Partida Rol por web

A diferencia del resto de sus compañeros, Moussa se ve dominado por la calma. Puede que sea tan solo por el optimismo que le embarga o el deseo de recuperar a su hermano. Aunque también es posible que dada la información que posee, realmente crea que la lucha a terminado.

-Yo he sido mil veces peor que él. Os ataqué a todos en decenas de ocasiones y os hice la vida imposible, pero no usasteis la fuerza conmigo. Si ahora combativos contra él, puede que lo perdamos para siempre. Creo que solo necesita el apoyo que vosotros me otorgasteis a mi cuando más lo necesitaba. Solo espero ser capaz de hacer lo mismo por él.

Al caminar en silencio junto a aquel grupo formado por enemigos y aliados, Moussa rememora el combate anterior librado contra Uno. Su poder es enorme y su aguante impresionante, pero sus capacidades van mermando a media que las usa. Tras la explosión que casi acaba con todo el grupo, quedó muy debilitado, por lo que si se da el caso, tan solo deberán de agotarlo.

-Tres, hermana, te necesito a mi lado. Uno puede ser muy poderoso, pero juntos dominados el espacio y el tiempo. Si combinamos nuestros poderes, Uno no podrá hacernos daño en caso de que quiera luchar. Tan solo tendremos que dejar que libere su ira y tranquilice su mente. Atacarlo tan solo lo provocaría más,así que os pido que confiéis en mi y que nadie le haga daño.

Uno le salvó, lo liberó permitiéndole vivir una vida diferente, una vida mejor. Solo espera poder hacer ahora lo mismo por él. ¿Cómo de poderoso sería su vínculo con padre? ¿Será capaz de perdonarlo por haberle arrebatado a su Padre? Las respuestas a tales preguntas es algo que conocería en breves.

Descendiendo lentamente por el cráter, Moussa se adelanta para tratar de convencer a Uno de que la lucha es ya inútil. Camina despacio permitiendo que Uno pueda verlo y percibir su presencia. No desea que sus acciones puedan provocarlo o que inicien una nueva lucha.

-¡Hermano!   -Pronuncia finalmente cuando está lo suficientemente cerca.    -Estaba preocupado por ti, me alegra ver que no estás herido, nuestra hermana aseguraba que eras el más poderoso de todos y veo que es así.   -Moussa le sonríe con amabilidad. No sabe bien que decir en estos casos, ojalá tuviese el don de Estigia para hablar desde el corazón. -La lucha a terminado, ya no tenemos que seguir peleando, ahora podemos volver a estar juntos. Eso es lo que querías cuando me liberaste ¿Te acuerdas? Sin ti, estoy seguro que no habría sobrevivido, pero tú me salvaste y eso te convierte en un héroe. Hoy han pasado muchas cosas, eventos que nos han marcados a todos...  -Al pronunciar aquellas palabras no puede evitar contemplar sus propias manos rememorando el brutal ataque que lanzó contra Padre privándolo de sus brillantes ojos.    -...pero juntos podremos caminar hacia un futuro mejor. Dime, hermano, ¿Qué tal estás? ¿Estás bien?

Al final iba a suceder, iban a ir a enfrentarse con Uno. Y aunque realmente esperaba que la estrategia de sus compañeros tuviera efecto, no creía que uno fuera tan estúpidamente sensible como sus hermanos, y más sabiendo que podrían haber acabado con ellos con el poder de Tres. Los Héroes estaban muy confiados en la estrategia, pero Dídac no iba a dejar así como así que sus amigos cayeran en caso de que Uno se volviera en su contra.

El metamorfo siguió con la barrera extendida, trató de hacerla todo lo sólida que pudo, permitiendo a quien quisiera salir de ella, o incluso a los ataques de sus compañeros salir de ella. Los protegería de cualquier cosa que quisiera entrar, aunque realmente dudaba que si Uno estaba enfurecido, pudiera pararlo, pero por lo menos amortiguaría algo.

- Barrera alzada, os seguiré de cerca, pero no esperéis que esto sea una reunión pacífica, por mucho que nos pese .- De verdad que el Skrull prefería que todo aquello se solucionara sin baja alguna, ni de su equipo ni del "enemigo", pero la viabilidad de aquel plan se venía abajo por momentos.

