Partida Rol por web

Moverse por aquellos pasillos no era una tarea dificil, todo estaba bien señalizado. De una enorme istancia central salen tres anchos pasillos, uno a cada ala y a sus respectivas escuelas. El amplio pasillo del area de los cabalistas está repleto dediversos accesos a salas de control, areas de descanso, cuartos de limpieza, servicios, salas de conferencias y areas de entrenamiento. Tras una caminata no precisamente corta en un entorno gris metal pero realmente impecable, el pasillo se ramifica en tres de nuevo, tres dobles compuertas con sus respectivos carteles luminosos encima: "Escuela de Psiquicos" "Escuela de Evocadores" y "Escuela de Invocadores"

Antes de cada compuerta hay una pantalla y un lector de tarjetas para la tarjeta ID que concede el acceso a la zona, una vez pasada la tarjeta, el rostro de Balakia apareció en la pantalla junto a un mensaje que confirma el acceso.

Nada mas entrar está la sala común, el centro de cada escuela y en este caso el punto de reunión de evocadores. La iluminación es algo anaranjada y la decoración algo tétrica, sin embargo hay mas de 10 personas pululando de un lado a otro, la sala es muy grande y de ella salen varios pasillos, a la izquierda sale un pasillo con una señal que pone "A-01 - A-50", era el acceso a los departamentos.

Luego tambien esta la puerta de los servicios, o mas bien, donde se encuentran cosas como la lavandería, duchas, jacuzzi, vestuarios... etc. Al fondo de la sala hay varios ordenadores, algunos de ellos ocupados en este momento. A la derecha se encuentra una puerta mas grande con un cartel que pone "Dirección" y a la entrada un hombre sentado que parece vigilar esa puerta mientras lee un libro de grosor considerable.

Finalmente, en el centro de la sala hay una gran mesa en cuyo centro hay un proyector de hologramas bastante complejo, rodeada de sillas con un respaldo bastante mas alto que una persona. Algunos de los presentes miraron a Balakia con curiosidad, pero pronto retomaban sus quehaceres. Todos van bastante bien bestidos, muchos de ellos con el uniforme de la escuela de evocadores, bastante diferente al militar.

Balakia se había limitado a coger el papel y a dar media vuelta sin decir nada en absoluto... números... ahora no eran personas, eran unos miserables números. Les tenían más que fichados, estudiados y hasta asignados.

"Bonita forma de comprar una libertad... dentro de una jaula de oro" suspiró "bueno, supongo que por el momento no hay opción..."

Al parecer aquel muchacho extraño y ella tenían destinos similares dentro de aquel grupo llamado Cabalistas... aunque Balakia dudaba que nadie de aquel lugar estuviera muy en sus "cabales". De todos modos no le importaba lo más mínimo ya que no tenía intención de entablar conversación con él... únicamente quería enterarse de qué tarea tenía el dudoso honor de desempeñar en aquella especie de colmena gigante y poder tumbarse en una cama como Dios manda a recuperar algo de energía puesto que la poca que le quedaba tenía que emplearla en caminar.

El hecho de que al meter la tarjeta en el lector saliese hasta su cara no sirvió más que para hacerla soltar un gruñido, seguía sin gustarle que pese a "haberles encontrado" en Nueva York hubieran sido tan rápidos en analizarlos de aquella forma, ¿todo eso había sido con el checkeo de la entrada? ¿o era de antes?
Avanzó por el pasillo de iluminación extraña hasta llegar a aquella sala.

"Bien... de momento has despertado la curiosidad de unos cuantos estirados, Balakia, vas para diva..." pensó sarcásticamente girando la cabeza suavemente de un lado a otro para barrer la habitación con la vista "¿... pero con quién se supone que hay que hablar aquí?"

Miró el papel que le habían dado y que rezaba "A-27" así que se encogió de hombros ignorando las miradas y enfiló el pasillo de los departamentos.

