Partida Rol por web

El Liceo: Escuela de Superhéroes

Diarios: Entre viñetas

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26/07/2017, 22:03
Daniel D´aeth

Crónicas de Daniel D´aeth

 

Mirar Más Allá de lo Evidente

- Inspira profundamente. Mantén todo ese aire en tus pulmones hasta que te llene por completo, y luego exhala hasta quedarte vacío. Repite nuevamente.

Con los ojos cerrados, Daniel seguía al pie de la letra las instrucciones de su maestro, su tutor y consejero. Al carecer de uno de sus principales sentidos, percibía su entorno con los otros cuatro de una forma mucho más intensa: la arena ardiente sobre la que estaba sentado, cuyos minúsculos granos se clavaban en su piel como si fuesen puntas de lanza; el aroma de la loción de afeitado del hombre que le hablaba a unos pocos pasos; el sonido del viento arrastrando el aullido de un chacal en el horizonte. Todo tomaba forma en su cabeza, obligándole a darle forma prescindiendo de la vista para sustentarlo.

Aquel no era el lugar acostumbrado donde practicar. Era sólo una circunstancia que su maestro había considerado aprovechar para observar hasta dónde era capaz de llegar su pupilo en un entorno hasta entonces desconocido. Solos ellos dos y un mar infinito de arena ardiente hasta donde alcanzaba la vista. Nadie en kilómetros a la redonda, sin agua y sin forma de comunicar con el exterior. Extremo para un hombre adulto. Imposible para un niño que apenas acababa de cumplir los diez años.

- Ahora abre los ojos lentamente, y dime qué ves – ordenó la voz del hombre cuya voluntad dependía que él siguiera viviendo o no – Mira más allá de lo evidente.

Conocía esa coletilla. La utilizaba cuando quería darle a entender que pensará más allá de lo manifiesto. La primera vez que había fallado había recibido una serie reprimenda, haciendo que nunca más lo olvidara.

Obedeció, notando el brillo cegador momentos antes de que sus pupilas empezaran a contraerse rápidamente para controlar la luminosidad que llegaba hasta ellos. Le encantaba esa sensación: sentir cómo el resplandor disminuía, para luego dejar ese destello en el nervio óptico que duraría unos minutos.

Ante él, la inmensidad del desierto y nada más. Su maestro se había situado detrás suya para que percibiese todo sin obstáculos, dándole libertad. Permitiéndole equivocarse.

- Parece vacío, pero en realidad hay vida: ese montículo es una guardia de zorros fénec. Los reconozco por las pequeñas huellas revueltas a su alrededor. Esos puntos brillantes a mi izquierda son hormigas plateadas. Noto cómo una de ella intenta subir por mi muslo.

- ¿Algo más? – preguntó el hombre, con un deje de arrogancia en su voz.

- Nada más

Lentamente, como si cada paso fuera importante, su maestro se aproximó a su espalda y se inclinó a recoger algo. Pronto empezó a escuchar un siseo inquieto que se hizo más fuerte cuando se mostró ante él sujetando una serpiente.  Su cola se agitaba y retorcía, enroscándose en el moreno brazo mientras buscaba una manera de escapar, y su boca permanecía abierta, mostrando unos colmillos repletos de hemotoxinas. 

- Lo has hecho bien, pero te ha faltado afinar. Has buscado lejos, cuando lo más importante se encontraba justo a tu espalda. Esta víbora cornuda podría haberte mordido si te hubieras movido demasiado rápido al incorporarte.

Con un gesto lento y elegante, lanzó la víbora lejos, hacia la arena. El áspid empezó a deslizarse rápidamente para escapar de esas dos extrañas presas que había encontrado.

- Tus enemigos nunca avisarán ni enviarán una invitación. Debes anticiparte a sus acciones, y si no puedes, responder rápida e inteligentemente. El instinto no siempre es la mejor opción. Sé un estratega.

- Entendido – respondió Daniel, satisfecho con la enseñanza. 

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28/07/2017, 11:53
Rudy Vergara

Un día por la tarde.

Habían pasado dos días desde el ataque de Plasma. Ya se habían llevado a mamá e Iván seguía en la enfermería. Necesitaba respirar aire fresco, relajarme, pensar en otras cosas. Por eso estaba en el jardín del Liceo esperando a Natalia, mi novia.

Mientras la esperaba me había encontrado con Fusión, en su conocida armadura.

-Oh, sí sí. Ocurrió hace un par de semanas. -le estaba contando a mi amigo.- Fue un martes, después de Educación Física, a última hora. Quedamos para merendar Silvano, Fantasma, Misil y yo. Estábamos comentando una cosa que dijo Richmond-sensei. No sé qué de una fuerza imparable contra un objeto inamovible. Entonces, Misil y yo nos miramos.

La cabeza de la armadura de Fusión se inclinó un poco hacia un lado. Hace un tiempo no habría sabido interpretar el gesto, pero después de un tiempo siendo amigos me había acostumbrado.

-Henry, el chico de la supervelocidad incontrolada. -le aclaré a Xavi.

-Aaah, el del grupo de Hermes. -dijo el chico una vez supo de quien hablaba.

-Pues total. Salimos al exterior y quisimos hacer un experimento. Fantasma y Silvano se quedaron mirando, incluso lo filmaron.

Saqué mi móvil, abrí la galería, seleccioné un vídeo y le di a reproducir.

"-Sácanos sexis, Silvano." -se me escuchó decir.- "Vamos, Henry, cuando quieras."

De lejos se veía a Misil, haciendo estiramientos.

"-Será divertido." -dijo Henry con acento americano.

Hubo una cuenta atrás. El Rudy del vídeo se plantó en el suelo, inmóvil, y adaptó una posición defensiva. Mientras, Misil empezó a correr. Alrededor suyo se formó como una especie de campo de fuerza que le protegía de la fricción.

"-¿Qué pasa cuando una fuerza imparable choca contra un objeto inamovible?" -se escuchó decir a Fantasma.

Entonces Misil, a toda velocidad, se chocó contra mí. Cabeza contra cabeza. Hubo una pequeña onda expansiva que hizo que se le cayese el móvil a Silvano. Fantasma rompió en carcajadas.

"-Parece que la respuesta a esa pregunta es una visita a la enfermería, Fantasma" -respondió Silvano entre risas, mientra recogía el móvil del suelo.

En la siguiente imagen se nos veía a los dos en el suelo, con las manos en la cabeza. Nos quejábamos del dolor, pero a la vez nos reíamos.

-Dios mío, estáis locos. -me dijo Fusión entre risas cuando el vídeo acabó.

De pronto, detrás nuestro se oyó una voz de chica.

-¿Otra vez enseñando ese vídeo, Ruru? -dijo Natalia al llegar. Se sentó junto a nosotros. Le dio un toqué en el hombro de la armadura de Fusión.- Holi, Xavi. ¿Como lo llevas?

-Hey, Nata. -le saludó Fusión. El chico miró lo que llevaba Natalia en las manos.- ¿Tus botas propulsoras, eh? Así me gusta, que practiquéis.

Me puse de pie y ayudé a Natalia a hacer lo mismo.

-¡Sí! ¡La práctica hace la perfección! -dije alegremente.- Pronto podremos dar paseos aéreos los tres.

Nos despedimos de Fusión y nos dispusimos a hacer nuestra primera práctica conjunta. Iba a ser un espectáculo digno de ver.

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02/08/2017, 12:37
Aitor Zumalacárregui

DIARIO PERSONAL

Entrada 203B

  • ÍNDICE DE INVENCIONES IX

Actualización sobre el anterior índice, para poder comparar los avances y cambios en los inventos que considero a día de hoy con potencial para ulteriores mejoras.


  • DIADEMA TELEPÁTICA:

Armoniza, focaliza y amplifica mis capacidades intrínsecas. Emplea un modulador de ondas cerebrales ajustable al instante mediante una interfaz psíquica de introducción de algoritmos Z-S(1) que permite seleccionar intensidad, alcance y afectados. Permite:

  • Comunicación telepática en un radio aproximado de 1,5km, de forma simultánea con otras capacidades incrementadas por la diadema.
  • Lectura de pensamientos, salvo a mentes especialmente poderosas, entrenadas o capacitadas para las defensas psíquicas.
  • Ataques psíquicos de intensidad moderada, suficiente para dejar fuera de sentido una mente humana convencional.
  • Alzar un escudo mental capaz de interrumpir la mayoría de ondas psíquicas externas. Probado con éxito contra la psique de Idoia Zumalacárregui.
  • Hacerse indetectable a las mentes humanas, explotando sus debilidades para simplemente desaparecer de su consciencia (al no ser detectado como un objeto o ser que precise interés).

  • BIO-ARMADURA DE AMPLIFICACIÓN DE CAPACIDADES DE MOVIMIENTO:

Basada en la superposición de músculos artificiales sobre una base corporal humanoide, este prototipo se ajusta como una segunda piel al usuario, mejorando sus capacidades físicas así como dotándolo de capacidades de movimiento claramente por encima de las de un humano convencional. Los movimientos son controlados mediante un procesador de alta velocidad que analiza la información obtenida a través de los propios sentidos del usuario (a los cuales se accede gracias a un intrascendente pinchazo en la base del bulbo raquídeo) aplicando un conjunto de movimientos pre-grabados y combinables en una matriz extrapolada de miles de movimientos de gimnasia deportiva y estudios espaciales de los videos de parkour subidos a la red de redes.

  • Se ha implementado en el mismo procesador del bio-traje el conjunto de subrutinas defensivas previamente dispuesto en la diadema telepática para mejor coordinación y efectividad en la evasión de ataques.
  • La potencia aplicable en las piernas resulta desproporcionada, capacitando al usuario para saltos inhumanos.
  • Añadido exitosamente un dispositivo de agarre inspirado en el sistema biológico usado por algunos lagartos para trepar por superficies incluso lisas y verticales (mediante ganchos microscópicos)
  • Añadido sistema de planeo emulado a partir de las ardillas voladoras americanas.
  • Experimentado con éxito la simbiosis de sistema de movimiento integrado en el traje y un sistema de cables de metal flexible movidos mediante control de los metales para incrementar el alcance de los miembros con objeto de permitir el desplazamiento por balanceo por encima del nivel del suelo.
  • Escudo cinético descubierto y evaluado: tal vez lo más interesante de la bio-armadura. Surgido para solucionar el problema de la alimentación de los músculos artificiales, su diseño le permite absorber la energía cinética, pero el sistema ha demostrado un alto grado de sinergia, lo que indirectamente ha derivado en la sobrealimentación del sistema al recibir impactos cinéticos, lo que a su vez reduce la severidad de los daños cinéticos potenciales.

NOTA: pendiente implementar movimientos ofensivos de artes marciales.


  • SUPER-TABLET:

No se ha variado su configuración desde la admisión en el Liceo. Usa las capacidades de telecomunicación bajo los satélites para, mediante el empleo de un algoritmo de desencriptado de 2ª generación que permite introducirse en el código de cualquier aparato electrónico.

Notas de juego

(1) Zumalacárregui-Salara

Aitor es capaz de otros logros, pero su origen no es tecnológico y por tanto no tiene sentido incluirlos en este índice de invenciones avanzadas.

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10/08/2017, 17:25
Rudy Vergara

El videoblog de Rudy

-Listo. –dije haciendo clic en el botón de guardar. - Ahora a ver como ha quedado.

Le di al play

Producido y dirigido por: Rudy Vergara

Editado por Rudy. (con ayuda de Aitor ¬.¬’)

“-¡Hey, qué tal! –dije en el vídeo.

Salía en el escritorio de mi habitación, mirando a la cámara con una expresión alegre.

-¡Soy Cráter bienvenido un día más a mi blog! –cogí la cámara y la sostuve en alto, en posición de “selfie”.- Hoy os presentaré a mis amigos.  ¡Comenzamos!

Y tapé el objetivo con mi mano, dejándola a oscuras.

 

Ahora salía una imagen del jardín. Nos acercábamos al bosque.

-Vale, me han dicho que han visto a Diana por aquí. –susurré.- A ver si le pillamos haciendo cosas de skr… De chicas. Je.

Se veía a Diana, sentada en la base de un árbol. Tenía un libro encima de las rodillas y una libreta con apuntes a mano. De pronto salió un subtitulo debajo de la metamorfa. “Diana Castelló – Ms. Justice”

-¡Hey! ¡Te pillé, jeje!–dije acercándome a la chica.-¡Saluda al vlog, Diana! ¿Qué estás haciendo?

-Hola, Rodolfo. – dijo la chica resoplando. Luego lanzó una mirada pícara a la cámara.- Estudiando, cosa que tú deberías estar haciendo en vez de grabar videos.

Hice un plano picado con la cámara y ahora se nos veía a Diana y a mí desde arriba.

-¿Y qué estudias?

-Ahora mismo estoy estudiando... Un momento, ¿Estás seguro de que podemos hablar de esto en un videoblog Rudy?

-Tranqui, Di. No lo subiré a ningún sitio. Como mucho se lo pasaré a mi hermanita, jeje.

Ahora volvía a salir solo la chica.

-Más te vale. –dijo Diana lanzándome una mirada asesina.- Pues ahora mismo estoy estudiando cultura alienígena. La guerra Kree-Skrull para ser más exactos… Qué ironía, ¿no?

-Vaya. ¿Y quién va ganando?

Se asomó una sonrisa en la cara de Diana.

-No lo sé, no me has dejado terminar, bobo. Pero está interesante la cosa por ahora.

-Bueno, te dejo entonces. –la cámara ahora enfocaba al cielo y se me escuchó decir en un susurro.-  ¿Me pasas luego los apuntes, porfis?

-¡Como siempre, Mr Vagancia!

Fundido en negro.

 

Mi cara ocupaba ahora la pantalla. Se me veía mirar de reojo, como si espiara a alguien.

-Eh, chicos. –susurré.- Acabo de ver a Cesar con una chica…

Toqué un botón y se activó la cámara externa. Ahora salía César, sentado en un banco del exterior, acompañado de una chica de primero. El chico del fuego parecía nervioso. ¡Nunca lo había visto así! Lo mismos subtítulos salieron. “César Moya – Salamandra”

Me intenté acercar un poco más, pero hice un poco de ruido. César alzó la mirada.

-¡Eh, Rudy! ¡Será hijo de…! –gritó César al darse cuenta que le estaba grabando.

La imagen se cortó. Al volver se me veía en primer plano corriendo y unas llamaradas detrás de mío.

-¡Lo siento! ¡Lo siento! –gritaba.

Fundido en negro.

 

Ahora estábamos enfrente de una puerta.

-Toc, toc. –exclamé al entrar en el cuarto de Sara.- ¿Qué hay de nuevo, ladies?

En la habitación se encontraban Sara y Marina, tiradas una en cada cama, comunicándose por el móvil.“Sara Carrión – Estigia.   Marina Hernández – Sirena”.Sara al ver la cámara guardó rápidamente su móvil.

-¡Esta juventud con sus móviles, ya no es lo que era! –dije imitando la voz de un anciano.

Marina se puso la mano en la cabeza, lamentándose. “¡Este hombre!”

-Pues sí, Rudy. Mis abuelos no saben que lo tengo. –dijo Sara mirándome raro. Luego arqueó una ceja.- Practicas para grabar a los Vengadores, ¿es eso? Ya te dije que tenías que hacerlo, pero tienes que avisar antes de entrar con la cámara o podrían tomárselo a mal.

En ese momento, Estigia alzó su mano y se empezó a formar una esfera de frío en ella. La chica me lanzó una mirada malévola y después a la cámara. Daba a entender que me la iba a lanzar.

-¡Wow, wow, wow! –dije saliendo rápidamente de la habitación.

La imagen dio un par de tumbos hasta que volví a salir yo.

-Qué hostiles están hoy. –dije con un suspiro.

Fundido en negro.

 

-¿Qué quieres, Rudy? –dijo Moussa mirándome de reojo.