Uno tenía demasiada información que procesar en poco tiempo, y por su lenguaje corporal, y aquella aura que le manaba de dentro no parecía que la estuviera procesando de la forma adecuada... tendrían que llegar pronto a donde estaba Padre para que Tres pudiera traerlo de vuelta, así que si el combate se complicaba, e incluso si la chica salía herida, iba a ser casi imposible de conseguirlo. Quizá sus compañeros deberían de añadir aquello a su discurso, pero no sería él quien le dijera a "los diplomáticos" lo que decir y lo que no.

Comenzamos la marcha hacia el lugar donde estaba Uno. Una marcha incomoda y en silencio.

-Pues... Vaya cumpleaños se ha quedado. ¿Eh, Atajo? Jeje. -dije intentando romper el hielo. Aunque quizás no era lo más adecuado.

Miré el paisaje que nos rodeaba. Qué tétrico, y eso que estaba en llamas.

-Quizás debería apagar este incendio con mi aliento congelante. -miré a Saga y luego a Mascarada, con las cejas alzadas.- Jejeje, es broma. No es ningún nuevo poder. Eso sería ridículo. ¿Qué sentido tendría?

Ugh. ¿Por qué no me callaba? ¡No era el momento!

-Ah, bueno. Ya me callo. Que esta era el momento tenso y épico de caminar en silencio. -le di un codazo suave (que mataría a un humano corriente) a Zeus.- Solo falta una explosión a nuestras espaldas para parecer más guays.

A lo que justo se oyó un fuerte "BOOOOM". Un contenedor, parte de los cascotes de la batalla, había explotado.

-¡AAAAH! -grité girándome de golpe.- Sorry, ya me callo. De verdad.

Y seguí caminando en silencio, hasta llegar al cráter.

-Espero no morir aquí. -dije en un susurro a Crazy Crow.- Sería un poco ridículo que Cráter muriese en un cráter.

Comenzamos el descenso lentamente y en tensión. A ver como salía todo esto.

Una vez se encontraron frente al abismo, los presentes asumieron sus posiciones. Crazy Crow se apresuró a tomar una posición aventajada, bordeando el abismo hasta ocultarse tras una roca. Sin embargo, en su rápido andar entre piedra y cascotes, un pequeño pedrusco del tamaño de un puño rodó hacia el agujero y se precipitó hacia las profundidades, rebotando entre las rocas y alertando a Uno de que alguien se encontraba cerca.

El muchacho del aura violácea se volvió y advirtió la presencia de los jóvenes héroes. La fiereza de su aura se intensificó, pero su cuerpo no hizo ni un solo movimiento.

Zeus se tensó, y la barrera de Mascarada se hizo visible a medida que todos quedaban envueltos en una burbuja protectora.

Pero Uno no atacó. Se los quedó mirando, sus ojos refulgiendo la misma energía violácea que había envuelto a su padre momentos antes.

Atajo, seguido de Tres, salió de la protección de la barrera de Mascarada y descendió hacia el agujero. La niña rubia lo seguía de cerca, con pasos cortos pero ágiles.

A medida que se acercaba a su hermano, Atajo pudo sentir una presión en el pecho. La cercanía con Uno le estaba afectando, y pudo ver cómo Tres se llevaba también una mano al pecho.

Le recordó, en cierta medida, a la aplastante presencia de Omnis. La sensación de que se acercaba a una fuente de poder abrumadora.

Cuando Atajo habló, todos contuvieron la respiración. Sus palabras resonaron entre las rocas y los cascotes, retumbando en el siniestro escenario que era aquel gran cráter.

Uno lo escuchó sin apartar sus crepitantes ojos de él. Aquella visión de pesadilla le recordó a Atajo a Ojos Brillantes. Uno y su padre se parecían bastante.

Finalmente, cuando Atajo terminó su mensaje con una pregunta, se hizo un silencio sepulcral en el cráter, tan solo roto por el sonido de la propia energía de Uno, crepitando y precipitándose a las rocas cercanas en forma de arcos voltaicos.

