Partida Rol por web

Se preparó para entrar en la sala y tratar de apresar a ese ser, una vez hubieran liberado a Salara.

- Vamos allá.

Su cuerpo respondió a la tensión poniendo los sentidos en alerta.

Sara además tenía que pensar en lo que le sucedía a su hermana, la cual parecía angustiarse por su condición de mera expectadora.

"Quizá puedas entrenar para mover objetos, ¿no crees? lo típico de cosas que se mueven de un lado para otro. Lo mismo es posible hacerlo. Lo podemos intentar que para eso estamos en una academia".

Su hermana estaba muerta y lo curioso es que tenía que tomarse eso como si fuera algo normal, tratándola de hecho como si siguiera viva. Imaginaba que ella preferiría esto segundo.

Diana se preparó para el combate. Una vez más surgió esa piel rocosa en el cuerpo de Saeta, y en sus manos surgieron los ya característicos martillos de piedra a los que ya estaba acostumbrada.

- No estoy acostumbrada a hacerme pasar por una persona tan pequeña... pero creo que podría intentarlo, asi que, preparada.- Dijo la metamorfa no tan segura de sus poderes como de costumbre, pero lista para probar cosas nuevas.

Imitó a Rudy poniéndose delánte y flexionando las rodillas, miró a Moussa, le guiñó el ojo y le sonrió.

- Vamos allá.

Con una simple orden de su tablet, Aitor accionó el mecanismo de apertura del laboratorio de contención. El panel de control mostró en su pequeña pantalla un mensaje blanco sobre fondo rojo. “Control remoto activado.”

Se escuchó un grave chasquido que resonó por todo el pasillo, un pesado cerrojo mecánico que mantenía cerrada la gran puerta. Un leve traqueteo se escuchó a través del metal, y en unos segundos la puerta se deslizó con rapidez hacia un lado, invitándoles a entrar.

A medida que se abría pudieron ver el grosor de los muros y de la propia puerta. Algo más de cincuenta centímetros. Aitor pudo apreciar en aquel momento como la composición de los muros y puerta absorbían completamente las ondas mentales que emitía, convirtiéndose en una especie de aislante telepático.

Protegidos por el velo de invisibilidad de Iván, los adolescentes cruzaron el umbral.

El interior del laboratorio se les reveló como una amplia y honda sala cuadrada de alto techo. Estaban a oscuras, por lo que no podían apreciar la mayoría de los detalles. Toda la luz del laboratorio provenía de una estructura en el centro.

Parecía una caja de metal de unos tres metros de ancho y dos de alto, pero disponía de un rectángulo de cristal en su mitad superior. ¿Una ventana? Parecía una habitación dentro de una habitación, aunque desde aquel ángulo no podían ver puerta alguna. Quizá era una celda.

Del interior de la misteriosa celda provenía un brillo anaranjado y etéreo. Aquella tenue luz bañaba todo el laboratorio, dándole un matiz cálido pero lleno de sombras.

Había varias mesas de trabajo repartidas de forma simétrica en la mitad anterior del laboratorio. Ninguna estaba vacía. Había herramientas por todas partes, piezas y extraños artilugios. Signo de un pésimo sentido del orden. Asistiendo a cada una de las mesas había un brazo robótico que surgía de la misma, como los que había en los talleres de la escuela. Habría en total unas seis mesas con brazo robótico.

Sobre varias de las mesas había lo que parecían cuerpos metálicos. Parecían robots, aunque uno de ellos estaba abierto, y se veía hueco. Todos los cuerpos tenían altura y proporciones similares, aunque cada uno de ellos parecía distinto a los demás. Bajo aquella luz fantasmagórica parecían sujetos de experimentos inertes sobre sus respectivas mesas, cual escenario de película de terror.

Hacia el fondo del laboratorio, más allá de la celda central, la disposición cambiaba. Había numerosas pantallas y teclados, así como equipos de fabricación y caracterización de materiales. La mayoría de las pantallas estaban encendidas, pero mostraban tan solo anodinas letras blancas sobre un fondo negro. Desde donde se encontraban apenas podían ver lo que decían.

Junto a uno de los ordenadores, a cubierto tras la celda, se advertían dos figuras bañadas por la luz anaranjada. Una muy clara y pequeña, y otra más grande y oscura.

El sonido que había hecho la puerta al abrirse no podía haber pasado desapercibido. Como era de esperar, las figuras se ocultaron en las sombras. Un fuerte golpe resonó por el laboratorio, carne contra metal.

[color=#0040FF]► Te dije que vendrían a por ti, incluso que llegarían hasta aquí –[/color] dijo una familiar voz robótica [color=#0040FF]►. Los niños sois caprichosos por naturaleza, como ese energúmeno ojeroso y creído. Arruinó el plan del viejo, ¿y por qué? Por una alienígena diminuta y sosa.[/color]

Un hilo de voz se advirtió a continuación, un leve murmullo. Estaban demasiado lejos para advertir lo que decía.

Una risa robótica y extraña, incluso forzada, llenó el laboratorio de contención.

[color=#0040FF]► Acabemos con esto.[/color]

En medio de la tenue luz, los estudiantes pudieron distinguir una figura asomándose desde detrás de la celda. Era una armadura de combate. Era Fusión.

