Partida Rol por web

-Mu... muchas gracias.- Necesitaba un techo. -¿Tenéis algo que pueda comer?

Angelica se despierta, ensaya unos minutos su cara de pena y hambre infinitas y baja a la estancia principal del templo. Aunque no pide un desayuno, se hace notar esperando que le ofrezcan algo que comer antes de salir del templo. Por supuesto, ni siquiera nombra la posibilidad de un pago, convencida de que su actuación ha surtido éxito y los clérigos creen que no tiene ni una sola moneda; algo que, en todo caso, no está tan lejos de la verdad.

El desayuno allí brilla por su ausencia. Una cosa es que dejen dormir a los transebuntes y otra muy distinta es que los abaseteciesen de forma altruista. Así que allí no había nada más que comer...

Cuando se da cuenta de que nadie va a darle de comer, Angelica sale del templo. Se para unos minutos pensando qué hacer, mientras vagabundea por las calles de la ciudad. Finalmente se le ilumina una bombillita en la cabeza y se dirige a dónde se encontraron ella y Barristan con el alcalde el día anterior. Va a tener unas palabritas con ese hombretón.

La chica entra arrastrando los pies en busca de Gerald Isslor para solicitarle alojo. Por lo menos tiene el estomago lleno piensa a modo de consuelo, después de todo lo que ha vivido ese día, una cama no le vendría mal.

Buenas noches- dice - Necesito alojo por esta noche, no tengo riquezas pero en cuanto pueda donare mas de lo que traigo ahora al templo.

Solo es eso señor, necesito descansar - le mira con sus cansados ojos - este día ha sido muy duro, por poco muero a manos de unos bandoleros, y mis amigos han contraído un mal extraño, su cuerpo se llena de a poco con escamas verdes y azules, como si se transformaran en lagartos - le mira inquisitiva luego le pregunta- ¿no ha sabido algo sobre esa extraña enfermedad? Ellos se encuentran en el templo de Pelor.

Entonces descansa, dijo mientras se acercaba a Milkahá y le acariciaba el pelo con gesto paternofilial. Una chica como tú no debería pasar por todas estas penurias. Aquí podrás dormir y relajarte y por la mañana tendrás algo de desayuno. No he oído hablar nada de la enfermedad que comentas, aunque más parece una maldición que eso. Pero podrías decirle a tus amigos que se paran por aquí a ver si yo puedo hacer algo por ellos. Quién sabe... dijo encogiéndose de hombros y verdaderamente preocupado.

Gracias señor - le dijo sonriente dejándose reconfortar por el sacerdote - mañana les traeré aquí - realmente debo descansar.
dicho esto fue en busca de una habitación, una cama, o un rincón donde reposar sus doloridas extremidades y recobrar fuerzas.
Avy salio de su cesta por algunos momentos sin alejarse mucho de Milkahá exploro el lugar donde dormía esta y después de algún rato de olisquear los alrededores se metió de nuevo a su cesta.

Al parecer Milkahá había dormido toda la noche. Se despertó de repente. Tenia cosas que hacer, investigar sobre la enfermedad. Sus amigos seguían esperando por una cura y no podía parar a descansar. Por un momento se sintió avergonzada. Luego fue a buscar al Clerigo Gerald.

Tenía hambre y prisa.

Avy simplemente siguió durmiendo ovillada dentro de su pequeña cesta.

Buenos días. Dijo el clérigo mientras llevaba una taza de té verde bien caliente y un cuenco con varias frutas y frutos rojos. Espero que haya descansado bien, mi señora.

Descanse muy bien mi señor -dice sonriendo- debo agradecer infinitamente sus atenciones, estoy a su servicio y al servicio de nuestro señor Fharlanghn que ha cuidado mis pasos y me ha traído hasta aquí. Dígame ¿hay algo en que pueda ayudarle a usted o al templo? - le pregunta antes de probar bocado, luego come casi todo lo de la charola guardando un poco para Avy.

Me gustaría que pudiera decirme si hay en la ciudad algún compendio de conocimiento o biblioteca, ademas de la deuda que tengo con usted, tengo amigos que me necesitan pasare a visitarles a la catedral de Pelor, después tendré que investigar sobre la enfermedad, por eso necesito de una biblioteca- le platica al clérigo. 

- Yo creo que la mayor biblioteca es la del templo de Boccob, si te dejan acceder a ella, yo creo que es donde más información podrías obtener.

Muchas gracias - le dice la joven al clérigo - traeré a mis compañeros para que los revise y conseguiré plata para pagarle.

La chica sale del templo y se dirige a la catedral de Pelor en busca de sus compañeros, se siente llena de fuerzas renovadas y solo piensa en ponerle fin a ese mal, que le ha desprendido de sus compañeros.