- Yo… - comenzó a responder el aludido.

Pero no terminó su frase, simplemente se apartó un paso, dándoles línea de visión directa con aquello que había venido a buscar.

El cadáver de Padre. Sin ojos, ensangrentado y calcinado. Roto por las rocas, medio enterrado entre los cascotes. Su rostro deformado para siempre en una mueca de dolor.

- ¿Soy libre? - preguntó entonces, con un deje de súplica en la voz.

Tres agarró a Atajo del brazo, aunque no de forma hostil. Se arrimó a él.

Zeus, desde lo alto, se relajó un poco al oír aquellas palabras.

- Sin Padre no sé cómo sentirme… - prosiguió Uno, cuya atención estaba ahora centrada en Atajo y Tres, ignorando por completo a los demás -. No sé qué debo ser…

Comenzó a andar hacia Atajo y Tres, dejando atrás el cadáver de Padre. Su aura, sin embargo, no se había apagado. Al contrario, parecía aumentar en intensidad y volumen.

El malestar que sentían Atajo y Tres se incrementó.

Aquellos que estaban en lo alto del cráter sintieron tan solo un leve cosquilleo en sus nucas. Pero Seis, que no había bajado, se llevó una mano al pecho y se dejó caer de rodillas.

- Los está llamando – susurró la chica asiática, con un quejido, a aquellos que se encontraban arriba -. Los Fragmentos quieren regresar a él…

- ¿Me ayudaréis a… encontrar el camino? - preguntó Uno mientras extendía una mano hacia Atajo y Tres.

Al ver que se acercaba a sus compañeros, Crazy Crow analizó a Uno a través de la mirilla de su carabina, pero no logró encontrar nada extraño en él. Podía oír sus palabras, pero, ¿estaba siendo hostil? No podía asegurarlo. Viró un poco la mirilla hacia el lugar del que venía, el cadáver de Padre. Su visión era sobrecogedora, parecía parcialmente desenterrado. Uno, seguramente, acababa de encontrarlo entre los cascotes, excavando él mismo. 

Moussa se siente totalmente desconcertado y no sabe bien cómo actuar. Es como si le faltase muchísima información, casi como si acabase de colarse en una sala de cine, cuya película lleva ya una hora empezada. Así que opta por tratar de desviar la atención de Uno y con suerte, salir ileso de aquella isla. Todo ello con la esperanza de que el resto de sus hermanos le ayuden a comprender qué diablos es eso de que están llamando los fragmentos.

-Ahora todos somos libres y podemos ser una familia de verdad. Cuando yo escapé lo único que sentía era rabia y dolor, pero ellos me ayudaron...   -Indica señalando a sus compañeros.   -Me ayudaste a escapar, ahora deja que te devuelva el favor. Puedo enseñarte a librarte del dolor y del odio, puedo llevarte a lugares que no podrías ni imaginar en un millar de años. Ahora, todos podemos volver a estar juntos. Pero para ello, tienes que disminuir tu poder o podrías hacernos daño y sé que no es eso lo que quieres. Después de todo, los héroes no lastiman a sus amigos ni a los inocentes y tú eres un héroe.

Mientras habla, estudia detenidamente las reacciones de Uno, así como todo lo que sucede a su alrededor, prestando especial interés al cuerpo de Padre. Si los fragmentos son reunidos, puede que Padre regrese a la vida más poderoso y peligroso que nunca. Eso es algo que no puede permitir.

-¿Has estado alguna vez en un parque de atracciones? Podemos ir a uno si quieres. Seguro que nos lo pasamos todos genial allí.

Puede que esté pecando de ingenuo, pero la verdad es que la cercanía de Tres le ayuda a mantener la calma. Está seguro de que juntos podrán contener a Uno en caso de que estalle en un arrebato. A su vez, aguarda a que ella le proporcione información sobre las piezas que faltan en todo aquello.

Estando cerca del primogénito de aquella particular familia notó una sensación que la puso a la defensiva. El aura del joven parecía intensificarse, una señal de que se estaba excitando y no calmando como ellos deseaban. Ahora las cosas no iban bien pero se la tenían que jugar para intentar que se resolviera todo de un modo pacífico.