Nadie impidió el paso de Balakia, a lo largo del pasillo a la derecha, estaban las puertas de todos los apartamentos, desde el A-01 al A-50 por orden, la bella joven no tardó en encontrar el A-27. Por el pasillo se cruzó con varios cabalistas los cuales la miraban fugazmente, quizá atraidos por su belleza o simplemente por que era un rostro nuevo, auque tambien Balakia pudo detectar mas de una mirada extraña a la espada que porta, pero por desgracia no sabía el significado que tenía una espada templaria en la escuela de evocadores, significado que no estaba escrito en ningun sitio.

De nuevo el acceso a su apartamento era un lector de tarjeta, pero esta vez sin pantalla, tan solo una luz roja que se tornó verde al dar acceso. El apartamento no era muy grande, constaba de una habitación amplia con el espacio muy bien aprovechado, y un pequeño cuarto de baño con lo básico y una pequeña ducha. Todo está impecable, se podría incluso decir que por estrenar, aquel sería el nuevo hogar de Balakia.

Había un armario empotrado donde podría dejar la poca ropa de la que disponía, por lo demas, el lugar era silencioso, y en cierto modo, acojedor, no sería dificil acostumbrarse.

Balakia husmeó la habitación con la mirada, al menos era un lugar "decente" como le habían prometido pero no dejaba de extrañarla las miradas que había recibido por el pasillo.

"Escuela de Templarios... escuela de Cabalistas... Escuela de Cazadores...."

Con las llemas de los dedos acarició suavemente el pomo de la espada mientras la miraba casi con añoranza.

—¿Estará... prohibido llevar cosas de otras Escuelas o algo así?—murmuró como si estuviese prácticamente hablando con el arma—¿o igual lo que está prohibído es llevar armas en algunas zonas?

Se rascó la cabeza y soltó un suspiro apagado.

"...No entiendo nada"

Muy a su pesar, no quería probar suerte en adivinar por qué algunos de aquellos Cabalistas miraban raro su espada así que se acercó al armario y lo abrió.
Desató lentamente la correa de cuero que sujetaba la vaina con mucho cuidado, sostenieéndola con las palmas casi como si aquel arma fuera del más frágil cristal y apretó suavemente la frente contra la guardia.

—Volveré enseguida... te lo prometo.

Realmente parecía que en realidad hablase para una entidad viva que habitase objeto o algo por el estilo, un objeto que tanto significaba para ella que quizá así lo creyera. La dejó cuidadosamente dentro y cerró con llave. Llave que se guardó.

Luego volvió a salir de la habitación y desandó el pasillo para dirigirse a la puerta qu eantes había visto marcada como "Dirección" l ehabían dicho que se presentase antes su... ¿maestro? bueno, el caso es que tampoco le vendría mal ponerse un poco al día, de cuantas más cosas se enterase, mejor.

El hombre de la entrada del despacho, al no ver ningun tipo de arma, tan solo se limitó a hechar un vistazo rapido a balakia y no puso pegas para entrar, al fin y al cabo no era la primera "novata" que entraba con papeleo en el despacho de Elena para la debida presentación.

El despacho era bastante amplio, había un monton de estanterías y varios ordenadores, todos encendidos con todo tipo de información en ellos, al fondo, una mesa de tamaño considerable y una mujer escribiendo con una pluma en ella. A primera vista era una mujer con un aspecto extremadamente cuidado, su peinado no presentaba ningun desperfecto, su expresión es sería... tremendamente seria... y no tiene pinta de que eso vaya a cambiar facilmente. Viste un uniforme negro de cuero ajustado y de cuello alto. Al acercarse Balakia alzó la vista, en ese momento la joven principiante se notó mas analizada que nunca, la miró de arriba a abajo con bastante detenimiento. Luego posó la pluma en el tintero.

-Buenas noches, ¿te han asignado aqui?

Dijo señalando el papeleo que porta Balakia, con la esperanza de que eso fuese necesario para que se lo entregara. Daba por hecho que era nueva.

-Soy Elena, maestra de esta escuela.

Terminó diciendo esperando respuestas de Blakia. Su tono era cuidado y emana un aura de tranquilidad que resulta intrigante.

Balakia aguantó estoicamente la mirada analítica de aquella mujer sin inmutar un solo músculo de su cara. Parecía tranquila pese a que los ojos azules de la muchacha de cabello azabache tambien solían tener un aspecto inquietante, algo severo incluso, aunque en aquella ocasión concretamente se encontraban teñidos por un ribete de cansancio que más bien los apagaba un poco. Aun con todo no se quejaba y tampoco parecía estar ansiosa porque la dejaran irse, guardando las formas.
 

