Partida Rol por web

Esta historia, como todas las buenas historias, empezaba en una biblioteca pública. Con los últimos rayos del sol del ocaso entrando por la ventana, Hiedra Venenosa no se preocupaba por los libros... hechos de papel... de pulpa de árbol. En lugar de ello, se refugió en la sala de la hemeroteca, pasando imágenes de periódicos recientes como si no hubiera un mañana (Darkseid se ocuparía de que la frase fuera literal).

Detrás de la doctora Isley, Wild Rose hacía equilibrios sentada en la silla, inquieta. ¿Dónde se había ido toda la diversión?

 Agh, muero. Si lo llego a saber, me voy con las buenas samaritanas. ¡NECESITO ALGO DE ACCIÓN!

El bibliotecario levantó la vista a lo lejos y le llamó la atención.

Ssssssssh...

 ¡VOY A DESNUDARME EN LA SECCIÓN DE ENSAYO Y ME LIMPIARÉ EL CULO CON "LA SEDUCCIÓN DE LOS INOCENTEEEEES"!-gritó, para molestar al bibliotecario aún más.

Ssssssssh...

El funcionario no pareció escandalizarse, y su chisteo monótono se limitaba a censurar el tono de voz elevado.

 ¡¿QUÉ SSSH NI QUÉ NIÑO MUERT...?!
 Perdón...-susurró Rose, vocalizando para hacerse entender en la distancia mientras juntaba las manos en un gesto para disculparse.

Hiedra seguía a lo suyo. No podía comunicarse con sus compañeras porque se habían habituado a no llevar móvil para que Batman no las localizara. Tampoco tenían guaridas de referencia en las que supiera fijo que podría encontrarlas. Podría poner un anuncio en el periódico, como cuando reunió al equipo para la expedición a Svalvard [ver Unexpected Justice League #1], pero para eso tendría que esperar a mañana y no aparecería publicado hasta dentro de dos días.

La manera más sencilla era investigarlas. Catwoman era muy cauta, y difícil de encontrar, casi como una gata vagabunda. Harley siempre se hacía notar, pero lo último que venía en los periódicos sobre ella era que había sido detenida en la base naval de Gotham [ver Uncrowned #2, que a pesar del título sucedió en esta Tierra]. Era probable que la hubieran llevado ya al Asilo Arkham, pero no sería sencillo entrar.

También había otros métodos para obtener información, antros que frecuentar, soplones que feromonear, supervillanos a los que visitar...

-Un poco de paciencia querida. 

Respondió Hiedra con una sonrisa. En cierto sentido Rose le recordaba a su amiga Harley, las dos tan inquietas e incapaces de estarse paradas un solo segundo. Por fortuna centró su aburrimiento en molestar al bibliotecario y ella pudo seguir con su investigación. Desde que no usaban teléfonos localizar a sus amigas era más difícil, algo que no le importaba en tiempos normales pero sí ahora que le corría prisa. De Catwoman no había noticias, tan discreta hasta para eso, siempre moviéndose, silenciosa y escurridiza, podría estar allí mismo colgando del techo y nadie se enteraría. Miró hacia arriba.

No... No está aquí.

Encontró noticias de Harley, la habían detenido en la base naval y aunque no ponía donde la habían llevado su apuesta era que la habían encerrado en Arkham. Torció el gesto de disgusto al recordar ese maldito lugar, no podía permitir que una de sus amigas estuviera allí encerrada, pero ahora además tenía la necesidad de sacarla. Se giró hacia Rose.

-Rose, querida, creo que pronto tendrás toda la diversión que necesitas. Tenemos que sacar a una amiga de Arkham y no será fácil, pero entre las dos... -Hiedra sonrió, se le estaba ocurriendo un plan para hacerlo.- Por supuesto a mi no me dejarán entrar, no sin una invitación a que me quede allí también, pero tu puedes hacerlo. Allí no te conocen ¿Verdad? -Esperaba que no.- Solo tienes que pedir una visita con Harley Quinn, puedo fabricarte un perfume que te facilite las cosas si alguien te pone algún impedimento, harán lo que tu quieras. Cuando estés con ella solo teneis que salir, ella te ayudará. -Seguro que no hacía falta que a Harley se lo pidieran dos veces.- Y por si acaso, una vez que estés dentro crearé una distracción desde fuera con mis plantas, así os resultará más fácil escapar mientras intentan ocuparse de mi. ¿Qué te parece?

