Partida Rol por web

El pequeño gnomo se intentó apartar para que las rocas no le aplastaran su pequeño cráneo.

Polvo y piedras comenzaban a caer por doquier y pronto habría que sumarles lo que fuera que estuviera arriba y quienquiera que viniera detrás nuestra. No pintaba bien el asunto, pero peor estaba de no continuar derrumbando el techo.

La lluvia de piedras comenzó a caer sobre los ayudantes de Mezzia. Montones de pedruscos cayeron sobre los presentes, hasta que un par de cuerpos quedaron completamente sepultados. Tinkle y Bruno Mezzia habían sido enterrados y apenas podían respirar. 

El resto también habían recibido unas cuantas heridas, a excepción de Duncan y Riku que pudieron esquivar todo lo que se vino encima. 

Por fin podían ver la luz del alba, gracias al montón de piedras que se había creado, y trepando con algo de esfuerzo, podrían acceder a la parte superior del túnel. Pero quizá antes debieran tratar de salvar al gnomo y a Bruno, cuya vida parecía estar especialmente en peligro.

Para colmo de males, el derrumbamiento había llamado la atención del grupo que había en el interior de los túneles, era cuestión de tiempo que dieran con ellos, pues se oían gritos de alerta por todas partes. Y si la cosa podía ser peor, los temblores no cesaban, como si algo en la superficie, algún extraño y gigantesco ser los estuviera provocando.

Sanya recibió un buen par de contusiones pero el aire libre le compensó el dolor cuando invadió sus pulmones. Su primer impulso fue salir pero entonces se fijó en que las rocas habían sepultado a Bruno y a Winterworth. La enana bufó y se puso a mover piedras para sacarlos.

-Bruno! Sr. Winterworth! Levanten las manos para que los pueda ver!

Fue complicado esquivar la lluvia de piedras que se nos vino encima, pero al menos ningún pedrusco logró impactarme. Mi primera reacción habría sido salir trepando pero entonces escuché a Sanya. Tras echar un vistazo detenidamente observo que ni Bruno ni Tinkle están a la vista. 

- Deprisa, tenemos que sacarlos de aquí cuanto antes. El derrumbe no ha pasado inadvertido... - Me pongo con Sanya a quitar piedras para buscar a los dos sepultados.

No había previsto que se nos caerían encima tal cantidad de piedras, y logro escapar por los pelis de ser sepultado. Aunque noto un fuerte golpe en la cabeza del que mana profusa sangre. Siento un fuerte mareo que se va disipando hasta volver al punto en el que estamos. El gnomo y el chico que vinimos a buscar han quedado sepultados. Lo malo es que al parecer hay un grupo de esos engendros del demonio caníbales que han escuchado el derrumbe y una criatura indeterminada en la parte de arriba... Mi primer instinto es salir corriendo, pero mininstinto me dice que espere. Todos se van a quedar a sacar a los infelices atrapados e ir sólo es un suicidio. Quedarnos demasiado tiempo también lo es, pero al menos nos cubriremos entre todos. Además, sin el incauto del hijo no habrá recompensa... No tengo demasiadas opciones.

Ayudo al resto a buscarlos.

El derrumbe fue acrecentándose de forma alarmante. Tan peligroso resultaba, que de justas conseguí esquivar un par de rocas que bien podrían haberme hecho perder el sentido. Sin embargo, no todos tuvimos tanta suerte, pues me negaba a admitir que hubiera sido fruto de mis reflejos con tantas piedras cayendo, y tanto el gnomo como Mezzia quedaron sepultados.

Obviamente dejé de golpear el techo para intentar sacarlos. Sólo que dudaba de ser capaz de localizarlos entre tanto polvo y roca.

Apurado por la situación Heian empezó a buscar al Sr Tinkle y a Bruno entre todos los escombros que les cayeron encima y los dejaron bien maltrechos, moviendo las piedras que podía busco a sus compañeros caídos para poder sacarlos de ahí y poder salir de ese lugar.

Sanya logró encontrar la mano del cuerpo inconsciente del gnomo, avisó al resto de su presencia y entre todos empezaron a levantar piedras. Por suerte para Tinkle, en poco tiempo habían logrado quitar todas las piedras y a juzgar por su estado aún respiraba. 

Desgraciadamente nadie fue capaz de encontrar ni rastro de Bruno. Debía haber quedado muy sepultado porque por muchas piedras que movían, no había forma de hallarlo. Es cierto también, que las piedras que se habían derrumbado eran demasiado grandes y pesadas y resultaba muy complicado moverlas. 

Y entonces fue cuando los temblores volvieron a repetirse y una nueva lluvia de piedras volvió a caer sobre los aventureros. Debían darse prisa en encontrar a Bruno y en salir de allí, o bien en huir y escapar ahora que al menos habían encontrado a Tinkle. A ese paso, terminarían volviendo a quedar todos sepultados y nuevamente encerrados.

Sanya sintió el temblor y las rocas golpeándola de nuevo pero se negaba a abandonar a Bruno allí abajo. La enana apretó los dientes y se puso a lanzar rocas en todas direcciones hasta dar con el muchacho.

