Partida Rol por web

Soy William. Me recuerdo otra vez en el estruendo de la batalla, es importante no olvidar, para no perderme.

Me cuesta concentrarme, demasiado ruido, demasiado calor, demasiados olores y demasiado humo. JODER... ¿dónde estas Louise? Busco con la mirada, hasta que mis ojos se cruzan con los suyos, unos ojos cuya mirada me cuesta sostener y me incomoda, es ella, me ha reconocido, seguro...

El silbido de una flecha caída a mi lado, me despierta, haciéndome reaccionar de nuevo. Debo llegar hasta ella. Grito llamándola entonces, Louise, - GRRRRRRR, sin darme cuenta de que mis cuerdas vocales, ya no me permiten pronunciar su nombre, demasiado ruido, no puede escucharme, debo acercarme.

Comienzo a correr, aunque mi carrera mi obligue a pasar cerca del Balrog, parece demasiado concentrado en sus atacantes como para reparar en mi.

En medio de la cadena de sucesos que trajo consigo el Balrog un enorme oso hace su aparición, y tras gruñir un poco se acerca veloz a Indis con intenciones poco amigables.  Por las llamas el olifante termina huyendo por la saliente rocosa utilizada por los huargos pero en su pavor el animal no percata el precipicio que hay al otro lado. Sin remedio el olifante cae al abismo por no poder evitar detenerse a tiempo por culpa de su gran porte y velocidad de marcha. Los pocos ocupantes que viajaban con el saltan justo a tiempo para salvar sus vidas.

El destino parece ensañarse con Tareth. Antes no fue capaz de evitar las llamas  porque sufrió quemaduras que podrían matar a cualquier guerrero experimentado pero aun seguía en pie; pero luego el Maiar desterrado utiliza su presencia pavorosa para también paralizar al valiente medio elfo. Ahora su destino podría empeorar aun más.   

- Arghhh…ahora sufrirás el peor de los castigos, porque la muerte no es suficiente para ti… ahora veras a tus amigos morir. ¡Contempla el poder de un Maiar!  - Entonces con un movimiento de sus garras el Balrog invoca el poder de los cielos sobre Evereth y Anduin.

Varios relámpagos caen cerca de ellos destruyendo todo a su paso y provocando un derrumbe que acaba por enterrarlos en vida bajo varias toneladas de roca. Para culminar el látigo ardiente de Gothmog surca el aire en dirección a Tareth … y por milagro de los Valar la muerte golpea a centímetros de él.

De repente la oscuridad nos abraza con fuerza, una eminente lluvia de fuego nos sumerge en el peor de los males y por suerte logro cubrirme con mi capa evitando un daño mayor. La situación se volvía de a ratos cada vez más caótica y el miedo se apoderaba de mi como si fuera una presa al acecho. 

Mis manos temblorosas sujetaban el arco al contemplar una de las obras maestras de Morgoth, su aura penetrante me paralizaba al punto de quedarme estática observando la situación sin poder siquiera hacer algo. El terror se apropió de mi persona y no sabía exactamente que hacer, era una víctima de tantas que perecía bajo el influjo del caos y la maldad de Morgoth. 

Anhelando mediante súplicas mi salvación espero lo peor, si una muerte se aproxima la recibiré con entereza. 

Dredoc abrió los ojos como platos cuando empezó a llover fuego del cielo. Intentó en vano apartarse de las llamaradas, pero gritó cuando una le golpeó de lleno. Aún no había tenido tiempo de pensar, cuando se tiró del caballo para intentar apagarse las llamas rodando por el suelo... a pesar del riesgo que suponía ser pisoteado por alguien o por alguna criatura. 

En cualquier caso, no sería la primera vez ese día que alguna montura le embestía, y puestos a elegir, prefería quedar noqueado por un huargo o caballo que arder como una antorcha reseca.

Cuando se pudo poner de rodillas, por encima del fragor de la batalla bramó aquella terrorífica voz. ¿Qué significaba todo aquello?.

