Partida Rol por web

- Urk pirarse -dice el semiorco en voz baja antes de darse la vuelta- No decir nada sobre el tema. Mejor dirigrime al templo de Boccob.

Tras observar como Urk se marcha del lugar miró a Issa y Dimdel:

-Está claro que ese bicho no es como nosotros. En fin el sabrá.

Me dirigí a la puerta de salida y les comenté a ambos:

-Pues a difamar se ha dicho...y de paso daré una vuelta por el interior de nuestro objetivo para ver lo que se cuece realmente allí.

Pensativo exclamé:

-Por cierto...cuando nos volvemos a reunir aquí...¿al mediodía? ¿por la noche?

Río un poco frente a lo que decía Dimdel y bueno si que lo entendía. Nos habíamos conocido hace un día y ya lo sentía un poco mas cercano, eso era lo difícil de explicar.

No eramos un grupo como el que me había imaginado, pero el destino siempre nos da sorpresas y para mi que estos dos que me acompañaban en este momento me darían aun mas sorpresas y de las buenas. Me sentía contenta por eso, pero aún debía pensar en el trabajo.

Bien eso me parece perfecto. Digo mirando a Argot frente a su idea de ver si hay algo realmente malo en la taberna. 

Esta bien si nos vemos a la hora de la cena en nuestra posada. De hecho creo que iré a descansar un poco mas, desde mi viaje en barco no me he sentido del todo bien.

Ya saben nuestra tarea del día de hoy. Dije mirando a los dos que me acompañaban. Nos vemos a la hora de la cena. Dije mientras caminaba con ese contoneo que me representaba hacia el bote del lagarto.

Dimdel en cuanto ve que Issa se alejaba le manifiesta a Argot. - Hey, tengo una misión para que hagamos y nos llevemos un poco más de dinero... Necesitamos hacerlo juntos; "Ayudar a Lyra Ivessa, suma sacerdotisa de la Catedral de Pelor a averiguar porqué su religión está decayendo".

Que te parece?... aprovechemos el día antes de la cena.

Entre susurros respondí a Dimdel:

-Por supuesto querido amigo, ganemos un poco de dinero de tu mano y despues continuaremos con el tema de la taberna. Total tenemos tiempo para ambas tareas.

Me dispuse a seguir a Dimdel.

Le susurré a Dimdel:

-¿Amigo me acompañas hasta La Pezuña en la boca? por el camino iremos propagando los rumores pero me gustaría entrar en la taberna para saber realmente a lo que nos enfrentamos...

Mientras Dimdel decidía si seguirme o no, comencé a andar en busca de dicha taberna.

Dimdel asiente con la cabeza. - Vamos, la verdad no dormí del todo bien, y corté mi sueño demasiado rápido al ver al cabeza verde parado en nuestra puerta... deberíamos descanzar y beber algo... digo...

Este edificio destartalado y de aspecto insalubre alberga una taberna muy famosa, que atiende en su mayor parte a pescadores y mercaderes de paso. A pesar de su apariencia deslustradas, la taberna es una de las más prósperas de la villa.

Un enorme letrero sobre la barra muestra un erizo de mar flotando en un gran vaso de vino, mientras un hombre feliz bebe de él.

Un elfo hosco y rudo dirige la taberna con orgullo.

Cuando entráis los peregrinos del Erizo Borracho no pueden disimular una sonrisa y se ríen entre ellos.

Al adentrarnos en este lugar, oímos risas y más risas burlonas. Eso no me agradaba, pero desde pequeño aprendí a no atender a la gente que no significaba nada para mí.

Me acerqué a la barra donde un elfo se situaba tras ella y le dije cortésmente:

¡Saludos!, hemos llegado hace poco a esta ciudad, y cuando pasamos en barca por el río, nos dimos cuenta de que estaba ardiendo una especie de salón, o al menos es lo que parecía, ponía un letrero en la puerta...creo recordar que era Anmeh. ¿Sabe qué es lo que ha ocurrido?