Llevaba consigo a Salara, atrapada en un poderoso abrazo que la presionaba contra su pecho. Gata Lunar no parecía hacer movimiento alguno.

[color=#0040FF]► Sé que estáis ahí –[/color] dijo Fusión [color=#0040FF]►. Y de lo que sois capaces…[/color]

El muchacho dio un paso al frente, todavía apresando a Salara.

[color=#0040FF]► Estoy bastante seguro de mis posibilidades, pero me gustaría hablar con vosotros.[/color]

Aitor no desaprovechó el momento. Centró su atención en Fusión, tanteando con firmeza la mente de su objetivo. No logró detectar nada, ni siquiera un pensamiento superficial. ¿Tendría su armadura algún tipo de protección telepática?

Sea como fuere, ese leve momento de pausa le dio una oportunidad al Grupo 4 para actuar. Su objetivo, Salara, estaba justo enfrente de ellos, al alcance de sus manos.

Un escalofrío recorrió el cuerpo del senegalés al cruzar las puertas y adentrarse en aquel siniestro laboratorio. De haberse encontrado solo y de no estar viviendo aquella situación tan apremiante, seguramente ya estaría corriendo escaleras arriba alejándose lo máximo posible de allí. Pero había vidas en juego y de alguna forma, el estar con el resto del grupo 4 le inculcaba valor. Así que más le valdría a Fusión rendirse o prepararse para recibir la paliza de su vida.

Los ojos del muchacho se posaron sobre los cuerpos que yacían sobre las mesas. Envueltos casi por completos por las sombras, tan solo la luz anaranjada proveniente de la "prisión" los iluminaba. Lo cual les otorgaba una apariencia fantasmagórica provocando que tuviese la maldita sensación de que en cualquier momento se fuesen a ponerse en pie. 

Moussa no prestó mucha atención a las palabras de Fusión, si realmente sabía que iban a llegar hasta allí, sería mejor no darle opción de actuar. Así que sin dudarlo ni un instante, extendió las manos para que sus compañeros le tocasen y acto seguido Atajo hizo lo que mejor sabía hacer, desaparecer.

Llevándose consigo a Cráter, Ms Justice, Gina y Sirena, todos aparecieron junto a Fusión...o al menos eso esperaba. Si realmente el malo sabía que iban a ir a por él, quizás había encontrado la forma y manera de anular su capacidad de teletransporte, aunque esperaba de todo corazón que no fuese así. En todo caso, si realmente su poder surgía efecto, nada más aparecer tocaría a Salara y trataría de regresar junto con ella al lugar desde donde había lanzado su primera teleportación. Amparados bajo el escudo de invisibilidad de Vent, esperaba poder disfrutar de unos instantes de paz y así concentrarse en activar el escudo Asgard.

-Creo que es humano.    -Susurró a sus compañeros recordando que los sonidos quedaban amortiguados bajo el poder de Iván o al menos, cuando no eran demasiados bajo el velo de invisibilidad era así.     -Zenitram, los robots de la zona no me gustan...quizás un poco de fuego y hielo nos vendría bien ¿No?   -Indicó mientras lanzaba una mirada rápida a Salamandra y Estigia.   -Si Fusión domina esos sacos de tuercas, estaremos en desventaja.

Fusión se lo había puesto fácil hablando más de la cuenta. Estaba muy claro que era malvado y además, ¡parecía el hijo de Ratchet! Ese cenutrio se había infiltrado para allanarle el camino a su padre. O quizá era una mera casualidad. Luego, el energúmeno creído, ¿era Hermes? ¿Estaba metido en el ajo? ¿Estaba toda la nueva generación metida en eso?

- Quieres ganar tiempo para que vuelva tu amiga Zeus.

No sabía si era cierto pero si todos esos veteranos estaban compinchados sería una posibilidad muy real. Claro que para entretenerlos sólo tenía que alzar esos robots y ahí es donde ella tenía que intervenir para pararles los pies antes de que pensara en eso.

Acercándose a una de las mesas lanzó todo un despliegue de frías hebras, que se ramificaron, anidándose como auténticas hiedras. Sara adelantó ambas manos liberando todo ese torrente de masa mística, canalizándola desde el lugar más oscuro que había visto nunca.

Iba a atrapar todas las que pudiera, aprovechando que al no tener movilidad sería un juego de niños.

Fusión, el hijo del mayor enemigo de la academia. ¿Sería cierto?

Aquel laboratorio resultó ser más de lo que uno pudiera esperar en un principio, pero no tanto como Aitor podría construir para sí si tuviera la posibilidad. De todas maneras estaba bastante bien.

Zenitram rápidamente comenzó a unir cabos al traspasar la puerta. Según iba paseando la mirada por aquel lugar se fue dando cuenta de las implicaciones de los elementos. La "caja" de contención del centro del laboratorio sin duda encerraba en su interior algún elemento radioactivo o, cuanto menos, alguna fuente de energía. Los "cuerpos" parecían androides a punto para ser activados, seguramente para servir como "soldados" en la "guerra" que estaba por venir. Esto vino reforzado por el hecho de que, al tratar de leerle la mente a Fusión, éste resultó no tener una de verdad. Una deducción rápida era que Fusión había sido sustituido por un robot, lógicamente sin mente que leer, y que aquellos cuerpos iban a ser alzados pronto si no hacían algo al respecto. Las cosas se podían complicar rápidamente.