- Es un buen momento para empezar de cero. Vamos a tratar de colaborar para que todo acabe de la mejor forma, ¿te parece? Hablemos un poco sobre lo que todos queremos.

Estigia no sabía si la pregunta final de Uno encerraba una gran malicia. Les dijeron que era inestable y su forma de expresarse ya era difícil de seguir, así que la joven se perdía un poco. Lo tuvo que dejar todo en manos de Moussa, ella no podía llegar hasta el chico de la misma forma del que había sido su hermano.

Notó entonces que el corazón se aceleraba, por ese peligro que podía existir, era por eso que tenía que preparar sus poderes por si había que actuar de manera veloz. Miró de reojo a Mascarada, deseando que les apoyara.

"Si coje todos esos fragmentos de gema se volverá megapoderoso y si dicen que es inestable... puede hacer algo terrible."

Se convenció de que había que estar muy alerta.

Estaba más tenso que Charmander en una fábrica de petardos.

Con todo el cuerpo en tensión, observaba lo que iba ocurriendo. Cada arco voltaico que salía de Uno me asustaba y me ponía más nervioso.

Aquello era como esperar un golpe que nunca llegaba.

"Vamos, Uno. Recapacita." Pensé fuertemente, intentando que el joven reaccionase para bien.

Al igual que sus compañeros, Daniel estaba expectante a las palabras de Uno y el magnífico intento de Moussa por llegar a un pacífico entendimiento. Apenas se permitía incluso respirar, apretando los puños y dispuesto a saltar delante de su compañero si esa bestia parda hacía algún movimiento brusco.

A todos, aunque especialmente a Atajo y a Tres, comenzaba a costarles pensar con claridad ante la aplastante presencia de Uno.

Era como si sus cuerpos, de forma innata, reconociesen el enorme peligro que el joven representaba.

Mientras conversaban abajo, Crazy Crow tuvo oportunidad de echar un buen vistazo a los restos de Ojos Brillantes y a Uno a través de la mira de su carabina.

Los restos del villano eran grotescos, sí, pero había algo extraño en él. Un extraño agujero en su pecho. Crazy Crow lo reconoció al instante como el punto donde su lanza había impactado en el enfrentamiento de antes. Una herida que el titánico puñetazo de Saga había incrementado.

Pero algo no era como antes. El pecho del villano estaba ahora calcinado. Y el agujero, ahora del tamaño de un puño, parecía abrirse hacia fuera, como si algo hubiese emergido violentamente de las entrañas de Ojos Brillantes.

Viró su punto de mira rápidamente hacia Uno, pero no logró a ver nada sospechoso en su cuerpo. Excepto… una negra suciedad en su mano derecha.

En el cráter, Atajo trató de convencer a Uno de que unirse a los jóvenes héroes del Liceo era la mejor opción. Ellos, como habían hecho con el propio Atajo, le ayudarían a recuperar su vida.

Estigia incluso se sumó desde lo alto en su invitación.

Todos estaban en tensión por el extraño cauce que estaba tomando la conversación. Y los que estaban arriba también en parte por la extraña reacción de Seis.

- Algo no va bien – insistió la chica asiática, que parecía agotada de pronto -. Uno nunca me ha hecho sentir así… Es como… como si… - trató de hablar, pero no parecía ser capaz de terminar.

Uno dio un paso hacia Atajo, y luego otro. Extendía una mano hacia él, hacia su hermano.

Atajo tenía la sensación de que algo no andaba bien, pero no podía estar seguro de lo que era. Simplemente sintió la presión de la mano de Tres en su brazo, como una tenaza. Y un suave tirón hacia atrás, como si la niña tratase de alejarlo de Uno.

- Moussa, creo que no es Uno… - le susurró con urgencia -. Esto no me gusta...

- Un parque de atracciones… - dijo Uno con deliberada lentitud, como si saborease las palabras -. Nunca he estado en uno. Podemos ir juntos. Todos, como una familia... - los invitó con una sonrisa, aunque la intensidad de su aura no disminuyó. 

