Partida Rol por web

Mientras Rashaniel se afanaba haciendo inventario y miraba bichos... (Cosas de magos, Groland, cosas de magos...) ...Groland guardó la maza, desenfundó el arco y, cargando una flecha, se acercó a su -desde ya- gran amigo Hathol.

-Jejejeje... ¡Claro que zí, amigo mío! -exclamó en un susurro, procurando evitar las 's', que son un sonido altamente audible*-. ¡Poción de puñoz! Rodeemozlez.

Y ya empezaba a moverse por la vegetación cuando recordó una cosa.

-Ah, y... Arue -añadió girándose hacia la drow-, zi alguno zobrevive... ¿Podríaz hacer el favor de NO matarlo? Graciaz.

Y siguió su camino, encogido, arco en mano.

- ¡A por ellos! No pueden dar el aviso ...

Al ver a los orcos Brand se pone discretamente en posición para empezar a lanzarles conjuros a los orcos, pero se lo piensa mejor y decide guardarse su energía mágica para el castillo, donde podría ser mas útil. Con su decisión hecha, agarra su arco y coloca silenciosamente una flecha en el, preparado para empezar a disparar cuando dieran la señal.

Até mi caballo cuándo llegamos al claro. Me preocupaba que los orcos apareciesen e intentasen alguna burrada con él, así que hice un nudo corredero de manera que, si se encabritaba mucho, los fuertes tirones le dejarían libre. No quería que se dañase a sí mismo intentando escapar de unos orcos (o un oso tal vez) ni que estuviese completamente atrapado siendo un bocado fácil. En una situación normal no tenía porqué ponerse a tirar y huir. Recordé que pasó la última vez que decidí actuar sin preguntar, y dado que el caballo no era mío, le pregunté a Jerinor si le parecía correcto.

De repente Hathol dio cuenta de un grupo de orcos inspeccionando a sus compañeros caídos, así que sin más dilación coloqué una flecha en mi arco y me acerqué silenciosamente a un buen lugar para el disparo. Escuché las palabras de Groland y le respondí con silencio.

"Tranquilo, no quedará ninguno vivo esta vez."

El destino de esos orcos era morir de todos modos, y dejar supervivientes sólo nos retrasaría en nuestra marcha al castillo. Además, dudaba poder sacar nada más a ningún otro orco y no quería perder el tiempo.

De repente escuché unas palabras que me sorprendieron. Cambié la dirección de mi arco. Después, susurré a los que estaban a mi alrededor. 

- El caudillo orco. - dije añadiendo un movimiento de cabeza señalando al orco al que apuntaba con mi arco.

No dije más porque no quería que nos descubriesen por hablar más de la cuenta, pero era suficiente para transmitir el mensaje. No quería esconder información que después descubrirían, sobretodo tras los últimos problemas. Quién sabe si el paladín fanático o el guerrero decidirían acabar conmigo durante la confusión de la batalla.

Greinh evalua la situación cálculando a cual de los orcos podría alcanzar a la carga gracias al factor sorpresa, mientras espera que sus compañeros se prepraren. 

Observa durante unos instantes la mirada inescrutable de Arue sobre él y no puede evitar sentir una leve escalofrío que disimula a la perfección.

Medita durante unos segundos:

Quién sabe si la asesina de sangre drow no decidirá acabar conmigo durante la confusión de la batalla.

Sin embargo se esfuerza en deshechar esos pensamientos perturbadores y centrarse en la batalla.

Tyr me protegerá, sean quienes sean mis enemigos.

por fin comprobare la eficacia de sus nuevos compañeros en combate, este es el primer combate en el que participo en toda su vida, espero estar a la altura y no sucumbir a lo que tantas veces había leído en los textos de la biblioteca como aquella estaña dolencia llamada "terror de combate" en la que el sujeto se quedaba paralizado de miedo, o salia corriendo, eso no podía suceder. Debo combatir bien, si es posible no exponerme mucho y estar atenta a mis compañeros por si me necesitan. Eso es lo que teóricamente sabia que debía hacer y es lo que intentaría.