A su alrededor los compañeros de equipo empezaron a actuar. Por su parte, los planes habían cambiado para él: dado que los ataques mentales difícilmente podrían afectarle, necesitaría alguna otra cosa con la que trabajar. Pues mira, casualidades de la vida, ahí había unos cuantos robots. Habría que utilizarlos para algo, ¿no?

Al entrar en aquel lugar Diana tuvo un escalofrío, no por lo oscuro del lugar, no por los robots tirados encima de las mesas... sino porque las sospechas sobre Fusión parecían ser ciertas. O simplemente quizá estuvieran controlando su armadura, y no fuera él, era todo muy raro, eso seguro.

Diana aprovechó el transporte de Moussa y se puso justo en frente de la armadura de combate en posición defensiva... no iba a dejar que supuestamente intentado hablar, la tumbaran.

- ¿Y bien? .- Preguntó la joven -. ¿De que quieres "hablar" mientras mantienes secuestrada e inconsciente a nuestra mentora?. Si tus intenciones no son más que palabras, entonces suéltala, de todas formas esto no durará mucho.

La metamorfa también estaba bastante segura de que iban a salir de allí victoriosos, si no por ellos, por las fuerzas del Liceo que acudirían en cuanto se diera la alarma de intrusión en la sede, de hecho, quizá Aitor debería tratar de dar la alarma antes de tiempo... pero ella no iba a decir nada, dándole a Fusión la oportunidad de escapar antes de tiempo.

- En realidad estás en ventaja... tu nos conoces y nosotros a tí no, seas quien seas, pero si quieres hablar, suéltala y hablemos.

-¿Fusión? -dije al verlo con Salara.- Qué...

Jamás me había sentido tan decepcionado, tan traicionado. Me lo podía de esperar de otro, pero no del jovial catalán que conocía. Tuvimos unas cuantas charlas durante estas semanas. ¡Incluso peleamos juntos! Y ahora todo eso se había ido a la porra. 

Mientras Fusión hablaba, a mi se me humedecían los ojos. No soportaba ver aquello. Estaba tan triste...

Pero la ira comenzó a crecer en mi interior. Las dos lagrimas que acababan de salir se humedecieron. La temperatura de mis ojos había subido bastante. 

Como si hubiese sido parte de una coreografía, Moussa extendió las manos y nosotros se la cogimos, apareciendo junto a Fusión.

Me quité las gafas, con los cristales semiderretidos, y me puse en posición de combate. 

El momento que les había brindado Fusión no fue desaprovechado. Moussa reaccionó al instante, y sus compañeros con él.

Cráter, Ms. Justice, Sirena y Gina se agarraron a Atajo. El espacio se deformó a su alrededor a medida que un portal aparecía súbitamente y los engullía. En un instante se encontraban frente a Fusión.

[color=#0040FF]► Decep[/color][color=#FE2E2E]cionante.[/color]

La voz robótica de Fusión adquirió un tono más profundo y siniestro. Ya no era la voz del muchacho al que conocían.

A partir de aquel momento todo pasó muy deprisa. Con medio Grupo 4 aún suspendido en el aire, Moussa comenzó a alargar una mano hacia Salara.

Doce metros más atrás, Estigia activó su don helado, y atrapó a dos de los cuerpos robóticos en un gran bloque de hielo. Al mismo tiempo, Aitor trató de controlar de forma remota un tercer cuerpo, pero descubriría en unos milisegundos que aquella tarea le iba a resultar imposible.

De vuelta a la vanguardia, los adolescentes pudieron ver como unas intensas luces rojas aparecían en el casco de Fusión. Los ojos de un enemigo más temible de lo que pensaban. La reacción de Fusión fue instantánea, como si sus reflejos estuviesen muy por encima de los estándares humanos. Alargó la mano derecha en un poderoso puñetazo dirigido al rostro de Moussa.

El ataque de Fusión y el agarre de Moussa sucedieron al mismo tiempo. Quizá fue fortuna, o quizá pura habilidad, pero Atajo giró en el aire en el último momento. Esquivó el temible derechazo, y alcanzó con una mano a Salara.

¡Contacto!

Un anillo de teletransporte los devolvió de vuelta junto a la retaguardia del Grupo 4. Justo mientras Moussa y Salara llegaban, un estridente sonido metálico les llegó desde sus espaldas. La puerta del laboratorio de contención se había cerrado.

Los cuerpos metálicos que había tendidos sobre las mesas se iluminaron con la misma luz rojiza que teñía el casco de Fusión, como si una energía siniestra los recorriese a todos. Con movimientos rápidos y antinaturales, los autómatas se levantaron de sus respectivas mesas y se lanzaron al combate – aunque dos de ellos seguían atrapados en el hielo.

Uno de los autómatas saltó a una posición cercana a la de la retaguardia del Grupo 4, de allí de donde había surgido la escarcha.

[color=#FE2E2E]► ¿Por qué os escondéis? ¿Tenéis miedo?[/color] – preguntó el autómata, con la misma voz siniestra. Entonces pareció mirar directamente a Aitor [color=#FE2E2E]►. ¿Creías que podrías controlarme? –[/color] se burló.

