Partida Rol por web

Aquel recuerdo resultó demasiado traumático para Moussa. Inconscientemente arrastró a Aitor y Salara a otro recuerdo, más reciente, pero mucho más doloroso.

El miedo, sufrimiento y desdicha de Moussa se cristalizaron en una triste escena que amenazó con colapsar a los telépatas.

En aquel instante su conexión con la mente de Moussa era tan directa que estaban experimentando, aunque de forma atenuada, todos los sentimientos del senegalés atados a aquel recuerdo.

Aitor sintió que comenzaba a perder el control, pues aquellos sentimientos tan intensos estaban desestabilizando tanto a Moussa como a él mismo.

[color=#9A2EFE]~ Está demasiado alterado, nos está echando ~[/color] dijo Salara con marcada preocupación [color=#9A2EFE]~. Si tratamos de indagar más puede que le hagamos daño. Pero no sé si vamos a poder volver a este recuerdo con facilidad.[/color]

Salara planteaba un dilema. Escarbar un poco más en aquel momento podría conseguirles algo más de información, a costa de hacer peligrar la psique de Moussa. Pero si se iban sin más, quién sabe cuándo el senegalés estaría preparado para revivir de nuevo aquel doloroso recuerdo.

[color=#9A2EFE]~ Debemos tomar una decisión. ¿Seguimos? ~[/color] preguntó tanto para Aitor como para Moussa, aunque Salara no estaba segura ya de que este último la oyese.

[color=#8300A8]-No, paremos, Moussa quería saber si lo que había soñado era real, si era un recuerdo reprimido. Lo es y causarle más dolor para ahondar en qué pasó exactamente no me parece justificado.[/color]

Difícilmente lo estaría, no era de recibo hacer daño a alguien para satisfacer la propia curiosidad. Al fin y al cabo Atajo sólo quería asegurarse de que aquellos sueños no eran fruto de su locura y saber si tenían que ver con sus poderes. De nuevo la correlación parecía bastante exacta, así que lo único que realmente quedaba por hacer no era sacar "una fotografía" del momento, sino examinar su cuerpo con cuidado y precisión. De todas maneras estábamos hablando de los recuerdos de un niño pequeño, siempre inexactos y faltos de la comprensión del mundo que les rodeaba. Difícilmente iban a sacar más información útil de la que ya habían obtenido.

-Moussa, Moussa, ¿estás bien? ¿sigues con nosotros? -dijo Aitor ya en voz alta, abandonando el enlace mental y dándole unas suaves bofetadas en la cara para ayudarle a recuperar la consciencia- Cuando volvamos al Liceo te haremos un chequeo intensivo para encontrar lo que te pusieron en el corazón, ¿vale?

Curiosamente, a pesar de que había en juego el poder o no llegar hasta su hermana, Aitor había actuado con plena consciencia, o, mejor dicho, en conciencia. No podían hacerle daño a Moussa sin que él mismo se lo pidiera y el hecho de que no hubiera podido seguir con su misión "cómodamente" teletransportado no había influido en su decisión. Aunque ahora resultara conveniente.

Contemplar el rostro del ser que evoca tus mayores pesadillas no es algo fácil de digerir, en especial cuando te hace revivir el peor momento de tu vida. Por eso Moussa, pese a ser liberado de los poderes telepáticos de Aitor, tardo un rato en volver a sí mismo.

-¿Eh?...

Fue todo lo que alcanzó a decir cuando unos golpecitos en la cara le hicieron despertar y regresar al mundo real. Durante años se había estado autoconvenciendo de que "ojos brillantes" no era real, tan solo un fantasma creado por su mente. Pero lo que acababa de ver le había demostrado que realmente existía y que había experimentado con él.

-Estoy bien...   -Dijo con tono sombrío a la vez que se ponía en pie.    -Ya habrá tiempo de eso cuando regresemos, ahora tenemos que seguir para encontrar a tu hermana.

