Partida Rol por web

El viaje interdimensional fue una experiencia extraña. Vertiginosa y confusa, como caer eternamente en un espacio sin principio ni fin.

Finalmente, todo se volvió de un blanco muy intenso, y dejaron de poder percibir nada.

Una sensación cálida embargó por completo los cuerpos de Daniel y Sara. Al principio se encontraron cómodos, aunque Sara no tardó en comenzar a sentir un molesto picor bajo su ropa. Cuando abrieron los ojos, vieron un cielo azul y perfecto, completamente despejado. A medida que iban despertando, nuevas sensaciones se adueñaron de sus cuerpos.

Daniel se encontraba algo aturdido. Las manos y los brazos le ardían, como si hubiese tratado de abrazar un horno industrial. Sara, por su parte, sentía dolor en la espalda y en la parte trasera de la cabeza, como si hubiese caído bruscamente al suelo. El dolor que pudiesen sentir los dos, sin embargo, no les impedía moverse. Parecía ser que estaban enteros.

Al reincorporarse, aún confusos por lo que acababa de suceder, se encontraron a sí mismos tumbados sobre la arena. Estaban en medio de un desierto, bajo la caricia de un sol abrasador. Daniel no se sentía a disgusto, aunque la sensación no tardó en ser bastante molesta para Sara.

Cuando otearon el paisaje a su alrededor, Estigia y Saga se encontraron con la mirada. En medio de aquel mar de dunas, los dos compañeros de equipo tan solo se tenían el uno al otro.

El viaje interdimensional fue una experiencia extraña. Vertiginosa y confusa, como caer eternamente en un espacio sin principio ni fin.

Finalmente, todo se volvió de un blanco muy intenso, y dejaron de poder percibir nada.

Una sensación cálida embargó por completo los cuerpos de Aitor y Diana. Al principio se encontraron cómodos, aunque no tardaron en comenzar a sentir un molesto picor bajo su ropa. Cuando abrieron los ojos, vieron un cielo azul y perfecto, completamente despejado. A medida que iban despertando, nuevas sensaciones se adueñaron de sus cuerpos.

Aitor sentía dolor en la espalda y en la parte trasera de la cabeza, como si hubiese caído bruscamente al suelo. También sentía un ardiente calor en la mano, el contacto del metal calentado por el sol. Diana, por su parte, sentía un tirante dolor en sus brazos, como si éstos se hubiesen sometido a una tensión excepcional. El dolor que pudiesen sentir los dos, sin embargo, no les impedía moverse. Parecía ser que estaban enteros.

Al reincorporarse, aún confusos por lo que acababa de suceder, se encontraron a sí mismos tumbados sobre la arena. Estaban en medio de un desierto, bajo la caricia de un sol abrasador. La sensación no tardó en ser especialmente molesta para ambos. Aitor miró hacia su mano, y vio los restos de su tablet, convertidos en el guantelete que había usado para tratar de resistir la succión del portal.

Cuando otearon el paisaje a su alrededor, Ms. Justice y Zenitram se encontraron con la mirada. En medio de aquel mar de dunas, los dos compañeros de equipo tan solo se tenían el uno al otro.

El viaje interdimensional fue una experiencia extraña. Vertiginosa y confusa, como caer eternamente en un espacio sin principio ni fin.

Finalmente, todo se volvió de un blanco muy intenso, y dejaron de poder percibir nada.

Una sensación cálida embargó por completo los cuerpos de Moussa y Rudy. Al principio se encontraron cómodos, aunque no tardaron en comenzar a sentir un molesto picor bajo su ropa. Cuando abrieron los ojos, vieron un cielo azul y perfecto, completamente despejado. A medida que iban despertando, nuevas sensaciones se adueñaron de sus cuerpos.

Moussa estaba completamente para el arrastre. El cuerpo entero le dolía, aunque lo que más le molestaba era una sensación punzante en el pecho. La boca ya no le sabía a sangre, pero notó algo reseco sobre sus labios y sobre su barbilla. El dolor que pudiese sentir, sin embargo, no le impedía moverse. Rudy, por su parte, tan solo estaba algo aturdido. La cara le ardía, y sus músculos estaban agarrotados por el esfuerzo. Pero, por lo demás, no estaba herido. Parecía ser que ambos estaban enteros.