No pudo más que sentirse pequeño, indefenso, insignificante ante aquella oscura magnificencia. Sin embargo, su conversación no parecía tener nada de sentido salvo para Galvan, que, no sabía como, parecía continuar más o menos sereno.

Entremedio de los cadáveres de humanos y orcos ardiendo, caballos corriendo con las crines en llamas y víctimas intentando desprenderse del fuego entre gritos, vio un oso que corría hacia Indis, que había quedado como petrificada.

Recogió su espada con un crujido de los nudillos, empapado en sudor y sucio de carbonilla, polvo y oliendo a chamisquina, levantó una rodilla del suelo, puso una mano sobre ella y se levantó de un salto enérgico. No tenía intención alguna de acercarse por ahora al balrog, del que costaba apartar la mirada, pero sí podría hacer algo por la elfa. Corrió hacia ella mientras esquivaba obstáculos, y se puso entre medio. Si el oso quería llegar a ella, debería discutirlo primero con su espada.

Reacciona, Indis!!

Justo antes de alcanzar al Balrog, al aire alrededor comienza a crepitar, mi pelo se eriza y en el instante que dura un parpadeo varios rayos caen al suelo, provocando un derrumbe que sepulta a algunos combatientes. JODER. Detengo mi carrera abruptamente, por ahí no, ¿por dónde?, allí, eso es, tan solo unos segundos, para iniciarla de nuevo variando algo mi rumbo.

Al pasar "cerca" del Balrog, el calor levanta algunas ampollas en mi piel, y el pelo comienza a arder en algunos lugares, duele, pero sobreviviré. NOOOO.

Durante mi carrera no reparo en la figura de un guerrero que corre también hacia ella, con la espada en la mano, dispuesto a emplearla. Apenas tengo tiempo de frenar cuando el se interpone entre los dos, haciéndome frente, ¿haciéndome frente?, me alzo rápidamente tratando de explicarme, tiene que entender, la necesito, tengo que encontrar a los demás, y ella es la única opción que tengo, espera, no quiero hacerle daño, LOUISE, grito, - GGRRRR, GRRRRRRRRRR, digo mientras paseo la mirada del guerrero hacia Louise, esperando que comprendan... y solo entonces al ver la mirada que muestran ellos, me doy cuenta de mi error, Debo cambiar. Mas antes de que se produzca el cambio cae una flecha perdida sobre mi omóplato izquierdo, arrancándome un sonoro gruñido - GGGGRRRRRRRR.

Galvan cobra fuerzas renovadas al ver que sus compañeros le han seguido en el ataque. Su corazón sigue encogido por el miedo, pero su férrea voluntad le ayuda a seguir adelante. Aprovechando que son numerosos atacantes los que se enfrentan al Balrog, se cuela entre sus piernas y llega hasta la retaguardia desde donde le lanza un taque certero. La punta de su espada le alcanza en la parte interior del cuarto trasero derecho, pero la piel es dura y apenas consigue penetrar. 

Rain "sabe" lo que pasa, pero no puede dejar de sentir cual siente un elfo, esta vez el escenario se a metido hasta sus venas, en su mente esta el escenario también, latente y vivo, moviendo sus sentimientos, de alguna forma Rain quería negarse al estado alfa, pero la impresión de lo que sucedía la dejo sin esa voluntad a cambio de otra, la voluntad que parecía tener su origen en la Luz de Varda le imponía cobrar bríos y valor para encarar al enemigo que en esos momentos castigaba de terrible forma a sus compañeros.

- Luz de Varda guíanos en esta oscuridad - dijo tomando con fuerza aquel objeto de deslumbrante brillo llevándolo a su pecho. Luego tomo la Luz de Varda con la diestra y sosteniéndola en lo alto corrió a un lado de "Quic0"

Ataquemos juntos Galvan, nuestros amigos están en problemas - le dijo y luego le dio la luz - Esta es la luz de Varda tómala, así podre tensar mi arco en contra de ese demonio -

Inmóvil y con la mirada fija en el Balrog permanezco, mi mente no paraba de hablar y de buscar la forma para salir de este estado tan perturbador, pero allí estaba atemorizándome impidiendo que logre mantenerme fuerte e indemne ante sus poderes. Nunca en mi vida me había sentido tan insignificante y era lamentable para mis compañeros e incluso para mi dignidad.