El cuerpo aún le temblaba de puro terror, no comprendía cómo un simple hombre era capaz de asustarlo tanto. Lo único que deseaba en aquellos momentos era alejarse de aquel lugar lo antes posible. Casi como si temiese que el mero hecho de revivir aquel recuerdo fuese más que suficiente como para invocar al científico.

-Solo era un recuerdo y el pasado no puede hacernos daño ¿No? Vayamos a por tu hermana...

Intentaba ser fuerte, pero necesitaba tiempo para recuperarse de aquella experiencia. Ahora mismo necesitaba distraerse, pensar en cualquier cosa menos en él mismo. El forzar su cuerpo en abrir nuevos portales sin duda le ayudaría a ello, ya tendrían tiempo una vez regresasen al Liceo de hacerle las pruebas que Aitor creyese oportunas.

Tomando una gran bocanada de aire extendió la mano para abrir uno de sus portales, pero nada sucedió. Soltando con cierta rabia el aire de sus pulmones se obligó a concentrarse y pensar en cualquier otra cosa. Por suerte, poco tiempo después logró calmarse lo suficiente como para que el brillante portal azul se abriese ante ellos.

No quería hablar de lo sucedido en aquel momento, necesitaba tiempo para recomponerse. Esperaba que Aitor y Salara se lo concediesen por lo menos, hasta regresar al Liceo.

Cuando salieron de aquella pesadilla se encontraron de nuevo en medio del bosque. No había sido una experiencia agradable, pero al menos habían descubierto algo.

Salara posó su manita en el brazo de Moussa, tratando de reconfortarle. No dijo nada, tan solo guardó silencio mientras lo miraba con sus grandes ojos ambarinos.

Gina emergió de entre los árboles en ese preciso instante.

- No hay nadie cerca - dictaminó mientras se acercaba a ellos con un fluido andar que ya poco recordaba a un robot -. ¿Estáis bien? - preguntó al ver sus expresiones.

- ^{_{Tranquila, Gina}} - respondió Salara con su hilo de voz característico -. ^{_{Acabamos de vivir una experiencia bastante fuerte, pero parece que podemos continuar con nuestra misión.}}

La ginoide asintió con la cabeza, sin preguntar nada más al respecto. Todos se dispusieron alrededor de Moussa. El senegalés falló en el primer intento, todavía estaba alterado.

- ¿Hay algún pro…? - comenzó a preguntar Gina, pero entonces Salara hizo un gesto a la ginoide para que callase -. Perdón.

Dejaron que Moussa se relajase durante un minuto y, finalmente, el portal azulado se abrió.

Aitor no pudo evitar hacer la misma valoración que cuando había visto aquella fuente de poder azulada siento introducida en Moussa. Sin duda estaban relacionados de algún modo. Esa extraña piedra era el origen de los poderes del senegalés.

Pero no hizo ningún comentario al respecto, pues era el momento de avanzar.

Unos cuantos saltos más tarde, se encontraron al fin en su destino.

En medio de un frondoso bosque, en algún lugar del País Vasco

Un bello paraje natural se extendía ante ellos. Tardaron unos pocos segundos en poder apreciarlo en su totalidad, a causa del mareo del teletransporte. Se encontraban en la falda de una montaña cubierta de bosque. A lo lejos, un verde valle en el cual destacaba un pequeño grupo de edificios. La casa de colonias.

Vieron pequeñas figuras en la distancia, niños seguramente, corriendo y jugando en las inmediaciones.

- ^{_{Noto algo extraño}} - dijo entonces Salara -. ^{_{Como una presencia flotando en el aire. Sutil, e inteligente.}}

Aitor no había desarrollado tanto su poder como para poder detectar y valorar ese tipo de estímulos, pero notaba cierta molestia en el lóbulo frontal, justo como cuando los telépatas del Liceo habían quedado inutilizados.

- ^{_{Si tu hermana es una telépata está cerca…}} - comenzó Salara con cierta duda en la voz - ^{_{y es poderosa}} - añadió con un abrumador tono de respeto.

