Partida Rol por web

La mujer no respondía ala pregunta que Sapo le había hecho y eso dejó al gnomo un poco atontado. Dio por hecho que no estaba herida y sólo famélica. Sacó una ración de carne seca y su odre de agua y los dejó caer frente a la mujer al alcance de sus manos, haciéndose visibles para ella. - Come, bebe.- Le indicó. Mientras vigilaba si los lobos alcanzaban la puerta continuó interrogando a la mujer mientras observaba su cuerpo, en busca de algo que la impidiera caminar.

- ¿Qué te ha traído hasta aquí?

Genann era un completo inútil y aquellas últimas horas solo habían servido para demostrarlo. No había hecho nada que hubiera servido al grupo de forma eficaz y por ende, lo poco útil casi parecía proceder del impulso de una fuerza superior más que de él mismo. Sentía ganas de llorar, abrazarse a un árbol y dejarse morir allí mismo. Algo que sería más pronto que tarde dado su lamentable estado y sus heridas.

Y ahora, en medio de las brumas, Sapo, feo pero valiente, había logrado alcanzar aquella casa despertando en el proceso a dos seres cuya existencia la propia naturaleza vetaba como la abominación que era.

-Encargaos de los lobos -se le oyó susurrar.

Miró a sus compañeros casi con desesperación.

-¿Qué hacemos?

Pero preguntar no servía de nada. Los lobos eran una amenaza que había que anular. Así que Gennan, con los ojos brillantes y no por el valor sino por unas lágrimas de frustración ante su propia incapacidad, abandonó en silencio el refugio de los árboles y avanzó hacia la retaguradia de aquella fieras no muertas. Y a la distacia adecuada, posó sus manos sobre la tierra y murmuró un conjuro.

'Encargaos de los lobos' dice, como si eso fuera así de sencillo.

Todavía estaban gravemente heridos de los combates anteriores y ahora se tenían que poner a luchar con unos sacos de huesos para qué? Para enfrentarse luego a una bruja vistani y que les cayera una maldición? Quién habría tenido la fabulosa idea de adentrarse en el bosque así sin más? Sí, 'ese', pues 'ese' que se encargara de los lobos.

De repente, aunque pensándolo bien dentro de lo lógico (dado su natural talento a caer en las fauces de cánidos), el druida entró en combate con las fieras no-muertas.

Quiora, que valoraba su vida más que la de cualquier otro de aquella comitiva, se quedó sin moverse preparada para atacar a los lobos si llegaban hasta ella.

Alarico estuvo a punto de maldecir. ¿A quién se le ocurría abrir la puerta y no esperar unos segundos a que los lobos se alejaran? Además, no le gustaba que Sapo estuviera ahí solo con ¿la vistana? ¿qué vistana?

- Maldición- rezongó entre dientes de muy mal humor, para acto seguido acercarse a Fedora, que era claramente la más herida, y posar sobre ella sus manos, pidiendo al Altísimo Bane, señor del poder, vencedor de enemigos, glorificador de la tiranía, que ayudara a su siervo para que, a su vez, este pudiera ayudar a Fedora curando sus heridas.

No esta mal, el gnomo se mete en la casa y nos encarga a nosotros pelear, desde luego le gusta la vida cómoda, ya que Menon estaba junto a las combatientes, decidió aumentar su habilidad para impactar, concentrándose logro que su cuerpo fuera más ágil aunque su aspecto se torno algo felino, ojala fuera suficiente para salir vivo.

Cuando Genann creó una maraña de plantas, los dos lobos quedaron atrapados. También el resto de cadáveres de la explanada, pero algunos se agitaron con movimientos espasmódicos bajo las enredaderas. Se repitió el mismo patrón que con Sapo: la presencia de Genann revitalizaba a dos de los lobos muertos transformándolos en lobos no muertos. Cuatro de ellos boqueaban como peces fuera del agua bajo la vegetación, el resto volvieron a quedarse inmóviles (lo suficiente como para no luchar contra sus ataduras vegetales).

Gran parte del camino más corto entre la arboleda y el cobertizo quedó cubierta por la maraña, pero podía ser bordeada para llegar hasta la puerta (caminando entre más cadáveres de lobos).

Sin dar las gracias a Sapo, Rebecca bebió un trago largo de la bota y empezó a mordisquear el chorizo cebollero. El hambre le llevó a ignorar la conversación y comer con avidez. Cuando su apetito se calmó, empezó a ser más habladora...

No estoy aquí por gusto. Llegué aquí huyendo de un mal hombre...-dijo, bajando la mirada al recordarlo-Al torcerme el tobillo durante la persecución, tuve que refugiarme en este lugar. Sabía que él me encontraría, pero soy una Equaar, nuestro clan vistani está acostumbrado a vivir en la Naturaleza. Usé un viejo truco: aullar para atraer a los lobos. Pero el cazador los mató a todos y llegó a mí.

