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El Liceo: Escuela de Superhéroes

Capítulo 9: Examen Final

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23/02/2020, 16:18
Daniel D´aeth

Cuando la oscuridad siguió a la cegadora luz, Daniel asumió que había muerto. Tenía una vaga idea de qué sucedería a continuación, pero lo que más le importaba en aquel momento es que había fallado: no había demostrado su valía, no había protegido a sus compañeros. Por haber, no había siquiera terminado el curso. Apretó el puño con fuerza y respiró, exasperado.

Wait...

Estaba respirando. Podía moverse. De hecho, se sentía dolorido. ¿No sería la muerte algo más... espiritual? De hecho... Cuando la roca que le cubría cayó rodando a un lado, y el sol le bañó los ojos, comprobó que realmente no había muerto. ¡Había sobrevivido! Y al igual que él, muchos de sus compañeros. Se incorporó lentamente, asegurándose que no tenía nada roto, y observó su piel humeando por la deflagración. Extendió una mano a Rudy para ayudarle a levantarse y escuchó a Bosch, Didac e Ignatius. Si el americano no podía rastrearlos, de nada servirían sus exploradores. Aunque podía hacer algo para ayudar.

─Echemos un vistazo desde el aire le dijo a su compañero de cuarto, antes de ascender con una explosión de polvo.

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24/02/2020, 20:17
Rudy Vergara

¿Qué acababa de pasar?

No sabia sabia  tiempo había pasado. De hecho, notaba como si el cerebro se me hubiese reseteado. ¿Me había quedado inconsciente?

Parecía como si el capítulo que estaba viviendo hubiese acabado en cliffhanger y ahora empezase por donde se había quedado.

Estaba bajo tierra, tenia algo encima. Cascotes, rocas. Un humano normal habría muerto con todo ese peso.

No sin esfuerzo, levanté los cascotes y salí al exterior, desorientado. Me ardía la piel.

Cerca mío vi como compañeros salía.

-¡Mierda!- reaccioné por fin.- ¡Sara! ¡Moussa! ¡Estigiaaaaa! ¡Moussaaaaa!

No podía ser. ¿Dónde estaban? Nosotros cuatro eramos resistentes, pero el resto...

Crazy Crow rápidamente supuso el sitio donde deberían estar.

Daniel dijo de mirar desde el aire, pero creo que sería mejor otra cosa.

-Espera, déjame a mí.- y use mi visión de Rayos X en los sitios donde habia dicho el amerindio.

Notas de juego

En caso de encontrar a gente, los saco.

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26/02/2020, 00:30
Narrador

Tras la devastación, sólo cuatro integrantes del grupo habían emergido de entre los cascotes y la piedra.

Mascarada, en su forma skrull, estaba usando sus poderes metamórficos para regenerarse. Crow, Saga y Cráter comenzaron a buscar rápidamente a sus compañeros.

Crow señaló con acierto hacia donde estaban sus compañeros, al menos antes de la explosión. Con la ayuda de la visión de rayos X de Cráter, lograron localizar a Estigia y a Atajo bajo un montón de cascotes, atrapados entre la roca. No se movían.

Con la gran fuerza de Cráter, lograron desenterrar a ambos compañeros respiraban.

Mientras tanto, Saga se había elevado en el aire. Desde su posición privilegiada pudo apreciar mejor el radio del desastre. Lo que antes era la isla se había volatilizado por completo, convirtiéndose en un territorio llano que era poco a poco invadido por el mar. Desde el epicentro de la explosión, allí donde estaba la figura petrificada de Uno, se advertían unas vetas radiales que indicaban el progreso de la explosión. También vio los lugares donde Estigia y Atajo habían quedado enterrados.

En el aire no quedaba nada. De hecho, al alzar la cabeza, Saga advirtió que la presión de la explosión había despejado las nubes de tormenta que se habían cernido sobre la isla minutos antes. Ante él se presentaba un cielo despejado, casi idílico. También alcanzó a advertir, en la lejanía, unas nubes de extraña forma circular, vacía por el interior. Como si algo las hubiese perturbado al pasar a través de ellas.

Bosch corrió hacia Crow y Cráter, que acababan de sacar a Estigia y Atajo de entre los escombros.

El profesor, haciendo gala de una vulnerabilidad que jamás había revelado ante ellos, se arrodilló a duras penas junto a los alumnos inconscientes y les tomó las constantes vitales.

- Vivirán… - reveló con un suspiro de alivio -. Pero debemos salir de aquí cuanto antes para que los puedan atender en el Liceo.

Bosch les indicó el lugar donde se encontraba el Colibrí, un poco más allá.

- Subid al jet – ordenó, recuperando de pronto su actitud de subdirector.

En ese momento se dieron cuenta de que no había rastro de Zeus, ni de Tres y Seis, que habían estado junto a ellos hasta el último momento.

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28/02/2020, 12:39
Rudy Vergara
Sólo para el director
- Tiradas (1)
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01/03/2020, 16:46
Ignatius Brightnight

Crazy Crow se alegró de poder localizar rápidamente a sus compañeros caídos, y también de contar con Cráter para despejar el camino hasta ellos y poder liberarles. Aquella explosión había sido como ninguna que había vivido y todavía se sorprendía de haber logrado resultar tan poco dañado por la onda expansiva. Soñaría con aquello. O más bien se despertaría empapado en sudor con las pesadillas sobre aquello.

El entorno a su alrededor era un espectáculo único e irrepetible, que hacía que a uno se le encogiera el estómago. Tal poder desatado había dejado huella incluso en la tormenta que hasta hacía poco les amenazaba. Pero el nativo americano no pudo recrearse demasiado en aquella visión, pues al poco llegaba hasta ellos el subdirector, inicialmente preocupado por ellos y luego instándoles a regresar cuanto antes al Liceo. No sería él quien dijera que no. Había sido un día bastante largo...