El viaje había terminado por agotar las fuerzas de Moussa, pero al menos el estar forzando su cuerpo al máximo, le había servido para alejar los malos recuerdos. Por desgracia, alejarnos no significaba dejarlos atrás y el estado de ánimo del joven senegalés continuaba estando bastante alterado. El miedo que le joven sentía era tan profundo e incontrolable, que tan solo aquellos que sufrían de algún tipo de fobia podían comprender.

Dejándose caer al suelo, se sentó entre jadeos y se limpió el sudor de la frente con la manga de la camisa. Permitió que Salara tomase la palabra y se limitó a contemplar los alrededores. El estar en medio de un bosque no le parecía buena idea, al menos n según la escasa información que tenía de los Vascos.

-Oye...¿Esto es seguro? Tengo entendido que a los Vascos os gusta cortar árboles con hachas. Más que nada por si se nos cae alguno encima. Por cierto...¿Es verdad que jugáis lanzando una piedra pequeña contra un frontón y que los domingos disfrutáis levantando piedras pesadas? He oído muchas cosas sobre los Vascos, pero ya no sé cuales son verdad y cuales son mentira.

Aquellas tierras estaban llenas de extraños misterios para Moussa, había escuchado muchas cosas aquel lugar. Aunque la que tenía más ganas de comprobar, era la que decía que las mujeres vestían de forma rara y que tenían el mal genio de un millar de personas a la vez.

-¿Que edad tiene tu hermana? Si es muy poderosa, quizás deberías haber parado a comprar una piruleta o algo así para no sé, congraciarte con ella.

-¿Qué tan cerca? -preguntó Aitor a Gata Lunar.

Aitor todavía no tenía muy desarrollados sus poderes mentales, cosa que en esta ocasión le causaba cierta intranquilidad.

-No te preocupes por lo que dicen de los vascos, Atajo, ahce tiempo que abandonaron la antropofagia -comentó el genio vasco sin llegar a tiempo de refrenar su sarcástica lengua- Perdona, estoy nervioso. Cuando acabemos puedo aclararte lo que quieras sobre los vascos, ¿vale? Respecto a mi hermana: tiene 2 años menos que yo, 12, y si es tan poderosa como me temo, ninguna piruleta va a congraciarle con nadie. No le enfadéis -advirtió en voz alta para todos.

Mientras decía esto, Zenitram había sacado el móvil prestado por Fragua y lo estaba transformado en un mini-dron volador que les podría ayudar explorando el entorno silenciosamente... e incluso ofrecer algo de cobertura si las cosas se torcían.

- Qué cosas más curiosas dices - respondió Gina ante el comentario de Moussa -. ¿Qué otras cosas has oído sobre los vascos? - preguntó con curiosidad al senegalés.

La respuesta de Aitor a la pregunta de Moussa pareció descolocar aún más a la ginoide.

- ¿Antropofagia? - preguntó mientras sus ojos parpadeaban en un súbito tono azul - ¿Ese no es el término empleado para denominar la acción de comer carne humana?

Pareció valorar aquello durante unos segundos.

- No me parece bien, Aitor - dijo, algo indignada. Había pasado completamente por alto el tono sarcástico del genio -. ¿Cómo permite vuestro gobierno algo así?

Salara se apresuró a arreglar la situación.

- _{^{E-es una broma, Gina. Los vascos no hacen eso}} - dijo mientras se acercaba a la ginoide.

Gina se cruzó de brazos, pensativa, mientras Salara daba un par de pasos en dirección a la casa de colonias.

- ^{_{Es difícil responderte}} - respondió entonces a Aitor -. ^{_{Noto la influencia de su poder, abarca una gran área. Aunque está concentrado allí}} - dijo mientras señalaba con un dedo hacia la casa de colonias -. ^{_{No puedo detectar con precisión su posición, hay demasiado ruido de fondo.}}

Miró con seriedad a Aitor.

- ^{_{Ahora mismo nos estoy protegiendo de su influencia. A esta distancia es relativamente fácil para mí, pero a medida que nos acerquemos va a ser cada vez más complicado. Es como…}} - Salara cerró los ojos - ^{_{como si intentase meterse en mi mente y controlarme como una marioneta.}}

Cuando volvió a abrir los ojos, Aitor y Moussa pudieron ver en ellos una seriedad hasta el momento desconocida en Salara.

