Partida Rol por web

A Huesos no le gustaba nada lo que escuchaba de Mollie Marcas. Seguramente los hombres que fueron a tratar con los trasgos no fueran más que un puñado de campesinos pero una docena o más era una buena cantidad. Y ellos, los flamantes salvadores del Acantilado Verde, no eran más que tres.

- Sí.- Asintió dándole la razón a Filos. - Habrá que interrogar al prisionero. ¿Tienen algún sitio discreto donde podamos hacerlo? Estas cosas....bueno, suelen ser delicadas.- Suponía que la mujer no era tonta y entendería que un interrogatorio era un asunto poco agradable de ver por la mayoría, además de que podía ser muy ruidoso y pringoso. Huesos ya se estaba remangando la túnica dejando ver unos brazos tan delgados que la piel parecía pegársele a los huesos.

- Creo que no tenemos prisa Filos, ve tranquilo.- La mirada de Huesos se entorno para escrutar de nuevo al Pelorita. Sería mejor que él no participara en el interrogatorio.

Cástor escuchó con atención las explicaciones de la mujer. Lo cierto es que no saber nada de aquel tratado les complicaba las cosas, pero poco más podían hacer al respecto. Ante el comentario de Huesos, frunció levemente el ceño.

-Intenta preguntarle de buenas antes. No puedo decir que apruebe lo que va a suceder, pero te agradecería que fueras lo más compasivo posible, por todos los dioses-dijo el clérigo-yo, desde luego, no quiero ver lo que va a ocurrirle a ese ser. 

Filos puso una mano sobre el hombro de Casor antes de irse. 

-No te preocupes, amigo. Yo lo mantendré a ralla. Me ocuparé de que no pase la línea.

Imagino que detrás de la posada será un buen lugar. Por allí no suele pasar mucha gente. Aunque tened cuidado porque ha empezado a diluviar, tiene muy mala pinta la noche. Interrogadle y matadle. No quiero ver a ninguna de esas criaturas por aquí.

Templo

Este gran edificio con el exterior sin pintar presenta señales evidentes de su reciente construcción. En las paredes de madera pueden verse símbolos tallados de muchos dioses que esperan su primera capa de pintura y es fácilmente identificable como un lugar de culto.

En el interior, una gran sala contiene altares que honran a diferentes dioses espaciados de modo regular a lo largo de los muros. Varias filas de bancos ocupan el espacio abierto, y alfombras de colores brillantes adornan el suelo.

Allí está Listra, una clérigo humana encargada del templo.

-Saludos -dijo Filos mientras se adentraba en el templo. Soy filos. He venido a ayudaros con todo este tema de los ataques.  Mollie me ha dicho que podrias proporcionarme curación. Nos atacaron de camino y mis costillas... creo que tengo alguna magullada. Si mñana tengo que combatir me gustaría estar al cien por cien.

Hasta a Huesos le sorprendió que la mujer diera la orden de matar al druida trasgo. Bueno, le shabían contratado y era lo que tenia que hacer. El hombre de aspecto envejecido agarró al trasgo por las cuerdas que lo ataban y lo arrastró hasta donde dijo Mollie para interrogarlo.

Una vez en el lugar indicado Ramase se puso "cómodo". Necesitaban información pero eso no quitaba que pudiera pasárselo bien. Para el interrogatorio eligió uno de los pequeños virotes encontrados en lso cadáveres trasgos. Con el obligaríaa hablar al trasgo, a base de clavárselo en los lugares más dolorosos posibles.

- ¿Hablas común?- Preguntó y esperó su respuesta. Después le clavó el virote en el muslo de la pierna derecha.- ¡Habla! Si me dices lo que quiero saber te mataré rápido. Si no te haré comerte las orejas y te dejaré morirte lentamente. Verás cómo los cuervos se te comen los ojos a pequeños picotazos. ¿Por qué nos atacasteis? ¿Teneís un nuevo jefe?Quiero su nombre.

Cástor tragó saliva al escuchar hablar así a la mujer. No le gustaba que se hablara con tanta ligereza de matar a otros, aunque puede que en este caso se lo tuviera bien merecido, a juzgar por las historias que les habían contado. Procurando dejar esos pensamientos a un lado, decidió que era buen momento para irse a dormir, pues se negaba a tomar parte en la tortura y tampoco tenía mucho más que hacer.

