Partida Rol por web

Kranjstar se despidió del sirviente y en un gesto de completa cortesía, hace una leve reverencia Agradecidos estamos por vuestra atención. Hasta una próxima. no había mucho que agregar, así que lo mejor era no darle larga al asunto, había que leer aquella nota, eso era lo único. Bien, marchemos entonces. Es claro que no hay otro lugar en esta ciudad donde podamos ser mas útil, por lo menos en esta noche.

Eh.... bueno, supongo que sí.

No le hacía mucha gracia ir a ese sitio, y hervia de curiosidad por la carta, pero con el lobo ahí, no quería llevarle la contraria a la mujer, que estaba a todas luces desequilibrada.

Filos se esforzo en memorizar las palabras y los rostros por si despues podian reencontrarse y prehintarles si habian si habian visto a alguien dentro de la casa.

Filos siguio observando la casa mientras acariciaba a su familiar. Era en momentos como aquellos cuando disfrutaba de su compañia. 

Jukka va a la puerta trasera, escuchando atentamente para cerciorarse antes de entrar, trata de abrir la puerta. En caso de no lograrlo tocara la puerta.

Las calles cada vez más vacías enervaban los nervios de Filos, que, paciente, seguía pululando por la plaza. De vez en cuando pasaba algún ciudadano, ocupado en sus cosas. Filos no podía dejar de pensar en lo fácil que sería para él abatirlo y llevarse todo lo que tuviera de valor. Quizás con lo que se sacara podría cenar y dormir decentemente aquella noche.
 

Con un poco de soltura, paciencia y maña. Lograr abrir la puerta trasera de la casa. Ahora el problema vendría en esconderse y pasar suficientemente desapercibido como para que nadie se de cuenta de que te has colado dentro de la casa.

Jukka toma sus precauciones para entrar, revisa con cautela el lugar y busca lugares donde ocultarse y poder colarse lo mas posible dentro de la casa sin ser descubierto. Camina con pasos cuidadosos hasta donde pueda escuchar si alguien anda cerca.

Mientras estaba tratando de colarte en la mansión de los Licorambarinos, hiciste crujir una de las maderas del suelo del pasillo. No llegó a ser excesivamente sonoro el ruido, pero sí como para que alguien se alertase. Pudiste escuchar los pasos casi silenciosos de alguien que llegaba hasta donde te encontrabas. Afortunadamente, para cuando aquel sirviente llegó hasta tu posición, tú ya te habías escondido detrás de un armario. ¡Por muy poco no te había visto!