Partida Rol por web

Los demás ya no están aquí Quic0 - le dice al avatar - levántate amigo, tenemos que salir de aquí, estoy segura de que esto- le dice mostrando la luz de Varda - te aclaro la mente.

Tenemos que encontrarlos, tengo que encontrar a Eve, ¿no recuerdas? - en su voz se nota la preocupación por sus amigos perdidos - Se que no están muertos por que no están sus cuerpos como Charles, ni se han hecho polvo, creo que de algún modo salieron de aquí - Rain tenía un poco mas de dominio de estado alfa por todo lo que le había sucedido anteriormente, así que emergió parte de lo que realmente quería decir desde los labios de Ross la elfa de corta estatura.

Ross hecho a andar para reunirse con Vâlgarður, Dedroc e Indis.

-¿Por donde beórnidas amigo de elfos? - pregunto

Tras no poder atravesar el fuego para ayudar a Galvan me quedo pensativa hasta que veo que este consigue salir por su propio pie tras lo cual me sitúo junto a Ross esperando indicaciones del recién llegado.

No me agrada la idea de pasar bajo el ejercito enemigo pero ... no había otra opción. O por lo menos no ahora. Si tan solo el Olifante hubiera sobrevivido a las llamas lanzadas por ese jodido cabrón de Shadow ... tendríamos otra opción bastante interesante.

Antes de que Indis pueda pronunciarse, llega a nuestra altura Ross preguntándome por dónde debemos continuar. A pesar de mi reticencia a desvelar tan pronto la información que poseo, me veo obligado a hacerlo por la necesidad apremiante, suelto entonces el brazo de Louise y miro de nuevo el campo de batalla, con cara de evidente preocupación tratando de hallar algún paso "seguro" que nos permita llegar a la puta montaña, sin exponernos a demasiados riesgos, por dónde pero mis ojos no me permiten ver demasiado lejos, la ceniza y el humo que trajo el balrog, aún permanece dificultando mi visión.

Finalmente me decido a contestar a Ross, señalando, - aquella montaña, en su ladera norte oculta una galeria, debemos adentrarnos en ella. Esta batalla esta perdida, aunque ganemos... nuestra única posibilidad es adentrarnos en el paso de Maedhros.

Mientras hablo con Ross, mis ojos buscan sin descanso esa ruta "segura" que nos permita alcanzar la ladera, lejos del fuego de los dragones, eludir las flechas de los orcos, evitar al balrog... cuando mis ojos creen encontrarla, ahí está, es ahora o nunca, - ahora, tenemos que hacerlo ahora. Les exhorto de manera apremiante, - debéis seguirme, sino, todo estará perdido. Comienzo a correr alejándome unos metros, entonces me detengo y me vuelvo esperando que los demás me sigan.

el paso de Maedhros - repite la elfa las palabras y asiente con la cabeza, y en cuanto Vâlgarður comienza a andar con pasos apresurados Ross le sigue y se detiene junto a él para dar un par de tragos a su odre de agua y acomodar su equipo.

Rain tenia presente ahora que tenia que salir de ahí a como diera lugar, no tenia ninguna pista pero esta vez el escenario había terminado por cuasi alienarla de toda su conciencia. ¿Como salir de aquí? la única opción que tenia era seguir al beórnidas, eso o seguir ahí peleando con menos de la mitad de sus compañeros.

-¿Louise? ¿Me llamas Louise? Mi nombre es Indis, soy una elfa Vanyar. -  respondo con firmeza al Beórnidas. -No sé de que hablas, pero buscaremos esa salida. Al fin de cuentas no podemos luchar contra la oscuridad de Morgoth y solo nos queda huir antes que morir como el resto de nuestro compañeros. - estaba apenada, la suerte no venía de nuestro lado y lo único salvable era lo que tenía en manos ese hombre que ha aparecido por sorpresa. 

Una vez que me suelta el brazo y escucho la conversación con Ross, asiento y me preparo para irnos del lugar. Atrás quedaría el amargo sabor de la batalla ya que vivir un día más era lo que deseaba. Pero de repente en mi mente el nombre Louise ronda sin cesar. -¿Soy esa Louise? ¿Indis quien es? ¿Estado Alfa? - eran preguntas que me formulaba inconscientemente, algo raro estaba aconteciendo en mi interior y no sabría como manejarlo. 

A pesar de mis confusiones de identidad sigo al beórnidas por el paso entre las rocas a encontrarme con nuestro destino. 

-Será mejor seguirlo. Tampoco tenemos muchas más opciones. 

