Partida Rol por web

El animalillo, una cosa peluda, desagradable y hedionda te mira con sus ojos rojos, olfateando con su pequeña nariz, chillando con voz aguda sobre la palma de tu mano, tras un agudo chillido de despedida se marcha.

De nuevo deshaces el camino, humedo, oscuro ... putrefacto. La luz de la luna te vuelve a saludar, junto con el ruido seco de la piedra sobre tu cabeza al ser desplazada, del oscuro aguguero sale una tenue niebla hedionda, gases.

El tiempo apremia, el amanecer se acerca, gracias a tus dones eres capaz de pasar desapercibido frente a guardias y demás miradas indiscretas.

Desposeidos, vagabundos, escoria, tus confidentes ... algunos están locos, otros se han dado a la bebida,  otros simplemente tuvieron mala suerte, para el caso, ninguno de ellos representa una amenaza para nadie, asi que a veces pasan desapercibidos, o al menos tanto como aguante la nariz de quién este alrededor, a veces la paciencia o simplemente la prudencia echa a perder la información, otras veces el estado del hediondo oyente.

Aun con todo son una fuente de rumores, cotilleos y chascarrillos a tener en cuenta, otra distinta es separar el grano de la paja, saber que es verdad y que es mentira, más aun sacar algo en claro y útil de la información, pero la información es conocimiento y como suele decir Salomon el conocimiento es "poder".

Los vagabundos van y vienen, de un lado para otro, pero cuando llega la noche buscan un lugar lo más calido posible, un hueco resguardado de la lluvia, lo más común es el portal de una iglesia, bajo el arco protector de la casa de Dios se duerme bien, total quién seria tan desalmado como para hacer daño a un indefenso frente a la casa de Dios.

Precisamente, en una de las númerosas casas de Dios, encuentras a uno de tus "mendigos", un hombre que seria joven de no ser por su lamentable estado, los pocos dientes que tiene estan podridos, su cara un amasaigo de arrugas ocultas por la suciedad, su pelo frágil y quebradizo tornado blanco antes de tiempo, sus brazos y piernas apenas dos ramas : pasa hambre, mucha hambre.Bajo el portal de Santa Maria del Pi, duerme placidamente, su pecho sube y baja,acompañado de un suave ronquido.

Michel se despide asintiendo con la cabeza, marchandose cerrando tras de si la puerta. Minutos despues vuelve a aparecer para anunciar la llegada del médico.

-Domina, maese Vicens- se echa a un lado franqueando la puerta para mostrarte al médico.

En el umbral de la puerta espera el "médico", tras él a un paso un muchacho de no más de doce años, su aprendiz, cargado con los utensilios para que su maestro desarrolle su profesión.

-Espera aquí- escuchas de labios del Vicens.

Los años apenas hacen mella en Vincens, su barba negra salpicada de hebras de plata, muestra alguna que otra cana más, pero por lo demás nada digno de mención. Vestido de terciopelo rojo, un atuendo lo suficientemente opulento para su posición y más que practico dado su profesión.

El hombre entra en la habitación con paso seguro, Michel asiente con la cabeza a tu mirada y cierra la puerta.

Sentada tras su escritorio de madera noble en el que descansaban varios montones de volúmenes apilados, Aspasia contempló la entrada del practicante con gesto desapasionado. Dejando a un lado el libro en el que había estado tomando notas con letra pulcra y apretada, habló en lengua catalana, cuidadosa de si alguna palabra llegaba a oídos de alguien de fuera, pareciese una conversación normal y corriente.