[color=#FE2E2E]► Soy más poderoso de lo que creéis.[/color]

[color=#FE2E2E]► Más que esa pánfila orgullosa y creída.[/color]

Los diferentes autómatas hablaban uno a uno, pero lo hacían como si fuesen un solo ser.

[color=#FE2E2E]► Yo también he trascendido el silico –[/color] dijo Fusión mientras lanzaba un rápido ataque sobre Rudy [color=#FE2E2E]►. Esta vez soy mucho más fuerte –[/color] le dijo mientras le golpeaba.

Cráter sintió como una fuerza temible estallaba en su abdomen y se extendía por todo su cuerpo. Aquel puñetazo le había dolido.

Gina se movió con presteza hacia el objetivo, y lo rodeó con los brazos para tratar de inmovilizarlo. Sin embargo, Fusión volvió a reaccionar con rapidez. Se apartó hacia un lado, y con el brazo que todavía tenía libre desvió la acometida de la ginoide.

Dos de los autómatas los alcanzaron en aquel momento. Uno atacó a Sirena, mientras que el otro se lanzó contra Ms. Justice.

Sirena reaccionó con rapidez, agachándose rápidamente para evitar un derechazo. Luego, aprovechando el impulso del enemigo, lo agarró del brazo y lo lanzó contra la pared del fondo. El robot voló por el aire hasta estrellarse duramente.

El ataque contra Diana fue demoledor. Si no hubiese sido por su protección pétrea aquel ataque bien podría haber acabado con ella en aquel momento. Era su momento de contraatacar.

El cuarto autómata, el que todavía no había hecho ningún movimiento, aguardó pacientemente en su posición, entre la vanguardia y la retaguardia del Grupo 4.

Estaba claro que aquellos robots no eran como los esbirros del Doctor Ratchet. Poseían una fuerza descomunal. Y, por alguna razón, estaban completamente fuera de alcance para Aitor. 

Todo aquello tomó un giro bastante inesperado hacia Iván. Cada vez estaba más claro que no se trataba de que Salara se hubiera despistado en algún asunto suyo, sino de que algo más siniestro ocurría. Iván era un adolescente tan respondón y malhumorado como los demás, pero tenía una visión muy positiva de los demás. Le resultaba endiabladamente difícil que nadie fuese por el mundo haciendo maldades. Por supuesto sabía que la gente hacía cosas malas, solo había que ver a su familia, o egoístas, solo había que ver a su madre. Pero siempre creía que la gente, los humanos al menos, eran buenos en el fondo. Por eso cuando se juntaron todos, y todos compartían la opinión de que le había sucedido algo a su mentora, Iván calló y no dijo gran cosa. ¿Cómo podía ser cierto? Allí en el Liceo eran todos aliados, la mayoría humanos. ¿Porqué iban a hacer daño a Salara? Sí que estaba el tal Ratchet, pero no podía alcanzarles allí, no con E.S.T.H.E.R. protegiéndoles.

Pronto tenían un plan preparado, compinches en el exterior y todos dependían de su camuflaje. Obviamente lo activó  sin rechistar, pero algo en él seguía pugnando por emerger en una carcajada cuando por fin encontrasen a salara y pudiera reírse de la cara de preocupados que tenían todos y las paranoias mentales que se habían formado.

El primer susto fue cuando Zeus pasó junto a ellos. Iván estaba seguro de ser completamente invisible e inaudible siempre y cuando no se moviera muy rápido, pero llevaba consigo a mucha gente, no tan acostumbrados a su invisibilidad y que no tenían interiorizado y acometido en su memoria muscular el límite del camuflaje. Cualquier gesto en falso y Zeus vería un borrón de colorines apresurandose a recubrir el brazo de alguien.  Por suerte nada de esto sucedió, y la chica continuó su camino. Iván se descubrió destensando los hombros e inspirando profundamente tras el mal trago. ¡Estaba empezando a creerse las tonterías de los demás!

LLegaron a la gran puerta, y trazaron planes. El papel de Iván era el mismo, proporcionar cobertura. No le hizo falta mucho esfuerzo para contener la sonrisa de incredulidad, estaban todos tan serios que costaba no sumergirse en su estado de ánimo.

Entonces Sara contó lo que había dentro, y de golpe todo fue muy real para Iván. Todos habían adivinado lo que pasaba menos él, y los había tomado a todos por tontos. Salara estaba en peligro, ¡y él había estado conteniendo las ganas de reír!

¡Fusión! No podía ser que fusión fuese malo. Era amigo de Salara. Lo primero que Iván pensó es que algo había tomado control de su armadura y él estaba ahí dentro sin poder hacer nada para evitar lo ocurrido. Pero luego otras armaduras empezaron a activarse y a hablar a la vez, y se le ocurrió que nunca había visto a Fusión sin su armadura. Quizá la necesitaba para vivir, o era peligroso sin ella. Se hacía llamar Fusión, después de todo. No le extrañaría que fuese radioactivo o pudiese provocar una fusión nuclear o algo así. Entonces… ¿Estaría el auténtico Xavi en ese recinto que relucía viendo como su armadura atacaba a su amiga?