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02/03/2020, 13:09
Daniel D´aeth

Desde su privilegiada posición, vio cómo sus compañeros se movilizaban para mover a sus compañeros caídos. Respiró aliviado, pero algo le escamaba: la forma de esas nubes. Le daba la impresión de que algo las había atravesado a toda velocidad, y con la ausencia de Zeus y dos de las pequeñas armas de Ojos Brillantes, no se quedaba tranquilo.

Sin embargo, tenían nuevas órdenes. Unas órdenes que no tenía ningún reparo en cumplir a rajatabla. Habían cumplido con su misión, que era rescatar a sus compañeros. Y gracias al buen hacer de Moussa y la diplomacia, no habían perdido a ninguno.

Habían ganado.

Descendió para ayudar a sus compañeros y subir al jet.

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02/03/2020, 17:05
Dídac Castelló

Estaban bien, o eso parecía, sobrevivirían, así que con eso le bastaba. O por lo menos le bastaba hasta que recordó que Zeus y las hijas de Ojos Brillantes estaban allí, y que parecía que hubieran desaparecido... tenían que encontrarlas. El subdirector Bosch les ordenó volver al jet, pero quizá si conseguía encontrar una pista de donde se localizaban los que faltaban podría impedir que abandonaran aquella isla sin estar todos.

- Cuatro, ¿Estás ahí? .- Trató deponerse en contacto con el desconocido hijo de Ojos Brillantes -. Necesitamos encontrar a los que faltan y tenemos que salir de aquí, si estás en la Isla deberías venir con nosotros.

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02/03/2020, 20:09
Señor Bosch

La orden de Bosch fue clara y directa. Saga, Crow y Cráter se reunieron junto a los heridos, Atajo y Estigia, y los llevaron hacia el jet.

Mascarada, no dispuesto aún a abandonar a todos los que habían luchado junto a ellos, trató de contactar con Cuatro. Sin embargo, a pesar de esperar un par de minutos, no obtuvo respuesta.

Bosch posó una mano sobre el hombro del joven skrull.

- Muchacho, nuestra prioridad ahora es rescataros a vosotros. Ya habéis trabajado bastante. Hoy os merecéis regresar a casa – le dijo con seriedad -. Deja que los adultos se encarguen del resto, por favor – terminó en un tono que casi le pareció suplicante.

Uno a uno subieron por la rampa de la nave. Allí encontraron, todavía inconscientes, a Espadachín, Éter y Cinco. A diferencia de sus hermanos, la chica latina no se había esfumado. Quizá porque había estado en la nave durante todo ese tiempo.

A los mandos de la nave, Psiónica permanecía muy callada, con los ojos cerrados.

Mientras los jóvenes ocupaban sus puestos y se abrochaban los cinturones, Bosch se acercó cojeando a la profesora.

- ¿Captas a alguien más en la isla? - preguntó Bosch en voz baja, aunque no lo suficiente como para que sus estudiantes no lo oyesen.

Psiónica negó levemente con la cabeza.

- En ese caso… - Bosch dirigió una mirada a sus estudiantes -. Deberíamos volver. Ka’Sha y los demás se encargarán del resto.

Con dedos ágiles, Psiónica tecleó y accionó varios interruptores en su panel de control, arrancando el vibrante motor del Colibrí. La rampa se alzó con suavidad, sellando el interior de la cabina, y la aeronave se elevó en el cielo con gracilidad.

El viaje de vuelta fue silencioso, pero no el recibimiento que encontraron en el Liceo.

La aeronave aterrizó entre docenas de rostros esperanzados. Estudiantes que miraban hacia el cielo desde los jardines, pistas deportivas, ventanas y azoteas de la escuela. Cuando el Colibrí se posó sobre al pista de baloncesto y su rampa se abrió, el Grupo 4 quedó inundado por el sonido de los vítores.

Los héroes habían regresado.

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02/03/2020, 20:09
Narrador

Unas semanas después...

El curso estaba a punto de terminar. Con la llegada del verano y el final de los últimos exámenes, los estudiantes del Liceo respiraban por fin tranquilos. El ataque de Ojos Brillantes, semanas antes, no había logrado empañar el ambiente festivo que se respiraba en la escuela.

Tras el regreso del Grupo 4, un equipo de profesores y estudiantes de último curso acudieron a los restos de la isla del villano para tratar de encontrar a más supervivientes.

Moussa y Sara habían despertado a las pocas horas en la enfermería. Se encontraban aturdidos y doloridos, pero lograron recuperarse sin mucho problema.

Entre los cascotes encontraron el maltrecho cuerpo de un joven chico pelirrojo, vestido con el oscuro uniforme de los hijos de Padre, decorado con franjas amarillas. Era seguramente Cuatro, quién se había mantenido lejos del conflicto, pero no había podido escapar de la temible explosión de Uno. El muchacho había sobrevivido, pero se encontraba en un profundo coma del que todavía no había despertado. Salara lo visitaba de vez en cuando, trabajando de forma estrecha con Psiónica y la Dra. Pujol para restaurar su mente.

Respecto a Tres y Seis, no había quedado rastro de ellas. Moussa estaba seguro de que Tres había podido usar su poder, quizá para escapar del ataque junto a Seis. Pero su paradero era desconocido.

En cuanto a Zeus, se supo de ella a las pocas horas de abandonar la isla. Al parecer, había salido catapultada hacia el cielo, empujada por la brutal explosión. La trayectoria parabólica que trazó en el cielo la llevó a aterrizar en la costa sureste de la península. Salió en las noticias y, al poco de despertar del aturdimiento, la heroína terminó volviendo al Liceo por su propio pie. O volando, más bien.

