Partida Rol por web

Mmmm no mover. Arco suelo. - Ordenó esta vez levantando las cadenas frente a sí - ¿Quién eres? ¿Donde está Capitán? ¿Porqué atacar barco? ¿Porqué tú hablar orco? - Volvió a realizar las preguntas, esta vez con los ojos entrecerrados en una mueca de cruel rabia

Al ver la acción de Mai Cor, rompiendo con la disciplina establecida para defenderse, Boudiko hizo una señal a Zynna para que estuvera preparada. Tomó su arma y escudo, y salió en busca del humano al escuchar el grito. Sería mejor si permanecían juntos.

Zynna asintio, viendo como aquel desconocido que se habia convertido en un improvisado compañero salia sin previo aviso en busca de quien quiera que estuviera arriba.

Durante un instante, le sorprendio que tambien Boudiko decidiera salir en pos de el, pero lo cierto era que aquel lugar era una ratonera en la que no tendrian ninguna via de escape abierta, si fuera necesario. Asi pues, asintio ante la señal de Drogo, y, en cuanto lo vio dirigirse hacia las escaleras, ella misma lo imito, corriendo tras el hacia la cubierta del barco.

-Tranquilo amigo- digo mientras me cuelgo el arco a la espalda y muestro mis manos desnudas- el capitán no está aquí y si soy uno de los que ha asaltado el barco- digo ante las palabras de la criatura y al verla, algunas sospechas comienzan a crecer en mi mente-nos encargaron asaltar este barco de piratas orcos que al parecer tenían secuestradas a algunas personas.

Me fijo en la cadena que lleva el orco y no dudo ni un instante en que sabe manejarse con ella.

-Yo no hablo orco, lo habla uno del grupo con el que vine-digo lentamente y con prudencia, sin hacer ningún gesto extraño-bajamos abajo para investigar y cuando llegaste él te respondió en tu lengua y yo subía para ver quién era porque esto es muy extraño y estamos algo confusos.

- Los mataron a todos. Primero al vigía , después los guardias. Luego asaltaron el navío. - azuzo al orco a actuar - Tu apilastes sus cuerpos y ahora intentan engañarte. Él mismo te ha reconocido que se hicieron pasar por la tripulación al responderte.

Era difícil negar la verdad cuando todos la teníamos delante. Quizás lo único que le salvaba en estos momentos fuera el haber bajado el arco, pero dependería de Barrabas atacar o no.

Barrabás oye versiones... su padre hacía mejor esto, su padre: Jefe de Pueblo Martillo decidía quien era culpable y quien no. El humano parecía tranquilo, admitía haber matado a aquellos orcos, pero también decía que habían secuestrado gente... era difícil saber si tenían razón. Los rumores de la calle no decían nada de que en el Venganza se hubiera secuestrado gente, solo que unos aventureros anónimos habían masacrado a su tripulación.

Si tenían gente secuestrada se podría haber llamado a la guardia, la tripulación del Venganza no se escondía, podían haber sido simplemente capturados, pero este grupo de oportunistas los habían matado, a todos. 

No estaba solo aquí abajo. Señaló el suelo - Rodillas ¿Quién encargar? ¿Donde capitán? - La conversación apenas podía durar unos segundos antes de tomar una decisión. Barrabás era ahora consciente que otro había respondido y ahí abajo habían más humanos... ¿Inocentes? ¿Culpables?

-¿De rodillas?, no no, eso no- digo sonriendo- y menos teniendo en cuenta quién te acompaña- señalo a la pequeña criatura que va con él- ¿Te ha contado acaso cómo casi mata a una de nuestras compañeras? o tal vez prefiera explicarte cómo provocó todo este problema cuando hizo caer a un caballero llamado Barristan al agua para que muriera ahogado.

Las cosas me cuadran bastante aunque no se quién saldrá ganando por haber creado esta confrontación.

-Podemos empeorar las cosas o intentar solucionarlo todo en la medida de lo posible orco-digo mirandolo fijamente a los ojos-pero sea como sea, no te fíes de eso-digo señalando otra vez a la criatura.