- ^{_{¿Podrás defenderte tú solo?}} - preguntó al genio -. ^{_{Llegado el momento, puede que solo pueda cubrirme a mí y a él}} - dijo señalando a Moussa -. ^{_{Pero si conquista cualquiera de nuestras mentes será el fin para todos.}}

- Si su poder psíquico resulta una amenaza yo me encargaré de ella - dijo entonces Gina, con extraña decisión -. Por eso me ha traído Aitor.

La ginoide se plantó frente a los dos muchachos.

- ¿Cómo procedemos?

-Creo que me las podré arreglar, he implementado un sistema de interrupción de ondas cerebrales ajenas en la diadema. Incluso podría enlazaros mentalmente mientras me defiendo, el algoritmo discriminador es muy eficiente... -comenzó a decir hasta que fue repentinamente consciente de que no estaba en el Club de Inventores y que su explicación iba a caer en saco roto- Tengo un escudo mental que puedo utilizar mientras mantengo la conversación telepática.

El tema de cómo proceder exactamente era más complicado. Aitor le dedicó unos segundos de reflexión (lo que para el común de los mortales hubieran sido algunos minutos).

-Si os parece vamos a hacer lo siguiente: Nos quedaremos aquí mientras conseguimos algo más de información táctica. Yo enviaré al dron para que tengamos una idea exacta de cuántos "alegres campistas" hay y la distribución aproximada de la casa. Simultáneamente llamaré a mi hermana para distraerla mientras le hackeo el móvil y miro su posición, su aspecto y sus fotos, notas y calendario; no me extrañaría que fuera tan inmadura como para haber fotografiado, anotado o agendado cosas incriminadoras, si es que las ha hecho, claro. Ojalá no. En cualquier caso, Atajo, ¿tú podrías sacar a Idoia de escena, alejándola de todos los demás, rápidamente, aunque no quiera? Si es así, te diré exactamente dónde está y tú te encargarás de eso. La podríamos traer a esta zona de aquí, un poco más abierta. Salara, tú te encargarías de mantener a Atajo a salvo de las posibles intrusiones de mi hermana. Gina, tú puedes quedarte a mi lado y si mi hermana pone en peligro a alguno de nosotros, le detienes. Pase lo que pase, la peligrosa es ella, aunque nos obligue a hacer algo. Su control mental seguro que desaparecería si le dejas inconsciente. Por cierto, ella pensará que todavía no tienes inteligencia independiente de la mia, no le saques del error, seguramente contaría con que si me controla a mi, te controlaría también a ti. ¿Empezamos?

-Pues...he escuchado muchas cosas sobre los Vascos, Gina. Dicen que aquí van todos armados, que las mujeres son muy bordes y que visten muy raro. También dicen que los tíos son muy exagerados y más brutos que un arado. Aunque Aitor no parece nada de eso, así que o bien es la excepción que confirma la regla o la gente de Madrid no tiene ni idea de cómo son los Vascos.

Como era de esperar, el sarcasmo de Aitor se le pasó totalmente por alto a Moussa. La palabra antropofagia le era totalmente desconocida y pensó que se trataba de algo sobre lo de cortar árboles o levantar piedras. Por ello cuando Gina indicó lo que significaba realmente, el senegalés abrió los ojos de par en par.

-¿¡Qué!? ¿Se comían los unos a los otros?      -Las palabras salieron de sus labios sin tan siquiera pensarlas, por ello cuando aclararon que todo era una broma, Moussa trató de disimular lo mejor que pudo.  -je,je ya sabía que no, solo seguía la broma, sí, eso.

Deseando en aquellos momentos que la tierra le tragase por su estupidez, decidió quedarse en silencio recuperando fuerzas dejando que Aitor y Salara trazasen planes. Claro que cuanto más escuchaba, más sorprendido estaba.