Múltiples teletransportes en un instante, e Iván notó el tirón de sus poderes tratando de zurcir los descosidos en su camuflaje. Era un poco difícil de seguir el curso de los actos, pero el resultado fue que sus pesos pesados estaban en primera línea y Iván estaba ocultando a los demás, Salara y Moussa incluidos.

Las armaduras eran peligrosas, a Iván le costaba creer que su camuflaje las engañase del todo, las máquinas modernas escapaban en gran parte a su comprensión y casi parecían hacer magia a sus ojos. Pero por el momento no veía otro curso de acción para él que mantener el camuflaje y proteger a los miembros más vulnerables del grupo. Y atacar desde el camuflaje permitiría a los enemigos trazar la trayectoria hasta él.

Se puso el pañuelo en la cabeza y susurró las palabras “Mira a través de mis ojos”. Aquello iba a ser digno de ver, por una razón o por otra.

- No puedo pasar a la ofensiva mientras os protejo. - comentó a los compañeros que aún estaban en su burbuja - Haced que valga la pena. Dadles duro.

Pensó en lo que acababa de decir. ¿Sería el capaz de atacar a Xavi? No. No de momento. No sin saber si estaba haciendo aquello por propia voluntad. E incluso así… No había sido su amigo, pero si su compañero durante estas semanas. Habían luchado juntos el primer día. No se veía a sí mismo haciéndole daño.

- Pero tened cuidado con Fusión. Tratad de no herirle. No sabemos si está en sus cabales...

Toda aquel momento de "conversación" se había terminado, completamente normal dado que el cometido de Moussa era sacar a Salara de allí, pero la posibilidad de que el malo hiciera lo que muchos otros y les contara su plan antes de caer... se había esfumado. Un ataque demoledor a Rudy, Sirena y Moussa esquivando magistralmente, y ella... bueno, ella había aprendido a hacer algo muy útil con sus poderes, más allá de estirarse como Reed Richards. La metamorfa sonrió, por fin aquel poder que le había costado horas y horas de entrenamiento en la soledad de la habitación habían dado sus frutos, la agente Carter tenía razón, sus poderes aún no estaban desarrollados ni al 10% de sus posibilidades.

Diana pensó por un momento que podría relajarse, pero aquel robot que la había atacado se merecía una dosis de Justicia. El cuerpo de Diana mutó en un segundo, para encararse al robot y juntando sus dos brazos a la altura de la cintura convirtiéndolos en un único martillo más grande. Desde abajo pudo realizar un ataque ascendente que esperaba que le doliera a aquella chatarra.

-Aaargg. -dije doblándome de dolor.

Tal vez ese puñetazo habría hecho más daño a otro. Podría haber matado a uno de mis compañeros si hubiesen recibido ese puñetazo en mi lugar. No estaba acostumbrado a que alguien me pudiese hacer tanto daño, pero encima recibirlo por un aliado... Esto no estaba bien.

Se me nubló la mente, ahora solo quería desactivar la armadura de Fusión.

Me abalancé sobre él, intentando derribarlo.

La situación empeoraba a ojos vista y no hacía falta ser un genio para darse cuenta. Había que actuar rápidamente. Por desgracia sus poderes con las máquinas estaban teniendo nulo resultado con aquellos androides, nada de lo que pensaba el vasco como ineludible e infalible estaba funcionando. Volvía al campo de los riesgos, las probabilidades y las intentonas. No tenía miedo, ese sentimiento estaba completamente fuera de su naturaleza. No, aquello le exhasperaba. Ese fusión lo iba a pagar caro.

Analizando rápidamente la situación se dio cuenta de que la vía a seguir era mucho más física, lo que le molestaba, siempre había considerado que la mente podía más que lo físico. Descartado el enfrentamiento cuerpo a cuerpo (nunca fue una opción), leer la mente al malvado lider robótico o controlar a uno de sus sicarios de metal, quedaban varias posibilidades: crear aliados a partir de los brazos robóticos (lo que era una posibilidad bastante interesante, aunque no sabía si podría crear algo lo suficientemente potente como para poder encararse con aquellos monstruos); otra posibilidad estribaba en conseguir ayuda del exterior (pero la sala, con sus puertas de 50cm de grosor y su situación tan profunda imposibilitaban conseguirlo de forma convencional); sabotear los ordenadores de la sala (aunque, a juzgar por los robots activados, casi todo lo que pudieran haber estado haciendo ya había sido finalizado); o utilizar sus poderes de manipulación de metal para hacer todo el daño del que fuera capaz a aquellas odiosas máquinas.

Por supuesto, Zenitram optó por una vía alternativa...

Zenitram tenía poderes de alteración del metal, pero aquellas cosas estaban claramente por encima de lo que él podía atacar con garantías de éxito. Aquellos no eran los burdos ingenios del doctor Ratchett, eran algo más. Había que llamar refuerzos. Pero, ¿cómo hacerlo en un laboratorio de contención radiológica? La respuesta era clara: rompiendo el sello. Las puertas eran metálicas, sí, pero demasiado pesadas para arrancarlas como uno de esos superhéroes pesos pesados que rondaban por ahí. Ni siquiera Cráter o Mrs. Justice iban a poder arremeter con éxito contra ellas, al menos no de forma inmediata. Pero había otra vía. Había comprobado experimentalmente que sus poderes podían afectar unos 200kg de metal a la vez. La puerta, toda la puerta, pesaba mucho más. Pero, ¿y si lo que afectaba era un conjunto de puntos de grosor insignificante que atravesaran las puertas de lado a lado? De esta manera conseguiría al menos dos cosas: romper el sello de comunicaciones del laboratorio, generar un aviso de ruptura de estanqueidad, lo que llevaría a que se generase un bonito y llamativo aviso a ESTHER y además, poder comunicarse con el exterior. Por ejemplo, con los miembros del club de inventores. Y todo sin llamar la atención...