Elena:

La recien llegada le tendió la hoja de papel cuando vió que la susodicha Elena gesticulaba hacia ella.

—Aha—respondió asintiendo afirmativamente con un cabeceo—Balakia Stormrage... buenas noches.

Comienzo a leer su reconocimiento médico con detenimiento, parece un caso bastante claro de afinidad a la mágia, aquello era una buena noticia, para todos.

-Bienvenida a esta escuela, el escaner médico revela que tienes una habilidad especial para canalizar la energía, esto quiere decir que a partir de ahora se te reconocerá como evocadora, debes tener claro desde el principio que esto implica una gran responsabilidad, asi como cualquier otro gran poder, no te preocupes si ahora al comienzo no entiendes ciertas cosas, mañana comenzará tu entrenamiento y poco a poco hayarás las respuestas, yo estoy aqui para ayudarte y puedas desarrollar tus habilidades con el fin de poder realizar misiones lo antes posible, recuerda que siempre se espera mucho de nosotros los evocadores pero mientras te mantengas en una linea de trabajo y esfuerzo, todo irá bien, tanto para ti, como para toda Elysium.

Mañana comenzaremos en la sala de entrenamiento numero tres, a las 10 de la mañana, procura descansar, lo necesitarás.

Intentaba ser lo mas suave posible al principio, habría tiempo de ser dura o exigente, manejar la energía o verla manejar a otros no es siempre algo facil de asimilar y a menudo la mente se cierra o se perturba al principio.

Acto seguido saco de uno de los cajones un maletín de tamaño considerable y se lo entrego.

-Este es el traje de combate estandar de los evocadores, deberás llevarlo siempre que estés de servicio, no lo olvides.

Mi rostro no había cambiado en ningun momento, respondería alguna pregunta pertinente, aunque lo mejor que puede hacer es dejarlo estar e irse a dormir, el comienzo siempre es dificil, el descanso es tan importante como el trabajo.

Balakia escuchó pacientemente y con atención las palabras de Elena. ¿Misiones? ¿"entrenamiento"? al parecer iban a enseñarla a sacarle partido a aquél don cuanto antes. A la mañana siguiente para ser exactos.

"¿Evocadora...?"

Se le hacía extraño que le dieran un título, o calificativo, o como fuera que pudiera definirse aquello para describirla. Lo que sí estaba claro era que el hechp de que se esperaba mucho de los que eran como ella, de lso evocadores, era algo que no le sonaba disparatado pero aun así tambien significaba que el enemigo pensaba exactamente lo mismo... con lo que aquello conllevaba.

Manejar los elementos con la fuerza de la voluntad era una baza muy valiosa contra las hordas de demonios y Balakia desde luego creía firmemente que la única manera de combatir el fuego, era con fuego.

Elena:

"Heh... Eso suena a que no va a ser un paseo por el parque precisamente... "

Lo cierto es que dudaba que aquella mujer se andase con tonterías.
 

Elena:

La muchacha de cabello azabache recogió el maletín que le tendían, no lo abrio allí mismo, ya tendría tiempo de hacerlo en su apartamento... y el hecho de que la mujer insistiese en aquella frase sobre algo a priori "normal" le daba todavía más certeza de que en el capo de batalla nadie se andaba con chiquitas. Aunque había muchas cosas que no sabía tampoco era el mejor momento para preguntarlas, no sólo por lo que ya había dicho elena si no porque realmente necesitaba descansar así que optó por despedirse con sencillez antes de volver de nuevo a la A-27.

—De acuerdo...—respondió—allí estaré mañana.

Balakia pudo conciliar o no un sueño tranquilo, pero desde luego el lecho era quizá el mas comodo que había provado hasta la fecha, tanto por el colchon, como por la climatización y la limpieza. En cualquier caso a la mañana siguiente, el despertador sonó y despertó a Balakia con el tiempo suficiente para prepararse. Podría conseguir un desayuno en la sala comun, donde habia una maquina de café y otra con algo de bollería, aunque eso podría recordar a la joven evocadora, que para la comida tenía dos opciones, ir al comedor donde por un precio razonable daban una buena comida, o ir a comprarla y prepararla en su departamento, pero eso sería a la hora de comer.