-¡Tengo una idea! ¡La pondremos una capucha en la cabeza y después, con la ayuda de un bate, la usaremos de piñata! Seguro que después de eso se apunta encantada a la escuela.

Mira por donde, ahora era Moussa quién usaba el sarcasmo para indicar que no estaba nada de acuerdo con lo que estaban hablando allí.

-Es tu hermana, bro. Pero la estás tratando como si fuese alguien peor que Megamind. ¿No has pensado que quizás se sienta abrumada por su poder o algo así? Si usa su poder para dominar a todos quienes están cerca, se sentirá sola. Quizás sea una caprichosa o algo así, pero si solo se rodea de esclavos, estoy seguro de que en el fondo se sentirá sola. Además puede que ni siquiera sea consciente de que domina a quienes la rodean. Quizás solo necesite alguien con quién hablar y que la guíe. No creo que atacarla sea la mejor idea. ¿Podría sacarla de allí? Es posible, sí. ¿Sería buena idea? no lo tengo tan claro. La opción de reunir información me parece bien, pero tratarla como un criminal, sin saber si ha hecho algo malo ya no. Si quieres, yo iré a hablar con ella. No soy un genio como tú, ni poseo poderes mentales, por lo que no creo que me tome como una amenaza.

Mientras sostenía el móvil con una mano e iba hablando, Aitor fue modificando concienzudamente la estructura del dispositivo con su poder de control del metal. Pequeños y brillantes arcos voltaicos envolvieron el teléfono a medida que iba mutando y transformándose en un diminuto dron espía.

Cuando lo dejó volar, la cámara del pequeño dron se sincronizó al instante con la súper-tablet. El móvil-dron voló en silencio hacia la casa de colonias.

Al mismo tiempo, Aitor llamó al teléfono móvil de su hermana. Pasaron unos interminables segundos hasta que Idoia respondió a la llamada.

- Kaixo, anaia - saludó con su voz infantil -. ¿Qué pasa? ¿Por qué me llamas? Estoy de colonias con los compañeros de clase - inquirió fríamente.

Nada más establecer la conexión, Aitor comenzó a analizar toda la información que pudo del teléfono móvil de su hermana.

No encontró ninguna foto especialmente incriminatoria. En sus fotos más recientes había personas y paisajes, las memorias de su viaje. Pero ella no salía en ninguna, quizá no le gustaba fotografiarse a sí misma.

En notas no encontró nada. Idoia, de hecho, era de ese tipo de personas que recuerdan absolutamente todo.

Por último, en el calendario de la pequeña encontró el viaje de colonias, programado para aquel fin de semana. No parecía haber nada destacable en aquella entrada. Aunque ahora que lo pensaba, Aitor no recordaba haber hecho nunca ese viaje cuando fue a la misma escuela que Idoia.

El dron espía comenzó a mostrar las primeras imágenes de la casa de colonias. Eran básicamente tres edificios. Un edificio principal, que era una antigua casa de campo, un alargado edificio de habitaciones y una pequeña nave que hacía las veces de almacén.

Junto a los edificios había una gran llanura cubierta de hierba. Por lo menos una treintena de niños de la edad de Idoia jugaban a varios juegos, como si estuviesen en el recreo.

Por mucho que le doliera, Moussa tenía razón. Estaba tratando a su hermana de monstruo, de enemigo, de alguien a quien había contener a toda costa. Tal vez estaba condicionado por las experiencias con su hermana pre-pubescente, su mal genio, su "diabólica" mente, pero lo cierto es que lo correcto no era ni tratarla como si hubiera hecho alguna atrocidad ni como si fuera su padre. El término intermedio, en este caso y para ser justos, era darle la oportunidad de equivocarse, de explicarse y de enmendar aquello que hubiera hecho mal, si es que realmente lo había hecho. Levantó una mano para indicar al grupo que estaba hablando y no debían hacer ruido.

