Partida Rol por web

Le hago una seña a Talashia esperando que ella comience la marcha. Al fin y al cabo es la que mejor conoce este castillo.

El grupo de Gys, Pispas, Miranda y Maxra rápidamente cruzaron el castillo, guiados por Torina, hasta una de las puertas laterales, las cuales estaban custodiadas por varios guardias. Los soldados abrieron las puertas durante unos segundos, el tiempo exacto para que los cuatro guerreros salieran por ella y se dirigieran hasta la posición en dónde las máquinas de asedio se encontraban. Una vez allí, se internaros rápidamente entre unos escombros que se habían desprendido de la parte superior del castillo y esperaron nerviosos que los enemigos aparecieran. Los dos primeros se colocaron justo delante de ellos, y rápidamente los pasaron por el cuchillo silenciosamente, dejando libre la entrada de su objetivo.

La masacre que causaron dentro del lugar fue digna de verse. Las vísceras de los enemigos comenzaron a volar hacía todos lados, mientras los filos de las armas cortaban a diestro y a siniestro. No tardaron más de cinco minutos en despejar el lugar del enemigo, levantando una antorcha en medio del sitio, señal para que los soldados se acercaran y fortificaran el lugar.

Por otra parte, el equipo formado por Pia, Talashia, Rufus y Manfroft, se ocuparon de recorrer la ciudad buscando actividades sospechosas de gente que, probablemente, sean espías del enemigo. El Pato con gafas fue el primero en advertir unos extraños movimientos junto a la armería y junto al pozo de agua. Al parecer el enemigo había infiltrado entre los soldados a varios de sus acólitos, los cuales pretendían destruir el arsenal del castillo y contaminar el pozo de agua. El grupo se separó, Rufus acompañó a Pia a la armería y Manfrost a Talashia al pozo de agua.

Las dos muchachas actuaros rápidas y mortales. Escabullendose en las sombras, atacaron sin piedad a los enemigos que pretendían atacar al castillo desde dentro, hacíendo que rápidamente mordieran el polvo y desapareciera el peligro. Los enemigos con los que se enfrentó Talashia quedaron convertidos en polvo y cenizas mientras que los tres soldados enemigos que conbatieron con Pia no tuvieron oportunidad ni siquiera de desenvainar sus armas.

Rendam, Palandras, Ela y Casandra se enfrentaron al mayor peligro: rescatar al lugarteniente secuestrado. Al parecer, la resistencia allí era más que dura, y no había otra manera de realizar la misión que un ataque de frente, apostándolo todo a la sorpresa. Sin embargo, los enemigos estaban preparados y al verles llegar, atacaron primero. Los golpes se sucedieron con una celeridad pasmosa de ambos bandos, sin embargo, los aventureros estaban mejor preparados y rápidamente, hicieron que las fuerzas enemigas retrocedieran. En ese momento fue cuando decidieron terminar lo que empezaron y destruyeron la última resistencia del enemigo, llegando por fin a dónde el sacerdote estaba atado, rescatándolo.

Tras terminar las misiones, los tres grupos se juntaron en el Salón del Trono, con el Rey Cail y su lugarteniente rescatado, para darle la buena noticia.

El Rey Cail os recibió con los brazos abiertos, aunque se le veía preocupado controlando las tropas del castillo, se tomó unos segundos para estar con vosotros para que le relatéis lo que había sucedido, aunque sus hombres ya le habían puesto en aviso que todas las misiones se cumplieron a la perfección.

- Veo que estáis todos bien, algunos con heridas, pero todos os encontráis vivos. - Dijo el Rey. - Además, habéis rescatado a Anduín, eso nos ayudará mucho en el combate que está por llegar. -

Miró a un soldado con pesada armadura que estaba a su lado y este se acercó.

