Partida Rol por web

Desde luego, aquella era otra posibilidad. La muchacha no solía pensar en lo peor, pero si las campanas no sonaban, o habían acabado con la amenaza... O no había llegado el aviso. La muchacha esperaba verdaderamente que se debiera a lo primero, pero la duda ya estaba ahí. Entonces uno de los dos extraños, Gryg, salió con aquel plan. Puede que funcionara, puede que ellos tres fueran capaces de dar con aquel ser.

-Usted decide, señor Flanigan-dijo Raellia, que tampoco deseaba dejar solo al hombre que se supone debía escoltar. 

El Kraen se giró lentamente hacia el semiorco, Gryg era alto pero el Kraken le saca aun una cabeza. El semigigante se llevó un dedo a los labios. Y se colocó entre Gryg y el sol, oscureciéndolo.

-TÚ TE CALLAS YA, NOVATO. NADIE LE DA ÓRDENES AL KRAKEN Y MENOS UN CRETINO COMO TÚ. ME DA IGUAL COMO TRATES AL SR. FLANIGAN PERO A RAELLIA Y A MI NOS TRATARÁS CON RESPETO O TENDRÉ QUE ENSEÑARTE A COMPORTARTE.

-Calma, no... No es necesario ponerse violentos-dijo Raellia, alzando las manos para pedir tranquilidad-seguro que no es una orden, que solo sugiere el plan, ¿verdad?

“No es un mal plan…, debo admitir que la chica Raellia parece confiable” pensó Alleria.

Lo que la tomó por sorpresa fue la reacción del Kraken, un poco a la defensiva a decir verdad, al principio Alleria quizo explicarle de una forma no muy amigable que debía calmarse, pero al escuchar las palabras de Raellia decidió pasar por alto ese abrupto comentario y hablar en pos de calmar las aguas.

“Gryg no quizo faltarle el respeto a nadie, simplemente está sugiriendo el plan que más se adecua a la situación, todos podemos establecer que no tiene las mejores formas obviamente”

Tomó aire y continuó hablando: “Ahora, vamos a lo que nos compete, esa rana, yo apoyo la moción de que el Kraken acompañe a Flanigan, para protegerlo por supuesto, de igual forma si ese plan no los convence siempre pueden proponer otro, claro está que sea cual sea el plan yo liderare al equipo hacia a ese anfibio, después de todo si de rastrear hablamos, soy la más capaz”, “También sería la más capaz en muchos aspectos” se dijo mientras sonreía.

“Sólo espero que se pongan de acuerdo y hagamos algo”, ya tanta ida y vuelta la tenia cansada.

Las palabras del gigantesco y musculoso sujeto eran de esperarse, aunque a decir verdad a Gryg no lo impresionaron en lo más mínimo, menos cuando venían de un tipo desnudo, posiblemente descerebrado y que a sus ojos había demostrado destellos de cobardía.

- Tranquilo perro, que a nadie le sirve que te envíe a comer grava, sino después tendríamos que levantar entre los cuatro tu inútil y sudoroso trasero.

Obviamente lo primero que dijo Gryg no era lo mejor para con la situación, pero a veces solía actuar de manera un tanto temperamental, de hecho, ya sostenía la empuñadura de su hacha firmemente con ambas manos y simplemente esperaba que el ridículo individuo intentara algún tipo de movimiento ofensivo contra él, con eso le permitiría dejarlo con la cara contra el fango además de una gran cicatriz que lo obligue a ponerse algo de ropa sobre su repulsivo cuerpo.

“Seguramente intente agarrarme, debo decidir rápido si lo haré con el filo o si optare por noquearlo, sin duda una difícil decisión jaja”.

Luego llegaron las palabras de Raellia, deseosas por poner paños fríos sobre el asunto, aunque para su desgracia el obstinado semiorco no recurriría a una mentira para lograrlo, por tal sin dejar de estudiar los movimientos de su ahora posible enemigo continuó: - Yo no hago planes por consenso, sólo ejecuto mis palabras sin ningún tipo de retroceso. Como habrán podido notar, lo contrario a este cobarde de enfrente… culminó mirando en dirección al musculito.

“Creo que esto lo único que hace es perjudicarnos, aunque es de admitir que tengo muchas ganas de ser yo quien tome la iniciativa y tumbar este amorfo monstruo en taparrabo”.

Finalmente, Gryg recapacitó un poco y volvió a dirigir a los presentes hacia que tomaran una decisión rápida que les permitiera seguir con su plan anterior: - Bien, el dueño del can ajústele la correa, seguramente tenga miedo de quedarse solo con usted Sr. Flanigan, prométale alguna galleta de premio por su compañía hasta la catedral, con eso asumo podremos librarnos del peso muerto y continuar con lo realmente importante; alertar a la ciudad de la amenaza, juntar nuestra fuerzas y poner en marcha nuestra primera ofensiva.

