Partida Rol por web

-Perfecto.-Digo al escuchar a los demás.-Yo voy a preguntar en el templo si pueden facilitarnos algo, venid si queréis. En cuanto volvamos vamos a ver al herrero, ¿Os parece bien?

Dicho esto, me encamino a ver a la mujer que antes nos pidió ayuda con la esperanza de que nos devuelva el favor.

-Sí- le digo a Amber,- me gustaría ponerme unos pantalones antes de buscar una coraza...

Amber regresa con algunas túnicas y algunas mudas viejas que puede darle la suma sacerdotisa de Pelor. Por lo demás no tienen mucho que poder ofrecerles, ya les cuesta mucho mantener los costes de los heridos, de las curaciones y de la Catedral, como para poder ir dando algo más. Se encuentran en una situación muy precaria y lo único que pueden daros es algo de ropa para cubriros.

Cogí una de las túnicas y dije:

Lo primero que debemos hacer será tomar un papel en esta ciudad...

Fui a un cuarto para vestirme y tras un tiempo dentro sali ya vestida... Entre mis ropas y una túnica de sacerdotisa había creado un conjunto bastante atrevido...

Miro a los demás y dije: Creo que una bailarina estará bien...

Miro a los chicos y digo: Toda bailarina necesita de un hombre que la defienda así que ya tenemos dos papeles conseguidos...

Podriamos formar un supuesto grupo de espectaculos de danza en la calle que decis???

La sacerdotisa volvió con túnicas y ropajes desgastados, Layla no espero mucho para hacerse a una idea de que hacer con eso. Zarus no creyó necesario preocuparse mucho por como iba vestido, su vestimenta esta algo sucia por el polvo y el humo del incendio de la noche anterior pero estaba intacta, aunque parecía buena idea cambiarla. 

-Ya llevo días con esto puesto- sutilmente se intenta oler -Pero es tan comodo! en realidad me molestaría no tener puesto algo similar. Todo es culpa de esos estupidos magos! -la rabia se dibuja en su rostro mientra su mano empuñada se agita cerca de su pómulo derecho- no crean que se me olvidara este mal rato que me han hecho pasar. PEro de momento nada puedo hacer- descasa sus brazos y baja la cabeza en son de resignación.

El duelo interior de Zarus fue interrumpido por una esplendorosa figura femenina, solo cuando la escucho hablar pudo caer en cuenta que se trataba de Layla. Algo comenzó a andar mal con su habla y con el resto de sus procesos de pensamiento, estaba realmente estupefacto ante la belleza de Layla. Intenta volver nuevamente en sí

-Y yo que pensaba que había superado esto. ¿En realidad sera humana? No e normal que solo por verla me paralice así. Vamos, contrate! pensara que eres un idiota, o pero aun que eres un pervertido- agita la cabeza  vigorozamente de izquierda a derecha y viceversa manifestando la negativa para sus ideas. 

Tomo una de las túnicas y me retiro a vestirme dejando las demás en un montón para mis compañeros. Nuestras nuevas vestimentas no son gran cosa, pero son algo al fin y al cabo. 

Una vez acabado esto, vuelvo junto a Intissar. 

-Muy bien. Esto es cuanto he podido conseguir... espero tener más suerte con el herrero.-Digo con cierta pena.-La idea de tu hermana no está mal... pero nos arriesgamos a que nos reconozcan. ¿Qué opinais los demás? ¿Cómo creéis que será más fácil conseguir algo de dinero?

Tras pensarlo unos segundos, Intissar concluye:

-La verdad, Amber, es que no tengo ni idea y supongo que no hay muchas formas legales de conseguir dinero en tan poco tiempo. Sólo se me ocurre intentar que mi amigo nos pueda fiar algo y permitiros tener algún arma, aunque no puedo prometer nada.

La otra opción es ver cuánto reunimos entre todos y ver qué se puede hacer.

Aun con su boca entre abierta a causa de la bella Layla, Zarus escucha a sus compañeros hablar de un tema que le movía el inconsciente: Dinero, el que durante cierto tiempo vivió en las calles comprendía de sobra lo necesario que era y se vio forzado a aprender una que otra artimaña para conseguirlo, pero nunca dejaba atrás sus "principios"... Solo lo necesario y a quien pareciese necesario, aunque por alguna extraña razón cada vez le parecía mas necesario.

