Partida Rol por web

Se dirige hacia Narsed y dice:

Ya que Agonar no quiere subir ¿el audaz Narsed querrá acompañarme?

Observaba a Agonar con atención, y tras sus palabras el Hobbit arranca.

Bueno, la verdad que nunca viví en un Smial, ni siquiera en la Comarca señor Agonar. Dice no con tristeza, sino hasta casi con orgullo. Sin embargo conozco el camino a la perfección, pero la Comarca es muy aburrida. Yo prefiero Bree, aunque algunos me odien por mis hermanos ¿sabe? Pero eso está ya casi olvidado. Dice haciendo un gesto como quitandole importancia. Y esos Brandigamo, con todos mis respetos, pienso que es más la leyenda que la realidad. Nunca conocí a ninguno. Y de los Tuk, sí, están locos de remate, pero tampoco son para tanto. Una vez conocí a un Tuk. Erioberto se llamaba. Lo encontré en el bosque, llevaba 2 días subido a un árbol. JAJAJAJA. Por miedo a los lobos jajaja. Al tercer día dije que nos podíamos bajar, que allí seguramente no habría lobos. ¡Qué cobarde! Se rie con aires de suficiencia. ¿Usted sabe ver huellas de lobo? Yo las conozco a la perfección, incluso los arañazos en los árboles que hacen, sus orinas y heces también se distinguirlas. Y reconozco sus aullidos. ¿Usted sabe? ¿Creé que habrá lobos en el camino? Pregunta con cierto nerviosismo.

Parece que Nasred podría estar hablando hasta llegar a las mismas puertas de Gondor, sin embargo Eradan interviene con una suculenta propuesta.

El hobbit, antes de que Agonar le responda, contesta al otro montaraz.
¡Muchas gracias! Le responde con una inmensa sonrisa. No estoy nada cansado claro, puedo andar distancias mucho más largas, pero es mejor que me mantenga bien, nunca se sabe cuando vais a necesitar mi ayuda. E intenta saltar al caballo con el mismo éxito como quien intenta asaltar la fortaleza de Rohan. Lo vuelve a intentar una vez más rápido. Y desiste.

Eradan, Agonar, ¿pueden ayudarme a subir? Es que no quiero saltar fuerte y hacerle daño al caballo.
Una vez le ayudan. Vuelve a preguntar como si no se le hubiese ido de la cabeza, esta vez a ambos. ¿Creen que habrá lobos en el camino? ¿Han matado alguna vez un lobo? Yo sí.

El hobbit hablaba mucho y muy deprisa, Agonar asentía cada vez que el pobre hacía una pequeña pausa para tomar aliento y seguir hablando. Le habló sobre los Brandigamo, los Tuk y sobre todo lo que sabía acerca de los lobos. A Agonar le había caído bien el simpático de Nasred, sin duda alegraría el camino con esa forma de ser tan peculiarmente suya.

El montaraz sospechaba que quien se había quedado en el árbol por culpa de los lobos no era el Tuk sino el Blaquiazul, por el nerviosismo con el que preguntaba insistentemente si habría lobos en el camino. Parecía preocuparle tal detalle. Eradan intervino en la conversación para ofrecerle subir a su montura al hobbit y este accedió aunque por mucho que lo intentaba no podía alcanzar la altura del magnifico corcel de Eradan, que era demasiada para lo que un hobbit estaba acostumbrado. Lo normal era que cabalgaran caballos pequeños como ponys y no esas bestias enormes que llevaban los hombres

Agonar ayudó a subir al hobbit a la montura de modo discreto para que no sintiera vergüenza por que lo izaran a un caballo y después cuando repitió la pregunta de los lobos contestó con calma, tomándose un tiempo para pensar la respuesta.

-No creo que se acerquen a un grupo tan grande. Los lobos son algo temerosos también. -Le dijo haciendo un gesto con la mano que restaba importancia al asunto. -Muy hambrientos tendrían que estar para planear un ataque contra nosotros. A menos, claro está, que nos encontremos con esos lobos enormes que llaman huargos, esos son tan despiadados que serían capaces de atacar sólo por diversión. -Agonar miró a Eradan y le guiñó un ojo sin que Nasred lo viera. -Aunque en nuestra tierra hay un pequeño truco para mantener alejados a los lobos y todos esos cánidos: basta con rociar un poco de sal sobre tu almohada antes de ir a dormir y los lobos ya no se acercan en toda la noche. ¿Verdad Eradan?. Si te mojas los dedos gordos de los pies con aceite ya es lo ideal, pero creo que lo de la sal es suficiente.

Verdad Narsed. Pero cierto es que el acero funciona mejor. Tú ya me entiendes verdad. Eres un hobbit valiente y divertido. Espero aprender un montón de cosas de ti.

Artamir va escuchando a sus compañeros sus historias y comentarios... A el le da verguenza, debido a que su pasado no es muy limpio que digamos y la vida que llevo. Pero en este viaje iba a demostrar sus habilidades y va a poder contar con orgullo su historia, como con 8 compañeros frustraron los planes de un malvado mago...
 

Dúnhere, que no andaba lejos, rió socarronamente ante las palabras de Eradan.

- Al fin alguien dice algo que comulgo. Estoy con el montaraz. Los trucos de vieja no son más que trucos e historias. Esto.- Palmeo la espada.- Esto te defiende mejor que cualquier ingenio. De los lobos, claro.- Añado, apresuradamente.- En cualquier caso, Nasred, espero equivocarme, pero en mi tierra no serías más que un simple niño. Al menos por tu altura. Tus palabras, sin embargo... Denotan algo de conocimiento.