- Que pasen a nuestro almacén. Seguro que allí pueden encontrar algo que les sirva o les ayude*

Día 7 - Turno de día

El día había llegado, los mayores temores del mundo se habían cumplido: El Mal Supremo había regresado al mundo, dispuesto a arrasarlo todo... Muchos habían caído por el camino y todos los actualmente supervivientes de esta cruenta batalla tenían claro que entre hoy y mañana, todo quedaría decidido.

Muchas eran las profecías que llevaban ya días escuchándose: El octavo día se decidirá el destino de la humanidad; ¿Triunfará el Bien o lo hará el Mal?

Solo había una forma, inevitable, de averiguarlo...

Habéis hecho un excelentísimo trabajo, de momento la ciudad está a salvo, así que os cederé a gran parte de mi ejercito para la batalla que se avecina. Intentaremos defender la ciudad los pocos que quedemos. A fin de cuentas, sino triunfáis poco podremos hacer seamos 100 o seamos 1000...

Anduin guiará a mis tropas, y Miranda y los miembros de la Mano Negra también os acompañarán.

Ahora todo depende de vosotros, la estrategia a seguir es cosa vuestra.

Preparado para la batalla. El Mal no debe prevalecer. Nunca.

¡Preparada y lista!

Un portal mágico aparece y de el salen Braka y Raenhmi.

Todos los soldados se ponen en guardia y el Rey parece sumamente alterado.

¿Quienes son estos?

Acto seguido, el portal desaparece.

-¡Ja! Temía que ya os hubiérais ido. Rey Cail, soy Braka Bagim, líder del exterminado clan orco de la Mano Roja, nativo de las heladas tierras del Norte. -para el orco la exterminación de su clan no era ya tan mala noticia, pues sabía que antes o después lograría que volvieran. -Espero que me recuerdes, porque en el futuro no seremos aliados, pero hoy tenemos un enemigo común y la venganza hacia el Mal Supremo y todos sus subalternos es lo que me mueve. A todos os digo: hemos acabado con Abaliv, cuyo cuerpo se desvaneció ante nosotros, con Mano Larga que se haya en el Reino de los Muertos, y con Milyia su eterna protectora. Historias irrelevantes deberán ser narradas, pero no hoy. Ragkrul se ha quedado en el Valle de la Desolación luchando contra un guerrero legendario que se mantiene neutral, por el placer y la gloria de la batalla. Yo...tengo cosas más importantes que hacer. -dijo sonriendo de forma ladina, ávido de sangre enemiga. -Y lo que traemos corre de mano de la elfa. ¿Cómo van las cosas por aquí?

Reviso sí hay heridos entre nosotros.

Viendo que vuelven los que se habían retirado por otro camino, me alegro de ver a Braka - Hemos liberado esta ciudad de las manos enemigas y he de decir que no fue tarea difícil, me agrada verte sano y salvo, pero me lo suponía desde un principio - le dedico una sonrisa.

- Me gustaría ver que traen con ustedes de ser posible - le hablo a Raenhmi.

Regresamos al castillo tras el término de la misión, victoriosos pero algo exhaustos, no recuerdo con exactitud todo lo sucedido solo flashazos de lo ocurrido, es algo que me pasa en cada batalla, mi manera de eliminar los actos cruentos y deleznables que se dan en el combate. Alcance el salón de trono, con mis compañeros de misión, esperando a que el resto regresasen con buenas noticias y lo más importante de una pieza.

Afortunadamente, todos ellos aparecieron sanos y salvos con las misiones resueltas, parece que la suerte nos sonríe en estos últimos días antes de la batalla final. Hago un gesto con la mano hacia Ela al verla aparecer con el sacerdote de nombre Anduín y el resto de compañeros. Te lo dije, iban a estar bien.

Al escuchar al rey hablar sobre el almacén me deje caer en una de las sillas, dejando mi daiklave apoyada en la pared, estirándome por completo apoyando mis pies en una banqueta cercana. Tal vez no fuese lo más correcto ni lo más educado en esos momentos, pero por fin podía pasar una noche tranquila, y por las fortunas que no iba a desaprovechar la oportunidad.

