Partida Rol por web

- Vaya, - enarqué una ceja sorprendido... visiblemente sorprendido, - realmente no esperaba esto. Disculpad mi torpeza milord. Me parece que este caballero va a tener que ganarse el pan con acero... - me froté la barbilla pensativo. - Una última cosa y le dejo con sus asuntos... ¿podría decirme qué tal van las apuestas? No digo en cuanto a números o datos económicos... sino en cuanto a quiénes ve la gente como favoritos... La verdad es que no he visto justar antes a ninguno de los demás caballeros y me gusta saber algo de mis contrincantes. Le estaría agradecido si pudiera decirme cualquier cosa útil. -

Aunque no había perdido los modales se notaba que me había costado restablecer la comunicación para seguir con la conversación... por muy bien que disimulara mi cara de shock seguiría ahí durante unos minutos... ¡¡¡210 dragones de oro!!! ¡Sí que se aburrían los ricos!

La cara de Dalmau debía ser tal que seguramente si se la viera quedaría más sorprendido todavía de como podía levantar tanto las cejas de asombro. El caso era que Meñique parecía estar disfrutando con la perplejidad de Dalmau y mostró una sonrisa tranquilizadora.

-Bebed algo de vino, - le ofreció una copa, - parecéis haberos llevado un disgusto.- Sonrió divertido.

-Os diré que la brillante actuación de Ser Jasper le ha puesto al frente de todas las apuestas, pero aún hay quien confía en la habilidad innata de los dothrakis para la monta a caballo, y otros en cambio prefieren asegurar a una sorpresa de última hora para recaudar una bolsa mayor. - Le guiñó un ojo al decir aquello y se giró levemente para declarar su intención de darle la espalda y volver a la conversación con las dos damas. -Ahora si me disculpáis, Lady Ediora y Lady Osbra dicen saber trucos de Dorne que quiero indagar profundamente.

- Por supuesto milord. Lady Ediora, Lady Osbra... un placer. - hice una ligera reverencia y volví sobre mis pasos a la sala principal...

Poco más daría de sí el banquete para sorprenderme, más de lo que ya había hecho...

Vaya... un hombre que seguramente no será fácil de camelar. ¿Qué puede querer un hombre como él de mi? ¿Con qué podría yo tentarle? Suspiré... Dudosa... Y finalmente me encaminé hacia él.

- Disculpe, Ser Arnecyn, ¿Tiene un momento?

Daphnia echó un vistazo rápido al lugar, y al ver que no quedaba casi nadie, se encogió de hombros, y se sentó en la mesa donde estaba ser Walder Frey, sin esperar a ser invitada.

-Veo que al menos queda alguien en pie. - La joven estiró un brazo,  cogió dos copas y una jarra de vino, y sirvió en sendos vasos - Perdonad mi brusquedad, pero llevo mucho tiempo buscando a mi aya, y al no encontrarla, he tenido que volver aquí. Solo busco alguien con quien hablar del combate de mañana. Y vos sois el hombre perfecto para ello - Le tendió un vaso, sonriente, y bebió del suyo un largo trago, sedienta - Al fin y al cabo vais a participar. Decidme, ¿estáis nervioso por el combate?

El sincero interés de Daphnia por cualquier cosa relacionada con el combate la hacía cometer locuras como aquella, hablar con un caballero, que perfectamente podía estar lo suficientemente borracho como para echarla de malos modos. Pero nunca se puede conseguir algo si no luchas por ello, ¿no?

Perros Dothrakis. Tiene gracia.-Kaleon no parecía inmutarse por el teatrillo que estaban interpretando aquellos dos. Sin embargo se preguntaba qué estaba pasando.-¿Será que Jasper me tiene miedo? ¿o tal vez estos dos intentan que yo cometa una estupidez?. Bueno, si quieren algo será mejor que me lo digan directamente.

Mi señora...¿nervioso? Os mentiría si os dijera que no. -Ser Walder se sentía eufórico tras el acuerdo con el Karstark y cuandoa quella hermosa mujer se aproximó se empezó a preguntar si todo aquello no era más que un sueño, después, al recordar la derrota de la contienda, descubrió que no lo era, pero todo iba a mejorar- Aunque no estoy preocupado por mi salud, pues mi armadura y mi destreza me librarán de malos golpes, sino por mi caballo. No debí haberlo traído, es un buen animal, fiel y leal que me sirvió durante la rebelión Greyjoy; le tengo mucho aprecio. Temo que ese individuo, de más allá de las ciudades libres, pueda lastimarlo, así que rezo para que no tenga que enfrentarme a él.

Pero no quisiera acaparar toda la atención de vuestros oídos, me interesa más vuestra boca. Decidme, ¿sois vos esa mujer que al principio de la noche bailaba con tanta gracia y soltura¿ Tengo una memoria infame y no puedo recordarlo.