Galvan echó a correr detrás del beórnida pensando en cómo les estaba afectando todo esto. Él había tomado esto como si se tratase de un juego de rol, donde asumía el personaje de Galvan, el elfo noldor pero a algunos parecía que le había afectado sobremanera. Cierto que lo de Shadow había sido una pifia. ¿Pifia? No Quico. No es una pifia. Estado Alfa ha hecho trampas y lo sabes. Te quieren fuera y harán lo que sea para conseguirlo. Ya te puedes andar con cuidado. 

Louise parecía completamente confundida. Se alegraba de que fuese así. Un enemigo menos. 

-¿Entonces el resto...han muerto?¿Solo quedamos nosotros?

La marcha es complicada y tortuosa. Varias veces debieron detener el avance y ocultarse del enemigo que explora la zona en búsqueda de rezagados pero al fin llegan hasta el sitio indicado por el hombre oso. La entrada no es muy accesible. Tan solo a pie se puede llegar hasta allí y desde el aire no se puede encontrar ya que algunos arbustos y las altas cumbres bloquean la luz del sol.

Frente a la entrada (que tiene un tamaño descomunal para ser un simple pasaje) cientos de huesos custodian el acceso. Parecen sobras de alguna bestia…

Una vez en la entrada no parece tan buena idea, joder, esto está lleno de huesos, miro a los lados con preocupación evidente en el rostro. Y todos mis sentidos gritan una sola palabra, CUIDADO.

Me giro entonces mirando a mis nuevos compañeros, - esto es una guarida

¿Qué monstruo se oculta en su interior? ¿He sido engañado por el enemigo y he conducido a los demás a una muerte segura?

Entonces recuerdo, los osos tienen muchos mas receptores olfativos que los humanos, su bulbo olfatorio tiene mayor tamaño que el nuestro, pero antes de que verbalice mis temores comienzo a cambiar de aspecto, necesito olfatear, escuchar.

Cuando cambio de aspecto, me recuerdo a mi mismo, William, los recuerdos se suceden rápidamente, la noche de lluvia, el accidente, la cama del hospital, los sueños truncados...

Alzo la cabeza tratando de captar los olores que vienen del interior, pero el olor a ceniza del Balrog, aún satura mi bulbo olfatorio, impidiendome captar el olor de la criatura que se esconde en el interior.

Camino unos pasos, observando los huesos, tratando de buscar daños, de reconocer lesiones, para saber a que nos enfrentamos.

Motivo: Cambia pieles (olfatear)
Tirada: 4d6
Dificultad: 5+
Resultado: 4, 3, 2, 2 (Suma: 11)

La cueva huele a humedad y barro. Es extraño pero tu olfato solo percibe esas dos cosas. Los huesos no desprenden ningún olor particular. 

Dredoc no parecía tan pesimista respecto al resultado de la batalla. Los hombres del este eran veinte mil, que volvieron al redil de la Alianza, y aquella columna arrasada era de unos mil. Por su parte, los orcos habian perdido muchisimas espadas, y al balrog. 

Ver al general huir era un terremoto para la moral de los soldados. Ver huir a un ser tan antiguo y poderoso como un Balrog, debía ser lo mas desolador que podia imaginar uno de sus orcos.

Por tanto, Maedhros habia ganado diecinuevemil hombres y habia dado un mazazo asesino a la moral de los orcos.

Sin embargo tampoco quiso discutir con el beórnidas, si él preferia el pesimismo, discutir no lo iba a mejorar.

A ver a donde nos lleva... con un poco de suerte podemos dar otro golpe de efecto.

Entonces llegaron a aquella horripilante entrada. Dredoc no podia evitar que se le erizase el vello, pero el temor era lo que te permitia ser valiente. El que nada teme es un loco, el que temiendo, avanza, valiente.

Dredoc se agacho y comenzó a encender una antorcha.

Si alguien tiene alguna idea mejor, o ese frasco nos puede dar luz, que hable. No podemos pararnos. Si medio grupo derrotó a un Balrog, no hay gran cosa que temer estando unidos.

La antorcha estaba lista y encendida, y comenzaba a apartar las sombras de la entrada conforme el mercenario se acercaba. Sin embargo no era tan temerario, se paró en la entrada tratando de hallar e identificar huellas. Puede que aunque las encontrase no supiera de qué eran, pero quizá otro compañero sí.

Vamos a ver... esto son huellas de bota... nah, esto son cascos de caballo... nada... tiene que haber algo.

Por supuesto, entre mirada y mirada no quitaba el ojo izquierdo del interior de la cueva...

En el corazón de Rain había preocupación por sus compañeros caídos mientras en el corazón de Ross quedaba una leve pesadumbre por no poder seguir guardando la posición encomendada, pero cada vez quedaba menos de elfa y mas de Rain, tenia que salir de ahí.

