una buena posición detrás de Cráter.

Antes de iniciar la carrera y tras instalarse la sospecha en la mente de la alicantina, esta se comunicó con su hermana.

- Alicia, ¿puedes leer lo que está escribiendo el director? Podría estar haciendo algo sospechoso. No sé, ¿presta más atención a unos pocos? ¿tiene el símbolo feo en la tablet o la libreta? Cualquier cosa que llame la atención.

Cualquier supervillano que intentara engañarla iba a tenerlo difícil, gracias a que su hermana era una gran espía.

¿Por qué había elegido Iván competir con Tramuntana? ¿Masoquismo? ¿Ganas intensas de hacer el ridículo? ¿Era simple y llanamente estúpido? Sabía que la forma de volar de la chica le desestabilizaba. Maldición, le había hecho estamparse con un árbol aquella misma mañana. Pero aun así, eligió correr contra ella.

EL despegue – y era un despegue en toda regla – de la rubia empujó a Iván de tal forma que tuvo que descender al suelo y apoyar los pies para evitar salir dando tumbos. Para cuando quiso recuperar el equilibrio ya le llevaba muchísima ventaja y por mucho que lo intentó, no le llegó ni a la suela de los zapatos.

Reprimió las quejas que se formaban en su garganta, no quería ser un mal perdedor y después de todo, él mismo había elegido a su rival. Pero más aún le costó ocultar la sonrisa de satisfacción que casi se dibuja en su cara cuando Richmond le dio una descafeinada reprimenda. Eso no le iba a hacer aprobar a él, ni le iba a suponer a ella ninguna dificultad académica. Pero pudo imaginarse que se mosquearía.

Rubias a reacción a parte, era el momento de la tercera prueba. Correr hasta que el cuerpo diga basta. Pues con esa iban apañados. No era muy fuerte y lo de la bola medicinal le había cogido a pie torcido, y se había puesto un enorme hándicap él solito en la carrera, pero si podía volar… No creía que se cansase nunca de ello. ¡Volaba constantemente! Eso sí, tendría que evitar a Tramuntana o salir volando.

Empezó a correr, y pronto se dio cuenta de que Rudy le pisaba a fondo, y Sara le seguía los talones. Iván trató de seguirles el ritmo, pero Tramuntana andaba cerca y tener que luchar contra su vendaval le costaba tiempo y esfuerzo, así que desistió de participar en la “carrera” de velocidad para dedicarse a la de fondo. Dejó que Tramuntana le pasase, y cuando estuvo aproximadamente en la otra punta del gimnasio apretó de nuevo, alcanzando no una velocidad de sprint, pero si lo suficiente como para mantenerse más o menos a la par con ella, lo más alejado posible de sus turbulencias, para poder aguantar lo máximo posible.

El ver el poder de Misil en acción le pareció algo bastante guay, incluso soltó un "Sa mataoooo" al verlo chocar contra la pared del gimnasio. La verdad era que esperaba que alguien con aquel nombre en clave fue alguien capaz de volar. Pero estaba equivocado ya que Misil era un velocista. Claro que de haber sabido eso antes de la carrera seguro que la habría ganado, pues le habría llenado el gimnasio de obstáculos.

El enfado que Moussa sentía hacia Misil prácticamente se había evaporado al verlo chocar y salir disparado como una peonza. Pero ahí estaba fantasma para avivar la ira del senegalés, quién se plantó frente a fantasma con cara de muy pocos amigos.

-¿Crees que esta carrera me importa una mierda? Será mejor que te andes con cuidado fantasmita, no tienes ni idea de lo que soy capaz. ¿Crees que eres intocable? Se me ocurren al menos diez formas de hacerte llorar como a una niña. Así que ten mucho cuidado Chissttt

Si alguno de los presentes era realmente rápido a la hora de enseñar los dientes, sin duda ese era Moussa. Le resultaba casi imposible no estar siempre a la defensiva u ofensiva...

Adoptando una vez más su mejor cara de gangster se mantuvo desafiante ante Fantasma. No estaba muy seguro de si el muchacho intentaría algo o no, pero de ser así, estaba seguro de que podría con él. Después de todo, el ser intangible no era nada comparado con el poder de la teleportación. Además se le ocurrían un montón de ideas para darle una buena lección.

