Partida Rol por web

Mejor que aquel escuchimizado elfo no le diera la mano si no quería que le estuviera doliendo todo el día. Era una mujer ruda y fuerte y la debilidad en los varones era algo que no llevaba bien.

- Hasta la noche tenemos tiempo para ir a echar un vistazo.- Contestó al clérigo de Pelor que parecía querer volver al cobijo de las faldas de Lira.

¿Entrar? Argot parecía incómodo con aquel plan, no estaba muy por la labor de arriesgarse. Ya había sufrido bastante en aquella ciudad como para entrar dentro de una casa en la que había oído que ya habían robado antes. Será mejor que entres tú, yo prefiero vigilar, se me da muy bien escuchar y tengo una vista de lince, podría vigilar si alguien viene, e incluso darte una voz o silbar si se acerca alguien. Estaba claro que el mediano no estaba dispuesto a adentrarse en la mansión.

Zarus sonrió a las del mediano Bien, pero entonces lo primero será indagar sobre quienes están adentro y cualquier posible contingencia dice para de inmediato acercarse a la casa y tocar la puerta en plan de buen devoto.

Una vez que alguien le atienda Saludos buen hombre, el templo de Pelor le saluda... Estoy a acá para darle la oportunidad en este día de hacer parte de una buena causa. Nuestra fe pasa por terribles momentos y pedimos a los ciudadanos de bueno corazón que aporten su ayuda. Podría colaborar con algo de dinero, alimentos o cualquier otro utensilio que ayude a la mejoría de personas que llegan a nuestra catedral para ser atendidas. Zarus parecía bastante convencido de su discurso, al fin y al cabo solo una pequeña parte era mentira.

Kranjstar devuelve el saludo con toda la cortesía del caso, luego atiende a Lictea tratando de adivinar que se le estaba pasando por la cabeza, en todo caso, el clérigo debía evitar que se metiera en problemas o que hiriera a alguno en su camino.

Y que propones hacer hasta entonces? Pregunta con todo respeto a la chica-lobo.

Luego pareció distraerse con la llegada de Zarus, el escuchar lo que dijo sencillamente le hizo extrañarse mucho. Que pretenderá? La curiosidad era apenas necesaria, a aquel chico actuaba en algunas ocasiones de forma extraña.

-Tú guías, Lictea. O Lico, no sé. Yo os sigo, a ver si encontramos algo interesante -dijo el bardo reforzando lo dicho por la "loba".

Estaban en el campo, no en la ciudad, aquí mandan los druidas, no los artistas. Daélric se armó de paciencia y se dedicó a contemplar el paisaje, tratando de permanecer apartado para no incordiar a su compañera de andanzas y borrar algún rastro por descuido.

Cuando se les acerca el desconocido "representante del templo de Pelor" le mira con curiosidad y le sale al paso para que no moleste a Lictea:

-Saludos, saludos. ¿Del templo de Pelor dice? Precisamente venimos de allí. Tiempos malos en verdad, maese... -dijo el bardo, dejando hueco en su frase para que el desconocido se presentase.

Una especie de niño parecido a una mezcla entre un mediano y un gnomo abrió la puerta de la mansión de los Licorambarinos. El sirviente escuchó las palabras y las plegaras del clérigo que venía a pedir. Somos conscientes de la situación en la que viven los siervos de Pelor, pero también son conscientes ustedes de las penurias que están pasando mis señores. ¡Además, ya saben que recientemente nos han robado! Dijo mirando por si alguien más podría escucharle y después callándose para no seguir hablando al ver que había más gente allí. Dudo que mi señor tenga algo que aportarles, pero en cualquier caso le diré que han venido y que se pase por la catedral cuando llegue. Muchas gracias por la labor que están haciendo. Dijo el sirviente cerrando la puerta tras haber atendido al "clérigo".

Argot se quedó esperando la respuesta de Zarus. Tenía interés por ver cuál era su próxima idea.

Cuando la puerta estaba a punto de cerrarse, Aerion colocó el pie en ella para evitar que se cerrase.