La sala número tres de entrenamiento esta dentro del ala de los cabalistas, pero fuera de la escuela de evocadores, estas distintas salas de entrenamientos son usadas por todas las escuelas del ala, aunque normalmente estan asignadas de antemano, salvo cuando se quieren hacer entrenamientos en comun varias escuelas a la vez.

Una vez en la sala de entrenamiento Balakia pudo ver a unas diez personas mas o menos, todas ellas con el traje de evocador al igual que ella. Aquel pabellón era bastante amplio, y había muñecos de entrenamiento en un lateral hechos de distintos materiales y formas, tambien puertas a varias salas de almacén. Tambien en un cuadrado hacia la izquierda hay un enorme proyector de hologramas que de momento permanecía apagado.

Todos los presentes parecen alumnos, Elena, o quien fuese a dirigir ese entrenamiento no había llegado, aun era pronto. Muchos hablan entre si, tambien alguno que otro hecha una mirada indiscreta a Balakia.

Balakia no sabría determinar cuándo fue la última vez que había dormido en algo merecedor de llamarse "cama", de hecho, no sabríaa determinar cuándo había sido la última vez que había hecho algo merecedor de llamarse "dormir".

Siempre alerta, siempre a escondidas, tratando de evitar ser descubierta por las hordas de demonios mientras al mismo tiempo trataba de reponer energías... abandonarse al sueño era un lujo que no podía permitirse en las ruínas de Nueva York, tan sólo una cabezada traidora escasos minutos tras encontrar un lugar enrevesadamente escondido y para nada cómodo, cálido o apetecible.

Precisamente por aquello, la oportunidad de poder echarse sobre un colchón limpio y mullido sin tener que estar en alerta máxima para averiguar por dónde le vendría el siguiente ataque hizo que cayera rendida y descansara toda la noche del tirón sin ni si quiera moverse de la postura con la que se había tumbado inicialmente.

Por supuesto aquello se notó a la mañana siguiente. Al levantarse, la mirada de la muchacha había recuperado aquella profundidad algo mística y sus ojos volvían a presentar un aspecto cristalino, como dos pedacitos azules de hielo, libres al fin del velo de agotamiento que los había entelado el día anterior. De nuevo se movía con gracilidad y sin a rrastrar los pies... de modo que se acicaló un poco, vistió su recién adquirido uniforme de evocadora y se encaminó hacia la sala de entrenamiento Nº3 con tiempo de sobra como para llegar allí seis o siete minutos antes de las diez de la mañana.

Cuando llegó a su destino, vio que ya había puñado decente de evocadores, diez no era muchos pero le parecía bien, en su opinión, mejor cuanto menos caras tuviera que aprenderse... por otro lado, a menos gente, más concentrado sería el avance.
Se detuvo unos pasos nada más entrar, apoyando el peso del cuerpo en una pierna en lugar de ir a hablar con nadie en concreto... pese a que no le pasaron desapercibidas las miradas casuales que cayeron sobre ella, no parecieorn importarle, simplemente miró contranquilidad los alrededores, identificando la sala.

Al parecer quien fuera a entrenarles aquella mañana aún no había llegado así que se limitaría a esperar, tampoco tenía muchas ganas de acercarse a hablar con nadie.

Más tarde, de vuelta en su apartamento, Balakia se encontraba sentada en el borde de la cama con la espada templaria en sus rodillas. Dibujaba el grabado de la cruz en la empuñadura conun dedo mientras sus ojos azules permanecán perdidos en un punto indeterminado de la pared.

"Quién lo diría... " suspiró "... después de tantos años, voy a... dormir propiamente dicho. Tranquila toda la noche sin tener que andar pendiente de si un stalker aparecerá rompiendo la pared o sin tener que hacerlo en un recoveco como las ratas"

Detuvo la mano y miró la espada.

"Yo. La que no tenía fé... ¿acaso esto es justo?"