- Muy agradecido su majestad, pero antes prefiero descansar durante unas horas – respondo echándome la capucha de la capa de behemoth sobre mi cabeza.

La mañana del día siete nos trajo más buenas nuevas, el rey Cail decidió cedernos un buen número de sus hombres para que nos acompañasen en la batalla del hechicero supremos y sus huestes, y la aparición de Braka y Raenhmi, que ya de aparecer ambos con vida era una buena señal, que nos informaron de lo sucedido en el valle de la desolación, sucesos que nos favorecían.

- Rey Cail, son dos de nuestros compañeros que se embarcaron en una peligrosa misión, mientras nosotros veniamos a auxiliaros - contesto a su pregunta.

- Sed bienvenidos, me alegro de ver que estáis todos con vida. Parece que el asedio al castillo puede haber dado un giro tras ciertas misiones que realizamos ayer y fueron exitosas, y nos habéis pillado justo cuando íbamos a decidir a donde movernos con parte del ejército de su majestad – digo a Braka mirando a Raenhmi a continuación - ¿Qué es lo que habéis conseguido en el valle, compañera? – Pregunto a la elfa, tras escuchar su respuesta miro a Talashia antes de hablar – Según nos comentasteis Talashia, portáis un libro contigo que te da ciertas pistas, nos podría ser de ayuda a la hora de determinar el lugar donde el hechicero supremo va a alzarse el día ocho en plenas facultades. Apuesto que de hacerlo en algún lugar, será en el monasterio de los montes milenarios, donde fue derrotado por última vez, lo único es que no conozco el modo de llegar hasta allí.

-Conozco la ruta a los montes Milenarios, pero te equivocas. Como ya os dije en otras ocasiones el lugar son las Tierras sombrías. En todo caso lo consultaré.

Dicho y hecho, abro el libro sobre mi regazo y comienzo a pasar las páginas en blanco.

La misión no había parecido tan difícil como temí en un principio. Logramos deshacernos de los espías con relativa facilidad, aunque por un instante mi cerebro se detiene a pensar en la posibilidad de que haya más que no hayamos sacado a la luz.

En cualquier caso en el momento que nos reunimos, todos parecemos, si no indemnes, al menos en buenas condiciones. Me fijo especialmente en Maxra y le dedico una sonrisa amistosa que pueda interpretar fácilmente como alivio por verla sana y salva.

Poco me dura la alegría, unos segundos después, un portal se abre y mis manos, inconscientemente, se apoyan de nuevo en el ya más que usado arco. Sin embargo, otro viejo conocido sale por él. Braka ha conseguido regresar de sus propias batallas y al parecer traen noticias interesantes.

Casi tan interesantes como el almacén que el rey Cail pone a nuestra disposición en el que un bonito arco llama mi atención lo suficiente como para querer conseguirlo. Viendo que los prólogos se alargan, voy en una carrera hasta el almacén y me hago con el arco, justo a tiempo para volver a escuchar las nuevas que los recién llegados nos traigan de tierras lejanas.

Tan sólo conseguí una esfera en un duelo, una esfera que puede sanar una herida recién recibida, aunque ésta sea mortal.

Es lo que digo al poco de pasar y tras que me pregunten la primera vez. Camino hasta colocarme a la diestra de Gys y miro a Braka.

El otro orco decidió quedarse para el combate a muerte, si gana dicen que podrá obtener un arma que le permitiría luchar contra el Mal Supremo. Si lo deseáis, puedo volver allí... si fuera derrotado. Como ya han dicho, nos encargamos de tres siervos del mal, aunque el cuerpo de Abaliv se desvaneció cuando estuve a punto de... revisar sus pertenencias.

Al terminar mis palabras me fijo en Pispantorín. Me cruzo de brazos y aguardo a que continúen hablando.