Ahora estábamos en la biblioteca. Se veía al senegalés rodeado de dosieres llenos de papeles, con los codos sobre la mesa e intentando seguir estudiando. “Moussa Dakar – Atajo”

-Quería saber qué haces. –pregunté al chico.- Ahora ya no sales de aquí, eh, jeje.

-Estoy revisando informes sobre las últimas técnicas de curación, regeneración de tejidos. –explicó el chico.

El plano cambió. Ahora salía yo, dejando la cámara encima de un montón de libros. Se nos veía a los dos, sentados en una mesa. Moussa me miraba extrañado.

-Me alegro mucho que hayas tomado este camino, Atajo. –dije poniendo una mano en el hombro del senegalés y mirándole a los ojos.- Será fantástico que seas nuestro support en combate, Moussa.  Es super bonito.

Y de pronto abracé al senegalés. Fue una situación muy incómoda. Al principio Moussa se quedó rígido sin saber qué hacer, pero a los pocos segundos me devolvió el abrazo, dándome dos palmadas secas en la espalda.

-Venga, venga. Chhhssst. –dijo separándose de mí.- Que no se vuelva a repetir. Ahora déjame seguir.

En el siguiente plano volvía a salir mi cara.

-¡Qué mono el pequeñín, jeje! –dije con ternura.

Fundido en negro.

 

Aitor ocupaba la pantalla ahora. Estábamos en el Club de Inventores, se veía a Tesla y Fragua de fondo. Enlace saludó a la cámara. Todo parecía normal, menos la cara de Zenitram. En la pantalla salía oculta por un círculo negro. “*****   ******* -  ********” Su nombre tampoco salió.

-Bueno, playboy. –dije mientras enfocaba la armadura que llevaba el genio. Le quedaban muy bien esos músculos sintéticos.- ¿En qué estás trabajando?

Mientras enfocaba la mesa de trabajo, todos los papeles y pizarras donde había cosas escritaspasaron a estar censuradas. Salían borrones.

Aitor no parecía molesto por mis preguntas. Al contrario de los demás parecía contento por poder explicarle estas cosas a alguien. Señaló su armadura.

-Verás, estudio posibles evoluciones de la misma. –de pronto, gracias a la magia de la edición, empezó a hablar mucho más rápido y con una voz muy aguda.- De momento estoy estudiando si optimizo su capacidad defensiva, su capacidad ofensiva (cuerpo a cuerpo) mientras me dispongo a añadirle sensores y un sistema remoto para que haga cosas por su cuenta, como hacen las armaduras de Stark. Respecto a esto último, esta es la siguiente evolución visual que haría. ¿Qué te parece el casco? Ayudará a proteger su identidad a la vez que su cabeza. Sería una lástima que perdiera la cabeza de un mal golpe...

Señaló lo que parecía la cabeza de un androide que descansaba encima de la mesa de trabajo.

-Uuuh. ¡Mola, tío! –dije con asombro. Entonces hice zoom en la cara del chico (un círculo negro, en el vídeo) y le toqué la mejilla con un dedo.- ¿Y qué me dices de Marina, eeeeeh? Sé que alguien echa miraditas a la atlante, eeeeeh. Jejejeje.

La cara del genio se debió de tornar roja.

-Rudy, por favor. Centrémonos en algo más interesante. –dijo seriamente, cambiando de tema.- Puedo… Puedo hacer una demostración de mi nueva armadura.

-Bueeeeno. ¡Dale! –le contesté.

Ahora salía la zona de pruebas del Club de Inventores. Aitor se puso en el medio y empezó a dar saltaros, colgarse de las paredes, trepar. ¡Parecía el mismísimo Spiderman! (Todo siempre con un borrón negro tapándole la cara).

Cuando acabó la exposición de los movimientos, Aitor se acercó a la cámara. Parecía que se había deshecho de la incomodidad y vergüenza de antes.

-Sólo te pediría que no hicieras fotos a los diagramas del prototipo ni... un momento, ¿has dicho un videoblog? –la mano del vasco fue a parar a donde estaría la barbilla.- Ummmm.

Fundido en negro.

 

Volvía a estar en mi habitación.

-Puede que haya habido un pequeño problema para el final del vídeo. Parece que alguien me hackeó los archivos de vídeo… -dije frunciendo el ceño. Luego volví a mirar a la cámara con una sonrisa.- Bueno, espero que lo hayáis disfrutado. ¡Nos vemos otro día por aquí! Y recordad, si deja un cráter, es de fiar. ¡Adiós!"

 

¡Sois lo mejor, SG4!

Os quiere, Rudy.

 

Y ahí se acabó el vídeo.

-Tengo que pensar en una despedida mejor para el próximo. –pensé en voz alta.- Es hora de enviárlo.

Abrí mi email, marqué como destinatario a mis compañeros y a mi hermanita Eugenia. Le di a enviar.

 

 

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07/11/2017, 13:28
Aitor Zumalacárregui

 

Aitor Zumalacárregui y su extraño comportamiento

El joven estudiante vasco era tenido por profesores y compañeros como un alumno ejemplar, responsable, estricto y legalista hasta límites insospechados. Moussa, además, tenía la noción bastante acertada de que, aparte de los estudios en el Liceo, simultaneaba 2 ó 3 carreras, “ingenierías-de-cosas-con-títulos-largos-y-complicados”. Y de paso estaba completando su 2º doctorado y era un miembro activo del club de inventores, últimamente enfrascado en un absorbente proyecto ultra-secreto del que muy especialmente Rudy no sabía nada.

Por eso, cuando *a la vez* que hacía todo aquello comenzó a salir con Marina, no era difícil imaginar que la pareja rompería al poco por “falta de roce”, por así decirlo. Nada más lejos de la realidad. Aitor seguía con sus jornadas maratonianas atendiendo a las clases, haciendo trabajos de matrícula, aprobando las asignaturas de sus varias carreras y doctorados, asistiendo a las reuniones del club de inventores y, ahora, dedicando su tiempo libre a Marina. Moussa, su compañero de habitación, a menudo despertaba en medio de la noche para encontrarse con un Aitor enfrascado en sus quehaceres informáticos frente a su super-ordenador personal de última generación. Y éste último no descansaba nunca, porque Aitor dedicaba toda su capacidad “sobrante” a “minar” criptomoneda, lo que le había producido pingües beneficios (reinvertidos en sus proyectos personales) y experiencia suficiente como para lanzar la suya propia. Por lo visto sus algoritmos de seguridad no tenían rival a nivel internacional. Vamos, que estaba montado en el dólar. O el e-dólar o algo así.

Y a pesar de todo tenía tiempo para Marina. De hecho tenía una sorprendente cantidad de éste para ella. Empezaba a ser una estampa cada vez más habitual (aunque todavía un poco chocante) ver al supuestamente gélido genio vasco acaramelado junto a la semi-atlante. Él no soltaba prenda y Marina estaba lo suficientemente feliz como para no plantearse nada. Su novio atendía cada uno de sus deseos como si le leyera la mente (cosa que, bien pensado, tal vez sucedía literalmente) y era espectacularmente detallista. Si alguna vez rompían la chica sin duda tendría problemas con su siguiente pareja por lo alto que el joven Zumalacárregui había dejado el listón.

Él, por su parte, exudaba paz y felicidad. Había pasado de su típica cara inexpresiva a una casi imborrable sonrisa. “Quién le ha visto y quién le ve” era la expresión que mejor le definía en aquellos momentos.

Y sin embargo algo no cuadraba.

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07/11/2017, 19:30
Daniel D´aeth

Crónicas de Daniel D´aeth

 

Implacable, inesperado, feroz.

Cuando Rudy llegó a su cuarto, Daniel no se encontraba allí. Como siempre, su cama estaba inmaculadamente hecha y todas sus cosas organizadas de forma meticulosa, como si hubieran pasado días sin que el inglés durmiera en su cuarto. Pero su compañero supo que no era así, porque había una nota sobre su cama, manuscrita con la elegante y estilizada letra de Daniel. Le citaba a media noche en unas coordenadas que podía localizar fácilmente con su teléfono móvil.

Quizás por educación, o sencillamente porque tenía muchas ganas de saber que tenía preparado el inglés, Rudy acudió puntualmente a la cita. La noche estaba despejada, y la luna llena brillaba en el cielo nocturno acompañada de un puñado de estrellas. Parecía un guardián vigilante que se afanara en proteger al Liceo y a todos sus moradores de las amenazas del exterior.

Al principio, Rudy pensó que le habían gastado una broma, ya que su compañero no estaba allí, y sabía que no se había equivocado: el teléfono móvil informaba que había llegado a las coordenadas indicadas, un lugar apartado del edificio principal del Liceo, oculto por una arboleda y al que sería difícil de llegar si no se buscara a propósito. Un lugar donde esconderse.

Entonces lo vio: era difícil distinguirlo a simple vista porque Daniel vestía completamente de negro, flotando como un espíritu contra la noche a decenas de metros de altura y con los brazos cruzados. Sus ojos azules estaban clavados en Rudy, evaluándolo, midiendo sus capacidades. Distaba mucho del compañero amable y respetuoso que se había ofrecido a ayudarle. Ahora su semblante serio parecía severo e insensible. El viento a su alrededor se agitaba violentamente, arrastrando hojas y polvo como si el propio Daniel fuese una tormenta.

Y sin mediar palabra, se dejó caer en vertical sobre Rudy. Fue un movimiento rápido, inesperado. La fuerza del viento a su alrededor lo empujó como si fuera una saeta, haciendo que Daniel cruzara la distancia que les separaba en apenas un par de segundos. Rudy apenas tuvo tiempo de dar un salto hacia atrás para esquivar a su compañero, justo cuando éste lanzaba un formidable puñetazo que impactó en el suelo, levantando una nube de polvo y arena.

- ¡Eh, que los cráteres son lo mío! - respondió el muchacho.

Arena. La polvareda apenas se había asentado, cuando un torrente de arena oscura y cálida se abalanzó sobre Rudy. El colombiano esquivó una, dos y hasta tres embates, sin comprender todavía qué sucedía, pero el cuarto ataque no lo vio venir: como si tuvieran vida propia, pseudópodos de arena se habían enroscado en torno a sus piernas, creciendo y apretando al aprendiz de héroe con tanta fuerza que pensó que le rompería los huesos.

- ¿Has visto la diferencia entre nosotros? ¿Entre tus amigos y yo? – la voz de Daniel, con su marcado acento, sonaba grave y feroz a medida que se aproximaba a Rudy. Apartó la nube de polvo con un gesto de su mano y clavó en él sus ojos, cuyo iris resplandecía con un precioso color dorado – No pierdo el tiempo hablando contigo. Ni dándote ánimos. Ni anunciando mis ataques. Soy como el desierto y la tormenta: implacable, inesperado. Feroz.

Respondiendo a un gesto de su mano, la arena se enroscó nuevamente en torno a Rudy, creciendo y apretándolo. El muchacho, notando cómo el aliento empezaba a fallarle, proyectó su visión atómica en un intento desesperado de incapacitar a Daniel, pero falló, perdiéndose el haz de luz en la distancia. Entonces hizo acopio de todas sus fuerzas y luchó contra aquella prisión de arena. Recordó la sensación que le había invadido cuando se enfrentó a Plasma: su impotencia, su incapacidad de defenderse. Supo que no quería sentirse así de nuevo. No dejaría que nadie le humillara otra vez.

Con una explosión que liberó arena por todas partes, Rudy rompió aquella prisión desértica, respirando con fuerza y observando a Daniel con una mezcla de enfado e incomprensión. Su compañero le devolvió la mirada y sonrió ligeramente.

- Esa es la clave, Rudy. En el combate arriesgas tu vida. ¿Si no das todo lo que tienes para protegerte, cuándo lo harás? ¿Y cuando quieras proteger a alguien más? ¿A tu madre? ¿A tus amigos? – Daniel extendió su mano para ayudarle a levantarse - ¿Dudarás entonces? ¿Llorarás y te rendirás? ¿O sacarás todo lo que llevas dentro y serás implacable, inesperado y feroz?

En silencio, Rudy cogió la mano de su compañero y ambos héroes se observaron al abrigo de la noche. Una fina lluvia de arena cayó sobre ellos como si de nieve se tratara, y la luna prefirió mantenerse en silencio mientras ambos reanudaban su entrenamiento.

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08/11/2017, 09:53
Rudy Vergara

Me temblaban las piernas. De no haber llegado volando, no habría podido hacerlo caminando. Había quedado con Natalia, para contarle todo, en el tejado del Liceo. La esperaba sentado, mirando embobado al horizonte. Ya quedábamos en el mismo sitio muchas veces para practicar nuestro vuelo, pero esta vez íbamos solo a hablar. 

Con todos los entrenamientos con Diana, con Daniel y luego los grupales, no tuve tiempo para quedar con Natalia. O tal vez esa era la excusa que me ponía, pues era fin de semana. Hoy lunes tenía miedo, más que nada.

-Hola, Ruru. -dijo una voz por encima mío.

Ahí estaba ella, tan guapa como siempre. Su pelo rubio con mechas rosas se agitaba por el viento mientras aterrizaba. Ya controlaba casi por completo sus botas propulsoras, incluso había firmado unos papeleas para hacerlas parte de su equipo de superheroína (como los guantes ifrit de César). 

-Hola, Nata. -dije levantándome y dándole un abrazo.

Luego nos sentamos juntos. Estuvimos hablando un rato sobre lo que habíamos hecho estos días. Evite la parte de los entrenamientos con Daniel, por si luego pensaba cosas raras por lo que le contaría a continuación. Así que sin más rodeos, se lo conté.

Al principio no pareció inmutarse, luego adquirió una expresión de confusión y se quedó callada.

-Lo-lo siento. -dije al ver que no decía nada.- ¿Te parece bien?

-Sí, tranquilo. Me ha pillado por sorpresa. Rudy, yo te quiero igualm...

-A algunos de mis compañeros no les sorprendió, -la interrumpí sin querer.- decían que ya se lo esperaban.

-Ah. ¿Ellos ya lo saben? -dijo ahora con una ceja levantada.

-Sí, el viernes se lo dije. -dije sintiéndome un poco culpable. Tendría que habérselo dicho antes.

-¿El viernes? ¡Estamos a lunes! Eso es lo que confías... -entonces se quedo quieta, abrió los ojos con una expresión de miedo y tristeza. Parecía que algo había encajado en su mente.- El viernes fue cuando llegó ese tal Daniel, el chico nuevo. Y Sagitario me contó que os ha visto por las noches salir a hurtadillas al bosque.

¡Mierda! Acababa de explotar en mi cara igualmente. Si tan solo le hubiese contado todo desde el principio.

-¿Qué? ¡No, no! No es eso, en seri...

-Ugggh. -dijo enfadada esta vez. 

Activó sus botas y salió volando.

-¡Espera! -grité.

No podía dejarla ir. Había sido todo un malentendido. Sabía que Natalia jamás se enfadaría por mi bisexualidad, si incluso hablamos sobre el tema muchas veces, sin referirme a mí como tal, claro. Ella era más madura que eso. Solo había interpretado mal todo el asunto.

Emprendí el vuelo detrás de ella. Eramos igual de rápidos, incluso ella un poco más. Me costaba alcanzarla.

-¡Natalia!

-¡NO ME SIGAS!

Volábamos en dirección al jardín trasero, cerca de donde estaban las canchas y las pistas del Liceo. Ya casi la alcanzaba, notaba el calor de los propulsores. Conseguí agarrar una de sus botas.

Entonces la chica paró en seco y se quedó ingrávida. Yo también frené, pero la inercia, la fuerza con la que volaba, me hizo abalanzarme sobre ella. Pero Eureka, rápidamente me cogió del cuello y uso sus poderes. Hizo que mi densidad disminuyese, para reducir el impacto.

-¡PERO QUÉ TE CREES QUE HACES! -dijo total y completamente cabreada. Me seguía agarrando del cuello, pero no apretaba. Solo lo hizo para poder usar su poder. Jamás la había visto tan enfadada. Sus ojos brillaban con furia.