Amigo, en realidad, no todos estamos aquí por el templo o para pedir limosna, si no para ayudar.

Un plan empezó a cuajar rapidamente en su mente.

Verá, tal vez podamos descubrir algo de su ladrón e incluso ayudarles a recuperar sus cosas. Tenemos buen olfato para estas cosas. Dijo señalando al lobo de manera disimulada.

Zarus escucho atentamente las palabras del mediano-gnomo, dejando ver en su rostro un gesto apesadumbrado por la noticia que le daba, claro que era mas por ganar empatía con el pequeño sirviente Si, es comprensible... En verdad lamento escuchar tan malas noticia, esperemos que la justicia llegue pronto y puedan recuperar lo suyo. dice en despedida, Zarus no tenía intención de alargar mas la conversación y aquel sirviente parecía decioso de no cruzar mas palabras, pero un extraño sujeto detuvo el cierre de la puerta para hacer una interesante propuesta...

En todo caso, estaba claro que aquella familia había tenido una perdida, pero tendrían ellos algo que ver con lo de la extraña enfermedad? Zarus se mantuvo donde estaba siguiendo observando al interior de la casa de forma disimulada, también había que sacar el espacio para recolectar mas datos sobre esta familia de voces de Lictea y sus compañeros.

Lictea empezaba a impacientarse y eso no podía llevar a nada bueno. Miraba al pajarillo para que tomara una decisión.

- ¿ Y bien?- Ella no tenía dinero para salir fuera y volver a entrar así que dependía de su compañero.- Si quieres que vayamos a echar un vistazo fuera, a los campos, tendrás que soltar la pasta.- Después miró a Kranjstar.- ¡Y tú! Podías pagarme tú el impuesto después de haberos llevado caza esta mañana, desagradecidos.- Ni caso habían hecho a Lictea con las movidas que tenían lugar en el templo cuando les había llevado una buena cantidad de recursos.

Dinero... Aquella idea hizo supirar al profundamente al clérigo mientras se encogia de hombros en un gesto de resignación Yo he sido asaltado por unos maliciosos chiquillos, es casi nada lo que me queda... Si queremos economizar lo de la entrada a la ciudad, será mejor solicitar la recidencia. Dice con igual resignación.

¡Guardias, guardias! Comenzó a gritar el sirviente. Eso de que Aerion no le hubiera dejado cerrar la puerte se lo tomó como un tipo de amenaza o algo. Sus intentos de diplomacia habían sido un completo fracaso y provocaron que aquel mediano/gnomo se pusiera más nervioso de lo que en un principio ya estaba. ¡Auxilio! ¡Guardias! Gritaba una y otra vez.

Zarus intenta interseder ante un posible mal entendido Creo que ese tipo de cosas será mejor que las trates con el señor de la casa, veras que aquí se respira mucha tensión, este amable sirviente ya ha explicado los impasses que ha tenido la familia. Dice en tono conciliador para calmar un poco los ánimos, aunque claro que a Zarus le interesaba saber cuantos guardias se movían al interior de la casa.

Aerion retiró el pié rapidamente, el estupido sirviente estaba paranoico y con ese tipo de gente no se podía hablar.

Tranquilo, tranquilooo ... cómo se pone la gente de ciudad, a la minima gritan como mujeres... Tras mirar a la druida carraspeó para corregir su comentario. Mujeres debiles e indefensas quiero decir.

-Vale, vale, de acuerdo, yo me hago cargo. Vamos a esos dichosos campos. No es que me haga mucha ilusión lo de ir fuera de la ciudad, pero al menos respiraremos algo de aire limpio -concedió el bardo a la druida- Kranjstar, ¿vienes?

Fue en esos momentos cuando el sirviente se puso nervioso y se puso a gritar. El instinto de supervivencia ciudadana se impuso rápidamente a sus instintos de convivencia y civismo, prefiriendo poner tierra de por medio con los problemas. La guardia no era gente precisamente amable y "suave" en su trato, era mejor escampar.

-¿Vamos? *¿Ahora?*