-Por mi parte me iré a dormir, si disponéis de una habitación libre, señora Marcas-dijo el clérigo. 

Bienvenido seas Filos, tanto tú como tus compañeros. Es cierto que recientemente nos estamos viendo atacados por los trasgos, no entiendo que les pasa. Esto antes era tranquilo y hacía mucho tiempo que ya no sufríamos sus ataques. 

Cuenta esta ofrenda de Heironeus hacia ti como un voto de esperanza. Dijo colocándole las manos sobre las costillas y después murmurando unas palabras que dejaron a Filos como nuevo. Deseo que nos ayudéis a liberar esta aldea del ataque de los trasgos, y mientras vea que vuestros esfuerzos y el de vuestros compañeros se basan en ello, soy capaz de lanzar cualquier conjuro que pueda y me pidáis. Haré todo lo que esté en mis manos por ayudaros y confío que pronto encontraréis una solución.

Yo ya no pertenezco a la tribu. Dijo el druida en un perfecto común. Simplemente os ataqué porque necesitaba comida y agua. Los bosques no siempre me proporcionan el alimento que busco, y mis conjuros podían saciarme a mi, pero no a mi loba. Dijo recordándola con lágrimas en los ojos. Pero sí, efectivamente, hace cuatro meses las cosas cambiaron. 

Nuestro líder siempre había sido Dárax, y así sigue siéndolo, pero en el pasado siempre nos habíamos preocupado de nuestros propios asuntos, pero de pronto algo cambió en él y empezó a ordenarnos adquirir un gran tesoro. Es como si la fiebre del oro lo hubiera invadido y hubiera lanzado nuevas órdenes sobre la tribu.

Cansado de seguir bajo el liderazgo de un trasgo tan fascista, Colmillo Sangriento y yo decidimos huir. No nos merecía la pena seguir viviendo bajo las órdenes de ese líder.

Filos sintió un cosquilleo en sus partes cuando la sacerdote puso sus manos en su costado. No estaba mal, la verdad.

-Te lo agradezco de corazón. Está bien saber que puedo contar contigo para... cualquier cosa. Seguramente no tardaremos en volver con alguna complicación más. Hasta entonces, te lo agradeceré si pides ayuda a los de arriba por nosotros - dijo guiñando un ojo.

Filos se marchó a toda prisa para llegar al interrogatorio.

Ramase escuchó con atención el perfecto común del druida.¿Entonces su ataque no tenia nada que ver con el del grupo de trasgos que habían atacado a la gnoma comerciante? ¡Qué cosas! Había que ser muy tonto o estar verdaderamente acuciado pro el hambre para atacar a un grupo tan numeroso. Aunque visto desde otro punto de vista el lobo se había merendado al elfo. Al menos habría muerto con el estómago lleno. Hacía mucho tiempo ya que Ramase no sentía ni apetito, ni hambre, ni sensación de hartazgo en cuanto a lo que comer se refería. Gracias a Nerull no era esclavo de algo tan vulgar como la comida. Pero aquella libertad que le daba su dios tenía un precio que pagar y estaba a punto de hacer el pago.

- Será rápido, pues.- Se colocó a la espalda del druida trasgo y le agarró el pelo para exponer su cuello. Un corte rápido le seccionó la yugular. Era una muerte bastante dulce. Dejó el cuerpo tirado allí, generando un espeso charco de sangre que iba empapando la tierra. Una libación que alimentaría su fe y a su dios. Era una ofrenda de sangre.

Ramase volvió a la posada con las manos llenas de sangre, Filos también lo hizo, pero el con sus heridas ya sanadas.

Filos miró al "mendigo" ensangrentado. La mirada del filo del crepúsculo parecía... ¿decepcionada?

-Vaya! Parece que llego tarde a la fiesta. ¿Que le has sacado a ese mierda?