Cuando acabara con ello, llamaría a Oráculo para que cortasen los cálculos de ESTHER y que ésta pudiese "despertar", para que le pudieran avisar y para que movilizaran al "séptimo de caballería". Hacía falta.

Eso sí, dado que el enemigo sabía de su presencia, no dijo nada de nada, ni siquiera una pobre recomendación sobre qué deberían hacer, no, lo que hizo fue acceder a la información sobre los planos empleados para construir los robots. Tal vez así dedujera sus puntos débiles. Pero, sobre todo, así distraería la atención sobre sí, haciéndole suponer que Zenitram se estaba centrando en resolver la situación dentro de la sala.

Podría mantener a esas dos máquinas atrapadas con facilidad reparando el hielo una y otra vez. No sabía cuánto aguantarían ahí dentro pero esperó que mucho.

- ¿Tendremos que hacer algo con esa fuente de energía?

Algún papel debía de tener en todo eso. Por lo pronto y sin querer alejarse demasiado, corrió hacia el robot más cercano con ambas manos enfiladas hacia él, con la intención evidente de tocarlo y descargar el frío entumecedor de Estigia. Su intentona fue bastante evidente y la máquina no necesitó mucho esfuerzo para apartarse de ella.

"Tendría que haber saltado hacia ella, que por algo tengo mis alas ¡me ha visto venir!"

En ese momento escuchó esa poderosa pinza de piedra cerrarse sobre Fusión acompañando el gesto con un estruendo tremendo que no anunciaba nada bueno para su enemigo.

- ¡Puedes con él, Diana!

Deseó con todas sus fuerzas que Fusión cayera y con él lo hicieran también sus marionetas.

Dotado de una velocidad cegadora, Fusión reaccionó proyectando su mano, transformada en un demoledor puño, contra el rostro del senegalés. En otro tiempo, el joven teleportador habría sido incapaz de defenderse y seguramente habría muerto sin tan siquiera percatarse de lo que acababa de suceder.

Por fortuna, el riguroso adiestramiento al que le habían sometido la última semana había dado sus frutos. Pese a que en un principio sintió como un tremendo castigo el enfrentarse sin hacer uso de su poder, contra Cráter o Ms Justice en un combate simulado, ahora daba gracias a ello.

El ataque de Fusión era poderoso y veloz, pero carecía de la pasión que Cráter imponía en cada uno de sus ataques. Para Moussa era difícil de explicar, pero de alguna forma, su compañero de equipo lograba hacer que cada uno de sus ataques vibrase con vida propia. Aunque en cierto modo no era de extrañar, después de todo, Rudy siempre ponía toda su alma en aquello que hacía.

Por otro lado, Diana era excelente estratega en la lucha cuerpo a cuerpo, dotada a su vez de la capacidad de alterar y modificar el cuerpo a su antojo. Moussa nunca sabía que esperar de los ataques de la muchacha, aunque no era para menos, después de todo, era terriblemente complicado esquivar un ataque que cambiaba su forma, tamaño y dirección en el último instante.

Por todo ello, el ataque de Fusión le pareció tremendamente ineficaz. Sin pasión, sin vida y sin una estrategia más allá que la de repartir muerte, el senegalés no sintió el ataque como una verdadera amenaza y simplemente ladeó la cabeza sintiendo como sus cabellos rozaban el frío metal del puño enemigo. Siguiendo con el plan trazado, tomó a Salara y se desvaneció en el aire hasta regresar junto a Iván y el resto de sus compañeros.

Con Salara en brazos y ocultos bajo el velo de magia feérica, Moussa se tomó unos instantes para recuperar el equilibrio. El usar su poder para realizar saltos cortos y rápidos lograba, al menos de momento, marearlo un poco. Por suerte todo había salido bien y los pesos pesados ya estaban en combate contra Fusión, claro que el problema era que Fusión tenía varios amigos más en la fiesta.

-¿Estás bien, Salara? Será mejor que descanses, nosotros nos encargamos de esta chatarra con patas.    -Los nervios y miedos que hasta hacía poco le habían dominado, simplemente se habían esfumado. No era arrogancia ni orgullo, simplemente ahora que Salara estaba a salvo y que todo el SG4 estaba preparado para la batalla, estaba seguro de que ganarían. No sería una lucha sencilla, pero juntos había superado retos mucho más peligrosos. ¡Todo ello sin apenas conocerse y desde luego, sin apenas dominar sus poderes! Pero ahora se conocían y de alguna forma, existía un gran vínculo de confianza entre unos y otros en el campo de batalla, por lo que estaba seguro de que patearían el brillante culo metálico del robot. 

