Partida Rol por web

-Si tenéis suerte y podéis conseguirme una armadura os lo agradecería.-Digo dejando que se vayan.-Id con mi bendición.

Acto seguido comienzo a planear con Russell nuestro siguiente paso. 

-¿Dónde crees que deberíamos ir?-Pregunto antes de salir.

Finalmente el grupo decidió separarse y acordaron volver a verse al anochecer. pero el sol aún estaba en lo más alto del cielo y quedaban muchas horas para que llegara aquel momento.

Se despidieron del grupo y se desearon sus mejores deseos.

Por un lado se marcharon Intissar, Zarus y Layla y por el otro lado quedaron Russel y Amber.

-Quizás debiéramos ir a visitar aquel templo del que nos habló la sacerdotisa- le digo a Amber.- Me gustaría ver cuánto ha progresado ese culto, y tendríamos información precisa e lo que está ocurriendo fuera del templo de Pelor.

-Perfecto.-Digo mientras le tiendo una de las túnicas para que se vista si lo necesita.-En cuanto estés listo emprendemos la marcha.

Una vez se ha vestido, dejo el resto de túnicas donde las encontré y me despido de la sacerdotisa antes de emprender la marcha.

Esta impresionante catedral se alza sobre los edificios colindantes, y quizás sea la estructura más alta de todo Tormentos Cristalinos. Desde luego, es uno de sus rasgos más impresionantes. Los muros de piedra blanca de la catedral se elevan casi 100' sobre el nivel del suelo, y la gran cúpula de metal rojo y naranja que remata su estructura cuadrada añade otros 50' más a su altura. El radiante símbolo dorado de Pelor adorna los muros del templo, proclamando su fe con orgullo y sin sombra de duda. Pero a pesar de su grandiosa apariencia, el edificio parece un tanto abandonado e incluso algo sucio.

A los pocos minutos llegaron al templo dedicado a Pelor (nº8), majestuosamente decorado dada la importancia que tenía entre parte de la población de la ciudad. Entre aquellas gentes podías encontrar cualquiera que creyera en la palabra de Pelor y confiara en su "infinita" ayuda.

No era el caso de Ethan, el cual no tenía un dios claro a quién dedicarle sus oraciones. Más bien, la vida le había enseñado a no confiar demasiado en seres que no sabía si realmente existían...

Entraron en el edificio y el bárbaro se dirigió al primer sacerdote que se topó en el camino.

-Perdone... estamos buscando a un hombre que, posiblemente, hubieran traido hace unas horas a este templo. Su nombre es Anmeh y es el encargado de una especie de museo de extrañas criaturas cerca de aquí. El museo estalló en llamas y creemos que podría haber llegado aquí para sanar sus heridas provocadas por el incendio. Sabe donde podemos encontralo?

- Está usted en lo cierto. Anmeh está aquí. Pero el hombre quedó tan exhausto por lo que vivió que ahora mismo se encuentra tan agotado que no puede hablar con nadie. No sabemos muy bien lo que le pudo haber sucedido, pero por su aspecto y por las quemaduras que presenta parece que ha tenido algún tipo de shock. Quizá mañana podáis hablar más tranquilamente con él. Imagino que regresará al Salón, aquí tampoco puede estar mucho más tiempo...

Era un contratiempo que a nuestro hereo le fastidiaba pero entendia la gravedad del asunto asi que no salio de su boca otra cosa que:

Lo lamentamos mucho esperamos que se recupere...

(pese a su fastidio)

Dirigiendome al grupo

Mientras se recupera podriamos ir al gremio de escribas, creo que no nos digeron exactamente donde podriamos preguntar a este monje haber si nos podria dar una direccion exacta

La propuesta de Kung Fu la encontró muy acertada. No era momento de perder el tiempo esperando a que Anmeh se recuperara y poderle preguntar sobre sus posibles "enemigos".

-Estoy de acuerdo, Kung Fu, así podremos averiguar algo más sobre esa moneda maldita.

Y esperó a que su compañero preguntara al monje sobre la situación del gremio de escribas.