Tan absorto estaba en aquella confrontación que tardó en darse cuenta en que sus compañeros habían comenzado a correr alrededor del gimnasio. Todos lo hacían más o menos bien, pero Rudy le recordaba a un tío de unos dibujos animados. No conseguía recordar el nombre, pero era un tío muy fuerte que vestía de naranja, volaba por los aires en una nube amarilla y que se entrenaba con ese mismo entusiasmo que Rudy estaba demostrando.

"¿Qué dice buitreman? Vaya mierda eso de correr para tener más aguante. ¿No sería mejor usar nuestros poderes hasta caer rendidos? Eso sí que nos sería mucho más útil. Supongo que habrá que correr...me caguen en to"

Moussa, dejando a un lado la confrontación con Fantasma, salvo que este último se dejase arrastrar por Moussa en todo aquello, se puso a correr. Sabía que era bueno en los recorridos cortos, pero no estaba seguro de poder aguantar tanto tiempo corriendo. Así que adoptó una velocidad media y se puso a ello. Aunque tratando siempre de dejar atrás a fantasma.

Richmond marcó el inicio de la prueba accionando un cronómetro que llevaba colgado al cuello. Los quince minutos se hicieron interminables para unos, pero pasaron como un suspiro para otros.

Rudy había estado corriendo a toda máquina durante todo el tiempo. Al principio los más atléticos pudieron seguirle el ritmo, pero llegó un punto en que dejó a todo el mundo atrás. Parecía incansable, pues no había aminorado la marcha en ningún momento dese que comenzó la prueba. Richmond parecía bastante satisfecho.

Sara, para no tener ningún tipo de resistencia sobrehumana, logró una marca excelente. Siguió a Rudy de cerca durante los primeros minutos, y aunque se quedó detrás de él, mantuvo bastante bien el ritmo hasta el final de la prueba.

Iván, pese a usar las piernas en aquella prueba, también logró una marca bastante respetable. Logró mantenerse fresco y evitar correr junto a Tramuntana al mismo tiempo. La rubia explosiva hizo la prueba sin fijarse mucho en el chico hada, aunque seguramente estaba molesta por la reprimenda del director.

La carrera de Moussa, en cambio, fue un completo fracaso. Aunque comenzó con buen ritmo no tardó en sentir el cansancio. Una de las desventajas de moverse con sus portales es que Moussa se había acostumbrado a mantener su poder en marcha, pero no a resistir la actividad física continuada. Tuvo que detenerse en algunos momentos a tomar aire, aunque el director no le dijo nada en ningún momento. Simplemente anotó el resultado final en su portafolio.

Aitor, al contrario de lo que podría parecer por su físico, sorprendió a la clase durante aquella prueba. Reguló sus energías con buen criterio y logró mantener un ritmo fijo que no acabó cansándolo en absoluto. ¿Es que no había nada en lo que fuera malo?

César pareció querer correr demasiado al principio, y aunque siguió el ritmo de Rudy al principio acabó cansándose al poco tiempo. Parecía que la carrera inicial le había sentado mal, pues estuvo corriendo muy lentamente durante el resto de la prueba, justo por delante de Moussa.

Marina, sin mediar palabra alguna, corrió detrás de Rudy durante casi toda la prueba, hasta que se cansó también y tuvo que aminorar hacia el final.  

Los resultados del Grupo 5 fueron variados. Misil destacaba por su velocidad y resistencia, aunque no llegó a correr tan rápido como en la prueba de velocidad. Tramuntana y Égida lograron unas marcas bastante buenas, similares a la de Sara. Fantasma, Augurio, Abeja Reina y Juno se quedaron un poco por detrás. Silvano tuvo que parar a tomar aire en numerosas ocasiones, asemejando su resultado al de Moussa.

- ¡Se acabó el tiempo! – gritó el director al acabar la prueba -. Podéis descansar.

Los estudiantes se fueron deteniendo poco a poco y tomaron aire.

Richmond les hizo señas para que se acercasen a él, por lo que los estudiantes acabaron formando un grupo frente a él.