Pero un vestigio de luz resplandece en aquella oscuridad, era la mirada del Edain intentando salvarme de mi propia prisión del miedo, su voz me despierta del colapso y es cuando de forma manifiesta reacciono. - Dedroc... - no alcanzo a decir una palabra mas cuando veo que un oso avanza rápidamente hacia nosotros. Por lo que tenía entendido estos animales podrían ser personas, se los llaman Beórnidas y no era una creación de la mente siniestra de Morgoth.

Al ver que el edain lo enfrenta me coloco a su lado. - ¡Dedroc! ¡Espera! - le digo tomando su brazo. - No sabemos si es un beórnidas, tal vez si lo atacamos cometamos un grave error. - continúo brindándole una explicación escueta para que razone. Y ahora fijando mis ojos al los del oso expreso con bravura. - Si eres un hombre muéstrate porque nos aseguraremos de que mueras si intentas hacernos daño. - afirmo apuntando con mi arco en su pecho, esperando una respuesta que confirme mi teoría. 

Los rayos de luz del fragmento de estrellas de Varda cortan la oscuridad como la mejor espada jamás concebida. Aquella luz se vuelve más fuerte contra la presencia de la oscuridad de Morghot y sus secuaces.

El Balrog parece perder imponencia ante semejante artilugio celeste, encima Galvan no cesa de pinchar una y otra vez su cuerpo con su espada. Todo esto causa una distracción suficiente para que los demás puedan idear un plan.

La pequeña elfa estaba causando desastres en su malvado plan. No permitiría que continuara haciéndolo. – ¡Basta! ¡Muereeee…! – con su otra garra el Balrog vuelve a invocar el poder del rayo sobre Ross cuando intenta pasar la Luz de Varda a Galvan.

La poderosa luz de Varda resplandece con fuerza al tiempo que el balrog invoca el rayo. Rain logra predecir el mortal ataque a tiempo y dar un salto para esquivar el ataque. Aquel demonio deslumbrado por la refulgente arma no pudo percatarse siquiera cuando Ross se quito, ahora en lugar de ella solo habia un agujero en el rocoso suelo.

Rain dio un par de piruetas para caer suavemente cerca de Galvan - Varda nos ayude, toma - le dio la luz y tomando su arco busco corriendo con ligeros pies un angulo desde donde disparar a los ojos de la criatura.

Galvan asintió. Cogió la Luz de Varda con la mano del broquel. La miró una décima de segundo. Era lo más bello que había visto nunca. Entonces se le ocurrió que el broquel le permitiría un juego que despistaría más aún a su adversario. Con el broquel podía ocultarla y mostrarla en el momento preciso de sus ataques para cegarlo. Así lo hizo. Esperó el momento adecuado y lanzó su ataque, entrando a la vez con el escudo y con su espada de punta. 

-Bueno, bueno...¿a que no contabas con esto?¿Sabes cual es tu puto problema?¡Que siempre lo sueltas todo en la primera jugada y te quedas sin nada para después! Y es entonces cuando yo te pateo tu gordo culo.

Me pongo en pie con no poca dificultad.

- Maldito seas Shadow JDRC. - digo avanzando tras Ross mientras coloco una flecha en el arco apuntando al Balrog en que se ha transformado al llegar hasta aquí.

Tras volverme gruñendo al sentirme agredido, me llega a los oídos atravesando los sonidos de la guerra, la voz clara y cristalina de la mujer que conocí bajo el nombre de Louise, me giro de nuevo para encarar a Louise y al guerrero, e inclinando la cabeza, en un gesto que denota sumisión, dando a entender que mis intenciones no son agresivas, comienzo a cambiar, la garra vuelve a ser mano, comienza a desaparecer el pelo de mi cuerpo, y el suelo comienza a mostrarse de nuevo mas cercano. Mi respiración continua agitada, y la flecha, que hirió mi espalda, permanece alojada en esta. Cuando termina de completarse el cambio, me encuentro con una rodilla apoyada sobre el suelo, alzo entonces la vista, y sosteniendo la mirada de Louise, respondo cuidadoso, - Soy Vâlgarður, me envía Maedhros en vuestra ayuda.