Al reincorporarse, aún confusos por lo que acababa de suceder, se encontraron a sí mismos tumbados sobre la arena. Estaban en medio de un desierto, bajo la caricia de un sol abrasador. Rudy no se sentía a disgusto, aunque la sensación no tardó en ser bastante molesta para Moussa.

Cuando otearon el paisaje a su alrededor, Atajo y Cráter se encontraron con la mirada. En medio de aquel mar de dunas, los dos compañeros de equipo tan solo se tenían el uno al otro.

Lo sucedido durante la caída por aquel vertiginoso torbellino se repetía en su mente a modo de flashes. Recordaba caer abrazado a Omnis. Recordaba su mirada de odio, miedo y rabia. Recordaba sus palabras, gritándole al oído como si sólo con eso pudiera obligarle a soltarle. Recordaba cómo intentó abrasarle, retorcerle, apuñalarle... pero ese lugar era la nada y el todo al mismo tiempo.

Y luego... un resplandor.

Primero notó el calor. No era molesto, pero sí mucho más intenso del que hacía en Barcelona. Luego, aún con los ojos cerrados y regresando lentamente del abrazo de la inconsciencia, percibió la suave arena rozando su piel como una caricia. Los brazos le ardían - la represalia de Omnis le había dejado secuelas, al fin y al cabo - y no se sentía bien del todo.

—Fuck —masculló, incorporándose y quedándose sentado en la arena. Lentamente abrió los ojos y miró a su alrededor. Desierto. Kilómetros y kilómetros de desierto en todas direcciones. ¿Dónde estaba?

Un movimiento a su espalda le puso en alerta y se volvió con los puños apretados - lo que le ocasionó una repentina punzada en la sien - para enfrentarse a Omnis, pues estaba seguro de que había caído allí con él.

Y sin duda alguna, Daniel se llevó una de las mayores sorpresas de su vida.

—¿Sara? —estaba allí. Estigia. De alguna manera el portal la había devorado, o algo extraño había sucedido, porque su compañera del Grupo 4 estaba allí a su lado. Entonces... ¿había servido de algo lo que había hecho? Se arrodilló a su lado— Sara... ¿estás bien? ¿Qué haces aquí?

Era una buena pregunta. Aunque había otra que el inglés no se había atrevido a pronunciar en voz alta.

¿Dónde era aquí?

Perdió la consciencia mientras giraba sobre sí misma, mareada y aturdida, incapaz de ver nada, pensando incluso que moriría. Esa puerta dimensional, estaba segura de que llevaba hasta el vacío donde Omnis no tuviera poder ninguno. Que quedaría varado en la oscuridad, atrapado por siempre y que eso mismo podría sucederles a ellos, es decir, si es que ellos tenían opciones de sobrevivir en tal ambiente.

Un dolor oprimía su espalda y al abrir los ojos tomó una fuerte bocanada de aire, como habría hecho alguien arrancado de las garras del mar. Abriendo desmesuradamente los ojos miró alrededor, abriendo la boca varias veces. Al ver a Daniel cerca suyo pero a nadie más, no supo qué hacer. Un instante después le atizó una bofetada en el rostro, sin apenas fuerza. Necesitaba comprobar que era real.

- DANIEL.

Estaba aturdida y se acercó hasta él para poder tocar su camisa.

- OMNIS NOS ARRASTRÓ, MENOS A ALBERTO.

Hundió la cabeza en el pecho del muchacho. Se estaba angustiando y sentía que quería apretar los ojos para que pudieran aflorar lágrimas en ellos. Pero al menos sintiendo a su amigo cerca pudo comenzar a controlarse. No quería continuar ese camino que había emprendido, confundida y fuera de sí. Al menos consiguió descender el tono de su voz.

- Oh Daniel. No sé dónde estamos... tenemos que ver si podemos volar. Si algo de ésto ha sido dispuesto por Hécate, si ella ayudó a elegir esta dimensión, no creo que podamos. Pero si no ha sido así, no tengo ni idea de lo que puede pasar.

Unos instantes después pudo apartarse y mirarlo a los ojos, tratando ahora de serenarse, para lo cual ponía todo su empeño.

- Perdona la bofetada.

—Ouch —la bofetada le había pillado por sorpresa, pero pronto su compañera demostró que simplemente necesitaba anclarse a algo tangible. La abrazó con suavidad, intentando confortarla— ¿Os arrastró?