- Maestro...gracias por acceder a venir a estas horas...sé que es tarde pero es cuando mis ocupaciones diarias me dejan un poco de tiempo y quería hablar con usted de mis chicas...últimamente andan un poco cansadas...- comentó a modo de bienvenida en tono educado mientras se ponía en pie. Con un gesto de su elegante mano señaló la cómoda butaca situada delante del escritorio y que tenía otra justo enfrente. A parte del escritorio y las dos butacas, la decoración del reducido estudio se limitaba a varias estanterías que forraban las paredes y en donde descansaban diversos volúmenes de encuadernaciones y tamaños diferentes, un pesado tapiz con la escena de la Academia de Aristóteles justo detrás del escritorio y una pequeña alacena donde descansaba una pesada jarra de metal y un par de copas de cristal. La estancia no tenía ventanas ni tampoco chimenea y estaba iluminada por la luz parpadeante de varias velas - ¿puedo ofrecerle algo de beber?- dijo señalando las copas con un gesto elegante y una sonrisa amable.

Mientras esperaba de pie a que el médico asintiera o no continuó, cambiando de idioma a la lengua de Enosh.

- Gracias por venir, shiqq, tengo nuevas respecto a la misión que me trajo aquí...nuevas preocupantes pero que por primera vez parecen arrojar algo de luz a un laberinto que parecía sin salida...

Una sonrisa baila en los labios del médicos -cansadas ... sí ... claro, su ... condición y circunstancias son ... duras- dice mesandose la barba, sus ojos hambrientos recorren la espartana habitación hasta dar con los libros,deteniendose ahi durante un segundo que parece una eternidad.

Tu invitación le saca del trance -no,gracias- añade negando con la cabeza, tomando asiento lentamente dejando escapar un suspiro.

Su sonrisa bondadosa desaparece cuando escucha la lengua de Enosh, una lengua tan antigua como el primer hombre, sus ojos siempre frios se centran en ti, la mandibula tensa y el ceño fruncido, sabe que se acercan problemas incluso antes de escuchar la palabra "preocupante".

Su voz, apenas un susurro, retoma la conversación en la antigua lengua de Enosh.

-Algo ocurre, lo noto en la mis huesos, lo siento en la punta de los dedos, la magia es una fuerza salvaje solo templada por la sabiduria de aquellos que la practican, un torrente incontrolable de energia se esta desatando, ¿casualidad?- se encoge de hombros -lo dudo mucho- afirma tajante -los judios estan siendo atacados, sospecho que la orden de hermes esta atacando a la cabala, moviendo sus hilos, aunque seguro que hay algo más detrás de todo esto, siempre hay algo más ... -

Su mirada se pierde en el infinito por un momento, al rato niega con la cabeza, como si hubiese escuchado algo que solo él puede oir.

-Habla Dalhan*, dime que has visto, ¿qué sabes?- su voz toma un cariz inquisitivo, desesperado y ansioso, nunca antes viste así al mortal, entonces ves sus ojos otra vez, aquellos pequeños detalles que se escapan a seres inmortales,imperecederos, impasibles y estaticos en el momento de su muerte, seres como tú .

Las ojeras del hombre dicen mucho más que su lengua, a veces es cierto que una imagen vale más que mil palabras,el mago no duerme bien, en el incomodo silencio escuchas sus dientes rechinar, bajo su tensa y apretada mandibula. Tiene miedo, un shiqq tiene miedo.

Alli estaba el hijo de la inmundicia humana, tirado y repudiado, un ser valido desposeido de dignidad, le susurro al oido, hasta conseguir despertarle, le ofrezco algo de comida, un chusco semiduro de pan.

-Muchacho, necesito que hagas algo por mi -

Mis palabras son suaves y dulces y emitidas casi en un susurro, suficiente para que él me escuche.

El mendigo se despierta mirandote con gesto hosco desconfiado,hasta que le muestras el mendrugo de pan, sus ojos se abren como platos, una sonrisa desganada se dibuja en su cara llena de mugre mostrando su hedionda y putrefacta boca -siiiii siiii por favor, comida .... ¿teneis vino tambien?- balbucea aun amodarrado por el sueño.