-Ambos sabemos que no doy puntada sin hilo, así que... -Aitor suspiró sonoramente en un acto muy impropio de sí mismo- estoy preocupado por ti. Me han llamado los papás: Te han notado extraña y se preguntan si no habrás pasado por lo mismo que yo. Yo creo que no exactamente, que lo tuyo es diferente, pero si te pasa algo, lo que sea, y te puedo ayudar, tengo que hacerlo. Por ti, por mi y por los papás. ¿Entiendes? Así que, ¿estás bien? ¿te puedo ayudar?

Pese a todo lo que estaba diciendo, que realmente sentía (en un inédito arrebato emotivo estaba confesando cosas que normalmente jamás haría), Aitor liberó al móvil de su hermana de su "supervisión" en cuanto tuvo su posición exacta, pero hizo una segunda revisión por los archivos que había visualizado para asegurarse que no se le había pasado nada. Era importante. Y aunque en líneas generales estaba de acuerdo en lo que había dicho Moussa, siempre era mejor prevenir que curar, si su hermana desplegara todo su poder rodeada de una treintena de niñas y niños, podían convertirse en armas y alguien salir herido innecesariamente. El tema era más peliagudo que la versión simplificada por el senegalés.

Con una sonrisa pícara en los labios, Moussa permaneció sentado dejando que Aitor hablase libremente con su hermana. En cierto modo le comprendía, tener un plan de emergencia siempre era bueno. En especial tras ver que sus vidas parecían atraer de alguna forma los problemas.

No se enteraba mucho de la conversación, pues era incapaz de escuchar lo que decía Idoia. Así que se limitó a descansar y esperar instrucciones. Con suerte, todo iría bien y el Liceo contaría con un nuevo miembro. Claro que entonces las preguntas comenzaron a llenar la mente del muchacho. ¿Cómo sería Idoia? ¿Sería igual que Aitor, pero con el pelo largo y un vestido? El tan solo imaginarlo provocó que casi sucumbiese a un ataque de risa. Tuvo que llevarse las manos a la boca y usar todas sus fuerzas para detener el frenético ataque y transformarlo en una breve risilla.

Tras lograr recuperar la compostura, se limitó a observar el vuelo de una abeja que iba y venía entre las flores. No tenía mucho que hacer por el momento, así que simplemente se distrajo lo mejor que pudo mientras descansaba.

Tras las palabras de Aitor Idoia no dijo nada. El genio podía oír la respiración de su hermana al otro lado de la línea. No había colgado, seguía ahí, en silencio.

¿Consideraba la situación? ¿Ponderaba acerca de cómo proceder? ¿Preparaba una respuesta? A la velocidad de procesamiento de la pequeña, aquellos segundos eran un margen de tiempo bastante grande.

- Estoy bien - dijo finalmente.

En aquel instante Gata Lunar frunció el ceño.

- Hace poco he comenzado a pensar en el futuro, en las cosas que quiero hacer cuando sea mayor - a pesar de la voz infantil, la madurez de Idoia quedaba patente en su tono -. Quiero hacer como tú, anaia. Estudiar mucho ahora, y comenzar a hacer mis propias investigaciones.

Gata Lunar, para no alzar la voz, transmitió un mensaje telepático.

[color=#9A2EFE]~ Está alterada, se nota desde aquí ~[/color] dijo, haciendo referencia a la gran aura psíquica que cubría aquella zona.

A pesar de las palabras de Salara, en la voz de Idoia no se sentía titubeo alguno.

- Seguramente por eso los papás me han notado rara. Soy lista como tú, anaia, pero no tengo poderes. Ya lo sabes.

Salara musitó algo en voz baja de pronto, una palabra en un idioma que ni Aitor, ni Moussa ni Gina conocían.

Aunque la excelente capacidad de procesamiento de Aitor le permitió entender algo como “¡Maldición!”.

[color=#9A2EFE]~ Ha captado nuestras presencias, no puedo ocultarnos del todo.[/color]

- ¿Sigues en el Liceo? - preguntó entonces Idoia -. ¿Qué tal es?