Espadachín, Éter y Cinco lograron recuperarse sin problemas. Cinco, agradecida con el Grupo 4 y con el Liceo por haberla rescatado de la influencia de Padre, decidió quedarse en la escuela. Iniciaría su formación como heroína durante el curso próximo.

En cuanto a Uno, su cuerpo había quedado completamente petrificado por la liberación de energía. La Dra. Pujol analizó la estatua con todo tipo de técnicas, tratando de encontrar algo en su interior, una esperanza de salvarlo. Pero, al parecer, el cuerpo y la mente de Uno se habían perdido para siempre.

Durante aquella mañana de junio, los jóvenes del Grupo 4 debían prepararse para la ceremonia de graduación. Salara los había convocado a todos en el pasillo de los dormitorios. Quería que fuesen juntos al Salón de Actos.

Notas de juego

Tenéis libertad para narrar el regreso de vuestros personajes a la academia y lo que ha sucedido durante este lapso de tiempo. Cómo se han enfrentado a los exámenes, cómo han afrontado las secuelas de la batalla... El turno termina con vosotros, engalanados, reuniéndoos con Salara para ir juntos a la ceremonia.

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04/03/2020, 12:05
Daniel D´aeth

Sobre el regreso

Pese a que podían decir que habían cumplido su misión con creces, el viaje de vuelta en El Colibrí fue bastante silencioso. Y Daniel no podía culpar a sus compañeros, pues él mismo pareció abstraerse en sus pensamientos. Ahora que la adrenalina que había inundado su torrente sanguíneo se había consumido, tocaba hacer balance.

Había asesinado a alguien.

Podía camuflarlo de todas las formas posibles: que era una situación de vida o muerte; que estaba protegiendo, no sólo a sus compañeros, sino al mundo entero; que era en defensa propia… pero por muchas excusas que pusiera, el resultado siempre parecía abrirse camino: había arrebatado una vida. Una vida corrupta, monstruosa y peligrosa. Una vida que había esclavizado a niños inocentes y los había convertido en armas. Pero una vida, al fin y al cabo.

Entrelazando los dedos y respirando con lentitud, pensó en lo que dirían sus padres. Hala sería todo amor y comprensión, de eso no cabía duda. Estaba seguro de que incluso lo dejaría todo para viajar hasta el Liceo para servirle de apoyo en un momento así. Su padre sería otro tema. Inconscientemente, desvió su mirada hacia Rudy y chasqueó la lengua discretamente. Sólo él sabía el alcance de sus preocupaciones. ¿Qué discurso obtendría de Sir Jacob D´aeth? ¿Del solemne ejecutivo? Una parte quería pensar que sería comprensivo.

Una pequeña y cobarde.

 

Sobre la vuelta a la normalidad

Muy convenientemente, su padre tuvo que salir repentinamente a un viaje de negocios que le mantendría ocupado  e ilocalizable ─ durante semanas. No le sorprendía. Aunque fuera verdad, no dudaba que sir Jacob estaría analizando profundamente las consecuencias de sus actos antes de darte un veredicto final. Afortunadamente, su madre cumplió con su labor y se tomó unas merecidas vacaciones para pasar unos días en Barcelona junto a su hijo. Hicieron turismo como si se trataran de dos sencillos viajeros, comieron helado y se hicieron fotos. Y por supuesto, hablaron. Hablaron largo y tendido de los sentimientos, las dudas y las preocupaciones de Daniel. El joven inglés aprovechó para liberar todo lo que tenía dentro sabiendo que la perspectiva de su madre era mejor en esos momentos en los que la alargada sombra del cabeza de familia no los cubría a ambos. 

Y lloró.

¿Cuándo había sido la última vez que había llorado? Incluso Hala se sorprendió, y procedió a acunarlo como si fuera un recién nacido. Durante minutos, Daniel D´aeth liberó toda la tensión acumulada en semanas. Sentimientos reprimidos de ira y muerte. Pero también de amor ─ incluso de lujuria ─ y apatía. Y después de horas de charlas, de lágrimas y de una tarrina de helado, se sintió mucho mejor. El lazo madre-hijo se volvió más fuerte que nunca, y Daniel aprendió que no estaba nada mal dejarse llevar de vez en cuando.

Con el corazón más relajado, Daniel pudo centrarse en los exámenes. También aprovechó para conocer mucho mejor a Malina, esforzarse por conocerla como mujer. Se lo debía. Por su culpa  o eso quiso creer  ella había sido secuestrada junto al resto de compañeros, y sabía el efecto sedante que tenía una buena charla. Se convirtió en el hombro que la joven necesitaba, el amigo en el que confiar y el compañero con el que compartir sus sentimientos. Incluso se permitió dar sus primeros pasos en el amor físico gracias a las convenientes y extremadamente largas llamadas de teléfono de Rudy que lo mantenían alejado de su dormitorio. Tímidos y torpes, como todo primer paso. Pero por primera vez desde que Daniel abriera los ojos en el mundo, con intención de amar.

 

Sobre el día de la graduación

Y como toda etapa de una vida, llegaba a su fin. Los exámenes habían sido duros, pero era un estudiante dedicado y tenía más tiempo que los demás para dedicarlo a los libros. Por supuesto, no había obtenido notas tan brillantes como algunos compañeros, pero podía sentirse orgulloso. La profesora K’Sha parecía haber mostrado interés en el muchacho y había dedicado algo de tiempo fuera de clases para llenar los huecos que había dejado su entrenamiento previo al Liceo. Moussa, que a todas luces tenía un intelecto y una capacidad estratégica superior a las del inglés, le había enseñado que podía ser mucho mejor líder y quería ser todo lo que el Grupo 4 necesitaba, y mucho más.

Aquella mañana, Daniel observaba con el ceño fruncido su impecable traje negro a medida que iría bajo la toga y la esclavina. Lo del birrete todavía estaba por ver si se lo ponía. No tenía buenos recuerdos de usar gorritos ridículos en entornos académicos.