No tenían tiempo para un plan más elaborado, aunque tampoco necesitaba mucho más. Rose era una mujer con recursos y en cuanto Harley viera la oportunidad de escapar sumarían fuerzas, lo sentía por los vigilantes que intentaran impedirles que escaparan.

El sol se puso mientras cruzaban la ciudad para visitar a Harley. Las medidas de seguridad de Arkham seguían siendo tan nimias como Hiedra recordaba: un muro, una verja, una caseta con un único guardia. Literalmente podrían hacer que un árbol les pasara al otro lado en alguno de sus muchos puntos ciegos.

Pero se ciñeron al plan. Rose se acercó con una maceta hasta el guardia de la caseta y empezó a hablar con él mientras Hiedra observaba en la distancia.

 Buenas noches, señor... ehm... guardia. Me llamo Rose. ¿Sería usted tan amable de dejarme pasar?

No empezaban bien. Rose acababa de decir su verdadero nombre, o por lo menos el nombre de esa personalidad.

Señorita, los horarios de visita son de diez a once de la mañana y de cinco a seis de la tarde. Además, no sé si lo sabe, pero los protocolos impiden entrar en Arkham con plantas. Es por Hiedra Venenosa. Bueno, Hiedra no está, pero esa pirada terminará aquí tarde o temprano, así que no permitimos a nuestros internos tener ese tipo de regalos. ¿Se puede saber a qué ha venido?

 Vengo para ayudar con la fuga de una peligrosa psicópata llamada Harley Quinn. Vengo acompañada de Hiedra Venenosa.

¡¿Cómo dices?!-se alarmó el guardia.

 Disculpe a la chiquilla. La pobre no sabe mentir.

La repentina transformación de los gestos de Rose puso al guardia en alerta total. El centinela cogió el walkie para comunicarse con sus compañeros en el interior.

Jim, diles a un par de enfermeros que vengan a la entrada con una camisa de fuerza. Tengo a una rarita con doble personalidad que cree que la planta de su maceta es Hiedra Venenosa. Joder, que no es una broma. Que lo digo en serio.

 Ssssh... ¿Por qué no le dices a Jim que sí es broma? Así podremos pasar tú y yo a hacer la W de Wonderman desnudos y entrelazadossss...

Eso es ofensivo a tantos niveles... Estás dando por hecho que soy heterosexual, cuando soy gay. Pero también estás invisiblizando a otros colectivos como los asexuales, demisexuales o skoriosexuales que pueden no querer nada contigo. Incluso para un hetero tus técnicas de seducción serían ofensivas, porque apareces aquí de noche y haces esa cosa rara de cambiar de cara, como si los heterosexuales fueran estúpidos y disociaran el ofrecimiento de sexo ignorando todo lo que vieron previamente por muy creepy y malrollero de esta horrible presentación.

Por lo que a mí respecta, pareces una pirada sacada de un manga de Naoki Urasawa, un libro de Stephen King, un comic de Historias de la Cripta y la película de Instinto Básico, todo a la vez. Y agradecerás que te metan en Arkham en cuanto te den una medicación para tus EVIDENTES problemas mentales.

Había muchas maneras de sortear esta situación. La más lógica era que Hiedra se colara por la puerta principal mientras el guardia y unos camilleros arrastraban a Rose a una celda acolchada, pero Pamela no había venido a por refuerzos a costa de perderlos.

Escondida observaba como iban las cosas en la puerta y pronto comprobó que su plan no estaba saliendo como pensaba. ¿Cuando era así? No pasaba nada, al menos ahí tenía una buena distracción para colarse dentro y sacar a su amiga Harley, pero no iba a permitir que fuera a costa de que atraparan a la dulce e incapaz de mentir Rose.

¿No es adorable?

Y cada vez tenía más claro que lo que fuera que le había pasado para poder tener espinas también había alterado su personalidad de alguna forma porque era capaz de parecer otra mujer diferente de repente. En cualquier caso era mejor no perder tiempo y optar por una aproximación más directa, ya tendrían tiempo más adelante de darle a Rose unos consejillos de villana como no decir su nombre si quería pasar desapercibida durante más tiempo. Hiedra salió de su escondite y se acercó al guardia esperando que la distracción de Rose le permitiera llegar hasta él y usar sus encantos.