Con cuidado estira la mano, tomando el preciado pan con delicadeza, echandote una última mirada antes de llevarselo a la boca. En un visto y no visto el pan es devorado con avidez, dejando tan solo un monton de en las ropas del hombre y en el suelo, satisfecho se da un golpe en su estomago, que aun protesta con un rugido.

-Hacia tiempo que no te veía- su brazo rasca su cabeza -pensé que ya te habias olvidado de tu amigo Pep- reprocha con cara constricta -dime amigo, ¿que quieres del viejo Pep? -

Aspasia asintió ante la negativa y terminando de rodear el escritorio se sentó enfrente del mago, con delicadeza y elegancia. El sencillo vestido que llevaba esa noche crugió bajo ella, arrugándose ligeramente pero la cainita no le hizo caso. Algo en la expresión del mago mientras éste hablaba o quizás lo que no dijo hizo que sus instintos de peligro se pusieran alerta.

- Ignoro si lo que está pasando en algunas zonas de la ciudad está relacionado o no con vuestras órdenes de magia, pero sí puedo decirle a vuesa merced que fuerzas oscuras se están despertando en la noche, amenazando con asolar todo aquello que queda de humanidad en esta ciudad...- la erudita habló despacio, desgranando con cuidado las palabras en la vieja lengua de Enosh, cuya gramática y sonoridad había quedado largo tiempo olvidada. Su expresión era seria, concentrada, como si el mero hecho de hablar le intranquilizase. Y de repente cuando parecía que iba a perderse en profundas reflexiones y oscuros senderos de pensamiento añadió- hace varias noches se celebró una fiesta en el Palacio Real que reunió a todos los miembros de la noche eterna. Hacía poco que había comenzado el evento cuando tropas sarracenas atacaron el lugar, lideradas sin duda por el vástago Tariq en un intento de hacerse con el control y destruir al Príncipe. Tal acontecimiento podría haber pasado por una reyerta más en la lucha por el poder eterno sino fuera porque entre las ropas de algunos de los humanos que se encontraban entre los atacantes fueron encontradas ciertas monedas, o sellos, más bien, de acuñamiento ciertamente inusual...- interrumpiéndose la cainita se giró levemente e inclinándose cogió un pesado volumen encuadernado en cuero rojizo. Abriéndolo por donde descansaba la marca se lo tendió al mago con cuidado de que sus manos no rozasen las del hombre. Olvidado el temor ahora sus ojos verdes brillaban con la luz del misterio y la ilusión de los secretos por descubrir- Como podéis ver en esa reproducción que en un primer momento no reconocí, el sello pertenece a la familia Barca y fue encontrado en al menos tres humanos - hizo un gesto con la mano para llamar la atención del médico sobre la reproducción a tinta que aparecía en el centro del ajado pliego- Hemos estado investigando sobre ello y hemos averiguado que uno de los humanos era aprendiz de carpintero y últimamente frecuentaba muy a menudo cierta iglesia cuyo nombre desconozco...- la erudita se interrumpió y se mojó los labios finos y pálidos antes de continuar. Sus ojos se habían ensombrecido ligeramente- Logramos obtener esa información anoche, visitando el taller de su maestro, pero lo más inquietante y lo que sin duda me hace temer que se estén volviendo a llevar a cabo prácticas infernalistas en la ciudad es que, mientras hacíamos dicha visita al maestro, fuimos atacados por unos engendros del averno, criaturas mitad bestia, mitad humano, a las cuales no sin esfuerzo logramos reducir- llegado ese punto de la historia, Aspasia guardó silencio, dando tiempo al mago para meditar sobre su historia.

-¿Puedo?- sin esperar respuesta el hombre toma el pesado voluén entre sus manos, la mirada del mago se pierde entre las amarillentas hojas del pesado volumén, observando de cerca el grabado de la familia Barca, al momento frunce el ceño -interesante- masculla para si.

Tan solo cuando mencionas los sucesos acaecidos tras la visita al maestro carpintero, un gruñido de reproche sale de su garganta, "toc" suena al cerrar el pesado libro.

