Partida Rol por web

Phenios se echó atrás contra el respaldo de su silla, sonriendo como un cretino.

- Somos legión- dijo con gran satisfacción antes de acordarse de una cosa que le cambió el rostro por completo- ¿Hemos mencionado que nos darán de comer y dormir? -se frotó las manos recordándolo- Es sólo verdura pero se han puesto muy creativos en la cocina.

    El paladín observó a los aspirantes a ser incluidos en aquella banda desorganizada, parecían que se conocían de antes entre ellos al punto de incluso haber llegado a crear rencillas entre ellos, aunque aquello era algo que no le interesaba por el momento, decidido se aproximó al núcleo del grupo ya que tal vez comenzasen a moverse pronto.

    -También podéis contar conmigo incluso después de haber escuchado a todo lo que se ha dicho, de lo contrario no habría esperado hasta ahora, de hecho, a la vista de la cantidad de hombres que sumamos para la tarea creo que ya no necesitaremos más- Terminó de sentenciar con su tono adusto mientras apoyaba el puño cerrado sobre la mesa.

Asintió con la boca torcida a Kenshi.

-Todavía no hay nada decidido-

le respondió en un susurro.

Pronto hablaron otros, como aquel enano que proponía hacer rebaja por grupo numeroso ¿dónde se había visto eso?

-Son ellos quienes tienen un problema y nosotros quienes nos vamos a jugar el cuello. ¿Cuánto vale tu vida, Thorgus? Porque encantada me quedaré con lo que rechaces de tu parte- lo dijo seria y dio un trago a su cerveza. 

De Moris esperaba exactamente aquella respuesta, sabía que era sincero. Demasiado bueno para este mundo. Y del hombre metálico... bueno, también esperaba alguna respuesta de aquel estilo. Cuando empezó a hablar, con el solo sonido de su voz, se le removieron las tripas, pero disimuló dando otro sorbo, aparentemente mucho más largo de lo que realmente fue. Pero cuando fue oyendo lo que decía no pudo contenerse y dejó el pichel sobre la mesa con fuerza, salpicando algo de la cerveza fuera.

Ya está dándose las de jefe, de líder nato.

- Pues yo creo que sí vamos a necesitar uno o dos miembros más. Quizás si damos con el adecuado baste con uno pero... para empezar ¿acaso estamos seguros de que ese señor es el artífice de ese mal y no otra víctima? Siendo que dominan bestias, como lobos por ejemplo ¿de verdad el plan es pasarlos todos a cuchillo? Después tened por seguro que nos habremos de enfrentar a sus soldados.- miró a todos, con esa cara seria, como de salvaje y de nada, y continuó - Vamos a necesitar alguien capaz de amansar a las fieras, y a ser posible que las pueda poner de nuestro lado. ¿Alguno de los presentes goza de ese don? Me parece que un druida nos iría que ni pintado- sí, porque un druida haría eso y más, también  podría sanar heridas, y así el elfo débil no mancharía los pantalones.

Un intrincado letrero, tallado para representar un velero en llamas, pende sobre la entrada de esta taberna y posada. Media docena de pequeños lagartos cuelgan sobre el letrero. Los lagartos han aprendido que las diminutas "llamas continuas" que parecen quemar el velamen del barco atraen a las mejores polillas. Los lugareños creen que los lagartos dan buena suerte , y a menudo les arrojan insectos o trozos de carne cuando entran al local.

El Bote del lagarto es un establecimiento bastante limpio y acogedor, popular entre los visitantes y la clase media de Tormentos Cristalinos. La decoración a base de lagartos se extiende por toda la taberna, con estos seres tallados en la barra y las paredes o pintados en platos y mesas.

La taberna sirve un amplio abanico de bebidas alcohólicas (incluida la cerveza Rana azul) y todo tipo de panes y mariscos.

La propietaria de la taberna es una elfa cuya mano izquierda perdió hace años.

Un varano al que todo el mundo llama Lengua Pegajosa actúa como portero y mascota de la taberna.

-Parece que habéis hecho mejor trabajo que nosotros buscando gente! HA HA HA

Y eso que a ti se te da mejor convencer a la gente rió entredientes quizás haya influido la suerte, todo sea por la pobre gente de la aldea y su recompensa.

- Si somos todos los aquí presentes los que vamos a encargarnos de la situación. ¿Cuando saldremos?. Porque supongo que la repartición de las ganancias será igual para todos. -

Deberíamos salir cuanto antes, pero está anocheciendo y no sé si es buena idea no descansar bien, quizás lo mejor es dormir aquí y salir muy temprano.

Respecto al salario, yo tenía un acuerdo con la de la aldea pero viendo que somos más creo que lo mejor es lo que dices. Es decir, a partes iguales, así evitaremos peleas.

 se les podría hacer una rebaja, ¿No creéis?

