Partida Rol por web

Kalicalwe no vio nada relevante en aquel castillo, pero sí que tuvo una extraña sensación. Cuando estaba mirando los objetos que allí había, le pareció como si el banco se hubiese movido solo.

Phenios no vio nada relevante en aquella sala, pero al olisquear el té comprendió que, efectivamente, era una infusión normal y corriente, salvo por el hecho de que estaba fría, se podía beber perfectamente. O eso creía...

Kenshi no encontró nada relevante en aquel hall del castillo. Pero sí que vio un par de puertas en lo alto de la escalera. Una llevaban hacia el lado este del castillo y el otro hacia el oeste.

Thorgus echó un vistazo por el hall para comprobar que no había peligro. También miró a Darko que iba olfateándolo todo. Por suerte, nada le llamó la atención, así que podían estar tranquilos. 

¿Le engañaba el ojo? Bien era posible, pues desde que solo contaba con el derecho, la forma en que veía el mundo era perturbadoramente distinta. Mas sus otros sentidos se habían afinado desde su larga estancia en los oscuros calabozos, y raramente le traicionaban.

¿Han notado algo raro con la decoración? preguntó a los demás, sin atreverse a poner voz a lo que había creído presenciar.

El elfo guerrero desenvainó sus armas y señaló con su espada corta el banco ese banco parece haberse movido, puede ser que esté usando conjuros de ilusionismo o que él mismo esté invisible, estad atentos, puede ser que no todo sea como parece ¿alguien tiene algo para ver lo invisible o a través de ilusiones?

No solo el banco, dijo Dagmar. Ilusiones, o incluso objetos encantados para atacar a los intrusos. Aunque la reacción de la tetera no había sido hostil, sino quizás temerosa.

Sin dudar esta vez, agarró la tetera por el asa y la levantó para observarla más de cerca.

-Se mueven... El reloj y el candelabro han cambiado de posición- dijo para que le oyesen sus compañeros cercanos. Después se movería un poco por la Sala para informar al resto. Terminaría junto a Dgamar, pero tampoco lejos de Kenshi. Algo tenía aquella mujer que le despertaba cierta admiración, quizás su forma de luchar, o tal vez la experiencia que auguraba la falta de un ojo. 

-Ya decía yo que todo parecía muy bonito... -

Los avisos de sus compañeros le llevaron a desenvainar el arma. Él no se había percatado de los objetos en movimiento, pero no le extrañaba teniendo en cuenta quien les esperaba dentro del castillo.

- Lo único que he visto yo son las dos puertas que hay al final de la escalera, pero aunque las alcancemos no sabremos que dirección tomar. -

Desconocía si alguno de los allí presentes tenía conocimientos mágicos que les pudiesen ayudar  en esa situación. - Por ahora veo más seguro permanecer juntos e intentar avanzar con cautela. -

Moris apretó el brazo de Kenshin.

- Yo también veo dos puertas en lo alto de la escalera. Una parece orientada hacia el este del castillo y la otra hacia el oeste - miró hacia los demás antes de preguntar - ¿Hacia dónde?

- ¡Ey, mi tetera! - se quejó de cómo le usurpaba Dagmar de su objeto de deseo del momento - El té está frío pero iba a compartir.

Se estaban poniendo de los nervios viendo tantas cosas distintas, de manera que Phenios levantó su arco y disparó una flecha contra el candelabro.

- No lo veo moverse pero os creo - alegó antes de buscar otra flecha - ¿Lo reventamos todo o nos vamos escaleras arriba?

Thorgus escuchaba a sus compañeros pero no sabía si no se había fijado lo suficiente en la estancia o, por el contrario, eran ellos los que estaban viendo visiones a causa del miedo o el nerviosismo. De todas formas decidió seguir las recomendaciones de sus compañeros y estar todavía más atento a lo que habían nombrado, cosas que no deberían estar vivas se movían y aquello no separaba nada bueno para ellos 

Cuando Dagmar agarró la tetera para verla más de cerca, ésta lanzó un fuerte chorro de té por su pitorro que golpeó en el único sano de la mujer. Después Phenios disparó una de sus flechas contra el candelabro que había sobre la mesa. La criatura se estremeció y movió dos de las velas que tenía como si se trataran de brazos. 