Ni la vio venir. Cuando Hiedra estuvo lo suficientemente cerca, lanzó sus feromonas sin dar tiempo al guardia a reaccionar.

Y una cosa te voy a decir, jovencitaaaagh...

Tomó una posición más estoica. En cuanto la doctora Isley le pidió las llaves, el centinela las entregó sin reservas. El resto fue coser y cantar, ya que Hiedra Venenosa ya había pasado su tiempo dentro de esos muros y era la guía perfecta para el itinerario a seguir.

Primero estaba la recepción. Estaba vacía, pues a esas horas la secretaria ya se había ido a casa. Los ordenadores iban con contraseña, así que no tenía sentido intentar buscar en ellos la celda de Harley (seguro que si hubieran venido con Batgirl o Mike, ellos podrían hackear el sistema).

Después el pasillo pasaba por delante del área de descanso. Unos fornidos enfermeros estaban viendo un partido de nosequé deporte típico de Estados Unidos, aullando y bebiendo de sus cervezas con cada jugada. Thelma y Louise pudieron pasar por delante de la puerta sin que detectaran el sonido de sus pasos.

Después estaba el ascensor... Había unas escaleras, claro, para evacuar en caso de incendios, pero la puerta de emergencia estaba siempre cerrada por una cadena con candado. Así que el ascensor debería valer. Al llegar al pasillo, vieron que en la mesa del guardia no había nadie, pero había un pin rectangular en el suelo que ponía Jim (por razones de seguridad no se incluía el apellido en las identificaciones, así se prevenía que los criminales fueran a por las familias de los guardias al fugarse de allí).

Debía de ser su día de suerte. Cogieron el juego de llaves y abrieron la puerta reforzada del pasillo de las celdas. No había barrotes, los barrotes se habían mostrado siempre insuficientes. Las puertas eran de acero, con un visor rectangular a la altura de los ojos y un compartimento para pasar la bandeja del desayuno. El ruido de zapatos en el corredor atrajo a los dementes hacia las puertas como hienas cayendo sobre cervatillos. Ojos saltones se veían a través de las mirillas mientras voces horripilantes se alzaban en la oscuridad.

Una moneda... ¡Dadme una moneda!

¿Qué es verde por fuera, rojo por arriba
y a su perdición siempre se arrima?

No veo quién viene, no llego al agujero.
¿Es el conejo blanco?

Doctora Isley, estoy enfermo. Hahaha.
O al menos eso dicen mis víctimas. Hahaha.
¿Has venido a por mi Harley? ¡NIÑA MALA!

El Joker golpeó la puerta haciéndola retumbar. A pesar de todo, lograron identificar la voz de Harley en mitad del alboroto.

¡Sácame de aquí!
¡Este sitio huele a pedo de Killer Croc con aliento de Clayface!
¡Y no me gusta el aliento de Clayface!

Hiedra se aproximó al ventanuco con el llavero de carcelero y vio a través del visor una forma inmóvil en pie, en medio de la celda. No se distinguía bien, pero su voz era inconfundible.

Jim estaba recostado en su silla, con los pies encima de la mesa. Después de dar por zanjada la broma de su compañero sobre locas que vienen a Arkham en plena noche, el guardia se centraba ahora en hacer su crucigrama.

Ocho letras, empieza por B. Señal en el cielo. Mmmh... Boreal. Demasiado corta. Superman. No empieza por B. ¡Batplano! Claro, tiene que ser batplano-y puso batplano en las casillas de batseñal.

El cielØ tiene más a señalar...

¿Eh quién está hablando?-preguntó Jim, mirando a su alrededor sin alcanzar a ver a nadie.

Las estrellas te dirán...

¿Chicos, sois vosotros?

Que tu futurØ va a estar...

¡Esto no tiene gracia!

¡En manØs de ETRIGAN!

Unas garras amarillas se estiraron desde la oscuridad del techo, agarraron a Jim por los hombros y tiraron de él hacia arriba.

-Buen trabajo Rose.

Dijo sonriendo a su amiga pues gracias a sus distracciones había podido llegar hasta el guardia y hacerlo caer bajo sus encantos. No era el plan que habían trazado pero ahora empezarían el plan b.