¿Y sería mucha molestia si nos indicara el camino hacia el gremio de los escribas? Vendremos luego a hablar con el señor Anmeh

Paseo la mirada por el extraño grupo sin acabar de creérmelo .De verdad íbamos a renunciar a nuestros planes solo por lo que nos décia un monje de tres al cuarto?.Observo las aciones de mis compañeros esperando ver un iindicio de plan oculto.

Esta impresionante catedral se alza sobre los edificios colindantes, y quizás sea la estructura más alta de todo Tormentos Cristalinos. Desde luego, es uno de sus rasgos más impresionantes. Los muros de piedra blanca de la catedral se elevan casi 100' sobre el nivel del suelo, y la gran cúpula de metal rojo y naranja que remata su estructura cuadrada añade otros 50' más a su altura. El radiante símbolo dorado de Pelor adorna los muros del templo, proclamando su fe con orgullo y sin sombra de duda. Pero a pesar de su grandiosa apariencia, el edificio parece un tanto abandonado e incluso algo sucio.

La propia catedral es básicamente un gran espacio abierto interior, que consiste en un púlpito central rodeado de numerosos bancos. Sus grandiosos ventanales mantienen el interior bien iluminado durante el día y, por la noche, un enorme símbolo sagrado de Pelor suspendido de la cúpula irradia varias llamas continuas. Con la oscuridad, el resplandor de este símbolo brilla como un faro a través de la cúpula de metal, convirtiéndola en un punto de referencia de noche igual que de día.

Se asienta en un complejo amurallado que también actúa como hospital de la ciudad. Varias residencias de enfermos se alinean en el muro oriental; los ciudadanos enfermos o heridos convalecen aquí bajo el cuidado de los sacerdotes de la iglesia. Hasta hace poco, estos cuidados se cobraban a precios muy razonables, pero la mala racha que atraviesa a iglesia ha obligado a los sacerdotes a subir sus tarifas.

Raellia avanzó por aquel sector de la ciudad, hacia la catedral de Pelor. Verdaderamente, la visión le inspiraba una mezcla de dolor y felicidad. 

Por una parte, era consciente de los ciudadanos heridos y enfermos, que eran atendidos allí. En cierto modo, un pozo de miseria, donde se agrupaban aquellos que no podían permitirse un servicio personalizado en su residencia. Aquello le atenazaba el corazón.

En cambio, también era consciente de que, junto a toda ésa miseria, había hombres buenos que se ocupaban de aquellas pobres almas. Sacerdotes del dios del Sol, que extendían su obra, y trataban de hacer de éste un mundo mejor, y de ayudar con sus servicios. 

Aquello sólo reforzó su convicción. Las respuestas que necesitaba podían estar aquí. Y aunque no fuera así, quería ofrecer sus servicios como paladín e intentar ayudar, y seguro que allí podría hacer algún bien. Así que, sin esperar más, entró en la catedral, en busca de algún sacerdote al que plantear sus dudas. Pero lo primero era lo primero. Honró la figura de Pelor, y le dedicó una breve oración, y otra a su patrón Heironeous para poder repartir justicia.

Una vez completados los rituales, reanudó su tarea de búsqueda.  

Te diriges a uno de los clérigos cuando una mujer rubia de cara triste se acerca ante ti y con un gesto hace que se retire el clérigo.

La mujer te sonríe a pesar de que ves en su cara como le cuesta horrores hacerlo mientras te mira hacer tus rituales de adoración a Pelor. Después te mira a los ojos y sin quitar esa sonrisa que te estaba poniendo te asiente con la cabeza y te dice:

- Bienvenida a la Casa de Pelor. ¿En qué puedo ayudarte?

-Saludos, y gracias por la bienvenida. Soy Raellia Filosolar, una paladín... estoy aquí primeramente para presentar mis respetos y ver si hay alguna tarea que hacer, ya que soy nueva en la ciudad y me gustaría trabajar para mantenerme y ayudar al resto. Y además, tengo una búsqueda personal que quizá pueda resolverse con la ayuda de los clérigos del gran Pelor. 

Miró a la mujer mejor, y dijo:

-Noto que algo le aflige... ¿puedo ayudar? Si está en mi mano, no dude que lo haré. 