A Daphnia le impresionó la preocupación de Walder por su caballo. Se había pasado la noche buscando gente con la que comentar los combates, pero nadie, ni siquiera las cándidas nobles de la ciudad, se habían preocupado por lo que le pudiera pasar a las monturas.

-Vuestra preocupación os honra, ser. Pero no creo que debáis preocuparos tanto del caballo. Seguramente, vuestro enemigo esté tan concentrado, intentando tiraros del corcel, que no se fije en él. Y de no ser así, ponedle toda la armadura que podáis. Al fin y al cabo, la mitad de la justa la realiza el caballo - Antes de contestar a su pregunta, Daphnia jugueteó un poco con el vaso, pero no tardó en volver a dejarlo en la mesa.

-¿Una joven bailando con gracia y solturna? Me temo que os equivocáis, ser. La persona que estáis buscando, debe estar lejos de aquí - Con modestia, la joven agachó los ojos, algo sonrojada por el halago.

Si un pie -la distancia que nos separa- es una larga distancia para vos me intriga cuánto tiempo nos llevaría recorrer una legua juntos.

¿Qué estás haciendo, Walder?

Ser Arnecyn Wolmart se dio la vuelta a duras penas hacía la joven y se agachó ligeramente hacía ella. Pese a andar encorvado era alto, en su juventud debía haber sido un apuesto caballero.

-Dime joven, ¿quien sois?- Apretó los parpados con fuerza para intentar ver mejor a la Darlyn.

Hice una leve inclinación, a modo de presentación.

- Soy Lady Darlyn Lannister, de la Casa Lannister, por supuesto. Hay un asunto en el que necesito su ayuda, mi señor.

¿Una legua juntos? - La mirada de Daphnia se fijó un momento en antiguos recuerdos. Calurosas tardes en las que no tenía otra cosa que hacer, que pasear largas horas con su hermano pequeño, descalzos en la arena - Callad, me hacéis recordar viejos tiempos. - La sonrisa que compuso denotaba su tristeza, pero intentó no mostrarlo, como siempre - Tengo experiencia en largas caminatas. Y he de deciros, que todo depende de la prisa que se tenga. Una legua se puede recorrer en minutos, si el motivo es grave. Pero si es un tranquilo paseo, o una ruta de enamorados - La sonrisa se le ensanchó, divertida en esta ocasión - la cosa cambia. Y vos, ¿qué preferís? ¿Recorrer el camino abruptamente, como una exhalación, o detenerse en cada detalle, y admirar la belleza que os rodea?

Por un momento, incluso Daphnia se preguntó de qué estaban hablando. Sus palabras podrían tener un doble significado, y al darse cuenta de ello, se retorció el mechón de pelo que le colgaba del moño, acalorada. 

-Ah Lannister, sí, yo recuerdo. -El viejo sonrió y Darlyn pudo ver que le faltaba gran parte de la dentadura. -Luche para los Lannister hace mucho tiempo, ¿qué deseas jovencita?, ¿que puede hacer este viejo soldado por ti?

Lord Venesh, quizás hemos sido demasiado indiscretos, vayamos a un sitio más tranquilo y le comento el resto de lo que oí...

La belleza, siempre. -Contestó Ser Walder- Sólo un necio escogería el camino abrupto. No obstante, hablaré en favor de los caminos abruptos. Son los que nos recuerdan los momentos bellos. Después de una batalla miras a tu alrededor, y ves...eso. Entonces recuerdas los años jóvenes. Siempre el pasado. Visto desde un presente abrupto el pasado siempre parece mejor, y el futuro aterrador. Pero cuando el presente es bello, no merece la pena refugiarse en los recuerdos, o las esperanzas. El presente lo es todo. Así que vivamos este presente, mi querida señora.

Lord Venesh lanzó una mirada en dirección al dothraki después de las últimas palabras de Erbin. Era cierto que estaba demasiado cerca y que podría escucharles. El viejo lord temía por la reacción del salvaje.

-¿Tan grave es?- Le preguntó con preocupación a Erbin.

Daphnia elevó ínfimamente una ceja cuando él escogió sin dudar la belleza. Pero le dejó acabar sin comentar nada, y la explicación mereció la pena. 

-Bonitas palabras para describir algo tan horrendo como una batalla, ser. Pero me habéis convencido - Con una brillante sonrisa, agradeciendo esas palabras, que lo hacían parecer todo un poeta, preguntó - ¿y qué planes tenéis para este bello presente?

Los ojos de la joven se centraba en los  de él, mirándolo directamente. Aunque de vez en cuando se desviaban hacia su boca, cuando Walder hablaba.

Cuando algo es horrendo sólo quedan las bonitas palabras para compensar.

¿En qué estoy pensando? En una prenda vuestra. Para ponerla en la punta de mi lanza, y vencer en la justa con la fuerza de vuestra belleza. Bien, mirado. Eso es algo que pertenece al futuro, pero un futuro muy inmediato.