Partida Rol por web

Acepto la cena de buena gana, mientras disfruto de ella espero la respuesta del bardo para ver si puedo conseguir que lo admitan en la catedral. Una vez solventado ese tema, pago mi parte de la cena y me voy a la catedral.

Devoro mi cena con avidez. Hace tiempo que no como algo así. Tanto tiempo a base de raciones de viaje y caza medio quemada... se me estaba olvidando el sabor de un guiso.

Una vez he terminado mi cena, saco de mi bota el dinero, pago la cena y la habitación y me subo a dormir.

-Por favor, despertadme cuando despierten Ethan el bárbaro y los demás.-Digo a la posadera antes de que se vaya.

Agradezco a la elfa la cena que nos brinda, que si bien está un poco fría mi estomago disfruta mientras yo hablo con la sacerdotisa.

- Mi principal talento es el que acabáis de ver, cantar y tocar el laúd son las habilidades que me sirven para ganarme la vida. Por supuesto alguien que vive viajando e interpretando de posada en posada también debe de tener otros recursos, conocer historias que poder contar, oídos agudos para conocer rumores, y tanto lengua como pies veloces para evitar los peligros.

-Lo lamento, pero creo que la catedral no puede permitirse ofreceros refugio en este momento.-Digo con pesar.-Se me ha especificado que solo vayamos los dos. Sin embargo, mañana puedo hablar con la sacerdotisa. Hoy tendréis que hacer noche en la posada.

Dicho esto, salgo por la puerta.

Lanzo un suspiro de resignación ante la negativa de la sacerdotisa de poder facilitarme la pernocta en el templo de su dios, pero una idea cruza mi mente. Pelor no es el único dios que tiene templo en esta ciudad... ni el más simpático para mi gusto.

- Por cierto amigo, si me decís como se llama vuestra... amiga será mucho más fácil saber de ella. Y ahora que lo pienso no nos han presentado, Soy Balder, aunque me conocen más por media mano.

Digo hablando con el joven delgado de tez pálida. Después de escuchar su respuesta y despedirme, me dirijo hacia la posadera con una sonrisa.

- Estimada Damisella, bienhechora de los pobres,
espero que aceptéis como pago
de la suculenta cena que he degustado
la humilde melodía que entoné para estos hombres.

Vuestra belleza, en el mundo, no tiene igual,
pero si vuestro corazón la alcanza
hallaréis en la poesía de este haragán
pago por haberse llenado la panza.

Me dirijo a la puerta de salida y hago una vistosa reverencia antes de salir.

Kailee acompaña a Nox y a La Oscura a los aposentos donde se alojarán esa noche para descansar. Después la mujer se os queda mirando mientras empieza a recoger las cosas de la taberna. Sin duda se está haciendo tarde y ella tan solo está esperando a que terminéis para poder cerrar el establecimiento.

Zarus se resigna pero de muy mala gana a la negación de Amber para interceder por el bardo ante la sacerdotisa del templo, mientras con una de sus manos lleva a su boca algunos pedazos de la comida que se les había servido... -jmm... Que se va a hacer- dice lanzando un fuerte suspiro en alas de que con eso se fuera cualquier desacuerdo. -Mi nombre es Zarus, y a la persona que buscamos... -Se detuvo de golpe al recordar las palabras de Intissar sobre los enemigos de su familia -Vaya de momento creo que no debería pronunciar su nombre, pero si le vez hazle saber que le buscamos y estaremos en el templo de Pelor... En verdad espero volver a cruzar caminos, tu musica me ha encantado y te noto una gran habilidad con las palabras, me vendría bien copiarte una que otra cosa jajaja... Pero hacia donde iras ahora, buen Balder?-

- Será difícil encontrarla sin saber su nombre, pero descuidad que si la veo sabrá de vuestro recado.

Digo con tono amable.

- Sobre mi rumbo, aún no lo se. Estoy meditando si ir al templo Fharlanghn, patrón de los de mi profesión, aunque temo que ya hayan cerrado sus puertas. Si no, supongo que tendré que pasar noche en esta posada, que si bien es cómoda y limpia consumirá la mayor parte de mis recursos económicos.

Me acerco a la dueña de la posada para saber si me puede arreglar un poco el precio de la habitación.

- Estimada Damisela, ya se que puede ser pedir demasiado pero me gustaría pedirla que me ofreciese un precio más rebajado por pasar la noche en esta posada. Soy un viajante sin muchos fondos y sería un esfuerzo muy grande para mi bolsillo pagar la habitación. Si no puede rebajar el precio por consideración a los otros clientes lo entenderé perfectamente y me atreveré a preguntarle si tiene alguna habitación más modesta cuyo precio sea más del alcance de mis recursos.

- Lo siento mucho, pero si usted quiere una habitación más barata tendrá que irse a otra posada, como por ejemplo la de El Lenguado Macerado. Pero aquí, no sería justo que a usted le cobrara un precio distinto. 

Y de todas maneras, dormir en las iglesias no suele a ser posible, a no ser que trabajes allí o hayas sido herido. Por lo que es mejor que descanses aquí, aparte de que salir a estas horas puede ser realmente peligroso.

- Muchas gracias por el consejo. Aquí me quedaré.

Digo con cara amable aunque sin poder ocultar la tristeza y el cansancio de mi rostro.

Zarus se despide del musico con total cortesía y admiración de su arte... -Espero verle pronto, si llega a saber algo de aquella dama puede dejar el recado con la zacerdotiza del templo de Pelor- y sin mas se retira del lugar siguiendo a Amber.

Subo a mi habitación y dejo el petate y mis pertenencias cerca de la cama después de cerrar la puerta con la llave. Me siento en la cama y miro la bolsa de la monadas llena principalmente de aire. Me froto la cara con las manos mientras pienso en cómo obtener algo de dinero.

Debo visitar el templo de Fharlanghn donde quizás encuentre algún trabajillo que me permita ganar algo de dinero. A pesar de que me podría proporcionar unas monedas no me apetece perjudicar el negocio de La Pezuña en la Boca, a pesar del desencuentro con el posadero no me cae mal.

Me desvisto con calma mientras continuo meditando sobre posibilidades de ganar algo de dinero para mantener mi estómago lleno y de dormir en un sitio caliente. Por fin me meto en la cama y el sueño me atrapa pronto.

Los rayos de sol matutinos me despiertan de mi tranquilo sueño. No sabía si mis compañeros ya estarían levantados o no pero decido tomar la iniciativa. Me coloco bien todas mis pertenencias asegurando tener bien atado el cinto y salgo de la habitación sin antes revisar por si me dejo alguna cosa.

Deshago el pasillo hasta llegar a la sala principal de la taberna saludando con un -Buenos días.