La cogió y la dejó sobre la mesita. Más le valía descansar, mañana sería el primer día de entrenamiento propiamente dicho.

"Buenas noches, Alex... "

A la mañana siguiente solo el despertador a la hora de siempre, ya se oía algo de actividad fuera como todos los dias. Balakia tendría tiempo de sobra para vestirse y prepararse con toda la equipación de evocador, aquel traje no era facil de poner, pero una vez puesto era probablemente el traje mas comodo que había vestido Balakia en su vida.

Una vez en la sala comun había bastantes evocadores por ahí pululando, todos con la ropa reglamentaria, muchos de ellos tomaban el desayuno, un cafe con algo de bollería mientras miraban algo en su PDA o en las terminales de la sala.

Poco despues Elena salió del despacho de dirección para dirigirse a todos, su mera presencia era imponente, desde luego aunque solo fuese por su aspecto parecía una lider nata.

-Prestad atención.

Todos dejaron lo que estaban haciendo y miraron a la maestra.

-Se han tratado dos temas principales en la ultima reunión del consejo, se va a llevar a cabo una misión a una escala algo mas grande que la habitual, y pos supuesto necesitarán a 1 o 2 evocadores en las escuadras con mas riesgo de encuentro con demonios. Ultimaremos detalles en la sala de entrenamiento.

Hizo una pausa y por alguna razón miró unos segundos al techo, luego de nuevo a los preentes

-La segunda cuestión es la presentación por parte del departamento cientifico de nuevo interfaz del ordenador central, está a disposición de todos, nos ayudará a coordinar nuestras fuerzas y a acceder a la información del ordenador central de manera rapida y cómoda:

Alicia.

Pronunció ese nombre y aguardó.

Acto seguido, al lado de Elena comenzó a preyectarse una imagen holográfica.

Que pronto se volvió nítida, era una niña bestida de blanco, pelo largo castaño oscuro y liso, su piel era palida y sus ojos grandes y negros.

El sonido, cuando comenzó a hablar, en efecto parece venir del propio holograma.

-Es un placer trabajar con todos.

La niña se inclinó ligeramente saludando, luego fue Elena quien volció a hablar.

-Llamarla siempre que la necesiteis, se han instalado microproyectores por toda la base para que pueda aparece casi en cualquier sitio.

Elena miró de nuevo al holograma.

-Gracias Alicia.

El holograma desapareció y Elena concluyó.

-Bien, todos a la sala 3 de entrenamiento.

Los que estaban desayunando terminaron de un trago y se levantaron rapido, pronto saldrían todos.

El despertador de Balakia sonó a las 4 de la madrugada, tal y como estaba previsto, incluso desde dentro de la habitación ya se oia algo de gente para allá y para acá por los pasillos. Era una hora prudente, la joven evocadora tenía tiempo de sobra para prepararse, tendría que ponerse el traje especial de Evocadora, pero esta vez no era para ir a una sala de entrenamiento, sino para volver ahí arriba, para volver a ese mundo en ruinas, invadido por criaturas infernales, donde solo hay muerte y destrucción allá donde mires, un mundo, que Balakaia conoce bien.

Sin embargo, al salir de su habitación con todo el equipamiento, se encontró con una atmosfera bastante distinta a la que una "recien llegada" como Balakia esperaría encontrarse, no hay miedo en los rostros de los demas alumnos, sino una sonrisa de determinación, no hay nerviosismo, sino emoción, ese sentimiento de los soldados de Elysium era el mayor de sus logros, la mejor forma de sobrellevar la mas absoluta responsabilidad: Ser la ultima esperanza de la humanidad.

Cuando Balakia llegó a la sala comun, se encontro con dos de los otros tres evocadores que irian a la mision. Estaban tambien totalmente equipados desayunando café y un bollo, de pié los dos, un hombre y una mujer. Al ver a Balakia, ambos se giraron y la saludaron, primero la chica, que no parece mayor ni mucho menos que Balakia.

-Oh, buenos dias... mmm... Balakia ¿Verdad? yo soy Vexille iré en el equipo uno.

Luego habló el hombre.

-Yo Leon, iré con el equipo cuatro.

