Partida Rol por web

¿Estás bien? - preguntó a Adaeric - Y el resto ¿A que estáis jugando? - Miró con desprecio a Riora - Ayudar a los demás es útil, puede que tarde o temprano vosotros también necesitéis ayuda...

Parecía que el peligro había pasado, de momento.

Se quedó un instante observando a la desconocida con una expresión de indiferencia.

- El que parece estar jugando es ese humano. Dándoselas de importante. ¿Vas a hacerle de niñera? Si no es así más vale que aprenda a defenderse por si mismo. No soy partidaria de meterme donde no me llaman, y en esta ocasión no me ha llamado nadie.

Observó un instante a Z y luego a las Gnomo y a Pia, peleándose por el hacha. Luego volvió a dirigirse a la mujer.

- ¿Crees que estoy tan loca como para meterme en una pelea viendo que esos son el bando a apoyar? No me extrañaría llevarme un hachazo en lugar del gigante, no.

Riora se acercó a la mujer. Y la miró altivamente, dandole un repaso de arriba abajo.

- ¿Y quien se supone que eres tu para hablarme con esa superioridad? Pareces sacada del mismo molde que el humano, pero te mueves mejor que él. Y no se si eso es bueno o malo.

Riora seguía sujetando su maltrecha espada en la mano zurda, y la asió con fuerza, preparada para cualquier cosa. Por lo que parecía la ciudad era un caos, ¿Cómo iban a colarse dos gigantes sin que nadie se diera cuenta? Y nadie aparte de unos cuantos viajeros había hecho nada. O la ciudad carecía de milica, o eran todos unos inútiles, en cualquier caso, lo mejor sería largarse en cuanto hubiera ocasión, eso si, tras haber encontrado ciertas respuestas.

Mi nombre es Krisalia, guardiana de la ciudad del Aire. No tengo nada mas que decirte, orca, a menos que tengas algo interesante que decir...

Día 2

(Turno de día)

Las sombras acechan

Llega la mañana siguiente sin mayores contratiempos. Y hasta los mas escépticos comienzan a pensar que eso de la llegada del Mal podría ser cierto. Cada vez hay mas violencia y muerte en los caminos, y no parece tratarse de simples criminales...

Sombras, todo el mundo dice que se trata de las sombras. Primero los gigantes ciegos parecen abandonar las Tierras Sombrías sin motivo aparente y ahora las sombras cobran corporeidad y aniquilan todo tras su paso...

Lo peor de todo, es que las sombras están en todas partes...

Los guardias de todas las zonas del mundo no paran de repetir que lo mas seguro en el día de hoy es no salir de sus hogares*

Como suponía, aquellos humanos no fueron capaces de eliminar a un gigante, tuvo que ser una guerrera de la ciudad quien terminase su trabajo. 

Pasado ya todo el peligro, volví a mi camino hacia el consejo de la ciudad, demasiadas interrupciones en un sólo día.

Orca será mejor que me acompañes, aquí no hay nada más que hacer, le dije con un tono firme.

Cuando iba a tomar el arma me encuentro con que alguien más intenta hacerse con ella. Yo no tendría problemas en dársela pasado el peligro. - Paso de hacer una escena por una simple arma, puedes quedártela - Le dije ocultando que lo hacía de mala gana. 

Me dirigí hacía el "héroe" que se encontraba aparentemente con el arma en el suelo. Rose el arma con mis manos pequeñas y le mire a los ojos ávidamente - Dices que eres de la orden de la luz, pero ¿Siquiera puedes cargarte un sucio gigante ciego? ¿Estás seguro que no mientes para dar una buena impresión?, que por cierto se fue al suelo-refiriéndome a la impresión y no al gigante, claro- -

Yo no tenía dudas de su palabra, trataba de sacarle  información, pero tenía que ideármelas. No podía preguntárselo directamente. Pensaría que soy descarada. Y no me importaba mucho lo que la guardiana de pueblo dijera, yo concordaba con las opiniones de la orca. 

Riora dedicó a Krisalia una última mirada, y se giró asintiendo a Z. Enfundó su maltrecha espada y se puso a andar hacia él.

- Si, mejor vámonos, ya está visto el modo que tienen de agradecer el apoyo y la ayuda en esta ciudad. Más hubiera valido no meterse y dejar que esas bestias sembraran el terror. A saber como se las hubieran arreglado si en lugar de lidiar con uno les hubieramos dejado los dos para ellos solitos.

La imágen de la Orco caminando hubiera ganado teatralidad si su melena hubiera ondeado al viento, pero lo llevaba demasiado sucio y grasiento para eso, además el sudor de el esfuerzo realizado, la mantenía engachado a su espalda. Mientras se alejaba sonrío al comentario de Maxra, tampoco tenía pelos en la lengua y eso siempre era agradable.

Cojo el hacha con una mano, pensando sinceramente que tampoco es ningún favor que me la deje, puesto que siempre he preferido las armas a distancia, pero no deja de ser una pequeña victoria, por lo que sonrío. Sin embargo las palabras desdejadas de la orca no me dejan indiferente.

- No es mi trabajo la pelea, Orca, sino la información y el aprovisionamiento. Y tu información así como la falta de ella me interesan. En cualquier caso, libre eres de no querer saber nada y seguir tu camino. Yo, por mi parte, agradezco el esfuerzo de todos y con las mismas me retiro a hacer lo que mejor se me da, y a reunir más información sobre lo que pasa aquí, sobre los gigantes y sobre esos amuletos tan llamativos.