- ¿Tu perseguidor era Maloccio Aderre?¿Es el hombre malo y el cazador del que hablas?- La historia cuadraba, desde luego, pero no que hubiera matado a los lobos, quizá el cazador fuera otro. Por otro lado una cosa era vivir en la Naturaleza y otra muy diferente era moverse entre las brumas como lo hacía la fata.- Esos lobos están ahí fuera muertos, pero se mueven como zombis. Podemos sacarte de aquí. Somos un grupo, guiados por entre las brumas por una fata. Pero tienes que poder caminar y prometerme que nos contarás todo lo que sepas sobre quien te hizo esto. ¿Sí? Estate quieta que voy a curarte.

No me mentes a ese cabrón. Nunca olvidaré su voz torturándome durante la cacería, llamándome y riendo en sus malditos juegos psicológicos. Por fortuna, ahora está atrapado...

A Sapo no le gustaba el contacto físico, salvo cuando se trataba de tocar tobillos de hermosas damas. Los pequeños dedos se deslizaron por la piedra del cinturón y luego sobre la piel de Rebecca. La joven se puso en pie, pisando el suelo varias veces para probar la resistencia de su tobillo.

Gracias, príncipe misterioso. Los lobos acudieron a mi llamada vivos, pero Malocchio y sus perros acabaron con unos cuantos. Fueron las Brumas las que transformaron esos primeros cadáveres en zombis. Pero ahora puedo correr, solo tenemos que salir a la carrera de aquí.

- Simplemente, son demasiados lobos- murmuró, con auténtico enfado, Alarico, dando un paso hacia atrás para sacar su ballesta- Atacad solo a los que han "despertado" y solo a distancia. No queremos despertar a ninguno más. Esperemos a que Sapo vuelva, contemos con que puede enterarse de lo que está pasando, y luego explicárnoslo. El número es sencillamente excesivo.

Tras las palabras dispara, pero sencillamente la saeta se clava en la maraña sin llegar a afectar al lobo no muerto de las narices.

- ¿Atrapado?- Preguntó realmente interesado. Había visto y conocido a Maloccio y no estaba atrapado. Se movía líbremente.- Le echaste una maldición, ¿no es así?- Viendo que la mujer podía levantarse gracias a su curación, Sapo se dirigió a la puerta del cobertizo.- Veamos si mis compañeros se han deshecho de los lobos.-Abrió un poco la puerta y miró pro la rendija formada. Aprovechó para volver a mandar un susurrado mensaje a sus compañeros.

- La mujer va conmigo. Vamos a salir.

Sí, atrapado. Usé el espejo de esta caseta como puerta para intercambiar a Malocchio por su reflejo...

Sapo no había visto ningún espejo cuando entró, y no estaba del todo seguro de a qué se estaba refiriendo Rebecca. Entreabrió la puerta y vió un virote clavarse en el suelo. El conjuro de enmarañar mantenía a los pocos lobos "despiertos" atrapados bajo su manto.

El virote de Alarico falló, pero la puerta de la casita se volvió a abrir. La voz de Sapo volvió a llegarles con otro mensaje.

 La mujer va conmigo. Vamos a salir.

Vale que aquellos sacos de huesos no eran especímenes muy vistosos en parámetros humanos, pero para qué atacarles si no habían hecho nada?

Quiora no veía ningún sentido para acabar con ellos de momento. Primero, estaban tan sólo merodeando sin señal alguna de quererles atacar, y segundo y más importante, no les servirían ni para alimento ni para pieles.

La mestiza mantuvo su posición.

- ¿Qué espejo?*- Preguntó pues no había visto ninguno al entrar. Tampoco entendía bien las artes vistani, tan volubles y enigmáticas. No eran como las matemáticas.- ¿Lo tienes aquí?- Según Alarico necesitaban el "espejo adecuado", según las palabras de la vieja vistana para anular la maldición del dukkar, si es que querían hacerlo.

- Sígueme.- Sapo tiró de las faldas de la muchacha y ella debió de sentir que el agarre de su "misterioso príncipe" apenas le llegaba más arriba de la rodilla. Sus compañeros habían hecho un buen trabajo. Bien era verdad que los lobos seguían igual de muertos, de no-muertos, pero al menos estaban atrapados. El gnomo tiró de la mujer para salir al exterior y dirigirse hacia sus compañeros.

Había un espejo colgado de un clavo de la pared cuando llegué a este cobertizo. Mi maldición intercambió a Malocchio con su reflejo. Malocchio quedó atrapado en el Otro Lado, y su reflejo huyó desorientado mientras los lobos le perseguían.

Eso explicaba muchas cosas, por ejemplo porqué Malocchio Aderre tenía su marca de Dukkar en la otra mano. En un reflejo, la izquierda queda a la derecha y la derecha queda a la izquierda.

Rompí el espejo contra el suelo para que ese desgraciado asesino no pueda volver a por mí. Así quedó atrapado en el Otro Lado.

Rebecca presionó el vuelo de su vestido para que Sapo pudiese ver el extremo opuesto de la caseta. Allí había un montón de cristales triangulares. Necesitarían un poco de tiempo para juntarlos todos y recomponer el espejo.

La caseta se abrió y de su interior salió una mujer, tal y como les había dicho Sapo. Como reacción a ese suceso, los lobos del suelo volvieron a temblar. Dos de ellos se pusieron en pie más allá de los límites de la zona enmarañada. Es decir, había dos lobos sueltos con los que tendrían que lidiar para llegar al linde del bosque en el que esperaban Alarico, Quiora y los demás...