-¿Criaturas del averno?- musita pensativo -¿anoche dices?, puede ser ... sí, concuerda, anoche asaltaron el Call Judio, murieron muchos, la sangre corrio una vez más por las calles de Barcelona, anoche ... sí, anoche fue cuando le ví , tan claro y nitido como te veo a ti ahora y desde entonces no puedo dormir- se retuerce las manos nervioso -apunto estuve de arrancarme los ojos si mi joven aprendiz no me hubiese detenido- confiesa avergonzado

-El mal, Aspasia, un mal antiguo y sin nombre se está despertando, un mal que se alimenta de la miseria y el dolor, del odio de mortales e inmortales. Aquello que visteis no era sino mas que sus semillas, sus sirvientes e hijos, seres informes fuera del ciclo de la vida y la muerte, tal vez nunca lo estuvieron- su cara se tuerce en una mueca de desagrado -la muerte no es el fin, sino el comienzo, todo muere y renace, incluso vosotros- sonríe cansado -mi orden estudia el gran secreto, separa al enfermo del sano ... "podar el árbol" como yo lo llamo ... el camino está oscuro incluso para mi, un vidente-

El silencio vuelve a reinar en la sala, la vela de cebo mengua, mientra una pequeña llama baila sobre ella haciendola llorar.

La mirada de Aspasia se desvió de la del mago y se clavó en la vela, que lloraba lágrimas de cera sobre la pulida superficie metálica sobre la que se asentaba. A la cainita, como todos los de su especie, no le gustaba el fuego, pero aún así había algo hechizante en la forma en que éste se movía, cambiando de color. Algo de las palabras del mago había calado hondo en la erudita la cual volvió sobre ello al final, dejando a un lado los oscuros presagios que habían mecionados por el practicante.

- ¿Decís que anoche visteis a alguien?- una ligera arruga frunció el ceño de la mujer, sin estropear la perfección de su frente despejada- ¿No sería por un casual un ser aparecido de repente en medio de la oscura noche, hombre, delgado, anciano, con la barba luenga del color del cielo plomizo, los ojos azules acuosos perdidos en otro tiempo, en imágenes de muerte y destrucción, con palabras de advertencia desgranándose de su boca enloquecida?- los ojos verde hoja de la erudita se separaron por fin de la llama y se clavaron en Castellcir mientras citaba textualmente, con el tono de la profecía- "El padre de todo lo que es malvado, sus labios tienen un poderoso veneno malvado y tentador, sabe como complacer los rugidos del sacerdote, Ponte de rodillas! El rito que honra al creador besa los huesos del hechicero, un aullido lo obligó a rendirse en la pelea, la pelea. Una mirada a sus ojos miedo salvaje en ti ascenderá diente de terror hundiendose en lo más profundo de tu alma...Tus deseos de carne, hace mucho olvidados, te esclavizaran otro latido de corazón además del mío, el sonido de los zarpazos en un adoquín, estoy petrificado...Cuidado con lo que te acecha en la oscuridad, cuidado con los siervos de la bestia, sus labios dicen solo mentiras...La bestia espera su momento, La bestia se revuelve en su sueño, Alguién la llama por su nombre, Buscad allí donde una vez estuvo el dios clavado, seguid los pasos del aprendiz de carpintero. Cuidado en el falso altar"

Hay dos maneras de llegar a un hombre, y el estomago es una de ellas.

-Pep, querido amigo, yo jamas te olvidaria - Una amplia sonrisa se refleja en el rostro del nosferatu, mientras le susurra  - ¿Conoces al ayudante del carpintero Ripoll? - Sin esperar respuesta el vampiro le espeta - Necesito que me averigues el paradero de su joven aprendiz, se que se esconde en alguna iglesia, haz esto por mi, y mañana el pan ira acompañado del mejor vino que te pueda conseguir - El joven vampiro esperaba pacientemente la respuesta del viejo Pep.