El inglés frunció el ceño, molesto consigo mismo. No había conseguido nada en realidad. Su acción, sacrificarse para proteger a todos, sólo había conseguido que un grupo de adolescentes terminara en alguna dimensión perdida de algún universo alternativo. Más que salvarlos, los había condenado. ¿Y si se hubiera enfrentado con sus propias armas a Omnis? ¿Y si hubiera luchado como mejor sabía? De nada servía ya lamentarse, pero eso le enseñó que, en ocasiones, las soluciones más fáciles y evidentes podían ser las mejores.

—Yo tampoco sé dónde estamos, pero tienes razón, hay que averiguar si nuestros dones funcionan de igual forma —respondió, notando el sudor que empezaba a asomar en la frente de su compañera. ¿Cómo afectaría ese clima a alguien que manejaba un hielo sobrenatural? Debían encontrar un refugio, y pronto. Saber que la profesora Hécate había estado implicada le tranquilizaba en parte. Si era cierto, quizás el lugar no era tan aleatorio como había imaginado en un principio. Sonrió cándidamente a Sara— No te preocupes, todo esto es nuevo también para mí.

Se apartó unos metros e intentó dominar sus habilidades con cuidado. Primero, manipular el desierto – cosa de la que disponía en cantidades prácticamente infinitas a su alrededor – y luego, alzando el vuelo.

Nada había salido bien pero al menos el lugar al que habían caído no era oscuro. Prefería el cálido desierto a una extensión igual de amplia pero de oscuridad.

Sara asintió, poniéndose también en pie y tratando de recomponerse tras la angustia del principio. Antes de hacer nada miró alrededor y entonces recordó que había estado practicando con la creación de agua hacía un par de semanas.

- Sin saber dónde estamos, esto bien podría ser una dimensión donde nada funcione o lo contrario. Hécate una vez nos habló del limbo y cómo se plegaba a los deseos de su dueño.

No creía que justo estuvieran allí, pero podían encontrarse en un lugar de naturaleza mística. Por lo pronto, la joven giró la palma de la mano y la extendió un poco. Recurrió entonces a sus poderes para llenarla de agua. Cierto era que no había probado a beberla antes, pero quizá sí apaciguara la sed, si llegaba a acercarles a la muerte.

- Con suerte estaremos todos por aquí cerca. O aunque no sea cerca, tampoco demasiado lejos.

Si podían alzar el vuelo no tardarían en encontrarse, así que aún había esperanza de completar el grupo de nuevo y buscar la solución entre todos.

Aitor despertó relajado: No había ruido de batalla a su alrededor, no corría un peligro inminente y no tenía heridas de consideración de las que preocuparse. Ni siquiera sentía el punzante dolor de cabeza que consiguió por el esfuerzo del mensaje mental previo a ser engullido por el portal. "Sólo" estaban en otra dimensión. Y no era la primera vez para Aitor.

El joven vasco se tocó la espalda y la parte trasera de la cabeza para asegurarse la integridad física completa (al parecer sólo estaba algo magullado por la caída) y, todavía algo abstraído, se observó su mano "enguantada". Un apaño de última hora, en general mantenía la forma y cohesión que había pretendido, algo sorprendente teniendo en cuenta lo que había sucedido. Un leve sonido sibilante delató la nueva reestructuración del guante: la "prenda" comenzó a moverse como si el metal fuera mercurio hasta colocarse en la palma de su mano para, a continuación, convertirse en una afilada cuchilla suspendida en el aire. El joven se desabotonó la camisa con cierta parsimonia y se la quitó, sosteniéndola estirada con cuidado, dejándola al abasto del sol y de su cuchilla, que se deslizó en el aire con extremada precisión y realizó unos cuantos cortes muy limpios y rectos. Luego se desgajaron de la cuchilla unas hebras de metal que fueron a unir algunas partes de la tela seccionada previamente y en sólo unos segundos Aitor había conseguido formar una suerte de pequeño toldo. La cuchilla se transformó en una chapa de metal "grande" y cuatro más pequeñas que fueron a colocarse en medio y en las 4 esquinas del improvisado toldo. Un instante después el toldo comenzó a levitar y se colocó sin ningún esfuerzo aparente a unos centímetros sobre sus cabezas.