- Tus palabras te honran, joven paladina, mi nombre es Lyra, Lyra Ivessa y soy la suma sacerdotisa de esta catedral. Antaño esta era la primera fe, casi la única que practicaban todos los miembros de esta ciudad. Pero ahora parece que los fieles han decidido tomar otros caminos y muchos se han marchado a la fe del dios Kord. 

Aunque... por unos momentos Lyra se queda callada y no dice absolutamente nada, se queda mirando a la cúpula y una leve luz parece iluminar su mirada, solo por un instante, como si se hubiese dado cuenta de algo.

Aunque no creo que sea todo culpa de Néstor, el sumo sacerdote de Kord, creo que la verdad está en que muchos de mis seguidores están siendo convertidos por alguna fe rival. He oído rumores de que se esconden bajo la tapadera de algún local. No tengo ni idea de por dónde buscar a este nuevo culto, y no creo que atosigar a la gente que ha dejado mi rebaño sea la mejor opción, ya que sino, seguro que no volverán.

No puedo darte más pistas. Es todo lo que sé. Así que si logras enterarte de algo, te lo agradecería.

Y no solo es eso... los problemas parecen llamar a la catedral de Pelor, tenemos esto lleno de heridos, algunos aventureros ya han venido a ayudarme antes, pero no me traen buenas noticias y empiezo a creer que cuanta más gente nos ayude será mejor. Recientemente hubo dos extraños incendios en dos edificios de la ciudad. Uno de ellos quemó la posada de Lankus y todo quedó en ruinas, por otro lado, el otro incendio quemó el salón de Anmeh y ahora ambos se encuentran bajo mi techo. Estoy esperando a que se recuperen, pero a los pobres ya no les queda nada... 

-Verdaderamente son muchas desgracias, suma sacerdotisa-dijo Raellia, escuchando atentamente-me gustaría ayudar en lo que sea posible... decís que otros aventureros han intentado ayudar también al templo, ¿no? Si pudierais decirme donde localizarlos, quizá podríamos unirnos y ayudar con los problemas que aquí se presentan.

Aunque esperaba una respuesta, añadió:

-También estaría bien hablar, si fuera posible, con los dos dueños heridos, quizá sepan por que ocurrió lo de sus tabernas y se pueda hacer algo... aunque sea para que otros no resulten heridos.

- Realmente los aventureros que decidieron ayudarme no sé donde se encuentran ahora mismo puesto que están investigando por la ciudad, así que no te podría decir... Y en cuanto a Lankus y a Anmeh ahora están cansados pero el suceso que ocurrió dudo mucho que tenga algo que ver con ellos, o que sepan el porqué, me parece que les pilló tan de improvisto como al resto de personas que estaban en el lugar.

Siento no poder serte de más ayuda. Aunque en las dependencias hay uno de los aventureros, se encontraba algo mal y estaba descansado, pero creo que ya se encuentra mejor...

- Mira ven.

Lyra te lleva hasta las dependencias de un elfo y allí le toca en un hombro moviendole.- Eh, Phenios, ¿te encuentras mejor?

- Eh, Phenios, ¿te encuentras mejor?

Raellia siguió a la sacerdotisa, quizá aquello podría significar el primer paso relevante en aquella ciudad. No pudo evitar preguntarse que clase de aventurero tendría delante en unos instantes, como sería, a qué se dedicaría... No se planteó preguntas sobre su alineamiento, ya que supuso que si vino a ayudar a la catedral no podría ser mala gente.

Finalmente, allí estaba... un elfo, tumbado. Esperó por cortesía a que respondiera a la sacerdotisa, y entonces se adelantó:

-Saludos, amigable aventurero. Mi nombre es Raellia, soy una paladín que acaba de llegar a la ciudad, y buscaba ayudar a la catedral. Es un buen sitio por el que empezar, ¿no? ¿Cual es tu nombre? ¿Y tú historia? ¿A qué te dedicas? ¿Estás herido? ¿Cómo ha sido tu estancia en la ciudad?-Entonces, se dio cuenta de que se estaba comportando un poco como una niña pequeña, preguntando muchas cosas seguidas de manera entusiasmada, y se contuvo sonrojándose levemente-siento mi ímpetu.