Partida Rol por web

Tomas la dirección que te dan para llegar hasta el hogar de Desthen. Finalmente te encuentras frente a su puerta. Era un buen momento para plantearte que es lo que ibas a decirle antes de llamar.

Aire meditó justo antes de llamar. Acarició a Aristóteles, que la miró croando. Era posible que fuera un mago muy poderoso y que la apresara con facilidad. O que sólo fuera un estúpido que jugaba con la magia y no sabía qué había hecho.

Lo mejor era intentar hacerse la interesada por sus obras. Llamó a la puerta y esperó a que la abrieran.

Hoooooolaaaaaa. He estado en el Museo y me han dicho que tú eres el gran autor de las estatuas. ¿Sabes lo que te digo? MA-RA-VI-LLO-SAS. ¡Me han encantado! ¡Qué arte, que personalidad! ¡Lo tienes todo! Estoy muuuuuuuy interesada en tu obra, ¡me encantaría ver más! Por eso he venido hasta tu dulce morada, para que me enseñes todos tus trabajos.

El mismo Desthen abre la puerta y sonríe ante las bellas palabras de la hechicera.

¡Vaya pues muchas gracias por tus palabras! Pero la verdad, todas las obras que hago en seguida las envío al museo, así que allí las tienes todas expuestas! Quizá Merrin te haya dado mis señas, pero si lo que quieres ver son mis obras, hable con él y pregúntele a quien se las ha vendido para que pueda apreciarlas en todo su interés. Muchas gracias.

¿De verdad? ¡Oh, qué lástima! Pensé que en su casa guardaría las obras más perfectas para un público que, en realidad, sea capaz de diferenciar un simple cristal tallado de un perfecto diamante. Pero bueno, supongo que tendré que ir al museo y quedar privada de sus maravillosas explicaciones.

- Está bien. Espero que le gusten. ¿Quiere alguna cosa más?

No, nada más dijo Aire dándose la vuelta y moviendo sus caderas sensualmente. A unos pasos de allí se detuvo, giró la cabeza y sonrió al hombre. Volvió a girarse y se puso de morros. No había conseguido entrar en casa de ese hombre, que era su intención. Siguió andando hasta que escuchó cómo se cerraba la puerta. Entonces salió corriendo

Tomais la dirección que os da Aire hasta el hogar de Desthen. Finalmente os encuentrais frente a su puerta. Era un buen momento para plantearos que es lo que ibais a decirle antes de llamar.

Entonces, esta es su casa? cuentanos aire, que fue lo que le dijiste exactamrnte la anterior vez que viniste?- Tirk queria saber que había fallado lanvez anterior, porque aire no habia podido entrar en la casa, asi podrian hacerlo mejor, tebian que conseguir pruebas contra aquel hombre, que si hacia lo que ponia en la carta era malvado.

Mientras Aire se bajaba un poco el vestido para remarcar el escote y se soltaba unos pocos de sus cinturones del vestido para mostrar la pierna, habló con Tirk.

Me hice pasar por alguien con mucho dinero que admiraba sus obras. Le dije que me enseñara lo que tuviera dentro, pero me dijo que todo lo que hacía lo llevaba directamente al museo. Me insinué y no me hizo caso. ¿Algún plan mejor?
 

Tirk se quedo pensativo un rato- y as ido al museo a ver si de verdad tiene alli las estatuas? con la carta que tenemos, si encontramos a alguien que se suponga haya desaparecido, y tenga una figura que sea real, seria una buena prueba. Por otro lado tal vez sea presentarle un modelo que sea dificil de conseguir, y yo estoy seguro de llamar su atencion si hablamos con el en un sitio que no sea publico.- Tirk miro a Aire- crees que nos dejara pasar si le dices que la razon para ver su trabajo es contratarle para uno?

Lydia había estado pensando en aquel problema desde antes de que Aire lo comentase, motivo por el que había estado tan callada.

-Vayámos a un callejón cercano, no nos conviene que puedan vernos aquí parados. -dijo en un tono autoritario repentinamente.

Mientras se alejaban* Lydia miró a ambos.

-¿Tenéis alguna prenda de vestir vieja que pueda servirme para hacerme pasar por una pobre de las calles? -dijo en voz baja.

Aire asintió a las palabras de Tirk.

Sí, sí, sí, sí. En el museo hay muchas estatuas. Y yo creo que ese hombre no es bueno, ¡no señor! Y si mi instinto de diosa lo dice... ¡Es que es verdad! Para ella, eso era más que una prueba irrefutable. Ese sentido jamás se podía equivocar. Comenzó a dar pasos hacia la puerta cuando a Lydia les pidió que la siguieran. Sin plantearse nada, Aire giró y la siguió, olvidando momentáneamente sus intenciones.

Yo no tengo más que la ropa que llevo puesta, pero... ¡Seguro que por aquí hay! dijo, y se puso a buscar.

Tirk tambien siguió a Lydia, y cuando esta les pregunto por ropa, tirk busco entre sus cosas- aqui tienes, es la ropa que vestia ayer, la use para todo el viaje, no he tenido tiempo de lavarla ni de arreglarle las partes desgastadas, tal vez te sirva, aunque ayer hizo calor. - tirk sabia que tras el viaje de ayer a la ciudad y pasar el dia en ella, con elsol que hizo, su ropa debia de estar algo sudada, pese a que la habia tendido en su habitación para que esta se aireara. -que quieres hacer?

-Gracias Tirk, -dijo Lydia con una sonrisa mientras tomaba la ropa que le tendía el joven- te la devolveré en cuanto pueda.

-Sobre la idea... bueno, me haré pasar por una joven sin hogar para tratar de hacer de cebo. -forzó una sonrisa mientras decía esto- Si entro y no salgo... pero aparece una estatua de mi... bueno... Lyra y otras personas podrán reconocerme con gran facilidad, y lanzándome el contraconjuro quedaría al descubierto toda su fachada de "artista". Y si en verdad es un artista y todo esto no es más que un malentendido, pues solamente posaré unas horas a cambio de algo de comer y ambos quedaremos bastante contentos... yo aliviada más bien.

-Que? no, no puedo dejar que arriesgues tu vida asi, y si luego no pueden volverte a la normalidad?, cierto, seria una estatua preciosa, pero prefiero poder hablar contigo, y hacer cosas contigo, no puedo pasear con una estatua, ademas es mi ropa, deberia ir yo, prometi que te mantendria a salvo.- Tirk parecia nervioso, sin duda estaba preocupado y no queria que a Lydia le pasara nada

¿Quieres hacerla feliz otra vez, Tirk? ¡Qué generoso! comentó Aire tras las palabras de su compañero. Observó en la distancia la situación. Ella era partidaria de presentarse allí y desplegar sus poderes divinos contra ese hombre, pero sabía que no la dejarían. Pero una duda le asaltó.

Si al hombre del templo le convirtió porque sabía su secreto... ¿No sería más seguro entrar gritando en su casa?

-No voy a dejar que tú vayas en mi lugar, Tirk. -dijo Lydia muy seria- Además, estoy segura de que si acabo convertida en estatua, antes de un día ya me habríais liberado de nuevo. -agregó haciendo asomo de una tímida sonrisa.

-No es lo mismo, Aire. Si convierte en estatua a una persona de la que cree que nadie echará en falta y que nadie reconocerá, no tendrá reparos en presentar públicamente la estatua como su primer paso de las figuras de animales a las humanas. Es entonces cuando alguien con autoridad, como Lyra, me reconocería y podría pedir a las autoridades que lanzasen el contraconjuro sobre mi para comprobar la historia. -explicó a la mujer- O... esa es la idea...