Zarus saca de su bolsillo una pequeña cajita -Esto podría servir si a quien se lleve no le importa de donde ha salido- abre la caja mostrando una hermosa joya, un anillo -También tengo algunas monedas que encontré por hay, las dejo olvidadas un indesiable que no quiero volver ni a ver, son como unas 150 monedas de plata ¿Servirán de algo no?- dice dejando ver una bolsita regordiada por las monedas en su interior. Igual le daba quedarse con eso o no, no era ambicioso, no de momento, si robo eso fue porque le cayeron demasiado mal aquellos dos tipos. Ademas el anillo nunca fue suyo, ya tenía su dueña. 

De nuevo la brillante mente de Zarus nos sacaba de un aprieto...

Corrí hacía él y le dije tras dale un beso: ¿Porque será que siempre me sacas de apuros?...

Miro las manos de Zarus y veo la cantidad de dinero y el anillo que nos ofrecía y le dije: Creo que tu aportación es demasiado generosa... si quieres ayudar en la causa no seré yo quien te lo impida... pero creo que deberias quedarte con algo por si algo va mal...

No quisiera que apostaras todo al caballo perdedor...

-Si todos actuamos unidos, Layla, no podemos ser derrotados.-Digo con una sonrisa optimista.-La justicia está de nuestro lado.

La generosidad de Zarus no conoce límites... pone las escasa monedas que posee al servicio de la causa de unos completos desconocidos. Es más que loable. Tales muestras de generosidad y valor me llevan al convencimiento de que triunfaremos.

Sólo nos queda el silencioso Russell.

Había estado más pendiente de combinar unas ropas viejas de colores desteñidos con mi calzones de cama. Un jubón de colores extraños y un chaleco de cuero viejo con unas calzas desfasadas son mi nueva vestimenta. Para cuando vuelvo a atender al resto veo aquel montón de monedas en las manos de Zarus.

-Vaya, creo que si podré comprarme un escudo decente- le dije palmeándole la espalda.- Prefiero no saber de dónde ha salido.- Y entonces reparo en la vestimenta de Laila. Me quedo sin palabras. Creo que me he puesto colorado... Trago saliva y miro a Amber.- ¿Y ahora a dónde? Tengo entendido que Diomar busca aventureros para ir a las marismas o al bosque. Sería un punto de partida para conseguir algo más de efectivo.

-Una cosa que se me acaba de ocurrir.-Digo procurando que todos me oigan.-Es investigar las causas de que el templo esté tan vacío. Si conseguimos que los fieles vuelvan al templo, seguro que nos recompensan con la generosidad suficiente como para poder adquirir las armas y armaduras que necesitamos. Además, conseguiríamos que la ciudad nos viese con buenos ojos, lo que puede generar más aliados para nuestra lucha. La única pega es el tiempo... deberíamos darnos prisa para poder hacerlo en dos días, pero si nos ponemos ya con ello... no creo que tardemos más de ese tiempo, y puede reportarnos el oro que necesitamos...

El repentino beso de Layla termino de trastocar al pobre Zarus quien quedo por completo enmudecido y luego de eso parpadeo un par de veces como si estubiese procesando lo sucedido. -Jeje... no ha sido nada- dice con la mirada enterrada en el suelo, para no dejar ver lo sonrojado que estaba.

Lo de quedarse con algo, de momento, no le parecia necesario. Sabia como obtener mas se le era necesario.

-Separémonos- parezco más convencido de lo que estoy.- Vosotros -señalo a Zarus, Layla e Intissar-, id a ver a tu amigo y nosotros investigaremos el caso del templo. Nos veremos aquí al anochecer y nos pondremos al día de los resultados de la investigación. ¿Qué decís?

-Si así lo deséais os mostraré el camino. -Dice Intissar con el rostro serio, aunque por dentro, cierto regocido recorre su cuerpo. La venganza ha comenzado, veremos cómo termina.

Parecía estar decido el hecho de tomar caminos diferentes de forma temporal. Zarus asiente con la cabeza a las palabras de Russell para luego ponerse al pendiente del camino que india¡caría Intissar. Aunque no podía estar del todo concentrado, cierta figura femenina aun el tenia el pensamiento nublado.

Intissar da un último vistazo a los que parece serán sus nuevos compañeros, empezando por los que se quedan, ante quienes inclina ligeramente la cabeza a modo de despedida, mientras indica a los otros dos que le sigan.

Los tres salen de la catedral en dirección a la casa de su viejo amigo herrero. Quizás él nos pueda proporcionar algo de material.

Me pongo cerca de mi hermano y digo al resto: Entonces nos vemos después, chicos...

Sigo a mi hermano hasta el lugar que quería llevarnos...