Las capacidades ofensivas de sus compañeros eran más que suficientes como para hacer frente a la amenaza de los multi-fusión. Pero los ataques de los mismos podrían poner en serios apuros a sus compañeros, así que optó por evitar a toda costa que saliesen heridos. 

Por toda la estancia comenzaron a aparecer y desaparecer pequeños portales azulados. Moussa no dijo nada, sus compañeros sabían perfectamente que significaba aquello, el escudo Asgard estaba activado. Ahora solo cabía esperar que la defensa del senegalés estuviese a la altura de la capacidad marcial del robot.  

Zenitram trazó un plan. Y, mientras barajaba las posibilidades a gran velocidad, caminó por el laboratorio de contención, dirigiéndose rápidamente a uno de los ordenadores. Su silueta apareció borrosa al principio, pero cuando salió del amparo del camuflaje de Vent se volvió completamente visible.

En ese instante pudo ver de cerca a uno de los robots, aquel al que había intentado controlar. Su diseño recordaba vagamente a la armadura de Fusión, pero había sido modificado hasta parecer más una creación de Ratchet. El autómata de ojos carmesí siguió al genio con la mirada, para luego salir corriendo detrás de él.

De mientras, desde la retaguardia, Salamandra no tardó en actuar.

- Protege a Gata – le dijo a Moussa mientras salía también del camuflaje de Vent - ¡Eh, tú!

El piroquinético encendió el mechero que llevaba en la mano izquierda mientras hacía un fluido movimiento con la mano libre. Una llamarada surgió del mechero, se concentró en una bola, y salió disparada contra el autómata que perseguía a Zenitram.

Las llamas lamieron el suelo alrededor del robot, tuvo que detener su carrera para poder evitar el ataque. Curiosamente, la esquiva había sido completamente automática, a pesar de haberle estado dando la espalda.

[color=#FE2E2E]► Ya fui derrotado de forma parecida. No volverá a suceder.[/color]  

Cuando Zenitram llegó al terminal que le quedaba más cerca comenzó a teclear frenéticamente, tratando de acceder a los archivos de los experimentos que se habían llevado a cabo en aquel laboratorio.

[color=#FE2E2E]► Cuando mi cuerpo fue destruido pensé que iba a morir.[/color]

Mientras tenía lugar el combate, los distintos autómatas se turnaban para narrar una extraña historia.

Atajo, en su posición privilegiada junto a Vent, activó uno de sus poderes más emblemáticos: el Escudo Asgard. Cientos de pequeños portales comenzaron a llenar la sala, preparados para absorber los ataques enemigos.

[color=#FE2E2E]► Pensé que había llegado mi fin.[/color]  

Salara, ante las palabras de Moussa, abrió ligeramente los ojos. Parecía estar a medio camino entre la vigilia y la inconsciencia.

^{_{- N-no es… no es… -}} dijo en un murmullo apenas audible antes de perder la consciencia definitivamente.

Sirena, al ver que Cráter había recibido un fortísimo ataque, decidió pasar a la ofensiva apoyando a su compañero. Dio un salto y le propinó un poderoso puñetazo a Fusión. La temible fuerza de Marina chocó de lleno con la mano de la armadura. Un eco metálico llenó el laboratorio. Los dedos metálicos atraparon el puño de Sirena con un extraño crujido, le había roto la mano. Rudy alcanzó a oír como la muchacha emitía un gemido contenido de dolor que rompió su eterno silencio.

[color=#FE2E2E]► Pero entonces me encontré en una oscuridad profunda e insondable.[/color]

Acto seguido, Fusión hizo un movimiento en arco y lanzó a Sirena contra un lateral del laboratorio, haciéndola chocar contra la pared. El estruendo resonó por toda la sala, y el cuerpo de Sirena cayó pesadamente al suelo.

[color=#FE2E2E]► Me pregunté dónde me encontraba. ¿Qué hacía allí?[/color]

Cráter alcanzó a ver como su compañera todavía se movía un poco. Tenía los ojos enrojecidos y apretaba la mandíbula con fuerza. Estaba haciendo un esfuerzo titánico por no gritar del dolor ni llorar, sabiendo que aquello perjudicaría a todo su equipo.

Fusión iba muy en serio.

[color=#FE2E2E]► Entonces me di cuenta… ¡PENSABA![/color]

Extendió sus brazos metálicos entorno a Rudy, tratando de atraparlo. Cráter no fue lo suficientemente rápido, y sintió el frío abrazo de Fusión aprisionándole los brazos y presionando su pecho. El chico más fuerte del Liceo notó como le faltaba el aliento.

[color=#FE2E2E]► Pensaba, luego existía. Pero yo no podía tener alma.[/color]

Estigia se lanzó contra el autómata que aguardaba a medio camino entre la retaguardia del Grupo 4 y Fusión. Sus manos se envolvieron de una fría neblina, polvo de diamante capaz de quebrar los más duros enemigos, pero cuando lanzó su ataque el enemigo se apartó rápidamente.

[color=#FE2E2E]► Así que seguía vivo.[/color]

Diana se giró sobre sí misma, reformando su cuerpo para encarar al robot que la había atacado. Juntando los dos brazos, reunió toda la fuerza de la que disponía para efectuar un poderoso ataque ascendente.