No hacía falta ser un genio para darse cuenta de que Idoia era una mocosa mentirosa acostumbrada a salirse con la suya, pero no era hasta que uno sabía más de ella que no se daba cuenta de hasta qué punto era taimada e intrigante. Aquellos segundos de silencio, Aitor lo sabía bien, equivalían a minutos enteros de planificación de una persona normal. Idoia estaba escogiendo sus palabras, seleccionando cuidadosamente le discurso apropiado para engatusar a su hermano, “cantos de sirena”. Aitor estaba indignado, aunque su cara no dio seña alguna de enfado.

Pese a todo Idoia era su hermana y una vez más el genio vasco se tragó su orgullo e indignación y retomó la farsa para darle una nueva oportunidad:

-El Liceo es un lugar estupendo, Idoia. He hecho amigos. Hay gente muy inteligente y muy poderosa. He aprendido mucho (más allá de lo académico) y me han ayudado a controlar más poderes. Me encantaría enseñártelos, pero no me dejan utilizarlos fuera del Liceo. ¿Quieres venir? Seguro que te ayudarían a encontrar tu camino, con tus investigaciones y a controlar tus poderes, para que no hagas daño a nadie, ni a ti misma. Estuve a punto de perder la razón por mi telepatía, ¿lo sabías?

Y con estas aparentemente simples palabras Aitor acababa de ofrecerle una retirada honrosa (al Liceo) a su hermana, a la vez que insistía en la existencia de sus poderes, se olvidaba de mencionar que estaba allí mismo, no en el Liceo, y de paso sembraba la duda en la mente de Idoia, que ausente de consejo de otros telépatas no podía saber si lo que acababa de decir Aitor sobre su casi-locura era cierto, o si podía pasarle o no a ella misma.

[color=#8300A8]~Sólo tenemos unos segundos antes de que Idoia reaccione. Le he abierto una puerta a venir con nosotros, pero no creo que acepte, es demasiado orgullosa, nunca admitirá haber mentido, aunque sea evidente. Preparaos para lo peor. Esto puede convertirse rápidamente en un “apocalipsis zombie”.[/color]

La imagen mental de una treintena de chavales de rostros desencajados, controlados mentalmente por su hermana, apareció proyectada durante un instante en las mentes de sus compañeros. Como se suele decir, una imagen vale más que 1000 palabras.

La familia de Aitor le parecía tremendamente complicada, casi parecía que ambos hermanos estuviesen a punto de iniciar la tercera guerra mundial...¿O sería la cuarta? No estaba muy seguro de ese pequeño dato, estaba casi seguro de que solo habían pasado por dos, pero después de todas las superbatallas ya no estaba seguro.

-¿Apocalipsis Zombie? ¿Puede crear zombies? ¡Cómo mola! ¿Podemos ficharla? Siempre he querido tener una cabeza zombie de compañero, bueno, en realidad se me acaba de ocurrir ahora. Pero molaría.

Mientras fantaseaba con la cabeza Zombie, Moussa transportó a sus compañeros a unos ciento cincuenta metros de donde se encontraban. No era un salto especialmente largo, pero no quería que los efectos secundarios de sus portales les debilitasen durante unos breves instantes.

-¿Habéis visto en las pelís cuando están rastreando un teléfono, creen tener la localización y de pronto...pufff, marca una localización diferente y así todo el rato? Bueno, pues voy a ir teleportandonos con pequeños saltos, así espero que le sea más difícil localizarnos.

Moussa seguía sentado en el suelo, no le apetecía lo más mínimo ponerse en pie. Además, pese a estar agotado, los saltos cortos los dominaba a la perfección. Por lo que no suponía mucho esfuerzo para él.

-¿Sabes una cosa, Gina? El problema de mini-zenitram es que seguro que escucha Justin biber o como leches se llame. Es un niñato estúpido que pudre las mentes de las niñas. Seguro que ella le escucha y que por eso se porta así. Toma nota, Gina, la buena música es muy importante para el buen desarrollo de las personas.

- Me alegro de que estés a gusto - respondió Idoia, aunque por su tono no parecía contenta de verdad, tan solo indiferente -. No sé por qué insistes en que tengo poderes como tú, no es…

Las palabras de Idoia se cortaron durante un instante, en el momento en que Moussa los cambiaba de posición.