─Rudy, tú tienes mejor gusto que yo. ¿No crees que le falta un detalle de color?

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05/03/2020, 11:48
Ignatius Brightnight

Victoria. había habido bajas, pero eso pasa en toda batalla. El grupo 4 había decidido presentar batalla y eso tenía consecuencias. Algunos de sus compañeros parecían compungidos, afectados por lo que había pasado. ¿Habrían preferido no defender a los suyos, no implicarse? Y el balance era positivo, apenas nada que llorar, sobre todo si se afrontaba aquello como una prueba de que podían presentar batalla y ganar, ser útiles y efectivos defendiendo a los suyos. Crazy Crow estaba contento, aunque trataba de rebajar su euforia post-batalla al mínimo para no molestar a sus compañeros.

El ambiente festivo de la escuela llevó al joven amerindio a culminar el regreso con una fiesta de celebración espontánea en la que, si no hubiera sido por Laura (Lux), hubiera disfrutado de más de un "agradecimiento" de sus compañeras del Liceo. Laura se aferró al chico "cool" del momento y lo defendió a capa y espada, espantando a las chicas con miradas más que significativas (a un paso de convertirse en láseres). Pese a todo Ignatius disfrutó de lo lindo. A la mañana siguiente apenas pudo moverse de la cama, no sólo por el cansancio físico (derivado de la batalla o de la fiesta), sino porque se despertó en la cama de su voluptuosa novia con su propietaria abrazada a él... y pronto volvió a hacerlo suyo ─marcando territorio─.

La parte positiva de su posesiva novia era que Laura era muy buena estudiante e invirtió muchas horas en conseguir hacer remontar las notas de Ignatius, que, contra todo pronóstico dada su trayectoria previa, sacó todas las asignaturas adelante sin necesitar recuperaciones. Pero el chico jamás se había sentido tan agotado en su vida. Si le hubiera ofrecido la elección de enfrentarse a Ojos Brillantes otra vez o a los exámenes del Liceo y a Laura, habría optado por lo primero sin dudarlo un segundo.

El día de la graduación Ignatius apareció ante Salara de los primeros, con cara de agobiado, vestido impecablemente con un traje de graduación a la occidental/americana (birrete incluído) en el que sólo se había permitido la licencia de poner una pluma blanca a la coleta que recogía su larga melena oscura.

─Por favor, salvarme de este calv... ¡hola, cariño! ─finalizó abruptamente con una sonrisa forzada dirigida a Laura, que no tardó nada en "absorberlo".

─Estás muy guapo ─sentenció ella, poniéndose de puntillas para dar un beso a su novio─ Hola a todos ─y plantó un nuevo beso en los labios a Ignatius, por si alguien no había captado el mensaje.

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05/03/2020, 22:17
Rudy Vergara

El beso de Silvano, y su característico olor a menta, me trajo de vuelta a la realidad.

Desde la explosión de Uno y el frenesí por encontrar a Sara y Moussa, no recordaba nada. Tenía flashes de como los llevábamos a la nave, pero poco más. No recordaba nada del viaje.

Y ahora me encontraba al final de la pasarela del Colibrí, abrazado a mi novio. Pero era raro, Martí vibraba. No, espera, estaba sollozando. ¿Lloraba?

Me dio un golpe en el pecho. Probablemente se hizo más daño él que yo.

-Hey. ¿Qué pasa? -dije confuso, como si no estuviese con corte en la cara y algunas partes de la piel abrasada.

-Que eres un ladrillo tonto y estúpido. -dijo hundiendo la cabeza en mi pecho. Le acaricié el pelo, intentando tranquilizarlo. Entre sollozos dijo.- Me moría de preocupación.

 

Los siguientes días fueron una marabunta de cosas. 

Era curioso como el Liceo, después de un ataque o incidente, volvía rápidamente a la normalidad.

Los primeros días aun se oía a la gente hablar de la batalla contra el ejercito de Ojos Brillantes. Sin contar la noche del baile, esta había sido la primera situación real de muchos de ellos. ¡Y todos habían demostrado su valía!

Desde el ataque, pasé más tiempo con mi hermanita Honey. Estar a punto de perderla me hizo ver lo mucho que la quería. 

-Bah, no fue para tanto. -dijo Honey un poco mosqueada.- Total, estuve inconsciente casi todo el rato. ¡Habría preferido pelear! Seguro que habríamos ganado mucho antes.

Y como no, también vino mamá a vernos. Le había hablado de que tenía pareja, pero no especifiqué que era un chico. Por poco me muero cuando los presenté.

-Uhh, mamá. Mi pareja es él, Martí, Silvano. -dije un poco con miedo de como fuese a reaccionar.

-¿QUEEEEEEEEE? -grito mi madre tan fuerte que Ultrasound de segundo curso la miró envidiosa.- ¡AY, SÍ, QUE SUERTE LA MÍA! Que no vendrá una lagartona a llevarse a mijito. ¡Y ya me acuerdo de usted Martín! Que hiso aquel bosque de la nada en los Juegos Heroicos. Ay, sí, que alegría. Mire, venga conmigo un segundo... Es que tenía unos tulipanes y quería también unas petúnias que...

-Rudy...- susurró Silvano ahogando la voz mientras Wrecking Mom se lo llevaba a un lado.

Miré a mi hermanita.

-Pobre. Menuda suegra le ha tocado. -dijimos casi al unísono.

 

Gracias a Didac y Daniel, conseguí aprobar los exámenes. Dídac era muy buen profesor particular, sobretodo en contraposición a lo duro que era Daniel. 

 

Se acercaba el día de la graduación, llevaba el traje granate en un portatrajes. Justo iba a picar a la puerta de la habitación de Silvano cuando este me abrió la puerta.