Ambos se acusan, parece que esto no es cuestión del barco, parece que en realidad a ninguno de los dos les importan mis congéneres asesinados. Barrabás aprieta con rabia las cadenas. Aquí la cuestión es que han muerto muchos orcos, este aventurero ha reconocido matarlos por una causa justa (como todos los asesinos de orcos), todo le recuerda a la masacre del pueblo de Martillo. Malditos pretenciosos. Barrabás quiere matarlos, no tendrá ninguna dificultad, es un gran guerrero. Pero no le corresponde a él juzgarles - Tú rodillas. Soldados de Pueblo de Muchos Pueblos juzgar. Yo atar, yo entregar asesinos de orcos a Pueblo de Muchos Pueblos eh uhm Tormentos. Tú libre o ahorcado. Este es barco orco, yo orco. Tú rodillas. Última vez tú no tumbar, tumbar yo - Si el humano accede, indicará a Push que lo ate con una de las cuerdas del barco. Tiene pinta de dársele bien esto de los nudos... tendrá que vigilar al hada azul, que parece tener alguna clase de campaña por el odio en contra de los humanos ( ¡¡y no es para menos !! )

- ¡Jijijiji, jijijiji, jijiji! - río divertido ante las acusaciones del humano - Cierto, impedí que huyera la mediana ¿pero no te resulta extraño que ella fuera quién quería matar a los orcos para vengar a su brillante caballero y a la hora de la verdad escapara? Jijiji, ¡tenéis a una cobarde traidora entre vosotros y ni os habéis percatado! ¡Jijijiji!

Me resultaba realmente divertido cómo pretendía hacerme parecer culpable cuando lo único que había hecho era impedir que una mediana escapara, porque afrontémoslo, ¿en la cabeza de quién cabía que tuviera la suficiente fuerza para empujar a un adulto al mar?

- No te confundas humano, si habría querido matarla habría podido, pero la verdad y los vivos son siempre más útiles.

-Eso nos lo podías haber contado antes- digo a la criatura con expresión seria- dame un momento orco.

Lo que ha dicho esa criatura también cuadra bastante ya que aquellos dos estaban en el muelle y podrían haber tramado todo aquello. Me da rabia el pensar que me he dejado llevar a algo así, claro que eran orcos, pero tenía que haber seguido mis instintos y haberme mantenido al margen o haber ido primero a las autoridades.

-¿Qué es lo que pasó con el caballero?. No voy a negar mi actuación en todo este asunto, pero creo que hay algo más que solucionar, ya que los culpables de todo esto ahora mismo han huido.

-Siempre que esta criatura no me quiera engañar...

Me cansa esta ciudad, todo es demasiado turbio y no parece haber nadie decente. Me pregunto dónde se habran metido Dimdel y Mordrogath, sin duda con ellos no habría pasado esto, aunque el caballero también habría atacado al grupo de orcos sin pensarlo con toda probabilidad.

-Y no insistas, no voy a arrodillarme ante ti así que espero que comencemos a colaborar desde ya mismo

Demasiadas palabras, como dijo Push, estos tipos han matado a mis compañeros y ahora parece más interesados en desviar la atención que en enfrentarse. Si no quería ser atado, Barrabás intentará reanimarle cuando ya esté bien sujeto. - Tu decidir  - Mai uktum - La velocidad con la que actuó el orco fué inesperada. Venía advirtiendo el golpe pero ese humano debió pensar que él podría evitarlo, o quizá se había resignado a ello. En cualquier caso dejar de lado la conversación que importaba a Barrabás no había sido muy inteligente y acortando la cadena para que no molestara con paredes y techo le soltó un cadenazo en la cara que le rasgó el rostro por completo tumbándolo directamente escaleras abajo.

Push, abajo - Barrabás bajó sin más, esperando encontrar al resto del grupo durmiendo

Lástima, el orco se lo había advertido varias veces y aún así no le había hecho caso. No se podía le culpar por ello.

- Claro.

Le sonreí y seguí tras él pasando por encima del cuerpo del humano, parándome solo a darle unas palmaditas en la cara.

Boudiko fue el segundo en subir las escaleras, pero quizá llegó demasiado tarde, Zynna iba detrás de él y también pudo ver como un orco golpeaba con una cadena armada al improvisado compañero que acababan de conocer. Mai-cor caía completamente inerte ante el golpe, reventando su cabeza y salpicándolo todo de sesos y sangre. El arquero se desplomó en las escaleras, dejando a Boudiko delante de aquella mole de casi dos metros de puro orco.