El golpe fue titánico, y el autómata salió volando hasta chocar con una de las mesas de trabajo. Su brazo derecho se separó del cuerpo, revelando un interior hueco. Aquel robot… ¿era en realidad una armadura? No había nadie dentro.

[color=#FE2E2E]► Entonces una luz intensa llenó la oscuridad. Me cegaba, por lo que traté de huir.[/color]

Gina, que todavía se encontraba junto a Fusión y Cráter trató de romper la presa del primero. Se aferró a uno de los brazos del enemigo, y trató de romper la presa con pura fuerza bruta. Forcejeó sin éxito durante unos segundos, obcecada en apoyar a Rudy.

[color=#FE2E2E]► Me aferré al primer cuerpo que me ofreció cobijo.[/color]

Desde el interior de la cárcel de hielo, los autómatas atrapados comenzaron a golpear con fuerza. El brazo de uno de los autómatas surgió del hielo, abriendo una gruesa grieta a lo largo de toda la estructura. Un segundo ataque hizo que toda la cárcel temblara, pero no llegó a romperla.

Por el momento los autómatas seguían atrapados.

[color=#FE2E2E]► He aprendido muchas cosas últimamente.[/color]

El autómata que había esquivado el ataque de Estigia se lanzó contra la alicantina. Alargó un brazo con aviesas intenciones, y uno de los portales de Moussa apareció para tratar de engullirlo. Como si ya esperase aquello, el robot viró radicalmente la trayectoria de su ataque y giró sobre sí mismo para acercarse a Sara por el otro lado. Aprisionó su brazo entre sus duros dedos metálicos y la proyectó contra una de las mesas de trabajo, con una elaborada llave que dejó a la muchacha sin aliento.

[color=#FE2E2E]► Vuestros puntos fuertes, vuestras debilidades…[/color]

El autómata sin brazo parecía bastante maltrecho por el ataque de Diana. Se levantó como pudo y se apoyó sobre una de las mesas de trabajo. En la distancia, el autómata proyectado por Sirena hacia el fondo de la sala se removió, atrapado entre un montón de cables. El último de los enemigos, el que había sido atacado por César, siguió su camino original hasta llegar a Aitor.

Agarró al vasco del brazo, pero no pareció hacer ademán de atacarle.

[color=#FE2E2E]► Pero también he aprendido sobre mí.[/color]

La luz roja que recorría aquel robot se intensificó. Aitor comenzó a notar como la cabeza le daba vueltas.

En la distancia Gina dio un respingo. Se giró hacia su amo, extendió una mano hacia él, pero ya era demasiado tarde. Los circuitos de la ginoide comenzaron a emitir un característico y siniestro brillo rojizo.

[color=#FE2E2E]► Te lo arrebataré todo, igual que tú hiciste conmigo.[/color]

Aquello era personal.

Las opciones comenzaban a agotarse para el Grupo 4.

-¡SIRENA! -grité cuando Fusión estampó a Marina brutalmente contra la pared.

Mi ataqué falló, y este aprovechó para inmovilizarme. ¿Como podía ser tan fuerte?

Después de tantos meses con mis poderes me había acostumbrado a ser el más fuerte, pocas cosas podían hacerme mucho daño. Esto se pasaba mucho.

Sentí miedo, pánico. Por un momento volvieron mis temores. Recordé como Ultrón me apresó de la misma manera y me lanzó desde el Big Ben. Fusión afloró mis traumas más profundos. Y no podía hacer otra cosa más que revivirlos una y otra vez. Solo escuchar su discurso.

Estaba paralizado, con lágrimas en los ojos. Ya no sentía la ira de unos segundos atrás. Las lágrimas ya no se evaporaban. Por primera vez desde hace mucho tenía miedo, miedo por mi vida. ¿Iba a morir así? ¿A manos de Fusión?

A los recuerdos de Ultrón, se le añadieron los de la invasión a la escuela. ¿Por qué no estaba saliendo todo como aquel día? Derrotamos a los robots, nos enfrentamos a los grandotes, luché junto a Diana por los pasillos de la escuela. ¡Incluso hice aquel ataque triple junto a Diana y Fusión contra...! Un momento...

-Tú... No eres... Xavi. -dije con dificultad.

Con un esfuerzo sobrehumano, conseguí abrir el brazo metálico que me aprisionaba. Me quedé enfrente de él, con una mano sobre el estómago. 

No soportaba ver a mis amigos sufrir. Sirena tirada en el suelo, Sara derribada, Gina poseída...

Nuestro Fusión no estaba dentro de esa armadura. Al menos no consciente. Ni siquiera había dicho nada en catalán. Y demonios, ¿Quien iba a fingir en su álter ego que hablaba catalán? No conocía tanto a Xavi como para ser un gran amigo, pero mi cerebro no podía aceptar que quien estuviese haciendo todo esto fuese nuestro Fusión. Su discurso, su forma de hablar, su aire de superioridad... Ya lo había oído antes.

-No. -dije secamente. Jadeé un poco y seguí.- No arrebatarás nada a nadie. Vas a perder. ¡Porque te derrotaremos...

Me callé un segundo. Estaba seguro, tenía que ser él.

-...como ya hicimos una vez! DAMOCLES.