Habíamos logrado encontrar a Tinkle, pero Bruno no aparecía. No podíamos dejarlo ahí, habíamos pasado por mucho para abandonarlo a su suerte, así que también seguí moviendo piedras junto a la enana, en un intento desesperado por salvar la vida del chico mientras trataba de evitar los pedruscos que se nos venían encima...

La situación cada vez se volvía mas desesperante y las piedras seguían cayendo, uno de los enterrados fue encontrado, pero ahora solo faltaba el objetivo de su misión, Bruno. Al igual que sus compañeros, siguió buscando y sacando piedras mientra intentaba no ser aplastado por el nuevo derrumbe.

La situación empezaba a complicarse en exceso. Los cascotes no terminaban de caer y empezaba a creer que la única posibilidad de salir con vida era salir de aquí e intentar terminar con lo que fuera que estuviera creando los desprendimientos en el exterior. Así que con dolor en mi corazón, me vi obligada a dejarlos a su suerte mientras intentaba salir de aquí.

Riku parecía que había llegado a la conclusión que lo mejor era marcharse. Pero marcharse sin cobrar botín no era una opción, podríamos mentir y decir que lo habíamos encontrado muerto o cualquier otra cosa, pero tarde o temprano todo se sabría y nos habríamos ganado un gran enemigo. No había opción de escapar. Tampoco quería morir la verdad, pero salir sin Bruno era lo mismo que acabar cubierto de cascotes.

Sanya logró esquivar de nuevo todos los pedruscos que se cernían sobre su cabeza. A pesar de llevar consigo encima al gnomo, podía imaginar dónde iba a caer el siguiente guijarro y así esquivarlo, era como si su afinidad con la piedra le informase del derrumbamiento. Lo mismo también sirvió para encontrar el cuerpo de Bruno, sabía en qué dirección se hallaba, así que solo tuvo que pedirle a sus compañeros que le ayudaran a quitar las piedras.

Duncan sintió como uno de aquellas piedras le abría la cabeza, y como una terrible brecha le hacía que sangrara. A pesar del dolor, ayudó a la enana a mover todo lo que encontraba a su paso hasta que pudieron ver uno de los pies del que debía ser Mezzia. 

El problema fue cuando se giraron para escuchar un terrible golpe de dolor, Heian e Irathor no se encontraban por ningún lado, no habían sido capaces de esquivar las piedras y habían terminado tan sepultados como el gnomo. Como siguieran así no habría forma de escapar de allí, pues ahora eran los cuerpos de su amigos los que habían desaparecido.

Riku por su parte prefirió salvar su propio pellejo y en cuanto puso la primera mano en la pared, otra roca cayó sobre su cabeza impidiéndola cualquier movimiento hacia arriba. 

Las rocas seguían cayendo, esta vez incluso me dieron con fuerza en la cabeza impidiéndome trepar. Fuera lo que fuera lo que estuviera arriba provocando más derrumbes, debíamos pararlos o todos acabaríamos sepultados, así que redoble mis esfuerzos para intentar salir del subterráneo.

Ya teníamos a Mezzia con nosotros, pero dos de nuestros compañeros quedaron sepultados - Si esto sigue así vamos a quedar todos sepultados. Salgamos de aquí con Bruno. - Me sabía mal por ellos, pero era cuestión de vida o muerte... y no tenía intención de morir sepultado. Ya era dificil sobreponerse al dolor que me había causado un pedrusco al caerme sobre la cabeza. Así que me eché a Bruno a los hombros y comencé a escalar.

Sanya sentía las piedras cayendo con fuerza terrible mientras pugnaba por no perder a Winterworth. La enana estaba ya al límite de sus fuerzas y, aunque le supo mal por sus compañeros, tuvo que tomar la decisión de poner al resto a salvo antes de continuar.

-¡Estoy de acuerdo! Saquemos de aquí a Bruno! Luego, si podemos, trataremos de ayudar a Heian y a Irathor!

Un par de pedruscos volvieron a caer sobre la cabeza de la enana, volviéndole a impedir escapar de allí. No estaba teniendo suerte, y para colmo, pudo ver como Riku escapaba de allí, y Duncan también. El hombre había cargado con el cuerpo de Bruno, pero en el último momento se le había resbalado y cuando cayó contra el suelo lleno de piedras... en fin... había caído en muy mala posición y era más que probable que aquel joven hubiera perecido de la misma forma que lo habían hecho el resto de sus compañeros.

Ese terremoto estaba acabando con la vida de sus compañeros. Podría esforzarse, una vez más, en encontrar a alguno de sus compañeros y tratar de rescatarle, o bien esforzarse en esquivar lo que se le viniera encima, y huir de una santa vez.

Sanya sintió un fuerte mareo cuando fue alcanzada por un gran pedrusco. Su visión se tornó brumosa y perdió la noción del tiempo. A cámara lenta, vió como Bruno caía y se torcía el cuello. vió como Riku y Duncan lograban salir. Sus piernas decidieron que ya se había arriesgado bastante y comenzaron a correr por ellas mismas hacia la salida, mientras su cabeza magullada rezaba a Moradin porque le permitiera sobrevivir sin más golpes.