-¡Holis! -dijo Martí dándome un beso en la mejilla!- Justo me ha avisado Augurio de que venías

Augurio estaba tirado en su cama, viendo una serie en su tablet. Lo saludé con una sonrisa.

-Buenas, jeje. -dejé el portatrajes encima de la cama y lo empecé abrir.- He tenido que hacer que llamaba a mi madre otra vez. No veas que acaramelados están Saga y Tesla ultimamente, jeje. Bueno, eso. Vengo a probarme el traje de la graduación a ver que os parece.

Comencé a desvestirme, y ponerme el traje. No tenía preocupación por lo que viese Augurio. Total, ya nos habíamos duchado juntos en los vestuarios del Liceo. Pero Martí, sí lo estaba disfrutando ahí tumbado con las manos detrás de la cabeza. Yo de mientras, iba haciendo un poco el tonto y hacía que me daba latigazos con la corbata.

-Jeje. -reí al verme en el espejo. Era un traje granate, con camisa blanca y corbata salmón.- ¿Como me ves?

-Uff. -dijo Silvano mirándome de arriba abajo, luego hizo un gesto con el dedo para que me diese la vuelta. Alzó una ceja y puso una media sonrisa al verme el trasero. Parece que le gustaba.

-¡Oh, vaya! ¡Me están llamando mis padres. -exclamó de pronto Augurio alarmado, aunque fingido.

 

Mientras Daniel me ponía la corbata, porque yo no sabía, me preguntó sobre el traje.

-Bueno, a ti te quedan bien estas cosas. Si lo llevase yo parecería salido de Matrix. Pero a ti con tu porte inglés te queda genial. Tan soso como tú. JEJEJE. Es bromi, es bromi.

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06/03/2020, 20:57
Sara Carrión

Abrió los ojos sintiéndose horrible físicamente, desde el primer momento notando el cuerpo en mal estado y es que estaba reventada, el brazo izquierdo escayolado para protegerlo de sus propios movimientos. La doctora Puyol estaba cerca pues Sara se encontraba acostada en una de las camas de la enfermería.

- En casa.

Musitó pues la academia era su segundo hogar y de hecho más querido que el primero. Allí podía ver a muchos de sus compañeros, una voz familiar y muy anhelada llegó hasta ella.

- Sara, ya estás mejor, ¡no te muevas!

Alberto andaba a pocas camas de distancia, le miró dibujando una sonrisa abierta, luego se sintió algo incómoda porque tendrían que hablarse con dos otros alumnos por medio. A su izquierda estaba Reina Alien y al verla sintió un estremecimiento, ¿la pusieron a su lado? Las miradas se cruzaron y no se dijeron nada, era un rostro inexpresivo el suyo pero el silencio suplía precísamente la falta de comunicación, dando a entender que seguía habiendo tensión entre ellas. Haciendo caso omiso prefirió hablar con su chico.

- Me alegro tanto de verte – las comisuras de sus labios marcaron otra sonrisa – No recuerdo bien lo que ha pasado, ¿dónde está el resto, Alberto?

Le tuvieron que informar acerca del combate contra Uno y su estado petrificado. Había muerto, igual que Padre y es que al final no pudieron salvarle. Habría sido una locura devolverlo a la vida pero era lo que se tenía que hacer, solo que los chicos del infinito ya no estaban, salvo Cinco que era alguien a quien le gustaría conocer mejor.

“Lo logramos pero no tan bien como debió ser.”

Y habían matado a Padre, lanzándose como salvajes, el toque de Estigia fue parte de aquél asalto mortal, no podía justificarse pensando que sobrevaloró su campo de fuerza.

“Otra vez somos héroes pero no supimos manejar la situación.”

Podía ver en las caras de otras personas cercanas que se habían alegrado al ver que ella recuperaba la consciencia, la joven sabía que había ganado popularidad y era algo a lo que no quería acostumbrarse, ni quería cuidarlo sabiendo lo difícil que era mantenerla.

- Cuando despierte Moussa nos irá curando, así que, ouch, el brazo estará mejor pronto y podremos hasta bailar.

Le decía a Alberto, sintiendo un rubor porque los dos chicos que habían entre ellos se estaban enterando de todo y sonreían ante aquello.

“Alicia, esto es embarazoso. ¿Tu cómo estás?”

Era un poco bobo preguntar aquello, con Alberto cerca estaban todos bien, incluso Alicia. Todos salvo quizás Abeja Reina, pues no sabía si el aura de su novio podría afectarle.

“Por eso me miran como tontainas los de en medio.”

Se percató ahora de que el buen rollo causante lo estaba generando su novio y eso le hizo sonreir con suavidad, lo mejor iba a ser tomarlo todo con calma.

Unos días después vino el reencuentro con sus compañeros, con todo el grupo 4 al que podía abrazar con confianza preguntándoles cómo se encontraban. El brazo recuperado gracias al dispositivo sanador de Moussa. Habían estado a la altura de la peligrosa misión y estaría orgullosa de no ser porque la mente de Sara tenía aquella predilección por el drama, se tenía que esforzar por no sacar el tema que la acongojaba, de hecho los miraba por saber si ellos estarían afectados por lo que pasó y por lo que podía ver algunos tenían esa mezcla de alegría pero tristeza bajo ella.

El estrés de los exámenes les alcanzó a los días siguientes, la joven no tenía muchos problemas con ellos, la alicantina se había vuelto avispada con el paso de los meses, una vez liberada de muchos de sus temores. Fue ocurriendo de manera gradual, entrando los conocimientos cada vez con mayor facilidad, hasta el punto de ahora era natural leer un texto y asimilarlo a la primera. Así que era cuestión de dedicar tiempo al estudio, escapándose de vez en cuando para bailar con su chico, para besarse a escondidas, por suerte Alberto era tan maduro que no habían prisas en ellos por ir más lejos, les bastaba con mirarse, sonreírse y charlar sobre temas cotidianos para sentirse unidos, llegando luego a desbordarse con multitud de besos, pasionales luego lentos y vuelta a empezar. Que ambos tuvieran interés por las artes místicas era un añadido que les permitía compartir una afición intrigante.