─Al menos ahora no moriremos de una insolación. Voy a intentar contactar mentalmente con nuestros compañeros, pero dudo que tengamos tanta suerte como para que estén muy cerca. En cualquier caso necesitamos encontrar refugio y agua. Y si encontramos tecnología es posible que pueda transformarla para sacarnos de aquí.

La metamorfa despertó en el suelo, casi sin la capacidad de moverse. Se había extenuado al máximo para salvar a Marina, y cayó el agujero sin ser consciente de que su esfuerzo no había servido para nada.

- ARGH .- Gruñó mientras se daba la vuelta sobre sí misma para acabar casi tragando arena. El dolor era realmente insoportable, y la joven verde decidió terminar de curarse... lo había arriesgado todo a una carta y aquello le había pasado factura.

Poco a poco sus miembros fueron recuperando su tamaño y forma normales y la chica se incorporó, aún jadeando y dolorida, pero solamente gracias al cansancio.

- ¿Dónde demonios estamos? .- Preguntó a Zenitram una vez se hubo incorporado, momentos después de haberse visto -. Supongo que tendrás la misma idea que yo... pero si estamos todos en este lugar Daniel estará contento.- La chica alcanzó a sonreír para al segundo morderse el labio con fuerza y fruncir el ceño señal inequívoca del dolor y el cansancio que sentía.

Mientras Aitor creaba sus artilugios la chica se acercó a él casi a rastras.

- Si quieres puedo intentar crear un refugio de luz opaca solidificada, no será muy detallado, porque el detalle no es lo mío, pero una especie de iglú...- En aquel momento volvió a gruñir y continuó hablando -. Yo necesito descansar, me duele todo el cuerpo del cansancio.

La sangre reseca y la arena en su boca, provocan un ataque de tos en el joven senegalés, que muestra un aspecto de lo más demacrado. Bajo sus ojos se pueden apreciar dos profundas ojeras y la vitalidad tan propia del muchacho, parece haberse esfumado por completo de su rostro.

Con una mano, la cual siente torpe y pesada, se limpia la boca tras lo cual, trata de sentarse. Su cuerpo responde de forma torpe y un hormigueo le recorre de pies a cabeza. Jamás se ha sentido tan sumamente agotado ni dolorido. El esfuerzo por abrir y mantener el portal le han dejado terriblemente debilitado. Aunque lo peor de todo, es el agudo dolor o más bien, el apabullante pinchazo que siente en el corazón.

Moussa se mueve con lentitud, temiendo que el más mínimo esfuerzo provoque su corazón no soporte más presión y acabe estallando, matándolo en el acto. En realidad no cree que pueda pasar eso, pero tras el esfuerzo realizado y el estado en el que se encuentra, no quiere correr riesgos.

Sus ojos tardan unos instantes en enfocarse y no es hasta que Rudy se mueve que se percataba que no esta solo. El titán del sg4 parece bastante ileso. Eso es buena señal, así que trata de buscar con la mirada a Daniel y desde luego, espera no encontrarse con Omnis.

-¿Estás...estás bien?

Hasta la voz del muchacho suena cansada y aunque trata de ponerse en pie, lo único que logra es sentarse sobre la ardiente arena. El calor que gobierna aquel lugar, lo golpea con fuerza arrolladora y no tarda en comenzar a sudar. El sofocante aire caliente tampoco ayuda mucho a que se sienta mucho mejor.

-Creo...creo que logré cerrar el portal. Seguro que el resto ya están ideando un plan de rescate.

Al menos eso es lo que quiere creer, por lo que por el momento lo mejor es preocuparse de dos cosas.

-¿Tienes fuerzas para volar? Con este calor y sin agua no aguantaremos mucho, bueno, yo seguramente menos que tu. Necesitamos un punto de referencia y encontrar un refugio. Yo...no creo que pueda usar mis poderes en un tiempo.    -Por no decir, que no estaba seguro de poder volver a usarlos. El esfuerzo había sido tan sumamente grande, que en aquellos momentos teme que si los vuelve a usar, su cuerpo no resista la tensión.    -Tenemos que recuperar las fuerzas y buscar a Daniel. Si tu estás bien, él también habrá salido bien parado de todo esto. El portal comenzó a fallar cuando Daniel arrastró con él a Omnis, puede que hayamos caído a cierta distancia de ellos.     -O puede que cayesen en otro mundo, aunque prefería no compartir aquella idea tan pesimista con Rudy. Era mejor creer que estaban todos en el mismo lugar, separados únicamente por la distancia.   -Le rescataremos cuando lo encontremos, pero primero tenemos que descubrir si este lugar está habitado y qué clase de criaturas hay en él. ¿Te suena algo de esto?