- Bien, espero que aún os queden fuerzas, porque no hemos acabado. Finalizaremos la clase con un pequeño ejercicio. Un… juego.

En ese momento unas líneas luminosas aparecieron en el suelo del gimnasio, delimitando lo que parecían dos campos rectangulares, uno junto al otro.

- Para que todos podáis participar cada grupo jugará de forma independiente.

Los campos de juego estaban separados por una línea en el centro, de manera que había dos grandes áreas.

De pronto aparecieron dos Palomas, cargando cada una con un balón, en apariencia, de goma. Cada Paloma se situó en el centro de un campo de juego.

- Vamos a jugar al balón prisionero – declaró finalmente el director -. Seguro que muchos ya conocéis las reglas, pero os refrescaré la memoria.

En este juego se enfrentan dos equipos, situados cada uno en su zona de juego al inicio de la partida. Los jugadores no pueden salir de su área designada.

El objetivo es eliminar a todos los jugadores del equipo contrario.

Para eliminar a los jugadores se les debe acertar lanzando un balón y que éste luego toque el suelo. Si el jugador que recibe el lanzamiento, u otro de su equipo, toman el antes de que toque el suelo el jugador no es eliminado.

Un jugador eliminado se sitúa detrás del campo del equipo contrario. Si recoge un balón perdido o recibe un pase de un compañero puede lanzar el balón. Si elimina a un jugador del equipo contrario puede volver a la zona de juego.

Además de eso podéis usar vuestros poderes durante este partido siempre y cuando no salgáis del área, pero tened cuidado de no hacer daño a vuestros compañeros si adoptáis una estrategia más… agresiva.

- ¿Queda claro? Yo mismo haré los equipos. ¡Grupo 4! Estigia, Sirena, Vent y Zenitram contra Atajo, Cráter, Ms. Justice y Salamandra.

Tras el reparto de equipos que hizo el señor Richmond, Marina asintió levemente con la cabeza y miró emocionada a Estigia. Sonrió a su amiga, dando a entender que estaba contenta de que les hubiese tocado juntas. 

Avanzó con pasos cortos pero decididos hasta la zona de juego, situándose en una posición adelantada. Con su ropa de día a día no se notaba tanto, pero ahora que llevaba el uniforme se podía apreciar el excelente estado físico de Marina. Seguía teniendo el cuerpo de una chica de catorce años, pero aun así estaba en bastante buena forma.

Hasta ese momento había sido bastante tímida. Pero tras ver sus buenos resultados en clase de Educación Física y ganar algo más de confianza... parecía dispuesta a usar toda su fuerza en aquella prueba. Quizá por eso se había puesto al frente.

La carrera había sido costosa de realizar y la joven había terminado cansada. No había logrado alcanzar a Rudy, pero nadie más lo había podido hacer tampoco.

Había hecho un buen papel en las tres pruebas, así que era motivo suficiente como para sentirse orgullosa. Tenía claro que debía de dar buena impresión a todo el mundo. Aquello era como una necesidad para la joven.

El director planteó el siguiente reto, consistente en una especie de juego con la pelota. Pero una cosa era mantenerse en forma y otra diferente destacar en un deporte. La joven no solía hacer ese tipo de cosas. "Esto no va a ser fácil". Pensó mientras se colocaba en la retaguardia, pues parecía que ponerse al frente era el lugar de los más atléticos. No en vano tenían que esquivar y lanzar. Parecía que tenían que hacer el doble de cosas que los de atrás.

Sin pensarlo mucho más, dirigió una mirada a su equipo, haciéndole una señal a Aitor por si quería situarse a su lado. La mayor carga parecía que iba a caer sobre Iván y Marina. Devolvió la sonrisa a esa última. Ella era la jugadora estrella.

Sara siguió pensando en su hermana, la cual parecía ahora distraída.

- Deséame suerte. Esta competición es muy complicada.

Le comunicó, mientras cambiaba el peso del cuerpo de un pie al otro.

- No olvides mirar esa tablet del director, a ver si apunta algo raro. ¡Podría no ser el director!

No había que descartar ninguna posibilidad, por extraña que fuera.