- No había mucho de donde sacar.- Le contestó con una risa burlona. Un trasgo, por grande que fuera, era poca cosa. Por el tono usado por Huesos no quedaba claro si se refería a que no había podido sonsacarle mucha información o que el druida trasgo no había dado la talla en cuanto a lo que a diversión se trataba. Macabra diversión, por otro lado.-Dijo que ya no pertenecía a la tribu. Que nos atacó porque necesitaba comida y agua. ¡Menudo estúpido!- Dijo con desprecio  pues le parecía de locos atacar a un grupo numeroso como el suyo.- Lo que sí que parece seguro es que hace cuatro meses las cosas cambiaron. Su líder, Dárax, sigue siendo el mismo pero comentó que algo había cambiado en él y que había empezado a ordenarlos adquirir un gran tesoro. Es como si la fiebre del oro lo hubiera invadido y hubiera lanzado nuevas órdenes sobre la tribu. El druida parece que desertó pro no estar de acuerdo.- Se había hecho de noche y Huesos se puso la capucha sobre la cabeza de pelo ralo y lánguido.- No le saqué más. Su cuerpo lo dejé allí tirado. Habrá que decirles que lo entierren o lo quemen. ¿Vamos a descansar? Mañana será un día duro. Yo hago guardia, no te preocupes.

Filos se acarició el mentón, poblado con una incipiente barba. No le hacía gracia que huesos no le hubiera esperado para el interrogatorio. Él tenía muchas dudas que saciar.

-Mmm... me pregunto si el descontento entre esas bestias será general. Quizás sea una carta que podamos jugar. Le sacarías la ubicación de su cubil, al menos, ¿No? Eso y datos sobre las fuerzas a las que nos enfrentamos...

En cuanto a la guardia, diria que estaremos a salvo en la posada. No me preocupo. Como dices, lo prioritario es descansar plenamente.

- No estaba muy hablador.- Se justificó Huesos ante las preguntas de Filos. Ni había sacado el número al que deberían enfrentarse ni la localización de su guarida. Y es que además, una vez puesto en acción, había sido muy difícil parar y que el trasgo dejase de gritar.- De todas formas el druida llevaba ya un tiempo solo y ya sabes que esas bestias se aparean como conejos. Su número puede haber variado mucho. Si el pueblo había mandado una expedición para hablar con el "gran" Darax, seguro que saben más o menos por donde se caen muertos.- Por no fiarse Huesos no se fiaba ni de sí mismo así que, aunque Filos se sintiese seguro en la posada, él no pegaría ojo en toda la noche.- ¿Todo bien en la iglesia?- El joven parecía bastante recuperado.

Filos estaba molesto. Mucho. Su cara lo reflejó.

-Debiste esperarme. Esa cosa era nuestra mejor oportunidad para localizar a esas cosas y tener la sorpresa de nuestro lado. Ahora tendremos que ir buscándolos en su propio terreno y lo mas probable es que nos vean llegar.

El guerrero hizo una pausa para serenarse y directamente ignoró la pregunta sobre la iglesia.

-Si. La clérigo nos curará si volvemos con vida.

Estaba muy enojado, asi que, sin mas, entro en la posada.

-Buenas noches.

Ramase dejó que Filos se fuera. Comprendía su enfado pero ya le daría la oportunidad de divertirse en otra ocasión. Seguro que ahora se arrepentía de haber ido a la iglesia. La idea de que la clérigo de aquel pueblo de mala muerte le impusiese sus manos en su carne pútrida le daba escalofríos. Tendría que andarse con pies de plomo. Sólo Nerull podría curar a Ramase dado el estado en el que se encontraba su cuerpo, más parecido al de un muerto que al de un vivo. Antes de ir a su habitación comunicó a la alcaldesa que había acabado su trabajo y que el trasgo estaba muerto, para que pudieran hacer con su cuerpo lo que dispusieran.

Encerrado en su habitación, Ramase no tenía ni necesidad de dormirse ni de llevarse alimento a la boca. Estaba en perfecta comunión con su Dios quien, por otro lado, debía sentirse orgulloso de su fiel siervo. Dos muertes le había otorgado en muy poco tiempo, sin contar las de los trasgos u orcos que se había llevado por delante. Permaneció rezando durante horas siempre precavido pro su resultaban ser objeto de algún ataque nocturno o de alguna desagradable sorpresa.