El Kraken rechinó los dientes. Estaba herido. Sus costillas fracturadas se lo recordaron cuando resopló de furia. Pero aquel cretino no le iba a humillar. Él no sólo era el mejor en el ring, sino que también lo era con las "promos".

La mole de músculos se acercó aún más al semiorco, hasta quedar  tan cerca de su nariz que podía sentir su respiracion en la barbilla. De alguna anera, aunque seguía chillando, lo hizo con un tono más bajo y cavernoso, su modo de "susurrar"

-NO SÉ QUE TIENES EN CONTRA DE LOS PERROS PERO HASTA ELLOS HUELEN MEJOR QUE TÚ Y, LA MAYORÍA, SON MÁS AGRADABLES TAMBIÉN.

PERO NO TODOS SON ASÍ DE BUENOS. UNA VEZ TUVIMOS UN PERRO QUE LADRABA Y LADRABA Y NO SE CALLABA. UN DÍA, UNA DE LAS CRÍAS DE LA TRIBU SE ACERCÓ PARA DARLE UNA COSTILLA MEDIO ROIDA Y EL PERRO SALTÓ Y LE MORDIÓ  EN LA MANO. SÓLO HIZO FALTA UNA PATADA PARA HACERLO CALLAR PARA SIEMPRE, ASÍ QUE NO SERÍA LA PRIMERA VEZ QUE PONGO A UN ANIMAL A DORMIR DE UNA PATADA. TE SUGIERO QUE TE SEPARES, TE DES LA VUELTA, COMPRES UN ASIENTO EN UNA CARAVANA, DIGAS A DIOS A TU AMIGA, TE SUBAS EN LA CARAVANA Y NO TE BAJES HASTA LLEGAR AL POLO SUR.

En mitad de la discusión se escuchó un repicar de campanas.

Flanigan iba a tratar de separarles pero no pudo evitar mirar hacia la Catedral de Pelor, su campana en lo alto de la torre se movía bamboleándose y haciendo que sonara de forma característica. Al final parece que Lyra está tocando a ritmo de toque de queda. Ya han debido de informar de lo que está sucediendo. Luego miró a los otros dos, será mejor que os preocupéis de matar a la rana, y ya habrá tiempo de pegaros entre vosotros, o bien podéis ir a la catedral de Kord y enfretaros en su arena, no suelen tener mucho éxito, pero al que gane le darán 10 piezas de oro, al menos lucharéis y obtendréis algo. Dijo fomentando la pelea. Luego miró a Realia y Alleria, ¿qué tal si dejamos a esos dos monstruos que se abran la crisma, y nosotros tres nos dirigimos a la catedral? Ahí estaremos más seguros.

El Kraken hubiera deseado poder ir con Raellia, ya que ella era su principal preocupación pero aquel gusano no se apartaba de su cara y el luchador estaba esperando la mínima oportunidad para atacar.

La cosa se estaba descontrolando mucho. Los grandes ojos verdes de Raellia fueron moviéndose de uno de los hombres al otro, conforme se respondían, con la tensión incrementándose. De seguir así, acabaría en un baño de sangre, uno que la chica no quería que ocurriera. 

-¡No!-dijo finalmente, coincidiendo con la petición de Flanigan, lo que en principio fue un poco confuso-¡No podéis hacer eso! ¿No os dais cuenta de que se supone que hay un animal enorme rondando y causando destrozos? ¿Qué ganáis si ahora peleáis entre vosotros? ¿Qué gana cualquiera de nosotros, o la ciudad? Bastantes problemas hay ya. No os pido que os llevéis bien, pero si que dejéis vuestras diferencias a un lado, por el bien común. No quiero tener que curar a ningún herido... O ser obligada a defenderme. No quiero hacer daño a nadie. Y preferiría, todos preferiríamos, que no os hicierais daño entre vosotros. 

Tras eso, se quedó un par de segundos en silencio, como dudando si añadir algo más, o quizás sorprendida de haber sido tan enérgica. Poco después se dio cuenta de que había montado una pequeña escena, y se ruborizó levemente.

-Se... Será mejor que vayamos a la Catedral, sí. Por favor, venid y dejad esa pelea...

Kraken apartó la vista hacia Raellia.

-QUERIDA RAELLIA, EL KRAKEN NO TIENE INTERÉS EN PERDER EL TIEMPO PERO NO CONSENTIRÁ QUE SE LE FALTE AL RESPETO A ÉL O A TÍ. SI EL MESTIZO SE DISCULPA ANTE TÍ, ESTOY DISPUESTO A OLVIDAR SU FEO GESTO Y SEGUIR CON NUESTRA MISIÓN.