Ross se puso en cuclillas para examinar el suelo y luego miro a todos lados examinando la entrada, mientras el hombre oso olfateaba, tomo la Luz de Varda y la levanto sobre su cabeza para iluminar un poco la entrada.

Luego se adelanto un trecho mas en la obscuridad para ver que mas había cerca pero regreso a donde estaba Galvan - La luz de Varda, ¿te recordó algo? - le pregunto en voz baja antes de seguir adelante - ¿crees que deberíamos? - le pregunta insinuando el darle la luz a sus demás compañeros.

Galvan asintió.

-La luz de Varda me trajo de nuevo a la realidad. A mi verdadero yo. A Quico. Y Quico sigue pensando que esto no es más que un puzzle que hay que resolver. Hasta ahora me ha ido bien con esa estrategia en los otros dos escenarios. Ahora debería funcionar también. Sin duda, debemos ir por la caverna. ¡Venga, vamos!

Mientras trato de encontrar alguna pista que nos revele quien es el morador de la cueva, escucho hablar al resto de avatares, y las palabras de algunos, me indican que ya saben quienes son fuera de este lugar, que poco a poco sus auténticos recuerdos se van abriendo camino en sus nuevas vidas, y mientras escucho, una duda mundana me asalta, ¿creo que no me he presentado?, si, si que lo hice, al menos Louise y el hombre saben como me llamo, pero ¿qué hace Louise aquí, por qué se esta arriesgando ella?

Me aproximo ahora a los dos elfos que hablan, ellos parece que ya recuerdan, ahora necesito que lo hagan los demás, pero poco a poco, no quiero arriesgar su cordura. Cuando llego a la altura de Galvan, toco cuidadosamente su mano con el hocico, al tiempo que emito un leve gruñido y alzo y bajo la cabeza mostrándo mi conformidad con sus palabras.

Ross toma la luz y la levanta una ves mas al ver la reacción de Vâlgarður a las palabras de Quic0.

Vamos - dice asintiendo con la cabeza.

Inmediatamente se pone en marcha, no le agradan mucho las cuevas, le recuerdan algo pero no sabe específicamente que, tal ves algún recuerdo de su niñez o es simplemente que le gusta mas andar al aire libre, pero de cualquier modo se pone al frente y avanza ayudada por la luz de Varda.

Dedroc examina la entrada antes que Galvan y los demás ingresen y lo que encuentra lo llena de asombro. Al principio él piensa que todo esto ya lo ha vivido antes, como si fuese un deja vu. Entre los huesos Dedroc encuentra su armadura y su espada, o al menos eso parece ser. Copias idénticas de sus pertenencias de batalla…

Ross avanza tomando la delantera del grupo. Al cruzar la entrada puede observar que al final del túnel, cien o doscientos metros adentro, una tenue luz señala un espacio abierto; pero a medio camino una gran reja de hierro bloquea el paso.

Galvan posa la mano sobre el lomo del oso en gesto amistoso. 

-Sí, vamos. 

Se puso a la par de Ross y avanzó atento a lo que pudiese pasar. 

Al poco rato llegaron a la reja. Mmm...vaya. Galvan echó un vistazo. No se veía ninguna cerradura, así que esto se debía abrir accionando algún mecanismo, así que se dispuso a buscarlo.

Camino hacia el interior de la caverna, al lado de Galvan y Ross, si las cosas se ponen feas, será mejor que vaya en la vanguardia, mi respiración se acelera levemente mientras nos adentramos y mientras camino voy resoplando. Al poco de caminar llegamos a una pesada reja de hierro, el camino continua pero la verja nos cierra el paso, entonces todas mis alarmas se disparan, dios estamos en una ratonera, no me cuesta imaginar a los orcos y al Balrog avanzando hacia el interior, siguiendo nuestros pasos y dandonos muerte, atrapados entre la entrada y la reja. Comienzo a moverme inquieto y sin querer golpeo a mis compañeros sin llegar a lastimarles realmente, mientras me giro para observar la entrada. Si me alzo sobre las patas traseras y me dejo caer sobre la verja, quizás pueda arrancar esta de la piedra. Encarado hacia la entrada vuelvo la cabeza para observar de nuevo la reja, no, esa es la salida, ¿así se nos presenta ahora?, cuando recuerden todos y cada uno de ellos, quizás se abra.

Pronuncio un suave gruñido para hacerme entender, - grrr, y tras pronunciarlo me doy cuenta de que no pueden hacerlo, gruñido que se ve amplificado en el interior de la caverna, resonando. Me giro de nuevo esta vez con mas cuidado, vamos a intentar algo, y tocando la reja con el hocico... recuerdo... soy William.