Las misiones han ido bien, más o menos bien, los que han ido a rescatar al lugarteniente del Rey Cail son los que han tenido más problemas, aún así han tenido éxito y logrado traerlo de vuelta. Ahora, con la ciudad asegurada, el Rey Cail nos da acceso a su armería y cede a una parte considerable del ejército, que defendía el Castillo, para que nos ayude a cumplir nuestro destino, sea este el que sea, buscado o no, pero nuestro destino, al fin y al cabo.

Cuando estamos hablando con el Rey se abre un portal directamente a la Sala del Trono, por el llegan Braka y Raenhmi. Traen noticias de lo acontecido en el Valle de la Desolación y del destino de dos de nuestros enemigos.

- Y con esto se demuestra que toda la pantomima del juicio de los enanos no era más que una pérdida de tiempo, y una tontería que no servía para nada. - Digo cuando mencionan la presencia de Mano Larga en el Valle de la Desolación. - Los putos enanos y su memez sólo sirvió para que perdiéramos un día en tonterías sin sentido y para dejar escapar a uno de los acólitos del puto Malsu con vida. - También mencionan que han matado a Abaliv, ante cuya mención mis orejas se tensan mientras aprieto los dientes y los puños de rabia y de ira contenida con mucho esfuerzo. Hago una inclinación de cabeza hacia los recién llegados, en deferencia a su esfuerzo por matar al traidor. - Entonces, entiendo que el cadaver del puto Abaliv se desvaneció y no llegó al Reino de los Muertos, ¿verdad? - Pregunto mirando a Braka y hablando entre dientes, escupiendo las palabras. - Si es así, espero poder tener la oportunidad de volver matarlo yo en persona. - Digo apretando los puños y los dientes.

Me quedo mirando a Talashia mientras examina el libro, en busca de una posible respuesta a la ubicación de la batalla final. Aunque ella ya nos ha dicho anteriormente que la batalla será en las Tierras Sombrías, hay gente que piensa que será en los Montes Milenarios, donde se produjo la batalla final en el pasado.

Raenhmi nos explica el objeto que ha conseguido gracias a vencer en un duelo, supongo que al guerrero legendario del que hablaba Braka, y que le permite anular una herida, aunque sea mortal de necesidad. Puede ser de gran ayuda para la batalla que se avecina.

Su última frase me desconcierta y la miro con curiosidad manteniendo una ceja levantada.

Debemos decidir a dónde vamos. Somos varios los que conocemos el camino para llegar a los Montes Milenarios, llegar allí no sería un problema. Sabemos que en las Tierras Sombrías estaban varios de los acólitos del puto Malsu y también que es muy probable que la batalla final se produzca allí. Yo creo que deberíamos ir para acabar con los acólitos que a estén allí y tomar posiciones. O atacar los Montes Milenarios y después ir a las Tierras Sombrías. De todas formas yo no soy un gran estratega, a mi me gustan los planes simples. Vamos allí, los matamos y vamos al otro sitio para matar a los que estén allí.

Observa a los recién llegados algo receloso, pero tanto el como sus hombres se relajan al decirles los demás que son aliados.

¿Así que en el futuro no seremos aliados? - le pregunta el Rey a Braka en tono divertido - Imagino que esa sería una batalla legendaria, pero no pensemos en ello de momento. Queda mucho por hacer...

Rendam aferró con fuerza su libro y se acercó a Maxra. Cuando la tocó, Weispell salió despedido unos metros hacia atrás, como si una ráfaga de aire le hubiese empujado. Todo en la sala comenzó a moverse como si una gran oleada de viento hubiese entrado por las ventanas.

La gnoma se sentía mas fuerte, mas poderosa y en definitiva mas preparada. Os observó a todos con decisión y esperanza en los ojos.

Ya habíais encontrado a los cuatro elegidos.