Solo faltaba la propia Elena, que es la que acompañaría al equipo uno.

Balakia se había ido comiendo un bollo por el camino pero cuando llegó al punto de reunión ya lo había terminado. En aquella ocasión llevaba aquella espada consigo, colgada de la cintura, aquella espada que no empleaba nunca pero de la que no se separaba, para ella era mucho más que una simple espada...

Cuando vió a los otros dos evocadores estaba terminando de chuparse el meñique ya que le quedaba algo de azúcar del bollo así que les saludo con la otra mano.

—Sí, Balakia—dijo finalmente con toda la calma del mundo cruzando los brazos de modo que se agarraba ambos codos—iré en el grupo 2, un placer...

Apenas se habían presentado cuando Elena salió de su despacho, tambien estaba completamente equipada, no llevava nada ostentoso, encima de su traje de combate lleva una gabardina negra y algo mas larga que la de sus alumnos, sus guantes eran muy gruesos en el antebrazo y la parte que cubre la parte exterior de la mano, con numerosas "valvulas" y raros sitemas para canalizar energía, y mas concretamente el elemento fuego. En su cinturón hay un cuchillo reglamentario y una pistola bastante mas grande que la estandar, aunque enfundada no se pueden apreciar los detalles. Se acercó a los tres alumnos reunidos ajustando sus voluminosos guantes.

-Si estais listos, en marcha, el general en persona vendrá a nuestra partida.

Lo cierto es que Elena tenia la curiosa capacidad de inspirar confianza con su sola presencia, ya no solo por su buena y siempre impecable apariencia, sino porque tenía madera de lider, siempre segura de si misma, de sus capacidades y en este caso, tambien de las de sus alumnos.

Comenzó a caminar hasta salir de la escuela y sus alumnaos la siguieron, dirección al hangar.

Antes de ir a la escuela de evocadores, Yehudit fue corriendo a recojer un canasto con ingredientes y utensilios preparados.

Una vez en la escuela Balakia descubrió que no había practicamente nadie, todos estaban en la cantina, el centro medico visitando a los heridos o simplemente en sus apartamentos descansando. Ya dentro del apartamento de la evocadora Yehudic comenzó a sacar cosas del canasto, entre ellas un delantal que le quedaba francamiente bien, ¿cuantas veces se ven demonios con delantales?...

Tambien no pasó desapercibido para Balakia el hecho de que todo había sido minuciosamente preparado, la sucubo tenía todos los ingredientes preparados y troceados para un guiso de pollo. Enseguida se puso manos a la obra con una destreza admirable, una vez mas era inevitable contemplar su cola moverse a un lado y a otro a la vez que tarareaba alguna canción.

-La verdad es que se está bien aqui, pero hace mucho tiempo que el amo y yo no vamos de misión, creo que podría ser de gran ayuda, pero sospecho que el amo se está volviendo demasiado sobreprotector. Si vamos alguna vez juntas de misión, no dejaré que te toquen esas bestias.

Comentó a la vez que cocinaba, el apartamento era pequeño pero tenía todo lo necesario, aunque fuese a pequeña escala, eso incluía una especie de vitrocerámica y una mesa pequeña donde sentarse a comer.

Balakia tenía que reconocer que aquello era cuanto menos lo más único y extraño que había visto en sus venticinco años de vida. El motivo de que la Súcubo supiese cocinar (y para colmo, bien) era un auténtico misterio... o bueno, igual no tanto y Avner se dedicaba a más cosas que a hacer experimentos.

Mientras Yehudit hablaba se había sentado en una silla y se dedicaba a juguetear sobre la mesa con la caja que la enfermer ale había dado, haciéndola balancearse sobre un vértice mientras la sujetaba con el índice.

"¿Bestias?"

De nuevo le extrañaba aquella especie de "diferencia" que había parecer con los demonios de fuera. La miró un momento y luego volvió a mirar la caja

—No ví ningún invocador en Wilfarna—dijo haciéndola girar una vez—se lo deben de pensar mucho antes de mandar uno de misión. Si es que hay más, porque concretamente sólo he conocido a Avner en todo Elysium.

"Aunque ahora que caigo, menudo pedazo de arma de doble filo... "