Aprobó todo con una buena nota, fue sencillo y pudo pensar ya en la graduación, en el baile posterior y es que habían estado entrenando ambos como si aquello fuera una asignatura más. Querían hacerlo bien, ella sabía que Alberto quería bordarlo. Al día siguiente tendrían que volver a sus casas lo que implicaba un gran cambio para ambos, se querían despedir con una noche mágica en compañía de todos sus amigos de la academia. Sara se había vestido con tonos verdes, una elección atípica entre sus ropas pero quería verse con un color vivo que le transmitiera buenas sensaciones.

Notas de juego

Confundí el nombre de Reina Alien  , lo he corregido.

 

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08/03/2020, 18:25
Moussa Dakar

Siempre imaginó la muerte como algo terriblemente doloroso, una agonía lenta pero implacable que torturaría su alma durante toda una eternidad, pero en cambio todo sucedió en apenas un instante. El cegador resplandor del poder desatado de Uno lo cegó y después simplemente cayó.

Horas más tarde, Moussa continuó sin sentir absolutamente nada. El poder abrasador de Uno, había no solo carbonizado gran parte de su cuerpo, sino también destrozado sus terminaciones nerviosas. De no ser por los cuidados del Liceo y su avanzada tecnología, habría pasado el resto de su vida postrado en una cama sin poder moverse. Por suerte para el, su dispositivo de curación sirvió para recomponerlo y ayudar a su vez, a sus compañeros.  Claro que debido a la gravedad de sus heridas, pasó bastante tiempo en la enfermería, tiempo más que suficiente como para recordar todas sus vivencias.

Sabía que debía de lamentar haber tomado una vida, pero en el fondo no era así. En su lugar, sentía una profunda pena por no haber logrado salvar a Uno. Realmente deseaba con todo su corazón haber hecho por su hermano, lo que hizo por él años atrás. Pero quizás podía hacer algo por el resto de sus hermanos.

Aún gravemente herido y sin apenas fuerzas para ponerse en pie, abrió un portal hasta la isla. No estaba seguro de si la isla podía o no seguir allí, tampoco si lograría encontrar a Tres o a Cuatro. Pero no podía, no quería dejarlas atrás. Por ello tan solo cedió en su empeño de acudir allí días tras día, cuando el Liceo decidió dejar una sonda allí para recopilar información.

La semana siguiente no fue sencilla para Moussa, sus conocimientos en tecnología y medicina habían mejorado desde su llegada. Pero en todas las demás áreas sus notas eran más bien mediocres. De nuevo fue gracias a los apuntes de Estigia y el buen hacer de Abeja reina (Quién con gran paciencia le ayudaba a estudiar) que logró aprobar los exámenes. Sus notas no serían las mejores del Liceo, aunque dada su falta de educación previa, casi era un milagro que hubiese logrado aprobar todo.

El poco tiempo del que disponía, aprovechaba para desconectar junto a sus amigos ya fuese practicando algún deporte o en las salas de entrenamiento. El mantenerse activo le ayudaba a despejar la mente y eso era justo lo que necesitaba, aunque en el fondo, estaba algo distraído. En su mente se repetía una y otra vez la lucha en la isla. Al principio pensó que habían tomado la vida de Padre, pero en realidad ese despreciable ser había logrado poseer a Uno y usarlo como arma contra todos ellos. ¿Estaría por fin muerto o sería posible que estuviese ahora dentro de alguno de sus compañeros o incluso, dentro de él mismo? De ser así ¿cómo podían detenerlo para siempre?

A sabiendas de que tales pensamientos podían conducirlo a la locura si se obsesionaba demasiado, tal y como le pasó en el pasado con el estado de Iván, decidió guardarse sus miedos y tratar de ayudar a Cinco a integrarse lo mejor posible en el Liceo. Para ello lo primero sería encontrar un buen nombre, bueno, en realidad dos. Uno para su identidad secreta y otro para su identidad como superhéroe. Claro que a él no se le ocurrían buenos nombres, por lo que acudió a Rudy para ayudarlos.

El día de la graduación llegó por fin y la verdad era que no tenía demasiadas ganas de fiesta. Estaba tan agotado que lo único que deseaba era meterse en la cama y dormir por tres días. Pero había llegado hasta allí junto a sus compañeros y no se le ocurría mejor forma de terminar el curso que con ellos. Por lo que dejando a un lado el agotamiento acumulado por los exámenes, se preparó para la graduación.

En un primer momento eligió un traje de color violeta con pajarita que estaba seguro que iba a ser lo más de lo más. Pero reina logró hacerle cambiar de parecer optando finalmente por un elegante esmoquin. Debía reconocer que no le quedaba mal, pero le apretaba en el cuello un poco.

El saber que continuaría el siguiente curso junto a sus compañeros lograba animarlo y oscurecer un poco la sombra que sentía por la perdida de Uno. Era extraño, sabía que apenas tenía unos pocos recuerdos de él, pero no podía evitar sentirse triste por su perdida. Ojalá habría podido rescatarlo, pero ahora no era momento de llorar, más bien era todo lo contrario.

En el Liceo había encontrado la familia que siempre había deseado y un camino que seguir para convertirse en lo que esperaba, sería un buen hombre. El SG 4 como solía llamarlos él, se habían convertido en las personas más importantes de su vida. HÉROES que habían demostrado el gran corazón que poseían y sobretodo, lo que realmente era el valor para dar un paso adelante cuando la injusticia llamaba a la puerta. Estaba seguro de que todos ellos estaban destinados a la grandeza y que algún día, sus caminos les llevarían por diferentes sendas, pero ya no tenía miedo a perderlos. Pues sabía que poco importaba la distancia o el tiempo que pasase, los vínculos que existían entre ellos eran tan fuertes que cuando cualquiera lo necesitase, el resto acudirían en su ayuda.