Y no es suficiente rebaja que tengamos que ser más a repartir las ganancias, no Thorgus. Si quieres cuando te den tus 50 monedas les devuelves la mitad, pero yo no voy a hacer ninguna rebaja de mis honorarios. 

 Vamos a necesitar alguien capaz de amansar a las fieras

No te preocupes por eso, mis armas amansan las fieras y las de Barrabás también en ese momento veo entrar al orco Bienvenido Barrabás!! Hemos reunido como ves una pequeña comitiva para acabar con el problema de la aldea, ponte cómodo y come algo. Las delicias de comida de esta posada lo echaremos de menos por el camino y en la aldea. Estamos discutiendo cuando partir y como repartir las ganancias. Te presento a los integrantes del grupo.

Aquel de allí es Karuth, ella es Dagmar, el enano Thorgus, y el de la pesada armadura Socar. Los demás creo que ya los conoces.

El enorme, feo y peludo orco entra en la taberna con la cola de un lagarto asomando entre sus labios, pero un rápido sorbo la hace desaparecer. Al ver que se encuentran ya todos reunidos llega justo a tiempo para recibir las presentaciones y con una mano alzada observa a todos los presentes, dejando por último la vista sobre Kenshi y señalando inequívocamente a Phenios

Él es elfo que yo decir. Que necesitar curar cuando mañana atacar. Él débil. Necesitar paladín

El enorme saco de músculos verde se coloca junto a la mesa pero no toma asiento.

Si salir ahora a aldea de Loto. Llegar antes de anochecer, y mañana poder salir a bosque con primera luz

Observó a todos. Aquello ya no era un grupo, sino todo un batallón. No importaban los ejércitos del maléfico brujo del bosque negro. Le aplastarían como a una cucaracha

Más gente suponía menor recompensa, pero dagmar no pensaba oponerse. A diferencia de los aventureros de esas tierras, estaba acostumbrada a trabajar en grandes grupos, y asaltar un castillo, si realmente era ese "señor" el responsable de lo que sucedía en la aldea, era una tarea en la que los números importaban. Incluso podían ser escasos, si no se trataba de un sátrapa humilde, y tenía una guarnición nutrida y lanzadores de conjuros en nómina.

Aunque, se dijo, observando la corpulencia del último compañero de la pareja de elfos, este orco parece capaz de asaltar una fortaleza sin ayuda.

Si esa aldea no está lejos, dijo, asintiendo al sucinto mensaje de Barrabás, haríamos bien en dirigirnos allí antes de que anochezca, para comenzar el trabajo al alba, bien descansados.

- ¡Ey! El orco grandote que me salvó ¿Cómo vas, Barrabás? -bromeó Phenios, encantado con el saludo del guerrero- Como ves ha habido suerte y ahora habrá más gente con armadura entre las fauces de lo que nos encontremos en el bosque y mi pelambrera élfica.

Aprovechó para apurar su propia cerveza y levantarla vacía en dirección a Dagmar, apoyando su moción.

- Comer y dormir sin pagar -recordó las ventajas del lugar a salvar-, bien me vale el paseo con friolera.

- Mi nombre es Moris, soy un Karuth, un... Un sanador de la fe de Wee Jas- aclaró para Erik y para el recién llegado Barrabás- y no tengo con qué pagar una estancia en esta o ninguna otra posada -añadió al final, palabras que chocaban con su delicada indumentaria y actitud delicada- La caridad de mis compañeros me ha permitido llegar hasta aquí, nada más; por eso os acompañaré, para poder pagar a quienes confiaron en mí.

Tras esto guardó silencio, se llevó las manos al pecho y, cuando cayó en la cuenta que su colgante sagrado no estaba allí, entrelazó los dedos.

Barrabás observó a los presentes y señalando al techo de la taberna concluyó - A Aldea de Loto

Antes salimos, antes llegamos. Allí comida no carne. Animales locos.

Primer luz sol, nosotros ir bosque oscuro - Y se dirigió a la puerta para lanzar una última mirada al que sería el escuadrón suicida, enseñándoles los dientes y cabeceando al camino que tenían que andar con las últimas luces anaranjadas del ocaso.

- ¡Ey! El orco grandote que me salvó ¿Cómo vas, Barrabás? 

Le hizo gracia la ingenuidad e inocencia de su compañero elfo, si por el orco hubiera sido Phenios estaría ahora muerto en el bosque terrorífico pasto de los lobos. Fuimos Erick y yo quienes decidimos rescatarlo. Pero bueno, mejor que siguiera en su mundo para que no hubiera conflictos innecesarios. 

- Mi nombre es Moris, soy un Karuth

Oh, vaya, disculpa la confusión, como ves no tenía claro tu nombre. Moris, de acuerdo.

 haríamos bien en dirigirnos allí antes de que anochezca, para comenzar el trabajo al alba, bien descansados.