Correspondo la sonrisa de quien juro convertirse en  mi protectora. Sí, sabía que estaríamos bien, pero me alegra comprobarlo. - Lo que has conseguido nos será de gran utilidad en un futuro, Raenhmi -

Al oír a Pispas hablar me molesto con él - Así como nosotros tenemos nuestras formas de volver a la vida, como bien sabes Pispas, el mal también puede volver, no me agrada que hables mal de quienes ya no están con nosotros, debería darte vergüenza, en lo personal agradezco toda esa pantomima porque de no ser así yo no estaría con vida - le recuerdo mientras yo misma hago parar mi mente en el momento en que Gys habla de bañar su espada con mi sangre y escucho una flecha que iba a mi por la espalda, un ataque propia de Pispas. 

Más tarde Rendam se acerco a mí, estuve reticente a que me tocase, fue cuanto menos divertido verlo salir despedido. No entendía nada la verdad, y todo a mi alrededor se movía como una oleada de viento. Por un momento me asusté, estaba sorprendida en sumo grado. Muchas cosas fueron las que me invadieron en ese momento, sentía una oleada de sentimientos a la par que veía esa oleada. Cuando paro. Yo lo supe con certeza, era una elegida. Y iba a terminar con el Mal Supremo de una vez por todas!.

Me quede mirándolos a todos. - Lo siento, Rendam, fue sin intención -  le dije preocupándome porque estuviera contra una pared, a mi vista se veía como un niño echo un ovillo, pero quizás es porque a mi vista exagero un poco las cosas. Bueno, eso le enseñará a no tocarme sin pedir permiso, pensé divertida.

Tras terminar nuestra misión con éxito nos reunimos todos de nuevo en el castillo y puedo comprobar que, con gran fortuna para nosotros, hemos tenido éxito en todas y cada de las peligrosas misiones que nos habían encomendado. Me alegro al ver a todos de nuevo sanos y salvos, esto nos debería dar ventaja contra el Mal supremo, o al menos ayudarnos. Para empezar el Rey Cail nos recompensa con acceso a su armería -que interesante... estas cosas nos van a ser de mucha utilidad... -sonrío.

Y en un abrir y cerrar de ojos aparecen a través de un portal Raenhmi y Braka y las noticias no pueden ser mejores, parece que también han tenido éxito en su misión y han acabado con todos los enemigos que han encontrado -Me alegro que esteis sanos y salvos, y que hayáis tenido éxito en el valle de la desolación... pero me preocupa lo que decís de Abaliv, no sería la primera vez que un súbdito del Mal desaparece ante nuestros ojos para luego volver a aparecer. Quizás sea señal de que no está muerto. Por cierto, ¿ha dicho Ragkull dónde se moverá cuando acabe en el valle?

Por si hemos tenido pocas buenas nuevas en el día de hoy, parece que Rendam tiene suerte encontrando a la elegida que faltaba en Maxra. No es que esté muy confiada en que sea capaz de manejar todo su poder, pero al menos hemos reunido a los cuatro necesarios -Las cosas no podrían salir mejor. Maxra, espero que estés a la altura de la responsabilidad que tienes encima como elegida. A pesar de todo lo pasado aún tengo confianza en que puedas hacer las cosas bien.

Ahora sólo debemos decidir qué hacer y dónde movernos. Yo soy de la opinión de que deberíamos mantenernos todos juntos. Juntos somos más poderosos para enfrentarnos al Mal y sus acólitos, no creo que debamos dividir fuerzas ¿qué opinais los demás? si estáis de acuerdo en esto sólo nos quedaría decidir dónde ir si Montes milenarios o Tierras sombrías, no tenemos más opciones -observo uno a uno a todos en la sala -y si queréis fiaros de mi intuición, que creo que me ha funcionado bien hasta ahora, yo iría a las tierras sombrías, ya que como bien ha dicho siempre Talashia, ahí es donde se librará la gran batalla.