Con esos pensamientos en mente, terminó por colocarse la chaqueta, ajustarse bien la pajarita y se dispuso a encontrarse con sus compañeros. Era hora de celebrar la graduación y el fin del curso.

 

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08/03/2020, 19:41
Dídac Castelló

     Dídac quiso negarse, de verdad que quiso negarse a volver sin los demás. No quería dejar a nadie, a absolutamente nadie atrás... Pero en aquel momento no contaba con fuerzas ni para discutir, no tenía ánimos ni para rebelarse ante la autoridad, por mucho que tuviera ganas de hacerlo.

     Al subirse al Jet se quedó mirando a la nada, no articuló palabra alguna,  no estaba de humor para absolutamente  nada. No tardaron mucho en llegar, y en cuánto la puerta del hangar se abrió el chico desapareció, y tardó días en aparecer. No necesitaba ir al hospital, solo estaba cansado, así que desapareció.

     Al volver a la vida normal, ayudó a quienquiera que lo necesitase con los exámenes, no dedicó  un solo minuto más  de su tiempo a estudiar, llevaba ya mese con todo el temario completamente asimilado, y habría  sido una perdida de tiempo. Cuando tenía un rato libre, simplemente se dedicaba a entrenar, como si no hubiera un mañana, era justo lo que necesitaba.

     Quizá se pensaría que, después de lanzarse a aquella misión casi suicida pasaría el resto de lo que le quedaba de tiempo con Juanjo, pero intentó mantenerse alejado, si el chico trataba de hablar con él  o de pasar tiempo con el metamorfo, éste tampoco se lo negaba, pero no se obsesionó con pasar tiempo con él. No sabía cuánto tiempo le quedaba al demonio del Liceo en aquel instituto, pero si había algo de lo que Dídac estaba seguro era de que sin planearlo se había enamorado de aquel chico, y creía que cuánto  más tiempo pasará con él, más se avivaría aquel sentimiento, y no estaba dispuesto a sufrir más. No creía poder desafiar a la reina del infierno para poder quedarse al lado del chico demonio.

     No había pedido a Juanjo que le acompañara a la graduación, a no ser que el chico se ofreciera, o se presentara allí, iría solo... lo cual era una verdadera pena, porque si de normal el chico solía arreglarse, y tenía un atractivo casi sobrenatural, en aquella celebración estaba realmente radiante, y más atractivo que nunca.

Un precioso traje de tres piezas verde oliva con accesorios en negro, y un perfecto, bien cuidado y moderno corte de pelo y una barba perfectamente recortada que enmarcaba su rostro que se había puesto para aquella ocasión.

- ¿Qué tal? ¿Cómo os encontráis en este alegre y soleado día? .- Bromeó tratando de parecer mayor de lo que era.

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11/03/2020, 00:55
Salara

Todos habían lidiado con las consecuencias de la batalla final contra Ojos Brillantes y Uno de forma distinta. Pero en aquel ambiente festivo, en aquel día señalado, todos se permitieron concentrarse en lo que tenían justo al frente.

La ceremonia de graduación.

Habían oído historias entre los estudiantes. La graduación en el Liceo era un acto largo y emotivo, quizá un poco aburrido para los más inquietos. De todas las tradiciones de la extraordinaria escuela, quizá aquella era la más ordinaria.

El director dedicaba unas palabras a los estudiantes, y uno a uno otorgaba sus diplomas a aquellos que completaban sus estudios en la escuela. De entre los estudiantes de cursos inferiores tan sólo tenían que subir al escenario aquellos que recibían premios y menciones especiales por sus excelentes resultados en las clases. Ni siquiera tenían quedar un discurso si no querían. Aquello, sin duda, tranquilizaría a los más vergonzosos.

Salara los recibió a todos en el pasillo de los dormitorios. Muchos venían acompañados, pero el Grupo 4 no era uno que se caracterizase por dar la espalda a los demás.

- Fantástico, ya estáis todos aquí – exclamó Salara con su suave vocecita mientras juntaba las palmas de las manos -. ¡Y os habéis arreglado para la ocasión! – los elogió a la par que ladeaba la cabeza, uno de sus típicos gestos afables.

La pequeña alienígena vestía una especie de vestido vaporoso de tonos violeta y turquesa. Parecía especialmente diseñado para su peculiar anatomía. Salara agitó un poco la falta de su vestido, que relució levemente como si estuviese cubierta de purpurina.

- Es de mi planeta natal – aclaró Salara -. Venga, ¡vamos!

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11/03/2020, 00:55
Narrador

Salara anduvo por los pasillos de la escuela, guiando al variopinto grupo de apuestos héroes adolescentes. Las conversaciones eran animadas. Sobre todo por Marina que, al terminar el curso, había logrado dominar por completo el poder de su voz.

La muchacha semi-atlante estaba muy cambiada respecto al primer día. Había entrado en el Liceo como una asustadiza y callada joven que apenas podía sostenerle la mirada a nadie. Desde que comenzó su relación con Aitor había comenzado a cambiar para mejor, aumentando su confianza en sí misma y comenzando a controlar los efectos destructivos que desencadenaba su voz. Ahora andaba por los pasillos con la cabeza bien alta. Al hablar, su voz cantarina lograba encandilar a todo el que la escuchase. Incluso cuando no usaba su poder, el tono y timbre de su voz eran increíblemente bellos. Además, se encontraba entre los pesos pesados del Grupo 4. Su fuerza y resistencia estaban por detrás de las de Cráter y Saga, pero lo compensaba con una gran habilidad para el combate. Sin duda, Sirena sería una heroína a tener en cuenta en el futuro.