Lo de agarrarle la bota no había sido buena idea. La chica miró hacia el suelo.

-Lo siento, solo quería decirte que... -empecé a decir entre balbuceos.

Entonces lo empece a notar. Como mi cuerpo se volvía más y más pensado en cuestión de segundos. Notaba la atracción de la tierra sobre todo mi ser, mis orejas, mis brazos, mi pelo. Todo se veía atraído hacia la tierra. Eureka me soltó y yo caí en picado.

En cuanto choqué contra el suelo, no creé un cráter, como había ocurrido otras veces en situaciones similares. Esta vez atravesé el suelo de tierra, estuve un rato hundiéndome debido a la densidad aumentada de mi cuerpo. Hasta que llegué a una superficie de metal. ¡Au, mi cabeza! 

Con suerte, o quizás Eureka había apuntado bien, había aterrizado en el jardín, lejos de donde había más gente. Solo veía tierra a mi alrededor y, arriba del todo, lograba ver un trozo de cielo. Seguramente el metal donde descansaba era una de las bases subterráneas del Liceo.

Me quedé ahí, con el olor a tierra. Pensaba en lo que había pasado. En todo el malentendido. Tal vez pasaron unos cinco minutos.

De pronto, noté como algo me cogía de los brazos, de las piernas, del torso. Serpientes... No, no eran serpiente. Eran raíces que se enlazaban en mi cuerpo. Entonces cuando ya estaba bien sujeto, me empujaron hacia arriba. No sé por qué, en ese momento pensé que parecía un ascensor. Tan solo que me llenaba la boca de tierra.

Una vez fuera del agujero que había formado, me puse a toser toda la tierra que había tragado.

Alcé la mirada y ahí estaba el. Un chico de rasgos suaves, con unos labios finos y cabello oscuro. Estaba arrodillado enfrente mío, con una mano en el suelo y otra sobre mi hombro. Era Martí, alias Silvano. El chico del grupo 5 que controlaba las plantas y la madera.

-He visto que caías del cielo. ¿Que ha pasado? -dijo el chico extrañado.

Yo seguía ahí, tumbado en el suelo. Silvano me había liberado de las raíces. Empecé a sacudirme toda la tierra de mi ropa y del pelo.

Martí me ayudo a levantarme y me acompaño a uno de los bancos que había cerca, en el merendero del jardín. Nos sentamos y entonces le conté lo que había pasado. 

Con Silvano no me ahorré detalles. Total él era abiertamente gay. Le conté todo, lo de Daniel, lo de mi bisexualidad, el malentendido con Natalia.

-Oooh. -dijo Martí cuando acabé de contarle todo.- Lo siento mucho, Rudy. No te preocupes, conozco a Natalia. Es una buena chica y es inteligente. Yo creo que ha sido el malentendido. Ya verás que después de recapacitar lo entenderá todo.

-Uuff, eso espero. -dije un poco tranquilizado.- La quiero mucho, la verdad. Intentaré hablar luego con ella. Gracias por todo Martí. Por sacarme del hoyo y por la charla.

Y abracé al chico, agradecido. Silvano me devolvió el abrazo, sin importarle que estuviese recubierto de tierra.

-Aah. -dijo una voz un poco más allá. 

Alcé la mirada sobre el hombro de Silvano. Natalia estaba allí, con lágrimas en los ojos. Lloraba, no sé si de furia o de tristeza.

Rápidamente solté a Martí y me deslicé sobre el banco para alejarme un poco de él.

-Así que no era con Daniel. -dijo entre sollozos. Entonces miró a Silvano.- Era con Martí. 

-¡No! ¡Espera! -dije rápidamente.

Pero la chica ya se había girado. Esta vez no la intenté seguir.

-Ughhh, mierda. -musité para mí.

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08/11/2017, 18:32
Diana Castelló

El Punto de Inflexión

En aquel momento todo era diferente, y Diana vivía encerrada en S.H.I.E.L.D. por su propia seguridad. Aún no se sabía si los Skrull tenían idea alguna sobre la existencia de la chica, y hasta que no fuera completamente seguro, y hasta que la niña aprendiera a controlar completamente sus poderes, no iba a poder abandonar las instalaciones principales. Solo se le permitía abandonar la seguridad del complejo para pequeños "eventos sociales" de corta duración, pues los poderes de la niña eran bastante inestables aún.

La Agente Carter se hacía cargo de ella como una madre, pero no siempre se le permitía estar con la pequeña, puesto que las misiones de la organización siempre eran más importantes que el cuidado de cualquier niña alienígena... y Diana no era una excepción.

El día en que todo cambió fue uno de los aniversarios del encuentro de Diana - el sexto para ser más concretos -, una fecha que Sharon se tomaba muy en serio, puesto que era el día en que había conocido a la que consideraba su hija, y era básicamente como su cumpleaños. Aquel día decidieron ir a cenar fuera, con los debidos permisos y precauciones por parte de la organización se encaminaron a un restaurante no muy grande, que se encontraba bajo la vigilancia de la organización, tratando de minimizar riesgos. A la cena se les unió la mejor amiga de Sharon, unas de las mejores espías y agentes de inteligencia de S.H.I.E.L.D. y la madrina de la pequeña, Natasha Romanoff, alias Viuda Negra.

Las tres llegaron al restaurante de incógnito, tratando de pasar desapercibidas, aunque el restaurante estuviera asegurado por algunos agentes de campo de la organización, puesto que no sabían quién podría verlas durante el trayecto. La pequeña saltó sobre su madrina, a la que veía muy de cuando en cuando, y la abrazó casi sin dejarla respirar.

- Ey ey cuidado pequeñaja .- Dijo mientras le acariciaba la cabeza con una enorme sonrisa en los labios.

Cuando la pequeña aflojó el agarre, la espía le devolvió el abrazo y miró hacia donde se encontraba su amiga y compañera.

- Me alegro que al final hayas podido venir Nat .- Indicó la Agente 13 con una sonrisa en los labios -. Hacía tiempo que no parábamos en el mismo lugar a la misma vez.

Tras plantarle un beso a la pequeña en la frente, volver a acariciarle la cabeza y dejarla suavemente en el suelo, se dirigió a su amiga y la abrazó con ganas.

- Sabes que por vosotras haría lo que fuera pequeña .- Viuda Negra había adoptado a la pequeña como su madrina, pero además su relación con Sharon se había estrechado, llegando a ser casi como hermanas -. Y ahora contadme todo lo que habéis hecho últimamente, sobre todo tú monstruito .- Sonrió mientras se dirigía hacia Diana.

Tras casi una hora y media de risas, llantos, parloteo y chismorreo, las luces se apagaron, y al fondo unas pequeñas velas iluminaban un pastel enorme, que bien habría servido de postre para todos los agentes en activo de la organización. Quizá el resto la llevarían más tarde a la base... o habría sido así de no oírse un estruendo y ver como el agente que traía la tarta caía al suelo, muerto.

- ¡Detrás de la mesa renacuajo! .- Gritó Viuda Negra mientras tiraba al suelo la mesa a modo de trinchera, sacaba de la nada dos pistolas y se ponía en guardia a la espera de que quien fuera que hubiera abierto fuego.

En aquel momento Sharon hizo lo propio y se colocó bloqueando cualquier acceso a la pequeña. Estaba claro que aquello no era un atraco al azar, buscaban algo, y aquel era el lugar. El arma de la Agente 13 no tenía mucho que ver con las de Natasha, quizá por el hecho de que el arma que Sharon solía usar era un I.C.E.R. de S.H.I.E.L.D., un arma incapacitadora, inoculadora de una poderosa toxina.

Tras un par de minutos sin un solo movimiento, salvo el de las dos adultas mirando en todas direcciones tratando de no ser pilladas por sorpresa de nuevo, varias figuras irrumpieron en el establecimiento, unas figuras que seguro que les sonaban a las tres. Tres agentes de S.H.I.E.L.D. empuñando unas extrañas armas de fuego, pero... no parecían ser ellos, su sonrisa maliciosa en el rostro los delataba, aunque quizá no se habían dado cuenta de donde se habían metido.

Rápidamente la Viuda Negra se movió por el local, no dio tiempo a que los agentes se movieran mucho antes de que la espía cayera sobre ellos. Con sus poderosas piernas denegó el suministro de aire del primero de ellos y lo lanzó al suelo, y los otros dos comenzaron a correr en busca del objetivo... hacia Diana. No tardó mucho en revelarse la verdad, puesto que el agente inconsciente comenzó a transformarse en un adulto de la misma raza que Diana. Skrulls. Al darse cuenta del peligro que corrían Natasha continuó con su baile por la sala, pero a partir de aquel momento no se andaría con rodeos, aquello se había transformado en algo personal. Dos tiros en la cabeza al siguiente en su línea de visión lo hicieron caer de manera demasiado efectiva, aunque el restante estaba ya a pocos metros de la pequeña, que por alguna razón se encontraba sola y aterrorizada. Segundos antes de poner un dedo sobre la chiquilla sintió el cañón de un arma apuntando directamente a su cuello, mientras que a unos metros se oyó resonar un disparo del arma de la Viuda Negra.

- En cuanto estemos en un lugar seguro, me vas a explicar qué demonios queréis de mi hija .- Sonó enojada la voz de Sharon Carter a la espalda del falso agente. Para un segundo después oirse un disparo sordo que hizo que el Skrull cayera inconsciente.

- Te compraremos otra tarta bichito .- Trató de calmar a la pequeña la Viuda Negra mientras se acercaba a ella -. Pero antes hemos de volver a casa.

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10/11/2017, 18:14
Sara Carrión

Estar en los brazos de Alberto sentados en el jardín era lo más cercano que existía a encontrarse en el paraíso. El joven irradiaba aquella calidez que complementaba la luz solar. Su novio besaba el suave cuello de la muchacha provocando una sonrisa y que los labios de ambos terminaran uniéndose. Cuando hacían aquello el tiempo se detenía y entraban en una burbuja que les hacía perder la noción del tiempo. Aquello podría alargarse si no fuera porque faltaban pocos días para el torneo y eso inquietaba a Estigia incluso estando abrazada a su novio. Colocando las manos en el torso de él lo empujó para poder apartarse.

- Estoy segura de que vas a hacer pareja con el más poderoso de tu grupo.

Faro no tenía más poderes aparte de los de beneficiar a sus compañeros, así que tendría que formar equipo con alguien con muchos recursos. Él no le quería decir quién era su compañero o compañera por lealtad, pero era algo un poco bobo pues ya lo vería ella durante su primer combate.

- Si nos enfrentamos, tan sólo ayuda a tu camarada y tratemos de no usar nuestros poderes el uno contra el otro. No quiero hacerte daño o que quedes mal delante de tus compañeros.

Aquello sería un fastidio porque estar del lado del SG4 implicaba la posibilidad de tener que estropear las aspiraciones de Alberto. Ella sabía que le gustaba ser bien visto por sus amigos y un enfrentamiento entre ellos sería un poco peligroso. El chico tomó la palabra.

- No te preocupes tanto, no es algo tan importante, tan sólo una competición.

Estigia sabía que fallar al equipo era luego difícil de superar pero no había mucho que hacer.

- Bueno mira... si te encierro en hielo no enfades conmigo luego.

Apretó los ojos como si aquello la avergonzara y él sonrió en respuesta. Claro, como seguramente le atacaría su colega y no él...

- Mira, allí está Hécate.

Avisó él y al hacerlo, la chica asintió y se levantó, haciendo un gesto para que Alberto fuera junto a ella.

- ¡Señorita, señorita!

Aquella mujer debía de ser sumamente poderosa. La pudo ver envejecer y luego recuperar la juventud y eso demostraba que debía de ser la verdadera Hécate de las leyendas. No entendía muy bien que hacía en el Liceo, pero ahora necesitaba hablar con ella.

- Buenos días, le quería exponer una idea que tuve para detener a Omnis, cuando vuelva.

La profesora ya conocía las inquietudes de su alumna. La había visto progresar en el conocimiento místico y al principio sin muchas aspiraciones pero poco a poco iba aprendiendo los rudimentos de la magia y cuando le preguntó por su interés, Sara le contó aquello de las visiones y de Omnis.

- Lo hablé con Abismo y con Zeus, y como todo indica que sus poderes no son mágicos... usted nunca ha notado tampoco que sean mágicos...

Hécate la observó y arrugó levemente los labios, notando que la chica quería que confirmara aquello.

- No deben serlo, es algún tipo de manipulación a nivel físico. Sé cuándo alguno de los alumnos es versado en la magia. Sé que estás aprendiendo el viaje entre dimensiones y creo que es un campo que te abre muchas posibilidades.

La profesora casi lo sabía todo y lo que no, lo intuía. La pudo ver alisándose suavemente el vestido lo que inquietó a Sara porque la hechicera no solía tener mucho tiempo libre. Sara tenía su plan claro, el plan B para escapar, que era teleportar a todos sus amigos a otra dimensión. Pero aprendiendo aquello también ganaba la posibilidad de llevar a Omnis a un lugar donde no tuviera opciones de ganar. Sara siguió con su exposición.

- Es posible llevar a Omnis a una dimensión tan diferente a la nuestra que no pueda usar sus poderes, allí pasaría de poder hacerlo todo a no poder hacer nada.

Enmudeció esperando que Hécate la corrigiera o la animara a seguir.

- Te puedo recomendar una en concreto. Creo que allí estaría limitado. Lo veremos tras las clases.

La alicantina asintió. Eso significaba que su idea iba bien encaminada. Su ágil mente cazaría a Omnis a pesar de que su poder superara al de todo su grupo, o eso decían. Sara agarró con fuerza la mano de su novio, esperanzada.

- Luego nos vemos, profesora, gracias.

Ella como de costumbre se despidió con una simple sonrisa, continuando su camino. Sara entonces pudo mirar directamente a Alberto.

- Seguro que hay forma de ganarle.

Él asintió y fue ahora quien tiró de ella para encaminarse de nuevo al jardín.

- Ya me veo a todo tu grupo llevando a la práctica un plan diferente para cuando Omnis aparezca.

Y visto así sería cierto, tendría que hacer la reunión cuanto antes, en cuanto terminara de planificar con Hécate.

- Hablaré con ellos. No es algo que se pueda aplazar. Y esa cita que me debes tampoco se puede aplazar. Así que le pediremos a Moussa que nos lleve a Barcelona.

Alberto sonrió ante la expectativa de una cita de verdad, ya iba siendo hora.

- Eso sería genial. Tengo ganas de pasar el día contigo. Algún día nos escaparemos a París.

Su novio además de monísimo era todo un amor, sus miradas se cruzaron y aprovechando que el pasillo estaba casi vacío se echaron a un lado para poder besarse ahí mismo.

- Mmm, mi angelito.

Le dijo Sara sabiendo que aquello le molestaba y causando de hecho que Alberto la tuviera que callar a besos y entre risas.

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17/01/2018, 22:42
Daniel D´aeth
Sólo para el director

Crónicas de los Ennead

 

Colosales monumentos con incrustaciones de oro rompen la interminable monotonía de un horizonte formado por arena abrasada por el sol. Inspiradores dioses con cabeza de animal caminan entre la gente, ofreciéndoles atención y protección de los horrores del desierto. Un amplio y vivificante río ofrece su abundante recompensa, proveyendo para cada necesidad física. Gente feliz y esperanzada ofrece sacrificios en inmensos templos dedicados a sus benévolos dioses, que corresponden a sus necesidades espirituales. Porque ellos saben que esta vida, por muy maravillosa que sea, es sólo el comienzo - un preludio a la perfección que les espera en el más allá prometido por sus amos y señores.

 

Heliópolis

La única ciudad existente en el mundo de los Ennead, y por extensión el mundo en sí, recibe el nombre de Heliópolis. Se trata de un cuerpo planetario extradimensional sin una forma definida que no se rige por las mismas normas físicas que la Tierra. No gira sobre un eje aunque sí tiene su propia fuerza gravitacional y no orbita en torno a una estrella, aunque sí tiene períodos de día y noche gracias a una cuerpo estelar compuesto de plasma que recibe el nombre de Ra, primero de los Ennead. No hay estaciones definidas como tales, pero sí ciclos determinados por las crecidas e inundaciones del río Luxor que los habitantes de Heliópolis han aprendido a aprovechar en beneficio propio. 

