Partida Rol por web

Me pregunto que clase de Jarl será esta que deja a su padre enfrentarse solo a sus enemigos y avanzar hacia una muerte segura mientras se distrae con ocurrencias y fútiles planes... - dice con tristeza Svala, mirando con intensidad a Tornbjorg mientras Guntar corre, seguido del indisciplinado Lörky, hacia la Puerta Norte - Yo al menos no le abandonaré tan fácilmente - añade, saliendo tras él, aparentemente sin esfuerzo, como si no tuviera que mover los pies para desplazarse.

A su vez, al ritmo que marcan los estertores cada vez más entrecortados de Kolbein, que yace en el suelo moribundo, Ottar y Svein, se dedican obedientemente a la tarea que se les ha encomendado. Mientras tratan de envolver las puntas de la flecha en los trapos se intercambian miradas de incredulidad a medida que van siendo conscientes de la dificultad que entraña simplemente que se sostengan ahí cuando los proyectiles permanecen inmóviles. Brunilda, sale del Gran Salón a toda carrera, con una lanza en cada mano, y se detiene de repente sorprendida, contemplando la escena.

Los llamados de Tornbjorg y Brunhild Gunnarsdottir parecen haber tenido resultados, pues algunas puertas comienzan a abrirse y de ellas salen algunos hombres, con hachas y martillos.

Adapto mi paso al movimiento de Svala e intento seguir su ritmo...

Si veo que me cuesta mucho dejo caer una lanza...

Y si no puedo, reduzco el ritmo, pero intentando dar alcance al Jarl...

SALID, SALID, VIKINGOS!!! - grita la poderosa voz del Ruidoso, que sale del establo acompañado de su inseparable y silencioso herrero - LA VENGANZA ESTÁ PRÓXIMA, PAGARÁN LA HUMILLACIÓN!!. YA ESTÁN AQUÍ LOS HOUSCARLS, HAREMOS QUE SANGREN NUESTROS ENEMIGOS!!! - añade, golpeando la espada y el escudo con los que se ha equipado.

Ottar esta a punto de ponerse vizco por la concentración. Con dedos regordetes tensa la tela alrededor del astil de la flecha hasta hacer un apretado burruño de tela. Satisfecho levanta la flecha admirando su obra, cuando la tela se desata y cae al suelo.

Arggghhh!! Me cago en...

Refunfuña y maldice mientras vuelve a enrollar la tela en la flecha.

Olaf, impasible, mira cómo se esfuerzan los Houscarls en sus intentos. Mira hacia el puerto y hacia la calle hacia la que corren el Jarl y Svala. Mira a la gente que se está reuniendo en la plaza...

Brunilda, al salir del gran salón, con sus dos nuevas lanzas, oye el comentario de Svala...

Pasa al lado de sus compañeros Houscarls pensando... que estarán estos haciendo ahí sentados, manipulando flechas??? ... no ven que el Jarl se va a enfrentar solo a nuestros enemigos????

Sale corriendo, intentando mantener el paso de Svala, aunque el cansancio le está empezando a hacer mella en ella…

Con gesto impaciente Sveim agarra con fuerza la venda, -no hombre, tienes que apretarla mas, ves, asi- dice el joven mientras tira con fuerza de la venda, al segundo tiron se escucha un fuerte rasguido -ghrssssssssss- ... la venda se ha roto a lo largo, uno de los trozos cae al suelo y el otro cuelga de los dedos del poeta que lo observa bizqueando, y sacando la lengua añade ooops, no me hagas caso, no tengo ni puta idea de hacer esto.

ignorando la mirada de la vieja, miro meneando la cabeza, viendo que los intentos de crear las flechas son inútiles.

Esta bien, dejadlo y vayamos tras esos insensatos. Esperemos que la gente nos siga.

Brunhild Gunnarsdottir sigue a Guntar, padre de Tornbjorg... lamentablemente está cada vez más cansada, pero aquí no hay medias tintas...

Sacude la cabeza ante las palabras de Svala... pero no dice nada.

Vayamos al encuentro de la muerte...

Guntar, escoltado por Lörky, Svala y Brunilda avanzan decididos y ya están a medio camino de la Puerta Norte cuando el segundo grupo, comandado por Tornbjorg, se decide a continuar la marcha. Kirk, Brunhild, Ottar, Olaf y Svein la acompañan.

Pasáis a toda carrera, levantando con vuestras pesadas botas la nieve alrededor del cuerpo de Kolbein, que se encoge un poco más a vuestro paso mientras sigue tosiendo y escupiendo sangre, y os contempla con ojos vidriosos.

Brunilda empieza a reducir el paso, cada vez mas lento, a la vez que comenta, sin gritar, pero lo suficientemente alto para que le oigan…

A este paso, cuando lleguemos a la playa seremos presa fácil de abatir… si es que no nos emboscan antes... vayamos más despacio y con algo de precaución!!!

Bien, preparemos las armas, hemos de acabar con esa basura, veamos si les podemos sorprender nosotros a ellos.

Olaf trota por detrás y a la izquierda de la jefa, atento a cualquier cosa que pueda ser extraña o peligrosa. Durante el camino ha sacado, por fin, el cuchillo largo que suele llevar encima. Una extraña espada corta, antigua. Ridícula en el entorno del norte, con sus enormes armas destinadas a hacer daños masivos, pero sumamente útil en escaramuzas y combates cerrados.

-Graaaak - Dice de vez en cuando.

Al pasar bajo la Puerta Norte resulta evidente para vosotros que los habitantes de Upplands no os siguen, como esperabais. Al volver la vista atrás os dais cuenta de que se han arremolinado alrededor del lugar donde yacía el cuerpo de Kolbein.

Alcanzáis a oír el vozarrón del Ruidoso gritando algo por encima del murmullo del resto de la gente, que parecen discutir entre ellos. De refilón, pues continuáis vuestra carrera, os parece que se están organizando para transportarlo.

Salís de la ciudad y el nevado páramo que lleva hasta la playa aparece desierto. Nada extraño observáis, y no parece posible que haya enemigos delante vuestro por el momento. Muy a lo lejos, alcanzáis a atisbar entre las sombras de la noche las siluetas de lo que parecen ser las casas de desecado del pescado.

Aunque es muy difícil debido a la nieve que ha caído sobre ellos y les confunde con el paisaje, Ottar ve más adelante dos bultos en el suelo, del tamaño de un hombre grande, que no deberían estar ahí.