Alzando la vista hacia el cielo, trata de buscar alguna señal que pueda indicarle donde están. Las clases de Hecate era de las pocas en las que prestaba algo atención, la hechicera era capaz de inspirar mucho miedo cuando quería. Aunque realmente no está seguro de poder descubrir nada, después de todo, el viaje dimensional no era algo que esperase afrontar nunca.

-¡Oh, mierda! Esto parece Abydos, el primer planeta que visitaron en Stargate. Solo espero que aquí no esté el señor del sistema Ra o las cosas se van a complicar mucho.

Por un momento creí... No, esperé que lo de Omnis hubiese sido una mala pesadilla. 

Abrí los ojos lentamente, tapando el sol, y miré alrededor. ¿Un desierto? ¿El portal nos había llevado al Sahara? O tal vez habíamos viajado en el tiempo. O quizás... Un momento.  

¡Moussa estaba ahí! Gracias a Dios no estaba solo. Pero no veía a nadie más.

Me levanté, estiré los brazos y las piernas para librarme del engarrotamiento. No tenía nada roto y podía caminar como siempre. Pero Moussa era otro asunto. Cuando abrió el portal parecía que le hacia daño. Nunca antes había visto al senegalés sufrir por usar su poder. Ahora el pobre estaba para el arrastre. 

Hinqué una rodilla en el suelo y le tendí la mano para ayudarle a incorporarse.

-Ummm, sí. Desorientado. -dije con una media sonrisa. No sé por qué me sentía un poco culpable de ver a Moussa así. No le pregunté como estaba, era obvio que mal.- No sé bien qué ha pasado. Me tiré al portal para ayudar a Saga contra Omnis, pero no pude hacer nada. Los vi un segundo de lejos y luego todo fue psicodélico, vueltas y mareos hasta que quedé inconsciente. Pero bueno, tienes razón. Seguro que Aitor ya está ideando un modo de rescatarnos. 

Oteé el horizonte, intentando encontrar algo para tomar como referencia.

-Sí, tranqui. No te preocupes. -me puse de rodillas, dándole la espalda para que se pudiese subir a caballito.- Bueno, espera.

Me quité la chaqueta y se la puse por encima.

-No quiero que te de un telele por el sol o algo así en este estado.

Atajo tenía razon, seguramente Daniel habría sobrevivido. ¡Encima estaría en su elemento! Sería cuestión de minutos, o eso esperaba claro. Si era más y nos quedábamos sin comida... ¡Si ya casi tenía hambre!

En otra situación no le habría ofrecido a Moussa subirse así en mí. Seguramente su orgullo le habría irritado y me habría soltado una de las suyas. Pero esto era una situación real, teníamos que empezar a movernos. 

Alcé el vuelo poco a poco. Sin ir muy rápido y con cuidado, nunca había llevado a un pasajero. Y menos uno malherido.

Moussa habló de buscar habitantes, se notaba que le gustaba esa serie de la que siempre hablaba. ¡Incluso parecía uno de esos capítulos. Aunque el comentario que hizo después...

Espera. ¿Stargate era una serie, no? Quiero decir, con los Vengadores, todos los superheroes y estas cosas, podría ser cierto. ¿Basada en hechos reales? Tendría que informarme sobre el tema. Aun así esperaba que ningún señor del sistema Ra estuviese por ahí, porque no sonaba para nada guay.

El árido desierto y el sol abrasador recordaban a su propia tierra. Sin embargo, ¿cómo podían saber dónde se encontraban?

Decididos a aclarar sus inquietudes, Daniel y Sara trataron de usar sus poderes.

Cuando Saga extendió sus manos hacia la arena del desierto ésta comenzó a alzarse. Primero con cierta pereza, apenas un montículo deforme que comenzaba a levantarse. Luego, con más confianza, el montículo se convirtió en un delicado chorro que danzaba por el aire, dando vueltas alrededor de Daniel. Si lo desease, podría comandar con facilidad toda aquella arena.  El joven se sintió extrañamente arropado por su propio elemento. Al intentar volar, comprobó que el furioso viento que se arremolinaba entorno a él era capaz de levantarlo sin dificultades.