Embrazó el escudo y sacando esta vez la espada, me pongo al lado del paladín para seguirle al combate, cuando veo que Groland al que yo pensaba que era un luchador de primera linea saca el arco, dejando solo al frente a Greinh y a mi que no he combatido nunca, pero la situación se agrava al escuchar que Arue a visto al caudillo orco, al menos no esta aquí el clérigo no tiene mas que decir:- Groland, ¿Como un luchador avezado como tu se queda en segunda linea?,¿ no te ves con fuerzas de enfrentarte cara a cara contra los orcos después del anterior combate¿, ( si el no lo esta, yo tampoco, pero debo estar pasara lo que pasara),Vas a dejar que un paladín, dos defensores de Fairhill y una cleriga que no ha combatido nunca en primera linea para que tu estés a salvo detrás?,¿ No me creo que no tengas los cojones adecuados para estar al lado de Greinh?,, Quizás me había metido con su hombría, ¡pero que cojones!, le necesitábamos en primera linea, al menos yo si, ya que así me sentiría mas segura y podría retirarme si debía lanzar algún conjuro, por ultimo debía darle una salida así que termine diciendo: - Vamos ven aqui y afeitemos esos cuerpos verdes.[/B] no sabia que reacción tendría Groland pero merecía la pena si le tenia a mi lado en primera linea, o incluso delante de mi.

Ahí estaban otra vez. Esa atmósfera que flotaba sobre ellos cuando el combate estaba cercano. Afortunadamente, con la friolera de dos enfrentamientos a muerte a sus espaldas, Rashaniel sabía que tenía la adecuada experiencia como para no quedarse petrificado y ser más útil que la última vez. Pero cuando se dispuso a planear las secuencias de conjuros que iba a utilizar, observó que Brand estaba cargando un arco. Probablemente el hechicero se encontraba en las mismas limitaciones que él (anotó mentalmente charlar con él al respecto más adelante) y quería guardar su magia para el asalto. Así que hizo lo mismo: sacó de su mochila una pequeña ballesta que aún permanecía envuelta en el trapo de tela en el que había permanecido desde que empezó su viaje. Aquel artefacto le resultaba muy ostentoso, aunque era mejor que cargar con todo un arco y sus flechas.

Con algo de torpeza, característica del joven semielfo, empezó a preparar el artilugio mientras sus compañeros discutían la manera de actuar.

Groland avanzaba silenciosamente por entre la maleza, cuando oyó las palabras de su nueva compañera. Si no fuera porque llevaba la cara embadurnada de tizne, el tono colorado de su piel le habría convertido en una diana perfecta. Sin embargo, más que su hombría, al guerrero le preocupaba el volumen de voz* con el que la clériga se había dirigido a él. Groland se giró veloz y la miró con ojos como platos, mientras se llevaba una mano a los labios. ¿Está loca esta mujer? También dijo sin emitir ningún sonido "¿Quieres callarte la boca?".

Habiéndose girado, pudo ver como Rashaniel sacaba de su mochila algo envuelto en un paño: una ballesta. Tiene que ser una ballesta ligera. El mago no puede con más. Gracias a los dioses, pensó. Esperaba que Rash tuviera buena puntería. Brand miraba a su arco con tal cara de concentración y desconcierto que Groland tuvo un mal presentimiento.

Luego dirigió su atención de nuevo a Kerri y le dijo en silencio "No te preocupes", al tiempo que hacía el signo de 'OK' con los dedos, luego daba un par de palmadas en la cabeza en forma de capullo de rosa de su maza (que llevaba al cinto), y finalmente volvía a mostrar su pulgar levantado a la aasimar. ¿Qué demonios cree? ¿Que voy a rehuir el cara a cara? ¡Ya le mostraré yo con quién está hablando! Groland se consideraba un guerrero versátil y había calculado que cinco orcos no podrían suponer un gran problema a siete combatientes como él y sus compañeros. Ni siquiera ese orco gordo*, pensó, mirando con atención al grupo de pielesverdes. Quería aprovechar el factor sorpresa disparando desde la vegetación. Cargó de nuevo la flecha.