Justo en ese momento, Uno se había acercado lo suficiente y extendió las manos hacia Atajo y Tres, como si fuese a posar las manos sobre sus hombros, un abrazo a tres bandas. Los arcos voltaicos salían disparados contra las rocas, pero parecían ignorar a Atajo y Tres deliberadamente.

El gesto fue lento y natural, pero no tenían tiempo de pensar. Una única reacción, milésimas de segundo para tomar una decisión.

¿Había aceptado Uno las palabras de Moussa? ¿Se trataba de un familiar gesto? ¿O algo más?

Las cosas no estaban yendo bien. El nativo americano intuía algo más que verlo, hasta que se dio cuenta de lo que no cuadraba y, aprovechando la mirilla del rifle en sus manos, pudo comprobar la nota discordante: algo había salido del pecho de Padre y Uno era el causante. El primer hijo de Ojos Brillantes había extraído lo que venían llamando "fragmento" del interior de su supuesto progenitor chamuscándolo en el proceso sin mostrar el más nimio asomo de asco o culpa. Aquel chico era un monstruo. Tal vez hubiera podido ser un mal chico normal de no tener poderes, o tal vez no era mal chico pero el proceso al que le sometió Ojos Brillantes para imbuirle sus poderes había hecho de él lo que ahora era, pero en cualquier caso estaba claro que Uno era alguien muy peligroso, nocivo para todo lo que pudiera tocar.

¡Bang! ─la bala llegó antes que la explicación, el disparo debía sorprenderle si quería conseguir algo con él, y Crazy Crow dudaba que aún sin advertirlo fuera a conseguir mucho─ ¡Alejaos de él, ha sacado un fragmento de Ojos Brillantes y ahora va a por los otros!

La batalla había comenzado.
 

En circunstancias normales, a Daniel todo aquello le habría chocado bastante. Cuando las palabras de Moussa y Sara llegaron a las hijas de Ojos Brillantes, fue evidente que no estaban interesadas en un enfrentamiento. Las muestras de poder se desvanecieron y se comportaron más como adolescentes asustadas que como armas de destrucción masiva. Y si Uno realmente hubiera querido rendirse y regresar a una vida normal y corriente, allí no habría despliegue de rayos recorriendo su cuerpo. Ni palabras inconexas. Mostró más humanidad durante su asalto al Liceo.

Todo eso habría sido suficiente para molestarlo en circunstancias normales. Pero aquellas no lo eran. Las palabras de la muchacha asiática chisporrotearon en su subconsciente como una bengala, mostrándole aquello que, de corazón, hubiera preferido no ver. Que no era Uno. O al menos, no era el Uno que esperaban encontrar. 

Tenía que proteger a Moussa. Tenía que protegerlos a todos.

Antes de que pudiera darse cuenta, Daniel se plantó frente a Uno, interponiéndose entre él y los demás. Los brazos extendidos, la mirada fija en la del poderosísimo muchacho. El pelo agitado, su iris de un dorado brillante, los músculos en tensión. Esto va a doler. ─Moussa...

Dídac realmente no sabía que pasaba, o por lo menos no se había dado cuenta por la lejanía con el epicentro de la acción. No se había dado cuenta hasta que tras el disparo Ignatius advirtió a sus compañeros lo que sucedía... en aquel momento aborrecía el hecho de no tener la suficiente percepción como para haberlo visto venir.

- ¿Qué hacemos Zeus? .- Preguntó el metamorfo sin lanzarse al combate a ciegas, si había alguien allí que tuviera la experiencia necesaria para hacer frente, con el menor riesgo posible, a aquella situación. era la líder del SuperGrupo del Liceo -. Debemos actuar rápido, no podemos quedarnos aquí sin hacer nada, ¿no?

No podía hacer nada sin consultarlo antes, era él quien estaba protegiendo al grueso del grupo, no podía ir sin más a ayudar sin poner en peligro al resto.

Había una gran tensión en la mente de la alicantina, puesto que la actitud de Uno era tan ambigüa que le resultaba difícil leer la situación, las intenciones que guardaba. Si estuviera siendo sincero pensó que estaría actuando de un modo más compungido, a ese temor se añadieron las palabras de las hermanas avisando de que no era él realmente.