Heliopolis es una dicotomía. Más allá del exuberante valle del río se extiende un interminable y ardiente desierto. En la ciudad, las gentes tienen todo lo que necesitan. Están protegidos del calor del desierto y de los monstruos que allí acechan por la barrera mágica conocida como el Hekma. Y muchos de ellos pasan sus vidas en un riguroso entrenamiento, perfeccionando cuerpo y mente para volverse perfectas máquinas de combate mientras anhelan con impaciencia el momento en que se les permitirá morir en la lucha y dejar este mundo atrás.

Y así ha sido la vida desde que Osiris dejó su trono vacío tras morir en combate contra Seth y ocupó el lugar de su hijo Anubis como señor de los Muertos. En su ausencia, su esposa Isis gobierna gracias al consejo de sus hijos y hermanos desde su pirámide fortaleza, visible desde cualquier punto de la inmensa megalópolis. Su superficie de oro pulido reluce con los rayos del sol recordando a los habitantes de Heliópolis que su señora vela por todos ellos.

Pero este mundo no se ha quedado estancado en el pasado y el retraso tecnológico. Rigurosamente administrados por los tecnosacerdotes de las grandes Casas, los distintos avances científicos propios del desarrollo humano se han ido adaptando al particular estilo de vida de los Ennead. Junto a los campos de cultivos bañados por el río Luxor en el que los aldeanos trabajan con herramientas de bronce, discurren canales de crepitante energía que mantienen el Hekma en perfecto funcionamiento; ataviados con armaduras de cuero y placas doradas, los guardias mantienen sus ojos en el desierto mientras empuñan sus lanzas-rifle capaces de proyectar terroríficos pulsos de plasma.

 

Los Dioses

Aunque capaces de adoptar distintas formas a su antojo, los grandes líderes de Heliópolis en general coinciden en los mismos rasgos: un tamaño gigantesco que rivaliza con los de los mismos edificios y templos erigidos para adorarlos, y un cuerpo similar al de los seres humanos pero rematado por una cabeza de animal cubierta de oro puro. Son criaturas cercanas y amables con sus siervos fieles, pero terriblemente crueles con aquellos que atentan contra la seguridad y estabilidad de Heliópolis. En ocasiones han encabezado ejércitos para abatir a las monstruosas bestias que amenazan más allá de la protección del Hekma.

La cabeza visible de este panteón es Isis, diosa de la Fertilidad, esposa de Osiris y la más poderosa hechicera del reino. Gobierna Heliópolis sentada junto al trono de su esposo, vacío desde su derrota como un recordatorio de que algún día regresará para ocupar su lugar como líder de los Ennead. Sus hijos e hijas mayores son los miembros fieles de su consejo: Bastet, diosa de la Danza y la Poesía, y su gemela Sekhmet, diosa de la Guerra, ambas con rostros de fieros felinos, custodian a su madre, apoyándola y protegiéndola. El apacible Sobek, dios de los Ríos con su cabeza de cocodrilo, administra los ciclos del Luxor, y Thoth, el silencioso dios del Conocimiento con cabeza de ibis, es el líder de las Casas Sacerdotales y el celoso guardián de todo el saber de Heliópolis.

El sombrío Khonsu, dios de la Luna, y su hermano Horus, dios de los Cielos con su cabeza de halcón, lideran las patrullas que exploran los vastos desiertos en busca de los restos de su padre diseminados por Seth el traidor en el origen de los tiempos. Han jurado no abandonar su deber hasta que Osiris vuelva a sentarse en el trono dorado de Heliópolis.

 

Las Gentes

Los habitantes de Heliópolis, que crecen, sirven, se reproducen y mueren bajo la sombra eterna de sus dioses, son en apariencia seres humanos. En realidad son los descendientes de los primeros siervos que viajaran junto a Osiris e Isis alrededor del año 100 a. C. para servirles en Heliópolis. Siglos de adaptación al ambiente único del reino de los Ennead ha convertido a los Heliopolitanos en una especie ligeramente diferente a los habitantes de la Tierra.

En apariencia su aspecto es similar, con piel y cabellos oscuras pero con una mayor resistencia al calor y más fuerza y resistencia por la fuerza gravitacional de Heliópolis, mayor que la terrestre. Otro aspecto viene dado gracias a la inocua radiación que emana de los materiales que conforman el planetoide. Ésta se ha unido de forma intrínseca al genoma de los Heliopolitanos, permitiéndoles desarrollar una especie de magia o artes elementales que se han desarrollado en forma de rituales y conjuros. Así sus practicantes, llamados Visires, ayudan a que las cosechas se fortalezcan, que un parto especialmente complicado llegue a buen fin o incluso pueden llegar a manejar artes de combate que les sirvan en los vastos desiertos

 

El Desierto

El desolador desierto más allá de la protección del Hekma está prácticamente inexplorado pese a los esfuerzos de las patrullas que lo recorren. Lo que hay inmediatamente más allá del campo protector es un caótico mar de arenas abrasadoras que los lugareños temen como si tuviera vida propia. Sólo en los alrededores de las fértiles tierras que rodean Heliópolis pierde fuerza, sirviendo como recordatorio constante de que sólo la protección de los dioses les separa de una pesarosa existencia en las arenas. Más allá del desierto hay otras tierras, extensiones resecas y agrietadas que algunos llaman las Tierras Olvidadas. Se dice que allí yacen ruinas de antiguas civilizaciones llenas de tesoros ocultos, pero quizás no sean más que mitos para atraer a valientes buscadores de tesoros. Lamentablemente, no ha habido nadie que haya regresado jamás para confirmar o desmentir las leyendas.

 

 

Los Peligros más allá de Heliópolis

Uno cabría esperar que un mundo creado por dioses no albergaría peligros que pudieran poner en jaque sus vidas. Pero todo cambió el día en que Seth traicionó a su progenie y se volvió contra su padre. Su acto de villanía no sólo acabó con la vida de Osiris, diseminando su cuerpo por todos los rincones del desierto, sino que infectó las arenas con su esencia corrupta. De las profundidades surgieron bestias terribles que amenazan la vida de los habitantes de Heliópolis y obligan a las patrullas de exploradores a ser extremadamente cuidadosos en sus viajes.

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27/02/2018, 19:45
Rudy Vergara

Cuento antes de dormir

Era un día de entre semana. Miércoles para ser exactos. La última clase había sido Técnicas de Rescate Civil, una de las más extenuantes. Pero no podíamos descansar todavía. Después de la clase con Richmond, tocaba entrenamiento con Diana en la Sala del Peligro. Y luego, después de cenar, salía con Daniel a practicar en el bosque.

Entonces ya tocaba el descanso.

Al volver de la ducha, me puse el pijama, me tumbé en la cama y miré al techo. Le seguía dando vueltas a algo desde la comida. 

Sara había vuelto nombrado a Omnis, creando una situación un poco incomoda. A ella y Moussa parecía que eran a los que más les afectaba lo del chico super poderoso. Desde lo de Plasma, el senegalés solo había hecho que estudiar e intentar prepararse. Y la alicantina igual.

-Mejor hablamos de esto luego. -dije durante la cena. Miré a Daniel y con el dedo le dije que se lo contaría más tarde.

Y ahora era más tarde.

Miré a Daniel en la otra cama. Me puse de lado y abracé mi almohada con una mano.

-Omnis. -dije secamente.- Fue un alumno del Liceo, de primer año del curso pasado, creo. Se hizo amigo de Salara en clase de telepatía. No sé bien bien qué poderes tenía, pero si algo está claro es que era muy poderoso. Al final se le fue la cabeza. En una salida a Barcelona, mató a sus compañeros de grupo y a unos cuantos civiles. El grupo de Salara intentó detenerlo. Pero no fueron capaces.

Cerré un momento los ojos. Estaba recordando el momento en que Salara nos había enseñado esas escenas mentalmente. Espantoso.

-Omnis estaba enamorad... No, estaba obsesionado con Gata Lunar. -dije corrigiéndome.- Eso nos lleva al primer día de clase de este curso. El villano Dr Ratchet nos atacó con su ejercito de robots. Con la ayuda de Omnis consiguió encerrar a todos los alumnos y profesores en el salón de actos, aislándolos. Nosotros en ese momento estábamos en un taller, nos habíamos retrasado y bueno... Conseguimos tomar el control del Liceo otra vez. Ahora, Salara cree que Omnis nos tiene el punto de mira por haberle frustrado los planes.

Suspiré.

-Algunos están más tensos por esto. Pero es que con todo lo que nos ha pasado, no puedo estar pensando en el siguiente combate. Omnis no es nuestro problema. Los profesores, la Primera Generación* y los demás superheroes se encargarán de él.

Sonreí, no sin preocupación.

-No creo que nos tengamos que preocupar tanto de él.

Notas de juego

*El super grupo del Liceo, que lo unos cuantos estudiantes de último curso..

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28/02/2018, 05:57
Daniel D´aeth

Crónicas de Daniel D´aeth

 

Recuerdos del Pasado

Dime, ¿qué recuerdas de la historia de nuestra familia?

Su padre había roto el silencio que había mantenido durante al menos una hora de una manera tan repentina, que Daniel abrió los ojos, sorprendido. A su alrededor todo era frío y oscuridad, rota únicamente por una lámpara de luz blanca que proyectaba tenebrosas sombras en todas direcciones. Se encontraban en Eisriesenwelt, un laberinto de cuevas de hielo en una cadena montañosa austríaca cuyo acceso estaba limitado a unos pocos turistas al mes. Sin embargo, no había nada que el dinero y la influencia no pudieran solucionar, y pronto Daniel y su padre estuvieron a solas en el corazón de las cavernas.

El joven recordaba todo lo que su padre le había contado sobre los Ennead, sobre la traición de Seth y sobre su exilio voluntario en el Reino de los Hombres. Le resultaba extraño que, sabiendo lo mucho que añoraba su hogar no le hubiera llevado a través del Puente Dorado, pero era una de las muchas cosas que nunca se había atrevido a discutirle. Él era, al fin y al cabo, el hijo de una criatura divina y una mortal y debía actuar como tal.

Esto es todo lo que me has contado. A día de hoy, tus hermanos —mis tíos— siguen buscando partes de Osiris por las tierras alrededor de Heliópolis para conseguir devolverlo a la vida —tragó saliva. Había algo que nunca le había preguntado— Cuando llegue ese día... ¿regresarás a tu... mundo? Al fin y al cabo, tendrías una labor que desempeñar como Juez de los Muertos.

No obtuvo respuesta, aunque no sabía si era porque no quería dársela o porque no tenía ninguna. Al fin y al cabo, su padre llevaba sobre el mundo desde el comienzo de los tiempos, y quizás sus hermanos no encontrarían los trozos restantes de Osiris hasta después de muchos siglos. ¿Moriría él? No sabían cuanto de la fisiología Ennead de su padre había en él, pero sabía que envejecía y maduraba a un ritmo similar al de los seres humanos. También sabía que su madre había sido bendecida con una longevidad extendida por simple cohabitación con Jacob, pero sólo era una medida temporal y sus días acabarían tarde o temprano.  ¿Qué haría su padre entonces?

Estás distraído —afirmó, obligando a su pupilo a reanudar su postura de meditación ignorando el frío del ambiente— No te preocupes por lo que será, por los Ennead o por Heliópolis. Es un reino que no tiene nada que ofrecerte. Tu lugar está en la Tierra.

Era una canción que se sabía de memoria y su padre la había repetido muchas veces. 

Y sin embargo, no pudo evitar apreciar un tono distinto en su voz en aquella ocasión. ¿Resentimiento, quizás?

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09/09/2018, 15:25
Rudy Vergara

-¡Malditos inglesuchos del diablo! –se quejó Gloria al micro de su diadema telefónica.- ¡Rrrecking Mom! ¡GGWECKING MOM, me llaman! ¡Ni lo sé pronunciar! Yo les dije que era Diosa Colombia y ni caso me hisieron!

¡En qué momento diría ante la prensa que “tan solo era una madre que se preocupaba por sus hijos”!

Estaba sentada con las piernas cruzadas, en su escritorio. Se limaba las uñas con furia, con una lima de grafeno, claro.

La colombiana trabajaba como secretaria del señor Winchester, director de Winchest’s. El tipo era un abuelo engreído, egoísta y salido que diseñaba vestidos. Bonitos, todo se diga, cuando es sierto es sierto. Era un buen trabajo para usarlo como tapadera.

No le hizo falta siquiera entregar un currículum, la cogió nada más verla. Al viejo verde por poco le dio un infarto. Normal, con ese vestido negro, esas curvas, el pelo suelto y ondulado, esa gran sonrisa…  No le harían falta pastillitas por una semana al abuelo.

La verdad es que a Gloria no le molestaba gustarle a la gente. Es más, le encantaba. Ver a los chicos girarse al pasar, a las chicas mirarla con envidia…Para qué mentir, la colombiana adoraba ser el centro de todas las miradas. Media oficina estaba enamorada de ella, la otra mitad la odiaba por ello.

-¿No está en el trabajo, señorita Vergara? –dijo Jhonson a mi oído.- No debería gritar estas cosas en público.

-AY, QUE NO ESTOY GRITANDO. –gritó sin querer. El vaso de agua de su escritorio tembló. Luego un poco más calmada siguió.- Es mi tono natural de vos.

La secretaria echó un vistazo alrededor. Había bastante barullo, chicas hablando por teléfono, teles emitiendo pasarelas, sonidos de cámaras haciendo fotos y fotógrafos dando indicaciones, chácharas. Nadie parecía haberse enterado de nada.

-Tampoco me entienden la mayoría de las veses.  –bufó Gloria.

Jhonson carraspeó en el teléfono. Él siempre tan estricto.

-Gloria, debería reducir el riesgo de revelar su identidad. Ya le entregamos los veinte pares de pendientes hechos del, muy caro, identinium. –haciendo énfasis en el nombre.

Era un material creado por ingenieros estrella de la DSH (la Division Superhumana del MI6). Servía para que cuando la gente filmase o hiciese fotos a Wrecking Mom, su cara saliese borrosa. Como era de esperar, Gloria pidió diferentes diseños para no llevar siempre los mismos.

-AY, TRANQUIIIILO, Jhonson. Esta todo bajo…-se interrumpió Gloria.- ¿Lo está viendo?

-Sí. –dijo Jhonson muy serio, colgando el teléfono.

En una de las televisiones estaban emitiendo una noticia de urgencia. Un hombre volador, en un traje chillón, estaba causando estragos en Trafalgar Square.

En el móvil de Gloria salió la alerta de peligro. Era el aviso para ponerse las mallas. Jhonson había enviado la alarma a todos Los Protectores.

-Estoy de camino. –dijo contestando a la llamada.

La colombiana se levantó rápidamente, se dirigió al pasillo que había a mano derecha y se metió en uno de los estudios. Esta habitación siempre estaba reservada y nadie más podía entrar. En resumen, era la habitación para ponerse el traje de batalla. Cortesía de la DSH.

El móvil volvió a sonar.

-LE DIJE QUE YA…

-Hola, mami. –dijo la voz de Rudy, su hijo.- Ummm, estaba en clase y la señorita Williams ha salido un momento…

-Rodolfo, me pilla usted en mal momento. –le cortó Gloria, abriendo la caja fuerte con reconocimiento dactilar.

Sacó el traje de color rojo escarlata, acompañado de su capa negra por fuera y con interior de leopardo.

-Es que ha aparecido un villano. –dijo Rudy un pelín asustado.- Parece como una especie de zombie en asteroides. ¿Quizás podría…?

-NO, NI SE LE OCURRA. –gritó Gloría subiéndose la cremallera, dando un par de saltos.- Ya le dije que tiene totalmente prohibido usar sus poderes fuera de la división.