-Vamos muchachito, acompáñanos a encontrar a nuestra amiga Harley, se bueno y mamá te dará una galletita. -O mejor un porrazo, pero más adelante, de momento el guarida les sería útil.- Y si alguien pregunta di que está todo bajo control, dos chicas visitando a una buena amiga, nada más.

No iba a funcionar, pero les daría unos segundos para reaccionar en caso de problemas. Lo asombroso fue que pudieron ir pasando por los puntos críticos sin que nadie las detectar o detuviera, como siempre Arkham demostraba sus irrisorias medidas de seguridad pero no sería ella la que se quejara y mucho menos sabiendo que tarde o temprano Batman y sus amigos acabarían encerrándola allí de nuevo.

No si puedo impedirlo.

De manera discreta fue hablando a Rose de las diferentes secciones del manicomio, tal y como estaban sucediendo las cosas ella podría acabar allí también y era bueno que tuviera unos consejos extra para la experiencia. Al llegar a las celda comenzó la algarabía, allí como era habitual cada loco con su tema. Pero la doctora los ingnoró como si no existieran, había venido para sacar a Harley y no para sembrar el caos, tenía prisa pues sus plantas estaban gravemente amenazadas. Aunque no pudo evitar mirar con cierto desdén al Jocker, aquel hombre era muy mala influencia para su amiga. Se centró en su misión y escuchó la voz de Harley.

-Está por aquí Rose, ya la escucho. -Miró por el ventanuco y aunque se veía borroso la voz era inconfundible y tampoco iba a poner una queja al servicio de limpieza por no hacer bien su trabajo con esos viejos ventanucos.- Aguanta Harley, ahora te sacamos.

Comenzó a probar las llaves en la cerradura intentando encontrar la que correspondía con la celda de su amiga, pronto volverían a estar juntas y eso la hizo sonreír.

En cuanto Hiedra abrió la puerta, un ancianito salió de la celda abalanzándose sobre Hiedra Venenosa. Se trataba de Arnold Wesker, un ventrílocuo retirado con disociación de la personalidad que mató a diecinueve personas "siguiendo las órdenes" de su muñeco Scarface. El bueno de Arnold iba armado con un cepillo de dientes con la cabeza rota afilado como un punzón. Un punzón con el que intentaba abrirle una vía aérea a Pamela Isley.

Por favor, no quiero hacerlo... Pero cuanto más tiempo pase aquí, más se enfadará Scarface conmigo. Pérdoname, de verdad-dijo Arnold con su propia voz, pero sin abrir la boca.

 ¡Voy a por Harley!-exclamó Rose, entrando en la misma celda individual de la que Arnold había salido.

Mientras, Pam y Arnie seguían forcejeando. El viejo empujaba el brazo con fuerza acercando el trozo afilado de plástico al cuello de Hiedra Venenosa. Sin embargo, el rostro del agresor era estoico y estaba libre de cualquier atisbo de ira.

Me gusta la voz de esa chiquilla-dijo Arnold, con la voz de Rose y sin mover los labios-. Es tan dulce que parece que quiera entregarte todo su corazón... literalmente su órgano corazón.

 Ehm... ¿Hiedrita?-dijo Rose, desde el interior de la celda abierta-. No sé muy bien qué pasa, pero Harley no está aquí. No lo entiendo. ¡Pensé que la voz de tu amiga salió de esta celda!

La ingenua Rose todavía no era capaz de entender que fue Arnold el que les hablaba con la voz de Harley. La arlequín debía de estar en otra celda.

-¡Eh! ¡Tu no eres...!

No pudo terminar la frase porque el hombrecillo se le vino encima para atacarla. ¡Malditos locos de Arkham! El loco era pequeño pero parecía muy resuelto. Lo reconoció porque había visto noticias sobre él y enseguida comprendió el truco que había usado para engañarlas y hacerles creer que aquella era la celda de Harley. Rose se alejó como si nada en busca de su amiga sin percartarse de lo que había pasado y Hiedra siguió forcejeando, en un principio se vio tentada a apartarlo y decirle que se largara, al fin y al cabo no era responsabilidad suya, pero después Arnold cometió el error de hablar de Rose e insinuar hacerle daño, eso si que la enfadó.

-¡Dejáme en paz hombrecillo! ¡Eres tan patético que te controla un muñeco!