"Hay que hacer algo."

Andaba lenta de reflejos y agradeció que alguno de los chicos saltara, concretamente el comunicador les daba una nueva pista muy importante para saber al fin el propósito que albergaba Uno, todo ello gracias a Crow que había estado atento a todo. Daniel no tardó en reaccionar.

"Es ojos brillantes, le ha lavado el cerebro del todo."

Se puso en el peor escenario aunque no quería ser tan negativa, solo que era una opción posible porque las chicas le notaban extraño. Sara entonces decidió actuar también, adelantando sus manos para proyectar un torrente de hielo que se elevó cayendo al poco cual cascada, su intención era formar un muro delante del muchacho para evitar ese contacto inicial con el que todo indicaba que quería arrebatar los fragmentos del infinito.

Apretó los dientes para contener el ansia de gritarle a Moussa que se pusiera a salvo, consciente de que las acciones de todos ellos le alertarían.

"Ya no hay vuelta atrás, hay que dejarlo inconsciente."

Esperó que esa hostilidad que parecía arrastrar Uno no les impidiera terminar el día como habían planeado, con todos vivos incluyendo el científico loco.

-¡Mierda! -musité al ver que Uno comenzaba a acercarse.

Un segundo pasó.

-¡MIERDA! -gruñí.

Todo pasó tan rápido y simultáneo... En la lejanía oí un disparo que supuse que era Crazy Crow, pero no tenía tiempo de preguntármelo. Mis pies se movieron solos hacia Atajo.

Como siempre, Saga se había adelantado. ¡Se notaba que habíamos entrenado juntos por las noches! Comenzaba a pensar parecido al inglés.

Por el lado contrario, adelanté a Moussa y me puse al lado de Daniel, enfrente de Uno.

-¡No queremos hacerte nada! ¡Pero tu estado es peligroso para los demás! -intenté razonar con Uno.

Puede que en su deseo de acabar con todo aquello sin violencia lo haya cegado o simplemente, que tras todo lo acontecido realmente su mente y sus emociones estén tan dispersas que le impiden actuar con normalidad. Sea como sea, tan solo cuando el estruendo de un disparo y la aparición de Saga y Cráter interponiéndose entre él y su hermano, logran hacerlo reaccionar por fin.

¿Puede que Padre viva en el interior de Uno o será que sin el control que Padre ejercía sobre él ahora no es más que una bomba de relojería? Realmente poco importa, deben de neutralizarlo y encontrar respuestas ante lo que sucede. Pero una cosa está clara, Uno no puede poner sus manos sobre ninguna otra gema del infinito o estarán acabados.

-Vuelvo enseguida...

Con un resplandor brillante, Moussa se desvanece por uno de sus portales llevándose consigo a Tres hasta la cima del cráter. No le agrada en absoluto la idea de dejar a sus compañeros allí abajo, pero si Uno puede absorber los poderes de las gemas, no les hará ningún bien ser objetivos fáciles de alcanzar.

-Tres...conectar nuestras mentes y otorgarnos toda la información que tengáis sobre Uno. Tenemos que detenerlo antes de que sea demasiado tarde y acabe con todos nosotros. No quiero hacerlo daño, pero tenemos que inmovilizarlo y creo que eso solo será posible se todos combativos juntos. Aunque ahora mismo, lo mejor será mantenernos a distancia de él. ¿Qué te parece, hermana? ¿Tratamos de poner fin a esta estúpida lucha?

Como si se tratase del disparo que da inicio a una carrera, el retumbar de la carabina de Crazy Crow hizo que todo el Grupo 4 se moviese al unísono.

Casi pudieron ver, a cámara lenta, como Saga y Cráter saltaban desde lo alto del cráter, proyectándose a velocidad vertiginosa hasta aterrizar entre Atajo, Tres y Uno. Estigia extendió las manos, creando una fina capa de hielo que comenzó a extenderse por el campo de batalla, en dirección a Uno. Mascarada buscó consejo en Zeus, cuyo cuerpo se había rodeado ya de un aura de relámpagos mientras flexionaba las piernas y se preparaba para abalanzarse hacia la batalla.