-Pero mami…

-¡QUE NO! Llame a Jhonson y enviarán a Eteria o Roconrol. –sentenció la madre.

-Se llama Rock’N’Roll.

¡Qué nombres tan raros se ponían los superhéroes jóvenes!

-¡YA ME ENTENDIÓ!- y colgó.

Wrecking Mom se miró en el espejo. Se colocó bien un par de mechones de pelo, comprobando que tuviese buen volumen, el maquillaje en su punto y los pendientes puestos. Treinta y ocho segundos. Nuevo record. ¡Cada vez se preparaba en menos tiempo!

Abrió la ventana, y la colombiana salió volando por ella. Llegaría en menos de un minuto a Trafalgar Square.

Mientras llegaba, usó su visión de rayos X para analizar la plaza y los edificios colindantes. Habían evacuado la plaza, pero la mayoría de civiles habían entrado en el museo británico para estar a cubierto. Otros se escondieron donde pudieron.

-Se hacía llamar Up And Down, un nombre bastante ridículo. –dijo Jhonson por el pinganillo.- En teoría ya estaba retirado.

El villano sobrevolaba la zona. Parecía tener poderes telequinéticos, alzaba coches y luego los estampaba contra el suelo.

Wrecking Mom esperaba pillarle por sorpresa, pero Up And Down se dio cuenta justo cuando llegaba. Este lanzó un coche contra la superheroina. En otro momento, podría haber levantado el antebrazo y dejar que el coche se partiese en dos. Pero con su visión de rayos X observó que en el coche había una señora.

La colombiana cogió el coche a pulso, agarrándolo por el capó y por el techo, y lo sostuvo sobre su cabeza. La civil, cogiendo el volante con fuerza, miró a la heroína con una mezcla de alivio y miedo.

-Hola, señorita. –dijo Wrecking Mom dulcemente.- Agárrese a su asiento con fuersa, por favor.

Con su Visión Atómica, como había bautizado Rudy a sus láseres oculares, rompió el parabrisas. Rápidamente, agarró el asiento donde estaba la conductora y lo arrancó. Dejó caer el coche. La chica agradecería estar sentada en esa situación. ¡Mucho mejor que menear a un civil arriba y abajo sin seguridad! Así luego salían las contracciones en el cuello.

Wrecking Mom voló rápidamente a tierra firme. Depositó el asiento con la conductora intacta en el suelo y le guiñó un ojo.

-Guau, gracias. –le agradeció la civil, visiblemente asustada.

-De nada, corasón.

Entonces alzó la mirada al cielo otra vez. Ahí estaba Up And Down, riéndose como un desquiciado.

-Nuestro archivos nos dicen que cuenta con un escudo telequinético personal. –le comentó Jhonson al oído.

-ENTONSES LE PUEDO ARREAR FUERTE. –dijo la superheroina saliendo disparada.

El villano, al ver que Wrecking Mom se acercaba dejó de reír. Hizo levitar cinco coches más y se los lanzó.

Un rápido análisis… Estaban vacios.

Hizo una maniobra en el aire y los esquivó sin dificultad. Llegó a su lado y aprovechando la velocidad que llevaba le asestó un puñetazo en la cara.

Up And Down fue empujado hacia atrás por la fuerza del golpe. Su escudo personal había absorbido la mayoría del impacto. El villano no parecía tan contento ahora.

Pero Wrecking Mom no le dejaría tiempo para reaccionar. Lanzó su Visión Atómica al pecho del enemigo y, mientras lo hacía, avanzó volando hacia él. Le dio un puñetazo, un segundo, un tercero…

A cada golpe notaba como el escudo vibraba, absorbiendo parte de los golpes. Tenía que tener cuidado de no pegarle demasiado fuerte. Tampoco quería matarlo.

-¡LE PARESERÁ BONITO ARMAR ESTE CAOS! ¡Espero que luego ayude a recoger todo esto!- gritó la heroína enfadada.

Hizo un rápido análisis al esqueleto del villano. Tenía una costilla y un húmero rotos. Con un solo golpe podría incapacitarlo sin daños mayores.

-¡Bah, vuelve a tu país! –gritó el villano.

Este alzó los brazos, y junto a ellos se elevaron una docena de autobuses desde el suelo. Tres de ellos llevaban civiles dentro. Los alzó por encima de los edificios, a gran altura. Los vehículos se quedaron ingrávidos durante unos segundos en el cielo londinense.

-¡Oh, Dios! –maldijo la colombiana.

Wrecking Mom cerró los ojos e inspiró profundamente. Por un momento el tiempo se detuvo. Se concentró en la energía cósmica que fluía en su interior. Esa sensación de calor que corría por su cuerpo, que llegaba a todas partes y llenaba cada poro de su piel.

Por un momento la heroína se envolvió de un aura dorada.

Entonces, los autobuses perdieron su ingravidez y comenzaron a caer.

Como un rayo, Wrecking Mom se lanzó a por uno de los buses ocupados. Chocó contra el costado de este y lo empujó contra otro bus que estaba a la misma altura, también lleno de civiles.

-¡AGARRENSE BIEN! –gritó a pleno pulmón la colombiana, esperando que los civiles la entendieran a pesar del pánico.

Rápidamente se colocó debajo de los autobuses, ahora pegados, y con las manos dobló el chasis para dejarlos enganchados. Seguidamente fundió el metal con su Visión Atómica para soldarlos y fusionarlos.

¡Pero no daría tiempo de salvar a los otros si este seguía cayendo! Necesitaba más tiempo. Así que empujó los dos buses fusionados para alzarlos más aun en el aire.

Mientras el improvisado constructo seguía subiendo, Wrecking Mom se lanzó a por el otro bus con tripulación. Lo cogió con el máximo cuidado que pudo.

Pero los nueve autobuses vacíos también caerían, y no  en terreno seguro.

Con un gruñido la heroína giró sobre sí misma y lanzó el autobús tripulado  contra los otros dos. Ya se ocuparía de los civiles más tarde. ¡Aunque se estaba arriesgando demasiado! Debía reducir las bajas como fuese, no había otra opción viable.

Acordándose de donde se habían refugiado los civiles, la colombiana actuó.

Como una centella, voló hacia uno de sus objetivos, que iba a caer sobre un edificio no-seguro. Juntó los dos puños y estrelló  el autobús contra el suelo.

Luego voló hacia otros dos. Uno lo empujó contra un tercero, que lo apartó de la trayectoria de unos coches rezagados, y el otro tan solo lo empujó un par de metros más lejos de donde estaba la boca del metro llena de gente.

Desde allí, vio como dos autobuses caerían sobre unos quioscos. Debía encontrar el ángulo y… ¡Visión Atómica! Partió los vehículos por la mitad, cayendo las partes en zonas seguras.

 ¡Los siguientes caerían sobre el museo! Voló como una saeta y de una fortísima patada empujó a un autobús, que chocó contra el otro. Los dos buses atravesaron una fachada, que había sido deshabitada, y se quedaron incrustados allí. ¡Ya solo quedaba uno!

Wrecking Mom voló hacia Up And Down y le asestó tal puñetazo que lo metió en el autobús restante. Ambos, villano y vehículo, cayeron en el centro de la plaza.

¡Los civiles! La colombiana se forzó al máximo y rompiendo la barrera del sonido, por segunda vez ese día, se lanzó a por los dos autobuses.

Ya casi se acaba el momento que había ganado lanzándolos hacia arriba. Si no llegaba a tiempo, la fuerza de la caída volvería y no habría servido de nada. ¡Tenía que conseguirlo!

-¡AAAAAAH! –gritó Wrecking Mom.

Y llegó.

El amasijo lo cogió con el brazo izquierdo, apoyándolo en su cabeza y hombro como pudo. El otro autobús lo cogió con la mano derecha, agarrándolo por el esqueleto del vehículo.

Lo había conseguido.

-¿Están todos bien, queridos? –preguntó con cierto miedo y preocupación.

Como respuesta, los tripulantes comenzaron a gritar. Aplausos y vítores. Lágrimas de alegría, tensión y relajación.

Poco a poco fue descendiendo, hasta que llegó al suelo y depositó ambas cargas.

 

Al cabo del rato la situación se normalizó un poco. La policía se hizo cargo del villano, se lo llevaron lejos de allí. La gente salió a la calle y las ambulancias llegaron para atender a los heridos.

-Umm, cero bajas. Muy bien –dijo Jhonson, que acababa de llegar.

-Yo habría causado menos. –bromeó Edward, que no iba con su traje de Silver Knight en ese momento.- Lo has hecho en menos de un minuto, Glo. Has estado increíble.

Gloria, se había sentado en un banco. A ella le había parecido mucho más tiempo que eso. Sonrió.

-AY, NO. LO QUERIA HASER EN SIETE. –bromeó ella también. Luego se puso una mano en el pecho. - Fue todo un plaser, caballeros. Menos mal que estaba esta dama en la mansana.

El cansancio en su cara era evidente. Esta vez se había forzado hasta el extremo. Pero el trabajo no estaba acabado. Aun tenía cosas que hacer.

Se dirigió a donde había una marabunta de gente. De camino lanzó una mirada asesina al policía que se había atrevido a comentarle los daños materiales que había causado. El pobre ahora bajaba la mirada, prestando atención a sus sucios zapatos. No se había esperado el grito que le lanzó la colombiana.

De repente se empezaron a escuchar sonidos de cámaras y surgieron un montón de micrófonos  y preguntas. La gente gritaba con emoción. ¡La adoraban!

Se hizo unas cuantas selfies con sus fans, las cuales saldrían borrosas gracias al identinium. Firmó unos autógrafos con un “Mami Demolición” en español, se dejó chocar la mano por los más jóvenes y besó la frente de un bebé.

Allí de pie, enfrente de tanta gente que gritaba su nombre en clave, se tomó un momento para pensar. Ahora toda su vida cobraba sentido. En otro tiempo, si le hubiesen dado la oportunidad, habría vuelto al pasado para cambiar según qué cosas. Pero ahora no, todo le había llevado a ese momento. Se había convertido en un símbolo.

Era una heroína.

-¡¿COMO ESTÁN MIS AMORES?! ¡AQUÍ ESTÁ WRECKING MOM! –gritó en un inglés no muy perfecto, pero que serviría.

 

Notas de juego

*Dibujo hecho por el artistazo: Arengarci

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20/10/2018, 22:50
Diana Castelló

Había pasado casi una semana desde la vuelta de Heliópolis, un par de días después de la gran revelación por parte de Moussa en la Sala del Peligro, un hecho durante el que algo hizo click en la mente de la metamorfa del Grupo 4.

Lo había pensado seria y fríamente, y creía que aquella era la solución a varios de sus problemas. Llevaba mucho tiempo cohibida, mucho tiempo demasiado preocupada por la visión que la gente tenía de ella como para liberarse realmente, como para dejarse fluir con la corriente. Tenía varias cosas que cambiar, y una gran parte se solucionarían si él hacía acto de presencia.

Para que aquel momento se notase más cerca, más real si cabe, tenía que hablar con el Director Richmond sobre su decisión. Aquella posibilidad ya había sido planteada al equipo directivo incluso antes de que la matrícula se hiciera efectiva. En realidad fue una de las condiciones bajo las que Sharon envió allí a Diana, y estaba plasmado en su ficha del Liceo, ficha que se encontraba – por orden de S.H.I.E.L.D. - clasificada y codificada, hasta tal punto que, ni siquiera Aitor fue capaz de abrirla.

En el momento en que se disponía a golpear a la puerta del despacho del Ex-Halcón Nocturno su puño se detuvo a escasos centímetros del umbral. ¿De verdad era todo aquello necesario? ¿No estaba rizando demasiado el rizo? No… era algo que llevaba tiempo queriendo hacer, soltarse.

Quizá a los humanos les resultase chocante, pero para su raza aquello era como, para el humano promedio, cambiarse el color de pelo. Quizá si, quizá fuese un arrebato tonto, pero ¿acaso no era aquella una institución para que los weirdos y los freaks pudieran ser ellos mismos?.

Tras un par de golpes decididos, se escuchó la invitación del Director a acceder a su despacho.

 

- Adelante Diana .- Se adelantó el Héroe Retirado antes de que la chica abriera la puerta siquiera. Estaba muy acostumbrado a la puntualidad de la metamorfa.

 

- Gracias por atenderme con tan poco tiempo Director, pero tengo que comentarle una determinación que he tomado hace unos días.- Dijo la chica firmemente mientras se sentaba.

 

- Creo que ya sé el motivo de esta visita, tu madre me dijo que estabas algo rara últimamente, y que podría ser una posibilidad .- Volvió a adelantarse el director a lo que la chica tenía que decirle… hecho que descolocó un poco el discurso que la Skrull había preparado en su mente minutos antes.

 

- Emmmm ¿Ah si? .- Sonrió -. Se vé que soy más predecible de lo que creo… tendré que trabajar en ello .- Se permitió bromear -. Pues supongo que mi madre tiene razón, llevo unos días bastante pensativa y me he dado cuenta de que quizá esté siendo demasiado cuadriculada. Hace poco alguien nos acusó de ser demasiado infantiles y no preocuparnos por los hechos que están por venir, ni por la gente que nos rodea, y yo quizá sea todo lo contrario. Diría de mí misma que le doy demasiadas vueltas a las cosas, y me preocupo, sí, pero antepongo las necesidades de muchos antes que la seguridad de pocos. Tengo miedo de ser demasiado yo, y necesito un cambio, y ser otra persona me proporciona otro punto de vista.

 

- Lo entiendo .- respondió el Director sin tener que pensarlo mucho -. A veces eres demasiado adulta… tenéis que permitiros ser niños y disfrutar de vez en cuando. Quizá me trastoque un poco el planning, pero era algo que ya estaba considerado dentro de la posibilidades. Así que no te preocupes, te cambiaremos de habitación para que nadie se sienta raro en el entorno de su privacidad, y se acabó el problema, o eso espero.

 

El Director sonrió, nervioso, y se puso de pie estirando la mano, esperando que la chica se la estrechara.

 

- Gracias por su comprensión Director Richmond, le prometo que seguiré en mi línea en cuanto a los estudios, y trataré de mantener un perfil bajo en lo que a infringir las reglas se refiere .- Sonrió sabiendo el cambio de aires que se le venía encima y estrechó la mano que le había sido ofrecida.

 

En el momento en que la chica trató de soltar la mano del Director este la apretó un poco más no dejándola irse.

 

- ¿Y bien? ¿No nos vas a presentar? .- Bromeó el Héroe con una gran sonrisa en los labios.

 

- Eh… claro ¿Porqué no? .- Respondió la chica segundos antes de cambiar por completo y transformarse en un apolíneo joven, alto, rubio y musculoso con una preciosa sonrisa en los labios -. Didac Castelló Puig, para servirle, legendario Halcón Nocturno.- Bromeó antes de soltarle la mano al Director de la institución.

 

- Encantado de conocerte Didac .- Tras aquello se puso un poco más serio -. Eso sí, compórtate, no me hagas llamar a tu madre para que te ponga en tu sitio… que ya me ha advertido que eres un poco especial.

 

- Tranquilo Director .- Dijo con una sonrisa pícara que le hacía mostrar unos preciosos hoyuelos en sus pómulos -. No haré nada que ponga en peligro a la escuela, ni a ustedes, ni a mis compañeros. Solo me divertiré y me soltaré un poco… de verdad que lo necesito.

 

Admitió poco antes de darse la vuelta y despedirse con un vago saludo militar y atravesar la puerta.

 

¿Y ahora qué? Tuvo que preguntarse a sí mismo, aún no había hablado con sus compañeros, nadie sabía del cambio, y quizá debería haberlo hablado antes con ellos. Una pizca de remordimientos comenzaron a aflorar en el corazón de Didac mientras caminaba por el pasillo.