Los orcos estaban de mil demonios, lo que habían hecho con sus compañeros no quedaría impune. Mientras, todos vosotros os preparábais para una nueva emboscada. Unos prepararon sus armas de alcance, los otros, agarraron bien sus armas de cuerpo a cuerpo. Todos esperaban que la emboscada fuese igual de bien que la anterior, aunque seguían manteniendo el mismo nerviosismo antes del combate.

Kerri no versada en el arte de los signos para el combate no se entera de mucho, pero saca en conclusión que no les dejara tirados y que tiene la maza para dar candela, aunque no sabe cuanto, aparte lo que si ha entendido es que se calle ya, ya que los orcos están casi al lado, así que se prepara y cuando el paladín salga a combatir ella ira detrás, ¿centrándose en quien?, si, ya se, en el mas cercano, no parece muy fuerte, porque ese grandote de hay detrás me da un poco de miedo para la primera envestida. Dice mirando al orco mas corpulento del grupo

Rashaniel se había arrodillado sobre una cómoda parcela de musgo que le mantenía oculto a duras penas del grupo de orcos, pero al menos podía mantener una postura adecuada para disparar aquel artilugio. Apenas si recordaba cómo hacerlo, ya que había tenido que aprender de un viejo guerrero de la aldea, un humano con una barba cana y marcas de viruela en el rostro. Tentor, que así se llamaba, se había quedado perplejo al escuchar al escuálido hijo de la hechicera de la aldea pidiéndole ayuda para aprender a disparar con una ballesta, y tuvo que reprimirse para no romper a carcajadas. ¿Quién era él para cuestionar la necesidad del muchacho?

Repitiendo mentalmente las instrucciones que le habían recomendado, Rashaniel se preparó para disparar contra el primer orco que tenía a tiro*.

- Tensar el resorte, mantener ajustado, colocar el virote...  - dijo, pero algo tuvo que hacer mal, porque el artefacto se disparó por sí solo, casi llevándose una oreja del muchacho en el proceso. El virote salió a toda velocidad, perdiéndose en la espesura...

Aquí estamos de nuevo, en medio de la acción... Eso fue lo único que Groland se permitió pensar antes de entrar en "modo de combate". Al final, buscando un sitio desde el que atacar, había visto su avance bloqueado por unas zarzas más allá de las cuales habría sido imprudente seguir: le habrían descubierto. Tendría que partir desde una posición alejada del centro de la acción. Problema menor, le dijo su cerebro, sin darle tiempo a lamentarlo. Sus aliados, de menor tamaño, pudieron alcanzar mejores posiciones.

Inicialmente, había escogido como objetivo al orco que tenía delante, pero gracias a los dioses se percató de que Kerri y Greinh se habían colocado en la maleza justo al otro lado. Para evitar problemas en caso de fallo, el guerrero fijó su atención en otro enemigo, uno situado más lejos y más a la derecha, junto al orco tocho (para el que no tenía tiro despejado). Groland había apuntado con calma y estaba esperando el momento oportuno, cuando oyó el chasquido de una ballesta en la espesura a su derecha, pero... ¡Ningún virote impactó en ningún enemigo! ¡El elfo! Dándose cuenta de que el disparo alertaría a los orcos y de que debían reaccionar de inmediato, Groland disparó... Y falló: con las prisas, envió la flecha muy por encima del combate.

Sin perder un segundo, tiró el arco al suelo. Su mente no le permitió ni pensar en blasfemar.