“Zeus va a atacar” fue la evidente conclusión a la que llegó Mascarada.

En apenas unos segundos, la heroína no tuvo más tiempo para darle instrucción a Mascarada que una franca mirada. Había que luchar.

Tan preparado había estado el Grupo 4 para ponerse en lo peor, que todo sucedió el unísono.

Uno, centrado como estaba en Atajo y Tres, no trató siquiera de esquivar el disparo que se precipitaba contra él. Con precisión milimétrica, el disparo le dio de lleno en la sien, provocando que su cabeza se ladease ligeramente por el impacto.

Aquel disparo habría matado al instante a una persona normal, pero Uno simplemente había ralentizado un poco su movimiento. Aquello dio a Saga y a Cráter unos instantes para situarse entre Atajo y el villano.

Lo que, hasta el momento, había parecido un fraternal abrazo, se tornó rápidamente en brutal ataque. Las manos de Uno se envolvieron en energía y, con cada una, golpeó a Saga y a Cráter.

Como habían invertido gran energía e impulso en personarse allí, no fueron capaces de evitar el contacto con Uno.

El brutal toque abrasó sus pieles, provocándoles un dolor que bien podría haberse asemejado a estar demasiado cerca del sol. La energía de Uno era intensa y poderosa, pero aquel ataque no había buscado solo dañarles. Saga y Cráter sintieron cómo la energía de Uno tiraba de la suya propia, como si estuviese tratando de sacar algo a la fuerza de su interior. Saga logró resistirse a aquel influjo, pero Cráter, quizá por la naturaleza de su energía cósmica, sintió cómo comenzaba a fatigarse, a medida que su característica energía dorada emergía de su piel allí donde Uno le había tocado.

En ese instante, una tercera presencia llegó hasta ellos. Con un salto tan poderoso que la propia pared del cráter se había resquebrajado, Zeus llegó para proyectar un poderoso puñetazo contra el rostro de Uno. La fuerza del impacto los hizo tambalearse, mientras que Uno fue proyectado hacia atrás.

Justo al mismo tiempo que Uno chocaba contra un montón de cascotes, una jaula de hielo creció entorno a él, dejándolo encerrado, entreviéndose tan solo un brillo violáceo.

Zeus gruñó de dolor mientras se giraba hacia Saga y Cráter.

- ¿Estáis bien? - preguntó entre dientes mientras agitaba la mano derecha, con la que había dado el puñetazo. Sus nudillos estaban completamente negros, abrasados -. La energía que lo envuelve ahora es más poderosa – informó rápidamente antes de encararse de nuevo hacia donde estaba el enemigo .- Eso no lo retendrá por mucho, preparaos…

En medio de la confusión, Atajo había usado su poder para alejar de allí a Tres. Si sus sospechas eran correctas, tener a Tres y a Seis cerca de Uno podía ser muy peligroso.

Las palabras de Atajo, sin embargo, no parecieron llegar del todo a la muchacha rubia. Igual que su hermana Seis, se la veía traspuesta, gravemente alterada por la influencia de Uno. Atajo mismo podía sentir una sensación similar de angustia y desesperación, pero no tanto como para nublar su juicio.

“Es la influencia de Padre” informó Cuatro en las mentes de todos “Así nos controlaba, y así lo hace incluso después de morir”

En la jaula de hielo, la luz violeta comenzó a intensificarse. El hielo comenzó a agrietarse.

“Está intentando conseguir nuestros fragmentos. Si dejáis que os toque drenará vuestras energías”

Zeus gruñó, aquello eran malas noticias. La fuerza debía combatirse con fuerza. Pero tocarlo representaba una gran desventaja.

- Sólo tenemos una oportunidad para neutralizarlo con nuestros poderes – dijo apresuradamente Tres a Atajo -. Nos tiene que salir a la primera, si no, ¡nos absorberá! Pero tiene que estar más débil, ahora es demasiado arriesgado.

Crazy Crow no tenía del todo claro lo que estaba pasando, pero sí le resultaba evidente que no era nada bueno. Uno había afectado de alguna manera a Cráter y Saga, pero todo el Grupo 4 había actuado al unísono en cuanto el indígena americano había dado el pistoletazo de salida (nunca mejor dicho).