Sus poderes funcionaban, quizá mejor que nunca.

Estigia entendió su palma, y de ésta comenzó a manar agua a borbotones. Estaba helada, y su contacto alivió un poco a la alicantina del calor del desierto. Incapaz de ser contenida en tan pequeña superficie, el agua se derramó sobre la arena del desierto. En su mano quedó apenas un trago. También extendió sus alas, comprobando que, al igual que Daniel, podía volar.

Pero los poderes de Sara no estaban a máxima potencia, el calor del desierto le dificultaba usar su frío.

El árido desierto y el sol abrasador recordaban a su propia tierra. Sin embargo, ¿cómo podían saber dónde se encontraban?

Tras improvisar un toldo para evitar la insolación, Aitor mandó un mensaje telepático de largo alcance. Sin embargo, nadie respondió a su llamada.

Diana, por su parte, usó su poder para sanar definitivamente las heridas infringidas por Omnis. Su cuerpo se había recuperado, pero el cansancio, la sed y el calor no tardarían en pasarles factura.

El árido desierto y el sol abrasador recordaban a su propia tierra. Sin embargo, ¿cómo podían saber dónde se encontraban?

Tras cargarse a Moussa a la espalda, Rudy comenzó a volar con suavidad. Poco a poco, los dos compañeros se elevaron en el aire.

Vieron el desierto extenderse en todas direcciones, un interminable mar de arena que llegaba hasta el horizonte, más allá de dónde podían ver. En medio de aquel montón de nada, lo único destacable del entorno resaltó en sus vistas.

En la lejanía, casi tocando el horizonte, había una estructura rocosa natural, o eso parecía. Una pequeña montaña en medio de las dunas, aunque no podían verla con claridad.

La joven observó que el agua brotaba de su mano y en consecuencia esbozó una sonrisa. Si podían volar y crear agua el desierto quizá no era tan peligroso. No tenían comida, pero al final tendrían que encontrar algo. En alguna parte habría alguna especie de ciudad o tribu, o monstruos abominables...

- Buenas noticias, Daniel. Pero tenemos que elevarnos a ver dónde hay algo de civilización, por poca que sea.

Por alguna razón había asumido que en esta dimensión habrían humanos y animales, de manera que fuera posible llevarse algo a la boca.

- ¿Vueltas alto y yo te sigo? Creo que eres más rápido que yo.

El susto había pasado y ahora era cuestión de ponerse en marcha. La chica había conseguido animarse levemente, en contraposición al nerviosismo de hacía tan sólo pocos segundos. Se pasó la mano húmeda por la frente para enfriarla un poco, mientras las alas se extendían y se preparaba para seguir a Saga.

- Si vemos a gente, ¿nos haremos pasar por humanos normales primero? Sería mejor ir con prudencia.

Sus dones habían sido tan parte de sí mismo como el respirar, por lo que nunca había tenido muchos problemas para trabajar con la arena que caminaba con él. Sin embargo, desde que habían caído en ese - en apariencia - inhóspito lugar se sentía más fuerte. Capaz de todo. ¿Era eso posible? ¿O se trataba de simple sugestión? ¿Había dimensiones en el universo que potenciaran o limitaran sus capacidades? At least we have something to defend ourselves with.

—No sabía que podías hacer eso —sonrió, al ver cómo Sara creaba un pequeño cuenco de agua potable. Les sería extremadamente útil, aunque no pudo evitar notar que se la veía cansada. Probablemente el mismo motivo por el que él se sentía más poderoso estaba causando un efecto negativo en su compañera— Eres toda una caja de sorpresas. Me alegro de que al menos nos tengamos el uno al otro.

Se puso la mano a modo de visera y oteó el horizonte. Nada en kilómetros a la redonda, pero al menos podían volar y cubrir grandes distancias en poco tiempo. Por curiosidad echó mano a su bolsillo por ver si tenía su teléfono móvil, pero nada. Seguramente cayó en el Liceo durante el combate o se habría perdido en la inmensidad de aquel torbellino energético.