Entro en la posada. La gente se rie a nuestro paso. Es lógico, somos extranjeros y tenemos un aspecto bastante cómico entre los tres. Si fueramos tres bárbaros de gigantescas proporciones otro gallo cantaría, pero no es así.

Urgul se dirige a la barra y pregunta al tabernero lo que todos queremos saber, con lo que espero pacientemente a que responda. 

Entro después de mis dos compañeros, observo a la gente reirse, mientras pongo una mueca de superioridad me dirijo a la barra y pido una jarra de vino.

El tabernero se acerca a vosotros y os dice, Discupad, pero aquí no servimos jarras de vino ni respondemos a preguntas de los recién llegados, aquí solo servimos copas del vino de la casa.. Entonces os pone una copa a cada uno y os sirve un vino que sale de una garrafa en cuyo interior hay flotando un erizo de mar aplastado. Son 4 piezas de cobre cada uno

-Me pirran las nuevas culturas.-​Digo dejando 12 piezas de cobre sobre la mesa.-Disculpe hay mesas para los recien llegados? o tampoco lo permiten?

Busco una mesa libre por la taberna donde poder charlar con mis compañeros

No le pongo cara de amigo al tabernero después de esa respuesta...aunque tampoco me enfada, en el fondo, ¿qué esperaba?, ¿que me contestase a mí?, ¿a un extranjero desconocido?

Acompañé a mis compañeros y nos sentamos en una mesa que estaba libre.

-Este se la está buscando.-Pienso con una sonrisa en los labios mientras cojo mi jarra y me siento en la mesa con los demás.-Pena no poder lanzar una bola de fuego y reducir la taberna a escombros.

Una vez sentado con los demás, examino el contenido de la jarra.

-No salió del todo bien,¿verdad?-Susurro sin levantar la vista.

-La verdad entiendo a estos marinos, pero hablemos de asuntos importantes, primero deberiamos tener un centro de operaciones o algo asi.-Hago una mueca-O al menos un sitio donde residir. Busquemos una posada, ya que aqui no somos bien recibidos. Aunque en mi opinión-Digo susurrando- aqui se esconde algo, llamalo intuicion de aventurero.

Le doy un pequeño trago al vino de la casa

Al llevarme un trago de ese vino lo escupo...

¡Puajjj!, qué malo está diantres.

Me parece buena idea, aquí no nos dirán nada, al menos, de momento. Creo recordar que un viajero como yo, me dijo que había una posada...mmm...¿cómo se llamaba?...¡ah sí!, "La pezuña en la boca" - contesté a Stede.

Vayamos allí a solicitar alojamiento, después veremos qué hacemos.

-Puedo intentar averiguarlo.-Susurro mientras simulo beber.-Pero esto puede acabar bastante mal... ¿Qué opináis? ¿Alguno es dado a las palabras bonitas? 

Según os metéis el vino repugnante que os sirvió el tabernero una nausea os invade todo el cuerpo y entonces llegan los vómitos, cuando os giráis os dais cuenta que tenéis cada uno una cubitera dónde podéis echar los restos del vino, del erizo y de las entrañas que os quedan. 

No podéis parar de vomitar durante todo un buen rato y los lugareños se ríen de vosotros a carcajada limpia. 

Uno de ellos le grita al posadero:

Vaya, tres nuevas víctimas eh? Ankus? Y vuelve a estallar en risas. Según os metéis el vino repugnante que os sirvió el tabernero una nausea os invade todo el cuerpo y entonces llegan los vómitos, cuando os giráis os dais cuenta que tenéis cada uno una cubitera dónde podéis echar los restos del vino, del erizo y de las entrañas que os quedan.

¡Venga animaos! Si podéis soportar otra seguro que Ankus os invita a beber durante todo el día. Pero esta vez del vino de verdad. Y nuevamente comienzan a reírse todos incluido el posadero.

-Señores, creo que esto no puede acabar bien.-Susurro mirando a nuestro alrededor.-¿Nos vamos a otro sitio? ¿O preferís quedaros y probar suerte? Por mi parte prefiero salir de aquí cuanto antes.