Después, el banco del que había advertido Kalicalwe alargó dos de sus patas para golpear al elfo. El impacto daño sus pulmones y lo dejó de rodillas casi sin ser capaz de contener la respiración, además había quedado atrapado con alguna especie de adhesivo. Aquel banco estaba apretando con fuerza y si no lograba separarse de él, no viviría para contarlo. 

Finalmente el candelabro y el reloj saltaron contra Zila. La muchacha logró esquivar al reloj, pero el candelabro logró golpearle con la vela y sintió una extraña sensación al entrar en contacto con la cera.

Dagmar retrocedió cuando el té le salpicó en el ojo, agradecida de que el anfitrión fuera pésimo, y estuviese frío. Parpadeó hasta que recuperó la visión, y algo más, pues tuvo que luchar contra una somnolencia repentina, abrumadora, que le sobrevino.

Lo rompemos todo, gruñó, como respueta a Phenios. Siguiendo su propio consejo, sujetó la espada con ambas manos y golpeó con ella la irritante tetera. A su alrededor reinaba el caos. Zila se debatía contra un candelabro y un reloj de pie, Kalicalwe trataba de escapar de la arremetida de un banco. La imagen hubiese sido cómica si no pareciese estar sacada de una pesadilla.

El señor del castillo podía controlar a los animales, y hacer que la misma maleza les atacar, y en su morada, incluso los muebles y la decoración eran sus soldados. Dagmar estaba deseando cortarle la cabeza.

- ¡Lo rompemos todo! - respondió ilusionado con la respuesta de Dagmar, pues no era a menudo Phenios tenía razón.

De manera que soltó el arco y cargó con su espada por delante.

- ¡Reventémosle el mobiliario! - llamó a los demás a la acción.

Moris estaba tenso por tener que combatir en su precario estado pero era un karuth y Wee Jas le llamaría a su lado cuando tocase, lo cual podría ser ahora mismo y a él no le correspondía negarse sino abrazar la ocasión con entusiasmo. De manera que, puñal en mano, se lanzó a tratar de colaborar con quienes ya estaban enfrascados.

Romper cosas era la parte favorita de Barrabás. Así que cogiendo uno de los extremos de la cadena lanzó un golpe dirigido al banco que tenía a Kalicalwe clavando la rodilla sobre el suelo. Con cierto aire distraído observaba la escena sin entender, aún viendo los muebles moverse, porqué atacaban al mobiliario. Puertas que hablaban y teteras que escupían, era todo algo confuso en la cerrada mente de orco de Barrabás

Kalicalwe notó el dolor, la muerte ya le rondaba cerca, sacó fuerzas como gastando su último aliento y consiguió zafarse sin ninguna dificultad mientras daba un grito por el esfuerzo ¡AAARRHHGGG! 

No le pasó desapercibido como su compañero Barrabás, el orco, atacó a lo que le apresó hace un momento. 

Quizás, después de todo, aún viviría para contarlo.

Al final el enano pudo comprobar que sus compañeros estaban en lo cierto y algún tipo de magia o encantamiento reinaba en el lugar. Así que empezaron a destruir todo lo que les parecía amenazante, era como una pelea de taberna pero sólo contra el mobiliario. Thorgus no sabía en realidad que objetos tenían vida y cuáles carecían de ella, así que decidió esperar hasta ver algo más humanoide para estar seguro de a que atacar. 

Dagmar, Moris y Phenios cargaron contra la tetera y entre los dos la lanzaron al suelo para hacerla añicos, derramando así el contenido del té que había en su interior. Mientras tanto, Barrabás se lanzó en ayuda de Kalicalwe y junto a la ayuda de su cadena le logró reventar gran parte de la madera que lo cubría. Por desgracia, su arma se quedó pegada a aquel pegajoso banco. Aunque gracias a su ayuda, Kalicalwe logró despegarse de aquella criatura.

Después el banco contraatacó contra el orco encajándole sendos golpetazos y atrapándole igual que había hecho con Kalicalwe. Luego el candelabro y el reloj se lanzaron sobre Kenshi  que por suerte para el elfo logró esquivar todos sus ataques.