Intentó controlarlo mediante su veneno pero aquel hombre tenía la cabeza tan labada por Scarface que no surtió mucho efecto, si quería librarse de él rápido iba a necesitar ayuda, sería mejor poner a Rose al corriente de lo que había pasado.

-¡Rose, ha sido este hombre loco, sabe imitar las voces y ahora quiere matarnos! ¡Ayúdame a encerrarlo otra vez!

Si su veneno no funcionaba quizás podía usar las plantas que había traído para atraparlo, así Rose tendría fácil desarmarlo y luego podrían volver a encerrarlo entre las dos.

 Voy ahora, querida. Esta habitación está hecha unos zorros, hay que limpiarla un poco.

El labio inferior del Ventrílocuo tembló de la emoción, casi de manera imperceptible.

¿Esa voz también es la de la dulce Rose?-preguntó Arnold sin abrir la boca, con la voz de la famosa reportera Lois Lane-. Es impactante, ¡paren las rotativas! Tenemos con nosotros a la voz de la calle.

Con saña, el Ventrílocuo clavó su punzón en el hombro de Hiedra Venenosa. En ese momento, el látigo de espinas de Thorn salió de la oscuridad y azotó la espalda del señor Wesker.

 Has pronunciado tus últimas palabras, Ventrílocuo. Es la hora de que cierres la boca de una vez por todas.

Si no hubiera estado tan ocupada con el hombrecillo hubiera rodado los ojos exasperada, a veces Rose se ponía en plan madre, lo cual era gracioso menos cuando estaban tratando de asesinarte. Aquel loco seguía obsesionado con las voces y también había notado el cambio en Rose y cuando se puso a imitar a aquella reportera Pam sintió un escalofrío. Por desgracia se había distraído bastante y el hombrecillo consiguió clavarle su improvisada arma en el hombro. Aquello dolió, hacía tiempo que no sentía algo así y no estaba acostumbrada, pero antes de que pudiera reaccionar Rose le atizó con ¡Un látigo de espinas! Aquella chica cada vez le gustaba más, al fin y al cabo ella también era una especie de planta viviente.

-No deberías haberte metido con nosotras hombrecillo, ahora vas a pagar tu osadía.

Estaba cabreada y su ataque no parecía haber hecho efecto en aquel hombre, así que lo mejor sería asegurarse de que no se movía. Se concentró para que las plantas que las acompañaban inmovilizaran al hombrecillo, así no podría seguir haciéndoles daño y a Rose le sería fácil dejarlo fuera de juego, así lo volverían a meter en su celda, era mejor que estuviera allí dentro.

Los pacientes mentales, desde sus celdas, animaban en la pelea.

Arnold, tu patética forma de luchar no hace gracia. Hahahaha.

Apuesto una cajetilla por Arnold a cambio de una moneda.
¡Solo necesito una moneda!

Adivina adivinanza...
¿Cuántos plátanos-bolígrafo necesita un ventrílocuo para derrotar a dos pelirrojas?

En serio, no veo nada.
¿Alguien podría locutar qué ocurre para este humilde sombrerero?

La monstera deliciosa de la maceta empezó a crecer, pero lo máximo que logró fue enrollarse en la pierna del Ventrílocuo. El peso de la maceta hacía el efecto de una bola de presidiario, haciendo que el viejo se moviera más lento.

 ¡Buen trabajo, Pam!

De un latigazo, Thorn arrancó unas briznas de tela del mono de paciente que vestía Arnold. El viejo se quejó, sin abrir la boca.

¡Ay! Por favor, no abuséis de este pobre anciano-dijo el Ventrílocuo con la voz más lastimosa que podía dar.

El "pobre anciano" blandió el punzón hasta casi alcanzar el ojo derecho de Hiedra Venenosa.

Los presos gritaban como locos, nunca mejor dicho, y Pam sonrió al comprobar que el viejo quedaba atrapado, no del todo pero lo suficiente para que su movimiento quedara comprometido, cosa que aprovechó muy bien Rose para volver a golpearlo, aunque aquel tipo era más resistente de lo que aparentaba a primera vista y seguía aguantando. La voz lastimera de Arnold la hizo dudar un instante, al fin y al cabo no quería hacerle daño, tan solo volver a meterlo en su celda, pero el muy canalla aprovechó eso para atacar y casi le clava el punzón en uno de sus ojos.

-¡Maldito viejo! ¡Los hombres sois mentirosos hasta de mayores!