─¡Apartáos de él! ¡Hay que abatirlo a distancia! ─exclamó el francotirador mientras accionaba el cerrojo del arma para volver a cargarla.

El indígena americano volvió a concentrarse plenamente en la tarea, buscando las sombras de Uno tras la muralla de hielo, preparándose para colocar un nuevo disparo en la cabeza del "tanque" a punto de liberarse. Confiaba que la distancia hasta donde se encontraba fuera suficiente para librarse de cualquier efecto expansivo de la liberación, y en poder aprovechar ese momento para colocar una nueva bala que, al menos, relentizara al gigante de los hijos. Después de eso tendría que pasar a otros medios para intentar ayudar. Tras ese disparo tal vez se viera forzado a volver a transformarse en Wakan. Esperaba estar a la altura y poder aguantar lo suficiente en esa forma como para que valiera la pena.

Un resplandor violáceo. Una explosión.

Dolor.

Todo había sucedido en apenas un parpadeo, y Daniel de repente salió disparado hacia atrás por la fuerza de aquella energía que recorría el cuerpo de Uno. Le quemaba el pecho, el rostro y las manos. Se sentía aturdido, y unas juguetonas formas danzaban ante sus ojos. Nunca lo había sentido, pero había aprendido en el instituto lo que eran: una reacción fotoquímicas en sus ojos a causa de una exposición prolongada a una luz y calor excesivos. Maldita sea. El inglés escupió y se retiró un molesto mechón de cabello de la frente.

La voz en su cabeza confirmó sus sospechas, aunque saber que buscaba reunir todos aquellos fragmentos le tranquilizó en cierta forma. Sólo tenían que mantenerlo alejado del resto, sobre todo de Moussa. Afortunadamente, su compañero había sido tan inteligente como siempre y había llevado consigo a Tres a lo alto del cráter ─Bueno... ya sabéis lo que eso significa ─mencionó a Zeus y Cráter tras escuchar la idea de la viajera del tiempo ─Nos toca entretenerlo. Rudy... échale un vistazo.

Un torrente de arena se abalanzó sobre la prisión de hielo que ahora contenía a Uno y que estaba a punto de romperse. Sin embargo, estaba dejando deliberadamente una apertura circular en el medio, ideal para que alguien con una visión calorífica monstruosamente poderosa pudiera acertar. No tenemos por qué controlarnos. Hay que darle con todo.

Dado los poderes de Uno y la oscura influencia de Padre en él, no tienen más remedio que contenerlo hasta ser capaces de doblegarlo. Por lo que asintiendo a las palabras de Tres, se prepara para la lucha. En primer lugar, extiende alrededor del grupo decenas de portales, los cuales aparecen y desaparecen dispuestos a engullir y llevarse consigo cualquier ataque que Uno pueda llegar a lanzar. Siempre y cuando no provoque una gran explosión como cuando lucharon en el Liceo, cree que podrá proteger a los suyos.

-Uno puede que posea la gema del poder, pero nosotros dominamos la realidad, el tiempo, el espacio, la mente y el alma. Deberíamos de ser capaces de doblegarlo. Tres ralentiza su velocidad, yo desviaré sus ataques y los volveré en su contra. Atacar su mente y buscar en su alma la influencia de Padre. Convertir el campo de batalla en algo que suponga una desventaja para Uno, usar sus miedos contra él. ¡Juntos podemos vencerlo! ¡Solo estamos a un paso de ser libres para siempre! ¡No cedáis!

Moussa aún recuerda la gran explosión que Uno provocó y que casi les cuesta la vida en el Liceo. Pero en esta ocasión el equipo esta preparado y disponen de la ayuda de uno de los mayores héroes del Liceo y de aquellos que hasta hace poco, eran poco más que esclavos de Padre.

Moussa está seguro de que su grupo sabrá cómo actuar contra Uno y trazarán la mejor estrategia para detenerlo. Por ello se centra más en sus hermanos y les ruega por su ayuda. Combinando sus poderes, cree que el combate puede ser breve y que podrán contenerlo sin lamentar más heridos.