César, por su parte, también había cambiado mucho desde el primer día. Antaño rebelde y antipático, César había resultado ser un compañero con el que era difícil trabajar. Debido a la naturaleza destructiva de su poder, en el pasado César había sido una verdadera bomba de relojería. Pero el vínculo fraternal que encontró en Moussa lo devolvió al buen camino. Tras abrirse al senegalés, se reveló su verdadera naturaleza tierna y sensible. Luego hizo lo mismo con el resto del grupo, y terminó por convertirse en un valioso compañero para el equipo. Dominando un gran poder destructivo con precisión milimétrica, Salamandra se había convertido en uno de los mejores piroquinéticos de la escuela. Y muy pronto el resto del mundo encontraría en él a un héroe capaz.

Su camino los llevó a recorrer los corredores centrales de la escuela, allí por donde Salara había guiado por primera vez al Grupo 4 durante su primer día en el Liceo. Pronto llegaron al gran Salón de Actos donde tenían lugar la mayoría de las reuniones de alumnos.

El enorme auditorio se abrió ante ellos como un espacio bizarro y atestado. Estudiantes de todos los tamaños y especies comenzaban a ocupar las mullidas butacas, vestidos con sus mejores galas. Decenas de Palomas volaban por el aire, emitiendo sus familiares pitidos mientras indicaban a los estudiantes cuales eran los asientos que les habían sido asignados.

En las esquinas del salón vieron a las sempiternas copias de Bosch, vigilándolo todo desde diversos ángulos. Cerca del escenario, Hécate y K’Sha conversaban distendidamente. No había más profesores a la vista, por el momento.

Sobre el escenario reposaba un atril con el escudo de la escuela. Un elegante telón de terciopelo azul ocultaba lo que había más allá.

Salara los guió hacia un lateral del auditorio. Allí estaban los sitios asignados de todos los grupos de primer curso. Muchos de los otros estudiantes de primero ya estaban allí, pero no se habían sentado todos todavía. Se saludaban, conversaban y reían. Tal como lo harían unos adolescentes en un día como aquel.

Y es que a pesar de sus duras vidas. A pesar de las dificultades a las que se habían enfrentado y de los villanos a los que habían tenido que derrotar… Ellos seguían siendo adolescentes. Esa era su realidad. Y durante aquel día tenían permitido relajarse, y concentrarse tan solo en superar aquella aburrida ceremonia y comenzar sus vacaciones de verano.

Parecía que todavía tenían unos minutos antes de que la ceremonia comenzase. Un momento para hablar entre ellos.

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11/03/2020, 00:56
Marina

- ¿Tenéis algún plan para las vacaciones de verano? - curioseó Marina, sacando a luz el tema que algunos habían estado intentando evitar.

Para muchos, el Liceo era un hogar más. Puede que el único. Separarse de la familia que habían formado en aquel sitio durante un curso entero sería duro para ellos.

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11/03/2020, 11:58
Daniel D´aeth

Un año. Todo lo que habían conseguido en apenas un año. Realmente, él llevaba mucho menos, pero había compartido tanto con ellos que casi parecía una vida. Cuando se reunió con sus compañeros del Grupo 4, sonrió levemente: ellos eran su familia. O al menos, el concepto que él tenía de familia. No esas personas que apenas veía por culpa del trabajo y las obligaciones sociales y con las que compartía su apellido. Sino gente con la que vivir y crecer día a día, que se preocupan por uno y que están ahí cuando lo necesitas.

Y las vacaciones de verano solían dedicarse a la familia y los amigos. ¿Qué haría él?

No tenía obligaciones más allá de las que él mismo se impusiera. Si le hubieran preguntado hacía unos meses, la respuesta más clara sería que pasaría el verano trabajando como becario en alguna de las empresas del conglomerado de Xandria Corporation. Así había hecho hasta ahora. Era una forma de rellenar su currículum y viviría de cerca lo que, si las cosas iban como su padre había diseñado, sería su trabajo cuando terminara sus estudios.

¿Qué sentido tenía eso ya, cuando había aprendido tanto durante esos meses? ¿Qué sentido tenía embutirse en un traje y corbata, pasando horas delante de un ordenador mirando números, cuando había gente que necesitaba ser salvada y protegida?

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13/03/2020, 01:18
Moussa Dakar

Meses atrás, la idea de separarse de sus amigos era algo que le aterraba. Temía no volver a verlos y perder la familia que había encontrado en ellos, ahora, esos miedos de pasado se le antojan como una completa estupidez. Un berrinche más propio de un niño, que de la persona que es ahora. En pocos meses volverían a reunirse e incluso, podrían ir a visitarse unos a otros o mantener el contacto mediante los móviles. Gracias a sus compañeros ha comprendido que la familia pese a no estar siempre cerca, siempre está a tu lado cuando la necesitas y eso es lo realmente importante.

-Bosch me ha prometido llevarme a Japón. Al principio pensé que iba a llevarme a uno de esos sitios llenos de videojuegos o un salón del comic de esos brutales, pero creo que tiene otras cosas en mente. Viene con nosotros Sanjō Mimori y me huele a que van a llevarme a algún lugar secreto para adiestrarme mejor en el combate. Así que tendré que escaparme para visitar las tiendas de videojuegos y visitar los salones esos de comic. Ya os mandaré alguna foto y os traeré alguna cosilla.   Alzando la mirada, suelta un gran suspiro de tristeza antes de continuar.   -Lo malo que serán un montón de horas en avión. Mi poder aún no es capaz de llevarnos allí de un salto. Así que no sé, algo se me ocurrirá para pasar el viaje lo mejor posible. Si alguien se anima a unirse...no creo que Bosch diga nada al respecto.