Eso le pasaba por intentar pensar que podía haber algún hombre bueno, craso error. Volvió a intentar controlarlo pues sería la forma más fácil de terminar el combate sin que nadie resultara herido.

 ¡Vuelve a la cama, psicópata!

Thorn enroscó al Ventrílocuo en el látigo y le hizo girar como una peonza metiéndolo de nuevo en su celda. Formaban un gran equipo: una ponía el músculo y la otra era un cóctel de compuestos químicos andantes. Cerraron de nuevo la puerta para que Arnold no volviera a salir. El público demente estaba decepcionado con el resultado del combate, y ante todo por la falta de sangre y vísceras.

Pssst...-llamó alguien desde otra de las celdas.

Al acercarse pudieron ver unos ojos malvados devolviéndoles la mirada a través del ventanuco. Hiedra lo reconoció: era el Espantapájaros, también conocido en la carrera de psiquiatría como Doctor Jonathan Crane.

Es un placer volver a ver a una química tan sobresaliente como tú, doctora Isley. No le tengas en cuenta a Harley que no llame por ti. La favorita del Joker se ha portado un poco mal hoy, nuestros carceleros la han noqueado a calmantes. Encontrarás a tu compuesto base dos celdas más a mi izquierda-chiste de químicos, nunca juntes a un ácido con una base-. Por supuesto, mi ponzoñosa amiga, tú eres la ácida y la tontorrona de Harley es la básica. Muahahahaha...-. No seáis como el Espantapájaros, no expliquéis nunca los chistes.

Thorn cogió las llaves y abrió con cautela la nueva opción para recuperar a Harley. Estaba tumbada en el catre, con una camisa de fuerza y repleta, hasta sus dilatadas pupilas, de sedantes.

Oye, tú y yo hemos hecho algunas fechorías juntos. ¿Por qué no me liberas, Isley? Vengaaaa... Por los viejos tiempos.

¿Quién está ahí...? ¿Eres mi pelirroja favorita...?-preguntó Harley a Thorn, confundiéndola con Hiedra Venenosa.

 Ojalá, loquita. Lo bien que lo íbamos a pasar juntas haciendo arder a Gotham.

 Vamos a sacarte de aquí. Venga, mi pequeña... ¡Arriba!-dijo Mamá, ayudando a que se incorporara.

A duras penas, Rose ayudó a caminar a Harley sacándola al pasillo. Estaba desorientada y demasiado sedada para emprender una huida a la carrera, pero habría una inyección de epinefrina si se portaba bien y la llevaban al segundo piso. Eso o salir de Arkham ya.

-¡Bien hecho Rose!

Dijo con una sonrisa comprobando lo bien que se compenetraban las dos y viendo como el hombrecillo volvía a quedar encerrado en su celda. Después acudió a la llamada del Espantapájaros y medio sonrió con su intento de chiste, más por disimulo que porque le hubiera hecho gracia.

-Tan ingenioso como siempre Doctor Crane. -Esperó mientras Rose iba con las llaves y abría la celda que les había indicado, parecía que esta vez Harley si que estaba allí, pero por lo que parecía demasiado sedada. No había venido a liberar a más presos ni a sembrar el caos, solo quería a Harley, pero ciertamente el Espantapájaros las había ayudado y en el pasado había colaborado juntos.- Pero estarás por tu cuenta para salir, nosotras tendremos bastante con sacar a Harley de aquí y tengo otras cosas en mente, no me puedo entretener mucho.

No era un simple gesto altruista, con Harley en ese estado no les vendría mal un poco de distracción. Se concentró e hizo que la planta que traían se convirtiera en una especie de humanoide, eso también las ayudaría.

-Rose, deja a nuestra amiga planta que ayude a Harley y abre la puerta a nuestro amigo.

Cuando los guardas vieran que el Espantapájaros estaba suelto tendrían bastante trabajo, así podrían subir a la segunda planta donde guardaban las medicinas, con una inyección su amiga se recuperaría lo suficiente para poder salir por su propio pie.

Entiendo, "noche de chicas". No digas más. Ya me buscaré un entretenimiento por mi cuenta.

El Doctor Crane se mostró colaborativo desde el primer momento. En cuanto le abrieron la celda, flanqueó a Harley por el otro lado, se pasó el brazo por encima de los hombros y ayudó a la payasa a caminar.