Me giro en redondo, haciendo una inclinación de cabeza a cada uno de los presentes y sonriendo especialmente al paladín. Puede que su ataque no fuera el más certero, pero desde luego parece el más educado de todos los presentes. Y eso siempre es de agradecer.

Z investiga por toda la ciudad. Sin embargo, se le ve bastante frustrado pues no logra recabar nada de información útil...

Adaeric sonrió fríamente a la orca que con tanta familiaridad se dirigía a él, insultándolo con toda la intención del mundo.

¿Crees que alguien como tú podría ni siquiera molestarme? En la Orden no se aceptan guerreros que no sepan mantener la calma, jovencita de piel verde.  comenzó a sermonear sin perder la compostura en ningún momento. ¿Quieres dártelas de dura? Enhorabuena, eres muy dura. ¿Quieres dártelas de lobo solitario? Buena suerte cuando la que tropiece seas tú. Tarde o temprano, todos tenemos un mal día. Lo que cuenta, es que haya alguien que te aprecie como para apoyarte... dijo observando a la gente que tenía alrededor. Ni siquiera el otro orco parecía llevarse bien con la tal Riora.

Milady, besó entonces la mano de Pía Suerte en vuestras andanzas. Yo seguiré por ahora con mi investigación de esta ciudad, y más tarde de las tierras sombrías. Algo raro ocurre allí, y mi deber es solucionarlo. Entretanto, si me necesitais, mandadme aviso, mi señora.

Acto seguido, Adaeric se alejó en otra dirección,separándose del resto del grupo presente, eintentando alcanzar a la guardiana de la ciudad...

Luego de hablarle a Evert me dedico a buscar información de algún tipo y objetos de cualquier naturaleza, sea comida o armas de fuego.

Sonrío ante la delicadeza de Evert, que en realidad poco tiene que ver conmigo, y le devuelvo una amable reverencia.

- Siempre será un gusto volver a cruzarme con vos, mi señor. Cuando queráis o necesitéis algo, buscadme. - Respondo. Inmediatamente salgo en dirección al mercado del pueblo. Me vendrá bien despejar un poco después de todo el jaleo que hemos tenido hace unos segundos, después ya me ocuparé de ""encontrarme" con alguno de los aquí presentes, pero por el momento me dedico a mirar puestos de comida, de artículos para el hogar y de armas.

Las investigaciones de Maxra, con algo de ayuda de Pia, parecen dar sus frutos. Si bien no encuentra objetos, si que reúne interesante información.

Las sombras son reales, pero reales como monstruos, mas de una persona las ha visto. Extrañamente, muchos afirman que tras enfrentarse a esas sombras y sobrevivir, ya sea huyendo o luchando contra ellas, todo parece volver a la normalidad pero nadie, salvo los implicados directamente en el combate recuerdan nada. Y todos los muertos por las sombras desaparecen automáticamente.

Es todo extraño, muy extraño.

Investigando por la ciudad encontráis varios recursos, que probablemente os sean útiles en vuestro viaje y que debéis repartir como creáis oportuno:

-Escudo (Cada vez que recibas un impacto, el escudo podría restar 1 punto de daño) x1

-Armadura de cuero [Reduce en 1 el daño (por ataque). Tiene 3 usos. (Puede ser reparada)] x1

-Comida x1

De entre todos los que participaron en el combate contra los gigantes, hubo una persona que no me paso desapercibida, y cuando tuve la ocasión de encontrarme cerca de ella, me acerque obstruyéndole el paso y realizando la siguiente observación,

Hacia Pia: Me he dado cuenta de que cambiaste tu semblante al ver el medallón que llevo colgado en el cuello, ¿sabes algo sobre él?.

Riora se había puesto a caminar sin rumbo. Nada que hacer, nada que decir. Simplemente trató de disfrutar de un breve descanso tras la pelea de la noche anterior.

Dió un rodeo por las afueras de la ciudad, lejos del incesante parloteo de los transeúntes, dedicó una mañana a darse un baño y descansar en la sombra de un álamo. Más tarde volvió a la ciudad fresca y descansada, lista para aguantar de nuevo las miradas de desprecio y el griterío de los compradores y vendedores.

Adaeric se encaminaba ya hacia el centro de la ciudad, sin percatarse de que las palabras de la pequeña gnoma se dirigían a él, puesto que nadie en su sano juicio le preguntaría a un reconocido paladín de la Orden si verdaderamente pertenecía a ésta.

El joven Evert salió de allí intentando mantener intacta su dignidad, alcanzando en unas rápidas zancadas a la autoproclamada guardiana del lugar.

Milady Krisalia, desearía tener unas palabras con vos  se anunció para que la mujer aflojara el paso. Nunca era buena idea moverse a toda velocidad con una armadura completa, y Adaeric procuraba no resoplar. Bastante pobre impresión había causado ya.  ¿Podríais ampliar la información acerca de estos gigantes que atacan la ciudad del Aire? ¿Y los rumores sobre las sombras? Si necesitais ayuda, estaría encantado de devolveros el favor que acabais de prestarme...

En el momento en que ambas dos, Pia y yo recabamos información hice mi propia deducción y sin intercambiar muchas palabras con ella, le pedí que buscara a quienes han sobrevivido a esas sombras. Desde mi punto de visión son ellos los dueños de la  información verdadera, sea de utilidad o no. Nunca supe sí ella llego a la misma conclusión que yo y tampoco me esmere demasiado en explicarme. Esperaba que ella me tendiera su mano en esto, era algo que yo sola no podría hacer.