La verdad es que no sé calcular cuanto tiempo tardaríamos, pero quizás nos de tiempo y sea lo mejor. Partamos entonces ya, cuanto antes se levantó y se dirigió tras Barrabás hacia la aldea. 

A pesar del frío y la posibilidad cierta de que anocheciera antes de que llegaran a la aldea, con el estómago lleno, la idea de salir de la ciudad de nuevo era incluso atrayente. Sin más palabras, Dagmar se levantó de su asiento y siguió a los aventureros al exterior. 

Thorgüs miró a Zila y a Kalicalwe, se mesó la barba con la mano y empezó a hablar lentamente.

-¿Cuanto vale mi vida? Hace relativamente poco pude comprobar, lo que para mí, vale mi vida. Justo en el momento de estar frente al dragón habría pagado todo el oro que 1000 enanos encontraran en 1000 minas. Por eso mismo sé que esa gente pagara todo lo que se le pida, no quieren perder ni su casa, ni su trabajo ni a sus familias. Me parece perfecto que vosotros queráis cobrar lo acordado por ambas partes. Era simplemente una pregunta, para ver en que tipo de personas deposito algo más preciado que 50 monedas de oro, mi vida.

Thorgüs se levantó y se dirigió a Socar.
-Un poco de acción grandullón

Tras eso se acerco a Moris y dijo algo al oido.
Por fin el hombre de hojalata va a tener lo que tanto buscaba. Ya tengo ganas de ver como reparte.

Tras eso, preparo su petate lo mejor que pudo, salió de la taberna y puso dirección a la Aldea del Loto junto a Darko y los demás.

Ante la respuesta del enano simplemente dio otro sorbo, como si no le afectase en absoluto la indignación que se adivinaba en Thorgus.

Por otro lado aquello de contar con alojamiento y comida solucionaba parte de los problemas más inmediatos. Miró a Kenshi y se encogió de hombros.

-Pues vayamos- y espero a que el elfo se pusiese en pie para seguirla. Mejor era no hacer el camino solos, más si podía caerles la noche encima.

    El paladín observó con desidia a la mujer que se atrevió a dar la réplica pero no dijo nada hasta que el orco entró en la taberna, conocía a aquellas moles que generalmente andaban faltas de luces, no era extraño encontrarlos entre las hordas de su señor y su falta de escrúpulos o dudas los hacían compañeros mucho más apreciables que el resto de bolsas de carne allí presentes, especialmente cuando cerró su intervención con la salida a la aldea, cerrando en un puño la mano que había posado en la mesa, Socar echó de golpe la silla hacia atrás y se puso en pie.

    -Sigue siendo un trabajo menor, Thorgus, pero creo que puede haber algo interesante que sacar del mismo de todos modos.- Tras ello hizo su mejor esfuerzo por evitar no descolgar la maza allí mismo y convertir en pulpa rojiza el rostro del enano que se dirigió a él con aquel apelativo, aunque su postura dejó claras sus intenciones por unos instantes hasta que logró dejar de lado aquella afrenta y dirigirse a la salida del local junto con el resto.

Tras la entrada del orco y su explicación Kenshi tan solo asintió. Escuchó al resto de participantes pero no dió importancia, tan solo le importaba que a parte de comida y alojamiento podrían conseguir dinero, de lo cual andaba escaso.

Por suerte, su compañera Zila aun con el pequeño enfrentamiento con Socar decidió unirse al resto del grupo. - Me alegra oir que has decidido unirte, sino te habría llevado a rastras junto con el resto, preciosa. - Se aseguró de tener todas sus pertenencias y se encaminó tras Zila para reunirse fuera del local con el resto del grupo, despidiendose de la tabernera antes de salir.

Se acercó a su companera y habló por lo bajo. - Por lo que veo tu has tenido anteriormente algo con Socar. Espero que me expliques que pasó para entenderlo. -

-Por fin tenemos una compañía como dios manda! -gritó Erik apurando su cerveza y observando que todos deseaban partir cuanto antes hacia Loto para poder descansar bien y, con las primeras luces de la mañana, hacer de nuevo frente a las amenazas del bosque Oscuro.

-Adelante pues! Si somos rápidos y no nos entretenemos, podremos llegar a la aldea para la hora de la cena.

"Bien", pensó el hechicero, "esta misión ahora sí que promete".

¿Que me habría llevado a rastras?

-Un día tu osadía y atrevimiento hará que te corte la mano, la lengua o el tesoro más preciado de cualquier varón- le respondió Zila con una sonrisa afilada.

-Con Socar.. bueno, he visto suficiente de él, y no me gusta- No reveló nada más de este tema. Ya se vería si serían capaces de entenderse trabajando juntos, aunque la humana tenía grandes dudas. Por suerte eran muchos, y quizás no hubiesen de tratar demasiado entre el metálico y ella.