Los esfuerzos de Pamela por convertir la planta de tallo en una planta de leño no fue suficiente. Su poder hacía crecer las plantas, pero no cambiaba su especie. Para invocar a un árbol o a algo parecido a un árbol, necesitaba la estabilidad que podía aportar un tronco.

Abandonaron el sótano. El ascensor se detuvo en la planta baja para que Crane se bajara.

Dulces pesadillas, señoritas-se despidió, con una mueca macabra.

Adiós, señor gafapasta teletubbie rosa. Le echaremos de menos-dijo, en un mar de drogas, mientras un hilo de baba le caía por la comisura de la boca.

En la segunda planta no había nadie. La enfermería estaba cerrada con llave, con una llave distinta a la de las puertas del pasillo. Wild Rose se abrió paso de una patada.

¡PLOF!

Tumbaron a Harley en una camilla. Los conocimientos de la doctora Isley bastaban para calcular la dosis para una caucásica culona media. La inyección hizo que abriera los ojos de golpe y se reincorporó de cintura para arriba.

Eeeeeeeeeeeera un lugar hermosoooo de nubes de azúcar y arcoiris de coloooooor...

 ¡Alto ahí!-. Thorn la empujó para tumbarla de nuevo y enfocó la luz de la lámpara en la cara de Harley-. No hemos venido para escucharte cantar. Bueno, sí... pero no de ese modo. ¡Queremos respuestas! ¡¿Dónde está?! ¡Responde!

¡Me rindo! ¡Buaaaaaaaah! ¡Confesaré todo! ¡Yo lo maté! ¡Buaaaaaa!-dramatizó Harley-. Ey, mi florecilla salerosa, ¿eres tú? ¡A mis brazos Pam!

 Ooooooh... ¡Abrazo colectivo!

 ¡No! ¡Nada de abrazos colectivos! Estamos buscando a Catwoman.

¿A Selina?-preguntó Harley, entusiasmada-. ¿Vamos a reunir otra vez a las Sirenas de Gotham? ¿La banda vuelve a tocar junta?-se agarró al teléfono de sobremesa y marcó un número a toda velocidad-. Mmmmh... Mm-mmh... Mmmmmmm-mmh. ¿Selina? Soy yo, ¡Harley! Guau, cuánto tiempo... ... Ahá... Ahá... No te vas a creer con quién estoy. Adivina. ... ¡Sí, Pamela! Wow, o yo tengo muy pocas amigas o a ti se te da muy bien este juego. Mira... ¿Puedes quedar esta noche? ... Ajá... Ajá... Sí, se lo diré. Nos vemos allí, gatita.

¡Vamos! ¡Yo os guiaré!

Cogió carrerilla y se arrojó contra el ventanal de la enfermería, segura de que Pamela haría crecer el árbol del jardín para caer sobre su copa.

Pamela asintió ante la comprensión del Doctor y se alegró de verlo ayudar a Harley a llegar al ascensor, eso le permitió concentrarse un momento en la planta, pero era demasiado pequeña para convertirla en un soldado o un apoyo para su amiga así que lo dejó, si lo necesitaba ya de daría otro uso.

-Gracias Doctor, procure mantenerse alejado de este lugar, buenas noches.

No tenían tiempo a grandes despedidas o discursos así que hizo un gesto de despedida con la mano y apretó el botón de la segunda planta mientras se reía de lo que había dicho Harley.

-No te emociones tanto Harley. -Dijo aguantando más la risa y limpiando la baba que se le caía a su amiga, la habían dejado en un estado deplorable aquellos desgraciados.- Pronto te sentirás mejor.

Una patada de Rose después ya estaban en la enfermería y entre ambas consiguieron tumbar a Harley en una camilla, buscar lo que necesitaban no fue complicado porque en Arkham lo que sobraban eran las medicinas y las drogas, aunque cuando su amiga despertó Pamela no estaba segura de si le había dado la dosis adecuada.

-¿Nubes de azúcar y arcoíris de color?