 

Pero En el momento en que decide levantar la vista se encuentra con las miradas curiosas de una buena cantidad de personas. Diana era una chica muy, pero que muy atractiva, pero su atractivo provenía, aparte de su aspecto, de una actitud cándida y hasta cierto punto recatada. El fuerte de Didac era un atractivo casi animal, un atractivo que en muchas ocasiones sacaba el lado salvaje de los demás… y el problema a veces era que él era consciente de ello, y se aprovechaba.

 

En aquel momento el chip cambió y se olvidó de la posible reacción de sus compañeros a su cambio y se centró en algo que le gustaba, ser el centro de atención. Quizá parte de ello estuviera en el ADN de Johnny Storm ¿Quién podría saberlo? El caso es que se le daba realmente bien. Comenzó a andar, seguro de sí mismo, saludando con un ligero cabeceo y una ceja enarcada, pose que le hacía realmente atractivo. Sonriendo terminó el pasillo, dio un giro sobre sí mismo y se quedó mirando al pasillo por el que había venido, se metió las manos en los bolsillo y se giró para seguir su camino, dejando algún suspiro tras de sí. No recordaba lo que era sentirse así, hacía mucho tiempo que no se sentía deseado de aquella forma.

 

Tras aquel pequeño espectáculo se ocultó de la vista de los demás usando sus poderes y se metió en el baño, era uno de los momentos del día que más le gustaban, en ambas formas… y allí fue donde el primer contacto con su grupo tuvo lugar.

 

Rudy, el chico que se había convertido en su mejor amigo en el Liceo entró por la puerta dispuesto a ducharse, y se encontró con un desnudo, mojado y enjabonado Didac mirándole con unas preciosa y juguetona sonrisa en los labios.

 

- Hey!! supp Rudy? .- Dijo relajadamente, como si nada hubiera pasado, y como si se conocieran de toda la vida.

 

- Hey, hola.- Dijo Rudy primero mirando el musculoso cuerpo del chico. Un segundo después, cuando se dio cuenta de que se había embobado, apartó la vista.

Luego el colombiano se acercó a una de las banquetas y puso sus cosas encima, se comenzó a desnudar y con solo una toalla, y el bote de jabón en la mano, se dirigió a las duchas.

Pero a medio camino se paró. Confuso, volvió a mirar a Didac, esta vez a los ojos y le preguntó.

- Esto... ¿Nos conocemos?.

 

Tras aquella pregunta, solo una sonrisa, una preciosa y sexy sonrisa, que dejaba al aire, además de todo lo obvio, sus simpáticos hoyuelos en las mejillas. Se acercó lentamente al lugar donde se encontraba el Colombiano, y cuando estuvo a escasos centímetros se detuvo.

 

- De algo nos conocemos, sí. Voy a formar parte de tu grupo a partir de ahora .- Le guiñó el ojo y volvió a sonreírle.

 

- Ohh, aah. Eres el nuevo .-Dijo un poco confuso. Sabía que había algo raro en aquello -. Es un poco raro esto, aquí en la ducha. Desnudos, que bueno. Hola, soy Rudy.- El chico le tendió la mano para estrecharla y Didac respondió con un apretón digno del propio Rudy.

 

- Bueno… nuevo, nuevo, tampoco… usado quizá .- Volvió a sonreír mientras duraba el apretón. A lo que el colombiano respondió con una sonrisa y se giró para volver a las duchas… pero al dar un par de pasos se volvió a girar.

 

- Un momento, antes me has llamado por mi nombre.- Dijo intentando no mirar el espectacular cuerpo de Didac.

 

- Bueno… es que he tenido una larga conversación con el Director Richmond y me ha contado cosas sobre vosotros… parto con ventaja.- Volvió a sonreírle mientras volvía a acercarse un poco -. Pero vamos a ser hermanos, venga un abrazo ahí.

 

Dio un par de pasos hacia él con los brazos abiertos y todo lo demás al aire, viendo a Rudy quedarse casi inmóvil y con un claro rubor en sus mejillas. Segundos antes de llegar a tocarse, el chico rompió a reír, casi histéricamente y le dio un golpe en el hombro.

 

- Ay Rodolfo, Rodolfo… Qué predecible eres cariño .- Dijo dándose la vuelta y volviendo a la ducha.

 

¿Cariño? ¿Rodolfo? ¡Solo había una persona que le llamaba así! Ahí fue cuando Rudy se dio cuenta de quien era

 

-¡¿Whaaaaaaat?! ¿Diana? .-dijo Rudy alarmado. Se apretó la toalla a la cintura y se aleja de Didac -. ¿Pero a que demonios estás jugando?

 

En aquel momento Didac se puso más serio. Una toalla apareció para cubrir sus partes pudendas y se acercó de nuevo a donde estaba el chico.

 

- Siéntate anda… esto va a ser largo de explicar .- Se sentó en uno de los bancos que se encontraban en los vestuarios y le señaló donde debía sentarse- . No estoy jugando a nada tío, necesitaba un cambio, un cambio drástico en mi vida. Este soy yo cuando necesito evadirme, cuando necesito liberarme y desinhibirme. Por eso dije que formaré parte de tu grupo… no soy el nuevo, soy Didac, la versión masculina y sexy de tu Diana .- En aquel momento sonrió de soslayo, aunque la sonrisa desapareció al poco tiempo… aquella conversación requería un poco de seriedad.

 

- Y tanto. Quiero decir, que de chica eres super guapa, pero claro acostumbrado, a.... Bue-bueno. Que impresiona quiero decir.- Contestó al más puro estilo Rudy, sin pensar antes de hablar.

 

Aquello sacó de nuevo aquella preciosa sonrisa en la cara de Didac y Rudy no sabría si aquello era una lágrima o una gota residual de la ducha pero una gota le corrió por la mejilla.

 

- Bromas aparte. Te lo estoy diciendo muy en serio, y espero que me entiendas, tú eres el que más me preocupa, y en realidad me alegro de que fueras tú el primero en verme.

 

Tras tratar de procesar la información Rudy, aún confuso, se dirigió a un pensativo Didac.

 

- ¿Pero es para siempre?.- Preguntó con tono casi de preocupación, haciendo denotar que la echaría de menos si así fuera.

 

- No… nada en mi es permanente y lo sabes .- Dijo haciendo alusión a su continua maleabilidad física -. Soy y siempre seré Diana. Nací Diana y seguiré siendo Diana… todo esto es temporal, pero de verdad que lo necesitaba, necesitaba cambiar. No sé porqué pero en el cuerpo de Diana me siento atrapada, quizá atrapada no es la palabra… pero siendo Didac me siento más libre. No sé como explicarlo.

 

- Es como... Cuando tu personaje principal en el World of Legends es Support y te gusta curar, pero también te gustaría atacar y ser mas el que lleva la iniciativa en el equipo.- Ejemplificó Rudy a su propio y único estilo. Claro que él lo iba a entender -. Sí, te entiendo.

 

Y le abrazó. Se quedaron unos cuantos segundos abrazados, quizá más de lo que deberían, hasta que pareció raro.

 

- Rudy… ¿me sueltas ya bombón? .- Preguntó casi jocosamente -. Puede que alguien se lo tome a mal si nos ven.

 

- Ooh, si, ya claro. Si tengo novio.- Soltó una pequeña risa nerviosa -. Es que me tendré que acostumbrar a que no eres... Bueno, ya sabes. A que eres Didac .- Rudy se miro a si mismo y luego al metamorfo -. Somos un cuadro. Quizá deberíamos ducharnos y seguir hablando fuera. Que quien nos vea…

 

- No me importa quien nos vea, sinceramente.- Dijo sonriendo -. El único que me preocupa es Martí, que no quiero que piense que ha pasado algo que no ha pasado… si quieres te ayudo a contarle todo esto. - De repente se dio cuenta de algo -. Por cierto… tienes que ayudarme a contarles al grupo la situación, que no quiero que se piensen nada raro, o por lo menos no más raro de lo que en realidad es…

 

Entonces, Rudy se levantó, le dio en el brazo cariñosamente y lo tranquilizó.

 

- Tranqui, que estaré ahí. Te ayudaré en lo que haga falta.- Dijo con una sonrisa mientras se dirigía a las duchas -. Me voy a duchar anda, que después de haber sudado tanto en clase de Rescate Civil, huelo a tejón.

 

- Sí será mejor que terminemos de ducharnos...- Dijo mientras volvía a desaparecer la toalla que le tapaba la entrepierna -. ¡Y no mires eh! Que te conozco chaval.

 

Fin

 

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23/10/2018, 10:48
Rudy Vergara

Ese día estaba yendo de fabula. Para empezar, después de haber pasado de dos (a siete) días en el desierto, por fin había dormido en mi propia cama. Seguido de una ducha relajante. Luego había disfrutado de un desayuno de campeones junto a mis compañeros. ¡Y no había clase! Vale, era porque los profesores se tenían que ocupar de un super villano. ¡Pero no había clase!

Me encontraba en el bosque del Liceo, paseando cogido de la mano de Martí. Sí, la situación había evolucionado favorablemente

 

Ayer, al volver del Heliópolis, abrí mi cuenta de AppWhats y FotoGram para ver si había recibido alguna notificación, porque aparte de no tener wifi en el desierto, Aitor lo convirtió en un dron. Entonces vi que Silvano me había escrito un mensaje en el que decía que estaba preocupado, y que cuando volviese tenía que hablar conmigo.

Pobre de él, en cuanto acabó la reunión con el director, lo busqué por el Liceo. Al final me lo encontré en el pasillo de las habitaciones. Estaba sentado en el suelo, apoyado en la pared y acompañado de Noelia, Juno.

-Hey, qué pasa dije. –dije acercándome a ellos.

Noelia, al verme, se levanto como un resorte. Pasó junto a mí y me agarró del brazo.

-Como le hagas algo malo, te comeré para merendar. –me dijo Juno al oído. Me pareció oír el deje del gruñido de una bestia. De su bestia.

-¿Eh? –dije totalmente acojonado.

En cuanto se fue, miré a Martí y me senté junto a él. El chico no parecía estar bien. No había rastro de su sonrisa, incluso tenía los ojos enrojecidos.

-¿Qué le pasa a Juno? Normalmente es super agradable conmigo. –pregunté al chico con preocupación. Pero algo llamó mi atención en Silvano.- ¡Hey! ¿Te has teñido el pelo? Te queda super guay.

-Oh, sí… Esto. –dijo pasándose una mano por el pelo.

Martí, que antes tenía el pelo de un color negro azabache, ahora lucía un color castaño.

-No lo he hecho yo. –dijo con media sonrisa.- Voluntariamente al menos. Me pasa. Es como si llegase el otoño a mi cuerpo, solo que depende de la estación del año. Son más… estaciones emocionales.

Soltó una pequeña carcajada, parecía que se reía de algo que estaba pensando.

-¿Oye, estás bien? –pregunté un tanto preocupado.- Vi el mensaje y…

-Ah, el mensaje. –respiró hondo. Cerró los ojos y un tanto relajado siguió.- Sí, el mensaje. Pues verás…

 

Total, que se ve que Misil y Fantasma soltaron el rumor de que nos habíamos fugado del Liceo, lo que tomó a Silvano por sorpresa.

Se pensaba que me había ido sin decirle nada. ¡Y eso que la semana anterior a los juegos habíamos estado hablando casi cada día por AppWhats! Se sintió traicionado por un momento.

“ Ya le vale a Rudy, que se va sin decirme si quiera un adiós” pensaría el pobre Silvano.

Así que se enfadó un poco conmigo. Pero claro, luego se enteraron de que no, de que habíamos desaparecido junto a la Roca del Nombre.

En un primer momento se arrepintió de haber pensado mal de mí. Pero claro, luego pasaron los días y seguíamos sin volver.

“¡Qué raro, el Grupo 4 no tarda tanto en sus peleas contra villanos. Deberían estar ya aquí!” pensaría el pobre Silvano. Pero seguíamos sin llegar.

Se ve que se convirtió en un pensamiento recurrente, el hecho de que no volvería. Estaba preocupado por los demás, también. Pero me echaba especialmente de menos. La sola idea de que no volvería… Eso hizo florecer un sentimiento especial en Martí.

Me contó que siempre le había caído bien, pero que se empezó a fijar en mí el día en que me desenterró del jardín. Que había empezado a mirarme con otros ojos.

Yo ese momento lo recuerdo un tanto difuminado. Estar envuelto de tierra y de repente ser alzado hasta la superficie. Con el sol a su espalda, parecía que un ángel había bajado a la tierra para salvarme.

Pero total, que me contó que en ese momento era un matojo de nervios e indecisión. Y la semana siguiente igual Yo todavía estaba confuso por la ruptura tan abrupta con Natalia, así que prefirió no decirme nada. Fuimos hablando, hablando y hablando.

Incluso el día de los Juegos, cuando saludé al grupo 5 y le di un abrazo a Marti, Abeja Reina y Tramuntana nos shipearon al momento. Augurio dijo que discutirían sobre qué nombre nos iba mejor: si Silvater o Cratano, pero como los dos sonaban fatal, se quedarían con Rurtí. Y así hicieron.

Total, que se dio cuenta de que le gustaba.

-Guau. –exclamé sin más. Mi cerebro aún estaba procesando la situación.

En el momento en que me contó eso, yo no sabía qué hacer o qué decir. Era como si estuviese viendo una telenovela colombiana.

Mis emociones estaban hechas un remolino. ¡Claro que me gustaba Silvano! ¿Demonios, como no te podía gustar? Era dulce, agradable y alegre. Era gracioso, inteligente y calmado. Y a parte de super mono, sus poderes eran una pasada.

-No sé, es que…-dijo Martí pasándose una mano por su pelo ahora castaño. Ahora el chico estaba más relajado. Parecía que había soltado un gran peso de encima después de contarlo todo.- Eres como el verano, Rudy.

Y esa frase fue la que me lo dejó todo claro. No hacía falta decir más.

Le miré a los ojos.

-Tú eres mi primavera. –y le besé.

Si, la frase me había quedado super hiper mega ñoña. Pero quería que hiciese juego con la que él me dijo, que había quedado muy guay.

Después de eso entramos en mi habitación y nos sentamos en mi cama. Una vez se nos pasaron los nervios, nos relajamos. Estuvimos hablando durante horas sobre lo que había pasado en el desierto, cómo era Heliopolis, el revuelo que se armó cuando desaparecimos, como la superheroina Wrecking Mom se paseaba gritando por la escuela y un largo etc.

Era realmente cómodo, nos hicimos un café, acariciábamos a Bast, la gata de Daniel e incluso hablamos de series y animes que estábamos viendo.

Luego cuando Daniel llegó a la habitación, acompañe a Martí a la puerta y nos despedimos con un torpe beso.

En cuanto Silvano cerró la puerta, me giré y miré a Daniel.

-Qué, inglesucho. No me mires así. –dije sonriendo y poniéndome rojo como un tomate.

Aquella misma noche se lo conté al resto de mis compañeros de grupo. ¡Las buenas noticias se tenían que contar rápido!

 

Así que sí, la situación había evolucionado muy favorablemente.

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23/10/2018, 16:14
Diana Castelló

Aquel día había sido un punto de inflección total de la vida de Diana… o se debería decir de Didac. Justo después de encontrarse en las duchas con su compañero y amigo Rudy, y haberle tenido que contar por lo que estaba pasando y el porqué de aquel repentino cambio, salió a dar una vuelta por el bosque. Solamente quería aclararse, quería tomar un poco de aire y pensar como afrontaría la situación y como abordaría el tema con sus amigos… pero al poco tiempo comenzó a sentirse observado.

Sin reaccionar de ninguna manera, continuó caminando, sin acelerar el paso, simplemente siguió su camino. Mentalmente se hizo un mapa del bosque, y de los caminos que allí dentro se encontraban y eligió ir por uno en que había bastante más foresta que en el resto. En un cambio de dirección en que sabía que habría un árbol desapareció, y esperó allí para ver quién le seguía y su reacción cuando no lo encontrara allí, y para su sorpresa una nube roja se materializó casi donde se encontraba él.

Juanjo.