Las palabras del esquizofrénico retumbaron en el interior del bárbaro, sobre todo por la de mestizo, en primera instancia le recordaron la injusticia de ser discriminado por sus hermanos durante largos años. De igual forma, de muy joven venció en varias ocasiones a cada uno de ellos y con el tiempo aprendió a llevar su linaje con cierto orgullo, después de todo, quizás era eso lo que distinguía al agudo Gryg, dotándolo de una fuerza y perspicacia muy envidiada por todo el Clan Garra Rota.

- Gryg no se disculpa ante nadie, además si fueras a hacer algo ya lo hubieras hecho, no eres más que palabras que lo único que buscan es retrasar la misión por el simple hecho de que tienes miedo, ¡me das asco! culminó Gryg alzando la voz y escupiendo hacia la cara del ridículo sujeto.

“No sería buena idea manchar de sangre mi hacha en el primer día, menos contra un oponente tan inferior, previamente herido y ostensiblemente demente, aunque disfrutare viendo cómo se tropieza con mi hacha en un par de ocasiones”.

-JAJAJAJA!! - retumbó la risa del Kraken cuando recibió el escupitajo. El gigante se limpió la cara con la mano y luego se limpio la mano restregándola en el pecho del semiorco.

-NO ERES MÁS QUE UN NIÑO RECLAMANDO ATENCIÓN! TÚ SI QUE DAS PENA, HOMBRECILLO. 

La discusión iba y venía y cada uno iba aumentando el tono aún más.

“Esto no va nada bien” se dijo Alleria molesta, después de todo había sido idea de Gryg salir de la taberna, había sido idea de Gryg seguirlos y demás.

Luego de ver la reacción del Kraken, Alleria sabía que no faltaba mucho para la pelea, sabía que el semi orco haría caso omiso a lo que ella dijera, pero nada perdía en intentar que entrara en razón por última vez.

Fue por esto que mientras su mano derecha se posaba en el mango de su cimitarra, apoyó su mano izquierda en el hombro de su compañero y le dijo: “Gryg no es momento para esto, sabes bien que no tiene nada que ver con nuestro objetivo, así no vengaremos a Kolmak, así no acabaremos con las sucias criaturas oscuras que cambiaron todo para siempre”.

Alleria quería parecer lo más calmada posible y su siempre cara de pocos amigos la ayudaba en ese cometido, realmente no quería luchar, tenía la esperanza de que recapacitaran.

“No estoy dispuesta a perder ni aun ser querido más, por más que sea este terco semi orco”, pensó, sabía que pasara lo que pasara no se iría a esconder a ninguna catedral a menos que fuera con Gryg, pero de algo si estaba segura, si salían de esta, Gryg escucharía una larga tanda de sermones.

El Kraken se tomó el escupitajo de Gryg como un ataque, y éste se abalanzó sobre él para apresarle. Pero justo en el momento en el que se acercó, el semiorco le clavó su gran hacha en el pecho. La herida fue casi mortal y el gigantesco humanoide cayó al suelo desplomado.

Gryg había mostrado el gran guerrero que era, y a pesar de la fama que tenía El Kraken, no había supuesto ningún esfuerzo para él. 

Tras aquello ocurrió algo que no esperaban.

¡Alto ahí! Gritó un hombre para algunos desconocidos. Está prohibida las luchas en Tormentos Cristalinos. Está prohibido atacar a nadie y mucho menos matarle. Dijo acercándose al cuerpo de El Kraken. Parece que aún respira. Por favor, que alguien lo lleve a la Catedral de Pelor, a ver si Lyra puede hacer algo por él. 

Luego se puso en pie. Y tú, tú acompañarás a uno de mis guardias a los calabozos. Queda usted detenido por intento de asesinato. Espero que no muestre signos de revelación o será peor. Acompáñeles.

Dijo Iborian. Había venido en busca de la rana gigante, pero lo que se había encontrado requería algo más importante. Hacía una noche de perros, a penas se veía ya nada en el parque, y sería complicado dar con ese batracio gigantesco. Pero sería peligroso dejar a la bestia circular sola por las calles de la ciudad.

Y todo se desató, a pesar de las buenas palabras de Raellia, que no había sido capaz de convencer a aquellos dos aventureros de que no se atacaran. Observó impotente la situación, y la llegada de Iborian, que iba a detener al semiorco. 

-¿Por qué?-le preguntó la muchacha a Gryg, angustiada por aquello-¿por qué teníais que pelearos?

Y lo cierto es que no lo entendía, no por falta de capacidad mental, si no porque simplemente aquello estaba fuera de su comprensión. Se suponía que eran aliados, y que apenas se habían dicho un par de malas palabras. Incluso con los enemigos se intentaba negociar siempre que fuera posible... Pero aquello... No, no tenía sentido. Mientras el semiorco era increpado por Iborian, y probablemente detenido, la muchacha se agachó junto al semigigante y canalizó poder a través de sus manos, curando en parte las heridas de aquel hombre, creía recordar que por segunda vez aquel día.

-Yo... Puedo intentarlo, pero no sé si podré sola con él.