—La mejor forma de orientarnos sería de noche, con las estrellas. Pero mientras tanto, tienes razón, deberíamos buscar algo de civilización, si es que hay alguna. Quizás esta dimensión sólo sea esto, un páramo, pero no perdamos la esperanza. Viajaremos en línea recta, y en cuanto veamos a algún habitante autóctono, creo que lo mejor es lo que dices, aparentar ser inofensivos. Si se nos considera una amenaza será peor —extendió una mano hacia ella— Creo que este lugar te está pasando factura, ¿quieres que te lleve conmigo? Será un placer ayudarte.

Aceptara Sara o no su propuesta, se pondrían en camino.

Estaba segura de que a Daniel le iba a encantar que tuviera la posibilidad de crear agua, porque el paisaje no presagiaba nada bueno sino tan sólo la muerte por deshidratación. La joven había logrado generar casi catorce litros de líquido puro y la gran mayoría cayó al suelo estéril de ese desierto, siendo absorbida al instante como si el desierto estuviera ávido por ella.

Sara mostró otra suave sonrisa. Había desplegado ya las alas cuando Saga le proponía llevarla y entonces notó una sensación de nerviosismo, cayendo al instante en la cuenta de que se estaba sonrojando. En su caso significaba que parte de su palidez desaparecía y llegaba a parecer una chica normal. Quizá él no se diera cuenta de lo que suponía y la joven contó con eso para no preocuparse. La chica negó con la cabeza, pensando que aquello era demasiado comprometido.

- Probemos a volar un poco.

Dijo un poco azorada aunque quiso sacudirse la sensación. En realidad todo dependía de cómo transcurriera el día, o los días. Esperaba que no pasaran más de dos hasta encontrar algo, lo que fuera, pero si no era así, dependía todo de la diferencia de velocidades entre ellos y de la necesidad de hallar un sitio donde hubiera comida.

─Daniel es humano y dudo que no coma o beba, así que si todo el planeta es un desierto también tendrá problemas. Además, te recuerdo que Saga se llevó a Omnis consigo, así que es bastante probable que compartamos dimensión con ese homicida loco ─razonó Aitor.

El joven genio había cambiado mucho desde el sabelotodo arrogante e insufrible del primer día, pero aún así a veces todavía resultaba un poco cortante (y cargante) para sus amigos, especialmente en situaciones de tensión.

─Nuestros compañeros no están cerca, no he recibido respuesta mental de ninguno de ellos. Voy a ampliar el radio, pero eso me va a generar mucha tensión mental, así que será un contacto breve, espero sacarle partido...

Una vez más Aitor simplificaba notablemente la complejidad de la tarea que iba a intentar: volvería a desactivar los protocolos de seguridad de su diadema para incrementar su potencia y "alargar" así la búsqueda de las concretas ondas mentales de sus compañeros del Grupo 4 (que tenía perfectamente identificadas) hasta alcanzarlas y contactar con ellos, todo ello atendiendo a la posibilidad de topar con otras presencias mentales y tener que identificarlas e ignorarlas a través de un algoritmo muy avanzado, sí, pero que si fallaba podía implicar encontrar una población numerosa y acabar con la mente destrozada por el esfuerzo antes de poder evitarlo. No, no era fácil ser Zenitram.

-Nota mental: desarrollar un detector mental independiente cuanto antes.

~Soy Zenitram ─dijo mentalmente la ya bastante reconocible voz telepática de Aitor─ Tenemos muy poco tiempo, necesito que confirméis vuestro estado y posición. Concentraos en mandarme una imagen mental de vuestro entorno. Cráter, cuando llegue la noche lanza tus rayos al cielo, intentaremos reunirnos en tu posición.

Aunque el mensaje había sido relativamente largo, gracias a los poderes telepáticos de Aitor sólo les había ocupado una décima parte de lo que habría tardado en hacerlo hablado, y pudieron sentir cómo el canal seguía abierto. Aitor estaba esperando a que hicieran su parte.

¡Bien! Mis poderes funcionaban igual. Temía que la energía cósmica no fuese la misma, o hubiese desaparecido. Pero parecía que iba como siempre.

Me alcé con suavidad en el aire, cogiendo a Moussa con firmeza.

- Entonces... -empecé un poco preocupado.- ¿Te duele siempre que abres un portal? ¿O solo fue con el de Omnis?

No se veía nada más que una especia de formación rocosa, arena y más arena. 

Me dirigí a la estructura, a lo mejor encontrábamos algo.