-No- niega quedo ladeando la cabeza -no vi a aquel a quién describis, lo ví a ÉL, estaba aquí y en ningún sitio,en otro plano ajeno al nuestro, un lugar donde la conciencia se diluye como palabras en el viento- sus manos tiemblan, pasa su lengua sobre su boca seca, las palabras salen a cuenta gotas al principio, en torrente inconexo e incontolabre más tarde.

-Vi llamas y girones de carne chamuscada, podrido y cubierto de sangre, cubierto de cadenas de eslabones más grandes que un hombre, de su pecho abierto manaba un liquido oscuro y nausabundo, entonces me vio, estiro su mano para atraparme- lentamente sube la manga de su chaqueta, el brazo del mago está quemado hasta el codo -conseguí escapar, luego intente arrancarme los ojos como os he dicho- lentamente vuelve a bajar la manga para ocultar el brazo herido.

-No se quién es ese extraño hombre, pero parece que vio lo mismo que yo, la bestia a la que hace referencia podria ser el ser que vi, el resto es un acertijo para mi, sospecho que con el tiempo todo será desvelado, id con cuidado dalhan- lentamente se levanta -disculpadme, debo atender asuntos pospuestos, recordad mis palabras-.

El mendigo se pasa la lengua por los labios -el aprendiz de Ripoll- asiente en una palabra -no, no le conozco, pero seguro que alguién le conoce- sonríe mostrando sus dientes podridos.

-Trae vino, la proxima vez, buen vino ... vino para entrar en calor- se frota los brazos con energia.

El nosferatu sonrie, y da unas suaves palmadas en el hombro de Pep.

- Bien, muchacho, mañana al caer el sol vendré a verte y te traere el vino. -dulcemente se acerca a el - Pero ya sabes lo que necesito, y necesito que seas lo más discreto que puedas. Ahora descansa.-

El joven vampiro se aleja con paso firme.
 

Durante largos segundos Aspasia permaneció petrificada, observando el brazo quemado del mago aún mucho después de que éste dejase caera la manga sobre la negruzca quemadura. Mujer profundamente racional que llevaba hasta el extremo el no implicarse emocionalmente en ningún tipo de situación, por primera vez en mucho tiempo sintió como un estremecimiento de puro y auténtico temor se deslizaba por su espalda, espina dorsal hacia abajo. Está...está entre nosotros...o casi...fue lo único que pudo pensar hasta que el movimiento del hombre al incorporarse le hizo salir de sus meditaciones.

- Aguardad...Shiqq...si lo que decís es cierto y vuestras heridas así lo atestiguan tenemos que empezar a tomar medidas...no podemos permitir que ese mal entre del todo a este plano o será nuestra perdición...- la erudita se incorporó en su asiento, con la mirada alerta- por lo que decís, no solo su influencia está empezando a provocar ondas en el mundo cainita sino también está haciéndolo entre los maegi...os ruego por favor, mi señor, que si averiguáis algo, sea lo que sea, me lo hagáis saber de inmediato...solo trabajando juntos tenemos alguna oportunidad...- aquel ruego era un poco absurdo pues como miembros de la misma orden, el vínculo que los unía garantizaba dicha colaboración, pero la sensación de sentirse perdida le hacía mostrarse insegura. Contrólate...Thanos te enseñó un camino distinto...de haber sido humana, Aspasia habría tomado aire para calmarse, pero ahora se limitó a aguardar unos segundos mientras calmaba sus escasas emociones- Cuando me mandaron aquí, me dieron órdenes muy concretas...le agradería que en mi nombre comunique las buenas nuevas al consejo de la orden, hay que ponerles en alerta e incluso yo les sugeriría que mandan a los Shakari...dentro de poco vamos a tener que enfrentarnos a este mal y no creo que ni vuesa merced ni yo seamos dignos contricantes...