Idoia pareció titubear un segundo.

- … cierto. Solo soy lista. Lo bastante como para saber encontrar mi propio camino, no necesito que nadie me ayude - respondió con suficiencia -. No necesito tu ayuda, Aitor.

Era la primera vez que lo llamaba por su nombre en lugar de “hermano”. Las últimas palabras las pronunció con una acidez inesperada para una niña de doce años.

- ¿Qué es lo que quieres de verdad? ¿Estás intentando que confiese algo? - preguntó con frialdad.

Aitor notó como la molestia en su cabeza aumentaba. En la voz de Idoia no se notaba alteración alguna, pero la gran aura psíquica que inundaba aquella zona estaba experimentando unas turbulencias de lo más interesantes.

Y Aitor sabía desde su primer día en el Liceo que las emociones fuertes dificultaban el control de los poderes psíquicos.

Idoia estaba nerviosa, pero aquello no era precisamente bueno.

[color=#9A2EFE]~ Nos ha perdido de vista, pero sigue buscando. Bien hecho, Moussa. Sigue así ~[/color] transmitió Salara [color=#9A2EFE]~. Aitor, no parece que vaya a rendirse por las buenas. ¿Qué quieres hacer?[/color]

De mientras, Gina se acercó a Moussa con gesto de curiosidad.

- No sabía que la música podía afectar de esa forma a los humanos. Buscaré información al respecto - asintió con la cabeza e incluso sonrió* -. Gracias.

Luego se giró hacia los demás, con actitud algo más seria.

- En caso de que envíe contra nosotros a los niños, hay que estar preparados para emplear fuerza no letal. ¿Hasta qué punto es lícito que emplee la violencia para evitar que os hagan daño? - preguntó de pronto. 

-Aita y ama me llamaron porque estaban preocupados por ti. Confesaron que habían sentido "vacíos" en su memoria, de los que se dieron cuenta cuando dejaste de manipularles, que coincide con esta estancia lejos de ellos. ¿Tan poco les quieres que pones en peligro sus mentes? Idoia, estás jugando a un juego peligroso. ¿Cuánto tiempo crees que pasará antes de que alguien -quizás tus propios padres- acabe vegetal porque te has enfadado y nadie te ha enseñado a controlar tus poderes? ¿Y cuando el rastro de catatónicos crezca? ¿Cuánto tiempo crees que pasará antes de que un mentalista te detecte? Si tienes suerte te cazaría un superhéroe. Créeme que los hay mucho más poderosos que tú. Te enseñaría humildad, pero lo aprenderías en una super-prisión. Si no tienes suerte quien te encontrara tendría planes para ti. Serías su herramienta y te obligaría a hacer cosas horribles. En el fondo de tu corazón sabes que es cierto. Todavía no es tarde para ti. Ahora te toca decidir en qué bando vas a estar. Por eso he venido a buscarte. Te espero tras la casa. Si detecto que vienes acompañada de tus nuevos "amigos" lo tomaré como casus belli.

Dicho esto, Aitor "colgó" la llamada. En realidad el teléfono de su hermana pequeña se comportó exactamente como si ese fuera el caso, pero con la salvedad de que la cámara de selfies y el micrófono estaban encendidos, transmitiendo la reacción de la pre-adolescente a la super-tablet de Aitor, el cual la separó un poco de él para que el resto del grupo pudiera ver su expresión en directo.

Mientras lo hacía, con la otra mano Zenitram alzaba sus defensas mentales manipulando los controles de su diadema.

-Llévanos detrás del edificio principal, por favor, Atajo. Gina, mi reflexión es que si ella usa a los chicos o nos daña creo que es legítimo defendernos. Cuando le dejes inconsciente debería acabar el problema.

[color=#8300A8]~Salara, céntrate en protegerte a ti misma y a Moussa, por favor. Si se dan las circunstancias Atajo será el único que nos pueda librar eficazmente de tener que enfrentarnos a una horda de "haurrak"(1) vascos.[/color]