Tras él un pequeño diablillo parecía acompañarlo.
 

Un hombre musculoso empezó a subir la escalera, sorprendido por el mural de sesos que Barrabás acababa de pintar en las paredes de la escalera, que mala suerte, esperaba que hubieran estado dormidos para atarles... ¿Serían como su compañero?

No mover - Espetó Barrabás una vez más en común al no saber quien de los dos hablaba orco, aunque el idioma común se le antojaba torpe y parco

- Fuera armas, vosotros a suelo. Vosotros asesinos de orkos. ¡Suelo!

El pobre desgraciado que ya estaba en la escalera correría la misma suerte que su compañero si decidía tomar el mismo camino. - ¿Push? - Preguntó al diablillo una cuestión inaudible e inexistente que esperaba que él entendiera

Solo subió para contemplar como el cuerpo de Mai Cor caía al suelo, con la cabeza destrozada e innegablemente, muerto. ¿Había vuelto el capitán del barco? ¿Qué había hecho Mai Cor para merecer tal destino? Al alzar la vista, encontró su mirada la del orco que tenía frente a él. Empuñando tanto el arma como el escudo, se colocó en defensa en ánimo de protegerse y defenderse. Estaba cansado, había sido engañado y ahora solo quería buscar venganza y explicaciones.

- Alto allí. - Contestó con un tono que no dejaba tono a dudas: Estaba dispuesto a combatir hasta el final, pasara lo que pasara. - ¿Y quedar a la merced de un orco? Me parece que no. - Demasiado rápido para haber venido por orden del capitán, sin contar que no parecía ser alguien que hubiera conocido un barco en su vida. Apenas reparó en el diablillo.

- Hemos venido y hemos luchado. Pero nos han engañado, pues aquí no esta el cautivo. El embaucador ha huido con la niña y espera que otros paguen por sus crímenes. - Ramase, aquel ser despreciable vería la hoja de su cimitarra en el gaznate.

Barrabás bufó por la nariz. Era un orco enorme, una masa de músculos enervados y verdosos que sostenía la cadena ensangrentada frente a él, prácticamente pisoteando con unas monstruosas botas a MaiCor. Una parte se veía enfurecida y la otra complacida por lo que el humano respondió. El Capitán del Venganza seguía vivo, pero estos tipejos habían llegado aquí matando sin preguntar

¿Qué coño se creían los humanos? Todos esos aspirantes gustaban de ir a pueblos orcos a matar por el gusto de convertirse en guerreros, jamás preguntaban antes ni se interesaban por las costumbres orcas. ¿Qué pasaría si Barrabás decidiera hacer lo mismo? Entrar sin más matando sin preguntar... no... no era como ellos.

Pero ahora su versión era diferente de la de ese humano de las escaleras... Push tenía razón, mentirían para salvar su pellejo, y ahora ese humano levantaba el escudo como si ése patético trozo de metal pudiera salvarle. Calma Barrabás.

¿Tú habla orco? ¿Embaucador? - Entrecerró las cejas, no sabía qué significaba pero alguna vez había oído ese nombre o apellido, de un mediano comerciante que llegó al pueblo de Martillo, Saltamuros Embaucador, ¿Hablarían de un mediano? - ¿Mediana? ¿Mujer pequeña?

No-escudo. Tú-suelo. Vosotros asesinos.

Movió el labio inferior de un lado a otro mirando por encima del hombro a la mujer blanca, no tenía ojos de elfa. - ¿Orcos coger gente? ¿Donde gente? ¿Donde Capitán? Vosotros Suelo - Señaló con un dedo al humano cuyo encéfalo deforme se había aclarado, cubierto ahora por una sangre menos espesa
 

- ¡Los druidas! - le respondo emocionado al orco - ¿También les han engañado? Jijiji.

Me resultaba muy divertida la situación, sobretodo por lo poco que me importaban las vidas de los orcos y estos humanos.

- Deberíais hacer lo que dice. Él no lo hizo.

Añado señalando el cuerpo inerte del arquero.