Obviamente, Dúnhere no había visto más allá de las palabras del hobbit.

"Diablos. Si ha hecho todo eso, debe ser un ser extraordinario. ¿Serán todos los hobbits igual?"

Agonar se encogió de hombros, pretendía gastar una broma al hobbit pero sus compañeros se habían puesto serios. Al parecer no habían pillado sus intenciones.

-Claro, claro. -Afirmó. -No hay nada mejor que una espada para dar muerte a cualquiera... Pero eso siempre que no sea demasiado tarde, cuando estás durmiendo solo en el bosque y no tienes quien haga guardia por ti ya me dirás que opinas de los trucos de vieja.

De todos modos, si la próxima vez que Nasred durmiera en soledad en el bosque iba a echarse un poco de sal por la almohada tampoco iba a pasarle nada, salvo que despertaría con un gracioso picor en la cabeza.

Tras las primeras palabras de Agonar. ¿Huargos? ¿Más grande todavía que los lobos? el Hobbit saca su pequeño saquito y se pone a rebuscar en él y posteriormente en la mochila, mostrando cierta preocupación.
Después de que sus compañeros comenten todas sus formas de defenderse, Nasred también saca su pequeña daga diciendo con un leve nerviosismo Claro, ¡probarán el metal! Y alza su espada con fiereza.

Tras el silencio, pregunta. ¿Cuánto quedará para el próximo pueblo? Porque deberemos comprar algo durante camino ¿no?

El grupo seguía avanzando sin pausa alguna hasta ya bien entrada la tarde. El sol se escondía entre las grandes nubes que amenazaban lluvia, por lo que el calor no fue un problema para la compañía. Habían convenido que Dúnhere, Nasred y Eradan estarían en la cabeza y que Berguess y Agonar estarían cubriendo la retaguardia.

El viaje era del todo tranquilo hasta ese momento, cuando el camina continuaba bajando por una colina y desde allí, en esa posición relativamente alta, se podía ver (con algo de dificultad) unas carretas volcadas y lo que parecían ser cadáveres a unos 120 metros o quizá menos en el camino que debían seguir.

Te habías quedado dormido para la hora de partir. Eran como las 9 de la mañana cuando te despertaste con un brinco de la cama y rápidamente fuiste a por tu caballo y seguiste los caminos convenidos en la reunión de anoche. Dudabas si podías alcanzar al grupo, pues tenían dos o tres horas de ventaja respecto a ti, aun así te encaminabas para encontrarlos, con tu caballo yendo lo más rápido que podía.

Era ya la tarde cuando los divisaste en la cima de una colina.

Me intento ocultar y a la vez chusmar lo que allí ha pasado

Te echaste al suelo que te camuflaba y desde ahí concentraste tu vista en dirección a las carretas. Descubriste que los cuerpos en suelo eran de dos hombres jóvenes y que en total eran dos, ambos presentaban signos de una batalla reciente. Apreciaste que una de las carretas estaba muy golpeada, que probablemente había caído con violencia, con algunas maderas fuera de su sitio. La otra carreta estaba intacta. Ninguna tenía algún caballo.

Quizás robaran los caballos intento escuchar

Una vez alcanzada la cima de la colina y empezando a bajar Artamir se percata de la carreta tumbada y unos bultos que estaban en sus inmediaciones, sin poder apreciar bien de que se trataba. Suponiendo que sus compañeros ya lo vieron, tomo los recaudos necesarios desenfundo sus dos Kukris, para estar preparado... 
Luego empezó a ver hacia los costados del camino y tratar de ver a esa distancia, aunque dificil se le hacia, si encontraba algún tipo de huellas, de cualquier criatura (La segunda prueba de avistar no es para rastrear, sino que es para ver si hay huellas y estar listo). 
Observando a sus compañeros Vieron haya adelante? Quien sera la avanzada para ver que ocurrio... Yo me ofrezco... Luego lo observa a Nasred (habiendo escuchado todo lo que hablo con Agonar, Eradan y Dunhere) Este es tu momento de sobresalir compañero, yo me ofrezco para ir a tu lado. Seria un honor..

No escuchas nada aparte de las pisadas de tus compañeros posicionándose para tener una mejor vista.

No ves ninguna huella ni nada que creas relevante a los costados del camino. Sin embargo, cuando concentraste tu vista hacia las carretas, percibiste que una de las carretas estaba muy golpeada, que probablemente había caído con violencia, con algunas maderas fuera de su sitio. La otra carreta estaba intacta y de pie. Ninguna tenía algún caballo.
 

Una vez que termino de hablarle a Nasred... Hago una pausa para enfocar un poco mejor la mirada y se dirige a sus compañeros diciendo... Parece que una de las carretas fue golpeada bruscamente de un costado... Y algo mas aun, no hay bultos grandes.. Donde están los caballos? Que proponen que hagamos y como avanzamos? Mientras sujeto cada vez con mas fuerza la empuñadura de mis armas. Tengo un mal presentimiento... Debemos actuar con cautela... 

Descubriste que los cuerpos en suelo eran de dos hombres jóvenes y que en total eran dos, ambos presentaban signos de una batalla reciente

Eso lo guardo por ahora para mi, asi dejo que los demas tambien intervengan. Cualquier cosa, si nadie dice nada hago la referencia.
Saludos.