El chico demonio comenzó a mirar en todas las direcciones extrañado por no ver a aquel chico al que había estado siguiendo todo el camino dentro del bosque.

Didac se acercó lentamente, y lo empujó hacia un árbol cercano dejando su cara a pocos centímetros de la suya. Al verle aparecer, el chico demonio dio un respingo del susto, pero no se resistió a ser acorralado.

- ¿Qué se supone que quieres monstruito? .- Aquella era una de las formas cariñosas que tenía Diana de llamarle, pero pareció que el chico no se había dado cuenta de quién era… o por lo menos eso creía Didac.

- Emm .- Aquello le había pillado un poco por sorpresa y tenía que inventarse una excusa -. Nada, nada, solo daba una vuelta por el bosque… me has asustado tío.

- Ya… y voy yo y me lo creo .- Respondió el metamorfo, socarronamente . ¿Porqué me seguías? ¡Suéltalo! .- Gritó a la vez que crecía un par de centímetros, sus dientes se transformaban en peligrosos colmillos, su piel se volvía verde y escamosa, y en su espalda crecían dos enormes alas como de Murciélago -. ¡¡SUÉLTALO!!

- Ey ey ey, tranquila Elsa .- Sonrió nervioso el chico demonio, tratando de hacer un chiste sobre Frozen -. Es solo que no te conozco, y que me pareciste un tío muy atractivo, ya está. ¿Te vale como explicación?

En aquellos momentos una gota de sudor corría por la frente del Mentor del Grupo 1 , mientras el metamorfo le mantenía la mirada y le gruñía. Segundos más tarde el chico comenzó a reír, aunque resultaba bastante espeluznante su risa con aquel aspecto. Mientras reía su aspecto fue volviendo al mismo que tenía momentos y en aquella risa casi descontrolada acabó apoyando su cabeza sobre el pecho de Juanjo.

Definitivamente el demonio del Liceo no entendía absolutamente nada… ¿Primero se enfadaba y después se reía? ¿Quién diablos era aquel chico?.

- Ay señor… que me parto joder...- Exclamó el chico Skrull mientras alejaba su cabeza del torso Juanjo y se secaba las lágrimas de la risa. Tras recomponerse un poco volvió a acercarse quedándose más cerca aún de la cara del confuso chico -. Tranquila bella durmiente, que no tengo pensado comerte… aún. - Susurró para terminar mordiéndose el labio sensualmente.

Con aquella última frase una bombilla se encendió en la cabeza de Juanjo y entendió quién era aquella persona.

- Serás cabrona… - Exclamó tras tomar aire y desapareciendo en humo apareció a la espalda del metamorfo con las manos en los bolsillos -. Me asustaste renacuaja, ¿Desde cuándo te ha dado por ir de ésta guisa por el Liceo?.

- Éste soy yo ahora… y no parece que te moleste .- Dijo sonriendo mientras se apoyaba en el árbol del que se había separado Juanjo, y enarcaba una ceja.

- Tampoco me molestaba antes, y sé que lo sabes… Pero ¿Cómo que éste eres tú ahora? Es solo curiosidad .- Volvió a preguntar mientras daba un par de pasos en dirección hacia el chico.

- Pues eso, que necesitaba liberarme y desinhibirme, y éste es mi yo salvaje.- Se acercó un par de pasos hacia donde estaba el chico demonio y le tendió la mano con intención de presentarse- . Didac, para literalmente lo que necesites monstruito .- Y ahí estaba… esa sonrisa casi irresistible, con esos preciosos hoyuelos.

 

 

El chico demonio, aún confuso, le estrechó la mano, pero parecía que no era capaz de articular palabra. El metamorfo, tras el apretón de mano, atrajo el brazo del chico hacia sí mismo y transformando su dedo en un bolígrafo, le escribió su número de teléfono en el brazo.

- Por si necesitas lo que sea… ya sabes donde puedes encontrarme sin necesidad de seguirme .- Tras un par de segundos esperando a que el chico dijera algo, Didac decidió seguir su camino -. Ya nos veremos por aquí chiquitín.

Y desapareció… entre los árboles se camufló dejando allí al pobre Juanjo realmente descolocado.

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26/10/2018, 17:13
Daniel D´aeth

Crónicas de Daniel D´aeth

 

Ad Libitum. Capítulo 1

Las semanas que siguieron a la cancelación de las clases vinieron acompañadas de un tiempo de inactividad que para el joven D´aeth resultaba asfixiante. Habiéndose criado en una familia en la que siempre había algo que hacer — y si no lo había, te buscaban algo con qué ocupar tu tiempo — encontrarse de repente con todas las horas del día y la noche libres le resultaba muy aburrido. Y como sus compañeros le habían dejado meridianamente claro lo que opinaban sobre entrenar varias horas todos los días, algo que tampoco podía reprocharles porque en el fondo sabía que era demasiado, Daniel vagaba por las instalaciones a menudo. No era tan popular como Rudy ni tenía una compañía romántica como Sara, y su forma de ser tan seria y formal echaba para atrás a la mayoría de compañeros de grupo, pero era algo que tenía asumido. Al fin y al cabo, no había ido allí a hacer amigos, aunque lo intentara.

En uno de los pasillos que llevaban a la Cafetería reparó en el tablón de anuncios del Liceo. Para ser un centro educativo que disponía de su propia IA y cuyas instalaciones estaban equipadas con la más puntera tecnología, por no hablar de que disponía de su propio Club de Inventores, le llamó la atención que fuera algo tan del siglo XX: un largo tablón de corcho donde los alumnos colgaban panfletos, peticiones para grupos de estudio, carteles donde preguntaban por objetos perdidos y cosas así. Incluso alguien había colgado un poema romántico para Malina, de segundo curso, que parecía no haber conseguido el éxito esperado a juzgar por las marcas de quemaduras sobre el papel. Sin embargo, a Daniel le llamó la atención un pequeño trozo de papel pinchado en una esquina.

Bonita letra —dijo para sí el inglés, aunque lo que realmente le llamó la atención fue la elección de bandas. Él no era ningún experto, pero sabía diferenciar entre grindcore y heavy metal, por no hablar de que mencionaba tocar un instrumento. Desde que había llegado al Liceo no había tenido mucha oportunidad de tocar la guitarra, y siempre que lo había hecho había sido con los auriculares puestos para no molestar a sus compañeros durante la noche. Además, si no se equivocaba, Juanjo era Averno, el mentor del Grupo 1, uno de los estudiantes con aspecto no humano. Le pegaba que le gustara ese tipo de música.

No tenía nada que hacer, y aunque así fuera, sus pasos le terminaron llevando hacia una de las alas de dormitorios. Localizar la de Juanjo no fue complicado.

Adelante —sonó su tenebrosa voz cuando Daniel llamó educadamente con los nudillos. La habitación de Juanjo estaba decorada completamente a su gusto, ya que ser Mentor le permitía tener un lugar para sí solo. Una pared estaba ocupada completamente por una librería llenas de libros, y en la de enfrente había colgados pequeños cuadros decorados con calaveras de distintos animales. Muy llamativo, pero no tan macabro como podría esperar de alguien con aspecto de demonio— Saga, ¿no? ¿Qué quieres?

Directo y al grano, algo que apreciaba el inglés. Cuando entró, Averno estaba sentado sobre la cama con las piernas cruzadas y un grueso libro sobre las rodillas. Su torso desnudo mostraba complejas marcas que recorrían sus brazos como si fueran tatuajes tribales.

Prefiero la época de Maiden del Fear of the Dark. Soy muy clásico —respondió, sujetando con dos dedos el fragmento de papel que había cogido del tablón de anuncios.

No me jodas, ¿tú? —su sorpresa no fue fingida, y casi se destilaba algo de desprecio en sus palabras— ¿El niño ingles? El grupo 4 es una caja de sorpresas. ¿Y qué tocas, la pandereta?

Si su tono le ofendió, Daniel no dio muestras de ello. Por fortuna, Moussa le había curtido en cuanto a respuestas cortantes se refería, así que decidió contraatacar de la forma que el senegalés le había enseñado: fuego con fuego.

En mi habitación tengo una Fender Stratocaster del 72, a lo mejor te suena. Es el mismo modelo de la que tocaba Ritchie...

Sí, la que tocaba Ritchie Blackmore— le interrumpió Juanjo, entrecerrando los ojos— ¿Has venido a vacilarme de pasta o qué?

He venido a enseñarte cómo se toca una guitarra de verdad —dijo Daniel, recogiendo el guante. El joven estaba disfrutando de ese toma y daca amistoso, porque también sabía que Averno era mayor que él y probablemente mucho más poderoso, y que si quisiera darle una lección lo habría hecho ya. Buscó con la mirada su instrumento por la habitación pero no encontró nada, y terminó encontrándose con la mirada del Mentor del grupo 1 —¿Buscas algo, chaval? Yo no toco. Yo canto. Y canto de puta madre.

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31/10/2018, 11:33
Diana Castelló

Habían pasado un par de semanas desde la vuelta de Heliópolis, un tiempo después de la gran revelación por parte de Moussa en la Sala del Peligro, un hecho durante el que algo hizo click en la mente de la metamorfa del Grupo 4.

Lo había pensado seria y fríamente, y creía que aquella era la solución a varios de sus problemas. Llevaba mucho tiempo cohibida, mucho tiempo demasiado preocupada por la visión que la gente tenía de ella como para liberarse realmente, como para dejarse fluir con la corriente. Tenía varias cosas que cambiar, y una gran parte se solucionarían si él hacía acto de presencia.

Para que aquel momento se notase más cerca, más real si cabe, tenía que hablar con el Director Richmond sobre su decisión. Aquella posibilidad ya había sido planteada al equipo directivo incluso antes de que la matrícula se hiciera efectiva. En realidad fue una de las condiciones bajo las que Sharon envió allí a Diana, y estaba plasmado en su ficha del Liceo, ficha que se encontraba – por orden de S.H.I.E.L.D. - clasificada y codificada, hasta tal punto que, ni siquiera Aitor fue capaz de abrirla.

En el momento en que se disponía a golpear a la puerta del despacho del Ex-Halcón Nocturno su puño se detuvo a escasos centímetros del umbral. ¿De verdad era todo aquello necesario? ¿No estaba rizando demasiado el rizo? No… era algo que llevaba tiempo queriendo hacer, soltarse.

Quizá a los humanos les resultase chocante, pero para su raza aquello era como, para el humano promedio, cambiarse el color de pelo. Quizá si, quizá fuese un arrebato tonto, pero ¿acaso no era aquella una institución para que los weirdos y los freaks pudieran ser ellos mismos?.

Tras un par de golpes decididos, se escuchó la invitación del Director a acceder a su despacho.

- Adelante Diana .- Se adelantó el Héroe Retirado antes de que la chica abriera la puerta siquiera. Estaba muy acostumbrado a la puntualidad de la metamorfa.

- Gracias por atenderme con tan poco tiempo Director, pero tengo que comentarle una determinación que he tomado hace unos días.- Dijo la chica firmemente mientras se sentaba.

- Creo que ya sé el motivo de esta visita, tu madre me dijo que estabas algo rara últimamente, y que podría ser una posibilidad .- Volvió a adelantarse el director a lo que la chica tenía que decirle… hecho que descolocó un poco el discurso que la Skrull había preparado en su mente minutos antes.

- Emmmm ¿Ah si? .- Sonrió -. Se vé que soy más predecible de lo que creo… tendré que trabajar en ello .- Se permitió bromear -. Pues supongo que mi madre tiene razón, llevo unos días bastante pensativa y me he dado cuenta de que quizá esté siendo demasiado cuadriculada. Hace poco alguien nos acusó de ser demasiado infantiles y no preocuparnos por los hechos que están por venir, ni por la gente que nos rodea, y yo quizá sea todo lo contrario. Diría de mí misma que le doy demasiadas vueltas a las cosas, y me preocupo, sí, pero antepongo las necesidades de muchos antes que la seguridad de pocos. Tengo miedo de ser demasiado yo, y necesito un cambio, y ser otra persona me proporciona otro punto de vista.

- Lo entiendo .- respondió el Director sin tener que pensarlo mucho -. A veces eres demasiado adulta… tenéis que permitiros ser niños y disfrutar de vez en cuando. Quizá me trastoque un poco el planning, pero era algo que ya estaba considerado dentro de la posibilidades. Así que no te preocupes, te cambiaremos de habitación para que nadie se sienta raro en el entorno de su privacidad, y se acabó el problema, o eso espero.

El Director sonrió, nervioso, y se puso de pie estirando la mano, esperando que la chica se la estrechara.

- Gracias por su comprensión Director Richmond, le prometo que seguiré en mi línea en cuanto a los estudios, y trataré de mantener un perfil bajo en lo que a infringir las reglas se refiere .- Sonrió sabiendo el cambio de aires que se le venía encima y estrechó la mano que le había sido ofrecida.

En el momento en que la chica trató de soltar la mano del Director este la apretó un poco más no dejándola irse.

- ¿Y bien? ¿No nos vas a presentar? .- Bromeó el Héroe con una gran sonrisa en los labios.

- Eh… claro ¿Porqué no? .- Respondió la chica segundos antes de cambiar por completo y transformarse en un apolíneo joven, alto, rubio y musculoso con una preciosa sonrisa en los labios -. Didac Castelló Puig, para servirle, legendario Halcón Nocturno.- Bromeó antes de soltarle la mano al Director de la institución.

- Encantado de conocerte Didac .- Tras aquello se puso un poco más serio -. Eso sí, compórtate, no me hagas llamar a tu madre para que te ponga en tu sitio… que ya me ha advertido que eres un poco especial.

- Tranquilo Director .- Dijo con una sonrisa pícara que le hacía mostrar unos preciosos hoyuelos en sus pómulos -. No haré nada que ponga en peligro a la escuela, ni a ustedes, ni a mis compañeros. Solo me divertiré y me soltaré un poco… de verdad que lo necesito.

Admitió poco antes de darse la vuelta y despedirse con un vago saludo militar y atravesar la puerta.

¿Y ahora qué? Tuvo que preguntarse a sí mismo, aún no había hablado con sus compañeros, nadie sabía del cambio, y quizá debería haberlo hablado antes con ellos. Una pizca de remordimientos comenzaron a aflorar en el corazón de Didac mientras caminaba por el pasillo.

Pero En el momento en que decide levantar la vista se encuentra con las miradas curiosas de una buena cantidad de personas. Diana era una chica muy, pero que muy atractiva, pero su atractivo provenía, aparte de su aspecto, de una actitud cándida y hasta cierto punto recatada. El fuerte de Didac era un atractivo casi animal, un atractivo que en muchas ocasiones sacaba el lado salvaje de los demás… y el problema a veces era que él era consciente de ello, y se aprovechaba.

En aquel momento el chip cambió y se olvidó de la posible reacción de sus compañeros a su cambio y se centró en algo que le gustaba, ser el centro de atención. Quizá parte de ello estuviera en el ADN de Johnny Storm ¿Quién podría saberlo? El caso es que se le daba realmente bien. Comenzó a andar, seguro de sí mismo, saludando con un ligero cabeceo y una ceja enarcada, pose que le hacía realmente atractivo. Sonriendo terminó el pasillo, dio un giro sobre sí mismo y se quedó mirando al pasillo por el que había venido, se metió las manos en los bolsillo y se giró para seguir su camino, dejando algún suspiro tras de sí. No recordaba lo que era sentirse así, hacía mucho tiempo que no se sentía deseado de aquella forma.

Tras aquel pequeño espectáculo se ocultó de la vista de los demás usando sus poderes y se metió en el baño, era uno de los momentos del día que más le gustaban, en ambas formas… y allí fue donde el primer contacto con su grupo tuvo lugar.

Rudy, el chico que se había convertido en su mejor amigo en el Liceo entró por la puerta dispuesto a ducharse, y se encontró con un desnudo, mojado y enjabonado Didac mirándole con unas preciosa y juguetona sonrisa en los labios.

- Hey!! supp Rudy? .- Dijo relajadamente, como si nada hubiera pasado, y como si se conocieran de toda la vida.