Viendo el virote lanzado por Rash desde su lado pasar al lado del orco y llamandole la atención, Brand decide que ya es hora de atacar y empieza a tensar el arco. Cuando dicho orco empieza a darse la vuelta sorprendido para mirar hacia la vegetación que los escondía, decide ademas que ya ha encontrado un objetivo.

El hechicero (aunque en estos momentos de poco importaba) suelta la flecha, que sale disparada hacia el orco y se le clava entra la ropa, dejándolo herido pero aun preparado para luchar.

-Supongo que tendría que haber practicado un poco mas...-murmura el elfo ausentemente mientras observa al enfurecido orco.

Estaba esperando a que Greinh saliera y yo le siguiera, pero las circustancias de las flechas disparadas y la adrenalina contenida hicieron que me precipitara tal vez en el ataque.
Mientras gritaba. Por Lazhander!!!, por Tyr!!!. Fui hacia el orco mas cercano y levantando la espada hice un tajo de lado a lado seccionando la garganta del orco, este se desplomo en el acto aterrizando sonoramente en el suelo, siendo la primera baja del combate. Vete al infierno, adorador del demonio. Has sido mi primera baja cabronazo.. Sentencie con la emoción de la adrenalina circulando por todo mi cuerpo como nunca antes lo había sentido, era una experiencia única y a la vez gratificante, estaba como eufórica, acababa de dar muerte a un enemigo de mis dioses y caerían aun mas, seguramente ellos habrían guiado mi mano o quizás había sido suerte, pero de todas formas sabia que la observaban como habían hecho toda la vida.

El paladín avanza hasta el orco más cercano

- ¡Por Tyr! ¡Por la just ...!

Y tropieza con unas raices, interrumpiendo su taque y estando a punto de caer, en un pose un tanto ridicula.

Un tanto azorado, parece reaccionar rapidamente ...

En cuánto el virote de Rash salió disparado, mis pies se movieron con rapidez saltando fuera de la maleza. No tenía un buen lugar para atacar, y cómo Rash fallase de nuevo su flecha podía acabar incrustada en mi cara. Además, Nagrod... Sí, debía atacarle a él. ¿Cómo se puede ser la mejor si te conformas con débiles soldaditos orcos? Además, ninguno de mis compañeros tenía una buena posición para aprovechar la sorpresa del ataque contra el caudillo, y una vez se diese cuenta de lo que ocurría, estábamos en problemas. Parecía un tipo duro. 

"Pero eso no me importa."

Cruzando cómo un rayo frente a los atontados orcos que se esforzaban en entender que pasaba, me situé cerca del caudillo con mi flecha cargada.

- Sonríe. -le dije en orco con malicia en mi voz.

La flecha voló fugaz incrustándose con fuerza en el caudillo, quién no estaba preparado para semejante ataque. Sin perder un momento, me preparé ya para el siguiente ataque.

Hathol salió, al igual que Arue, de la espesura del bosque, ya que ésta se había colocado junto a un orco al conseguir una mejor posición de ataque contra el caudillo. Blandió su lanza y cargó contra el orco que amenazaba a Arue. El impacto fue tan tremendo y la embestida tan fuerte que el orco vaciló y comenzó a retroceder, pero no lo suficiente. La lanza atravesó su cuerpo de lado a lado. Ahora el que estaba en peligro era él, pero confiaba en sus nuevos compañeros que le sacarían de esta.

Jerinor cargó con su lanza contra el orco que estaba junto a Greinh. Se batió con un valor excepcional, mostrando que no tenía miedo, que no temía a la muerte; es más, que la prefería a caer en manos de los orcos y al deshonor.

Fueron sorprendidos. Imaginaron que igual que sus compañeros que yacían sin cabeza. Varias flechas pasaron cerca de ellos pero otras impactaron de lleno. Otros sufrieron el ataque con lanzas. El grupo estaba mermado. Dos de ellos habían caido y el resto se encontraban heridos de gravedad. No les habían dejado margen de maniobra pero no estaba todo perdido.