Miró a Rose un poco confundida pero esta no parecía estar en su modo paciente y la volvió a tumbar para interrogarla, aunque lejos de amilanarse Harley volvió a ser ella misma y a reconocerla, eso la hizo feliz. Hiedra abrió los brazos para corresponder los deseos de su amiga y también los de Rose, la parte cariñosa de ella, pero enseguida volvió la otra y se quedó abrazando el aire. Hiedra asintió a las preguntas de Harley, las sirenas volverían a reunirse pero esta vez tendrían un nuevo miembro y serían más fuertes. La conversación fue corta pero muy frutífera y Harley estaba tan entusiasmada que se olvidó del abrazo y empezó a correr.

-Espera Harley la puerta está por... -Salió volando por la ventana. No había mucho tiempo de explicarle a Rose que no eran las drogas, que su nueva amiga era así de expontánea y era mejor darse prisa y hacer algo antes de que se estrellara contra el suelo. Se concentró buscando vegetación en el exterior, algo que pudiera amortiguar la caída de Harley y que también les sirviera de escalera a Rose y a ella.- Vamos Rose, antes de que haga más locuras.

Quizás aquello era pedir mucho, pero a cambio la diversión estaba asegurada.

A la orden de Hiedra, el árbol creció hasta que su copa recogió a Harley Quinn.

Y por cosas como esta eres mi favorita.

Hiedra y Rose saltaron por la ventana y se agarraron a las ramas. El árbol sacó sus raíces del suelo y empezó a caminar. Una hora después estaba en un pub del centro de Gotham bebiendo la cuarta ronda de cervezas.

 Ehm... disculpe, señorita Quinn. No quisiera meterle prisa, pero... ¿cuándo podremos vernos con la señorita Catgirl?

¡Lo sé! ¡Soy un fraude! Me has descubierto: os mentí. Me peleé con Selina cuando me recomendó alejarme del señor Jota. ¡Te puedes imaginar que dijo que teníamos una relación tóxica! Discutimos y tiré su número de teléfono. Pueeeeede que, cuando llamé por teléfono en Arkham, contactara con el servicio meteorológico de Gotham mientras fingía hablar con la gatita. ¡Que le den, nosotras tres seremos las nuevas Sirenas de Gotham! ¡No la necesitamos!

¿Qué ha sido eso?

El sonido llegó del exterior. Un escalofrío recorrió la espalda de Hiedra Venenosa. Aquel retumbo le era familiar. En Svalbard fue el estruendo que precedió a la llegada de Darkseid. Se acercó a la puerta abatible del pub y la empujó para echar un vistazo a la calle. No había nadie por allí. Ni sabía en qué dirección había aterrizado el enemigo.

Brrrrrrm...

Dos coches de policía pasaron a toda velocidad por su calle. Ni siquiera se fijaron en el árbol gigante de la acera. Bastaba con seguirles para encontrar el siguiente enfrentamiento contra los alienígenas. Pero seguro que Batgirl y la Cazadora podrían ocuparse de la amenaza. No es como si esas heroínas estuvieran encerradas en una casa de los horrores sin poder salir.

Hicieron una pequeña celebración por el reencuentro y la liberación de Harley mientras esperaban a Selina hasta que Quinn confesó que no la había llamado y no podían contar con ella. Hiedra rodó los ojos exasperada por no haber previsto algo así pero con Harley nunca se sabía qué podía pasar, iba a responderle cuando un fuerte sonido llegó del exterior y corrió a mirar porque lo reconoció al instante, se giró hacia sus amigas para darles las nuevas.

-Darkseid está aquí. -No podía evitar ponerse furiosa con aquella criatura que quería destruir todas las plantas del mundo, ante eso cualquier otra cosa quedaba en un segundo plano.- No pasa nada Harley, lo arreglaremos. -Respondió finalmente a su amiga.- Te necesitamos para darle su merecido a ese mataplantas. Y también vamos a necesitar a Selina ¿Estás segura de que no recuerdas el teléfono? -La miró fijamente insinuando que no quería más mentiras.- ¿Harley? Es importante, ese hombre, o lo que sea, tiene intención de terminar con todas las plantas, Rose y yo vimos como se cargaba millones de semillas.

Sabía que Harley se apuntaría, nunca había sido de las que temen un enfrentamiento y ahora que tenían a aquel tipo por allí no podían dejarlo escapar nuevamente.

-¿Listas chicas? Nuestro amigo árbol nos llevará hacia el lugar.

Con todo el jaleo que se estaba formando no sería difícil dar con la ubicación del malvado solo tendrían que seguir las luces y las sirenas de los policías y las explosiones que seguramente causaría Darkseid.