- Hey, hola.- Dijo Rudy primero mirando el musculoso cuerpo del chico. Un segundo después, cuando se dio cuenta de que se había embobado, apartó la vista.

Luego el colombiano se acercó a una de las banquetas y puso sus cosas encima, se comenzó a desnudar y con solo una toalla, y el bote de jabón en la mano, se dirigió a las duchas.

Pero a medio camino se paró. Confuso, volvió a mirar a Didac, esta vez a los ojos y le preguntó.

- Esto... ¿Nos conocemos?.

Tras aquella pregunta, solo una sonrisa, una preciosa y sexy sonrisa, que dejaba al aire, además de todo lo obvio, sus simpáticos hoyuelos en las mejillas. Se acercó lentamente al lugar donde se encontraba el Colombiano, y cuando estuvo a escasos centímetros se detuvo.

- De algo nos conocemos, sí. Voy a formar parte de tu grupo a partir de ahora .- Le guiñó el ojo y volvió a sonreírle.

- Ohh, aah. Eres el nuevo .-Dijo un poco confuso. Sabía que había algo raro en aquello -. Es un poco raro esto, aquí en la ducha. Desnudos, que bueno. Hola, soy Rudy.- El chico le tendió la mano para estrecharla y Didac respondió con un apretón digno del propio Rudy.

- Bueno… nuevo, nuevo, tampoco… usado quizá .- Volvió a sonreír mientras duraba el apretón. A lo que el colombiano respondió con una sonrisa y se giró para volver a las duchas… pero al dar un par de pasos se volvió a girar.

- Un momento, antes me has llamado por mi nombre.- Dijo intentando no mirar el espectacular cuerpo de Didac.

- Bueno… es que he tenido una larga conversación con el Director Richmond y me ha contado cosas sobre vosotros… parto con ventaja.- Volvió a sonreírle mientras volvía a acercarse un poco -. Pero vamos a ser hermanos, venga un abrazo ahí.

Dio un par de pasos hacia él con los brazos abiertos y todo lo demás al aire, viendo a Rudy quedarse casi inmóvil y con un claro rubor en sus mejillas. Segundos antes de llegar a tocarse, el chico rompió a reír, casi histéricamente y le dio un golpe en el hombro.

- Ay Rodolfo, Rodolfo… Qué predecible eres cariño .- Dijo dándose la vuelta y volviendo a la ducha.

¿Cariño? ¿Rodolfo? ¡Solo había una persona que le llamaba así! Ahí fue cuando Rudy se dio cuenta de quien era

-¡¿Whaaaaaaat?! ¿Diana? .-dijo Rudy alarmado. Se apretó la toalla a la cintura y se aleja de Didac -. ¿Pero a que demonios estás jugando?

En aquel momento Didac se puso más serio. Una toalla apareció para cubrir sus partes pudendas y se acercó de nuevo a donde estaba el chico.

- Siéntate anda… esto va a ser largo de explicar .- Se sentó en uno de los bancos que se encontraban en los vestuarios y le señaló donde debía sentarse- . No estoy jugando a nada tío, necesitaba un cambio, un cambio drástico en mi vida. Este soy yo cuando necesito evadirme, cuando necesito liberarme y desinhibirme. Por eso dije que formaré parte de tu grupo… no soy el nuevo, soy Didac, la versión masculina y sexy de tu Diana .- En aquel momento sonrió de soslayo, aunque la sonrisa desapareció al poco tiempo… aquella conversación requería un poco de seriedad.

- Y tanto. Quiero decir, que de chica eres super guapa, pero claro acostumbrado, a.... Bue-bueno. Que impresiona quiero decir.- Contestó al más puro estilo Rudy, sin pensar antes de hablar.

Aquello sacó de nuevo aquella preciosa sonrisa en la cara de Didac y Rudy no sabría si aquello era una lágrima o una gota residual de la ducha pero una gota le corrió por la mejilla.

- Bromas aparte. Te lo estoy diciendo muy en serio, y espero que me entiendas, tú eres el que más me preocupa, y en realidad me alegro de que fueras tú el primero en verme.

Tras tratar de procesar la información Rudy, aún confuso, se dirigió a un pensativo Didac.

- ¿Pero es para siempre?.- Preguntó con tono casi de preocupación, haciendo denotar que la echaría de menos si así fuera.

- No… nada en mi es permanente y lo sabes .- Dijo haciendo alusión a su continua maleabilidad física -. Soy y siempre seré Diana. Nací Diana y seguiré siendo Diana… todo esto es temporal, pero de verdad que lo necesitaba, necesitaba cambiar. No sé porqué pero en el cuerpo de Diana me siento atrapada, quizá atrapada no es la palabra… pero siendo Didac me siento más libre. No sé como explicarlo.

- Es como... Cuando tu personaje principal en el World of Legends es Support y te gusta curar, pero también te gustaría atacar y ser mas el que lleva la iniciativa en el equipo.- Ejemplificó Rudy a su propio y único estilo. Claro que él lo iba a entender -. Sí, te entiendo.

Y le abrazó. Se quedaron unos cuantos segundos abrazados, quizá más de lo que deberían, hasta que pareció raro.

- Rudy… ¿me sueltas ya bombón? .- Preguntó casi jocosamente -. Puede que alguien se lo tome a mal si nos ven.

- Ooh, si, ya claro. Si tengo novio.- Soltó una pequeña risa nerviosa -. Es que me tendré que acostumbrar a que no eres... Bueno, ya sabes. A que eres Didac .- Rudy se miro a si mismo y luego al metamorfo -. Somos un cuadro. Quizá deberíamos ducharnos y seguir hablando fuera. Que quien nos vea…

- No me importa quien nos vea, sinceramente.- Dijo sonriendo -. El único que me preocupa es Martí, que no quiero que piense que ha pasado algo que no ha pasado… si quieres te ayudo a contarle todo esto. - De repente se dio cuenta de algo -. Por cierto… tienes que ayudarme a contarles al grupo la situación, que no quiero que se piensen nada raro, o por lo menos no más raro de lo que en realidad es…

Entonces, Rudy se levantó, le dio en el brazo cariñosamente y lo tranquilizó.

- Tranqui, que estaré ahí. Te ayudaré en lo que haga falta.- Dijo con una sonrisa mientras se dirigía a las duchas -. Me voy a duchar anda, que después de haber sudado tanto en clase de Rescate Civil, huelo a tejón.

- Sí será mejor que terminemos de ducharnos...- Dijo mientras volvía a desaparecer la toalla que le tapaba la entrepierna -. ¡Y no mires eh! Que te conozco chaval.

 

Fin

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31/10/2018, 11:39
Diana Castelló

Aquel día había sido un punto de inflección total de la vida de Diana… o se debería decir de Didac. Justo después de encontrarse en las duchas con su compañero y amigo Rudy, y haberle tenido que contar por lo que estaba pasando y el porqué de aquel repentino cambio, salió a dar una vuelta por el bosque. Solamente quería aclararse, quería tomar un poco de aire y pensar como afrontaría la situación y como abordaría el tema con sus amigos… pero al poco tiempo comenzó a sentirse observado.

Sin reaccionar de ninguna manera, continuó caminando, sin acelerar el paso, simplemente siguió su camino. Mentalmente se hizo un mapa del bosque, y de los caminos que allí dentro se encontraban y eligió ir por uno en que había bastante más foresta que en el resto. En un cambio de dirección en que sabía que habría un árbol desapareció, y esperó allí para ver quién le seguía y su reacción cuando no lo encontrara allí, y para su sorpresa una nube roja se materializó casi donde se encontraba él.

Juanjo.

El chico demonio comenzó a mirar en todas las direcciones extrañado por no ver a aquel chico al que había estado siguiendo todo el camino dentro del bosque.

Didac se acercó lentamente, y lo empujó hacia un árbol cercano dejando su cara a pocos centímetros de la suya. Al verle aparecer, el chico demonio dio un respingo del susto, pero no se resistió a ser acorralado.

- ¿Qué se supone que quieres monstruito? .- Aquella era una de las formas cariñosas que tenía Diana de llamarle, pero pareció que el chico no se había dado cuenta de quién era… o por lo menos eso creía Didac.

- Emm .- Aquello le había pillado un poco por sorpresa y tenía que inventarse una excusa -. Nada, nada, solo daba una vuelta por el bosque… me has asustado tío.

- Ya… y voy yo y me lo creo .- Respondió el metamorfo, socarronamente . ¿Porqué me seguías? ¡Suéltalo! .- Gritó a la vez que crecía un par de centímetros, sus dientes se transformaban en peligrosos colmillos, su piel se volvía verde y escamosa, y en su espalda crecían dos enormes alas como de Murciélago -. ¡¡SUÉLTALO!!

- Ey ey ey, tranquila Elsa .- Sonrió nervioso el chico demonio, tratando de hacer un chiste sobre Frozen -. Es solo que no te conozco, y que me pareciste un tío muy atractivo, ya está. ¿Te vale como explicación?

En aquellos momentos una gota de sudor corría por la frente del Mentor del Grupo 1 , mientras el metamorfo le mantenía la mirada y le gruñía. Segundos más tarde el chico comenzó a reír, aunque resultaba bastante espeluznante su risa con aquel aspecto. Mientras reía su aspecto fue volviendo al mismo que tenía momentos y en aquella risa casi descontrolada acabó apoyando su cabeza sobre el pecho de Juanjo.

Definitivamente el demonio del Liceo no entendía absolutamente nada… ¿Primero se enfadaba y después se reía? ¿Quién diablos era aquel chico?.

- Ay señor… que me parto joder...- Exclamó el chico Skrull mientras alejaba su cabeza del torso Juanjo y se secaba las lágrimas de la risa. Tras recomponerse un poco volvió a acercarse quedándose más cerca aún de la cara del confuso chico -. Tranquila bella durmiente, que no tengo pensado comerte… aún. - Susurró para terminar mordiéndose el labio sensualmente.

Con aquella última frase una bombilla se encendió en la cabeza de Juanjo y entendió quién era aquella persona.

- Serás cabrona… - Exclamó tras tomar aire y desapareciendo en humo apareció a la espalda del metamorfo con las manos en los bolsillos -. Me asustaste renacuaja, ¿Desde cuándo te ha dado por ir de ésta guisa por el Liceo?.

- Éste soy yo ahora… y no parece que te moleste .- Dijo sonriendo mientras se apoyaba en el árbol del que se había separado Juanjo, y enarcaba una ceja.

- Tampoco me molestaba antes, y sé que lo sabes… Pero ¿Cómo que éste eres tú ahora? Es solo curiosidad .- Volvió a preguntar mientras daba un par de pasos en dirección hacia el chico.

- Pues eso, que necesitaba liberarme y desinhibirme, y éste es mi yo salvaje.- Se acercó un par de pasos hacia donde estaba el chico demonio y le tendió la mano con intención de presentarse- . Didac, para literalmente lo que necesites monstruito .- Y ahí estaba… esa sonrisa casi irresistible, con esos preciosos hoyuelos.

 

 

El chico demonio, aún confuso, le estrechó la mano, pero parecía que no era capaz de articular palabra. El metamorfo, tras el apretón de mano, atrajo el brazo del chico hacia sí mismo y transformando su dedo en un bolígrafo, le escribió su número de teléfono en el brazo.

- Por si necesitas lo que sea… ya sabes donde puedes encontrarme sin necesidad de seguirme .- Tras un par de segundos esperando a que el chico dijera algo, Didac decidió seguir su camino -. Ya nos veremos por aquí chiquitín.

Y desapareció… entre los árboles se camufló dejando allí al pobre Juanjo realmente descolocado.

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31/10/2018, 16:05
Daniel D´aeth

Crónicas de Daniel D´aeth

 

Ad Libitum. Capítulo 2

Tras varios días charlando sobre música y sobre organizar un grupo de música de estudiantes del Liceo, la barrera entre Juanjo y Daniel se desmoronó y el inglés encontró en el Mentor del Grupo 1 un buen amigo. Casi podría decirse que era la primera persona con la que hacía tan buenas migas fuera de sus propios compañeros de Grupo, y eso se sentía bien, lo que le hizo preguntarse si quizás no habría sido demasiado escrupuloso en ese aspecto. 

Es mejor que vayas tú a hablar con ella —le insistió Juanjo. Gracias a Moussa, habían descubierto que Malina Tesla, del Club de Inventores, no sólo había diseñado un bajo eléctrico que funcionaba en consonancia con sus guantes, sino que sonaba bastante bien. Y ademas, había pocas cosas más sexies que una chica tocando la guitarra. Lo que Daniel no entendía era por qué tenía que precisamente él quien tenía que convencerla para unirse al grupo. El chico demonio sólo le dedicó una enigmática sonrisa y le señaló la puerta.

El interior del Club era un sitio lleno de luces parpadeantes, dispositivos tecnológicos de última generación y algún que otro chisporroteo casual que provocaba centelleos en la visión del joven inglés. Nicolau, que manipulaba una esfera de una hipnótica energía azulada, le indicó dónde podía encontrar a Tesla antes siquiera de que pudiera preguntárselo. El joven inventor parecía sorprendido de la reacción de Daniel— Ah, ¿todavía no me lo habías preguntado?

Malina estaba sentada en un taburete alto, con el nuevo bajo reposando sobre sus rodillas y acercando tanto el oído al mástil que parecía que estaba dormitando sobre él. Parecía que lo estuviera afinando.

Perdona, ¿Malina? —preguntó, incómodo por interrumpir el trance de la muchacha. Pareció que la joven se sorprendió realmente de verle, porque pegó un leve gritito y cayó hacia atrás, liberando una leve descarga eléctrica que se perdió entre el entramado de la Jaula de Faraday que protegía la habitación. La costalada fue prevenida por un mullido cojín de arena que la recibió con los brazos abiertos. El inglés se apresuró para ayudarla a levantarse— I´m so sorry... lo siento de verdad, no quería asustarte.

No... no... —Tesla le restó importancia con un gesto de la mano, aunque sus mejillas se habían sonrojado visiblemente. Daniel se preguntó si en realidad no se habría hecho daño y estaba fingiendo para no parecer débil— Estoy bien, gracias. Has estado rápido, Daniel.

¿Les habían presentado alguna vez? Saga se molestó consigo mismo, porque más o menos sabía quién era quién en el Liceo — Rudy se aseguraba de mantenerle al día de los últimos cotilleos — pero no recordaba si los habían presentado formalmente. Pero ella parecía saber bien quién era. ¿Y si le decía que no se acordaba y quedaba fatal? Decidió seguir como si no hubiera pasado nada. Mientras Tesla volvía a poner el taburete en su sitio, el inglés recuperó el bajo con delicadeza. La verdad es que era un instrumento con un aspecto sci-fi increíble.

Moussa me habló de tu bajo, pero reconozco que en persona es bastante impresionante. ¿Puedo escucharlo?

Bueno... faltan por pulirse algunas cosas... —Malina estaba visiblemente azoraba, y acariciaba el cuerpo de su bajo eléctrico con delicadeza. Quizás es demasiado pronto, pensó Daniel.

Entiendo, tampoco quiero molestarte —sonrió —Es sólo que he estado hablando con Juanjo. Estamos empezando con la idea de montar un grupo y...

¿Tocarte? ¿Tocar contigo? ¿Con... vosotros? —las palabras salieron rápida y atropelladamente de los labios de la muchacha, y sus guantes chisporrotearon ligeramente al hacerlo. Luego tragó saliva y empezó a juguetear con un rubio rizo de sus cabellos— Estaría bien... me gustaría. Sí.

¡Genial! —Malina parecía una buena chica, y si tocaba tan bien como diseñaba instrumentos, la música que saldría de aquello seria increíble. Daniel sacó su teléfono móvil y lo desbloqueó con la huella dactilar— Veamos, si te parece, te doy mi número y luego te escribo para decirte cuándo ensayamos...

Ya tengo tu número —dijo la muchacha sin pensar.

¿Eh?

¿Eh?