Al observar la luz de Varda pudo discernir por un segundo algo más que un simple objeto mágico de este escenario. Aquella luz celestial irradia memorias propias de Quic0 y de otros tanto. Fragmentos de mil mentes y cientos de mundos de Estado Alfa residen allí.

De aquella luz llegan recuerdos previos al accidente aéreo. Aquel fatídico día cuando el avión se estrelló minutos después de despegar. Recuerdas un velorio y un entierro pero aquellos féretros estaban vacios; nada había para enterrar más que una fotografía y una prenda personal del matrimonio Ramos. Luego llego la reunión donde hubo que firmar varios documentos. Recuerdas aquel día de reunión con los señores de traje en aquel edificio que rozaba las nubes. Aquel edificio que te es tan familiar…

Galvan/Quick0 ahora es inmune al Aura del Balrog al sostener la esencia de luz de Varda.

Contra todo pronóstico la flecha de Kiara penetra la gruesa piel del Balrog en el momento que la Luz de Varda es utilizada por Galvan para cegar al monstruo y hundir su espada en el Balrog.

Por primera vez Gothmog retrocede ligeramente en busca de alguna posición defensiva. Su plan de combatir únicamente contra Galvan ha fallado estrepitosamente.

No importa lo que digas Quick0. ¡Volveré en mil formas hasta vencerte!

Utilizando sus dotes de Maiar el Balrog crea una muralla de fuego con la finalidad de frenar a sus oponentes y con ello ganar algo de tiempo para su plan malvado.

Galvan se cubre la cara con su capa y sin dudarlo dos veces, atraviesa el muro de fuego, poniendo la espada de punta, preparado para ensartar al balrog, que debería estar esperando al otro lado

Que la luz de varda me proteja. Apretó la joya en su mano.

-Volverás y cada vez que vuelvas te haré morder el polvo. Vuélvete a la gameboy, capullo. Esto te queda grande. 

Que mi flecha impacte en su objetivo es más de lo que esperaba pues ni siquiera era capaz de concentrarme. Intenté atravesar el muro de fuego pero el calor resultó extremadamente sofocante así que desistí.

- Maldito hijo de puta. - pienso apretando el arco con tanta fuerza que los nudillos se tornaron blancos.

Ross tenia en las manos dos flechas benditas por Varda y ungidas con la savia del árbol sagrado de las tierras imperecederas, lanzo ambas con su arco apuntando directo a los ojos del demonio, el doble tiro fue desviado en ultimo momento por el muro de fuego de Gothmog.

- ¡increíble! - pensó Rain - Estado alfa da con una mano pero te quita con la otra.

Ross tomo dos flechas benditas mas y las ungió con la savia. Busco un nuevo sitio desde donde disparar sin tener aquel muro como un obstáculo, con pies ligeros fue un poco mas arriba por uno de los costados del barranco para ganar altura y poder librar el muro en sus disparos, el Balrogh le asustaba y no quería pelear de cerca como Galvan.

Kiara intenta cruzar la pared ardiente pero el calor y las llamas le prohíben el paso a base de quemaduras. Deberá buscar otra forma de cruzar.

En cambio Galvan utilizando la Luz de Varda nuevamente asesta otro golpe en el Balrog luego de atravesar la barrera de fuego sin problemas.

Para culminar la pronta derrota una flecha perdida de Ross roza el mentón del balrog. El poderoso Maiar ahora devenido a menos retrocede dejando una estela de fuego a fin de no ser perseguido… en su retirada sus gritos de dolor por la savia del árbol sagrado dejan su eco en las montañas.